CAPITULO 10
SI ESE TIEMPO PUDIERA VOLVER
Candice llego al departamento de la única persona que en esos momentos podría ayudarle y a quien podría tal vez darle un poco de consuelo, no deseaba ir a donde su madre antes de pensar que haría.
El castaño abrió la puerta lo que tenía frente a sus ojos era una piltrafa de mujer, no era la mujer que había visto en un espectacular vestido rojo y tan hermosa que parecía un pecado…claro que no, esta mujer estaba desecha.
Santo dios, pasa.-dijo el tomando la maleta mientras la rubia pasaba.-No sé si preguntarte, ¿Cómo estás?-
Derrotada…desesperanzada.-respondió ella con pesar y vergüenza.-Discúlpame por venir a esta hora, pero no tenía con quien ir…no deseo que esto sea un escándalo para nadie.
Vamos no seas tan severa contigo.-dijo el mientras la rubia entraba al fin y tomaba asiento para simplemente comenzar a llorar como nunca lo había hecho.
Sebastián se sentó a su lado y la abrazo, solo ella sabía qué clase de infierno vivió y que fue lo que simplemente le hizo huir de ese lugar en plena madrugada…la miro con atención, ella estaba sana al menos sabía que no le había golpeado y lo peor estaba dentro de su alma.
Si el tuviera frente a sus ojos a William Andrew, lo más seguro es que le daría la golpiza de su vida y le haría entender de qué se trata ser hombre…esa relación no sería jamás la misma.
Candice lloro amargamente por un rato y al final respiro…Sebastián le dio el tiempo para que se calmara y aunque en el reloj dijeran que eran las cuatro de la madrugada, definitivamente no tenía nada de sueño.- ¿Quieres hablar?-
La rubia solo suspiro mientras le decía las cosas como las había vivido, se desahogó todo lo que cargaba a diario y de cómo su familia no tenía ni idea de la situación.
El castaño no podría creer que William fuera así, no encajaba con la imagen que el tenia al lado de la rubia…-Sabes creo que es lo mejor para los dos, no soy quien para decirte nada…pero creo que cometiste el más grande error.
La rubia lo miraba con cara de sorpresa…-¿Por qué lo dices?-
¿Cuáles eran tus sueños?…-pregunto...-¿Lo haz olvidado?-
No, nunca los olvide…siempre han estado aquí…-dijo ella señalando su pecho.
Eres una chica preciosa tienes talento…-la rubia limpio sus lágrimas.-El té corto…te corto las alas y tu aceptaste, ahora haz dado el primer paso.-era terriblemente doloroso lo que Sebastian decía pero era totalmente cierto.
Sé que suena raro pero las pequeñas cosas son las que nos dan alegría y desgraciadamente eso lo has perdido también por mantener un matrimonio con un hombre al que no le intereso nunca lo que sentías.-
Candice solo estaba ahí asimilando lo que su amigo le decía, era doloroso lo que le decía pero era cierto.-Dar todo sin esperar algo a cambio, eso es amor Candice...tu dejaste tus sueños porque no compaginaban con la vida de William, ni siquiera creo que ese idiota arrogante los tenga y se perfectamente que se arrepentirá de todo esto más tarde.
No lo creo…es tan orgulloso…-dijo Candice sin esperanza alguna.
Créeme te lo digo, porque soy hombre te lo digo…depende de ti…todo depende de ti…y no sé por qué soportaste tanto.-contesto Sebastián.
Ni yo misma encuentro una justificación…pero no quiero mas eso…-dijo ella.-Ya no quiero esto para mí por mas amor que le tenga a William.
Venga, ha sido un día agotador que tal si vamos a dormir un rato y descansada piensas que harás.-menciono el sabiendo que debía de tomar las cosas con más calma.
Necesito ducharme antes, ¿Crees que podría?-
Si podrías, venga yo te digo a donde.-comento el mientras le guiaba a la habitación que podría usar y para su fortuna este tenía un baño completo.-
Gracias por todo.-menciono Candice mientras el asentía abrazándola, le quería era una buena chica y merecía como todos ser feliz.
Nunca es tarde para empezar…solo es que tú lo decidas.-comento el dejándole sola en la habitación.-La rubia miro la puerta hasta que camino al baño donde se restregó el cuerpo con fuerza y lloro amargamente.
Sebastián preparo un poco de té y se sentó en el sofá, pensó en su esposa amada…en lo arrepentido que estaba y en el tiempo que jamás podría volver.
Eres un idiota William Andrew.-dijo al aire esperando a que las cosas cambiaran para bien.
William estaba seguro que la rubia llegaría al día siguiente pidiendo perdón, pero no podría negar que se sintió inquieto…acomodo las cosas de esa habitación, guardo cada caja donde debía de ir y se sentó en la orilla de la cama donde pensó durante horas.
Pero su orgullo no le permitía sentir debilidad por nada, en que demonios estaba equivocado cuando el dio todo por ella…le lleno de lujos, de una casa hermosa, servidumbre, facilidades que muchas mujeres desearían tener.
Lo único que se gano fue un dolor de cabeza, se apretó la sien y bajo a buscar cualquier cosa que le quitara tremenda jaqueca busco en los cajones de siempre.-Candice ¿Dónde están las pastillas?.-El silencio que tanto le gustaba le molesto de pronto, dándose cuenta de que ella no estaba….suspiro hondamente y prefirió acostarse a dormir.
Esa noche por extraño que pareciera y aunque fuera de madrugada William Andrew no se ducho, mucho menos se colocó el pijama.
Un ruido hizo que la mañana del rubio iniciara con un tremendo dolor de cabeza junto con un malestar físico extraño, al parecer no había dormido nada bien le dolía el cuello y tenía hambre…miro el despertador eran las once de la mañana.
Tengo hambre Candice, apúrate para irnos al club.-dijo a la nada mientras se sentaba y se tallo los ojos para no recibir respuesta alguna, giro su vista al otro lado de la cama que estaba vacío.
