¡ATENCIÓN!SIALGUIEN LO HA LEIDO ESTA TARDE¡HA HABIDO CAMBIOS! HE AÑADIDO OTRO TROZO
Bueno, hola aqui estoy otra vez con otro capítulo. A ver otra cosa, no ponerse nerviosos con Luna, es una buena chica, pero no pega nada con Ron (a mi me parece) está solo para meterle un poco el miedo en el cuerpo a Hermione.
Por cierto, Mafe, gracias me has sacado los colores. Gaby Weasley, ya sé que la discusión esa es un poco fuertecilla, pero es que me salió sin querer, vino sola y cuando la lei, me gustó tanto que no me atreví a quitarla. Bueno, besitos para todas y gracias.
13. UNA RONDA MOVIDITA (Hermione)
Esa noche, Hermione no durmió muy bien, se despertó varias veces de madrugada y a la mañana siguiente no tenía la impresión de haber descansado.
Bajó a desayunar junto con Ginny. Unos sitios más allá estaban Harry y Ron, no parecían muy habladores, se comportaban algo formales entre ellos, pero sabía que Ron no le guardaba rencor a Harry, probablemente pensaría que su reacción la tarde anterior había estado dentro de lo normal. Sin embargo Hermione no opinaba así, durante todo el día no fue, en absoluto, amigable hacía el chico, se había sentido tremendamente humillada al recibir su regañina. Ningún profesor la regañaba nunca, le parecía increíble que Harry se hubiera atrevido. Además, el hecho de que no cruzaba palabra con Ron propició que todas las clases de la mañana transcurrieran con semblante más que sombrío entre los tres amigos.
En clase de Encantamientos se sentó sola en un banco. Parvati y Lavender la vieron y se acercaron a ella antes de que llegara el profesor Flitwick
Hermione – dijo Lavender bastante animada – hoy habrá una fiesta de pijamas en el dormitorio de las de séptimo ¿te vienes?
No, no puedo – dijo ella tristemente – tengo ronda esta noche
¡Vaya¡que lástima¡oye¿no puedes intentar pasarte cuando vuelvas, la ronda no puede durar toda la noche ¿no?
¡Si! – intervino Parvati – lo pasaremos muy bien, ya sabes¡solo chicas! Así te animas, no tienes buena cara últimamente – añadió con un gesto de preocupación
A Hermione realmente no le apetecía pasar una noche con un puñado de chicas que hacen una fiesta sin chicos solo para poder hablar de ellos libremente
No, no creo, estaré cansada después de la ronda, aprovecharé para descansar, mañana quiero estudiar – contestó ella
¡Pero Hermione! – dijo Lavender - ¡es viernes!
Tienes que divertirte – siguió Parvati – apuesto a que no tienes aún pareja para la fiesta de Halloween
Hermione meneó la cabeza con la mirada baja
Si quieres mi opinión, Hermione – Lavender bajó la voz – estar siempre con esos dos te está perjudicando¡los chicos no se te acercan si hay rivales cerca! – lo dijo como si fuera una verdad universal tan obvia como que era de día
Mira Hermione – esta vez era Parvati la que hablaba – lo de Ron no salió bien… - Hermione la fulminó con la mirada, estaba más que harta de repetirles, a ellas y a mil personas más, que no había habido nada entre ellos. Parvati la ignoró - …pues supéralo¡abre tus horizontes! Podría presentarte a uno o dos de séptimo…
¡Olvidadlo! – espetó con brusquedad. Ellas la miraron algo asustadas. Para rebajar un poco la tensión añadió… - bueno, y vosotras ¿ya tenéis pareja para el baile?
Parvati rió tontamente
Ella si – informó Lavender – va con Deán…
¡Con Deán¡vaya! No lo sabía
… y yo.. – siguió Lavender con una sonrisa pícara - estoy en ello…
Tiene en su punto de mira nada menos que al capitán del equipo de Quidditch de Ravenclaw – informó Parvati
Hermione puso cara de estar realmente impresionada, aunque en realidad no sabía quién era.
¡A sus sitios! – Flitwick acababa de entrar en el aula. Lavender y Parvati se apresuraron a sentarse en su banco.
