CAPITULO 8

TENER

Bienvenida a las Bahamas.-dijo el rubio mientras Candice sonriente miraba el hermoso mar en el cielo, era un color precioso y ella jamás se imaginó que pudiera conocer un lugar como ese…principalmente porque no tenía recursos para ir y además de eso parecía que su esposo no era demasiado asiduo de las playas.

¿Estás seguro?-pregunto ella con rareza.

¿Por qué no habría de estarlo?-contesto el un poco molesto mientras la rubia supo que tal vez la manera de decírselo no había sido la correcta.

Lo siento, es solo que a ti no te gusta mucho la playa.-el asintió.

No es mi destino favorito porque yo prefiero la montaña, pero siendo honestos las Bahamas me gustan mucho además de la Guyana francesa.-Candice asintió pero se sintió un poco incomoda.

Vamos cariño.-le tomo de la mano para bajar de la pequeña avioneta, el cambio de clima era un poco agobiante sin embargo cuando se montaron en el auto de lujo el aire acondicionado ayudo mucho.-Espero que la villa que nos reservaron te guste, estaremos a pie de playa.

Sera perfecto.-contesto la rubia sintiéndose agradecida mientras el rubio manejaba un largo tramo, lo cierto es que ya tenía un poco de hambre pero la emoción le hacía olvidarlo.

Llegaron a la entrada de un elegante hotel, era enorme de esa clase de condominios privados a los que ella alguna vez deseo ir pero cuyo presupuesto simplemente no le alcanzaba.

Hemos llegado, vamos.-le dijo William mientras ella asentía, espero a que le abriera la puerta el botones y tomo la mano del rubio quien se colocaba sus gafas de sol para ir a registrarse...trataba de no ser tan obvia pero el lugar era simplemente espectacular.

La rubia escuchaba como William hablaba con la recepcionista quien le sonreía amablemente y le miraba con duda, pero ella ni siquiera se inmuto lo cierto es que estaba tratando de ver a todos lados porque era muy bonito.

El lobby se abría hacia las albercas y al fondo el sonido del mar junto con la brisa le emocionaban un montón…era como si fuera una chiquilla en sus primeras vacaciones.

Vamos.-dijo el rubio llevándole de la mano por un pasillo muy largo, ella claro está que no dijo nada pero su estómago como que ya resentía el hambre…camino un rato hasta que salieron fuera del hotel, el mar estaba precioso luciéndose frente a ella.

Hemos llegado.-comento William mientras ella miraba una especie de entrada al fondo una puerta, era como un departamento pequeño.

Los colores crema anunciaban el cálido recibimiento, había un espacio amplio junto con una sala en tono crema, una barra de desayunador y una cocina pequeña pero funcional…se preguntó de pronto si ella tendría que cocinar.

Camino hacia el frente siguiendo el sonido del mar, dos puertas de cristal le hicieron sonreír alegremente porque había una alberca privada para ellos, mesa con sombrilla.-Vaya, una hamaca.

Así que te ha gustado.-dijo el rubio sonriente mirándole.

Es precioso, el color del mar es espectacular.-afirmo Candice sonriente.-Tengo un poco de hambre.

Si no te preocupes, será mejor que nos pongamos algo más adecuado para irnos.-ella asintió, se pusieron algo más ligero salieron de su habitación ella pensó que caminarían a donde mismo pero fueron al lado contrario donde subieron un elevador.

Después de unos minutos con plato en mano ella escogió lo que más le gusto del bufete mientras que William le miraba con un poco de rareza, tomaron asiento mientras el mesero se acercaba con las bebidas.

¿Te comerás todo eso?-le pregunto el rubio mientras ella se ruborizaba.-Creo que regresaras con unos kilitos de más.

Candice se sintió un poco incomoda, pero sabía que eso solo era una broma de mal gusto pero broma.-Tengo un excelente metabolismo y por lo que veo muy al contrario tuyo, yo puedo comer tranquilamente.

William miro su plato donde solo había ensalada junto con un trozo de pollo y un poco de pasta…nada de postre o pan y bueno él siempre se había cuidado.

Comieron en silencio pero en un momento si tuvieron un poco de incomodidad, todo estaba delicioso y la rubia disfruto mucho de la comida…se levantaron satisfechos saliendo del lugar mientras que Candice en silencio miraba todo con atención.

Lo siento princesa, no quise hacerte sentir mal.-dijo William un tanto arrepentido por lo que había dicho y ella solo asintió, no pretendía amargarse por eso.

Caminaron por un rato por las instalaciones y después regresaron a la habitación para cambiarse e ir a la playa.

Candice sucumbió a sus besos e hicieron el amor en la cama donde descansarían los siguientes días de su luna de miel.

William miraba con atención a su esposa que se ponía un bikini negro para ir a la playa, pero eso no le parecía muy adecuado.-No tendrás un traje de baño completo.-le dijo mientras ella le miraba extrañada.

¿De qué hablas?.-

Pues es que ahora eres mi esposa y bueno no me gustaría que todos vean.-se acercó a ella meloso.-Lo que es mío.-Candice rio.