Sintió un dolor extraño en la boca del estómago, era una sensación que jamás tuvo en su vida y no tenía idea como asimilar la situación…era como si de pronto estuviera muy enojado con ella pero al mismo tiempo triste y al mismo tiempo demasiado preocupado.
Los momentos de cordura y de la madures que tenía era como entender que lo que estaba sucediendo no estaba para nada bien…sabía que su vida no sería la misma desde aquella noche, pero no deseaba liarse con cosas que aun desconocía.
Ahora estaba la casa como siempre deseo…en completo y total silencio, un silencio algo cruel porque la historia que esa casa contaba era mucho más triste de lo que cualquier persona se pudiera imaginar.
Se levantó molesto para ducharse, trataba de entender que tarde que tarde ella recapacitaría y volvería a su casa junto a su esposo.
Irónicamente ese día no salió de casa y pidió pizza para comer, al parecer la comida italiana no se le apetecía tanto como un buen trozo de pizza margarita con un largo trago de soda y estuvo con el teléfono a su lado todo el tiempo.
Las imágenes del día anterior llegaron a su mente al ver la lata de soda en su mano, era como si todo fuera un mal sueño…respiro hondamente porque aquello no era así y la verdad era que todo estaba jodidamente mal…ahora su casa estaba justamente como él siempre quería….en orden.
Dejo la comida ahí en la barra para subir las escaleras, camino a la segunda habitación la abrió con lentitud y de pronto darse cuenta de que el perfume de Candice permanecía en esa habitación le ocasiono mucha tristeza…era absurdo negar que le trastornaba todo esto como sucedía.
Un brillo capto su atención, en el buro de la recamara estaban esos anillos que le daban un estatus…la señora Andrew…los tomo y aun conservaban un poco el aroma de la rubia, aspiro todo para guardarlo en su conciencia.
Pronto el vestido de color rojo que la hizo lucir como un hada de fuego capto su atención, estaba colgado para que fuera llevado a la tintorería, abrió los armarios y toda la ropa que le había comprado ahí estaba.
Esto fue como un dejo de esperanza de que ella pronto se sintió seguro de que ella regresaría…los bolsos, los tacones, la ropa interior, sus joyas, sus pinturas, reviso cada uno de los cajones y todo estaba acomodado en su lugar…los colores con colores…los zapatos ordenados por color, los pantalones de lino en un lado, de seda en otro, las blusas en un lugar, los vestidos en otro…todo bien…lo único que faltaba era esa maleta fea con la que llego la rubia…rio como un tonto…todo había sido un chantaje de parte de ella…
Dejo las joyas en su lugar…tomo el vestido, tomo su traje y los guardo para enviarlos a la tintorería…pero eso claro le costaría a la rubia mucho la castigaría con su indiferencia por un mes como mínimo.
Pero esta me la pagas Candice-dijo el convencido de tener la razón nuevamente, de que ella regresaría.-Convencido de esto se sentó frente al televisor por horas, pero el día parecía infinito y cuando el reloj marco las diez de la noche no se resistió mas.
Contra todo pronóstico tomo su celular y le marco al celular, sintió como su corazón corría rápidamente…pues no tenía idea de que era eso que le provocaba si era emoción o un enoje, sin embargo su decepción llego cuando este le mando rápidamente a buzón.
Marco dos veces más obteniendo el mismo resultado, pronto aquella fortaleza cayo y una fuerte opresión en el pecho acompañado de una preocupación le hizo sentirse muy incómodo.
¿Dónde estaría Candice?, ella había salido de madrugada en un taxi del cual no tomo placas, sin un destino que el conociera y bueno ahora sí que esto estaba mal…trago en seco, pero debía de resistirse un poco al final sabía que solo iría a donde sus padres….si estaba siendo negligente con ella.
De pronto sintió una enorme nostalgia recordó a la rubia sonriente y sin querer las primeras lagrimas corrieron libres por sus mejillas…-Maldita sea…!.-grito William…no deseaba sentirse así por una mujer que no lo valoraba a su parecer.
Durmió como pudo en su cama y trato de no pensar mucho en ella, pero fue imposible el día lunes estaba seguro le traería buenas nuevas.
Se ducho, medio afeito con la espuma que estaba por acabarse y no pidió por pensar en tonterías, bajo las escaleras mirando todo en silencio…no tenía ni el más mínimo deseo de tomar algo para desayunar el solo necesitaba llegar con urgencia al trabajo.
¿Estas segura de todo esto?-ella asintió mientras Sebastián le miraba con pesar, ella era su amiga y le quería pero le partía el alma verla tan mal.
Pues la verdad, lo que menos deseo es hacer un caos de todo esto y honestamente quedarme aquí me hace correr muchos peligros para mi salud mental.
¿Quieres que venga tu mamá?-ella negó.-Mira yo te apoyare en todo lo que tú quieras, pero debes de hacer las cosas bien no solo por arrebato.
Yo hablare con ella.-afirmo la rubia mientras Sebastián asentía y solo le llevo a la cafetería donde se había citado con sus padres quien estaban bastante preocupados por lo que estaba pasando con su hija.
Me siento muy preocupada por mi hija Philipe.-el asintió.-No sé qué paso para que Candice nos cite aquí sin decirnos que pasa.
Debes de tranquilizarte mujer, tal vez es una buena noticia.-afirmo el mientras besaba su mano que tenía entrelazada.
Candice trato de lucir calmada pero fue complicado una vez que los brazos protectores de su madre le envolvieron y bueno se limitó a llorar para al fin tranquilizarse, conto la realidad nada alejado de lo que había vivido…tanto lo bueno, como lo malo…ellos solo escuchar mientras que su dada sentía que era injusta la situación, pero entendía que ella no deseaba que nadie se entrometiera en esta decisión.
¿Qué creen que debo de hacer?-les pregunto indecisa mientras Lauren solo estaba ahí mirándole con dolor, pues jamás pensó que ese hombre que tanto le gustaba para su hija se comportara con ella de esa forma.
