Capítulo 9


Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.

NA: Este fic no contiene romance y probablemente no lo contenga, está lleno de angst, tortura mental y emocional. Es probable que ninguno de los personajes esté en sus cabales y termine peor para el final de la historia. Aún así, no hago deathfics, o sea, que aunque torture a alguno de los personajes no habrá muerte de ninguno y probablemente queden juntos al final aunque no sea por amor. La razón es porque este fic lo escribo para mi propio entretenimiento y morbo, no espero comentarios positivos aunque creo que sí olvidé poner este aviso desde un principio. En fin, quedan advertidos.

Gracias a...

Iva Girl - Pues caramba Iva, ya estoy publicando en Slasheaven, y deberías pasarte por allá que tengo una historia allá que no voy a publicar aquí por contener eso mismo.. violencia y demás, pero entiendo que es bastante buena, aunque si no te gusta el MPreg entonces no te la aconsejo, de todas formas lo hago de forma diferente, por si te da curiosidad y gracias por el consejo. Sí tengo otra cuenta, bajo Suisei Lady Dragon, de historias de Slayers, Weiss Kreuz y Yugioh.

GabyKinomoto - Muchas gracias.

Escila - Muchas gracias¿puedes creerme si te digo que había olvidado actualizar? O sea... tenía los capítulos y ahora que voy a subir el diez me doy cuenta que no tengo el nueve arriba... ¡qué verguenza, al menos ya me alcanzaste leyendo, espero que ahora sea más fácil seguirme.

Muchísimas gracias por sus comentarios.


Draco ingresó al Ministerio. Temblaba de a ratos pero lo ocultaba perfectamente. Cuando entró le pareció que todo estaba normal, nada fuera del otro mundo, eso no lo hizo sentir mejor, no fue hasta que fue llamado a la sala en particular donde se estaría viendo el caso que sintió la atmósfera diferente. Lo primero fue una tímida sonrisa de parte de una de las auroras presentes. Lo segundo fueron los agradables saludos con los cuales fue recibido. Lo tercero y más importante fue cuando comenzó la vista y todos los presentes parecían sonreír con benevolencia cuando se nombraron las "virtudes" de Lucius Malfoy y las expresiones dolidas cuando la defensa relató los hechos "injustos" bajo los cuales su padre había sido hallado culpable.

Tuvo que sujetarse levemente del estrado de madera frente al cual estaba sentado cuando la sentencia se redujo de cadena perpetua en Azkabán a liberación inmediata, incluyendo una disculpa pública y la devolución de todos sus derechos mágicos junto con una compensación por los tres años que había pasado en prisión. Todos estaban dementes.

Cuando salió de la sala tuvo que detenerse unos minutos mientras su mente ponía todo en orden y asimilaba lo que había sucedido en la vista. Recordó entonces que tendría que pasar por la oficina de Granger para que le fueran entregados todos los documentos y pergaminos relacionados con la culpabilidad de su padre para finiquitar las gestiones en el Ministerio y finalmente pasar por la varita de su padre a la cámara de seguridad.

La oficina no era de su agrado, menos Hermione Granger, pero Blaise estaba tras la sangre sucia y le debía demasiado al moreno como para insultar a la que podría en un futuro ser la esposa de su amigo. Entró con cautela y la vio sentada tras el escritorio. Para su asombro la joven había cambiado notablemente. Su rostro se había vuelto más delicado y fino mientras que sus cabellos antes rebeldes y alborotados formaban suaves cascadas de ondas color ámbar a cada lado de su cabeza. En esos momentos tenía puestos unos pequeños lentes de lectura y con pluma en mano revisaba varios documentos.

"Granger."

"Draco Malfoy, felicidades." Murmuró un tanto mosqueada. No entendía cómo era posible que Lucius Malfoy hubiera salido impune cuando habían pruebas más que suficientes para inculparlo. "Hace un rato recibí la notificación de que tu padre ha sido liberado. Sólo faltan unos documentos que me traerán pronto. ¿Quieres sentarte un momento y esperarlos?" Draco asintió y tomó asiento. La joven no tenía mucho empeño en hablar pero Draco, a pesar del tiempo, no pudo mantener la boca cerrada y hervirle la sangre. Blaise se lo perdonaría al fin y al cabo.

"¿Cómo es que terminaste en esta oficina, Granger? Siempre pensé que terminarías convertida en aurora, cazando mortífagos o algo por el estilo. ¿Maestra de pociones tal vez?" La chica lo miró de soslayo.