Después del almuerzo y las clases de la tarde, Hermione salió del castillo y se sentó debajo del haya al lado del lago a leer un libro "Pociones mortíferas y sus antídotos". Había unos cuantos chicos de 2º que se divertían jugando con el calamar gigante, otros paseaban con sus amigos o parejas cerca del lago. Ya había empezado a hacer bastante frío, pero el día había amanecido soleado y además era viernes. Miró en dirección al campo de quiddich, unas figuras subidas en escobas se movían de un lado a otro del campo. A Hermione le pareció distinguir el color azul del equipo de Ravenclaw, sabía que no era Gryffindor porque había visto a los hermanos Creevey en la Sala Común hacía un momento.
Hermione se preguntó qué estarían haciendo Harry y Ron si no estaban entrenando¿estarían haciendo los deberes¡tonterías! Ellos nunca hacían los deberes si no les obligaba ella, además… era viernes. De pronto, pensando en la conversación con Lavender y Parvati de esa mañana, Hermione sintió como si acabara de darse cuenta del pesado fardo que cargaba. No solo tenía que sacar adelante sus estudios, sino que también tiraba de sus dos amigos constantemente, nunca le había importado, pero de pronto pensó en los miles de cosas que podría haber hecho en lugar de estarles repitiendo continuamente lo que tenían que hacer, elaborar horarios de estudio para ellos, ayudarlos con su tarea… y todo eso ¿a cambio de qué? de protestas, malas palabras, burlas… y ahora, no le hablaban. Se sintió, de repente, la más estúpida de todo Hogwarts, de todo el mundo mágico¡la más estúpida del planeta!. Quizás debería hacer lo que le decían sus amigas, deshacerse de ellos y vivir su vida, conocer chicos y pasárselo bien, ella tenía tiempo para todo.
Cerró el libro de golpe, haciendo que una bocanada de polvo saliera despedida.
Entonces oyó pasos detrás de ella. Se sobresaltó y se dio la vuelta. Era Ginny.
Hola – dijo la pelirroja tímidamente - ¿molesto?
No – contestó ella algo turbada aún.
Ginny se sentó en el suelo a su lado
¿Qué haces aquí sola? – preguntó
Solo leía
Ginny asintió con la cabeza lentamente sin decir nada durante un rato. La miraba algo cohibida. Parecía que quería decir algo pero no se atrevía. Hermione la miraba inexpresiva. Ginny bajó la cabeza y se miró los pies, juntos delante suya.
Hermione – dijo al cabo de un rato sin mirarla – estoy preocupada por ti
Hermione se sorprendió por esta declaración
¿Preocupada¿Por qué? – dijo, mirando al lago, como si no quisiera darse por enterada
Estás muy callada y triste de un tiempo a esta parte, sé por qué es, y creo que deberías intentar poner remedio, porque cada día tienes más ojeras y te estás poniendo horrible – dijo en un intento de restarle tensión al momento
Hermione suspiró amargamente con una media sonrisa y miró al suelo, pero no dijo nada.
Ayer en la Sala de Menesteres me asusté mucho, todos vitoreaban, pero a mi me daba miedo ver donde estaríais dispuestos a llegar. Me duele veros así, y a Harry también, supongo que por eso se puso así ayer. Sé que ahora las cosas con él tampoco andan muy bien a causa de lo que pasó, pero no se lo tomes en cuenta, él solo quiere que todo entre vosotros vuelva a ser como antes. Yo sé que la convivencia con mi hermano puede llegar a ser difícil, nadie lo sabe mejor que yo, créeme. Pero también sé otra cosa, Hermione. Sé que Ron en el fondo no puede vivir sin ti, te necesita, ambos te necesitan, y estoy segura de que tú tampoco puedes vivir sin ellos, estáis hechos para estar juntos, los tres. Estáis pasando un momento difícil, probablemente provocado por el imbécil de mi hermano, pero pasará, yo lo sé, y tú lo sabes ¿por qué alargarlo más? Lo estáis pasando mal todos, no solo tú, Hermione. Mi hermano… mi hermano es un desastre desde que está lejos de ti, intenta hacer parecer que no te necesita, pero es inútil, nunca acaba sus tareas, no ha aprobado ninguno de los trabajos que ha entregado estas últimas dos semanas y no para ni una quaffle en los entrenamientos. Además está malhumorado todo el día, no es el de antes… emmm no sé si me entiendes…. él siempre ha sido muy bromista, ya lo sabes… Ahora… está apagado, triste. Hermione, por favor, acaba con esto.
