Bueno, aqui os va un capítulo bastante largo, creo. Disfrutadlo!

17. El baile de Halloween

HARRY POTTER 31 Octubre 19:50 h

Harry se sentía algo nervioso al bajar las escaleras de los dormitorios junto a Ron. No sabía lo que iba a pasar con Cho, no sabía si ella esperaría algo de él, si querría que la sacara a bailar o algo por el estilo, no habían hablado de eso. ¿Y si resultaba tan decepcionante como había sido para Parvati dos años antes?

Por otro lado estaba Hermione, que había tenido la brillante idea de ir con Malfoy al baile. Su amiga estaba muy rara últimamente, hacía cosas que chocaban de frente con lo que ella haría normalmente. Le preocupaba bastante el tema, y Ron no era de ninguna ayuda, siempre discutiendo con ella y haciéndola enfadar.

Al cabo de un rato de estar esperando en la Sala Común junto con Neville, bajaron Parvati y Lavender, todo el mundo las miraba, a Harry le parecía que iban muy guapas las dos.

Parvati lucía una túnica azul turquesa con incrustaciones brillantes que deslumbraban a quien la miraba, el pelo recogido en un moño alto también con brillos y en las manos y cuello lucía bonitas alhajas. Lavender cuya túnica lila vaporosa mostraba un generoso escote, también llevaba numerosas pulseras, aunque ella llevaba el pelo suelto sobre los hombros.

Deán parecía hipnotizado mirando a Parvati bajar, cuando llegó a su altura le tomó la mano y le dijo algo que Harry no alcanzó a oír.

Pudo notar que Lavender estaba impaciente por salir y encontrarse con el capitán de Ravenclaw, un tal Martin Colberth, con el que había quedado. Pero Seasmus insistió en que tenían que esperar a Ginny.

Por fin apareció la pelirroja en lo alto de la escalera, llevaba una túnica rosa pálido muy bonita. Harry nunca la había visto tan resplandeciente. Cuando la chica vio a Seasmus sonrió ampliamente, y Harry pensó que le gustaría tener a alguien que le sonriera así a él.

Ginny bajó acompañada de Hermione que estaba deslumbrante. Su vestido le sentaba como un guante, no era como hacía 2 años en el baile del torneo de Tres Magos, entonces estaba guapa, pero ahora, el notable cambio que había sufrido su cuerpo hacía lucir mucho más las ropas que vestía. Estaba realmente hermosa. A pesar de todo, ella no parecía muy feliz.

Harry temía el momento en el que se encontrara con Ron. Habría bronca segura ya que la última vez que se habían visto, Hermione había dejado al pelirrojo con la palabra en la boca por el asunto de Malfoy.

Sin embargo no sucedió nada. Por el contrario apenas se dirigieron un par de palabras de cortesía. Estaban muy raros los dos ¿qué les pasaba?

- ¿Vamos fuera? – preguntó él

Así, los tres amigos, junto con Neville salieron por el retrato de la Dama Gorda.

Cuando llegaron al vestíbulo Harry vio a Cho.

Estaba preciosa con una túnica color granate que encajaba a la perfección con el color negro de su pelo que llevaba recogido en dos pequeños moños a ambos lados de su cabeza. Unos mechones de pelo lisos le caían por los ojos. El brillo que se había dado en los labios los hacía especialmente apetitosos, a juicio de Harry.

- Estás muy guapo, Harry – dijo dándole un beso en la mejilla

- Y tú – dijo él sonriendo

Estuvieron hablando un poco de los entrenamientos de Quidditch. Harry le preguntó por qué ella no era la capitana del equipo de Ravenclaw. La chica le contó que Martin y ella tenían la misma antigüedad en el equipo, además de ser del mismo curso, pero ella le había cedido la capitanía por que no quería más responsabilidades; necesitaba centrarse en sus EXTASIS, quería ser sanadora en San Mungo y pedían calificaciones altas.

Mientras la chica hablaba, Harry echaba miradas furtivas a la escena que se desarrollaba a unos metros de ellos.

Malfoy había ido a buscar a Hermione y se alejaban juntos. Harry veía a Ron temblando de furia con los puños muy apretados. "Tranquilo Ron, no es el momento de montar un espectáculo, relájate" pensaba para si. En ese momento Luna llegó al lado de su amigo. Nunca había visto a la chica tan guapa. Su pelo rubio brillaba suelto sobre sus hombros, llevaba una túnica roja anaranjada que la hacía destacar entre todos. Parecía que emitía una luz de ensueño que hipnotizaba a Harry.

- ¿Qué te parece si cenamos con Ron y Neville? – preguntó Harry de pronto – También estará Luna y vosotras sereis amigas ¿no? Sois de la misma casa.

- Si, bueno, aunque… – contestó bajando un poco la voz – …es un poco rara ¿no crees?

Harry se sintió un poco molesto por ese comentario y decidió no contestar.

Se reunieron con sus amigos en la puerta del comedor justo después de haber visto pasar a los gemelos Weasley cada uno de un brazo de Aliena montando mucho revuelo y arrancando vitores de algunos.

Harry con Cho, Ron, Luna y Neville se dirigieron hacia una de las mesas redondas con 8 asientos cada una que poblaban el amplio comedor, el cual, al igual que el resto del castillo había sido decorado con calabazas de todos los tamaños y guirnaldas de colores. Los prefectos habían sido los encargados de toda la decoración. De hecho, Ron llevaba quejándose toda la semana de no tener ni un segundo de tiempo libre. Cuando no estaba organizando el baile, estaba en clase, cuando no… entrenando y cuando no… estudiando (Hermione había vuelto a ser la misma y los agobiaba todo el tiempo diciendo que iban muy retrasados con sus tareas)

Una vez sentados, Ron pidió a Neville que le cambiara el sitio. Todos se extrañaron, ya que ese cambio significaba no estar sentado al lado de Luna, sin embargo ella no se inmutó, observaba los adornos del techo con la boca abierta, sorprendida a pesar de que todos los años eran iguales.

