4. REVELACIONES
A la mañana siguiente Ron fue el primero en despertarse, eso casi nunca sucedía, seguramente se debía a lo temprano que se había acostado la noche anterior, aunque también podía deberse a los exagerados ruidos que venían de su estómago a causa de tantas horas sin comer (a quien se le ocurre no cenar), no había oído llegar a Harry, seguramente él y Hermione se habían quedado hasta tarde en la cabaña de Hagrid. Se duchó, se vistió rápidamente y bajó a desayunar, se sirvió en el plato de todo lo que encontró y comenzó a engullirlo con rapidez mientras el comedor se iba llenando poco a poco. Al cabo de un rato, notó alguien que se sentaba cerca de él, levantó la mirada, era Hermione
Buenos días – dijo ésta un poco cohibida. Ron, que tenia la boca llena soltó un gruñido como toda respuesta. Después de que consiguió tragar con algo de dificultad preguntó
¿Qué tal ayer con Hagrid? – la miró, pero inmediatamente retiró la mirada y la dirigió a su plato de cereales que de pronto parecía haberse vuelto tremendamente interesante, quizás si buscaba entre ellos encontraría algo…..
Bien – contestó Hermione con una ligera y algo nerviosa sonrisa, permaneció asintiendo levemente con la cabeza un par de segundos más, luego bajó la mirada hacia su panecillo y decidió que la tarea de untarle mantequilla requería de toda su concentración. Se hizo un silencio tenso, Ron empezó a ponerse nervioso cuando vio que apenas le faltaban un par de cereales para acabar el tazón, luego no tendría nada que hacer, sería horrible, decidió que cogería algo más para comer, aunque ya tenia el estómago a tope. Entonces apareció Harry por la puerta del comedor ¡Salvado!
Ron, ¿porque no me has esperado para bajar a desayunar? – preguntó
Estaba hambriento, no podía esperar, creo que era el primero en la puerta del comedor para entrar a desayunar – Harry sonrió mientras se servia unos huevos pasados por agua. Hermione había terminado sorprendentemente rápido su panecillo y ahora miraba inquieta hacia los ventanales del Gran Comedor, cruzada de brazos.
¿Qué pasa Hermione? – preguntó Harry
Estas dichosas lechuzas, tardan mucho – refunfuñó sin aparatar la mirada de los ventanales.
No te agobies, aún falta casi media hora para que empiece la clase, tendrás tiempo de sobra para leer el profeta.- repuso Harry. En ese momento el ensordecedor ruido de batir de cientos de alas invadió el salón, no era tan grande como lo había sido el primer día, pero aún llegaban cosas olvidadas de algunos estudiantes. Una lechuza se acercó a Hermione para dejarle el periódico, ésta lo cogió y se levantó rápidamente.
¿Dónde vas? – volvió a interrogar Harry
Hay un par de cosas que quiero hacer antes de la clase del señor Binns, hasta luego – se despidió. Harry se dirigió a Ron
Esta chica está muy tensa, no puede ser sano ser así – le dijo. Ron le contestó dirigiéndole una simple sonrisa.
Ron, estás muy raro últimamente – le preguntó mirándole con sus profundos ojos verdes. Ron le devolvió la mirada, y en ese momento comprendió que Harry no tenia por que pagar lo que pasara entre Hermione y él, así que, decidió olvidar el tema y seguir adelante como si nada, respetando la decisión de Hermione.