Sé que ahora estas dolida y entiendo que quieras tomar tu distancia con William, creo que es lo mejor para ambos.-dijo dada.-Pero tarde que temprano tendrán que hablar, si bien ahora estas tomando ya una decisión yo te apoyare y estaré a tu lado.
La rubia asintió.-¿Mamá?.-Lauren estaba afligida.
Yo me siento tan mal por todo esto y.-
Mamá, yo me case con el porque lo amo y no porque te cayera bien…solo que las cosas cambiaron entre nosotros, tú no tienes nada que ver.-dijo la rubia dándole un poco de calma a Lauren.
Lo único que quiero es verte feliz y si él no es tu felicidad para mi está bien, ahora entiendo a Marcus con su rechazo.-la rubia rio.-Quiero que cumplas tus sueños.
Yo también quiero cumplirlos, tal vez me odiaran por irme pero quiero tener mi espacio y quiero tomar mi decisión.-comento Candice segura.-Sé que lo ideal sería hablar con él, pero ahora no es el momento.
Te queremos hija y sabes que nos tienes, lo único que te pido es que nos digas si estás bien.-dijo dada mientras la rubia asentía, se unieron en un abrazo para despedirse deseándole lo mejor.
Lauren lloro amargamente en los brazos de su esposo, le dolía profundamente ver a su hija haciendo esto sola y le admiraba porque entendía que ella quería crecer como persona.
Sebastián espero paciente a Candice en el carro quien subió un poco más tranquila, le sonrió cuando se subió.-¿Estas mejor?.-
Me siento mejor.-afirmo ella.
Entonces, ¿Estas lista para Francia?-le pregunto el castaño.
Estoy lista para Francia.-afirmo la rubia regalándole una pequeña sonrisa a su mentor.
William se levantó de pésimo humor, el día pintaba para ser uno de esos interminables lunes que viene acompañados de una racha de malas decisiones y acompañados de dolor de cabeza.
La crema de afeitar se había terminado, claro la lista de las cosas que hacían falta en casa siempre la hacía Candice.-Maldita sea.-dijo mirándose al espejo, sus ojos no brillaban porque en verdad podría entender que estaba triste.
Algo dentro le decía que tal vez las cosas ahora no saldrían como él siempre pensaba, si es que existía alguna oportunidad sabía que desgraciadamente dependía de la mujer a la que amaba y de solo pensar en que ella no volviera podría partirle el alma.
Le costaba aceptar que se equivocó y más saber que ella no pasó ese fin de semana en casa, tenía un poco de esperanza en verla nuevamente…-Espero que así sea.-se dijo así mismo, fue a la otra habitación que estaba cerrada y la abrió para verla tan sola como el resto de la casa…aspiro el aroma del perfume parisino que Candice adoraba, sin duda esto era una gran bola de sentimientos.
Se quedó ahí parado mirando a la nada, recordándola a ella acomodando cada cosa en cada cajón y con su plática interminable mientras sus hermosos ojos verdes destellaban…suspiro con resignación y aunque él no era justamente un fiel creyente de dios, ahora era cuando le pedía que todo se arreglara.
Tal vez justo en esos minutos el William controlador estaba debilitándose un poco ante la realidad que empezaba a vivir ese lunes, salió de la habitación que cerro perfectamente y bajo las escaleras para mirar todo en completo silencio.
Salió de casa ya no con esa paz que le daba calma en su interior, sino todo lo contrario se sentía abrumado de la soledad en la que vivía.
Stear se acomodaba la corbata mientras revisaba su celular, sabia la situación que estaba pasado con su hermana y claro la decisión que ella había tomado en tal vez irse del país…no tenía ni idea de dónde estaría pero ella le dijo que haría todo por estar feliz.
No le creía en lo absoluto, pero sus padres le calmaron un poco y fue como inevitable no meterse en ese lio ya que darte cuenta de que la persona por quien metías las manos al fuego ejercía violencia…mucho más si esa víctima era su hermana.
Lauren le dijo que si él estaba equivocado y que si Candice tomo la decisión de dejarlo fue porque ella no quería ese trato, porque además no lo merecía…si en parte lo soporto fue porque también cedió ante los maltratos porque su justificación era el amor que le tenía a William.
Stear desde un principio no le gusto esta relación, porque el conocía como era el rubio y a pesar de ser un tipo exitoso en lo profesional…pues en lo personal parecía no manejar las cosas tan bien.
Recordó su relación con Elaine y parecía a un inicio entusiasmado, pero ella no tanto después justifico el pronto fracaso a la presión familiar para concretar un matrimonio…esa sería una relación comercial bastante beneficiosa para las familias.
Le entrego el anillo y ella acepto en medio de una fiesta con sus padres sonrientes y dos meses después todo se disolvió porque ambos estaban indecisos de que hicieran la correcto…pero a su parecer la señorita Johnson parecía mucho más feliz soltera que comprometida.
Estaba molesto y frustrado con su ahora ex mejor amigo, claro que tomaría cartas en el asunto sobre toda esta situación para hacerle ver al rubio que Candice no estaba sola.
Patricia por supuesto que estaba preocupada porque ambos trabajaban en la empresa y a pesar de que nada tenía que ver el trabajo con la amistad pues sabía que para su novio no era así…mucho menos por cómo se estaban dando las cosas.
¿Cómo te sientes?.-le pregunto mientras el solo le miraba con atención, ella estaba ya de permiso por maternidad estaba a días de convertirlo en padre.
Me siento molesto por toda esta situación y sé que no debo de meterme, pero es inevitable creo que además que me caerán bien unas vacaciones.-
¿Estás seguro de dejar el trabajo?.-
Tengo un par de propuestas desde hace un tiempo y puede que me acomode en una dependencia con mi amigo Michael…así que despreocúpate por los gastos que yo los cubriré.
Eso no me preocupa, yo no estaré ahí y no quiero que hagas algo de lo que te arrepientas después.-le dijo Paty pues lo conocía bien.-Ustedes tiene muchos años de amistad como para que se pierda de la noche a la mañana.
