3. ¿EL FINAL DE UNA AMISTAD?

Cuando hubieron acabado el almuerzo salieron los tres amigos, en compañía de Neville y de Deán Thomas en dirección a la sala común de Gryffindor, charlaban animadamente de cómo había ido el primer día de clase, opinando sobre la nueva profesora y comentando lo difícil que se presentaba el curso

- Menos mal que este año por lo menos nos toca el viaje de fin de curso – comentaba Longbotton

- Yo no estaría tan segura – replicó Hermione. Todos la miraron alarmados – con todo lo que está pasando, creedme, estamos mucho mejor aquí, en el colegio.

- Pero…. no nos pueden dejar sin viaje de fin de curso, todos los años lo hay, y es en sexto curso, tiene que serlo, en séptimo estaremos muy ocupados con los EXTASIS – explico Ron.

- No lo sé, Ron, solo lo imagino, si yo fuera Dumbledore no dejaría salir a Harry de aquí si fuera necesario durante años – concluyó Hermione.

Cuando llegaron al retrato de la Dama Gorda, antes de decir la contraseña, vieron que este se abría y dejaba pasar a Ginny sonriente de la mano de Seasmus Finnigan, cuando Ron los vio se puso tenso, ellos sorprendidos se soltaron las manos de inmediato, Ron echó una mirada fulminante a Seasmus que pareció algo intimidado, de pronto sintió algo en el brazo, era Hermione, que se junto a él y le dijo entre dientes:

- No montes un numerito, Ron, por favor – como le conocía… Ron respiró hondo y consiguió controlarse

- Ginny, ¿te importaría tener una conversación conmigo a más tardar esta noche? – preguntó en tono cordial

- Claro que no hermanito – acto seguido, Seasmus y ella escapaban rápidamente por el pasillo mientras Ron se daba la vuelta para mirar con ojos entrecerrados y recelosos hacia el punto justo en el que se unían la mano de su hermana con la de su compañero. Entonces sintió un brazo que le rodeaba los hombros y le empujaba hacia el interior del retrato por detrás de los otros que habían empezado a entrar antes de que la Dama Gorda decidiera cerrar.

- Te has portado como un campeón – le decía Harry mientras le soltaba para entrar por el retrato.

- No lo entiendo, Harry, ¿qué pasa? ¿no tiene suficiente cariño? ¿acaso no le basta con mi amor de hermano? – Hermione que los estaba escuchando no pudo evitar reír por lo bajo.

- ¿De qué te ríes- Preguntó Ron de forma amenazadora

- No, de nada – dijo ella aún sonriendo mientras se dirigía a un sofá para sentarse

- ¿De qué? Vamos a ver – insistió éste.

- No, es solo que me cuesta imaginarte demostrándole tu "amor de hermano" a Ginny – le dijo, mirándole mientras se sentaba, él fue a sentarse a su lado

- ¿A qué te refieres? ¿No crees que sea cariñoso con mi hermana? – interrogó el pelirrojo.

- Ni con tu hermana ni con nadie – le contestó mirándole desafiante. Ron miró a los demás, que se habían sentado en los demás sofás.

- ¿la estáis escuchando? No dice más que tonterías – ante los gestos de evasión de sus compañeros siguió preguntando - Vosotros….. no estáis de acuerdo ¿verdad, yo soy una persona totalmente afable – dijo como si fuera algo que todos sabían

- Si, claro, díselo a Seasmus – dijo Neville, todos rieron menos Ron.

- Yo no tengo nada contra Seasmus, pero como le pille haciendo algo con mi hermana… - dijo mientras golpeaba con ganas su puño derecho contra la palma de su mano izquierda.

- Realmente, Ron, eres una persona tan…. afable –dijo Harry riéndose, y todos con él, hasta al mismo Ron se le escapó una sonrisa.

- Es en serio que me preocupa mucho mi hermana, va de flor en flor, temo que se descarríe, por cierto, ¿no estaba contigo, Deán? Si, al final del curso pasado – dijo mirando a éste, que según le oyó comenzó a moverse incómodo en su asiento.

