CAP. 2
Parecía que ninguno cedía ante aquel contacto tan suave y cálido, menos el pequeño rubio que se aferraba como podía al mayor, cual si fuese su tabla de salvación, cosa que el pelinegro no tardó en captar
Repartió varios pequeños y delicados besos en la cabellera dorada, esparciendo caricias sobre la espalda blanca y delicada, apenas cubierta por la delgada tela de la bata que tenía abierta la parte trasera con varios listones blancos amarrándola, siendo posible para los dedos del mayor palpar aquella dulce y tersa piel
El cuerpo del menor se estremeció, pudiendo notar que aquellas mejillas tan descoloradas durante años adquirían un tenue tinte carmín que combinaba con su sonrisa alegre…era tan hipnotizante…jamás había visto a aquella criatura tan preciosa con una sonrisa así
Aún contra su propia voluntad, lo separó de su cuerpo, agachándose con una rodilla en el piso llevando sus manos al delicado rostro, regalándole una suave y sincera sonrisa mientras comenzaba a retirar las lágrimas que comenzaban a surgir ante la felicidad de aquel chico…
Sin embargo, aquella felicidad momentánea no había durado demasiado…pronto su rostro comenzó a llenarse de amargura, aquellos caminos de rocío salado estaban impregnados de dolor y sufrimiento, ocultando sus expresiones bajo aquellos cabellos rubios mientras apretaba sus puños y mordía su propio labio inferior
-¿¿Edward? ¿Qué es lo que te ocurre…? ¿Por qué lloras, pequeño…?-murmuró mientras sin poder reprimirlo, atrajese la figura ajena contra su cuerpo, acomodándole de manera reconfortante, sintiendo ambas manos, tanta la mecánica como aquella suave y tersa tomando sus ropas fuertemente, convirtiendo aquel llanto silencioso en un sollozo
Todos aquellos que los observaban desde fuera sintieron su corazón partirse, mas el ojicerúleo quien no pudo mas que llevar su mano al pecho y oprimirla en la parte donde su corazón se encontraba.
¿Por qué…? No entendía el porqué las lágrimas de un paciente le estaban haciendo tanto daño a todo quien le mirase…
Habían visto a varios llorar: podía haber sido por desesperación, por tristeza, por dolor, por angustia, felicidad al haber sido dados de alta, tal vez por euforia…pero jamás había afectado a todos los que le vieren…Menos al doctor Anderson…era la primera vez que abrazaba a alguien con una mirada tan angustiada…
¿Qué tenía aquel muchacho que influía en sus corazones? Nadie tenía la más remota idea…quien sabe, tal vez con el doctor estando con él mas seguido descubrirían la respuesta
En el interior de la habitación tapizada de blanco, el chico continuaba con su llanto incesable, volviendo a murmurar palabras en japonés que a ellos les era imposible descifrar, menos a la doctora Lancraft o al Doctor Anderson. No por nada eran reconocidos como los mejores doctores psiquiátricos de todo Londres
-Ed…-volvió a murmurar el pelinegro mientras seguía su tarea de acariciar con ternura aquellas hebras doradas, intentando tranquilizar vanamente a aquel hermoso espécimen que se mantenía oculto entre sus brazos, aún de sus labios brotando aquellas palabras temerosas y su cuerpo tembloroso…
Durante varios minutos había durado aquel marco, en el cual el dolor transmitido por el llanto del rubio no había disminuido en nada, para sorpresa de los presentes había sido contraproducente, pues parecía aún peor, lloraba más fuertemente, comenzando a golpear con debilidad el pecho del doctor; sin embargo, éste no hacía mas que apretar su agarre, concluyendo que tal vez así lograría que se diese cuenta de su presencia y pudiera parar
Pero él no lo sabía…no podía tan siquiera imaginar lo que aquella persona atormentada sentía cada vez que le presionaba contra su cuerpo, como sus ojos se abrían desmesuradamente, como su mente y alma abandonaban su figura por momentos, como el escaso brillo de los ojos ambarinos desaparecía dándole aspecto de ser un zombie