Pero ella es mi hermana y ni mil años de amistad con William Andrew me harán olvidar que ella junto con su mamá me hicieron tener una familia Paty.-ella suspiro porque tenía razón.-No quiero que te preocupes, estaré bien.
Haz pensando que tal vez cuando todo se calme, tal vez ellos puedan arreglarse.-Stear negó.-Eso sucede.
Sé que tal vez tengas un poco de razón, pero mi hermana siempre ha sido una chica de decisión y si ella ha dejado este matrimonio puedo afirmarte que no habrá nada que la haga regresar.-
Honestamente me da mucha pena con ella, esta tan enamora de William y la verdad la admiro, no tengo idea si yo pudiera hacer lo que Candice.-Stear le abrazo.
Cálmate que no le hace bien al bebe, además yo jamás haría nada que te lastimara y eso es porque te amo.-se miraron a los ojos.
¿Qué les fallo?-el castaño le acaricio la mejilla.
No lo sé mi amor, creía que William amaba a mi hermana porque me vendió la idea a mí y a todos…mi hermana siento que con el tiempo se fue enamorando.-
El fallo.-afirmo Paty.-Lamento mucho esto, también el cómo te sientes…solo acuérdate que nosotros estaremos esperándote.
Lo se mi amor.-se besaron tiernamente, pero el fuego que crecía en Stear ni con dulces palabras de su mujer desaparecería.
Pauna miro a su hermano que parecía había amanecido de pésimo humor, entendía perfectamente si había reñido con Candice porque lo que había pasado el viernes fue algo fuera de lugar.
Estaba incluso molesta con él, aun no entendía porque había bailado con Elaine dando a entender que ellos aún eran cercanos a pesar de la esposa de William.
Sus padres estaban también un poco decepcionados de su hijo y a pesar de que había un problema, no dirían nada hasta que el diera pie a ello.
William además de enojado, preocupado ahora estaba decepcionado de no haber encontrado a Candice en la oficina y el que pensaba que las cosas se arreglarían ese día.- ¿Dónde estás?-pensaba.
¿Qué haría?, comunicarse con Lauren con el pretexto de saber si su hija fue con ella después del trabajo o que le diría sin que alguien notara que las cosas entre ellos estaban tan mal, como para que Candice le dejara.
Dudaba que solo ella se quedara en silencio, que solo desapareciera porque esto en verdad le partiría la vida que tenía…miro la taza de café servida en su escritorio y ella estaba ahí frente a él, la foto de su esposa.
Esa risa contagiosa y esos ojos tan verdes, ajena a todos los problemas que viviría en su futuro…tan pronto le miro le hizo sentirse culpable, porque él siempre le estaba tratando de mantener presa en esa jaula que llamaba amor.
No era estúpido para saber que el amor que Candice fue creciendo con el trato y en pausa…no un amor arrebatado como el suyo, no…ella se tomó todo su tiempo para enamorarse a su paso, apreciando cada momento durante su noviazgo.
Comprender, entender que estaba ciego era duro…porque para Candice el hombre con el que se casó se diluyo poco a poco mostrándole la parte más oscura de su ser, bien ahora sabía que él se dedicó a perderla día a día.
Cerro los ojos e hizo su cabeza hacia atrás suspirando hondamente, le dolía mucho entendía el error que había cometido pero ahora solo debía de buscar una solución y es que él amaba a la rubia más que así mismo.
Bien era un idiota al tener tanto amor por ella y ese mismo amor enfermo le había ahogado…es más ella se había marchado con tanto dolor que ahora se arrepentía de no haberla detenido…le dolía el pecho extrañamente.
No tenía cabeza para trabajar, tal vez ese día debía de tomarse la tarde y reorganizar las cosas…necesitaba encontrar a Candice para hablar con ella.
Con eso en mente se levantó para ir a donde Pauna pero la puerta se abrió entrando Stear con una cara de pocos amigos…él ni siquiera la vio venir.
El castaño se acercó al rubio rápidamente tomándole por las solapas del fino y caro traje hecho a medida.-Te dije cabrón que si a mi hermana le hacías algo te partiría tu madre.-grito a todo pulmón Stear.
Pauna escucho todo y corrió rápidamente mientras que Sofy la secretaria que suplía a Paty miraba con sorpresa pero fue demasiado tarde...
William solo cerro los ojos porque el puño del que era su mejor amigo se estampo de lleno en su cara y esto lo hizo trastabillar pero no sin antes recibir otro en el estómago que le hizo caer de bruces al frio mármol.
Stear se sacudió la mano estaba decidido a darle la golpiza de su vida para que entendiera lo que debía…cuál era su lugar.
¿Qué demonios te pasa?-le grito el rubio sintiendo el sabor metálico de la sangre en la boca, bien le había partido el labio.
No te hagas pendejo.-grito Stear sin escuchar la voz de Pauna que les incitaba a calmarse.-Es por mi hermana, te dimos la confianza y ella ahora nos dice que le maltratabas, que le jalabas…que la empujabas.
Pauna le dijo a sofy que saliera mientras se sentía como si ese de quien hablaba Stear no era su hermano.- ¿Pero qué dices?-
No te dijo nunca que le celaba como si ella fuera una puta, que la jaloneo en muchas ocasiones y es raro porque estabas según tu unida a mi hermana.-la rubia negó.-Que le grito tantas veces como las mismas veces que le pidió perdón.
William.-resoplo Pauna con tristeza.
El rubio se levantó con el rostro desencajado mientras Stear nuevamente le tomaba por las solapas.-Ella no está sola y te lo dije, me tiene a mí para defenderla…ansió el momento que por esa puerta entre Marcus Adams a darte tu merecido.
Basta Stear…déjalo o te puedes arrepentir.-el castaño se quitó los lentes y zangoloteo al que era su amigo para empujarlo contra la pared para terminar liándose los dos a los golpes…solo que William sabía que perdería.
Termino en el suelo nuevamente mientras que la rubia gritaba por los de seguridad.-Eres un imbécil, por cierto me alegro de que Candice tomara la decisión de marcharse y claro de divorciarse de ti.
