Capitulo 4: El reencuentro

Hermione ya había ido a la peluquería y había cambiado su guardarropa completamente y dejando a la mitad del ministerio con la boca abierta. Mucha gente de los consejos superiores miraba despreciativamente a la chica, pero a pesar de su cargo seguía siendo joven. Y eso nadie lo cambiaría.

Una negra limusina esperaba afuera del aeropuerto muggle de Londres con pequeñas banderas diplomáticas. Una gran guardia de aurores vestidos de negro a cargo de un alto pelirrojo escoltaba a una chica hasta el andén de salida. La gente miraba algo extrañada, pero entendieron que era una política más.

-¿Por qué se tardará tanto?- preguntó la chica a su asistente

-Porque no sabemos en que vuelo a llegado- respondió Ginny.

-Estoy muy nerviosa

-Actúa tranquila, estoy segura que no te reconocerá, te acompañara en el auto y yo estaré adelante por cualquier cosa.

-¿Iremos a alguna parte?

-Reservé en un restaurante cerca de aquí, para que puedan conversar…- sonrió maliciosamente- de trabajo- agrego demostrando un serio semblante. Hermione sonrió.

-Creo que es él- dijo la castaña con la boca abierta y se acomodó los lentes oscuros.

-Si…- acotó la pelirroja con voz trémula.

Un alto moreno de bellos y profundos ojos verdes se acercaba al tumulto que había reconocido como la guardia del ministro. Ahí entre medio vio la cabeza pelirroja de su amigo Ron, dejó las maletas a un lado y prácticamente corrió a saludarlo, pero fue detenido por su mano. Harry comprendió inmediatamente.

-Lo siento- dijo sonriendo, mientras que la misma sonrisa era devuelta por el pelirrojo. Ginny se acercó.

-Hola Harry…

-¿Ginny?

-Si… He cambiado un poco. Ahora soy la asistente de la Ministra.

-¿Ministra?- la chica asintió.

-Te la presento- lo dirigió a donde estaba Hermione.

El chico quedó con la boca abierta. De seguro era la ministra más joven que había visto. Alta y delgada, llevaba un traje color marfil de dos piezas, zapatos altos de tacón negros y unos oscuros lentes. El pelo cortado a lo melena, liso y castaño oscuro.

-Bue…-carraspeó su garganta. Hermione sonrió- Buenos días.

-Buenos días- respondió estrechándole la mano suavemente y con una vox algo más profunda.- Sígame.

Hermione caminó a paso largo hasta llegar a la salida y subió a su auto, tomando asiento en la parte trasera de espaldas al conductor. Le hizo una seña a Harry para que la acompañara. Afuera Ron y Ginny reían entre ellos antes la escena.

-Recibí su carta

-Obviamente, si no, no estaría aquí presente

-Claro…

-Toma, aquí están los datos que podemos presentarte respecto a lo que requerimos de tu parte- le pasó una carpeta que tenía grabada en la tapa la palabra 'CONFIDENCIAL' en rojas y brillantes letras- Serás nombrado Jefe de la División de Aurores.

-¿Tan rápido?

-Por supuesto, no podemos esperar que la situación se nos salga de la mano.

El auto paro súbitamente y ella se dispuso a salir del auto.

-¿A dónde vamos?

-A comer- respondió la chica- Supongo que tienes hambre, la comida muggle de los aviones es bastante desagradable.

Era un hermoso restaurante, con un estilo italiano y sencillo. Tomaron asiento en una habitación VIP, mientras que Ginny y Ron se sentaban en la mesa más cercana a la puerta.

-Tome asiento- le dijo Hermione- ¿Comprendió de que se trata su trabajo- agregó luego de recibir las cartas y que el mesero se marchará.

-Sí… Pero todavía no nos presentamos. Harry Potter.

-Claro que lo hemos hecho. ¿o no me has reconocido?- y tras esas palabras se sacó los anteojos de sol.

Harry quedó con la boca más que abierta, le llegaba a faltar aire.

-¿Hermione? ¿Qué te hiciste?... ¿Ministra? ¿Cómo no me dices nada?- se paró de la mesa y trató de salir pero estaba cerrada por fuera.

-Lo siento… Necesitamos hablar.

-No. Tú me heriste hace mucho. No quiero hablar contigo. Cuando me echaste de tu vida, entendí el mensaje.

-Pero Harry. De verdad estoy arrepentida. Debí confiar en ti. Malfoy está vivo.

-¡QUE!

-Está en Brasil

-Te enojaste conmigo por dos años ¿y el imbécil te abandonó?

-Te pedí disculpas hace más de un año. Otra cosa es que tú no te hayas dignado a leerla.

-¡Desconfiaste de mí! Fuimos amigos por más de 10 años y preferiste creer a quien te había tratado como gusano toda tu adolescencia.

-¡Se que cometí un error! Pero por favor… lo siento- dijo con una triste voz.

Esos ojos fueron, son y serán la perdición de Harry por toda su vida. El chico la abrazó y le besó la mejilla.

-Gracias Harry…

-De nada… Sabes… Debes dejarte puesto los anteojos o te perdonaría cualquier cosa- la chica se sonrojó.

-¿Estás coqueteando conmigo?- preguntó

-Eh… no…. Quiero decir… eres hermosa… pero… bueno…

-Olvídalo… Entendí… soy…. Solo… tu amiga- sentenció imitando la tartamudeada voz de Harry, ambos se largaron a reír. Ginny y Ron entraron de inmediato.

-¡Amigo!

-Hola hermano…- dijo Harry

-De verdad te extrañamos. No sabes lo contenta que estará mamá con la noticia.

-Yo también los extrañe.

-Hermione. Tenemos una cita con el ministro de Suecia- la castaña se llevó una mano a su frente- Lo siento Harry tenemos que irnos.- agregó Ginny

-No se preocupen. Ron déjate el día libre, tengo suficientes aurores para mí, almuercen algo. Ayúdalo a ubicarlo en su oficina y a buscar un apartamento. En mi edificio hay uno suficientemente espacioso. Nos vemos Harry- y le guiño un ojo mientras salía del lugar.