Hermione, que llevaba escuchando sin decir nada todo el rato, leyó la súplica en los ojos de Ginny. Parecía verdaderamente preocupada. Todo lo que decía era verdad, no se podía negar, pero no estaba dispuesta, bajo ningún concepto, a ir arrastrándose pidiendo perdón ante él, no después de lo que le había dicho aquel día, ya dos semanas atrás. Ginny tenía razón, ella, Hermione, sabía que tarde o temprano las cosas entre
Ron y ella se arreglarían, y todo volvería a ser igual que antes, nada cambiaría. Hermione ya estaba más que harta de que discusión tras discusión, nada cambiara, todo volviera a ser como antes. Sin saber por qué, pensó que no deseaba que fuera así esta vez, de pronto no le parecía suficiente hacer las paces y quedar como amigos otra vez, no sabía porque esta vez quería algo más….
Ginny debió de ver algo en su cara
Hermione, no lo dudes, mi hermano te quiere, aunque no lo diga nunca, pero te quiere, ambos te quieren, te adoran, y tú lo sabes ¿o no?
A Hermione se le inundaron los ojos de lágrimas de forma inmediata y asintió. Tras las palabras de Ginny, se sintió estúpida al recordar que solo unos instantes antes había pensado en abandonar a sus amigos para hacer caso de las locas propuestas de Parvati y Lavender. Ahora entendía por qué todo esos años había estado ayudándolos con sus estudios y sacándoles de líos, simplemente porque eran sus amigos y los quería más que a nadie, y porque sabía que ellos estarían ahí si algún día los necesitaba, era posible encontrar amigos más listos, o más guapos, pero nunca más fieles que los suyos.
Después de la cena, Hermione se fue a su cuarto y estuvo adelantando tarea hasta poco antes de las diez, hora a la que comenzaba su ronda nocturna.
Bajó a la Sala Común. Harry y Ron estaban sentados en un sofá al lado del fuego. Se aproximó a ellos.
¿Nos vamos? – dijo secamente dirigiéndose a Ron.
Ron dirigió sus ojos hacia ella sin mucho interés y algo de fastidio, luego, sin decir nada, se levantó y se dirigió a la salida.
Hasta luego, Harry – dijo desganado
Hasta mañana – contestó éste
Hermione, entonces miró a Harry, parecía alto turbado, la miraba de reojo algo nervioso. Ella supo lo que era, Harry buscaba la manera de pedirle disculpas, incluso pudo ver algo de arrepentimiento en su mirada.
Hermione decidió acabar con la incomodidad entre ellos dos, era absurdo, así que le sonrió calidamente y preguntó
Harry ¿quieres que mañana hagamos juntos el trabajo para Mcgonagall?
El chico sonrió ampliamente. No hacía falta decir más. Todo volvía a ser como antes entre ellos.
Claro – dijo entusiasmado
Muy bien, hasta mañana entonces – dijo ella con una alegre sonrisa, y se reunió con Ron que la esperaba ya fuera de la Sala Común.
Hasta mañana – oyó decir a Harry antes de que se cerrara el retrato de la Dama Gorda tras ellos.
Hermione estaba contenta, no podía evitar sonreír. Hasta que se dio la vuelta y se encontró de frente con el rostro sembrado de pecas de Ron. Tenía un gesto dibujado en la cara que Hermione no fue capaz de interpretar, entre burla y curiosidad.
La sonrisa de Hermione desapareció al instante
¿Qué? – preguntó molesta
Nada – se apresuró a contestar el pelirrojo. Se giró y echó a andar hacia el ala oeste del castillo, la que les habían destinado.
Se pusieron en marcha y comenzaron a deambular por los pasillos en busca de alumnos fuera de sus torres o cualquier otra cosa fuera de lo común.
Caminaban uno junto a otro, los minutos pasaban y ninguno parecía tener ganas de decir nada. Hermione, desde luego, deseaba fervientemente que llegara lo más pronto posible la una de la mañana, hora a la cual debían volver a la Sala Común de Gryffindor. Sin embargo, no creía poder aguantar, durante mucho rato más, el gesto de profunda indiferencia en el rostro del pelirrojo.
Ron le dedicaba una fugaz mirada de vez en cuando, cada vez con más frecuencia. Hermione notaba que el silencio que les rodeaba cada vez pesaba más y comenzaba a oprimirle las sienes el retumbar de sus pasos por los desiertos pasillos. De tal forma, que con el transcurrir del tiempo, Hermione tenía la sensación cada vez más palpable de que algo…, algo gordo, iba creciendo entre y alrededor de ellos, y se incrementaba en ella la sensación de que bastaría con una pequeñísima chispa para hacerlo explotar.