No pasa nada Harry, es solo que no me he encontrado muy bien últimamente, pero ya estoy mejor – le dedicó una sonrisa sincera y decidió cambiar de tema - ¡Que bien volver a jugar al Quiddich, verdad! Estoy deseando comenzar, aunque tenemos que hacer el equipo prácticamente nuevo, solo quedamos tú y yo del antiguo equipo, además Angelina salió, y me parece que vas a tener que ser capitán… - Ron seguía hablando, pero se dio cuenta de que Harry no lo escuchaba, se había quedado con los ojos mirando al infinito, como petrificado y con un gesto de amargura en el rostro. No era la primera vez que Ron veía este gesto, alguna vez en la Madriguera ya había pasado, Harry se quedaba como ido, sin escuchar, sin reaccionar, y con ese gesto de angustia, que a Ron no le gustaba nada. Recordó de pronto que se había propuesto contárselo a Hermione pero no lo había hecho todavía, y las cosas no se presentaban, exactamente fáciles para hablar con ella en ese momento, pero tenia que hacerlo, se trataba de Harry, seguro que le importaría, hablaría con ella esa misma mañana. Mientras pensaba todo esto decidió devolver a Harry a la realidad
¡¡HARRY! – gritó. Éste se sobresaltó
¿Qué…? ¿qué pasa? – respondió aturdido mirándole con los ojos muy abiertos
¿Dónde estabas? –
¡Oh! Solo pensaba – contestó introduciéndose en la boca el ultimo trozo de huevo
¿En qué?
En nada – bebió el último trago de leche que le quedaba en el tazón y se levantó diciendo – vamos, o llegaremos tarde a la primera clase de Historia.- Ambos se levantaron y se dirigieron hacia la clase mientras Ron pensaba preocupado qué le pasaría a su amigo.
Cuando llegaron al aula de Historia de la Magia aun no había llegado el profesor Binns, a pesar de que casi todos los alumnos de Gryffindor y Ravenclaw, que era la casa con la que compartían clase de historia, ya estaban alli. Tomaron asiento justo cuando sonaba la campana, en ese momento oyeron pasos apresurados detrás, entre los murmullos, Hermione llegó corriendo y se sentó en uno de los pupitres cerca de ellos, acto seguido entró el profesor atravesando la pared de la pizarra como había hecho desde el primer día en que le conocieron. Abrió su libro, pero antes de empezar a leer reparó en una nota que había encima de la mesa, la cogió, se puso sus gafas para verla y leyó en alto:
Se informa a los alumnos de la reapertura del club de duelo,
la asistencia no es obligatoria, pero si recomendada.
Los alumnos interesados deberán apuntarse en
Las listas que se colocarán en los tablones de anuncios
De cada casa.
El plazo de inscripción es hasta el día 30 de este mes.
La cita tendrá lugar cada jueves a las 6 de la tarde,
en el aula anexa a la de Defensa Contra Las Artes Oscuras
a partir del mes de octubre.
Atentamente Albus Dumbledore
Cuando el profesor Binns hubo terminado de leer la nota, sin cambiar un ápice el gesto de su cara, dirigió la mirada a su libro, y haciendo caso omiso al revuelo que se había levantado en el aula comenzó su habitual y soporífera perorata, como si los más de dos meses que separaban su última clase, y esta que reabría el curso, no se distanciaran más que en unas horas.
Tras una hora eterna, en la cual, el profesor Binns les relató las duras batallas que enfrentaron a los duendes de oriente con los gigantes del Himalaya durante la primera mitad del siglo XVIII, Ron volvió a preguntarse por enésima vez cómo era posible que algo que debió ser tan sangriento y emocionante, resultara, en boca del profesor Binns, tan irremediablemente soporífero. Tampoco llegaba a comprender, observándola más allá de Harry, como Hermione era capaz de mantenerse atenta y no parar de escribir en toda la hora.
Ron observó, como Harry, a su lado, luchaba infructuosamente por mantener su cabeza erguida, las cabezadas que daba habrían sido evidentes para cualquier profesor menos para Binns, que no levantaba la cabeza de su libro. Cuando sonó la campana del reloj el profesor se limitó a cerrar su libro y salir por donde había entrado sin decir nada. Ron soltó un suspiro de alivio y se levantó junto con Harry al cual el ruido de la campana parecía haber espabilado. Hermione echó una mirada de desaprobación al soñoliento Harry que se desperezaba sin pudor alguno al salir por la puerta del aula.