"No todos nos convertimos en lo que la gente espera... de ser así y por mi cuenta tú serías un mortífago." Observó satisfecha el leve estremecimiento del hombre. "Díme Malfoy¿dónde estuviste escondido todo este tiempo? Pensé que habías muerto o algo por el estilo." En la voz de la joven no había la misma mordacidad que en la suya, sólo seriedad y algo de respeto, pero carecía del temor que una vez le había inspirado, no que la hubiera atemorizado demasiado, pensó al recordar el encuentro cercano con uno de los puños de la chica

Justo en esos momentos una mujer de rizados cabellos rubios entró a la oficina y se le quedó viendo a Draco con adoración mientras reía tontamente. En sus brazos traía varios pergaminos y una caja.

"Granger... aquí están los documentos del señor Malfoy." Dijo casi con un ronroneo en dirección del rubio y la joven de cabellos oscuros le dio una mirada extrañada. "También te traje esto, sé cómo te gustan los chocolates y como tu amigo Potter se olvidó de enviarte algunos me tomé la libertad de traerte." Draco abrió los ojos con temor mientras la rubia le acercaba los chocolates. Cuando Hermione abrió la caja vio que faltaban algunos. La primera hilera de chocolates eran con almendras, las otras filas todas eran de trufas de chocolate rellenas de licor. Se veían deliciosas e inusualmente llamativas. La joven escogió uno de almendras y se lo echó de inmediato a la boca para luego darle las gracias a su amiga. Los ojos color miel oscuros de Hermione se entrecerraron con placer y cuando los abrió los tenía fijos en Draco.

"Gracias, Sabrina. Voy a tener que hablar con Harry cuando lo vea, estos chocolates están deliciosos. ¿Quieres alguno, Drakey?" Draco palideció al escuchar el cariñoso apelativo que acababa de usar la chica.

"Ah... no... Granger, gracias, no tengo ganas..." Murmuró nervioso.

"Pero llámame Mione, si no te molesta." Dijo mientras le sonreía de forma que se le marcaban los hoyuelos a cada lado de sus mejillas y un dedo se enroscaba en sus ondas como una niña. La mirada lo hizo estremecer de sólo pensar... que la sangre sucia pudiera mirarlo de esa forma. Pero cuando sus ojos grises captaron los de la tal Sabrina supo que tenía que salir de esa oficina tan pronto fuera posible. Ahora entendía lo que aquellos chocolates habían hecho en los presentes a la sesión.

"Ah... ya es hora de que me vaya, M... Mione. ¿Esos son los documentos?"

"Ajá, sólo tienes que firmar aquí y pasar luego por la bodega de objetos mágicos confiscados. Me alegra de que finalmente hicieran justicia en el caso de Lucius. ¿Seguro que no quieres un chocolate? Están como para chuparse los dedos." Draco pareció atragantarse levemente y con presteza comenzó a firmar los papeles tan rápido como sus temblorosos dedos le permitían.


"Draco, hijo¿qué sucedió? Estás... nervioso. Imagino entonces que no obtuvimos lo que deseabamos..." Preguntó Lucius a su hijo cuando llegó y lo vío tan nervioso y alicaído.

"No... todo está perfecto." Dijo al tiempo que le extendía una varita que le era conocida. "Estás... libre. Completamente libre." Respondió Draco con la mirada perdida.

"¿Cómo?" Susurró Lucius incrédulo.

"No sé lo que hizo. Realmente no sé lo que hizo. Pero el Ministerio te halló inocente de todos los cargos." Comenzó a decir con rapidez mientras el hombre se sentaba en una de las butacas algo confundido. "Tenemos todo de regreso. El nombre de los Malfoys está limpio. Ten." Le dio uno de los pergaminos. "Incluso te dieron una disculpa pública." Ahora las manos de Draco temblaban levemente. "El decreto de libertad entra en vigor de inmediato, no importa el lugar donde te encuentres, ningún auror tiene derecho a tocarte, ni ahora, ni después. Pusieron una cláusula especial... nadie puede reabrir el caso bajo pena de ser convertido en squib, sin importar la autoridad que posea."

"Pero estas son buenas noticias, hijo. ¿Qué te sucede, qué te pasa¡Draco!" Lucius se alarmó al ver que Draco se dejaba caer en una de las butacas como si se hubiera desvanecido y respiraba forzosamente.

"Padre¿cómo puedes no darte cuenta que ahora le pertenecemos? Los dos le pertenecemos para que haga con nosotros lo que se le venga en gana. ¿Cómo puedes...?" Susurró con voz quebrada.