Y, claro, una chispa es tan fácil de lograr….
La pareja se aproximó a un punto del pasillo en el que éste se dividía en dos. Hermione se dirigió instintivamente hacia el pasillo de su izquierda. Ron fue hacia el otro.
¿Qué haces? – preguntó Hermione
Quiero ir por aquí – dijo él muy convencido
¡No¡iremos por aquí, esa parte no la conocemos
Y ¿eso quién lo dice¿Tú? Pues estoy harto de hacer siempre lo que tú dices
Dicho esto la agarró del brazo y tiró de ella hacia el pasillo de la derecha.
Hermione no creía que Ron quisiera ir por allí por nada en particular, lo único que había pretendido desde un principio era, simplemente, llevarle la contraria. Probablemente había llegado a su límite de aguante antes que ella.
Sin embargo, cuando llevaban un buen rato caminando sin rumbo, pendientes, únicamente, de la violenta discusión que había estallado entre ellos, a ninguno de los dos parecía importarle demasiado la dirección que habían tomado…
¡Eres una orgullosa!
¡Oh¡Mira quien fue a hablar!
¡Y además un peligro público! Te tenias que haber visto ayer… Estoy pensando seriamente en advertir al Departamento de Control de Criaturas Mágicas que te tengan vigilada – Ron esbozó una sonrisa maligna
¡Qué tontería¡¡Si no hablaras más de la cuenta no habría pasado nada!
¿Te refieres a los malditos elfos domésticos? Pues mira, ya que lo dices… no me interesan en absoluto, es más, creo que me dan más asco desde que fundaste el peddo ese, así que ¡te exijo que me devuelvas mis dos sickles de la inscripción, que yo te devolveré la insignia intacta, está a estrenar!
A Hermione le tembló un poco el labio
¡Pues mucho mejor! Seguro que encontraré un tesorero mil veces más eficiente que tú¡que eres un holgazán¡¡Y ES P.E.D.D.O!
A Ron se le abrió la boca de golpe
¿Un holgazán¡¡Y tu una histérica, no te digo…!
¡Pues tú un crío!
¡Tú una mandona!
¡ Y tú un IMBECIL!
Pero Ron no contestó, miraba a su alrededor con la boca abierta de asombro. Cuando Hermione quiso saber qué era lo que miraba con tanto interés, descubrió que en su inconsciente paseo habían ido a parar a un lugar en el que nunca antes habían estado. Se trataba de una sala totalmente circular de enormes dimensiones con un techo altísimo e intensamente iluminada, en el centro de la misma había una sola estatua de lo que parecía un hombre a tamaño natural, no estaba sobre un pedestal, sino que se encontraba de pie en el suelo. Pero lo que más llamaba la atención de aquella sala era que todo su perímetro estaba repleto de puertas, todas iguales, en tamaño y forma, a aquella por la cual ellos habían llegado hasta allí, no eran puertas propiamente dichas, eran arcos de piedra que daban la entrada a infinidad de corredores, todos de una oscuridad impenetrable.
¡Que pasada! - se admiró Ron avanzando hacia el centro de la sala - ¿dónde llevarán todas esas puertas?
No sé, Ron, pero no creo que sigamos dentro de la zona permitida del colegio, seguramente Filch nos castigará si nos encuentra aquí.
Pero Ron no la escuchaba, caminaba lentamente hacia el interior de la sala mirando alrededor totalmente fascinado. Hermione avanzó hacia el centro de la sala, la estatua del hombre era, prácticamente como ella de alta, pero se trataba de un hombre calvo y gordito ataviado con túnica y capa de viaje que se sujetaba la barbilla con aire pensativo Extravius "El desorientado" rezaba una plaquita junto a él. Hermione lo observaba con curiosidad cuando oyó a Ron, a su lado
Apuesto a que son puertas mágicas…. seguro que llevan fuera de Hogwarts, a sitios mágicos o muy lejanos
Ron se volvió hacia ella y Hermione pudo ver en sus ojos el brillo de la aventura
Entremos por alguna, Hermione, la que tú quieras…
No, Ron – dijo ella – puede ser peligroso, no tenemos ni idea de lo que habrá detrás de esas puertas
Hermione, eres un fastidio - dijo Ron apoyando el codo en el hombro en Extravius - ¡vamos! Imagínate que pudieras llegar, por ejemplo… al continente perdido de la Atlántida.