¡Oh, vaya! – se lamentó Ron - ¡Nos toca pociones! – El primer encuentro con Snape nunca era grato para los tres amigos – y, para colmo, de nuevo con Slytherin – Cuando llegaron a la puerta del aula, las serpientes ya se encontraban allí. Ron vio como una cabeza cubierta de pelo rubio platino se volvía hacia ellos- empieza la fiesta - pensó Ron.
¡Vaya! – comenzó la voz inconfundible de Draco Malfoy, bien alto para que todo el mundo pudiera oírle – ya decía yo que empezaba a oler a roña por aquí ¡Weasley! – Ron empezó a notar calor en la cara – Draco se giró hacia Harry - ¡ pero mira quien llegó también! la mayor celebridad de Hogwarts, ¿me firmarás un autógrafo…… - su cara adquirió un rictus de odio - …cararajada? – Ron apretó los puños mientras miraba con furia hacia Malfoy.
¡Cállate Malfoy! – Advirtió Harry a la vez que echaba mano de su varita. Hermione lo sujetó.
Cálmate Harry – le susurró.
¡¿Pero quien está aquí! – comenzó Malfoy reparando en ella – si es la sangre sucia de Grang…. – cuando miró a Hermione enmudeció, se quedó con la boca entreabierta una fracción de segundo, luego recuperó la compostura, pero no el rictus de odio, en su lugar Malfoy esbozaba ahora una pícara sonrisa a la vez que sus profundos ojos grises recorrían de arriba abajo, muy lentamente, el cuerpo de Hermione, con una mirada intensa, peligrosa. Ésta, apretó más sus libros contra su pecho y bajó la mirada visiblemente intimidada. Ron no daba crédito, ¡¿Cómo se atrevía a mirarla así!. Unos instantes de dramático silencio se apoderaron del pasillo.
Vaya Granger – comenzó por fin Malfoy muy lentamente, ahora acercándose donde solo ellos pudieran oírle - ¿Qué te han dado de comer esos muggles, padres tuyos? – se quedó clavando en ella su profunda mirada. De pronto, Snape abrió ruidosamente la puerta de la mazmorra y el resto de alumnos entraron. Ron, no entendía muy bien lo que había querido decir Malfoy con aquellas palabras, pero tenia que acabar con eso YA. Agarró firmemente a Hermione del brazo y la arrastró al interior.
¡Vamos! No tenemos porque aguantar esto –soltó, dejando a Malfoy mirándoles alejarse con los brazos cruzados y una sonrisa de satisfacción en la boca.
Cuando llegaron a su sitio, como siempre al fondo del aula, Hermione se zafó bruscamente del brazo de Ron y se le encaró hablando en susurros pero con un enfado monumental
¡¡No recuerdo en qué momento exacto te he pedido ayuda! – a Ron esta repentina reacción le pilló por sorpresa y no pudo pronunciar palabra, en cambio se le debía haber quedado cara de tonto, con la boca entreabierta y pestañeando por la incomprensión. - ¿¡Te crees que no puedo cuidarme sola-
Eh…. yo solo….. – consiguió balbucear. Entonces Hermione se acercó a él y le dijo muy lentamente
No quiero tu ayuda, Ron Weasley – Ron pensó que aquello había ido demasiado lejos, ella no tenia derecho a hablarle así. Iba a enfadarse y contestarle cuando…
Quizás cuando el señor Potter y sus amigos terminen de solucionar sus problemas personales, podremos empezar la clase – dijo la voz envenenada de Snape, mientras éste ojeaba distraído el libro, y sin levantar siquiera la vista concluyó - ¿Nos da permiso señor Potter? – algunas risillas recorrieron los pupitres de los Slytherin mientras Harry se levantaba furioso, apretando los puños para decir:
Si, profesor – a la vez que les echaba una mirada de reproche a Hermione y Ron, que solo éste vio, ya que Hermione se hallaba enfrascada ya en el libro de pociones pero con el rostro visiblemente tenso y roja de furia.
