o.o.o Lily o.o.o
Hoy ha sido un día horrible... De los peores que recuerdo. Y no sólo porque no he sabido contestar a la pregunta que ha hecho McGonnagall en clase... Si no porque el idiota de Potter no me ha dicho nada en todo el día... ¿Cómo debería tomármelo¿No le gusta que me recoja el pelo?
Creo que iré a tomarme un baño... Uno de los buenos. Con las burbujitas. Porque Harmony está por salir de su clase con Remus y creo que no me apetece que se pase una hora contándonos las excelencias del chico... ¡Como si no las supiéramos! Es universalmente conocido que Remus es un cielo de chico.
Así que provista de la toalla y demás utensilios de baño me dirijo al Baño de Prefectos, una de las razones por las que merece la pena el estrés de ser prefecto.
Digo la contraseña y entro sin más, empezándome a quitarme el uniforme por el camino. La bañera ya está calentita y llena, y parece estar esperándome.
"Bonito espectáculo para terminar el día, gracias Evans." – oigo con horror cuando ya sólo me queda la ropa interior. Me cubro rápidamente con la toalla y me giro para enfrentarme con Potter, que me mira con su sonrisa lasciva apoyado contra el borde de la enorme bañera.
Bueno, hay que reconocer que así todo desnudo, cubierto de espumita y en esta posición tiene su morbo... Pero eso no lo voy a reconocer ante él ni que me pisoteé un rinoceronte de quinientos kilos.
"Maldito pervertido!" – exclamo – "Ya podías haber avisado que estabas ahí!"
"No te sulfures pelirrojita... No me dio tiempo. Te desnudas en un tiempo record, no te lo había dicho nadie?"
¡Le mato¿¡Le mato? Que lastima que me haya dejado la varita en la habitación... Y que por una minucia como el Avada te mandan a Azkaban.
"Y para que veas que mis intenciones no son malas, me voy a dar la vuelta y cerraré los ojos mientras terminas de quitarte la ropa y te metes en la bañera."
"Estás enfermo si crees que voy a meterme ahí contigo, Potter."
"¿Qué te pasa¿Crees que eres tan irresistible que no voy a poder refrenar mis instintos?"
Oh, ya sé lo que está intentando Potter... Pretende picarme para que haga lo que él quiere...
"No voy a caer en tus juegos Potter." – digo con desdén.
"Bien, entonces vas a tener que volver dentro de un par de horas, cuando yo haya terminado con el baño."
"Tu alucinas... ¡Dos horas¿Pero tu te bañas o te esterilizas?"
"Me gusta tomarme mi tiempo, y desde luego no voy a ir más rápido porque su majestad quiera bañarse... Así que ya sabes."
No puedo esperar dos horas... Tengo un montón de trabajo por hacer... Un par de redacciones y mi ronda de prefecta... Me cabrea el pensar que Potter se ha salido con la suya.
"Vuélvete... Y como tenga la más mínima sospecha que miras, te castro y jamás serás papá." – amenazo, apuntándole con el dedo.
"Merlín me libre de intentar espiarte." – sonríe él, dándose la vuelta.
Por todos los dioses... ¡Que espalda! Que... NO no! Lily concéntrate! Me termino de quitar la ropa y casi vuelo para meterme dentro del agua, donde las burbujas me tapan. Él vuelve a girarse al oír mi chapoteo.
"Mira, media bañera para ti, y media bañera para mi. Y ni te atrevas a acercarte medio metro más." – le advierto. Aunque bueno, seamos sinceras... Tampoco me importaría.
"Tengo perfecto autocontrol sobre mi Evans, aunque te tuviera a dos milímetros no perdería la cabeza." – me dice con absoluta tranquilidad, mientras se va acercando a través de las burbujas.
"Te lo advierto Potter... Como des un paso más..." – pero claro, con ese torso desnudo y la mirada que me dirige, no sueno precisamente convencida. Y claro, él no me hace ni caso.
Se sigue acercando y acercando, hasta que estamos a una distancia peligrosamente corta. Y sé que como note que algo raro me roza por debajo del agua se me va a escapar un bofetón de los que hacen historia. ¿Pero que se habrá creído este...?
Hasta los pensamientos se me paralizan cuando se acerca tanto que nuestras narices se tocan.