- Si…, bueno… - titubeó – decidimos que estaríamos mejor siendo amigos

- ¡JA- Una sonora carcajada de Neville les sorprendió a todos – diles la verdad Deán.

- No sé a qué te refieres, esa es la verdad – dijo mientras lanzaba una mirada fulminante hacia Neville.

- La verdad es que Deán decidió no seguir con Ginny para no tener problemas contigo – confesó, ante la mirada atónita de Ron. Harry y Hermione se partían de la risa.

- Así que los novios de tu hermana te tienen miedo – decía Hermione entre risas – a ver cuándo soporta Seasmus tu acoso.

Ron se levantó ya claramente enfadado

- ¡¡Lo único que he hecho ha sido preocuparme por mi hermana!. ¡¡Estáis todos muy confundidos conmigo, y os voy a demostrar que soy una persona totalmente tolerante! – rugió.

El retrato de la Dama Gorda se abrió dando paso a la profesora McGonaghall, que acto seguido colocó un papel en el tablón de anuncios. Los chicos se levantaron rápidamente para ver qué ponía, Hermione cogió a Ron por un brazo y volvió a sentarse a su lado.

- Ron, escúchame – le dijo con un tono de voz comprensivo – tienes que comprender que tu hermana ya no es una niña, y no creo que le guste que le digan lo que tiene que hacer

- Pero, Hermione, ella es muy joven, no entiendo por qué lo hace, yo nunca he necesitado nada de eso

- Tienes que entender que las chicas maduran antes – dijo suavemente

- Acaso tú si…. Ah, claro, me olvidaba de Krum – dijo secamente

- Entre Krum y yo no pasó nada, no me cansaré de repetirlo - replicó

- Claro, por eso te pidió que te fueras con él a Bulgaria – en su voz había reproche

- Pero eso…. – comenzó

- Si a mi no me tienes que dar ninguna explicación, puedes hacer lo que quieras con tu vida – le dijo mientras se levantaba del sofá

- ¡exactamente! ¡Yo a ti no te tengo que dar ninguna explicación, así que te agradecería que dejaras de sacarme el temita de Krum! – comenzaban a subir la voz.

- ¡Yo no te saco ningún temita! Eres tu la que se empeña en meterse en mis asuntos. ¡¡Déjame tranquilo de una vez, Granger, lo que haga con mi hermana es asunto mío - ¿Granger, ahora supo que se había pasado, pero no pensaba echarse atrás .Ella tardó en reaccionar un par de segundos, la había ofendido de verdad.

- ¡Ah, si! No se te puede dar ni un consejo de amigo ¿no? Pues, ¡¡coge tu orgullo y vete con él donde te aguanten! – hizo una pausa – ¡Weasley! – le miraba con ira y los ojos empezaban a humedecérsele.

Harry llegó corriendo en ese momento, parecía que iba a decir algo pero decidió quedarse callado al ver el panorama.

- Muy bien, pues si eso es lo que quieres, ¡¡ME VOY! – esto último lo dijo tan alto que algunos muchachos de la sala se volvieron a mirar.

- ¡PERFECTO! – contestó Hermione que también se había levantado

- ¡perfecto! – repitió él mientras echaba a andar hacia las escaleras que iban a su dormitorio. Mientras subía, iba pensando en que esta vez habían ido demasiado lejos, quizás se había pasado, pero ya no se podía hacer nada, lo hecho, hecho estaba. Entró en su habitación y se tumbó en la cama mirando al techo y pensando sin parar no debí decirle eso, ¿por qué me habré enfadado tanto, es que es una metiche,………….. me he pasado concluyó y lanzó un hondo suspiro.

De pronto, algo le sobresaltó, un ruido en la ventana, miró, había una lechuza del colegio fuera, se levantó y fue a abrirle la ventana, la lechuza entró y Ron vio una nota atada a su pata derecha ¿será de Hermione? Pensó por un momento, ilusionado, que tontería Ron . La desató, era para Harry, pensó en dejarla en su mesilla, la vería más tarde, ¿y si era algo importante? Seria mejor que se la bajara, pero…. no se sentía con fuerzas para ver a Hermione, pero tenia que bajar a darle la carta a Harry, podría ser urgente. Cuando estaba llegando abajo, miró con recelo hacia el sofá en el que Hermione había estado sentada antes, no la vio, en cambio había unos chicos de 3º hablando animadamente sobre quiddich, encontró a Harry jugando una partida de ajedrez mágico con Parvati, se dirigió hacia ellos.