Estas comportándote extraño y bueno no tengo más que bikinis, además no son nada exagerados.-en eso ella tenia razón eran de calzón completo y bustier normal, pero algo en él decía que no era lo correcto.

Sin embargo deseaba disfrutar sus vacaciones con su esposa, salieron de la habitación hacia la playa y Candice sonriente se metió de poco a poco a las cálidas aguas, había poca gente cosa que agradecieron los dos porque podrían disfrutar de ellos.

El rubio se metió a nadar un rato y se olvidó por completo de las ideas de su cabeza mientras estaba al lado de su mujer quien le abrazaba para besarle en cada oportunidad.

Podría decirse que ella le encantaba, le volvía loco de deseo y amaba tenerla desnuda en su cama gimiendo su nombre…le llenaba el pecho de orgullo saber que esa bella dama ahora era su esposa, esperaba con ansias alargar los días para divertirse juntos.

Candice se miraba en el espejo, notaba el dorado que comenzaba a notarse tomo el bote de crema para untarse en el cuerpo…le gustaba mucho ese vestido negro de cuello halter, se lo había regalado Pauna en su cumpleaños.

¿Estas lista?-le pregunto William mientras ella asentía, se miraba hermosa en ese color y adoraba cuando llevaba el cabello atado en lo alto le estilizaba el cuello.

¿Cómo luzco, adecuada?-dijo ella sonriente.

Luces espectacular, creo que mi hermana goza de buen gusto.-la rubia asintió.-Vamos entonces.

Vamos.-cenaron amenamente en el restaurant comida italiana la favorita del rubio, bebieron champagne rosado y bailaron abrazados al ritmo de la orquesta…había sido una noche fantásticamente deliciosa.

William beso su cuerpo con vehemencia mientras ella fluía libremente como el agua, adoraba sus besos en la garganta, sus labios presa de sus pechos y sus manos en cada parte de su desnuda figura.

La forma en que le hacia el amor cada noche le mantenía atada a unas cadenas invisibles, porque no se figuraba en ese corto tiempo una vida sin su adorado William y es que podría decir que día tras día le amaba más.

Tal vez ahora mismo vivían en una nube rosada y donde solo ellos estaban, pero la verdad es que les encantaba…los siguientes dos días fueron magníficos para los dos porque tuvieron el tiempo suficiente para conocerse un poco mejor.

Candice suspiraba de amor, la gente que le miraba notaba esa mirada de ilusión y siempre con su sonrisa…ese día en especial estaban por comer, ella llevaba un sencillo vestido de tirantes en tono rosado arriba de su rodilla se transparentaba un poco su bikini rosa pero lo normal.

Había un poco de fila para poder recibir un poco de carne que estaban asando, detrás de la rubia se colocó un chico joven casi de su edad y este sin pensarlo mucho comenzó a conversar con Candice.

William sirvió las bebidas y coloco su plato de ensalada junto con un poco de pescado, estaba siendo un día agradable le dio un sorbo a su vaso cuando de pronto busco a su esposa que se tardaba un poco más de la cuenta.

Su mirada se fijó en ella pero lo que vio no le gusto en lo absoluto, un tipejo de bermudas le decía algunas cosas mientras ella descaradamente le reía…sintió como el estómago se le contrajo de coraje, ¿Qué estaba pensando su esposa en exhibirse de esa manera?

La miro con severidad mientras sentía como algo en su interior se revolvía, sintió náuseas y trato de controlarse…estaba a punto de levantarse para moler a golpes al idiota ese.

Candice recibió su trozo de carne y camino hacia la mesa donde William estaba mirando su plato fijamente, se preguntó de pronto si la ensalada de todos los días no le había gustado.

Tardaron mucho, pero he traído carne y pensé que tal vez se te antoja…-sin más le miro levantarse de la mesa saliendo del restaurante, pensó de pronto que algo no le había caído bien.

Se levantó para seguirlo, esperaba no tener que buscar al médico…le estuvo llamando pero este no le respondía seguramente se sentía muy mal entro a la habitación y ella le siguió.- ¿Quieres que llame al médico?-

Sin pensarlo el rubio la jalo del brazo mientras ella abría los ojos asustada.- ¿Quién era ese tipo con el que hablabas?-

¿Qué?-dijo la rubia mientras el apretaba su brazo con fuerza.-Me lastimas William suéltame.

El la jalo aún más fuerte llevándole a la habitación que compartían y arrojándola a la cama, Candice estaba muy asustada ella jamás había vivido una experiencia como esta.

Qué demonios crees que haces.-

Cállate…-El rubio suspiro hondamente mientras trataba de calmarse estaba demasiado enojado con ella.-¿De dónde conoces a ese tipo?-

¿Cuál tipo?-

Con el que estabas riendo, ¿Acaso también fue tu novio?-

No lo conozco, me pregunto si la carne estaba buena porque su esposa está embarazada y todo lo que come le hacer vomitar.