"¿Lo ves? Autocontrol Evans, autocontrol." – se separa de mi bruscamente, y sale de la bañera, y yo me tengo que aguantar del borde para no caerme, ya que las piernas me tiemblan... ¡MALDITO POTTER!
o.o.o Sirius o.o.o
¡Vosotros creéis que esto es normal? Y precisamente en sábado! Mi día de dormir hasta las once! Pues no, por culpa de mis desalmados compañeros de cuarto he tenido que huir, a la intempestiva hora de las 8 de la mañana, hacía el Gran Comedor a desayunar, por no oírles. Porque si, Remus todavía está lamentándose de su supuestamente patética clase con Hammond, y James está en su séptimo cielo particular por no sé que tórrida escena (y sinceramente, tampoco me importan los detalles) que vivió ayer con su fiera pelirroja en el baño de prefectos... ¡Y esfuerzos he de hacer porque mi mente enfermiza no imagine cosas, en ese enorme baño con la espuma y las burbujitas...!
Me froto los ojos por enésima vez al tiempo que entro al Gran Comedor. A estas horas seguro que ni los elfos han puesto el desayuno.
Anda! Pues no sólo está el desayuno preparadísimo encima de las mesas, sino que hay gente comiendo y todo¿¡Pero que les pasa¿No tienen vida¿Son masocas?
Cuando me voy a sentar en uno de los extremos, veo a Amy un poco más lejos, removiendo con aire ausente los cereales que tiene en el tazón delante suyo. Tiene más cara de dormida que de despierta... Genial, al menos así no tendré que esforzarme por mantener una conversación minimamente inteligente.
"Buenos días." – saludo con el mejor humor que puedo, que teniendo en cuenta las circunstancias es francamente poco.
"¿Buenos¿Dónde ves tu los buenos?"
Ui... ¿A que ha venido eso? Vale que es una hora de sábado casi inconfesable... ¿Pero eso explica esta mala leche?
"El efecto de la cita de Remus con tu amiguita Slytherin también ha llegado a ti por lo que veo." – aventuro, pues es la única explicación que se me ocurre.
Ella esboza una sonrisa, y por unos instantes parece más animada : - "No sé todavía nada de la supuesta cita. Dime¿tan mal fue?"
"Según Remus, es algo que prefiere borrar de su memoria... Y según lo que cuenta, Hammond estaba regodeándose de lo lindo con lo sucedido."
Por unos instantes reímos juntos ante la idea. Pero entonces ella calla de golpe y susurra : - "Al menos tiene a alguien con quien tener citas, por muy desastrosas que sean..."
"¿Estás bien?" – pregunto con cautela, sorprendido con el cambio repentino.
"No." – responde ella con el mismo tono.
Yo la miro unos instantes, mordiéndome el labio inferior como siempre hago cuando intento decidir que hacer, para al final terminar preguntando :
"¿Quieres hablar de ello?"
"No creo que seas la persona más adecuada..."
"¿Por qué no?"
"Porque no creo que nunca te haya gustado alguien que solo te viera como un amigo."
Y por alguna extraña razón me quedo sin respuesta. Y es una tontería porque es obvio que no, que nunca me ha gustado alguien que solo me viera como un amigo... Simplemente porque jamás ninguna chica me ha visto sólo como un amigo...
Pero antes que tenga tiempo de pensar una respuesta ella se levanta.
"Disculpa, nos vemos luego." – dice simplemente y veo como va hasta la salida del Gran Comedor donde se encuentra con Hockney.
No me lo puedo creer... ¿Él¿Me estaba hablando de él? Imposible... No puede ser! Hockney es el chico que solo la ve como una amiga y del que ella está enamorada? Bueno, pensándolo bien tampoco sería raro, porque con lo retrasado que es este chico capaz es de dejarse perder a una chica como Amy.
¿Qué no sabéis quien es el payaso de Hockney? Es un ridículo Ravenclaw, que usa unas patéticas dotes de ligue con todas las chicas, que sorprendentemente lo encuentran encantador con ese absurdo carácter de oso de peluche...
¡Que rabia de tío!
o.o.o Amy o.o.o
Suerte que tengo a Lucian... es un sol. El mejor. Oh.. Creo que no sabéis quien es Lucian; Lucian Hockney es mi mejor amigo desde siempre, desde que ambos no levantábamos un palmo del suelo. Con su media melena castaña, con corte desigual, su sonrisa y su carácter, podría hacer la competencia a los merodeadores en el tema chicas. Pero al contrario que éstos, Lucian no se lo tiene creído, las trata a todas por igual, con comentarios amables y siempre con una sonrisa. Siempre está ahí cuando lo necesito... Y en temas que no puedo tratar con las chicas, como lo es el asunto de James, siempre cuento con él.