-Hola Harry – dudó un momento – ¿no…está… Hermione? – preguntó. Harry levantó la vista

- No, se fue corriendo, justo después de ti – puso una mirada seria que asustó a Ron – se fue llorando, Ron, ¿qué le has dicho?

- ¿Qué, qué le he dicho? – levantó la voz – pregúntale a ella lo que me ha dicho a mi

- Uy, uy uy – exclamó Parvati

- ¡tú cállate! – aún estaba alterado, por lo visto. Decidió apartar el tema de su cabeza –Harry, ha llegado esto para ti.- Harry agarró el sobre, mientras decía:

- Ah, por cierto, Ron, mañana a las 6 hay que reunirse con la profesora McGonaghall en su despacho para hablar del equipo de Quiddich, hay que elegir nuevo capitán, y hay varias plazas vacantes por la marcha de tus hermanos y de las chicas, así que habrá que hacer pruebas. Eso era lo que iba a contaros antes.- Harry leyó la carta, era corta, levantó la vista

- Es de Dumbledore, tengo que ir a su despacho ahora mismo – Harry se levantó - ¿te importa continuar mi partida?

- No, claro que no – dijo. Parvati pareció fastidiada, con Harry aún tenia alguna posibilidad de ganar, pero con Ron, seria imposible. Ron se dio cuenta de su gesto:

- No se puede ganar siempre en la vida Parvati – alegó burlón.

Las fichas negras de Ron acabaron con las de Parvati en poco rato, y ante la negativa de ésta, de jugar una nueva partida, Ron se dirigió a un ventanal para observar el lago, donde se reflejaban los últimos rayos de un día que pronto llegaría a su fin, el cielo tenia un color rojizo y si se fijaba, casi podía ver el sol introduciéndose lentamente por detrás de las montañas que se veían a lo lejos; los atardeceres de Hogwarts eran preciosos, Ron pensó que quizás Dumbledore los hubiera embrujado para ser los más bonitos de toda Inglaterra. Y, melancólico como se encontraba, se puso a pensar en el momento en el que había ganado el año anterior la Copa de Quiddich para Gryffindor, habían sido los momentos más felices desde que llegara a Hogwarts, era un sueño largamente anhelado que se convertía en realidad, " ¡A Weasley vamos a coronar! ", sonrió para si cuando recordó esa frase que tanto le había hecho sufrir pero que al final se había convertido en el himno de su victoria. Recordó como, cuando entró en Hogwarts sentía que él nunca lograría igualar los méritos que habían conseguido sus hermanos, que él seria el único Weasley torpe y sus padres nunca contarían orgullosos sus hazañas como lo hicieron con Bill o Charlie y sus éxitos académicos o en el Quiddich, o el mismo Percy que había llegado a prefecto y nada menos que a premio anual, pero ahora, era todo distinto, a 2 años de acabar Hogwards, Ron ya contaba con una copa de Quiddich y era prefecto de su casa, la mejor, Gryffindor. Y, aún le quedaban 2 años por delante para demostrarles a todos que Ron Weasley no tenia nada que envidiarles a ninguno de sus hermanos mayores. El sol se encontraba ya, casi completamente, oculto tras las montañas, cuando fue consciente de que lo que acababa era el primer día de su sexto curso en Hogwarts, el día en el que había conocido a la nueva y hermosa profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras, una ligera sonrisa se asomo en sus labios, pero también había tenido su primera discusión con Hermione, primer día, primera discusión, esto no podía seguir así, su semblante se ensombreció, ella siempre había estado a su lado en los momentos difíciles y en los momentos felices también, además, siempre se habían ayudado mutuamente, pero parecía que la convivencia se había vuelto imposible de un tiempo hasta ahora. Oyó unos pasos en la Sala Común, se giró, de pronto se dio cuenta de que se había quedado solo, era la hora de la cena, ¿cómo podía haberse olvidado, miró hacia la persona que acababa de bajar las escaleras de las habitaciones de las chicas y se dirigía hacia él: era Hermione.