William no esperaba esa palabra…Divorcio…fue como si un balde de agua helada le cayera encima para desvanecer cualquier esperanza de ese amor y sabía que ahora si ella no volvería…bajo lo mirada con enorme pena porque Candice era la mejor esposa que su idiota corazón podría tener, porque ella de verdad le amaba por ser el y no por ser un Andrew.
Demonios.-dijo el rubio.- ¿Dime donde esta ella?-
No tengo la menor idea, solo sé que se fue.-respondió Stear mientras los guardias de seguridad llegaban y él se limpiaba la sangre del labio.-Por cierto, renuncio…no puedo trabajar aquí.
La mirada de William se elevó a su mejor amigo, justo ahora perder a un ejecutivo como él era otro golpe más.
Espero que cuando entiendas lo que has perdido no sea demasiado tarde, ojala que tu apellido y tus millones te den la ansiada paz que necesitas…-sin más el castaño salió de la oficina de presidencia, claro este fue escoltado a la salida ante la mirada de todos que estaban sorprendidos por lo que había pasado.
¿Divorcio William?- dijo Pauna quien había pasado por un proceso igual hacia unos años atrás.
El rubio tomo un pañuelo y se limpió la sangre del labio.-No sé qué decir, yo no tengo idea de qué demonios está pasando con mi maldita vida y ahora Stear me ha dicho que mi esposa quiere divorciarse, me ha golpeado para colmo renuncia.
Era como si de pronto lo que daba estabilidad a su vida se estuviera desmoronando frente a sus ojos y él no tenía ni idea que como lidiar con esta situación, se sentó en su osada silla de presidente para cerrar los ojos y evocar el recuerdo de su esposa.
Como has hecho las cosas tal mal, ella te amaba por ser tu William.-le riño Pauna.-Estuviste fatal el viernes por cierto con todo tu espectáculo al bailar Elaine.
No lo pensé así.-
Se nota que no has pensado en lo que ella sentía y súmale todo lo demás que dijo Stear, honestamente estoy sorprendida porque ella jamás me dijo que eso sucedía.-comento con tristeza Pauna.-Cuando viste maltrato en casa, mis padres siempre se han adorado y tu…fuiste un tirano con ella, ahora no la juzgo si te ha dejado.
El rubio negó.-Basta, no tienes idea de cómo me siento.
No muy bien seguramente porque Stear te dio tu merecido y dolerá más cuando te des cuenta de lo que en verdad estás perdiendo.-dijo Pauna saliendo de la oficina mientras que su hermano solo cerraba los ojos para no pensar mucho.
Trato de ocuparse el día entero, se saltó el desayuno y la comida saliendo de la oficina a eso de las ocho de la noche…para su fortuna su hermana no se apareció por el resto del día, sin embargo una vez que subió a la camioneta la esencia de ella estaba ahí.
Sus ojos verdes que tanto amaban ahora no le verían de nuevo y esto creo una opresión en el pecho que le hacía sentir miserable…como lidia con ello.
Después de un tramo que se le hizo eterno llego a casa, para su fortuna la comida estaba dispuesta en bandejas sobre la encimera como todo los días y agradeció de tener a Jen en esa casa.
Se lavó las manos y comió sobre los recipientes, ahora no recordaba que todo le gustaba en los platos servidos sobre la mesa…mucho menos las servilletas de tela porque era lo correcto.
Le dolía la cara, el estómago, la espalda…pero le dolía el corazón…se sintió de pronto enojado porque cada espacio en esa casa tenía su esencia, sus risas, su música escandalosa cuando no estaba, sus experimentos culinarios y su infelicidad.
Se sintió rencoroso contra Candice, si estaba sintiendo rencor porque ella huyo como la cobarde que era antes de siquiera ponerse frente a sus ojos para decirle las cosas y ser un poco agradecida con él.
Pero a quien engañaba si estaba solo en esa casa, a quien demonios engañaba con sus mentiras si sabía perfectamente que ella huía de su esposo y que tanto daño le había causado.
Dejo el refinado saco sobre la encimera, subió como autómata las escaleras y ese Stear que grandioso golpeador era…probablemente tendría una costilla quebrada, pero no podría negar que el justo estaba cumpliendo con la promesa que le hizo.
Ese era el día más horrible de su vida, perdía a su esposa y a su mejor amigo…no tuvo muchas fuerzas después de entrar a su habitación se sentó en la orilla de la cama sosteniendo su costado izquierdo donde dolía mucho y miro al suelo.
Suspiro pesadamente ese sentimiento de culpa y de perdida pesa mucho, más cuando te das cuenta de que en verdad está sucediendo…estás viviendo una realidad donde esa persona con la que tenías planes a futuro se había esfumado.
No sabía que pensar de Candice, deseaba que no le doliera justo como ahora y deseaba que ella entrara por la puerta para decirle que todo estaría bien…que ella le cuidaría…pero no estaba, ya no estaba.
Miraba sus pies y pronto fue borroso, porque las lágrimas comenzaron a salir libres…dudaba que las cosas fueran diferentes después de esto, Candice era una mujer de decisiones y así como dejo al francés, lo dejaría a él.
¿Qué estás diciendo?.-dijo asombrado Anton mirando a su hermana.-Esto suena tan irreal, honestamente note que William era celoso con ella, pero jamás pensé que llegara a tantas cosas.
Nunca vi nada, la verdad es que Candice me sorprende porque tuvo muchas oportunidades de decirme las cosas pero callo.-comento Pauna.
¿Qué pasara con nuestros padres?-
No nos corresponde a nosotros decirles nada, así que prefiero que guardemos silencio y bueno pues tenemos que organizar la oficina porque además de todo Stear renuncio.-
Anton cerro los ojos empujándose hacia atrás en su silla.-Esto me dará dolor de cabeza, como paso cuando estuve fuera y dime ahora de donde saco a una persona tan eficiente como él.
Pues no tengo la menor idea, tenemos que pensar para resolver este asunto porque nos quedamos sin fotógrafa y sin ejecutivo de confianza.-afirmo Pauna.