Después de un rato, Harry descubrió el por qué del cambio de Ron; desde ese sitio era capaz de ver perfectamente lo que hacía Hermione.

La cena fue muy amena para Harry. Estaba sentado entre Cho y Luna y, tuvieron una alegre conversación toda la velada.

Harry se sintió un poco decepcionado con su mejor amigo que se pasó toda la cena sin hacer el más mínimo caso a su acompañante, Luna, que a su parecer tenía una conversación muy interesante y divertida.

Al acabar la cena, Harry se dio cuenta de que el momento más temido por él había llegado: El baile.

Vio cómo Ron, Luna y Neville se iban a buscar unas cervezas de mantequilla y cómo Cho le miraba expectante

Harry tragó saliva:

- ¿Quieres…… tomar algo? – preguntó

Ella pareció un poco descolocada….

- Emmmm… bueno – dijo

Harry dio gracias

Fueron por donde había visto irse a sus amigos, éstos ya volvían con una botella en la mano cada uno. Ron parecía bastante alterado por algo. Cho y él por su parte, cogieron unos vasos de ponche y fueron a sentarse con ellos.

La verdad es que pasaron un muy buen rato mirando a la gente bailar.

Deán y Parvati se balanceaban muy juntos al compás de la música, al igual que Seasmus y Ginny. Los gemelos Weasley y Aliena eran los que más llamaban la atención, bailaban armando mucho alboroto, parecían divertirse mucho. Snape bailaba con la profesora McGonagall, y Flitwick con la profesora Sprout. Dumbledore agarraba a una alumna de primero que parecía bastante asustada a pesar de la amable mirada del director.

- Mirad a Millicent Bulstrode – rió Ron quien parecía que por fin empezaba a disfrutar de la fiesta – juraría que es más grande que su acompañante

Todos rieron. Todos menos Cho. Su impaciencia parecía ir en aumento a cada segundo que pasaba, y le echaba a Harry miradas muy significativas. Harry no entendía por qué no se lo pasaba bien.

Una melodía lenta comenzó a sonar. De pronto Ginny apareció corriendo

- ¡Neville¡Tienes que bailar conmigo! – dijo, y cogiéndole de la mano lo arrastró a la pista de baile.

Cho no aguantó más

- ¡Harry! Yo también quiero bailar

Acto seguido se levantó y le tomó del brazo llevándolo hacía donde las demás parejas se apretujaban por un sitio.

Harry miró hacia atrás con envidia hacia Ron y Luna que permanecían sentados simplemente hablando y bebiendo cervezas de mantequilla "Ya me gustaría haber venido con Luna" se dijo inconscientemente.

Harry colocó las manos donde Cho le indicó e intentó balancearse al ritmo de la música. Creía que no lo hacía demasiado mal, ya que no había pisado a Cho todavía, pero aquello requería demasiada concentración para poder aguantar mucho tiempo.

Sabía que no podía pedirle que volvieran a sentarse, así que tenía que encontrar una salida mejor….

- Cho – dijo - ¿quieres ir a dar un paseo?

- ¡Si! Claro que si – dijo ella ilusionada

Pocos segundos después ambos se dirigían a la puerta del Gran Comedor. Por el camino Harry pudo ver fugazmente como Hermione bostezaba disimuladamente mientras Malfoy le hablaba.

Harry se vio de pronto en el jardín paseando junto a Cho y sin saber qué decir.

Ella tampoco decía nada, pero de repente le tomó la mano. Harry se sobresaltó y la miró, ella le miró también como esperando su consentimiento. Harry solo sonrió y volvió la vista hacia el frente.

Iba un poco tenso y su corazón latía con fuerza. Cho le había dado la mano. Harry creía saber lo que aquello significaba y decidió que esa vez sería él quien diera el primer paso, estaba harto de ser siempre arrastrado por las circunstancias.

Entonces paró de caminar y, asiendo con fuerza su mano, se volvió hacia Cho. Sus ojos verde esmeralda se clavaron en los negros y profundos de ella, era tan hermosa… Aspiró su dulce aroma mientras la atraía hacia si colocando sus mano en la cintura de la chica, que no ofreció la menor resistencia. Luego se inclinó hacia ella y salvando la distancia entres sus labios y los de ella, la besó.

Harry había perdido la noción del tiempo sentado en aquel banco con la chica.

Mientras volvía al Salón con una sonriente Cho colgada de su brazo Harry no pudo evitar la sensación de vacío en su estómago, no pudo evitar la certeza de no haber sentido nada al besar a la veterana buscadora de Ravenclaw cuya presencia, tiempo atrás, hiciera encoger su estómago.

Al entrar en el Gran Comedor, el escandaloso grupo de amigas de Cho la esperaban para recibir información, supuso Harry.

El vio a todos sus amigos en una mesa y fue con ellos, bueno, no estaban todos….

Hermione si estaba allí, parecía más animada ahora que se había deshecho de Malfoy. Prefirió no hablarle de ese tema.

- ¿Dónde está Ron? – preguntó

- Con Luna – dijo ella desviando la mirada

¿Con Luna¿Cómo era posible?. Ron no le había hecho el menor caso en toda la cena¡en toda la noche, prácticamente! Y se iba con él a…..

Se descubrió a si mismo molesto con Ron.

Miró a Hermione, ella tampoco parecía muy contenta con la situación ¿Por qué?

Harry se sintió algo culpable ¿Por qué ninguno de sus amigos era capaz de alegrarse por Ron?

Algo desvió la atención de sus pensamientos

Seasmus y Deán estaban hablando

- Bueno, estáis todos invitados a continuar la fiesta después del baile. Hemos preparado una pequeña "reunión" en nuestra habitación. Ya sabéis que nos hemos abastecido… – ambos rieron traviesos – Será algo íntimo, sólo los de 6º de Gryffindor y Ginny, claro. ¡Esperamos veros allí!