"Cuéntame pues, que ocurre?" – me pregunta tan solo verme llegar.
"Lo de siempre me temo." – suspiro yo, porque si, debo tener al chico harto de oírme hablar siempre de lo mismo.
"¿James Potter? De verdad Amy... Creo que deberías dejar de obsesionarte por él."
"¡No estoy obsesionada! Y tu lo sabes."
"Oh bien, entonces no te cuento lo que he oído por ahí." – dice como quien no quiere la cosa, mirándose las uñas, comprobando que están tan impolutas como siempre.
Maldito. Siempre hace lo mismo. Y la verdad, la mayoría de las veces los rumores que cuenta son de tan poco fiar, que no sé si vale la pena saber que es lo que ha oído esta vez... Pero como siempre, me puede la curiosidad.
"Cuéntame."
"Bueno... Ayer por la noche me fui al baño de prefectos a relajarme un rato. Y encontré a James Potter con uno de los prefectos de Hufflepuff cotilleando en un rincón."
"¡Lucian¿Tu crees que es bueno que me des a imaginar a estas horas de la mañana, imágenes de James Potter en ese baño, rodeado de espuma y..." – no, no puedo continuar... Y prefiero no continuar imaginando tampoco. Maldita mente, siempre pecando de demasiado imaginativa...
"¿Quieres oír el resto o no?" – pregunta levantando una ceja.
"¡Claro hombre¡Continua!" – digo, impaciente.
"Bien, pues como quien no quiere la cosa fui acercándome para oír que decían, y llegué justo para oír como James Potter decía..." – hace una pausa teatral. ¡Si será payaso!
"¡Que decía?" – le apremio.
Lucian carraspea un par de veces, y con la mejor imitación de la voz de James que sabe poner, dice : - "Oh si, yo las prefiero castañas y con rizos."
Me lo quedo mirando expectante, esperando a que continúe... Pero por lo que parece ya no hay más.
"Bueno... ¿Y que?" – pregunto.
"¡Está claro¿A caso Lily es castaña¿Tiene el pelo rizado¡Se ha cansado de ella¿Y quien coincide perfectamente con esa descripción?"
Sé que lo último que debería hacer, es emocionarme por uno de los chismes de Lucian... Pero caigo sin remedio. Ya es demasiado tarde, mi mente se ha desconectado y mi corazón late a no sé cuantas pulsaciones por minuto.
"¿Tu crees que...?" – pregunto con esperanza.
"Estoy seguro." – sonríe él, guiñándome el ojo.
o.o.o Harmony o.o.o
-No, mi correcto y culto tutor Lupin, eso ocurrió cien años después y no como afirma-
Oh que palabras tan dulces revuelan en mi cabeza, oh hermoso recuerdo, tan hermoso que ya no quiero recordarlo más para no empañar su perfecta sucesión.
La tutoría de Lupin, claro está, fue un completo fiasco. Desde su entrada triunfal dando tumbos en la biblioteca, tarde y con las gafas torcidas hasta las numerosas veces en que tuve que corregir los datos mal apuntados en su invasión de caóticas anotaciones.
Y ni siquiera tuve que hacer nada, que no, que no soy una bruja! El solito se echó la soga al cuello, tanto que creo que ahora mismo su cuerpo inanimado pende de alguna viga de la lechucería. No me sorprendería, todos sabemos lo orgullosos que se ponen los Gryffindor si de su ego se trata.
Camino de vuelta de la biblioteca por los pasillos a esta hora desiertos, salvo por algunos Ravenclaws, naturalmente, que se han quedado a las clases extras de Transformaciones; como si de algo les fuera a servir… precisamente se me cruza en el camino el muñeco de pastel rancio, el chico más empalagoso, la carta de oro de la casa de los cuervos: Lucian Hockney y su sempiterna sonrisa de dentífrico.
-Harmony Hammond en persona- tiene el descaro de decirme. Se cree muy gracioso, con la libertad de soltarme sus bromitas de principiante solo por que mis padres tomaban el té con los suyos.
-No molestes, Hockney- le digo, por costumbre, aunque la verdad es que estoy tan de buen humor que ni este esperpento puede agriar este momento glorioso.
-Mony, eso es lo más lindo que me has dicho en años- dice el irreverente, fingiendo estar conmovido y poniéndose una mano sobre el pecho. Su séquito de admiradoras suelta unas risitas que acallo con miradas furibundas para cada una.