Tienes que aprender a comportarte, ahora eres mi esposa y no puedes ir por ahí solo coqueteando con desconocidos.-

Yo no he coque…-el de inmediato le interrumpió.

Quiero que hagas lo que te digo Candice, si no tendremos muchos problemas.-la rubia se sintió muy molesta y estaba un poco asustada.

Jamás vuelvas a tocarme.-dijo ella haciendo que el rubio abriera los ojos con sorpresa viéndola salir de la habitación, apretó los puños siendo consciente de lo que acababa de suceder…cerro los ojos y se sentó en la orilla de la cama.

Dios santo.-dijo en voz baja arrepentido de su estúpido ataque de celos.

La rubia abrió las dos grandes puertas de vidrio y camino hacia la playa necesitaba alejarse por un momento de William, no comprendía por qué había reaccionado de esa manera en ese momento.

Ella ni siquiera intento coquetear con el chico aquel y el mucho menos, solo pregunto si la carne estaba buena fue todo…se llevó su mano al brazo y sintió como las lágrimas caían por sus mejillas, estaba asustada, lejos de casa, ahora mismo se sentía muy sola.


Cristine estaba sentada sobre el taburete del piano de cola larga que tenía en su elegante mansión, extrañaba a su antigua profesora que también era su madre y a pesar que habían pasado tantos años de su partía dolía como si fuera ayer mismo que falleció.

Era uno de esos días que hacía falta un consejo en su vida y un abrazo cálido después de un todo estará bien…paso sus dedos arrugados sobre el teclado, adoraba tocar y la música era parte de su vida…extrañaba mucho el aire fresco de Escocia.

El señor William salió de su despacho ya era hora de comer y su ruidosa esposa no se había apareció para platicar a él, como lo hacía todos los días, una rutina que tenían juntos.

Camino tranquilamente, seguramente había regresado tarde del club porque se puso buena la apuesta en la canasta y traería algunos dólares de más como para comprarse algún articulo para su closet…sonrió porque la vida había sido buena para ellos dos.

Pero se quedó quieto mirándole, la luz del día atravesaba la gran ventana de cristal iluminando su presencia en el salón donde estaba el piano donde enseño a sus hijos a tocar hermosas melodías…si aquel piano que cruzo el océano para poder estar en Norteamérica con sus nuevos sueños, acompañándola como cuando era joven.

Pensé que no estarías en casa Cristine.-ella no dejo de ver el piano.

La comida esta lista, es solo que se me ha ido el tiempo recordando un poco.-comento ella con pesar.-Creo que es uno de esos días en los que extraño a mi madre y a Escocia.

Sir William se sorprendió un poco, pues su mujer siempre era demasiado energética y no solo ser para nada una mujer nostálgica o deprimente…ella no conocía esas palabras, era por eso que cuando le conoció quedó prendado de su ser.

¿Qué sucede?-dijo el con pena prestándole atención.

Recuerdas como todos aprendieron a tocar el piano.-

Como si fuera ayer, te mirabas un poco intimidante con esa regla en mano que no dudabas en usar si nuestros hijos no ponían atención.-ambos rieron.

Mi mejor alumno ha sido nuestro William, él tiene un don por así decirlo y en un momento de mi vida fantasee con que se convirtiera en concertista.-el hombre de cabellos canos asintió, porque su hijo de verdad tenia talento.

¿Así que eso te preocupa?-dijo el mientras que su esposa comenzaba tocar una pieza.-Debes de confiar en el mujer.

Lo único que quiero es que mis hijos sean felices.-contesto ella terminando la plática mientras que su esposo disfrutaba de la melodía de Bach.


Candice después de sentirse así sintió que era momento de aclarar las cosas, pero su estómago decía otra cosa y se moría de pena en regresar al restaurant donde dejaron sus alimentos, además ocupaba dinero para poder comprar comida.

Camino decidida a la habitación un poco ansiosa y esperaba no tener que lidiar con William…no tenía cabeza para eso sin tener comida en su estómago.

Entro con un desazón en el estómago y miro en la mesa que estaba en la alberca que había varias bandejas…moría de hambre ya había pasado más de una hora.

No sabía qué hacer, justo cuando estaba pensando en eso vio a William pero dio un paso hacia atrás…el rubio sintió como si le apuñalaran y sin previo aviso se abalanzo sobre ella para terminar incido abrazando sus pies.

Perdóname Candice, hice las cosas sin pensar y yo sé que tú eres incapaz de hacer algo que me hiera pero te amo tanto que no razono.-

Ella lo único que hizo fue tratar de zafarse de su agarre.-Me lastimaste.-dijo ella con algunas lágrimas que amenazaban en salir, sentía un dolor en el corazón.-Eres el único hombre en el que he podido confiar plenamente y me haces esto.

Perdóname mi amor...-se limpió las lágrimas y su mano le acaricio el cabello mientras cedía ante las palabras que parecían sinceras de su esposo…no podría ser severa porque tal vez ella si cometió un error que genero una confusión en William.