No bien hubo dicho esto, la estatua en la que estaba apoyado cobró vida, Extravius "el desorientado" separó su mano de la barbilla y estiró el brazo, su gesto ya no era dubitativo, sino que señalaba con decisión hacia el frente con su dedo índice. Sin embargo mientras esto pasaba, Hermione comenzó a notar que el suelo se movía bajo sus pies, no entendió del todo lo que pasaba hasta que miró a los laterales de la sala, entonces se dio cuenta de que todo el suelo de aquella sala circular, había empezado, al principio muy lentamente, y luego, cada vez más aprisa, a girar. Hermione miró a Ron, el cual se había separado de Extravius en cuanto éste había empezado a moverse, y ahora trataba de mantener el equilibrio sobre la plataforma con las piernas y brazos muy abiertos y con un gesto de estupor en la cara que debía parecerse bastante al que ella tenía..
Hermione pensó en salir corriendo hacia una puerta antes de que aumentara la velocidad demasiado y los lanzara a ambos por los aires, sin embargo, justo en ese momento, la velocidad comenzó a disminuir y poco tiempo después el suelo detenía suavemente su rotación.
Ron y ella se miraban descolocados, Ron recuperó su postura anterior, Hermione se sorprendió al descubrir que ella misma había estado en la misma posición que Ron momentos antes y también se irguió.
¿Qué ha pasado? – preguntó Ron
No lo sé – dijo ella – lo único que sé, es que acabamos de perder la puerta por la que hemos entrado aquí, es imposible saber cuál es ¡estamos perdidos!
Ron no prestaba atención, se había llevado la mano a la cara, y con los ojos entornados miraba a la estatua con un gesto muy parecido al que presentaba la figura momentos antes, luego lentamente se giró hacia el punto exacto hacia el que apuntaba el dedo de mármol de Extravius. Hermione comprendió al instante
¡La Atlántida! – dijo entusiasmada - ¡señala hacia la puerta que nos llevará donde le has pedido!
Ron compartía su entusiasmo
¡Es genial¡esta sala es genial¡Hermione¡Podremos irnos de vacaciones donde nos plazca! – dijo
Hermione frunció el ceño
No, claro que no, no iremos a ningún sitio, no sabemos nada de este lugar, podría ser peligroso
La resplandeciente sonrisa desapareció del rostro de Ron, dejando ver un gesto de decepción
Sin embargo – continuó Hermione – podremos volver al castillo, sólo hay que pedirle que nos indique la puerta correcta.
Ron estuvo un momento pensativo, luego una sonrisa complacida apareció en su rostro
Si, tienes razón – dijo, y se dirigió hacia la estatua para hacerlo - vamos
A Hermione no le había gustado nada el gesto del pelirrojo, ni la forma tan rápida en la que había desistido de insistir en algo que parecía haberle entusiasmado tanto en un primer momento. Entonces, comprendió exactamente lo que había pasado por la mente de Ron en ese preciso momento, sería algo así como… " Esta noche se lo contaré a Harry y mañana por la noche cogeremos la capa de invisibilidad y vendremos a investigar, así no tendremos a la pesada de Hermione encima diciéndonos lo peligroso que puede ser"
Hermione se enfureció, pero decidió que cuando hubieran salido de allí, hablaría con él para quitárselo de la cabeza, y si era necesario con Harry para que no le dejara hacer tonterías.
Se acercaron a la estatua
Al ala oeste del Colegio Hogwarts de Magia – dijo Ron con decisión
Esperaron que pasara algo pero no fue así. Se miraron. Ron repitió. Nada
A Hogwarts – dijo Ron - ¡vamos¿estás sordo?
El aspecto de la estatua no varió ni un ápice
Shhhh – calló Hermione – así no se hacen las cosas. A lo mejor hay que decírselo de otra forma
Se giró hacia la estatua
– Por favor¿sería tan amable de indicarnos el camino de vuelta al Castillo de Hogwarts?
Nada sucedió tampoco esta vez.
¡Maldito calvo! – dijo Ron, y a continuación le propinó una sonora colleja al mago en su despejada nuca.