-Y como te veo tan cálida el día de hoy- continúa el infame – me atreveré a pedirte que le des esta nota a Amy, de mi parte- al momento me tiende un papel perfectamente doblado y membretado; me agobia tanto su perfeccionismo que me le quedo mirando como si me tendiera una gran babosa verde.
-Vamos, Mony, hazme este favor- insiste con una sinceridad que me hace apiadarme. Tomo el papel de mala gana y Hockney sonríe agradecido.
-Y no me vuelvas a usar de lechuza, sabes que en cualquier otra situación te hubiese zorrajado el papel en tu delicada carita – digo después de meterme el recado en el bolsillo y así arrugándolo un poco, y darme media vuelta.
Todavía alcanzo a oír cómo les dice a su séquito femenino "qué dulce, seguro ha tenido un buen día". Ya me las pagará una mañana que despierte con ánimos asesinos.
-¡Jackson!- digo histerizándome teatralmente en el pequeño jardín central, donde las mazmorras de clase – ¡Jackson del mal!- tengo que casi gritar para que me preste atención de entre el enjambre infrahumano de sus compañeros de casa. La chica, alta como es, se vuelve hacia mi y se me acerca agitando sus rulos de aquí para allá. Se nota que, por algún siniestro motivo, está feliz.
-Qué pasa, por qué tanta urgencia?- me pregunta sonriendo
-Tienes que ser la primera en saberlo – digo también sonriente, contagiada por su infame felicidad – Lupin ha hecho una olímpica-
-Eres demasiado cruel- dice una armoniosa voz detrás de mí. Es Evans, con sus ojos acuosos mirándome como si hubiera asesinado a un cachorrito.
-Las veces que lo has dicho antes puede que hayas tenido razón, a pesar de que tu juicio peca de ser demasiado cursi – le digo enarcando una ceja – Ni siquiera he hablado y ya me quieren quemar en leña verde! Fascistas!-
Jackson suelta una carcajada y replica
-Te lo has ganado, Mony, con el sudor de tu frente… desde la mañana debí imaginar la tortura a la que sometiste al pobre Remus, tenía una cara…-
-Es cierto- suspira Evans, lo que termina de sacarme de quicio
-¡Maldición de Morrigan! Que la culpa ha sido suya! Me ha dado la tutoría más desastrosa de la historia! Tan terrible fue que por un momento dejó de ser divertido y sentí lástima por él-
-Pero qué cosas tan horribles dices, Harmony!- replicó Evans, quien parece especialmente sensible hoy.
-Lo horrible sería tener que verle la cara de perdedor que tiene ahora y que encima me quiera hacer sentir culpable por ello- le digo a Evans al momento que Jackson se me acerca y me dice al oído:
-Pues vete preparando, querida- y me vuelve la cabeza en dirección justa en que Black y Lupin, los chicos de oro de Gryffindor, viene hacia nosotras. Black se acerca y saluda con una de sus sonrisas más estudiadas mientras que Lupin está tan abatido que ni siquiera contesta correctamente el saludo que le ha dedicado Evans.
Justo antes de escapar, descubro un invasor en mis bolsillos. Al sacarlo contemplo el papel que Hockney me diera la tarde anterior y una sonrisa se dibuja en mis labios.
Me acerco a Jackson y Black, que se han sumido en un coqueteo atroz, y perfectamente neutral, me dirijo a ella.
-Aquí tienes esto- tiendo el papel que Black mira con curiosidad. Hago una pausa solemne – te lo manda Hockney- apunto con una sonrisa.
Perfectamente aprecio la cara de náusea e ira que se le ha puesto a Black y que la situación es tan incómoda que Jackson se retuerce sus rizos sin cesar y se guarda el papel lo más rápido que puede.
Me alejo un poco, riendome por dentro, pero Evans me alcanza.
-¿Qué le diste a Amy?-
-Una tonta nota de Hockney… secreteándose como un par de comadres-
Evans ríe. Por más que me lo reproche, sé que se divierte de las cosas que digo.
o.o.o Remus o.o.o
Comunicado oficial : La vida de Remus Lupin es un completo desastre... Sé que todo el mundo lo piensa¡y no es para menos! Después del fracaso de mi vida privada sentimental a causa de mi licantropia, lo último que me quedaba de consuelo eran los estudios y mis amigos. Y tras la tutoría de ayer con Harmony Hammond, lo único que me quedan son estos últimos, y viéndolos ahora mismo, enzarzados como están en una competición de a ver quien escupe la miga de pan más lejos, reconozco publicamente que mi vida está acabada...