Comieron tranquilamente y el rubio se deshizo en atenciones hacia su esposa, quiso con cada beso cubrir su enorme falta…Candice solo se dejó convencer por el enorme amor que le tenía, solo sería un error en su matrimonio que recién comenzaba.

Regresaron seguros de su futuro, muy unidos y deseosos de seguir adelante con sus proyectos, él nunca decía que no a su esposa.

Hacía más de tres meses que Candice se había dado cuenta que no todo era bonito o color de rosa como ella pensó sería después de regresar de su luna de miel y es que el estar casada con un empresario tan importante como lo era William Andrew implicaba muchos cambios en su vida.

Había tenido primero que desaparecer su ropa anterior que consistía en la comodidad tenis, pantalones de mezclilla, camisetas de algodón, vestidos de tirantes y un par de viejas chamarras de mezclilla.

Desde hacía un tiempo había tenido que adquirir algunas piezas formales en su guardarropa, pero ahora todo era como a su esposo le gustaba.

Tal vez era un poco malagradecida de tener ropa de marcas especificas italianas o francesas que consistían en pantalones de seda, de lino, vestidos refinados, vestidos de coctel para los eventos formales de la empresa y abrigos pesados.

Lo que para algunas mujeres sonara como un sueño para ella no era tan importante, pues portar el ultimo bolso a la moda de Hermes no resultaba importante en su vida…aun así tenía muchos más de Louis Vouttion, Dior, Channel…para ella era mucho dinero en algo tan básico, pero no podría negar que eran lindos y además obsequios de su esposo.

William siempre había sido claro con ella y con eso de dar una imagen correcta con los clientes, pero también con la familia…su madre Lauren estaba fascinada con cada pieza que su hija tenia y en ocasiones ella se daba la libertad de disfrutar las cosas que tenía.

Claro eso implicaba muchos costos de mantenimiento entre estos incluía al menos dos veces al mes en el spa, pedicura, manicure, faciales, masajes y esas cosas que podría hacer con Pauna quien de pronto era demasiado cercana a ella…bueno en algunos aspectos.

Lo único que le costó más trabajo había sido aprender a caminar en tacones del 12 no era algo que ella deseara pero la fina ropa lucia mejor con esos tacones y tuvo que hacer esto en casa hasta que lo perfecciono.

Candice miraba los revelados con cuidado, esperaba no haberse equivocado la verdad es que estaba un poco cansada y era uno de esos días donde los cólicos hacen de las suyas.

Suspiro pesadamente mientras esperaba que Paty apareciera por la puerta con las pastillas.- ¿Cómo ha quedado el trabajo?-

Ha quedado bien.-respondió la rubia mientras su cuñada le entregaba la botella de agua y el medicamento, la observo detenidamente y se preguntaba si se encontraba bien.

Te puedo decir algo.-soltó Paty sin pensarlo mientras la pequeña rubia asentía.-Estas mucho más delgada ahora, ¿Estas comiendo bien?.

Trato de comer bien, pero en ocasiones me salto el desayuno o la comida porque espero a William.-la castaña enarco una ceja.

Eso no está bien, ellos tienen comidas con clientes o cursos a los que deben salir y bueno suelo encargarles de comer.-la rubia lo sabía.

Lo siento la verdad es que se me va el tiempo.-contesto Candice no tan segura del porque tantas excusas para no terminar por decir que estaba a dieta ya que para la entrenadora de tenis ella estaba gorda y así se lo había dicho a su esposo, que jamás podría jugar bien si no bajaba las caderas un poco.

Lo que la rubia no sabía que esa mujer siempre había tenido un interés en el hombre que ahora era su esposo.

En verdad es todo tan caótico como para que ni siquiera desayunes…-dijo Patricia un poco molesta.-Stear me avisa cuando no podemos comer juntos y bueno yo no me malpaso, además con este embarazo debo de cuidarme…que sucederá cuando quedes encinta.

La rubia le miro con sorpresa, ella no había pensado en eso y siendo honesta tenía una forma física saludable porque tenía un gimnasio en casa que usaba con frecuencia.

William es tan especial y yo solo quiero pues adaptarme a la forma de vida que lleva.-La castaña negó de inmediato.

Eso no está bien, tu hermano y yo tratamos de hacer las cosas juntos a un ritmo que nos involucre a los dos.-Candice no podría negar que Stear era la casa de hombre que casi no existe, creció con un padre que siempre apoyo a su esposa y ahora él era igual.-No tiene nada de malo compartir quehaceres y sé que tal vez tus circunstancias de vida te permiten no preocuparte con este tipo de cosas…pero el matrimonio ahorita es para disfrutarlo, no para sufrirlo.

Bueno en todo caso yo tal vez lo tengo mal acostumbrado.-Patricia le miro con preocupación pero no podría meterse en un asunto que no le competía.

Sabes que cuentas conmigo.-Candice asintió.-Tomate las pastillas y si quieres puedo encargarte algo para comer.