En ese preciso instante, y no antes, la sala comenzó a girar de nuevo ante la sorpresa de los dos muchachos
Ron miró a Hermione sonriendo y asintiendo
¡Así SI se hacen las cosas! - rió
Hermione lo miró con gesto de reprobación, aunque no podía evitar sentirse aliviada.
Sin embargo, la sonrisa de Ron se desvaneció junto con el alivio de Hermione cuando vieron cómo la figura del mago Extravius cobraba vida de nuevo, pero a diferencia de la vez anterior, esta vez se cruzó de brazos y comenzó a hundirse, muy lentamente, en el suelo de piedra.
Por su parte, a Hermione no parecía ser éste el hecho que más le preocupaba, sino que observaba aterrorizada, como, una por una, todas las puertas que rodeaban la estancia, veían caer ante si, con un ensordecedor sonido que retumbaba en toda la sala, una pesada verja de metal, bloqueando el paso. Muy pronto estuvieron todas cerradas. Hermione comenzó a marearse, no sabía si por el desasosiego o por los giros de la plataforma bajo sus pies, quizás por ambas cosas.
Ahora si que estaban atrapados.
Poco tiempo tardó Hermione en darse cuenta de que no era que la figura se estuviera hundiendo en el suelo, sino que era la plataforma giratoria la que estaba ascendiendo.
Comenzó a mirar en todas direcciones en busca de una escapatoria, pero ya no se veían las puertas, y el hueco por donde había desaparecido Extravius "el desorientado" había sido cerrado.
El lento ascender de la plataforma no se detenía y el corazón de Hermione había comenzado a latir violentamente.
Observó a Ron que miraba hacia arriba con terror. Hermione en un instante de desesperación miró con angustia al techo esperando descubrirlo sembrado de afilados pinchos, listos para terminar con la curiosidad de aquellos que se aventuraban al interior de aquella sala prohibida, como había visto en alguna película muggle. Al darse cuenta de que el techo tenía una superficie tan lisa y blanca como piedra recién pulida, casi sonríe "Que estúpida eres Hermione Granger, esto es Hogwarts, no el templo maldito" se dijo.
Este pensamiento la tranquilizó un poco.
¡Ron! – llamó. El pelirrojo se volvió hacia ella bruscamente - ¡Vamos! – dijo con una voz que trató de sonar tranquilizadora – no nos pasará nada¡estamos en Hogwarts¿no es acaso éste el lugar más seguro del mundo mágico?
Hermione – dijo él - ¿acaso has olvidado lo que pasó la última vez que nos metimos por sitios prohibidos del colegio…?
Hermione tragó saliva, recordaba perfectamente a Fluffy, el perro de tres cabezas encargado de guardar la Piedra Filosofal.
….¿o quizás te has olvidado ya del basilisco de la Cámara de los Secretos?
El terror volvió a apoderarse de ella y comenzó a temblar de pies a cabeza. La plataforma continuaba su lento ascenso, y el techo se encontraba cada vez más próximo.
Tienes razón – susurró – moriremos aplastados. Seremos castigados por meternos donde no nos llaman.
Apenas cuatro metros los separaban del final.
Ron se acercó a ella, había dejado de buscar salidas.
Hermione, todo es culpa mía, sino hubiera tocado nada, si nos hubiéramos dado la vuelta como tú decías, no estaríamos en esta situación.
Hermione lo miraba en silencio ¿valía la pena insistir en su enfado si era verdad que morirían allí?
Tres metros
Yo no quería que te pasara nada – dijo él llevándose las manos a la cara.
Hermione seguía sin decir nada, le embargaba el pánico, pero no podía evitar, a la vez, sentirse conmovida por la sinceridad de su amigo.
Dos metros y medio
No te guardo rencor, Ron – dijo Hermione mirándole con dulzura. Era cuanto podía hacer por él en aquel momento.
El chico levantó la vista. Hermione no pudo dejar de admirarse de la belleza de esos ojos azules vidriosos que la miraban.
Te he hecho sufrir mucho – dijo Ron – Ya no sufrirás más.
Se aproximó a ella con determinación y la tomó entre sus brazos. Ella le miraba sin comprender
– Te quiero mucho Hermione – dijo mirándola como nunca antes lo había hecho. Luego, y antes de que Hermione tuviera tiempo siquiera de reaccionar, depositó un fugaz y suave beso en los labios de ella. Luego un movimiento de varita y…
Desmaius – fue lo último que Hermione pudo escuchar de la boca del pelirrojo.