RON WEASLEY 31 Octubre 19:50 h

Eran las ocho menos diez cuando Harry y él bajaron las escaleras de los dormitorios. Un alegre colorido salpicaba la Sala Común, eran las túnicas de gala de los muchos alumnos de Gryffindor que esperaban allí a sus parejas de baile. Entre ellos Seasmus y Deán, que esperaban a Ginny y Parvati, respectivamente.

Neville no tenía pareja para el baile, así que Ron le había dicho que podía estar con Luna y con él toda la noche si quería.

- ¡Ahí están! – dijo Deán bastante alto.

Varias personas se giraron a mirar. Parvati y Lavender bajaban por las escaleras con aires de grandeza, algunas personas emitieron sonidos de admiración. A Ron, su estilo se le antojo algo recargado.

Poco rato después aparecieron en lo alto de la escalera, hablando tranquilamente, Ginny y…¡Hermione!

Ron se frotó un poco los ojos y volvió a mirar. Luego se dio la vuelta para mirar al resto de la Sala Común preguntándose por qué en esta ocasión nadie emitía sonidos de admiración. A Ron le parecía que Hermione superaba, con mucho, a Parvati y Lavender en elegancia.

Vestía una túnica color blanco tecla con el cuello en semicírculo que dejaba al descubierto parte de sus hombros, cuello y una marcada clavícula de proporciones perfectas, a juicio de Ron. La sedosa tela se ceñía a su torso y cintura realzándolos para luego ensancharse hasta llegar a los pies. Las mangas también iban ceñidas al brazo hasta ensancharse un poco más abajo del codo, éstas, cubrían parte de sus manos dándole gran majestuosidad a sus movimientos.

El pelo lo llevaba recogido en un moño rizado el cual dejaba sueltos algunos mechones también rizados que le caían con naturalidad por la cara.

Hermione y Ron no se habían visto desde que él se enterara de que iba a ir con Malfoy al baile. Tenía perfectamente pensado todo lo que iba a decirle a ella al respecto en cuanto la viera, de hecho llevaba todo el día buscándola para decírselo, sin embargo, en ese momento no parecía tener sentido nada de aquello que había pensado. Se quedó bloqueado, no sabía cómo actuar.

Se dio cuenta de que Hermione había dejado de hablar con Ginny y le miraba.

Cuando llegó abajo fue hacia donde estaban Harry y él. Más de cerca, Ron pudo ver que iba ligeramente maquillada, había encontrado la manera de realzar sus ojos lo suficiente como para que su mirada intimidara a Ron.

Hermione se quedó un instante delante de él algo vacilante.

- Estás…. muy elegante – dijo

- Gracias, tú…. – "pareces un ángel… ¡no!" - …tú también

Ron sonrió nervioso. Estaba más que intimidado por Hermione, estaba abrumado por ella. No podía reaccionar.

- ¿Vamos fuera? – preguntó Harry de pronto

Y los cuatro: Harry, Ron, Hermione y Neville se dirigieron a la salida.

En el vestíbulo había multitud de personas mirando por todos lados buscando a su pareja.

Nada más llegar Harry vio a Cho y se fue con ella

Neville intentó entablar una conversación hablando de lo bonito que estaba todo el castillo, con esos adornos por todas partes, pero sus dos amigos solo asintieron distraídos.

De pronto Ron vio a Luna bajando las escaleras. Cuando se dio la vuelta para decírselo a los otros, se encontró con que Malfoy había llegado hasta ellos, había tomado la mano de Hermione con delicadeza y depositado un galante beso sobre ella.

- Granger, permíteme decirte que estás impresionante, sólo espero ser digno de tanta hermosura

Hermione bajó la cabeza avergonzada y sus mejillas se sonrosaron ligeramente

Ron sintió una oleada de furia y de envidia. No podía decirse que Malfoy no tuviera estilo. Había encontrado las palabras perfectas, las alabanzas que Hermione se merecía esa noche, y no el patético "Gracias, tú también" que se le había ocurrido a él. Se sintió de pronto torpe y vulgar.

Estaba tan bella, que casi dolía que se la llevasen de su lado, pero ¿qué podía hacer, ella se había arreglado así para él, para Malfoy. Así que se quedó ahí quieto, sólo mirando cómo Hermione se marchaba del brazo de su peor enemigo.

Luna se reunió con él, estaba guapa, pero Ron no podía quitarse de la cabeza a Hermione. Estaba intranquilo¿y si Malfoy le hacía algo…?

Pensando en sus cosas como estaba, no le hizo mucho caso a Luna durante el resto de la noche.

En las puertas del comedor se les unieron Harry y Cho.

A las 8 en punto las puertas se abrieron y la gente comenzó a entrar, unos cuantos hicieron hueco cuando aparecieron Aliena y los gemelos Weasley armando mucho revuelo. A Ron le pareció que Aliena estaba feliz con sus dos nuevos descubrimientos, al fin y al cabo eran de la misma edad. Estaba preciosa con una túnica rosa fucsia con estrellas doradas, su pelo suelto al aire como siempre parecía brillar más de lo normal.

Desde el sitio que había elegido Ron en la mesa podía ver a Hermione perfectamente y también a Ginny y Seasmus que se habían sentado en una mesa junto con Deán y Parvati, y Lavender y Martin. Sin embargo, una vez apareció la comida en su plato, todo lo demás pasó a un segundo plano.

Al terminar levantó la vista.

Cho parecía un poco incómoda allí con ellos. Ron nunca había hablado mucho con ella, tenía la sensación de que no le caía bien desde aquel comentario mordaz sobre su equipo de Quidditch. Por otro lado, parecía que no recibía mucha atención por parte de Harry que se hallaba enfrascado en una divertida conversación con Luna. Neville los escuchaba atento.