Y parece que las humillaciones no van a terminar aquí, porque irremediablemente voy a toparme con Hammond, que está con Lily y Amy. Ella, gracias a Merlín, finge que en vez de mi cuerpo, no hay más que aire, y me ignora por completo, y yo intento hacer lo mismo.
En otras circunstancias hasta hubiera intentado averiguar porque cuando nos vamos, Sirius tiene esta cara de haberse tragado entera una de esas bludgers que batea. Pero no hoy. Hoy voy a ser egoísta y me va a dar igual todo, los estudios, los amigos... Hoy voy a hundirme en mi propia miseria. Y mañana será otro dia.
¿Que qué pasó que pudiera ser tan grave? Pues bien, poco rato antes de la tutoría, James me echó todo su pote de rídicula gomina por encima de mis pergaminos, y luego Sirius, para intentar arreglarlo erró un hechizo que me mezcló todos los datos. Así pues tuve que hacer la tutoria confiando en mi memoria, que admitámoslo, a estas alturas tan tempranas del curso, está como aquel que dice, todavía de vacaciones de verano...
Sólo espero que poca gente sepa de mi fracaso estrepitoso con esta tutoría...
o.o.o Lucian o.o.o
Después de enviar la carta a mi madre y a mi hermana que había prometido, respiro tranquilo. Este día ha sido agotador, entre las clases, el entrenamiento de Quidditch…aunque para ser sincero las situaciones más angustiosas que hoy he vivido no tuvieron nada que ver con pergaminos ni con bludgers.
Saco de mi bolsillo un caramelo y me lo meto a la boca. Fue uno de esos caramelos de amapola, la especialidad de Lialeh Hockney, mi madre, el culpable de que hoy me pusieran contra la pared. El mismo caramelo rojo que le di al principio de año a Beverly Pepper, la rubia y tímida Hufflepuff, fue el que me llevó hasta lo que sucedió por la mañana. Quiero decir, Bev es una buena amiga, si… pero las palabras que me dijo hoy todavía me erizan la piel "Lucian, eres tan dulce…y la verdad es que…"No. Basta ya. No puedo repetirlo, ni siquiera en mi mente.
Me siento amenazado, como si toda la gente que hablara conmigo tuviera algo entre manos...que qué hice después de su desesperada confesión? Hacer gala de mis mejores modales y decirle a la chica que mi madre no me permite tener otro tipo de relaciones que rebasen la amistad y…. además de quedar como un perfecto imbécil niño de mamá, con la excusa más absurda jamás (mal) inventada, me ha quedado un regusto a paranoia que no me puedo quitar de encima. Por eso es que necesito ver a Amy con tal urgencia.
Desde que nuestra amistad se ha estrechado siento en ella un gran apoyo… segura, desinteresada, inteligente…. Y siempre sabe qué aconsejarme a mi, el rey de la indecisión. Aunque esto es un poco enfermizo pues ya no tengo voluntad sin los consejos que ella me de… aunque tiene momentos en los que me agobia con la tontería de que soy un chico codiciado en Hogwarts, es tan absurdo…
Siento un fuerte golpe en el hombro al momento que un chico se vuelve y me grita
-¡Fíjate por dónde vas!-
Reconozco a Sirius Black, al que he golpeado sin darme cuenta, sumido en mis pensamientos… que raro, ese chico es todo sonrisas, excepto para mi y cualquiera que no lleve faldas… tal vez si me pongo un tartán escocés… bueno, no puedo evitar hacer bromas malas, lo siento.
La verdad es que no logro comprender qué es exactamente lo que le molesta de mi, si puedo ser tan invisible como desee…
-Perdona, no me fijé…- me disculpo
-Te recomiendo que lo hagas, no es tan complicado!- dice enojado y se aleja.
¿Por qué estoy consantemente sometido a las encrujicadas que la gente me pone¿Por qué me complican la vida y me la hacen angustiosa y llena de agonía?
Bien, tal vez estoy siendo un poco fatalista. O un mucho.
Seguramente soné así en la nota que le envié a Amy por que la veo acercarse a mi rápidamente y con cara preocupada, como si estuviera moribundo.
No puedo evitar suspirar aliviado.
OoOoOoOoOoOoOoOoOo
Muchas gracias por leer este pequeño fic! y gracias por reportar su gusto con un review i'm so happy