La angustiosa hora de clase se saldó con 30 puntos menos para Gryffindor y 10 más para Slytherin, además de tener que soportar las gélidas miradas y sonrisas de suficiencia que Malfoy les dirigía a Harry y a él. Y, para colmo, Hermione que no les había dirigido la palabra durante toda la hora, salió como una exhalación del aula, sin esperarles al terminar la clase, y a Ron le pareció que dirigía una fugaz mirada hacia el pupitre de Malfoy justo antes de cruzar la puerta.
La siguiente clase de Encantamientos Ron se la pasó pensando en la reacción que Malfoy había tenido al ver a Hermione, ¿por qué la había mirado así? Ni siquiera la había insultado. Alargó la cabeza para mirar a Hermione que se encontraba sentada al otro lado de Harry, escribía en su pergamino con gesto de concentración, ajena a su mirada. Si, bueno, quizás estuviese algo más guapa que el año pasado, pero, tampoco había cambiado tanto, aunque si había notado que estaba algo más alta, y su pelo…… ¡Caramba! ¡Su pelo! Ya no era tan largo y enmarañado como antes, ahora, seguía teniendo ondulaciones, pero eran mucho más definidas. Entonces lo sacó de sus cavilaciones la voz del profesor Flitwick:
Señorita Granger, haría el favor de hacernos una demostración – hermione se levantó, fue hasta la mitad del aula y con su varita comenzó a pronunciar un hechizo. Entonces Ron se sorprendió de su propia estupidez ¿Cómo podía no haberse dado cuenta del increíble cambio que Hermione había experimentado? Su cuerpo era totalmente distinto. De ser una niña flacucha, había pasado a ser ahora, una jovencita con perfectas proporciones, la túnica no escondía del todo sus caderas y……. se admiró de las perfectas curvas que formaban ahora sus pechos, Ron se sonrojó un poco cuando se sorprendió a si mismo mirando a Hermione de esa manera. Decidió apartar su vista de allí y la dirigió a su cara, donde reparó en sus largas pestañas que enmarcaban unos grandes y brillantes ojos color chocolate. Realmente estaba preciosa, y no había asomo, ya de aquella niña que entrara hacia ya 5 años junto con ellos en la casa Gryffindor.
Muy bien señorita Granger, como siempre lo ha hecho usted a la perfección – Hermione volvió a su sitio satisfecha.
El resto de la hora pasó rápidamente mientras Ron pensaba que como pillara a Malfoy mirándola de nuevo de aquella manera, le partiría la cara, y esta vez nadie podría impedírselo, y le daba igual la regañina que le pudiera echar Hermione después, alegando que ella se sabe cuidar sola. Sonó la campana y todos los alumnos se levantaron con bastante bullicio, pensando seguramente en el almuerzo. Salieron después al patio, Harry y él se sentaron en un banco y Hermione, se sentó en otro, algo alejado, con un libro en una mano y una manzana en la otra.
Hermione está rarísima – dijo Harry observándola – no sé porque ha reaccionado así esta mañana – Ron se encogió de hombros mientras terminaba de engullir su último panecillo lleno de choppe, fingiendo no saber el por qué de su mayúsculo enfado. En ese momento, alguien se acercó a ellos. Ron levantó la vista y se encontró con una chica muy guapa de pelo oscuro recogido en 2 graciosas coletas, era Cho Chang.
Hola Harry – dijo tímidamente
Hola – dijo éste sorprendido y algo nervioso también. Ron comprendió que sobraba y se levantó.
Bueno, yo… me tengo que ir…, hasta luego – se alejó y paseó la vista por el patio para ver con quién podía ir. Vio a Hermione sola en el banco, se dio cuenta de que no tendría una oportunidad mejor para hablarle de Harry. Se acercó y se sentó a su lado, ella tardó un par de segundos en reparar en su presencia.