Unos instantes después, cuando todos habían terminado de cenar, el director del colegio, Albus Dumbledore, se levantó:

- ¡A bailar! – se limitó a decir. Y con dos movimientos de varita movió las mesas hacia los laterales e hizo aparecer un escenario en medio de la sala al que se subieron segundos después las componentes del grupo con más éxito del Mundo Mágico¡Las Brujas de Macbeth! Un atronador aplauso inundó el Gran Comedor.

La primera canción que tocaron tenía mucho ritmo y gran número de personas saltaron a la pista de baile.

Neville propuso ir a por unas cervezas de mantequilla. Ron buscó alrededor y enseguida vio una mesa alargada donde estaban las bebidas. Se acercaron allí, pero cuando Ron estaba cogiendo las botellas…

- ¿Qué tal la cena, Weasley¿Ya has mandado un par de lechuzas a casa con las sobras para que tus padres puedan cenar hoy? – dijo a su lado una voz demasiado familiar que arrastraba las palabras

Ron giró la cabeza bruscamente hacia Malfoy que sin mirarle servía ponche en una copa

- No le hagas caso Ronald – dijo Luna poniéndole una mano en el hombro para tranquilizarle

- Así que Lunática es tu pareja… Weasley, creía que habías tocado fondo, pero cada día te superas a ti mismo

Ron iba a saltar, pero Luna se le adelantó

- ¡Vaya¡Mira quien lo dice! El que ha venido al baile con una "sangre sucia"

Ron se quedó estupefacto al oír esto de la boca de Luna, pero se cayó al notar cómo habían sentado estas palabras al rubio…

Sus labios se curvaron en una profunda mueca de asco y se le veía muy molesto

- Yo hago lo que me da la gana ¿entiendes pirada? – escupió

- Si, pero ¿eres consciente de que tu credibilidad desciende mientras hablamos? Con cada palabra, con cada mirada que cruzas con ella, incluso con ese vaso de ponche que estas a punto de llevarle… ¡Por Merlín, Malfoy¡Ni siquiera te has sentado con tus compañeros de casa!. Eso ha sido un gran error. A saber de lo que han hablado… Vaticino que tu liderazgo en la casa Slytherin tiene los días contados, muy pronto habrá disidentes en tus filas. ¿Quién va a querer seguir a un líder que pregona unas ideas y actúa en contradicción con ellas?...

¡Ah! Y reza para que no se entere Lucius – añadió

Ron miraba a Luna alucinado

Malfoy se encontraba en un estado parecido aunque recuperó pronto la compostura

- ¿Quién habría de tomarse en serio lo que dice una lunática como tú? – dijo con desprecio

- Cuidado con lo que dices, Malfoy – advirtió Ron

- ¡Oh! Vamos Weasley, no intentes defender a los demás, ni siquiera sabes cuidarte tu mismo. Y me voy, una bella dama me espera impaciente

A Ron le hirvió la sangre

- Malfoy, te lo advierto, como intentes hacerle algo a Hermione….

El Slytherin sonrió

- Es duro ¿verdad?

- ¿El qué? – gruñó el pelirrojo

Draco Malfoy pronunció aún más su sonrisa y se acercó a Ron para que solo él pudiera oírle

- Que yo haya conseguido en unos días lo que tu no has podido en más de cinco años…

Ron sintió deseos de desfigurarle el rostro a Malfoy para los restos, pero se contuvo por respeto al baile

- Estás advertido, Malfoy – dijo amenazador – como le pase algo malo a Hermione… te mato.

El rubio no contestó, solo le dedicó una sonrisa maliciosa y se dio la vuelta perdiéndose entre la multitud.

Cuando volvieron con las bebidas a la mesa Ron no estaba de muy buen humor, pero Luna parecía decidida a hacerle pasar una noche agradable y, haciendo un par de bromas sobre Malfoy y sus amigotes logró hacerle sonreír.

Pasaron el resto de la noche riendo y bromeando hasta que, sin saber de dónde, apareció Hermione y se acercó a él muy decidida

- Ron, baila conmigo – dijo

Ron tuvo que reconocer que, aunque al principio se había negado y había estado muy rígido, al superar el hecho de tener a Hermione colgada del cuello y comprobar por si mismo que ningún asteroide caería sobre el planeta por agarrar su delicada cintura, lo había empezado a pasar bien, incluso comenzaba a disfrutar dejándose llevar con naturalidad por la música.

Hermione lo devolvió a la realidad bruscamente diciendo algo que Ron no se hubiera esperado ni en un millón de años…

- Bailas bien, Ron

Aquello lo hizo desequilibrarse y perder por completo el sentido del ritmo. Poco después, y con toda la sangre agolpada en su cara, Ron pedía mil disculpas a Hermione por haberla pisado

-Vamos a sentarnos – rogó abochornado

Se sentaron juntos en la mesa que ocupaban el resto de sus amigos

- Vaya, vaya, hermanito, eres una caja de sorpresas – oyó decir a Ginny – ahora yo ¿no? – añadió haciendo ademán de levantarse

- Ni lo sueñes – sentenció él que aún estaba algo ruborizado

- Así que Hermione es la única privilegiada que…

Ron decidió no escuchar más. Se giró hacia Hermione que estaba algo colorada también, Ron supuso que sería de bailar.

- ¿Quieres beber algo? – le preguntó rápidamente

- Ehhh, bueno…

A toda velocidad se levantó y salió de allí. Tenía la sensación de haberse traicionado a si mismo al salir a bailar cuando siempre decía que en su vida bailaría, sin contar con que sus amigos se reirían de él toda la semana por aquello, pero lo peor de todo era…. que le había gustado…

Volvió a su sitio de la mesa al lado de Hermione discretamente unos instantes después, afortunadamente habían cambiado ya de tema.

