Secretos Desvelados
-¿Por qué? ¿Por qué mataste a mi familia?
-Era una guerra Andrómaca – ella abrió los ojos – no los maté porque fueran tus familiares, simplemente eran los enemigos que me hubieran matado a mi si yo no lo hacía – sentenció
-¿Por qué deshonraste a Héctor? ¿Por qué no mataste a Paris? Él fue quien lo organizó todo.
-Tu marido luchaba por defender una ciudad a la que yo quería acceder – Aquiles bajó la cabeza – la muerte de Patroclo me enloqueció. Mi gran amor, fue asesinado por las crueles manos de otro. Tú mejor que nadie debes saber lo que se siente – Andrómaca lo miró sorprendida – mi ira me cegó y aunque lo maté no tenía intención de hacer lo que hice. No fue un guerrero quien deshonró a tu marido atándolo a un carro y dado tres vueltas alrededor de la ciudad, fue un hombre herido
-No puedo perdonarte, Aquiles – cerró los ojos y desvió la mirada- no solo me has quietado mi pasado y mi presente, tu hijo me ha arrebatado el futuro – señaló con los ojos llenos de lágrimas a la otra orilla, provocando que Aquiles mirara en aquella dirección. Al lado de Eetión estaba Héctor y un niño de no más de diez años – Mi hijo Astianacte fue asesinado siendo arrojado desde las murallas de la ciudad por las manos rasposas de tu hijo – la mujer dejó escapar dos lágrimas de sus ojos – quiero a Moloso, porque es hijo de mis entrañas, pero no quiero a tu hijo, quien me acabó de destrozar la vida.
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Inuyasha entró en la habitación exhalando un suspiro, destensando el mayor número de músculos de los que era consciente. Kagome estaba acabando de cenar cuando lo vio entrar por la puerta y suspiró de igual manera cuando los ojos del médico se toparon con los de ella, él sabía que ninguno de los dos tenía fuerzas para enfrentar una nueva discusión, pero también era consciente que no podía huir toda su vida. Necesitaban zanjar aquel asunto de una vez por todas.
Se sorprendió de lo tajante que había salido aquel pensamiento de su mente. ¡No quería zanjar nada! Pero debía reconocer que todos los sentimientos que aquella mujer le despertaba ahora mismo, se podían resumir entre una mezcla de ira, rencor y pánico. ¡Kagome y su hijo habían estado a punto de morir! ¿No sabía que estaba embarazada? ¿Por qué se le ocurría ponerse en la línea de tiro de esa manera? ¿Y su hermana mayor? ¡Por poco la perdía en la mesa de quirófano! Era incapaz de controlar aquellos oscuros pensamientos sin dejar que los sentimientos afloraran y si eso llegaba a ocurrir, no sería capaz de controlar su afilada lengua.
—Inuyasha ¿estás llorando? —El albino se tocó la mejilla reconociendo el líquido transparente que surcaba su mejilla —. ¿Qué ocurre? ¿Riko está bien? —No lo pensó. Acortó la distancia y la abrazó como si la vida dependiera de ello. Notó el olor a quirófano y a pudin de hospital en cuanto acercó su rostro al cabello, pero no le importó. Aquello era una prueba de que ella estaba allí, sana y salva.
—Nunca, en lo que te queda de vida, vuelvas a darme un susto así —dijo intentando sonar amenazante, pero su voz se quebró por el camino—. Prefiero que te mudes del país y que me abandones a que deba volver verte así de pálida y empotrada en una cama —agregó separándose de ella para observarla a los ojos. Ella acarició sus mejillas borrando cualquier rastro húmedo que quedara.
—Pues vas a tener un problema enorme dentro de siete meses —soltó sin pensar, cerrando los ojos al darse cuenta de la metedura de pata.
—Dentro de siete meses me ocuparé personalmente de que no tengas una bala incrustada en la cadera, Ab —objetó enfadado—. Sé que estás embarazada y eso aún me cabrea mucho más. ¿Cómo se te ocurre meterte en un tiroteo?
—¡Yo no me metí en nada! —golpeó exasperada la cama—. Riko y yo nos encontramos en medio del tiroteo, simplemente nos defendimos.
