Capítulo 10
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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
NA: Este fic no contiene romance y probablemente no lo contenga, está lleno de angst, tortura mental y emocional. Es probable que ninguno de los personajes esté en sus cabales y termine peor para el final de la historia. Aún así, no hago deathfics, o sea, que aunque torture a alguno de los personajes no habrá muerte de ninguno y probablemente queden juntos al final aunque no sea por amor. La razón es porque este fic lo escribo para mi propio entretenimiento y morbo, no espero comentarios positivos aunque creo que sí olvidé poner este aviso desde un principio. En fin, quedan advertidos.
Debo dejarles dicho que posiblemente no esté la próxima semana por lo que no pueda subir nuevo capítulo. Pero el fin de semana o el lunes posteo el próximo. Se cuidan mucho.
Advertencia: Este capítulo fue editado para cumplir con los requerimientos de Fanfiction. Si desean leer este capítulo en su totalidad pueden pasar por Slasheaven. En mis detalles les dejo el link directo a la historia o bien a mis detalles donde pueden encontrar otras historias que por su contenido no pueden ser publicadas aquí.
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Harry se apareció directamente en su cuarto en la mansión Malfoy. Se dejó caer en la butaca de inmediato, varita en mano. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos mientras respiraba trabajosamente. Había pasado casi dos semanas fuera de la mansión pero finalmente había atrapado al fugitivo. El problema era que no había permitido siquiera que uno de los médico hechiceros lo revisara antes de aparecerse en el Ministerio, dar su informey desaparecerse, ahora que estaba en la casa no sentía ganas de ir y que lo revisaran, al cabo que en su criterio las heridas no eran tan graves. Le dolía todo el cuerpo, había recibido más maldiciones que la vez anterior, pero esta vez tenía la seguridad de que no despertaría con veneno en el cuerpo.
Sus ropas de auror estaban desgarradas y chamuscadas en varios lugares desde los cuales se podía ver que la carne debajo de sus ropas estaba amoratada y en muchos casos ostentaba heridas profundas que manchaban la túnica de un rojo oscuro. No le importaba si manchaba la butaca, la limpiaría más tarde. Pasó unos minutos en aquella posición y su mente comenzó a nublarse con el sueño y el cansancio. Su respiración comenzaba a bajar el ritmo cuando sintió una presencia moverse en el interior de su cuarto. La varita señaló al intruso mucho antes que pudiera abrir los ojos y se maldijo por no haberse asegurado de que la puerta estuviera cerrada. Había sido un tonto al olvidarse que en la mansión cohabitaban ambos Malfoy.
"Potter." La sedosa voz de Lucius le hizo enfocar la vista. El hombre de cabellos casi blancos tenía ambas manos levantadas en señal de rendición. Harry no bajó la varita, estaba demasiado agitado y los ataques demasiado recientes en su mente, no podía permitirse bajar la guardia. Lucius se acercó con calma con las manos aún levantadas y la varita lo siguió. "¿Cuándo llegaste? Es de mala educación no anunciarse." Le recriminó como de costumbre.
"Hace unos minutos y no quería molestar a nadie... es tarde." Lucius tomó en consideración el aspecto estropeado del auror y se acercó unos pasos más.
"Necesitas un baño."
"Lo sé." Antes de que Harry pudiera comentar nada más Lucius terminó de acercarse y se arrodilló frente a sus piernas, la varita continuaba señalándolo. Con extrema lentitud Lucius hizo ademán de soltarle las botas pero Harry lo detuvo con un movimiento de su varita.
"Lo siento mucho, señor Malfoy." Se excusó. "Pero aún estoy armado y no es con sólo una varita." Musitó Harry sin demasiada expresión. Harry no lo hubiera admitido ante nadie más, pero su trabajo como auror era muy diferente a lo que muchos pensaban. Ni siquiera Hermione lo había visto alguna vez trabajar en realidad. Le gustaba trabajar sólo por esa misma razón, no le gustaba que ninguno de sus compañeros se desengañara de lo "buen muchacho" que era Harry Potter.
"Entonces tendré que desarmarlo, señor Potter." Sonrió quedamente Lucius desde su posición.
"¿Cree que pueda realizar tal hazaña sin problemas?" Susurró Harry con una chispa de picardía que no pasó desapercibida al hombre y los ojos de Lucius brillaron con el reto. Esta vez el moreno le permitió tocar sus botas y Lucius las desabrochó pero antes de quitárselas desactivó el mecanismo que ocultaba dos dagas cortas en el interior de las mismas, no por nada había sido un mortífago. Harry sonrió complacido mientras el hombre las colocaba a un lado para luego descalzarlo.