Mientras Hermione caminaba hacia él, pudo ver su rostro a pesar de que llevaba la cabeza gacha, y al contrario de lo que solía suceder cuando peleaban, no era de enfado, sino que reflejaba una profunda tristeza que a Ron le heló la sangre, algo va mal pensó algo alarmado. Cuando Hermione llegó hasta él, levantó la vista; el habitualmente alegre color chocolate de su mirada había sido sustituido por un marrón oscuro bastante sombrío, y tenia los ojos enrojecidos, a Ron se le partió el corazón. Estaba así por su culpa, no podía creer que fuera tan idiota, tenia ganas de abrazarla y decirle que se olvidara de lo que había pasado, que nunca volvería a ocurrir, que había sido un estúpido y que lo sentía, sobretodo que lo sentía muchísimo. Ron comenzó a hablar con tono implorante.

- Hermione, yo…

- ¡Ron! – le cortó ella. Cuando volvió a hablar, su voz asustó a Ron incluso más que su mirada, en ella no había rencor o enfado, ni siquiera tristeza, sino que reflejaba una tremenda indiferencia y frialdad. – He tomado una decisión – hizo una pausa – llevamos mucho tiempo juntos, y sin embargo, he llegado a la conclusión de que lo único que tenemos en común, es Harry. – A Ron no le estaba gustando nada los derroteros que estaba tomando esta conversación, así que decidió terminar con ella de inmediato.

- No, Hermione, mira…

- ¡Déjame hablar, Ron! – le volvió a cortar ella, esta vez de una manera más enérgica, como si le estuviera haciendo perder la paciencia. – Te burlas de todo lo que para mi es importante – prosiguió. probablemente se refiere al P.E.D.D.O. pensó Ron – y no aguantas que siempre me meta en todo lo tuyo, dé mi opinión e intente organizar vuestra vida – la idea era bastante aproximada, pero (apartó de si ese pensamiento) ¿A dónde quería ir a parar?

- Hermione… - comenzó con cautela - ¿Qué me intentas decir? – preguntó temeroso, entornando los ojos y girando un poco la cabeza.

- Tú quieres que te deje en paz, me lo dijiste hace tan solo, un rato.

- ¡Estaba enfadado! – replicó

- Y yo no estoy dispuesta a sufrir lo que otros años – prosiguió como si no le hubiera oído – lo he pensado mucho, y creo que, simplemente, tú y yo, no estamos hechos para estar juntos, somos demasiado diferentes, quizás… - dudó un poco al decir esto – deberíamos ….. distanciarnos – dijo por fin, y calló mientras observaba la reacción del pelirrojo, expectante y con algo de temor. Ron no daba crédito, ¿A qué se refiere con eso de.. "distanciarnos"?

- ¿Quieres decir que dejemos de ser amigos? – dijo absolutamente alucinado. Dicho así, sonaba mucho peor, Hermione no parecía dispuesta a decir tanto.

- No, simplemente, no… involucrarnos tanto.

- Hermione – consiguió decir – creo que estás exagerando un poco – dijo en un intento desesperado de quitarlo hierro al asunto.

- La decisión está tomada – dijo ella un poco más alto, le miró con decisión y se dirigió de nuevo a los dormitorios de la chicas. Ron la miró subir sin poder decir nada, un nudo le atenazaba la garganta hasta casi dolerle, y sentía que algo le oprimía el pecho con tal fuerza que temió que su corazón dejara de latir, nunca había sentido algo así, era muy desagradable, ¿A qué se debía?. Se dejó caer pesadamente en un sillón, aún con la boca entreabierta, la mirada perdida en el infinito y con una mano en el pecho, dejó escapar un suspiro al sentarse. De repente comprendió, lo que sentía era angustia, angustia de pensar que Hermione ya no estaría más a su lado y que había sido por su culpa, se lo había ganado a pulso. Los ojos comenzaron a escocerle, sentía ganas de llorar, pero en ese momento, se abrió el retrato de la Dama Gorda y se sobresaltó, al mirar hacia allí, vio a Harry que entraba en la sala con aire malhumorado.