—Vaya manera de defenderse —contraatacó él—. ¡Te pusiste en la línea de tiro y Riko salió a hacerte de escudo!
—¡Yo no le dije a Riko que lo hiciera! —gritó exaltada. Ya se sentía mal de por sí, como para que él la tratara de esa manera.
—¡Riko sabía que estabas embarazada! —soltó sin más— lo supo antes que yo, por eso decidió seguirte los pasos.
—¿Por eso volviste conmigo? ¿Por qué tu queridísima hermana mayor te dijo que estaba embarazada?
—¡Al menos hizo lo correcto no como tú! —gritó fuera de sí.
—¡Tú no querías tener hijos! —soltó con los ojos repletos de lágrimas— ¡Maldita sea! ¡Lo gritaste a los cuatro vientos! Antes de eso lo intenté, quise hacerlo, pero escuchar aquello me partió en dos. No quiero pedirte nada, porque soy plenamente capaz de cuidarlo. No me haces falta —siseó dolida.
—En eso te equivocas —empezó con voz gélida—. Para que tu estés en ese estado yo he tenido algo que ver y mi opinión cuenta —le espetó—. Si quiero llevarme al niño lucharé con uñas y dientes.
—Inténtalo, maldito y volveré a desaparecer. Ya lo he hecho una vez y volveré a hacerlo —amenazó acercando su pálido rostro al de él, dispuesta a ganar aquella guerra. Él no se amedrentó y la observó directa a los ojos, con todo el orgullo que podía demostrar. Pero aquello fue su máxima perdición. En cuando los ojos de ambos conectaron desapareció de su mente cualquier cosa que no fuera aquella mirada llena de fuego, hermosa y dulce, pero recubierta de ojeras. Como por arte de magia, eliminaron la distancia que separaba sus labios. La intensidad del beso se comparaba con la necesidad velada de sentir al otro cerca, de la angustia que ambos habían sentido al pensar en las consecuencias nefastas que podían haber tenido los acontecimientos.
—Sabes que no te voy a dejar a sol ni a sombra —consiguió articular Inuyasha después del beso—. No me vengas con la liberación de la mujer y todas esas mierdas… este susto no me lo quitas con tanta facilidad.
—No son mierdas, imbécil —golpeó el hombro del médico. Él sonrió por primera vez desde que entró en quirófano—. Quieras o no, pienso encontrar al asesino de mi madre.
—¿Poniendo la vida de nuestro hijo en peligro? —preguntó acercando su frente a la de ella—. Tu madre querría que la prioridad en este caso fuera ese bebé.
—¿Qué pasaría si fuera tu madre? —espetó dolida—. ¿Serías capaz de pensar en algo que no fuera la venganza? La única diferencia es que tú no puedes concebir hijos —agregó dolida.
—No digo que no investigues —cedió por un momento—, pero no puedes ponerte en peligro de esta manera.
—No soy ningún kamikaze —replicó más tranquila—. Nunca busqué problemas desde el momento en el que supe que estaba embarazada, pero no voy a dejar que el asesino o asesinos de mi madre salgan impunes.
—No hay justicia en tu voz —observó Inuyasha preocupado—, sino venganza —suspiró derrotado—. Te ayudaré en lo que pueda, pero necesito que me expliques las cosas. Quiero ser parte de ello —agregó conciliador. Ella solo asintió—. Bien.
—¿Cuándo podré salir de aquí? —preguntó la morena mientras se sentaba más tranquila.
—El dolor será intenso —aseguró Inuyasha—, pero no creo que te dejen aquí mucho tiempo, aunque estarás de baja por el momento.
—Eso debería decidirlo yo —se quejó con los dientes apretados.
—Pero como sé que no decidirás lo correcto lo hago yo por ti —le espetó obviando su mirada asesina—. De nada.
Ambos decidieron por el bien de su salud mental, abogar por el silencio para que acabara con aquella tensión. Sin embargo, la quietud de la habitación, comparada con la agitación del hospital en una noche cualquiera, sumía a ambos en un estado de tensión mayor al que sintieron antes. Kagome empezó a morderse el labio y a intentar rascarse una pielecilla que le sobresalía de pulgar derecho y Inuyasha movía la pierna derecha por puro vicio.