Con un toque suave palpó sus pantalones desde las piernas hasta los muslos y con cuidado sacó una cuchilla de hoja larga de sobre uno de los muslos donde la tenía asegurada, del otro muslo sacó una varita de madera negra como el ónice. Antes de poder desatar el pantalón tuvo que quitar media docena de pequeñas dagas de metal de una sola pieza tan afiladas que no se atrevió a pasar el dedo por la hoja. Se sorprendió al sacar también lo que parecía ser un arma muggle de reluciente metal gris como las dagas. Antes de ponerla en el suelo Harry puso su mano sobre el arma y la hizo sonar levemente antes de permitirle ponerla en el suelo. "Es un seguro." Murmuró con voz cargada el auror.
Bajo la túnica y sobre la camisa tuvo que desatarle una especie de arnés que guardaba dos armas muggle muy parecidas a la primera, a estas dos Harry no les repitió el movimiento. Le desbrochó la túnica y luego la camisa, bajo las mangas de la camisa encontró otra varita un poco más corta que la primera y dos dagas de hoja corta ajustadas a cada antebrazo.
Cuando finalmente Lucius logró desnudarlo se encontró con que no sólo Harry había estado bien armado sino que estaba, por así decirlo, muy mal herido. La sangre se había pegado a sus ropas y ahora que él la había arrancado de las heridas estas volvían a sangrar. Con un último movimiento su mano fue en búsqueda del única arma que el auror conservaba y que todavía le apuntaba directamente. Cerró su mano sobre la mano del moreno antes de intentar removerla y las verdes esmeraldas lo observaron por un largo rato tratando de decidir si valía la pena o no confiar en el hombre. "¿Te importa si la conservo?" Murmuró el auror con una sonrisa maliciosa. Lucius acarició la mano mientras le devolvía una mirada curiosa pero finalmente asintió.
Se puso en pie con lentitud y tomando al moreno de la mano lo hizo poner en pie. Harry frunció el rostro en un gesto de dolor pero no se quejó mientras Lucius lo dirigió al baño de la habitación de huéspedes y le hizo entrar a la ducha. Escuchó el sonido de las ropas cayendo al suelo y tuvo que contener una sonrisa de anticipación cuando al poco rato sintió que Lucius entraba en la ducha. No volteó en su dirección, se había quedado en pie donde el hombre lo había ayudado a entrar. El brazo de Lucius le pasó muy cerca al momento de abrir la llave del agua caliente. Suspiró levemente al sentir el agua escurrir por su cuerpo, luego de dos semanas de dormir en lugares incómodos y apenas tener un baño a su dispocisión aquella ducha le parecía lo más divino que había experimentado en el mundo. Si a eso le sumaba el hecho de que Lucius lo estaba acompañando entonces aquello era divina perfección. Desechó todo pensamiento cuando las manos de Lucius comenzaron a enjabonarlo con suavidad teniendo extremo cuidado con sus heridas.
Observó fascinado cómo el jabón desprendía toda huella de sucio y sangre de su cuerpo mientras le escocía levemente donde había sido abierta o quemada. Una y otra vez las manos de Lucius acariciaron su cuerpo con el sonido de la ducha y sus propios suspiros llenando el silencio.
"¿Por qué haces esto, Potter?" Preguntó en un susurro el rubio. Harry suspiró profundamente mientras aquellas manos enjabonadas lo acariciaban deliciosamente.
"¿Realmente importa?" Susurró con ojos cerrados. Lucius observó la espalda marcada y llena de cicatrices con detenimiento. Era ancha y tostada por el sol, con músculos que hablaban de fuerza y elasticidad. Harry Potter se había convertido en un cuerpo muy parecido al de James Potter y Lucius, aunque ya era un hombre maduro, había perdido un poco de su fuerza y tono muscular en Azkabán, también algo de color que aún no recuperaba pero sus deseos y pasiones estaban intactos.
"Satisface mi curiosidad." Volvió a insistir Lucius mientras acariciaba el plano de su vientre desde attrás.
"¿Heroísmo Gryffindor?" Dio un largo suspiro cuando las manos de Lucius comenzaron a masajear sus cabellos al lavarlo y Lucius se fijó en lo roja que salía el agua. Con extremo cuidado lavó los negros y crespos cabellos hasta que finalmente el agua salió clara y limpia.
"¿Estuviste en un baño de sangre o algo parecido?" Comentó algo sorprendido el hombre.