Sus memorias llegaban cual bombardeo inesperado, trayendo pequeños fragmentos de recuerdos a su memoria…un teatro, mucha sangre, cuerpos extendidos en el piso y bañados del líquido carmesí, una sonrisa dulce, no…tres…mas una en especial que tan sólo podía ver en sus mas hermosos deseos, alaridos de dolor y sufrimiento, el cuerpo inerte de aquella persona caer entre sus brazos, su primer beso…el más desastroso y dulce beso…las palabras que siempre anheló escuchar de la persona dueña de todo su ser…una luz brillar segadoramente…y después…aquellas cuatro paredes blancas en las cuales era encerrado
Gritos desesperados comenzaron a salir de los carnosos y pálidos labios, su mirada completamente desorbitada, aumentando la fuerza en cada uno de sus golpes al sentirse apresado, perdiendo la conciencia de la persona que era…había salido de sus casillas…de su conciencia y de su razón
-No! Yo…yo los maté…fue mi culpa…-comenzaba a gritar, siendo escuchado por el doctor y los enfermeros gracias al micrófono insertado estratégicamente-Al…Winry…Taisa…todos...! fue mi culpa!-gritaba mientras sus lágrimas no cesaban, ni siquiera por la influencia de aquellos poderosos y fuertes brazos del pelinegro que hacía lo posible por calmarle sin necesidad de un sedante, queriendo descifrar sus palabras, puesto que en su registro, jamás se encontraron ningún dato acerca de asesinato
Sus golpes aumentaban cada vez, tanto en número como en potencia, al igual que lo hacían sus gritos y su desesperación, su tristeza y su dolor…
Poco a poco, el agarre que el doctor Anderson había ejercido para poder acoger a tan hermosa criatura se debilitaba a una velocidad cada ver más rápida mas tambien por la influencia de la fuerza que se aplicaba en los golpes; incluso ésta aumentó de tal manera que ambas manos se estrellaron contra su pecho, lanzándolo hasta la pared cercana a la puerta, dejando al niño estupefacto, sus ojos llorosos y respiración agitada, aún no terminando de creer lo que le había hecho a él…
Abrió los ojos con dificultan, necesitando apoyar su mano en la pared para enderezarse completamente, llevando una de sus manos a su costado y sintiendo un terrible dolor…Edward tenía demasiada potencia…tal vez tambien influía aquel implante en su brazo, aunque no era difícil definir la buena condición científica que poseía; o que había poseído y seguía conservando
La puerta a su lado se abrió a sorprendente velocidad, revelándose la figura de la doctora, quien no dejaba de mostrar su semblante lleno de preocupación mientras sostenía los papeles que el doctor de cabellos oscuros estaba revisando antes de encaminarse a aquella habitación
-Doctor, será mejor que salga, el paciente está demasiado alterado-sugirió ésta implorándole con su tono de voz
Sus ojos volvieron al joven chico, quien al sentir la mirada ajena sobre la propia colocó un semblante aterrado y corrió hasta la pequeña cama de sábanas blancas, sobre la cual se aventó tomando las mantas y cubriendo su cuerpo tratando de ocultarse, volviendo a comenzar su llanto, a lo que él no pudo mas que entristecerse nuevamente. No entendía el porque aquel chico alteraba mas su postura que de lo que lo hacían sus demás pacientes…
-Está bien, señorita Lancraft-asintió él, caminando fuera de la habitación, donde se arregló un poco la bata y comenzó a alejarse por el pasillo por el que había llegado, sintiendo a sus dos mas fieles subordinados alcanzarle en poco
-Doctor, acaban de pedirnos su autorización para entrar a la habitación e inyectarle al paciente Elric una doble ración de tranquilizantes-informó el rubio oji-azul, causando que los pasos del mayor se detuviesen, mas éste no se volteó tan siquiera en verle
-Rechaza la petición, Heiderich, nadie entrará a esa habitación por ahora, ni le inyectará tranquilizantes. El chico a pesar de su estatura es fuerte, no quiero arriesgarme a que alguien salga herido por su estado
Y era verdad, aunque no la verdad completa…aplicarle un tranquilizante…no, no sentía que fuese lo más correcto…aunque lo mas apropiado en dicha ocasión, pero no en el sentido ético. Era mejor dejarle sólo
El chico asintió, dándose media vuelta para informarles de la respuesta que el doctor había dado, siendo ahora Lancraft la única que se mantuviese al lado del joven de piel nívea