El albino sabía lo estúpidos que estaban siendo, pero su orgullo en este caso, era mucho más fuerte que cualquier sentimiento que pudiera albergar por la morena de la cama del hospital. Tenía ganas de abrazarla y besarla otra vez, revivir aquello que había sentido la noche anterior en su cama, pero no quería ser él quien diera el primer paso. Ella había decidido dejarlo, ella no había querido decirle lo del niño, ella había decidido meterse en la boca del lobo. Era el momento en el que él, recogiera su orgullo maltrecho y lo recompusiera. Sin embargo, la figura que tenía en frente, pálida y con el pelo enmarañado, no parecía haber hecho nada de eso adrede. Y solo por ello las barreras parecían desaparecer, poco a poco, pisoteando nuevamente su orgullo.
Kagome también seguía en sus cavilaciones, pero con otra preocupación diferente. Sabía que durante un tiempo no podría moverse con libertad y que su apoyo sería el médico que la miraba entre enternecido y furioso. Pero por más que quisiera pensar en su futuro con él, no podía quitarse de la cabeza toda la información que había recopilado en escasas veinticuatro horas. Había descubierto que Suikotsu y Renkostu estaban siendo extorsionados por Yura y un socio suyo, para que intentaran introducir una versión del LSD en la calle.
Sabía por tanto, que ninguno de los dos sospechosos tenía nada que ver con los asesinatos, puesto que ninguno de los dos sabía de la droga y por tanto no tenían razón para matar a nadie aún. Lo más desconcertante era la afirmación de Ty sobre el pasado en común de Akane y Suikotsu. ¿Era posible que el violador no fuera quien todos creían que era? Era algo surrealista que no solo había destrozado la vida de tres personas, sino que había una cuarta, el auténtico violador, que había salido impune permitiéndole seguir delinquiendo a sus anchas.
Pero… ¿Qué tenía que ver todo esto con su madre? Sabía que el señor Plaza había sido una mula obligado por su situación actual, para entrar de contrabando droga; lo que parecía estar relacionado con el grupo de Renkostu y era más que probable que se relacionara con el nuevo tipo de drogas que habían descubierto, pero… ¿su madre? Hasta donde ella sabía, Sonomi Hisgurashi siempre había sido una activista en contra de las drogas y cuando trabajaba en la universidad, se la había visto impartiendo charlas fuera de los horarios lectivos. Cuando pasó a ser Sonomi Smith, por mucho que ella dejara su trabajo y se apartara del mundo, seguía teniendo los mismos ideales puritanos y las mismas ideas que tachaban las drogas. Por ello le costaba creer que su madre estuviera relacionada con el LSD, al menos no por propia convicción. ¿Y si Inuyasha tenía razón? Su padrastro sí que tomaba drogas y posiblemente su madre pagara las consecuencias de las relaciones de Mūsō. Pero ¿Cómo demostrarlo?
Un sonido de un cántico femenino la despertó de su letargo, trayéndola de forma abrupta a la realidad. Miró los ojos miel de Inuyasha quien se había sentado a su lado con el móvil en la mano.
—Esto es raro —dijo cuándo miró el móvil.
—¿Qué ocurre? — el médico intentó mirar la pantalla pero ella se lo impidió — ¿y ahora qué?
—Recuerdas lo que hemos hablado hace cinco segundos ¿verdad? Que tú sepas que estoy embarazada no significa que deje de buscar al asesino de mi madre. Seguro que esa Yura está implicada y pienso averiguar de qué manera. Eso te deja dos opciones —amenazó— o me ayudas o te esperas a que todo esto pase, para hablar de nuestro futuro se señaló el vientre—, pero bajo ninguna circunstancia me obligarás a dejar este caso ¿queda claro?
—Con una condición Hisgurashi —empezó—, no correrás riesgos innecesarios. No pienso dejarte sola en ningún momento, por lo que no permitiré que te arriesgues.
—Eres un civil, no puedes participar en una misión policíaca —reprochó ella.
—Hace siete años entré en una casa arma en mano para sacarte de las garras de un psicópata —le recordó—. Además, mi padre es un buen amigo del alcalde. Siempre puedo pedirle un favor por el bien de su nuera y su futuro nieto.
—O nieta —contradijo con medio sonrisa.
