Hola otra vez. Aquí sigo, escribiendo fanfics para que Victoria por fin averigüe quién es su enmascarado. Empecé a escribir esta historia en verano, y hacía mucho calor, así que me temo que influyó en mi historia. Quizá no venga mal para las largas noches de invierno.
Capítulo 1. Momentos robados.
Por fin los últimos clientes salieron por la puerta y Victoria acabó de recoger su mesa mientras Pilar también se dirigía hacia allí para barrer esa zona.
Pilar suspiró y se pasó la mano por la frente. "No me puedo creer el calor que hace."
"Hace ya rato que apagué el fuego y la cocina sigue pareciendo un horno. Y arriba me temo que también hará calor, con el sol dando todo el día en la azotea, estoy tentada de irme a dormir a la bodega." dijo Victoria.
"Pues igual es buena idea." asintió Pilar.
Victoria volvió a la cocina, Pilar se acercó para dejar la escoba y despedirse. Salió por la puerta de atrás porque la principal ya estaba cerrada, y Victoria cerró tras ella.
Cansada de trabajar, y algo más desanimada que de costumbre se dirigió a su habitación. Allí se encontró con una sorpresa, había una flor sobre su almohada. Al acercarse, su misterioso enmascarado salió de detrás de la puerta.
"Solo quería desearte buenas noches mi amor." susurró.
Ella se volvió para abrazarlo. "No te vayas." dijo apartándose un poco para poder mirarle a los ojos.
Él se inclinó para besarla, pero esta vez ella no quería conformarse solo con un beso, acarició su cuello, y luego decidió besarle justo bajo la oreja, notando que él se estremecía. Animada por su reacción continuó besándolo con más intensidad en ese mismo punto.
Ella se apretó contra él, con la respiración acelerada, y suspiró cuando él le rodeó la cintura con las manos. Él decidió hacer lo mismo que ella había hecho antes y besar su cuello, ella estaba abrazada a sus hombros, y cuando él la mordió con suavidad ella se sobresaltó e hizo un movimiento brusco, notando que le había arañado un poco por encima de su clavícula. Él se apartó algo extrañado.
"Perdona, no quería arañarte, creo que tengo una uña rota." dijo ella algo sofocada.
"Es culpa mía, no debimos llegar tan lejos. Cada vez es más difícil resistir y no hacer algo que no debo."
"¿Por qué no Zorro? Llevamos tanto tiempo esperando. Si no fuera por el alcalde y los soldados hace tiempo que estaríamos casados. ¿No hay otra solución?"
"Yo también me lo pregunto, pero de momento no veo la manera de casarme contigo y no acabar en la horca."
"Quédate conmigo. Olvidemos al alcalde, los soldados, a todos los demás. No quiero seguir esperando." dijo ella suplicante.
"No puedo hacerte eso. Ya te he hecho mucho daño, y no puedo hacer algo de lo que nos pudiéramos sentir arrepentidos o avergonzados mañana. Cuando te haga el amor quiero poder pasar la noche contigo sin miedo a que nos sorprendan." dijo él acariciando su rostro. "Quiero que seas mi esposa."
Ella asintió, cerrando los ojos de los que cayeron lágrimas.
"Debes pensar que soy…"
Él la interrumpió para que no acabara la frase. "Eres una mujer maravillosa, de carne y hueso, que tiene deseos y necesidades. Eso no te convierte en malvada. Si el deseo es malo, entonces yo soy tan culpable como tú… o puede que más."
Ella trató de sonreír, pero se notaba su tristeza.
"No debería haber venido." dijo él al ver su expresión.
"Eso sería aún peor, ni siquiera tendríamos estos momentos robados." dijo ella negando con la cabeza.
"Debo irme. Buenas noches." dijo él besando su mano antes de salir por la ventana.
Notas de la autora:
Espero poder publicar cad dias, permeneced atentos si queréis seguir esta historia.
¿Algún comentario? Ya sabéis que me gustan mucho.