-Doctora Risa Lancraft…-murmuró volteándose a ver a la dama, quien tan sólo recuperó su postura y lo miró directamente a los ojos
-Si señor? Desea algo?-cuestionó con su tono de voz tranquilo
Un asentimiento provino del hombre, quien comenzó a retomar su marcha con la jovencita detrás de él, pendiente de su respuesta-Necesito que vayas con Hughes, Albert Hughes
-Albert…Hughes? Aquel encargado del papeleo, datos e historias de los pacientes que se encuentran internados?-cuestionó ella en su tono neutro, mas notablemente interesado, a lo que el mayor asintió
-Dile que me es urgente que lleve el reporte y el expediente de aquella enfermera que fue herida al ingresar en el área 121 hace un par de años y que los deje sobre mi escritorio-ordenó a lo cual la mujer asintió de inmediato, adelantándose en su camino dispuesta a cumplir la orden que le había sido dada
Mientras, él caminaba con aparente tranquilidad, dispuesto a seguir con sus siguientes pacientes, mas sin embargo, aquella imagen del pequeño ángel llorando sobre su cama, con sus alas sangrantes, cubierto por una barrera negra y su cabello suelto no salía de sus pensamientos…Si, no era así, pero sus ojos le veían de aquella manera
Tras haber dado el aviso, todos optaron por volver a sus respectivas labores, mas Hei se mantuvo parado frente aquel ventanal, observando con minuciosidad al chico encogido sobre su cama, aparentemente respirando agitadamente y aún con lágrimas en los ojos…
Afiló su mirada con decisión, colocando su mano en el frío cristal y susurrando palabras de difícil comprensión, antes de cerrar sus ojos y girarse al pasillo que daba a la salida, manteniendo aquella idea fija en su mente…
El día transcurrió completamente normal tras el encuentro que se había dado en las primeras horas del día. En el transcurso de éste la tormenta había desaparecido, por lo que la mayoría de éstos comenzaba a retirarse tras haber culminado el trabajo del día
Él volvía a su oficina mientras masajeaba sus hombros con un semblante de aparente cansancio, girando a sus lados y no encontrando a ninguno de ambos rubios ya que Hei le dijo que tenía cosas que hacer y se marchaba temprano; en cuanto a Risa, ella seguía atendiendo a un paciente que él consideraba era su favorito, pues su terapia terminaba convirtiéndose ne plática
Extendió su brazo una vez que vio la puerta de su oficina en frente, siguiendo el rito de seguridad y entrando a éste con cansancio, encontrándose sorprendido con una figura sonriente de ojos verde olivo y cabellos negros, utilizando lentes transparentes en forma de cuadritos y con su símbolo de 'V' como era costumbre, por lo que él tan sólo pudo corresponder a aquel saludo, acercándose a su escritorio y dejándose caer sobre el sillón de cuero
-Se te nota agotado-comentó aquel hombre tomando asiento delante del escritorio, recibiendo una mirada tranquila de Anderson
-Fue un día cansado-murmuró como respuesta, apoyando uno de sus brazos sobre el escritorio y su rostro en su muñeca, cambiando su expresión a una mas seria-tienes los datos que te pedí?
-Quién me crees?-respondió con una sonrisa, extendiéndole un fólder amarillo y cambiando su postura a una más centrada-Escuché lo que ocurrió en el ala 121..y créeme, lo que dice aquí te va a sorprender bastante
Roy sacó los papeles del fólder, comenzando a leer el reporte de la chica, abriendo cada vez mas los ojos al caer en cuenta de lo que había ocurrido aquella ocasión…y lo de hace unas cuantas horas…
-Es…es lo mismo…-susurró incrédulo dejando caer los documentos sobre el escritorio, a lo que Hughes no se inmutó, pues lo había leido mucho antes que su amigo-Contacta a ésta chica y que venga de inmediato, necesito discutir con ella…
El otro tan sólo asintió, retirándose de la habitación y dejando al pelinegro en completa penumbra, pues había apagado la lámpara de escritorio…mas aún así, leía y releía el nombre de aquella chica…'Winry Rivera…Winry…'recordó aquel nombre brotar de los labios de Edward…acaso ella tenia que ver algo con él? Pero…que clase de relación…?
TBC