—Según la leyenda, Amateratsu había maldecido a la familia con un primogénito barón, para que siempre se supiera la marca del mal estaba en nuestra estirpe.
—A lo mejor son mis antepasados sobrenaturales quienes pueden vencer a Amateratsu —sonrió ella acariciándose el vientre plano—. Creo que es un trato justo entonces. Akane me ha envidado un mensaje del laboratorio.
—¿Alguien murió en el tiroteo?
—Sí, la mujer de Suikotsu —ella bajó la mirada—, pero no me han enviado el informe de la autopsia. Dice que la planta que Yura había llevado al bar era una ruda.
—¿No era la ruda una de las substancias que había en ambos cuerpos? —Kagome levantó la mirada hacia Inuyasha con los ojos muy abiertos—. ¿Qué?
—Esa puede ser la conexión —intentó levantarse de la camilla pero el médico se lo impidió—. Debo ir a casa. Necesito comprobar la teoría.
—¿Qué teoría? —preguntó exasperado Inuyasha.
—Es posible que la ruda estuviera en contacto con la droga —contestó. El albino miró a la detective, extrañado—. Voy a llamar a Akane, si va a interrogar a Yura debe saber esto — Kagome hizo un esfuerzo por levantarse pero un pinchazo en el costado la disuadió.
—Para, para —ordenó Inuyasha obligando a que se tumbara otra vez en la cama—. ¿Cómo quieres que no me preocupe si a la primera de cambio estás intentando levantarte de la cama? —la acusó—. Mientras llamas a Akane, yo iré a ver a Riko y luego a tu casa. Te haré una llamada, no te muevas de aquí. Esa herida empezará a hacerse notar en unas horas y necesitarás muchos más calmantes para poder controlar el dolor.
—¿Cómo está? —preguntó Kagome volviendo a recordar que Riko estaba en también en aquel bar—. Sota me comentó que estuviste bastante tiempo en quirófano.
—Casi la perdemos —espetó sin más. Cerró los ojos — pero ya está despierta, o por lo menos eso es lo que dice mi padre — Inuyasha sonrió — está igual de impaciente que tú por salir de este hospital.
—Lógico, se come fatal — agregó arrugando el ceño — de acuerdo, te haré caso. Enterraré nuevamente el hacha de guerra y permitiré que me ayudes. Pero nada de heroicidades ¿de acuerdo?
—¿Y me lo dices tú? —preguntó irónico—. Te llamo en cuanto llegue a tu casa —agregó y sin pensar le dio un beso en la frente, cálido y familiar, como si lo hubiera hecho toda la vida. Por un momento se paralizó, recordando que estaban en un limbo bastante complicado y que aquello podía haber dinamitado la única oportunidad que podía tener con ella. Sin embrago, sus pensamientos desaparecieron cuando ella se alzó un poco más y le besó, como solo ella sabía hacerlo. Contra sus deseos, acabó rompiendo el beso—. Debo irme —aclaró. Ella asintió y se despidió de él avergonzada. Él, igual de nervioso, asintió levemente y salió de la estancia, resoplando aliviado cuando pasó la puerta de la habitación.
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—Está bien —dijo Akane mientras apuntaba todos los de talles que Kagome le describía en por teléfono— y dices que tengo toda la información en tu mesa —apuntó algo más ante la atenta mirada de Ranma y de Sesshomaru—. Vale te llamo dentro de un rato, cuídate —se despidió colgando el aparato.
—¿Cómo está? —preguntó el albino, aun con los ojos algo rojos de lo poco que había dormido y desaliñado por no haberse cambiado de ropa en todo el día—. ¿No es muy pronto para poder hablar con ella?
—Si es la mitad de nerviosa que lo era cuando éramos niños, estoy seguro que ahora estará haciendo una cuerda con la ropa de cama.
—Dice que ha enviado a Inuyasha a su casa a buscar una maceta de ruda que se llevó de la floristería —contestó hacia el albino—. ¿Te suena de algo?
—Hará unos días pasamos por allí, preguntamos a la tal Yura pero no fue de mucha ayuda.
—Sigo pensando que os estáis agarrando a un clavo ardiendo —comentó Ranma acercándose a la mesa de su compañera—. Tenemos a Yura y eso es lo que importa. La podemos relacionar con el crimen, la científica ha peinado la floristería y ha encontrado un cuchillo muy parecido al que utilizaron con Sonomi lleno de sangre. Además, no tiene coartada para la muerte de la mujer.