- ¡Ron! ¿Qué haces aquí? La cena está servida, he ido directamente allí esperando encontraros, ¿dónde está Hermione?

- En su dormitorio – contestó aparentando normalidad. Vio a Harry fruncir el ceño a la vez que le miraba detenidamente.

- ¿Te pasa algo, Ron? – preguntó con cautela – estás pálido.

- No, estoy bien. ¿qué te ha dicho Dumbledore? Pareces algo enfadado.

- ¡Oh, si! – exclamó – me quería decir que tengo que seguir con las clases de Oclumancia con Snape, ¡que fastidio!

- ¡Vaya, bueno, supongo que es lo mejor, después de lo que pasó el año pasado.

- Si, supongo – hizo una pausa, y se quedó pensativo. Luego volvió en si, sacudiendo levemente la cabeza – en fin, vamos a cenar antes de que retiren la comida. – Ron no tenia ninguna gana de comer.

- Ve tú, yo no tengo hambre – dijo con voz cansada.

- Ron, ¿seguro que estás bien? – preguntó realmente extrañado, algo grande debía ser lo que dejara a su amigo sin apetito. - ¿has vuelto a discutir con Hermione? – Ron dudó un momento…. no había sido una discusión.

- No, no es nada, después te veo – concluyó. Se levantó y se dirigió hacia las escaleras de caracol que subían a los dormitorios ,dejando a Harry mirando como se alejaba con gesto de preocupación.

Se echó encima de la cama, sin desvestir, solo quería pensar, recordaba una y otra vez el gesto frío de la cara de Hermione cuando le dijo: "la decisión está tomada", ¿acaso no le importaba? ¿Le daba igual no volver a ser los amigos que eran al principio, cuando entraron en Hogwarts? ¿tan poco aprecio le tenia que le daba igual estar o no estar con él, mientras hacia estas cavilaciones no dejó de sentir la presión que le oprimía el pecho. Pasó el tiempo, ya no sabia cuánto, estaba totalmente absorto en sus pensamientos cuando oyó la puerta de la habitación que se abría, giró la cabeza, era Harry de nuevo.

- Hola – dijo desganado

- Hola Ron, vamos, levanta, recuerda que íbamos a ir a ver Hagrid esta noche – lo había olvidado por completo – date prisa, Hermione está esperando abajo. – al oír eso se sorprendió –

- ¿Va Hermione? – preguntó

- Si, claro, tú mismo dijiste ayer que teníamos que contárselo para ir los tres – dicho esto se dirigió hacia su baúl para sacar la capa invisible. Ron imaginó por un momento las miradas frías y las palabras huecas que recibiría durante toda la noche de ella en caso de que fueran juntos, y no se sintió capaz de soportarlo, aún no. Había llegado a la conclusión en los últimos momentos de sus cavilaciones de que respetaría la decisión de ella: si no quería ser su amiga, no podía obligarla.

- Estoy muy cansado, Harry, mejor id vosotros, ya le veré, total, dentro de dos días tenemos nuestra primera clase de Cuidado de las Criaturas Mágicas.

Harry se quedó paralizado mirándole con los ojos muy abiertos, Ron nunca había faltado ni una sola vez a la primera visita del año a Hagrid.

- Pero, ¿qué dices Ron? – preguntó atónito

- Harry, por favor, no insistas – dijo en tono cansado, Harry no se atrevió a replicar, se dirigió hacia la puerta con expresión resignada, pero cuando llegó al marco de la puerta se detuvo y miró hacia la cama de Ron

- Ron – comenzó muy serio – tenemos que hablar, tú y yo – y salió rápidamente de la habitación, antes de que pudiera contestarle.

Al cabo de un rato volvió a sonar la puerta, esta vez eran tímidos golpes en la madera

- ¿Quién es? – la puerta se abrió un poco, una larga y lacia melena pelirroja asomó por ella, enmarcando una alegre cara llena de graciosas pecas.