Tienes idea de donde esta ella.-la rubia negó.-¿Quedo muy golpeado?.-
Sí, creo que Stear le dio su merecido así que por eso mejor me marcho para ver como esta y llevarlo al médico.-
Suerte entonces y yo me parto en tres entonces.-ella asintió mientras salía de ahí, el pequeño rubio suspiro pesadamente porque la vida de su hermano era un caos que parecía les arrastraría a todos.
Pauna llego media hora después a la casa de William, ahí parecía que todo seguía normal y el jardinero regaba las plantas mientras que ella solo le saludaba con un asentimiento de cabeza.
Jen estaba barriendo frente a la casa.-¿Ha bajado mi hermano?-
No señora, tampoco la señora Candice.-dijo molesta, pero había escuchado el televisor así que sabía que estaban ahí.
Entrare.-dijo la rubia subiendo las escaleras con prisa mientras escuchaba el televisor, toco la puerta un par de veces.-William sé que estás ahí, así que entrare.
¿Qué demonios haces acá?.-respondió molesto, pero ella entro y no supo si reír o solo sentir pena por su hermano.-Estoy bien.
No puedes siquiera levantarte de la cama, creo que tienes la costilla fracturada.-afirmo Pauna.-Te diría que está bien, pero si no te llevo a urgencias algo malo puede pasar.
Más cosas malas.-se quedaron en silencio durante unos segundos.-No puedo.
Venga que tu hermana mayor esta acá.-dijo ella mientras el quiso reír un poco pero no pudo por el dolor y bueno demandar a su cuñado por darle su merecido no estaba en sus planes, con mucha dificultad bajo de las escaleras sosteniéndose de su hermana.
Jen le miro horrorizada.-¿Está bien señor?.-
Está bien no te preocupes y Jen, la señora Candice se ha marchado.-soltó el rubio sin más mientras que la castaña sintió pena, pero sabía que esa chica soporto mucho tiempo.
Subirse a la camioneta fue un poco complicado porque al auto le causaría más incomodidad y así llegaron a urgencias donde efectivamente después de las radiografías había dos costillas rotas así que el rubio solo acepto un poco de su penitencia.
Asumió en ese instante lo que merecía según él, pero lo que seguía no tenía nada que ver con el duelo que se avecinaba para él.
Así se pasó un mes en la vida del rubio, no es que te tomaras un tiempo para pensar en la persona, es que sola aparecía a cada instante en tu pensamiento…cuando alguien reía, le recordaba…cuando alguna mujer de cabello rizado y rubio pasaba frente a el, creía verla.
El tiempo que pasaba le recordaba cada instante a su lado, la ternura con que le miro ante su primer beso era como una joya en sus recuerdos y ahora deseaba tenerla frente a sus ojos para ver la chispa de amor en esos ojos tan verdes…tan suyos.
Al llegar a la casa la soledad era cada día más pesada por llevar, se había acostumbrado a verla en todas partes…a escuchar su voz familia y al mismo tiempo lejana.
Miraba el piano y era como verla cuando se inclinaba para darle un abrazo cuando terminaba de tocar una pieza, la calidez de su pecho en su espalda mientras su rizos soltaban esa fragancia embriagadora a su alrededor que le hacía sentir que estaba en casa.
Las noches que su cuerpo le recibía cálidamente en la privacidad de sus palabras dulces y apasionadas mientras sus gemidos sonoros llenaban ese espacio que compartían porque se amaban.
Si era un mes pero, era el peor mes de toda su existencia porque había perdido el rumbo de su vida, de sus ideas, de sus sueños y de sí mismo…ya no valía la pena preguntar que día era, porque para el simplemente era lo mismo…24 horas de tristeza.
Era tan terrible estar en la soledad que él vivía, miraba al cielo y no entendía a las estrellas, ni luna le parecía hermosa…pareciera que todo se había terminado, el solo estaba ahí regocijándose en su maldito dolor…un dolor que el mismo se había ocasionado.
La necesitaba ese día, mañana y pasado mañana y toda la maldita vida porque le amaba, pero no le merecía porque él fue un tirano con esa mujer.
De que servía despertar a la media noche buscando su cuerpo y su risa, cuando sabía que se había terminado ya…si su cuento se había terminado de manera cruel…tan cruel que le costaba respirar.
Una angustia terrible que hacía que su pecho latiera tan lentamente que hasta respirar le costaba…a un inicio la culpo, no se miraba rogándole ni pidiéndole que regresara que le diera una oportunidad porque su orgullo se lo impedía.
Pero ahora…si ese tiempo pudiera volver, definitivamente que haría las cosas de una forma diferente con ella y no sabía cómo le haría para no ser ese William…pero buscaría mil formas por recuperarla, por tenerla entre sus brazos, para besarla hasta saciarse, para hacerle el amor hasta desfallecer en sus piernas y pedirle perdón cada día.
Agonizaba cada maldito día, añorando un hola, un buenos días, un mi amor, un te amo y bueno parecía que eso nunca pasaría ante sus ojos…era triste muy triste.
Equivocarse es de humanos, pero las palabras que dices cuando estas molesto hieren y van dilapidando ese amor…lo desgastan lentamente…ahora no tenía idea de donde estaba ella, quien se marchó sin decir adiós.
No había ninguna respuesta a todo lo que paso, pero admitía que ella viviría en su alma, mente y corazón por mucho tiempo.
Miraba ahora en su mano los anillos con los que la desposo y sabía que ella no volvería, que estaba lejos buscando su futuro sin mirar hacia atrás…le costaba mucho aceptar que ni siquiera pudieron hablar bien, para dejarle en claro que en verdad le amo.
Ambos vivirían sin el uno y sin el otro…solo les acompañaría el recuerdo amargo de un matrimonio fracasado junto con las pocas risas que tuvieron juntos.
Candice estaría de manera eterna…tatuada…en el recuerdo de sus malditas lágrimas derramadas por ella…eternamente en la historia de su vida.