—Pero sí para la muerte de Plaza —agregó Sesshomaru mirando los expedientes de ambos casos—. Según se describe aquí, pasó casi todo el día en unos grandes almacenes, donde las cámaras, la captaron varias veces.
—Es como si quisiera demostrar que no podía cometer el asesinato —dedujo Akane—. Esto reforzaría la teoría de que no buscamos a un asesino, sino a dos.
—Pero hay algo que no cuadra. Sonomi no tiene ningún tipo de relación con Yura más que el simple de clienta y empleada, en cambio, Yura tenía guardados documentos de identidad falsos con las fotos de Plaza. Si ella tenía que asesinar a alguien, la elección habría sido Plaza y no a Sonomi.
—Hay un video en el que Sonomi y Erika discuten en la floristería. Mi tía podría haber descubierto su red de narcotráfico y encararla.
—¿Por qué tu tía se pondría en peligro? Por muy buena mujer que fuera no era una descerebrada —argumentó el albino.
—Puede que sea mucho más sencillo que todo eso —comentó Akane. Se levantó ante la atenta mirada de ambos y empezó a trazar dibujos en el aire con sus dedos.
—¿Qué está haciendo? —preguntó Sesshomaru confundido.
—Pensar —agregó con una sonrisa algo tonta.
—Dame paciencia —suspiró el albino masajeándose la sien. Sintió un golpe seco en el escritorio y un ¡Eureka! Asustó a todo el departamento— ¿Qué cojones…?
—Ese lenguaje —le reprendió la jefa Cologne saliendo de su despacho—. ¿Alguien me puede decir que le ocurre a Tendo, Lee?
—Creo que acaba de encontrar algo relacionado con el caso —sonrió nervioso el joven de la coleta.
—Oh, pues sería interesante que lo compartieras con todos — comentó irónica la jefa marcándose un par de arrugas en su nívea y perfecta piel.
—Es solo una suposición, pero aquí —señaló la cabeza— tiene mucho sentido. ¡Si es que es un juego de niños! —sonrió de forma perversa, asustando a los demás—. ¿Alguien conoce la novela de extraños en un tren?
—Era una película de Hitchcock ¿no? —preguntó Ukyou algo extrañada.
—No, Hitchcock hizo una adaptación de la novela de Highsmith, la auténtica mente pensante.
—Bueno sí, todos conocemos tu afán casi enfermizo por las novelas policíacas —Ranma atrajo su atención—. ¿Pero qué tiene que ver esto con estos asesinatos?
—¿No lo veis? Es de manual —dijo sentándose en su mesa con un papel y un bolígrafo para empezar a escribir y trazar líneas—. Sonomi y Erika no tienen nada en común, salvo que una le compra a la otra puntualmente. A simple vista ¿qué podía generar una causa de asesinato? ¿Por qué Yura tiene la repentina necesidad de poner en peligro su prometedor negocio asesinando a una mujer que apenas conoce?
—Porque hay algo que Sonomi debe saber lo suficientemente importante como para que la asesine —contestó de forma obvia Sesshomaru.
—O es otra persona quien necesita que Sonomi muera para que no salga la verdad a la luz —objetó Cologne asintiendo—. Me gusta tu hipótesis, sigue.
—Bien —trazó dos líneas más—. Supongamos que Yura sabe que Plaza ha sido arrestado y que ha empezado a hablar sobre la red de narcotráfico y de cómo traspasan la mercancía de un país a otro para poder costearse el negocio. Yura querría que Plaza desapareciera.
—Pero no se atreve a hacerlo ella misma porque está siendo vigilado por nosotros. Así que decide contactar con alguien que tiene el mismo problema con Sonomi —comenta Ranma.
—Y deciden matar a su enemigo, como en la película —concluye Sesshomaru— no hay motivo, y las únicas pruebas que la incriminan son parciales, el arma no está a su nombre, alguien podría haberla colocado allí.
—Un abogado defensor podría alegar este tipo de situación como circunstancial. No sería difícil convencer a un jurado — suspira la jefa del departamento.