Tras un buen rato (ya debía faltar poco tiempo para que el baile terminara) Luna se levantó de su sitio y se acercó a él

- Me preguntaba si te apetecería dar una vuelta conmigo antes de irnos a dormir

- Si ¿por qué no? – aceptó él apurando la botella que tenía entre las manos

- Bueno, os veré luego chicos – dijo mientras se alejaba con Luna

Sus amigos chicos soltaron un "¡ohhh!" muy significativo a sus espaldas. Él muy rojo les hizo con la mano una seña para que se callaran y guió a Luna hasta la salida.

Llegaron paseando hasta una especie de terraza muy amplia desde la cual se veía la inmensidad del lago. Ron se sentó en un banco de piedra mientras Luna, asomada a la terraza, observaba la placidez de las aguas. Parecía que esa noche hasta el calamar gigante respetaba la quietud del ambiente.

- Lo he pasado muy bien esta noche, Luna – dijo él rompiendo el silencio

- Yo también – dijo ella yendo a sentarse a su lado sonriente

Él le devolvió la sonrisa

- ¿Sabes Luna? últimamente sueño mucho contigo – rió

- ¿De veras? – dijo ella con una sonrisa misteriosa. No parecía muy sorprendida

Ron asintió.

Tras unos instantes de silencio Luna volvió a hablar…

- Ronald, te voy a contar algo que no le he contado nunca a nadie…

El pelirrojo la miró intrigado

-… por lo tanto, no debes hablarle a nadie de ello ¿entiendes?

- Si, claro

- ¿Tengo tu palabra de Weasley? – dijo ella sonriendo

- La tienes – rió

Ella respiró hondo

- Verás… ¿qué pensarías si te dijera que yo no aparezco en tus sueños por casualidad?

- ¿Cómo? – se extrañó Ron

- A lo mejor te suena un poco raro, pero…. desde siempre tengo la "habilidad" de visitar a las personas en sueños

Ron estaba muy confuso, no estaba seguro de entender bien lo que Luna le explicaba

- ¿Quieres decir que te metes en la cabeza de la gente?

- No exactamente, sólo puedo acceder a sus sueños. Mi madre era una ninfa de los sueños, podía manipular las mentes de las personas para mostrarles el futuro, para ayudarles en una decisión o… simplemente divertirse, las ninfas son muy caprichosas y juguetonas, aunque nunca malvadas. No suelen mezclarse con los humanos, pero mi madre se enamoró de mi padre y dejó su vida mística para irse con él; murió muy pronto, pues las ninfas no están hechas para la vida mundana de los humanos y se marchitan sin remedio. Yo heredé de ella algo de sus habilidades. No puedo controlar los sueños, aunque si puedo intervenir en ellos ,como tú has podido comprobar por ti mismo. Se podría decir que tengo las llaves de todas las puertas que llevan a los sueños de las personas. Sin embargo, no es igual entrar por unas puertas que por otras. Por ejemplo, de un tiempo a esta parte, penetrar en los sueños de Harry me ha estado costando cada vez más, hasta el punto de que ya me es imposible entrar, no me había pasado con nadie hasta ahora, me pregunto qué estará sucediendo en él…

Ron lo comprendió al instante, lo que pasaba era que Harry estaba progresando con la Oclumancia, y tenía su mente cerrada a cualquier intento de penetración en sus sueños.

- … aunque tantas pesadillas no pueden ser buenas – continuó Luna – El otro día estuve en una pesadilla de Seasmus ¡el ruido del las banshees era insoportable!

- Es fascinante – intervino Ron - puedes descubrir cosas de las personas viendo sus sueños…

- Si, precisamente el otro día en un sueño de Hermione…. – comenzó soñadoramente

- … aunque pensándolo mejor… los sueños son algo muy personal

- Ya, por eso no abuso de ello.

- Y… ¿entrar en mis sueños te cuesta mucho? – preguntó el pelirrojo curioso

- En absoluto, la facilidad de entrar en un sueño depende de la transparencia de la persona en si, tú eres honesto y sincero en todo momento, en la realidad y en los sueños, se puede confiar plenamente en ti, por eso me gustas…

Ron se quedó un poco cohibido, sin saber muy bien cómo tomarse aquello.

Al instante Luna, sin darle mucho tiempo a pensar se acercó a él, le tomó del mentón y comenzó a aproximar su rostro al del pelirrojo.

El corazón de Ron se desbocó al instante, aquello le había tomado totalmente por sorpresa "¿Qué hago?"

Los labios de Luna casi rozaban ya los suyos. Sin embargo, en el último momento él apartó la cara

- Lo siento Luna, no puedo hacerlo. Quizás no estoy preparado aún

Ella se apartó y le sonrió dulcemente.

- Si lo estás, pero yo no soy la chica. Hay alguien más

- No, te lo juro, no hay nadie

- Es tan tierno – dijo ella aún sonriendo – ni siquiera se ha dado cuenta todavía

Ron se quedó muy confuso por esas palabras.

Luna por su parte, se limitó a darle un beso en la mejilla e irse sin decir nada.

HERMIONE GRANGER 31 Octubre 19:50 h

Faltaban diez minutos para las ocho, no podía retrasarlo más, Ginny la estaba esperando. Ya no se podía hacer nada, tenía que apechugar.

Hermione era vagamente consciente del momento en el que le había dicho a Malfoy que iría al baile con él. Sólo recordaba una gran desesperación por oír el "si" que le había dado Ron a Luna e inmediatamente después unas ansias indescriptibles de venganza. Malfoy le había brindado la posibilidad en bandeja y no se lo pensó ni un segundo… Ojala lo hubiera hecho; si sólo hubiera pensado en ello durante ¡un segundo! la contestación habría sido completamente distinta.