Eso estaría bien, por favor.-la castaña sonriente asintió mientras que la rubia se tomaba el medicamento.


Entonces yo necesito esa información para ver cuáles son las modificaciones para el presupuesto, por supuesto…claro quedo en espera…gracias...-sin más colgó el rubio.

Stear quien trabajaba en su laptop miro el reloj.-¿Encargaremos de comer?-pregunto mientras el rubio suspiro hondamente.

Creo que si.-

¿Candice ya comería?-el rubio de pronto fue consciente de eso, por lo que se levantó de su asiento y fue hacia el estudio donde estaba la rubia comiendo tranquilamente mientras miraba su celular.

Veo que no me haz esperado.-dijo el rubio con enfado mientras ella con pesar solo miro su celular otra vez.

Siempre espero a que me escribas para comer juntos, pero después de ver que estoy perdiendo demasiado peso brincándome mis alimentos he tomado la decisión de alimentarme.-el rubio sintió una pedrada.-No quiero tener anemia, por si quedo encita al menos tendré la fuerza de tener un bebe sano.

Lo lamento yo he estado un poco ocupado y más ahora con la llegada de Antón.-

También he decidido que no iré más al tennis.-soltó así con una firmeza que hasta ella misma se sorprendió.-Si para jugar bien con las raquetas tengo que no tener trasero como la profesora, mejor no quiero hacerlo y este trasero es mi marca personal.

William fue consciente de esa situación sintiéndose culpable por algunos segundos.-Adoro tu trasero y no quiero que lo pierdas, creo que también dejare esas clases, no avanzo como quería.

Es tu decisión, también he pensado que comenzare a cocinar la cena para los dos y hare mi mejor esfuerzo en ello.-el rubio no pudo negarse.

Está bien, ordenare lo que haga falta en casa.-

No es necesario, yo comprare las cosas y sabes perfectamente que puedo manejar.-afirmo la rubia quien tenía su licencia gracias a que Archivald siempre le dijo que ella debía de ser independiente.

Esta última parte no le gustó mucho a William.-Hablaremos de eso, además hay aplicaciones que llevan las despensas a casa.-la rubia no quiso presionarlo.

Está bien, encarga comida porque ya son las 3:30 y seguramente Paty también tiene hambre.-el solo asintió saliendo del lugar, sentía como incomodidad pero al mismo tiempo trato de no pensar en eso.

Las cosas se había relajado un poco William no le dejo ir al supermercado a comprar las cosas con la excusa de que era inseguro y además alguien podría querer secuestrarla, el tema de la inseguridad era cierto…así que se conformó con aceptar esa parte, pero se tomó el tiempo para preparar las cenas.

Salía antes del trabajo y miraba recetas en internet de los mejores chefs, la primer receta que hizo fue un espagueti Alfredo…siendo honestos le había quedado bien, pero a William que era fanático de la comida italiana no le encanto.

Sin embargo no se quiso dar por vencida tan fácilmente por lo que busco otro tipo de recetas que no tuvieran que ver con la comida favorita de su esposo…algunas preparaciones fueron afortunadas otras no tantas, pero William era de pronto el Chef Gordon en cada plato presentado.

La relación corría lentamente, cuando llego Anthony a la empresa las cosas se suavizaron en el humor del recién casado porque ahora podría delegar más tareas.

Tiempo despues.

Así que aquí estas metida como en una cueva...-dijo Antón sonriente, era mucho más joven que William y tenía algunos gustos similares a Candice porque él tenía 26 años.

Tan gracioso, he traído rosquillas solo que no le digas a tu hermano porque dice que es.-

Comida chatarra que engorda, la verdad es que es un pesado en todo.-contesto Antón mientras tomaba la rosquilla glaseada.-No entiendo como no puedo comerse un manjar.

Tampoco yo.-afirmo Candice con pesar pues, parecía que su esposo todo el tiempo se limitaba a no disfrutar nada.

Siéndote honesto no sé porque fueron de vacaciones a la playa, aunque sé que las Bahamas es el destino vacacional de los Andrew pues mi hermano no encaja ahí.-

En un tiempo me dijo que fuéramos a Canadá y después me dio pistas de ir a Paris…pero al final fuimos a la playa.-comento ella mientras que su esposo apareció por la puerta y su hermano tomo la caja de rosquillas para que no regañar a su cuñada.

¿Qué haces aquí?-le pregunto de inmediato al menor de los Andrew, le había dicho que no molestara a su esposo con la excusa de no entretener al equipo creativo.

¿Vine a ofrecer rosquillas?-William enarco una ceja con duda.- ¿Quieres una?-su hermano negó.

Yo quiero una.-dijo Candice ante la mirada de descontento de William.-Por cierto ayer prepare sushi quedo bueno y pensaba darte un poco para que pruebes.

Yo apuntado.-respondió Antón haciendo reñir a su hermano mayor, adoraba esa mirada asesina que le aventaba.- ¿Acaso tú no has cenado?-

Un poco.-respondió el rubio secamente pues solo probo dos trozos y dijo sentirse un poco lleno porque había comido mucho.