—Pero ha matado a una mujer ¿eso no denota en ella suficiente sangre fía como para apretar un gatillo?
—En un juicio las pruebas son lo de menos —contestó Cologne— Además, no sabemos cómo Yura ha podido tener información de nuestra investigación y si no hay nadie más detrás de esta organización. Yura no tienen un nivel adquisitivo tan alto como para costear este tipo de droga.
—Hay que descubrir quién era el cómplice de Yura —asintió Akane—. ¿pudiste descubrir al final quien pagó el apartamento de Plaza? —preguntó a Ukyou.
—La cuenta es de un tal Guy Haines. Solo en este estado hemos encontrado una veintena de Guy Haines, pero por ahora ninguno con los que hemos contactado ha retirado dinero o le han robado de su cuenta —contestó la detective.
—No hace falta que preguntes a los demás — Cologne suspiró con paciencia— Guy Haines es el nombre de uno de los protagonistas de la película de Hitchcock, es el deportista que quiere divorciarse de su mujer y que en un viaje de tren conoce a Bruno, quien le hablará de un pacto mortal: él matará a su mujer y a cambio Guy matará a su padre, un hombre despiadado y cruel.
—Desde un primer momento han estado jugando a este juego —afirmó Sesshomaru—. Han estado jugando con nosotros.
—Pero hay algo en lo que han fallado —Akane sonrió— esta noche, por el calabozo, se ha corrido la voz de que Kagome y Caledonia han muerto en el tiroteo, Yura cree que está libre y que nadie puede testificar en contra de ella. Además, tenemos bajo custodia vigilada a Suikotsu —la detective tragó duramente. Aun le costaba hablar de él— sería interesante interrogarle para conseguir información.
—Propongo que Akane y yo vayamos a hablar con Yura y que él —señalando a Sesshomaru— se ocupe de Suikostu, acabaremos antes —dijo Ranma.
—Prefiero que Sesshomaru se ocupe de Yura y vosotros de Dikens —Akane miró sorprendida a su jefa—. El carácter sereno de Sesshomaru desequilibrará el temple de Erika, además vosotros debéis saber vuestra verdad por vosotros mismos —Tendo y Lee asintieron—. Bien, Taisho, demuestre de que pasta está hecho.
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Inuyasha aparcó en la parcela de la casa de Kagome, con la luna llena a su espalda iluminando la oscura casa. Eran cerca de las doce de la noche cuando había salido de la habitación de Riko, después de que ésta le asegurara que se encontraba bien. La psicóloga sufría por sus pacientes, quienes habían quedado en suspensión de su tratamiento, pero por lo demás, se la veía con ganas de arrancarle el pescuezo a quien había apretado el gatillo.
Entro por la puerta principal, sintiendo un frío desolador que le recorrió todo el cuerpo. La casa con las luces apagadas y con solo la luz de la luna entrando por la ventana, parecía el escenario típico de una casa embrujada o el hogar de un asesino en serie desquiciado. Negó con la cabeza y se dispuso a encender las luces del salón y de las habitaciones.
Kagome, le había indicado que entrara en su habitación y que fuera al gran armario. Dentro, en el lado inferior derecho, había una argolla disimulada entre la ropa que abría un compartimento secreto. Allí encontraría una caja cerrada de grandes dimensiones donde se encontraba el cofre con el nombre de Galmanor. Debería coger el cofre y llevarlo al hospital junto a la ruda que estaba en el balcón de su habitación.
Inuyasha siguió el procedimiento, cogió la ruda y luego se dirigió al armario para abrir la compuerta misteriosa. Allí encontró una caja enorme que sacó con dificultad, al abrirla, se sorprendió de no solo encontrar el cofre, pues dentro de la caja, había notas, fotos y expedientes de Mūsō Smith. Se sentó en el suelo impresionado de toda la información recogida que había en esa caja sobre el padrastro de Kagome.
—Parece un trabajo de años — susurró al ver las fotos. Diferentes imágenes aparecían ante él, fotos de Sonomi con su primer marido sonriente y por contra de Sonomi y Mūsō. Fotos de magulladuras en los brazos de su exsuegra, de Mūsō con otros hombres en una floristería, pero lo que le llamó la atención fueron las imágenes y documentos relacionados con Kagome. Había una carpeta llena de fotografías donde se podía apreciar marcas de cinturón en su nívea piel, ataduras en los brazos, algún que otro morado en las piernas — hijo de puta — en los informes médicos no había ni una sola referencia al maltrato, pero solo se registraron accidentes, hasta que Kagome se fue de casa — y la muy estúpida me dijo que nunca le había hecho nada. Mataré a ese mal nacido.