¿Qué quieres? – le dijo fríamente
Me gustaría hablarte de un tema….
¡No! – espetó ella – no pienso pedirte perdón por lo de esta mañana, mas bien deberías ser tú el que lo hiciera; yo no quería tu ayuda y te metiste, sabiendo perfectamente que habíamos quedado en que ninguno se metería en la vida del otro….
No, si no era eso de lo que quería hablarte – la interrumpió. No quería meterse en ninguna discusión, no tendría mucho tiempo, ya que no creía que Cho se fuera a quedar conversando con Harry durante mucho rato – en realidad yo….
¡Que no, Ron! Ya lo he pensado, y lo he pensado mucho, no hay vuelta atrás en lo que te dije de distanciarnos, no insistas, es lo mejor para los dos – Ron empezaba a perder la paciencia
¡¡Que no! ¡Que tampoco es eso, relájate. Es sobre Harry – dijo rápidamente temiendo que volviera a cortarle.
Ahh – Hermione parecía algo avergonzada, bajó la cabeza y se ruborizó un poco – En ese caso, dime – concluyó en voz muy baja.
Ron adquirió un tono de voz de confidencia y se puso serio.
Estoy preocupado por él – un ligero gesto de alarma apareció en el rostro de Hermione.
¿Por qué? ¿Qué le pasa?
No lo sé exactamente, de un tiempo a esta parte lo noto angustiado, a veces se queda como ido, ya no es el mismo, aunque desde que llegamos a Hogwarts, está algo más animado.
Quizás sea la muerte de Sirius lo que le angustia – aventuró Hermione
No – contestó él – yo lo he visto triste por Sirius, y es distinto, es otra mirada, y eso lo lleva cada vez mejor, aunque no habla de ello.
Hermione se quedó pensativa durante un momento
Pues yo no he visto nada raro
No sé, Hermione, ¿qué hago? – Hermione miró a los profundos ojos azules de su amigo que la miraban implorantes y se conmovió.
Yo creo Ron – consiguió decir – que deberías hablar con él
¿Hablar con él? – ante el gesto de incredulidad del pelirrojo, Hermione comprendió el problema
Ron – le habló con condescendencia – vosotros dos sois amigos, os queréis y os preocupáis el uno por el otro, no hay nada de malo en hablarlo de vez en cuando, no os de vergüenza – la cara de Ron ahora mostraba un poco de susto
Y…….. ¿por qué no…..hablas tú con él? – dijo rápidamente y la miró de nuevo con esos ojos implorantes a los que Hermione no podía decir que no. – le miró durante un momento
Está bien… – dijo por fin, Ron se puso contento, pero Hermione continuo - …. iremos los dos – Ron se desinfló un poco, pero accedió. Hermione se levantó
Tengo que irme – le miró a los ojos mientras meneaba la cabeza de un lado a otro – ¡hombres! – dijo – ¿es que nunca podrán expresar lo que sienten? – y se alejó, aún meneando la cabeza..
Después del almuerzo tuvieron Herbología con Hufflepuf y Adivinación. Cuando entraron en su sala común y se hubieron despedido de Neville que se iba a la biblioteca a estudiar, Hermione lanzó a Ron una mirada de complicidad a la que el pelirrojo contestó asintiendo con la cabeza y se dirigieron hacia el sofá donde estaba Harry, en el que se había dejado caer pesadamente con un suspiro
Estoy destrozado – dijo – necesito dormir – cuando miró a sus amigos se los encontró a los dos con la mirada fija en él
¿Qué pasa? – preguntó extrañado. Hermione miró a Ron invitándole a comenzar. Ron comprendió, miró a Harry, abrió la boca, la volvió a cerrar, pestañeó, volvió a abrirla y habló:
¿ A qué hora me dijiste que teníamos que estar en el despacho de la profesora McGonaghall? – miró a Hermione temeroso y se encontró con el gesto de reproche que esperaba.