Bueno me marcho, déjame repartir estas rosquillas.-respondió Antón saliendo del lugar dejándoles solos.

Te dije perfectamente que no quería que estuvieras sola con Anthony.-menciono molesto William.

Solo paso a saludarme y ofrecerme una rosquilla, ha sido todo.-contesto ella llevando un bocado del afamado pan dulce.

No debes de comer eso.-

Corro mucho y claro que me lo puedo comer.-afirmo secamente cosa que molesto al perfecto William y es que esa parte rebelde de su joven esposa no le gustaba, ella se levantó para revisar unas fotos pero el rubio le jalo del brazo volviéndola presa de un beso forzado.

Candice se sintió incomoda por su reacción tan arrebatada, fue un beso que no disfruto en lo absoluto.-Eres mi esposa.-ella le miro con enfado.-Que no se te olvide.-el salió del lugar sin mirar atrás.

Como olvidarlo.-dijo en voz baja limpiándose los labios…después la relación con su cuñado se volvió un poco más cercana para disgusto de su esposo que no trabajaba tranquilamente en su oficina.

Pues sus pensamientos estaban solo concentrados en evitar que su esposa estuviera conversando con su hermano y es que en verdad le causaba molestia, no podría negar que existieran cosas más comunes entre ellos debido a su edad.

Además de que Antón era mucho más jovial y libre, se relacionaba mucho mejor con las personas que el…honestamente parecía mucho más feliz en todos los aspectos y eso le envidiaba, la libertad con la que vivía.


Candice prendió su celular y encendió una pequeña bocina que tenía desde que acudía a la universidad, puso una canción que le gustaba mucho de Donna Summer…

La música comenzó a inundar la estancia solitaria con la música alegre que le recordaba su gusto por bailar al ritmo de la música.

Someone found a letter you wrote me on the radio

And they told the world just how you felt

It must have fallen out of a hole in your old brown overcoat

They never said your name, but I knew just who they meant

Whoa-oh-oh-oh

I was so surprised and shocked, and I wondered, too

If, by chance, you heard it for yourself

I never told a soul just how I've been feeling over you

But they said it really loud, they said it on the air

Comenzó a picar los vegetales mientras seguía cantando, adoraba hacer esto porque le daba la energía que ocupaba para poder hacer una cena en tan poco tiempo y es que entre el trabajo no quedaban muchas opciones…deseaba sorprender a su esposo con ese pollo a la margarita.

On the radio, whoa-oh-oh-oh

On the radio, whoa-oh-oh-oh

On the radio, whoa-oh-oh-oh

On the radio, whoa-oh-oh-oh

William había llegado a casa, había tenido un largo día de trabajo y además se acercaba un evento al que tendría que ir con su esposa…se aburría enormemente en esos lugares porque además tendría que socializar pero el colmo de los colmos es que tenía que ver a la mujer que le arruino un poco la vida.

La música estaba un poco alta para su gusto, honestamente no le agradaba el ruido en su casa porque todo el día había ruido en la bocina…escucho a Donna Summer pero no era música de sus gustos y de entrada lo que veía al entrar a su casa era a una Candice contoneándose ridículamente.

Candice…-dijo una vez mientras ella cantaba.-Candice…-le llamo de nuevo pero estaba tan absorta en cantar una y otra vez radio que cerró la puerta caminando con prisa hasta llegar al aparato infernal que apago con un golpe asustando a la rubia en el acto quien soltó el cuchillo haciéndolo caer en el piso con un ruido sordo.

¿Qué te pasa?-dijo ella con molestia.-Pude haberme enterrado el cuchillo.

He llegado y tienes tu ruido infernal, no me gusta la música más que la que sale del piano y lo sabes.-Candice le miro desconcertada, con el paso del tiempo su esposo cada día era más imprevisible en su comportamiento.

Que si el vestido es demasiado corto, que si debe de irse a casa antes que el cuándo aún tiene trabajo, que no puede ir sola a casa de sus padres porque no es seguro, que si tiene que ir a clases de tenis cuando a ella no le gusta, que si…que si…que si…

Yo no tengo la culpa de que tuvieras un mal día.-respondió ella inclinándose a recoger el cuchillo del suelo.-Además estaba preparando la cena.

No comeré eso.-soltó el rubio.-Honestamente eso de cocinar no es lo tuyo.-la rubia sintió como si el cuchillo se le hubiera enterrado en el corazón, ella se esforzaba cada noche en hacer algo para cenar y estar un tiempo juntos…no solo irse a tener sexo en la habitación.

Todas las noches que he estado en la cocina.-

Ha sido un suplicio si te soy honesto, tenemos ya seis meses juntos.-

Para tu rollo ahora mismo.-dijo ella quitándose el mandil.-No quiero escucharte y mucho menos tolerar que estas siendo muy desafortunado conmigo, cuando tu trato ha dejado mucho que desear.