Con la determinación en sus ojos, cogió la maceta con demasiada fuerza que se le resbaló de las manos y cayó al suelo, rompiéndose el recipiente de barro. Para su sorpresa, entre la tierra, había unas piedras negras redondeadas que estaba seguro que no eran del abono. Fue al lavabo a coger unas pinzas y un poco de papel higiénico. Mientras llamaba a Kagome y ponía el manos libres, se dedicó a rescatar todas la perlas negras que encontraba.
—Hisgurashi —contestó la línea.
—Kag, estoy en tu casa. He encontrado la caja del armario y la maceta, pero sin querer se me ha caído al suelo y…
—¿Qué? ¿Y si había alguna evidencia? ¡Esa maceta era de la floristería de Yura! —chilló su interlocutora casi ensordeciéndolo.
—Por eso te llamo, la evidencia estaba en la tierra de la maceta —escuchó algo que no supo identificar—. Estoy recogiendo con una pinza previamente limpiada con alcohol, una especie de piedras redondas de color negro. No huelen a nada más que no sea ruda, pero no parece que tenga nada que ver con el abono.
—LSD —respondió Kagome—. Separa lo que puedas y lo demás recógelo y llévalo todo junto a comisaría para que lo analicen. Si es LSD, tenemos la prueba de que el contrabando ya se hacía antes del tiroteo.
—¿Quieres decir? — preguntó fijando más la vista para buscar todas las piedras que pudiera.
—Esa ruda la compré en la floristería Polen, el día que Sesshomaru y yo fuimos a interrogar a Gambel —contestó serena—. Esta es una prueba para relacionarla con Plaza, podría haber contratado a alguien para el asesinato del español, así tendría coartada. Solo hay que demostrarlo —Inuyasha volvió a abrir la caja y buscar unas fotos—. ¿Estás ahí? ¿Inuyasha?
—¿Cómo has dicho que se llamaba la floristería donde compraste la planta? —preguntó serio, con una fotografía en la mano.
—Polen ¿Por qué?
—Hay una foto en la caja donde estaba el cofre que me has mandado a buscar, donde aparece tu padrastro junto a dos hombres más en la entrada de la floristería Polen mirando unas plantas.
—¿Cómo? ¿Qué haces mirando esas fotos?
—Eso es lo de menos ahora, aunque tendremos que hablar de los archivos de esta caja —argumentó serio—. Te paso una foto de la imagen y recojo todo el estropicio. Cuando salga de comisaría hablamos.
—Está bien… te — se hizo un silencio.
—Yo también, Kag — sonrió Inuyasha — nos vemos dentro de un rato — colgó la llamada y se dispuso a hacer una foto con su móvil a la imagen — ya te tengo, hijo de puta — y con previsión, le envió una a Ab y otra a su hermano Sesshomaru, explicándole de forma escueta y seria por mensaje que había encontrado.
Una vez recogido todo y dejándolo como lo encontró, se sentó en la cama con la caja cerrada y las fotos en una mano, para observarlas con detenimiento. En algunas, podía verse a sí mismo cuando frecuentaba a Kikyō, recordando que, en aquella época, ella no quería nunca estar en casa y siempre buscaba la manera de salir de allí.
¿Las habría maltratado a ambas? ¿por qué no se lo habría dicho? Él era un adolescente imbécil, pero sus padres podrían haberlas ayudado. Entendía que Kagome no lo hubiera llamado, pero, ¿Kikyō? Por mucha envidia que tuviera hacia su hermana, no habría sufrido un maltrato solo por aquello.
Vio una fotografía de Naraku, junto a Kikyō tomada desde una posición extraña. Sabía que ella había jugado a un juego macabro con aquel desquiciado mientras estaba con él, pero la filóloga desapareció de su vida de la noche a la mañana, dejándolo a él con el corazón roto y a su familia desamparada. ¿Tan fácil lo había engañado? Siempre pensó que Kikyō era como su hermano mayor, seria y serena, pero lógica y analítica. Aun así, nunca pensó que fuera mala persona. ¿Por qué seguía sintiendo que algo no cuadraba?