El alcohol ayudaba un poco a menguar el dolor que desgarraba como el trago de un whisky, un sabor añejo que al pasar por su garganta ardía…ardía…pero de dolor…Un dolor tan profundo…desconocido que no le deseaba ni a su peor enemigo.
Efectivamente Stear le dio su merecido, pero sano físicamente y ahora esto dolía mil veces más que un par de costillas fracturadas, porque lo que tanto deseo fuera falso ahora era tan real como la hoja que miraba en la cama de la habitación de Candice donde aún estaban sus cosas.
Tomo la hoja nuevamente, era la demanda de divorcio que para mal gusto llego a su oficina y bueno ese especialmente era un día tan malo que lo único que deseaba era beberse toda la cantina completa si con eso dejaba de llorar por su fracaso.
Le costaba aceptar que esto pasara, ¿Cómo estaría ella?, ¿También sufriría como el?, ¿También estaría bebiendo sin control para olvidar?...pobre Candice y bueno pues era real ahora, él se había portado como el peor cabrón de todos.
Sonreía y no podía evitar beberse el resto de su copioso vaso de whisky.-Demanda de divorcio solicitada por Candice Adams.
Dios se había ido.-se limpió un par de lágrimas traicioneras.-Candice se marchó pero se llevaba media vida con ella y ahora se daba cuenta de que le dolía mucho, no podía permitirse que ella lo dejara…cuando era lo mejor que le había pasado en la vida.
No podía sonreír más, su vida era un maldito infierno…un infierno que no deseaba y no toleraba más vivir…pero ahora esto era algo que simplemente no podría superar y ni como pedir ayuda…¿A quién?, no sabía dónde estaba ella…
El deseaba que pudieran unirse y platicar, verse de frente aunque tuvieran que tomar decisiones fuertes él esperaba de sus labios la razón por lo que la hicieron dejarlo.
Deseaba con toda sinceridad tratar de remediar las cosas tenía una vaga esperanza en su corazón y lo que más deseaba era abrazarla…dejar todo…olvidarse de todo el mundo.
El tiempo estaba pasando y era implacable…contaba cada minuto…cada segundo…viviendo de cada recuerdo…como desearía tocar su piel…sentirla suya…verla sonreír…sin importar nada…sin recordar el pasado.
Confesarle que la amaba…la amaba y que ahora no importaba nada…nada de ser perfecta solo quería que fuera ella…ella única y autentica como la conoció.
El amor era una compleja madeja de hilo…no podía comprender como más llamarlo…que si no apretabas un nudo cada día corrías el riesgo de que una pequeña hebra deshicieran esa madeja.
Ahora comprendía porque Marcus nunca acepto su relación, lo comprendió al cruzar su primera mirada porque el había sido así y miro su reflejo en el que sería el esposo de su amada hija…era lógico que un padre deseara la felicidad sobre todas las cosas para sus vástagos, pero el hizo lo mismo que su suegro…causar sufrimiento a la mujer que amaba.
Sonrió y se sirvió un whisky más permanecía en las sombras…solo…como hacía un mes estaba…pensando.
Había bajado ya cuatro kilos, aquel hombre de modales finos, remilgados, vestido de elegante catrín quedaba nada…lucia barba espesa, en el trabajo ahora solo era una pantalla demacrada del fanfarrón de William Andrew.
Candice era la vida entera, el sol de primavera que iluminaba su vida, su esperanza, su ilusión…sabía que ninguna mujer seria como ella sencilla, tan linda, tan hermosa, tan bondadosa…había sido tan suya.
Como arrancarse un dolor así…como no soñar con un pasado…añorando un tiempo que tal vez nunca más volvería.
Ahora deseaba tanto confesar que estaba solo…vencido…que su vida se había marchado junto con ella cuando había cruzado esa maldita puerta.
Negó con la cabeza…la verdad es que no comprendía como había pasado todo eso…como pudo haber sido tan ciego…tan tonto…tan estúpido.
Esa era la mujer que amaba y que ninguna otra más ocuparía su espacio, su corazón…-He sido un completo estúpido Candy pero deseo en verdad verte y hablar…te amo mucho mi amor…-dijo el rubio mientras sentía como sus lágrimas corrían libres por sus mejillas.
Como soportar esa amargura…ese mal sabor de boca que le había dejado su abandono…como hacer que ella le perdonara…que le diera nuevamente lo que algún día le entrego de corazón…como lograr convencer a su corazón para de esas cenizas reavivarán ese fuego…esa pasión.
Después de tanto soportar su maltrato…su olvido…su egoísmo…su insensato y maldito amor…que habían provocado esto…esto que ahora no sabía cómo manejarlo.
No supo en que momento ella cambio…cambio para bien a su parecer…por qué se dio cuenta de lo mucha mujer que era para el poco hombre que él había sido.
Jugo a ser perfecto y que paso…ella lo dejo…él tuvo la culpa…toda la culpa del mundo…nada de implorarle a dios…él no tenía culpa de sus obstinaciones.
Escucho como la puerta sonaba, lo que menos deseaba era lidiar con gente.-No quiero a nadie aquí.
Tenemos que hablar William y entrare.-dijo ella con las llaves maestras de la casa, así que entro para ver a su hermano hecho una piltrafa y lo entendía perfectamente, lo lamentaba profundamente porque su situación ahora era la peor de su vida.
Jen le había llamado diciéndole que el señor estaba encerrado desde hacía días en su habitación y que le preocupaba.-¿Quieres hablar William?…-pregunto la rubia mientras encendía la luces y claro comenzaba a recorrer las pesadas cortinas para que entrara la luz.
Me solicito el divorcio.-dijo el con la voz entrecortada, Pauna tuvo que apretar los ojos comenzó a recoger las botellas que estaban en el suelo tratando de encontrar las palabras adecuadas para decirle a su hermano que ahora sufría los estragos de la depresión.
¿Qué piensas hacer?-dijo ella tratando de ser coherente con las cosas.
No lo sé…-contesto él.
La veras nuevamente en las audiencias…-dijo ella.