¿De qué hablas?-

Nada de lo que te hago te parece, criticas todo sobre mi persona y parece que de un tiempo hacia soy tu enemiga.-el rubio negó.

Dices puras cosas incoherentes Candice.-

No es verdad y bueno dejare de cocinar para tu gusto…dejare de hacer más cosas tontas por tratar de llevar un matrimonio "normal".-soltó con sarcasmo.

¿A qué llamas "Normal"?.-respondió enojado.

A que tengo que seguir una larga lista de los deseos del señor Andrew y aquí nada fluye normal mucho menos libre…todo está perfectamente estructurado, perfectamente aburrido.

Esto último le calo hondo al rubio sacando de contexto todo.-Así que quisieras que fuera un payaso como lo es mi hermano.-ella rio, estaba temblando de coraje.

Jamás podrías ser como tu hermano.-soltó ella mientras caminaba hacia las escaleras pero este le alcanzo jalándole el brazo.

Retráctate.-ella se soltó bruscamente y el solo la dejo ir no debían de hacer las cosas de esa forma.-Todos somos diferentes.

Si, así me enamore de ti William pero esta nueva versión no la conocí antes y no me gusta.-dijo ella con toda la verdad dejándole ahí parado en las escaleras, debía de entender las cosas de una u otra forma porque amaba a su esposa.

William suspiro pesadamente, había sido una semana muy pesada y con una cena importante para los empresarios que estaba en camino…se quitó el saco desanudo la corbata, camino hacia el despacho donde colgó el saco para después servirse un whisky.

Miro durante un largo tiempo a través de la ventana tratando de pensar en cómo solucionar cada cosa que hacia mal con Candice, entendía que tenía una grieta pero no podría solo rendirse…él era el hombre de la casa y ella tenía que comportarse.

Los días siguientes corrieron tranquilamente, le envió flores que suavizaron un poco las cosas entre los dos…pero aun persistía la molestia.


Candice estaba acomodando un artículo mientras escucho una voz familiar.- ¿Pero mira qué guapa esposa?-ella giro su vista con una gran sonrisa, era Sebastián.

¿En verdad?-el asintió.-

Te ves muy guapa con esos pantalones de seda y mira nada más hasta tacones, ¿Eres Candice?-

Lo soy.-se unieron en un abrazo mientras la puerta abierta y los vacíos pasillos le permitieron a un rubio mirón escuchar y ver todo.

Vaya, estas mucho más delgada.-comento el castaño ahora.-Viéndote detenidamente siento que algo no está bien del todo.-

Todo está.-

Perfecto.-completo el, la frase de su jefe ocasional.-A mí no me engañas, no soy ni Patricia mucho menos Pauna.

Las cosas son extrañas y nos estamos adaptando.-contesto ella con pesar.-Siento que no encajo bien con él.

Sería un idiota si no valora tu esfuerzo, además tu eres muy joven y bueno preciosa.-la rubia sonrió.-Si fueras mi esposa yo te presumiría en todas partes.-esto último altero la realidad de William.

Eres un adulador, pero estoy esforzándome.-el solo le miro con tristeza.

No mueras en el intento vale.-Candice asintió.-Sabes perfectamente que fuera de estas cuatro paredes, tienes miles de oportunidades.

Gracias Sebastián, pero bueno déjame apurarme con esto porque debo de llevarlo con William a revisión.-dijo ella dejando la cámara en la mesa y caminando para tomar un sobre.-Por cierto bienvenido.

El castaño solo rio tomando la cámara para ver que estaba haciendo y la puerta se movió un poco por lo que voltearon.- ¿Tendríamos un mirón?-

Corriente de aire, me pasa seguido.-contesto ella saliendo de la oficina mientras Sebastián lo dudaba.

Candice toco la puerta de William quien le dio la indicación de que pasara.-Te traje lo que quedamos revisarías.

Eso fue hace unos quince minutos, estoy ocupado.-dijo secamente.

¿Me lo llevo entonces?.-el negó de inmediato.-

Sírveme café.-menciono el rubio dándole la taza mientras ella rodaba los ojos, no quiso pelear así que solo lo hizo pero cuando regresaba se torció el pie derramando el caliente liquido en su pierna y soltó la taza que se quebró.

¿Qué demonios Candice?.-dijo William mientras ella sintió el ardor en su blanca piel.-Dios santo sabes lo que cuestan esos pantalones.

Lo siento, enseguida llamo a limpieza.-

Es lo menos que debes de hacer y no revisare esto.-soltó muy enojado mientras la miraba salir.

La rubia fue al baño con prisa tratando de limpiar el pantalón, pero era café y era imposible sacar esa mancha solo con agua.

Ardía horriblemente, las lágrimas comenzaron a salir sin poder detenerlas y es que estaba agotada de los cambios de humor de su esposo…él ni siquiera le pregunto si estaba bien, eso era lo que más le dolía.

Se tomó un par de aspirinas que tenía en el bolso tratando de aminorar el dolor y ardor, no deseaba hacer un circo de esto…lo peor era tener que seguir en el trabajo.