- ¿Se puede? – Ginny le sonreía

- Si, claro pasa – se incorporó rápidamente.

- Te he estado esperando en la Sala Común, pero parece que ningún integrante del trío de amigos más famoso de Hogwarts se digna a visitarla – al oír "trío de amigos" Ron sintió una sacudida en el estómago - ¿acaso te has olvidado de nuestra cita? ¿no querías hablar conmigo? – preguntó mientras se acercaba a la cama de su hermano y se sentaba cómodamente con las dos piernas arriba, cruzadas. Se agarró las rodillas y se dispuso a escuchar a su hermano con el semblante alegre y las cejas levantadas - ¿y bien?.

A Ron le costó un momento ubicarse y recordar de qué hablaba su hermana.

- ¿oh, si, yo.. quería hablar de Seasmus – musitó. Estaba decidido a demostrarles a sus amigos, como les había dicho, que no era un tonto intolerante sobreprotector de su hermana pequeña, y le demostraría a Hermione que podía ser mucho más civilizado de lo que ella pensaba.

Su hermana se había puesto algo nerviosa al escuchar la pregunta, decidió tranquilizarla. – Ginny – le dijo cogiéndole la mano, que ella miró con desconfianza, y echándole la mirada más sincera de la que fue capaz – soy tu hermano, me puedes contar cualquier cosa – ella le miró y entrecerró los ojos como pensando ¿dónde está la trampa- es en serio, Ginny, no me importa, ¿que quieres salir con Seasmus, perfecto, yo sólo quiero que tú seas feliz – Ginny continuaba con un gesto de escepticismo en su cara que no seria fácil hacer desaparecer, entonces Ron vió su posibilidad cuando se abrió la puerta y apareció…

- ¡Seasmus! – llamó Ron. Éste, sorprendido de la escena, volvía a cerrar la puerta algo cohibido

- Bueno…, yo… creo que volveré más tarde – dijo débilmente

- ¡No, entra Seasmus – volvió a llamar Ron - ¡ven! – éste se acercó mirándole algo atemorizado, mientras intercalaba alguna fugaz mirada interrogante con Ginny. – Mirad, para que veáis que no estoy en contra de lo vuestro….. ¡Daos un beso- ellos dos se quedaron estupefactos durante un instante - ¡Adelante! estoy preparado, Ginny, es el paso definitivo para que sea consciente del todo de que mi hermana es ya, toda una mujercita – de pronto Ginny sonrió y cogió a Seasmus de la mano a la vez que se levantaba de la cama y se acercaba a él, éste, ya confiado la miró a los ojos intensamente y pasó su mano por la cintura de ella (espero que no pase de ahí), seguían aproximándose mirándose a los ojos, a ambos les brillaban, Ginny comenzó a ponerse de putillas (si es que es mayor que ella...) a la vez que comenzaba a entrecerrar los ojos, Seasmus con la otra mano había llegado hasta su mejilla y la agarraba muy suavemente atrayéndola hacia si (¡Dios mio! Aquello se le estaba haciendo eterno y notaba como empezaba a sudar), se aproximaron un poco más (¡es mi hermana!), se miraban, seguían aproximándose…

- ¡Bueno, basta ya! – cortó – No, creo que no estoy preparado, quizás más adelante – ambos se habían girado bruscamente y le miraban de nuevo atónitos – por ahora me conformaré con veros dados de la mano – Ginny reía.

- Gracias hermanito – se abalanzó sobre él con tal fuerza que lo echó de espaldas sobre la cama y le plantó un sonoro beso en la mejilla, a continuación se dirigió hacia la puerta muy sonriente – ¡hasta mañana! – y salió de la habitación no sin antes llevarse la mano a los labios y lanzarle un beso a Seasmus desde el marco. Éste sonrió. Cuando Ginny abandonó la habitación la situación se hizo un poco tensa por unos instantes, después Seasmus dijo:

- Bueno, me voy a dormir – sonrió nerviosamente - ¡Hasta mañana!