"Draco... debes descansar. Estás muy nervioso. Todo estará bien, te lo prometo." Murmuró Lucius mientras abrazaba la forma estremecida de su hijo quien comenzaba a sollozar como un pequeño de tres años. "Sshhh... no te preocupes, todo estará bien, ya verás. Yo me encargaré, ya verás."


Harry despertó al anochecer, minutos después de que Zabini abandonara la mansión. Lo primero que vio fue a Lucius apoyado contra el alfeizar de la ventana pero no observando al exterior, sino observándolo a él.

"Finalmente despiertas, Potter." El moreno parpadeó varias veces con lentitud, se sentía tan agotado que no podía formar palabras¿qué demonios le había dado Zabini? Se limitó a un corto suspiro y volvió a cerrar los ojos. "¿No está de humor para conversar? No... supongo que no." La voz era suave, incluso sensual, pero no podía esconder la dureza y el sarcasmo que Harry siempre le había podido detectar.

"¿Sería posible que continuáramos lo que se vio interrumpido la última vez?" Comentó con malicia mientras se despegaba del alfeizar y se acercaba a su cama. ¿Dónde estaban sus varitas cuándo las necesitaba? Vio a Lucius sonreír de forma seductora mientras se sentaba en la cama y se inclinaba hacia su pecho ligeramente. "Para eso no necesitas hablar... sólo necesitas estar despierto." Con delicada lentitud puso las manos a ambos lados del pecho del joven auror y terminó de inclinarse. Harry, que hasta ese momento había estado preocupado por lo que Lucius pudiera hacerle echó toda cautela al diablo y aceptó la cálida exploración de aquella boca sobre la suya, cerrando los ojos con evidente placer.

"¿Quién lo hubiera pensado, Potter?" Sonrió Lucius mientras se apartaba un poco y observaba las reacciones del joven hombre que comenzaba a jadear levemente. Harry pensó que si volvía a ser besado de aquella forma iba a terminar inconsciente. Había esperado demasiado y aún no era capaz de responder como deseaba. Era delicioso pero frustrante. Cuando Lucius volvió a besar su boca reunió todas las fuerzas que pudo y enredó una de sus manos en aquellos cabellos casi blancos de la forma en que había anhelado hacer por tanto tiempo. La caricia era débil pero las sensaciones que provocaron en Malfoy lo hicieron ahondar el beso.

Por favor, que no termine nunca, deseó mentalmente. De haber sabido que alcanzaría a estar despierto si Malfoy lo tomaba en ese momento le hubiera dado alas a la situación, pero cuando apenas pudo permanecer consciente la segunda vez que Lucius lo dejó respirar un suave quejido le recordó al hombre su actual estado. Lucius se limitó a acariciar su mejilla con cuidado.

"Interesante." El hombre se enderezó levemente mientras Harry continuaba observándolo con deseo. "Tengo una proposición para usted, señor Potter." Le comentó con aquel tono satinado. "A estas alturas la familia Malfoy le debe más de un favor así que aprovechar uno de ellos espero que sea lo de menos. No soy adverso a cumplir lo que se me exige, pero mi hijo Draco aún no está preparado para cumplir ciertos... pedidos. Su mente aún es algo frágil, por así decirlo. Es por esa razón que me gustaría tomar el lugar que le corresponde a Draco. Puede tomarlo como otra deuda más o simplemente requerirlo en pago por una de las que tengo. He notado que favorece a nuestra familia y espero que mi petición pueda ser considerada." Una sonrisa triste cruzó por el rostro del auror al escuchar la petición. De inmediato vio cómo Lucius malinterpretaba el gesto y el rostro de alabastro se mostró contrariado por lo que Harry se forzó a sonreír abiertamente en señal de aprobación.

Parpadeó suavemente cuando las pocas fuerzas que tenía comenzaron a abandonarlo de nuevo, obviamente a costa de la poción que Zabini le había dado. Cuando lograra pensar con más coherencia iba a hablar seriamente con el médico hechicero. Le costó trabajo dejarse ir nuevamente a la oscuridad cuando Lucius aún estaba sentado al lado suyo. Una caricia furtiva sobre sus ojos terminó por enviarlo del otro lado con un suspiro satisfecho.