Sebastián de inmediato le pregunto que había pasado y ella solo dijo que estaba bien, que siguieran trabajando por más que su amigo insistió en que fuera al médico…pero ella se negó.

La jornada término un poco más tarde, así que cuando llego a casa miro al fin la situación y la piel estaba generando un par de ampollas que dolía al simple roce.

Se riño mentalmente por no ir al médico cuando Sebastián le dijo, así que eso no estaba bien y bueno tendría que acudir a emergencias…con cuidado se quitó la prenda y se puso una falda.

Bajo las escaleras con cuidado mientras que el rubio quien estaba acomodando las bolsas en la barra de la cena.-Han llegado los alimentos.

Necesito ir a urgencias médicas.-dijo ella ignorando el dolor que sentía lejos del físico que era horrible…el dolor del alma.

¿Por qué?-pregunto el sin mirarla.

El accidente que tuve la mañana me ampollo la piel y me arde mucho, me duele.-dijo ella mientras unas ligeras lagrimas escurrían por su cara.

Él se giró a verla y miro como la piel estaba roja, notaba unas botitas de piel…se veía mal.-Por dios Candice, ¿Por qué no me has dicho?...vámonos.-

Salieron con prisa para su fortuna vivían cerca de un hospital y aquello parecía algo más que un simple accidente de trabajo…las personas que recibieron a la rubia le miraron intrigados.

¿Cómo sucedió esto?…-cuestiono el medico mirando directamente al rubio…como tratando de encontrar lógica en un accidente.

Mi esposa se lo ha dicho, derramo café en su pierna…-respondió William ignorando a quien trataba mal.

Seguramente te arde mucho, hay dolor y estas llagas con el roce de la piel puede reventarse.-la rubia asintió.-Lo mejor hacer será reventarlas y hacer curación.

¿A qué hora paso esto?-cuestiono la enfermera mirando la pierna de la joven.

A las 12 del día, me serví una taza de café y me torcí el pie así que lo tire se derramo una parte encima de mi.-la enfermera miro feo a William y este supo que ellos pensaban que ella era víctima de violencia.

¿Y hasta ahora a las 8 de la noche vienes?-le riño la mujer con cara de molestia, si por ella fuera le cortaría la cabeza al hombre de ojos azules.

Quisiera iniciar la curación, por favor puede salir…-dijo el médico molesto, William solo salió del lugar enojado porque pensaban lo que no era.

Cuando estuvieron solos la enfermera le tomo la mano.-Eres una mujer demasiado linda como para permitirte que pase esto…-dijo con verdad.-Duele, arde y es molesto…trataremos de no ser tan duros.

Te daré anestesia local para poder desinfectar, creo que quedaran cicatrices pero con una crema se difuminaran bien.-comento el médico.

Cerca de una media hora después la rubia estaba mejor y la enfermera no se resistió.- Sabes hija cuando yo fui joven tuve un marido muy guapo como el tuyo pero no fue lo que espere y ahora soy feliz tengo una hermosa familia…-la rubia le miro con atención.-No vale la pena estar así por más guapo y por más que lo ames.

William esperaba con paciencia en la sala se sentía mal por lo que le había pasado a su esposa y por lo mal que la había tratado, miro como la rubia caminaba a paso lento con unas vendas enormes en sus piernas el médico le sonreía atento y no le gusto.

Se levantó y camino hacia ella…-Mira necesitaremos que te hagas la limpieza de las heridas una vez al día te voy a anotar el medicamento para evitar una infección, desinflamante y para dolor.-el medico miro a William.-Solo quiero que seas consiente de que vale mucho tu vida, con su permiso.

El rubio sintió que su sangre hervía del coraje, como se atrevía ese medicucho…- ¿Cómo estás?.

Drogada.-contesto la rubia tratando de caminar.

Por qué no tuviste más cuidado Candice…te van a quedar marcas.-

¿En verdad eso es lo que te preocupa Darién?-dijo ella por primera vez en su vida de casados algo molesta.

No te enojes…-contesto William sorprendido.

Sabes algo…lo único que deseo es dormir.-contesto ella caminando hacia el coche pasaron a la farmacia y él se comportó como el marido que según era…llegaron a la casa y ella quedo profundamente dormida.

Candice tuvo un poco de temperatura, esa noche se sintió totalmente sola y cansada de la vida magnifica que la mayoría pensaba que llevaba pero resultaba ser todo una gran mentira. No tenía ni idea de cómo le haría para salir de esto.

Le miro dormido, tranquilo y en paz…como si nada pasara mientras ella solo sentía un gran nudo en su garganta que trato de quitárselo con algunas lágrimas silenciosas.


Chicas, chicos ando volando porque apenas voy terminando espero que no me odien por este capítulo pero las cosas están sacando poco a poco al William real…sé que tal vez me juzguen pero sigo la línea de la historia casi como va.

Les agradezco el apoyo y no alcanzo a contestar comentarios pero si a darles las gracias…excelente fin de semana…un abrazo…tks Keila, Carol Aragon.