Encontró otra foto con Naraku pero esta vez, parecía que habían ido de viaje. ¿Cuándo viajó con él? Observó la foto detenidamente analizando los ojos sin vida de la filóloga y como aquel bastardo, con una sonrisa calculadora, la agarraba del brazo. ¿Eso que veía era su vientre abultado? ¡Estaba embazada!
Observó la fotografía como con más ahínco, esperando encontrar algo, lo que fuera. Le dio la vuelta para observar el reverso percatándose de algo escrito allí.
Oἴμοι! ἐγώ βοήθεια δέω.
ὄνομα Ονιγυμο.
¿Ahí ponía Onigumo?
Continuara...
¡Buenas! ¿Cómo vais?
Como cada domingo, os traigo un capítulo más de la historia. Ya sé que estoy algo desaparecida de las redes sociales y demás, pero paciencia, dentro de poco la faena se me aligerará notablemente, gracias a los dioses, y podré tener un poco más de tiempo para dar la vara. Además, estoy preparando otro long-fic, pero en este caso, quiero montar un crossover entre Inuyasha y Ranma. Llevo amenazando mucho con ello, pero, seguramente, aparecerá como regalo de reyes xD. También estoy preparando más cositas que se vienen en navidades, por eso, estoy hiperdesconectada del mundo virtual. En fin, dejemos de hablar de mí y hablemos de la historia. (insertar música detective Conan) ¿Sabemos quién o quiénes son los asesinos? Ha habido muchas y muy buenas teorías que casi me hacen replantearme todo el argumento xD, pero me las guardo para futuros. Muchas gracias por seguir ahí cada semana y aguantar mis incansables rollazos xD
Agradecimientos:
kcar: ¡Hola! Muchas gracias por comentar. Me alegro que te haya gustado el capítulo. Sí, es una suerte que las cosas hayan salido bien, por ahora. Pero igualmente, aún queda un poco de recorrido. Espero que este capítulo también lo disfrutes.
Marlenis Samudio: ¡Muy buenas! Muchas gracias por tu comentario. No vas mal desencaminada… Kaede algo guarda y algo esconde, pero no será hasta el siguiente capítulo que lo descubramos. Con el agresor de Akane es algo más difícil, pero parece que no vas desencaminado. Espero que hayas disfrutado de este capítulo y que te deje con ganas de seguir al siguiente.
Susanisa: ¡Hola! Muchas gracias por el comentario. Gran pregunta del millón… ¿Qué pasa con Kaede? Ese es un dato que aparecerá en el siguiente capítulo, pero en realidad tiene más peso de lo que parecía en un primer momento. Espero que disfrutes de este capítulo y que nos vemos en el siguiente.
R.T: ¡Muy buenas! Muchas gracias por tu comentario. Sí, las cosas parecen que están mejor pero aún no se ha resuelto del todo el caso. Me alegro que te haya gustado y espero que este también te guste. ¡Cuídate lo que quede de resfriado!
Tatiana Ocampo: ¡Hola! Muchas gracias por el comentario. Sí, aquí tienes el capítulo con algo más de InuxKag, pero había que crear algo de tensión xD. Espero que este también lo disfrutes y nos veamos la semana que viene.
Como siempre agradecer a BethxAngel, Carli89, DannaLBurgos, Eren Vega, Jacqueline Mendoza, Jiyuu Akabane, Klaudia VR, Lilliana1118, Marlenis Samudio, Mar Zubia Cazares, MariaGpe, Susanisa, hadadelcementerio, jessicatoledo . barrera78, kcar, yema22 y a HuuuuuuSSSSSSHHHH por vuestros me gusta y por seguir esta historia. Sin olvidar a todos aquellos que sean lectores fantasmas, gracias por darle la oportunidad, aunque sea por error xD! Sin todos vosotros yo seguramente no seguiría escribiendo
Bueno pues ya está, aquí lo dejo. Cualquier pregunta o comentario ya sabéis donde dejarlo.
¡Muchas gracias!
Nos vemos en los bares.