A las 6, te lo dije ayer – contestó receloso. Hermione no aguantó más tiempo callada.
En realidad, Harry, queríamos hablar contigo…. – dijo a la vez que lanzaba una mirada de exasperación a Ron, éste, bajó la cabeza y se miró las manos juntas - ….Ron está algo preocupado – concluyó. Por lo visto, Hermione estaba empeñada en que fuera él el que hablara. Se rindió. Miró a Harry que lo observaba interrogante
Emm….. , si, verás… Harry, es que llevas un tiempo algo raro, durante este verano te he notado distante, te quedas ido y …. no sé ¿hay algo que quisieras contarnos, me da la impresión de que cargas con un gran peso, y te lo guardas en lugar de compartirlo con nosotros.
Cuando Harry, que desde que Ron comenzó a hablar había agachado la cabeza, le miró, Ron sintió un escalofrío, porque había supuesto que Harry simplemente le diría que no era nada, y sin embargo lo que vio reflejado en sus ojos fue angustia y temor, Hermione corrió a sentarse a su lado y le rodeo con sus brazos. Harry se inclinó hacia delante apoyando los brazos en las rodillas y colocando el rostro entre las manos. Después de unos minutos de silencio sepulcral entre los tres amigos, Harry habló con un timbre grave que Ron nunca le había oído
Pensé que podría ocultároslo – comenzó – sé que debí contároslo, pero no tenia fuerzas.
Harry – dijo Hermione con voz temblorosa – nos estás asustando.
Entonces, esa tarde al calor de la hoguera Harry les contó todo lo referente a la profecía que se había hecho aquella lejana noche en Hogsmeade, les contó que algún día habría de enfrentarse a Lord Voldemort en un duelo mortal del cual solo uno saldría con vida, que aquella era la razón por la cual 15 años antes había ido a su casa a intentar matarle, y por aquello sus padres habían muerto, les contó que la profecía hablaba de que el elegido habría nacido en el séptimo mes, y solo Longbotton y él cumplían ese requisito, que el señor tenebroso lo señalaría como su igual y compartirían cualidades, y habló, habló, habló y fue poco a poco soltando todo lo que llevaba dentro desde hacía tanto tiempo y le estaba quemando, les contó como cada vez que pensaba en ello lo ahogaba una angustia tal, que casi le impedía respirar y habló largo tiempo, hasta que cuando acabó sintió como si una gran bocanada de aire fresco inundara su pecho y fuera capaz de respirar por primera vez desde hacía mucho tiempo, y como si el peso anteriormente insoportable, era más llevadero ahora, era más ligero, pues no lo llevaba él solo, sino que lo compartían los tres, sabía que se preocuparían, que esto les causaría un gran impacto y miedo, pero también sabia que le ayudarían en todo lo que pudieran, y le apoyarían en todo momento, todo eso quitando que poder hablar con alguien del tema, ya era una gran ventaja.
Ron se quedó bastante impresionado con lo que Harry les había contado, no dijo gran cosa el resto de la tarde, solo podía pensar en que desde luego Harry tenia razones para comportarse como lo había hecho los últimos tiempos, realmente los necesitaba a su lado más que nunca, eso era lo único que de momento podían hacer por él.
A las seis fueron al despacho de la profesora Mcgonaghall, nombró a Harry capitán y les informó de que los entrenamientos de Quiddich empezarían la semana siguiente, así que debían convocar pruebas entre los alumnos para cubrir los puestos vacantes.
Esa noche Ron se durmió con la imagen de un minúsculo Harry Potter, que intentaba con unos pequeños rayos de colores que salían de su varita atacar a un gigantesco Voldemort, veinte veces más grande que él, que lanzaba unas carcajadas estruendosas causadas por las cosquillas que le producían los pequeños rayos de luz que Harry lanzaba.