"De haber sabido que serías tan fácil de convencer no me habría preocupado tanto, Potter." Susurró el hombre mientras se ponía en pie y observaba el cuerpo dormido del ser que más odiaba en esos momentos. Aún así sonrió abiertamente, Potter era un tonto al ponerle las cosas tan fáciles, obtendría venganza a la misma vez que cumplía con sus obligaciones hacia el moreno. Cuando terminara con el auror no quedaría mucho que sirviera, él se encargaría de ennegrecer aquel heroico corazón y de cristalizarlo de forma tal que nunca podría volver a sentir nada positivo. Con un último vistazo salió de la habitación para encontrarse con su hijo escaleras abajo.

"Draco¿me acompañas a tomar una copa? Quiero celebrar." Draco arqueó una ceja pero siguió a su padre y Lucius llenó dos copas con un vino oscuro. Levantó su copa y brindó. "Por mi libertad."

"Por tu libertad, padre." Secundó Draco.

"Y por Potter." Draco detuvo todo movimiento. "Antes que digas nada... el asunto de tu deuda con Potter está resuelto."

"¿Resuelto¿Cómo?"

"No te preocupes por el cómo ahora, lo que debes saber es que estás libre de tu contrato con Potter."

"No lo quiero aquí." Musitó con determinación.

"De la forma en que yo lo veo, hijo, tener a Potter en la mansión podría ser más una ventaja que un problema. Manipular siempre ha sido una de las artes más preciadas de los Malfoy, no lo olvides." Terminó de sorber su vino mientras Draco observaba su copa fijamente. Lucius se acercó a la chimenea que ardía en la habitación y Draco lo observó con detenimiento. Las señales de su estadía en Azkabán se borraban con asombrosa rapidez a medida que recobraba su antigua personalidad. Harry Potter no había sido suficiente para derrotarlo, ni siquiera Azkabán. ¿Entonces por qué no podía él olvidar y seguir adelante¿Por qué no podía ser tan fuerte como su padre y mirar con desprecio a todo lo que trataba de interponerse en su camino?

En su mente maldijo mil veces al moreno.


A la mañana siguiente Harry despertó con muchos más ánimos. Tenía un hambre avasalladora por lo que se preparó lo más pronto que pudo y bajó a desayunar. La mesa aún estaba vacía indicándole que era demasiado temprano para que el resto de los habitantes despertara. Aún así no iba a desistir, su trabajo como auror muchas veces le había obligado a comer a destiempos por lo que se había acostumbrado a comer cuando podía hacerlo. Los elfos al verlo sonrieron y comenzaron a servirle de inmediato un desayuno abundante.

Cuando iba terminando el desayuno escuchó los pasos de uno de los Malfoy. Por lo liviano de los mismos supo que era Draco quien se acercaba y no Lucius, cuyos pasos hablaban de seguridad y arrogancia al escucharse desde mucho antes y con más fuerza.

"Buenos días, Malfoy." Le saludó cuando hubo tragado lo que masticaba. El rubio lo observó con el odio claramente reflejado y Harry detuvo todo movimiento. "¿Sucede algo?" Preguntó por cortesía.

"Sí... sucede algo. Estás aquí." Harry se quedó por mucho tiempo en silencio. No esperaba que Draco le agradeciera nada de lo que había hecho, tampoco esperaba que entendiera, pero aún así le dolía y no podía evitarlo. "¿Qué fue lo que te ofreció mi padre a cambio de mi dignidad?" Preguntó mientras se inclinaba sobre la mesa en su dirección.

"Tu padre hizo un trato conmigo. Los detalles puedes preguntárselos a él, no deseo discutirlos contigo."

"Maldito Potter, te odio... y ojalá desaparecieras de una jodida vez." No bien había terminado de susurrar las palabras cuando una lechuza entró volando al comedor y depositó un pergamino sobre la mesa frente a Harry. Con lentitud tomó el pergamino y rompió el sello. Era una pista para el próximo fugitivo. Tomó el vaso con jugo y lo bebió de golpe, levantándose con presteza. "Radir." Llamó y el elfo apareció de inmdiato. "¿Podrías prepararme algo para el camino?" El elfo asintió y desapareció. El auror entonces procedió a ponerse la capa que solía llevar cuando salía, luego de arreglarse se giró hacia el rubio. "Tal parece que tus deseos se van a cumplir... aunque sea por unos días. Díle a tu padre de mi parte que lamento que no podamos conversar como habíamos planeado." El elfo apareció con una bolsa que le extendió al moreno. Luego de tomarla se despidió con un gesto de la mano y desapareció de su vista. Draco quedó solo en el comedor y se sentó a la mesa evitando la silla donde hasta hacía unos momentos había estado sentado el auror. Así lo encontró Lucius tiempo después.


Gracias por leer.