Lo había imaginado de decenas de formas diferentes durante todo el día… "Malfoy, vete a reírte de otra" o… "Malfoy¿de verdad has pensado que yo podría decirte que si?" incluso… "Antes muerta, Malfoy".

Sin embargo había dicho que si.

Hermione creía que nunca se había arrepentido tanto de algo en toda su vida como de aquello.

Le daba pavor pensar en el momento en que sus amigos lo supieran, sobretodo Ron. Y entonces, sin saber cómo, se habían enterado, y ella había tenido que fingir que estaba decidida a hacerlo, cuando, en realidad, hubiera deseado echarse en brazos de Ron y rogarle que le sacara de aquel lío.

¿Qué iba a hacer ella con Malfoy toda la noche¡por Merlín!. Tendría que deshacerse de él en cuanto pudiera.

Oyó de nuevo a Ginny tocar a la puerta, se estaba impacientando, no esperaría más. Se echó un último vistazo en el espejo y salió con ella.

- ¡Guaaau! Hermione, estás increíble – exclamó la pelirroja

- Gracias, tú también estás muy guapa Ginny

- No no Hermione, tú estás superior

Hermione sonrió, sabía que Ginny se sentía culpable por haberles soltado a sus amigos lo de Malfoy.

- No te preocupes Ginny, tarde o temprano tenían que enterarse – dijo sin preámbulos

Ginny bajó la cabeza

- Ya, pero bueno, yo lo último que quería era procurarte otro problema con mi hermano, lleva todo el día buscándote como loco

- Era inevitable, no te preocupes – dijo tranquilamente, sin embargo tenía el estómago encogido, sabía lo que le esperaba una vez se encontraran de frente.

Llegaron a lo alto de la escalinata, desde donde se veía la Sala Común en toda su amplitud. No le hizo falta buscarle mucho rato, podía reconocer su roja cabellera a millas de distancia.

Cuando le vio casi se tropieza y cae por las escaleras. Sintió como si su corazón diera una vuelta entera…

Ron estaba muy, muy atractivo. Llevaba una túnica azul marengo muy favorecedora (regalo de sus hermanos) contra la que destacaba el rojo eléctrico de su pelo, cuidadosamente descolocado.

Ginny se marchó con Seasmus y ella se acercó a sus amigos.

Contuvo el aliento y avanzó hacia donde estaban ellos, pero… en lugar de encontrarse un Ron hecho una furia y con multitud de cosas que echarle en cara, le pareció un corderillo asustado ¿qué le pasaría?

- Estás… - "como un queso" pensó. Pero claro que no le iba a decir eso… – …muy elegante

- Gracias tú…. tú también – le contestó él sonriendo tímidamente

"- De acuerdo – pensó Hermione – creo que lo he entendido, es una tregua ¿no? para no fastidiarnos la fiesta mutuamente. Me parece bien, Ronald"

- ¿Vamos fuera? – preguntó Harry de pronto

Neville iba con ellos tres. Harry los dejó al ver a Cho

Neville estaba diciendo algo, pero Hermione no le oía, pues había visto que Malfoy la había localizado e iba hacia ella con aire decidido.

"Madre mía, se va a armar" – se dijo angustiada

Pero, para su sorpresa, no pasó nada

Malfoy no hizo ningún comentario que enervara al pelirrojo, simplemente le ignoró.

Tomó su mano y la besó galantemente

- Granger, permíteme decirte que estás impresionante, solo espero ser digno de tanta hermosura

Hermione nunca se había sentido tan halagada. "Parece que Malfoy sí sabe cómo tratar a una chica"

Mientras se alejaban de sus dos amigos Hermione no se atrevió a mirar atrás.

- Tengo que admitir que fue una sorpresa para mi que aceptaras mi invitación, Granger

"Y para mi"- pensó Hermione

Vieron abrirse las puertas de roble del comedor

Al entrar Malfoy se dirigió a una mesa en la que se encontraban ya sentados Crabbe y Goyle, Pansy Parkinson con Blaise Zabini y Millicent Bulstrode con un Slytherin de séptimo que Hermione no conocía.

Hermione le retuvo

- ¿No pensarás que voy a sentarme ahí? – le espetó

- ¿Por qué no?

- Y ¿por qué no vamos con mis amigos?

- ¿De veras me ves cenando al lado de Potter y Weasley? y lo que es peor ¿de Longbotton?

Hermione le miró significativamente

- Está bien: tablas. Dime ¿dónde vamos?

Hermione echó un vistazo alrededor, y vio en una mesa solos a Hannah Abbott y Anthony Goldstein

- ¿Qué te parece una… ¡reunión de prefectos? – dijo ella alegremente

La cena fue tranquila. Malfoy fue muy cortés y no hizo ningún comentario insidioso ni sobre sus amigos, ni sobre Dumbledore o Hagrid, con lo cual fue mucho más fácil para Hermione mostrarse cortés también.

Cuando comenzó el baile. Anthony y Hannah se fueron a la pista y Malfoy se ofreció a traer unas bebidas.

Hermione esperó, la verdad es que esperó bastante, empezaba a impacientarse cuando apareció el Slytherin con un par de copas de ponche en la mano y una sonrisa de satisfacción dibujada en la cara. Aquello no le dio a Hermione buena espina.

Se sentaron en una mesa a charlar.

Según pasaban los minutos Hermione comenzó a cansarse de oír a Malfoy hablar de si mismo sin parar. Y sintió una punzada en el estómago al ver a Ron y Luna hablando animadamente al otro lado de la pista, parecían muy a gusto y reían sin parar.

"Yo tampoco habría bailado si tú me lo hubieras pedido, Ron" – pensó melancólica

- Granger, no lo aguanto más ¡vayámonos de aquí! – dijo Malfoy. Y tomándola de la mano salieron del Salón.