Y como se supone que debo manejar todo esto que siento hermana, ¿cómo lo hiciste tú?…-dijo el con todo el dolor de su corazón.
Ni yo sé cómo le hice William.-contesto ella sincera.
No me ayudas mucho con esa respuesta.-contesto el mientras reía y encendía un cigarrillo.
Lo se…-contesto Pauna siendo sincera, porque su divorcio había sido desgarrador…doloroso…cansado y al mismo tiempo liberador.
Recuerdas cada instante…desde un hola hasta un te amo…la sonrisa de esa persona que amas…la alegría que compartes por un logro personal…sientes como el corazón te late cuando recuerdas lo que sentías al verle ahí sonriente esperando por ti…extrañas el perfecto abrazo que hacer que te sientas la mujer más amada y segura del mundo…la rosa de los buenos días…el ramo de feliz cumpleaños…el arreglo de perdóname.
Un desayuno compartido…una mirada cómplice…una sonrisa sincera…la agradable sensación del roce de su mano…la tierna caricia de amor…de los besos ardientes…del cuerpo caliente en la cama…de las palabras de pasión que llenaba tu alma y corazón.
De sensaciones que hacían que tu piel se pusiera chinita por su mínimo contacto…de las mariposas que revoloteaban en tu estomago...dios tantas cosas juntos.-el rubio escuchaba atento.
Navidades…aniversarios…cumpleaños…fiestas…reuniones familiares, son tantas cosas que no son nada fáciles de olvidar…dar amor y que no sea reciproco duele.-dijo ella apesumbrada mientras el rubio terminaba su cigarrillo bebiendo otro vaso más de un golpe.
Pauna sabía que no podría juzgarlo por el momento.-Haz intentado buscarla.
No tengo cara preguntar dónde está…-contesto William.
Haz pensado en pedir ayuda psicológica…-El rubio la miro como si estuviera completamente loca…-No me mires así, tienes un problema y al parecer estas adquiriendo otro más.-el negó.
Me cuesta admitir que tienes razón…-William cerró los ojos evocando el recuerdo de Candice, la junta de avenencia seria en un mes más.
Todos están preocupados por ti, sé que es difícil y cada persona asimila de diferente forma un divorcio pero no puedes dejarte vencer…si no te llevas de largo a todos…-dijo Pauna.
La verdad es que apenas estoy sintiendo esto, son tantas emociones y no sé cómo manejarlas.-afirmo el con enorme vergüenza.
No quiero que lo tomes a mal, pero mañana tienes una cita con el Doctor Raul Lohan a las diez de la mañana y sé que estas son tus vacaciones, pero si vas a encontrarte con ella en las audencias debes de ser un mejor William.-el rubio le miro sin expresión alguna.-Te dejare la tarjeta con su dirección y teléfono, espero que vayas es por tu bien…subiré una bandeja de comida antes de marcharme.
La rubia se levantó y camino hacia la puerta…-Date un baño y quítate esa barba, no puedes dejarte vencer…no tu William Albert Andrew.
El escucho como la puerta se cerraba, se acostó en la cama y se quedó dormido…tratando de no pensar más…la rubia dejo la comida como le dijo para marcharse a casa, no podría ayudarlo si el no quería.
Le dolía profundamente porque era su hermano y crecieron juntos, él se había equivocado pero no saldría de esa equivocación sin ayuda…parecía arrepentido pero necesitaba terapia para empezar.
Ella había tomado la iniciativa de contactar a Patricia quien renuncio después de ser madre y para su poca fortuna la castaña tampoco tenía información del paradero de Candice…así que solo les quedaba esperar a que la fecha citada llegara.
Las cosas en la empresa eran un total caos, esa semana al parecer comenzaban a ver un túnel después de tanta oscuridad porque Antón se familiarizaba pronto con el manejo de la empresa pero aun así les hacía falta Stear.
Pauna trataba de mantener a sus padres al margen de todo porque ya sabían de la separación, pero ahora enterarse de un divorcio en trámite tal vez les desanimaría un poco y es que el apoyo que necesitaría William seria mucho.
No tenía idea de cómo lo estaría pasando Candice en esos momentos, pero le pedía a dios porque los dos estuviera mejor y solucionara esto tarde o temprano…para bien o para mal.
Hola mis estimadas lectoras y estimados, ando corriendo porque me ha costado pero alcanzo a subirlo hoy el capítulo.
Por el momento William está destrozado, dándose cuenta de lo que ha perdido y reconocer que se ha portado mal con la mujer que amaba le parte el alma…es complicada la situación que está viviendo, porque aún conservaba una vaga esperanza.
Candice tal vez hizo bien o no sé si mal, pero en ocasiones hay que tomar una distancia para que una relación que estaba acabando no se convierta en una campo de guerra y ahora veamos que ha sido de ella en el siguiente capitulo
Bueno espero que no sean duras conmigo, les agradezco que me sigan acompañando en la historia y les deseo un lindo miércoles…les mando un abrazo y abajo contesto sus comentarios…chaoooooo.
MariaGpe22.-El hizo todo mal, pensó solo en lo que deseaba sin importarle nada Candice y el egoísmo junto con el orgullo no son buenos consejeros veamos como sucede después…gracias por tu comentario…saludos.
Yusmariz.-Jamás debe de perder la esencia las personas de lo que son por caer bien, por mantener una relación de amor o de amistad…porque todo cansa y no podríamos fingir eternamente…ella tomo lo que le quedaba de amor propio para salir de esa jaula de oro…saludos linda..
IsasiB.-Ha sido algo estresante para la rubia todo esto y el corazón roto es terrible, amaba de corazón al rubio quien tiro todo por la borda…ahora que las cartas están tiradas veamos qué es lo que pasa con ellos…gracias por acompañarme, saludos.
Keila.-Tengo muchas dudas aun, se que es algo que ya escribí pero con esta pareja la historia se vuelve más entretejida y los errores se pagan caro a pesar de los arrepentimientos que tuviera William sobre su comportamiento…una larga sanación se aproxima creo yo…saludos.