Caminaron por los pasillos desiertos de Hogwarts sin hablar. Malfoy se había metido las manos en los bolsillos y miraba al suelo, parecía pensativo, preocupado por algo. Si se hubiera tratado de otra persona, quizás le hubiera preguntado qué le pasaba, pero con Malfoy… no se atrevía, no pegaba. Así que carraspeó para llamar su atención.

El rubio levantó la vista como saliendo de un trance

- Dime la verdad, Granger ¿por qué aceptaste venir conmigo al baile?

La pregunta la pilló por sorpresa. No podía decirle que había sido por una súbita sed de venganza hacia Ron, por supuesto. Se encogió de hombros

- Creo que yo si lo sé – dijo él deteniéndose y mirándola con una sonrisa pícara

- ¿De verdad? – preguntó ella curiosa

El chico se giró hacia ella

- Si. Te gusto

Hermione enarcó las cejas

- ¿Cómo dices? – preguntó alucinada

- Si – dijo él avanzando hacia ella con aires de seductor – está claro, somos jóvenes y atractivos, es lógico que halla atracción entre nosotros.

- Creo, Malfoy, que estás un poquito equivocado – dijo ella justo antes de chocar de espaldas contra el muro que tenía detrás

- Vamos Granger, ambos lo sabemos¿ por qué otro motivo sino podrías haber venido conmigo?

Apoyó un brazo en la pared al lado de la cabeza de la chica y se acercó con intención de besarla

Hermione por fin reaccionó después de el estupor inicial.

- ¡Que te he dicho que no, Malfoy! – dijo a la vez que le daba un empujón hacia atrás

Él volvió a la carga, pero Hermione sacó su varita

- Ni lo intentes – dijo apuntándole

Él levantó sus brazos en señal de rendición. Hermione se dio la vuelta y salió corriendo.

No sabía muy bien hacia donde iba, se guiaba por el sonido de la música, buscaba el Gran Comedor, necesitaba ver a Ron…

Entonces, justo antes de torcer en una de las esquinas, se paró. Había oído dos voces conocidas que hablaban acaloradas al otro lado. Eran Snape y Aliena…

Hermione escuchó con atención

- … te agradecería que no me arruinases la fiesta con tus cuentos, me los sé ya de memoria – decía la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras con fastidio

- Yo sé que a todos los encandilas con tu sonrisita resplandeciente, pero a mi no. Yo sé quién eres, sé lo que eres y eso es algo que nunca cambia.

Ahora, Aliena parecía algo molesta

- Mira, Severus, no estoy orgullosa de lo que soy. Pero Dumbledore ha puesto su confianza en mi y no pienso defraudarle

- Mira niña, te voy a tener más que vigilada, y te lo advierto… como te acerques a Potter, lo pagarás

- ¡Severus! – dijo furiosa – déjame hacer mi trabajo en paz. ¡Olvídate de mi de una vez!

Dicho esto se marchó de nuevo hacia el Gran Comedor, Snape por su parte salió en dirección a las mazmorras.

Hermione estaba impactada por la conversación. Snape desconfiaba de Aliena al igual que hacía Harry, aunque Ron y ella no había querido tomarle en serio ¿quién era en realidad la angelical profesora que todo el mundo adoraba? Sin embargo, lo que más había llamado la atención a Hermione había sido oír a Snape defendiendo a Harry.

Salió corriendo en dirección al Gran Comedor, tenía que contárselo a Harry enseguida.

Cuando entró en el inmenso salón la mayoría de la gente bailaba una canción que había sido muy popular durante el último verano. Por más que buscó a Harry no lo encontró, no estaba allí. Entonces vio a Ron. Se lo contaría a él.

Fue corriendo hasta donde estaba sentado con bastante gente: Luna, Neville, Seasmus, Ginny…

No quería decirle nada delante de todas aquellas personas, así que se dirigió hacia él con decisión…

- Ron, baila conmigo.

- ¡Ni hablar¿por qué no bailas con Malf…?

- ¡Vamos! – lo agarró de un brazo y lo llevó a la pista.

Una vez se hubieron infiltrado entre la gente Hermione le habló

- Tengo que contarte una cosa que acaba de pasar

Ron reaccionó al instante

- ¡Malfoy¿qué te ha hecho ese hijo de….? Dime qué te ha hecho que lo mato

- ¡Nooo! no tiene que ver con Malfoy – dijo Hermione a la vez que se juraba a si misma que nunca le contaría a Ron lo que había intentado el Slytherin

- ¡Oh¿entonces qué? – preguntó el pelirrojo destensando los músculos

En ese instante la animada canción que estaba sonando se terminó y comenzó una pieza más lenta que exigía bailar agarrados

Hermione miró a su alrededor, por doquier había chicas que apoyaban sus cabezas en los hombros de sus acompañantes.

Sin pensarlo dos veces Hermione pasó sus brazos alrededor del cuello de Ron. Él estaba totalmente estático y la miraba con los ojos muy abiertos.

Hermione le instó con la mirada a que hiciera lo que los demás chicos, es decir, colocar las manos en su cintura

Ron lo hizo con lentitud y suma cautela, como si temiera romperla.

Luego comenzó a moverse torpemente, no en vano era la primera vez que Ron bailaba. Miraba al suelo profundamente concentrado.

- Bueno – comenzó ella con energía - Adivina a quién me he encontrado discutiendo en el pasillo…

Acto seguido le relató a Ron todo lo que había visto y oído hacía unos instantes

- Ummm… yo no daría mucho crédito a Snape, ya sabes que ha sentido odio por todos y cada no de los profesores de Defensa que hemos tenido

- Eso es cierto…. De todas formas se lo contaré a Harry en cuanto le vea ¿sabes dónde está?

- Salió con Cho hace ya un buen rato, aún no ha vuelto

Una sonrisilla burlona asomó en su boca a la vez que arqueaba las cejas

- ¡Ohh! – exclamó ella comprendiendo

Se quedaron en silencio, sólo bailando al compás de la música.

Entonces Hermione se fijó en que en el momento en el que Ron se había olvidado de lo que estaba haciendo había comenzado a bailar con naturalidad, y no lo hacía nada mal.

Hermione no alcanzaba a entender por qué Ron era tan inseguro, el problema de que las cosas no le salieran bien radicaba en su inseguridad ¿Qué podría hacer ella para ayudarle en eso…?

- Bailas bien, Ron – dijo ruborizándose un poco

- ¿Eh¿cómo? – balbuceó

Se había puesto nervioso y trastabilló, sin querer pisó a Hermione

- ¡Oh¡Lo siento¡Madre mía¿te he hecho daño? Anda vamos a sentarnos – suplicó

Hermione se arrepintió al instante de haber hecho aquel comentario.

Cuando volvieron a la mesa Ginny se rió un rato de su hermano el cuál decidió huir de allí.

- ¿Quieres beber algo? – le dijo volviéndose hacia ella

- Ehhh, bueno…

Hermione le miró alejarse, también Luna, quien de manera casi imperceptible echó un triste vistazo a su botella vacía de cerveza de mantequilla justo antes de dejarla sobre la mesa.

Hermione se sintió repentinamente ilusionada por la atención del pelirrojo. Había sido maravilloso bailar con él y saber que no lo haría con nadie más. De acuerdo, le había obligado un poco, pero tenía la casi absoluta certeza de que, en el fondo, a él también le había gustado.

Súbitamente consciente de sus pensamientos se recriminó por ellos " No, Hermione, quedamos en que no pensarías en él más que como un amigo, creí que lo estabas consiguiendo, no flaquees ahora"

Ya habiendo vuelto Ron estuvieron hablando amigablemente un buen rato. Hermione agradeció que no le hablara de Malfoy.

Entonces Luna propuso a Ron ir a dar un paseo y él aceptó. "Bien, Hermione, esta es la prueba de fuego, si no te dejas alterar por esto, lo habrás superado"

Los miró alejarse. Era probable que pasara algo entre ellos esa noche, sabía que a Luna le gustaba Ron "No me afecta, no me afecta,…" se repetía agarrándose tan fuerte a la mesa, que los nudillos comenzaron a ponérsele blancos.

Escasos instantes después hicieron su entrada en el salón Harry y Cho. Hubo un intercambio general de miradas y sonrisas pícaras en la mesa.

Cho se dirigió al encuentro de unas emocionadas Ravenclaws de séptimo mientras Harry iba directamente a sentarse junto a Hermione con aire algo abatido.

Apenas había intercambiado un par de palabras con él en toda la noche y le pareció excesivo preguntarle directamente por su velada con Cho. Además no parecía muy animado.

- ¿Dónde está Ron? – preguntó

- Con Luna – dijo ella

Harry le dirigió una mirada de alarma. Parecía que no le hubiera gustado la información. ¿Por qué no se iba a alegrar Harry de que Ron estuviera con una chica? Él tenía a Cho.

Entonces Seasmus y Deán anunciaron que la fiesta seguiría más tarde en la habitación de los chicos. Hermione sabía que cuando ellos decían "abastecerse" se refería a un par de botellas de Whisky de fuego que habían conseguido en Hogsmeade en la anterior salida.

Hermione no iría, por supuesto, lo último que pretendía era emborracharse. No era una estúpida…

- Soy una estúpida – se decía Hermione sentada contra la pared de un desierto pasillo con las manos cubriéndole el rostro y los ojos inundados en lágrimas.

Sentía que casi no podía respirar por la angustia que le oprimía el pecho; algo dentro de ella se había hecho pedacitos.

Aún no se podía creer lo que había visto, y sin embargo repetía una y otra vez en su cabeza la escena de la que acababa de ser testigo…

Allí, en una de las terrazas del castillo había visto una inconfundible cabellera pelirroja de espaldas a ella, y Luna enfrente de él tomándole la cara y … ¡besándole!

A Hermione le había parecido que su corazón había dejado de bombearle sangre y que el aire había dejado de entrarle en los pulmones. Luego, sin pararse a pensar, había salido corriendo intentando huir de ello con las lágrimas agolpándose en sus ojos, hasta que había caído exhausta contra la pared sintiéndose ahogar en un océano de angustia y soledad.

La verdad se reveló simple y clara frente a sus ojos en el momento en el que los había visto allí juntos…

Y la verdad era que era absurdo intentar convencerse de que lo que sentía por Ron podría borrarse tan fácilmente como ella había pretendido. La verdad era que ella siempre había tenido la secreta y estúpida certeza de que Ron siempre estaría ahí para ella, no conscientemente, pero siempre había pensado que Ron y ella estaban hechos para estar juntos y que no había otro camino posible. Y sin embargo, ahora todo su mundo ideal y establecido, el suyo, el de los dos, se había derrumbado, porque era evidente que Ron no pensaba como ella.

Entonces comenzó a sentirse furiosa, furiosa consigo misma por ser tan estúpida. ¿Cómo era posible que algo así le hubiera pasado a ella? Hermione Granger, la más inteligente de su curso… no permitiría que sus sentimientos la dominaran…

Dejó de llorar y miró al frente muy seria

No iba a dejar que aquello la hundiera. Ella no era dependiente de nadie, y menos de Ronald Weasley, con quién, por otro lado, ni siquiera había pasado nada.

Si él había elegido ese camino, respetaría su decisión y seguiría adelante. Hermione sentía crecer el coraje de nuevo, poco a poco de dónde parecía que momentos le había sido arrebatado.

Para empezar, se iría a esa estúpida fiesta que habían preparado Seasmus y Deán y les demostraría a todos que ella también sabía pasárselo bien, se dijo al tiempo que se secaba las lágrimas de la cara de un manotazo.