Harry suspiró satisfecho. "No tienes idea." Las manos lo habían atraído al pecho de Lucius, pegándolo de espaldas a ese cuerpo y sintiendo el sexo semi endurecido del hombre presionando contra su trasero. Sólo un poco más, pensó distraído. Sólo un poco más y quizás lo convenza de poseerme ahora mismo. Suspiró nuevamente y se pegó un poco más.
"Aún siento curiosidad." Harry gruñó levemente molesto
"¿Si dejo que me cojas olvidarías tu curiosidad por esta noche?" Lucius se quedó como petrificado y por unos instantes pensó que había escuchado mal pero al sentir que el cuerpo se restregaba sinuosamente contra el suyo no pudo menos que sonreír torcidamente.
"Ciertamente podría olvidar mi curiosidad por esta noche si esa es la recompensa."
El joven pareció ronronear su aceptación. "Perfecto." Y Lucius se relamió de anticipación.
Terminó de enjuagarlo para luego ducharse levemente. Salieron y apenas se detuvieron para secarse. Lucius lo empujó sobre la cama con su propio cuerpo mientras sus rodillas separaba las del moreno haciendo espacio para acomodarse. No hubo ni una sola queja mientras lo preparaba, sólo leves jadeos y gemidos que escapaban a los labios del moreno y que comenzaban a excitarlo sobremanera. Se posicionó... Lo vio jadear de anticipación y sólo le quedó algo más por hacer. Con un firme movimiento tomó la varita que aún tenía en la mano el joven auror y la arrojó lejos de la cama, luego lo tomóde un tirón,arrancándole un grito que aunque fuerte no era de dolor sino de lujuria. Lucius sonrió con lo fácil que se le estaba haciendo hacer lo que le placía con aquel cuerpo. De haber sido otro hubiera pensado que había estado haciendo esto por mucho tiempo.
Por unos momentos se preguntó si aquel mes no había sido en realidad una alucinación suya y aún estaría en una celda en Azkabán pero los sonidos que provenían de la boca del auror y la estrechés que lo acariciaba en esos momentos lo trajo de una buena vez al presente.
El cuerpo que ibatomaba se movía exigiéndole lo mismo. Lo sujetó con fuerza, aquel cuerpo era firme bajo sus manos pero hubiera dado cualquier cosa por poder devorarlo sin estorbos, cada vez que intentaba tocarlo se tropezaba con un oscuro moretón o una herida aún abierta y podía distinguir claramente los gritos de dolor de los de placer. Con todo el auror no le pidió que se detuviera sino que continuó aferrándose con sus piernas a su cintura cual serpiente. No era que Lucius no apreciara los gritos de dolor, como mortífago habían llegado a ser su pan diario, pero cuando provenían de uno de sus amantes su orgullo sólo le permitía dar placer y recibirlo. Optó por dejar sus manos en las caderas y continuar mientras el moreno se arqueaba de forma imposible.
El joven comenzó a repetir su nombre en extasiados gemidos. Lo tomó con todo el odio que sentía, con toda la pasión malsana que le provocaba ese odio y continuó incansable hasta que el odio se le fue terminando. Y era que cada vez que el moreno decía su nombre lo hacía con una adoración y unos deseos que le hacíaperder la perspectiva. Su mano sujetó con fuerza la cálida entrepierna del moreno y comenzó a acariciarlo con rudeza aumentando así los gritos roncos.
"Eso, me gusta cuando gritas, pequeño Gryffindor." Gimió Lucius y Harry, entre su expresión de éxtasis le dio una sonrisa ladeada.
"Sí... un pequeño Gryffindor... indefenso... a tu merced..." Lucius se movió cno más fuerza y sin misericordiaen aquel punto que lo hacía gritar sin control.
"Delicioso." Gruñó al sentir que era estrechadopor el cuerpo en el cual se movía "¿Podría ser esta la forma de pagarte mi deuda? Tomándote todas las noches como ningún otro podría?"
"Merlín, sí. Todas las noches... Malfoy... todas las noches..." Gimió nuevamente al sentir que estaba a punto de llegar al orgasmo y aquella mano continuaba acariciándolosabiendo que pronto su interior sería marcado con la semilla de Lucius, tan caliente... tan deseable...
Se vino sin pensarlo entre los dedos que todavía lo acariciaban, sin importarle que sus gritos podían ser escuchados fuera. Gritó el nombre de Lucius y volvió a gemirlo cuando el hombre lo llenó luego de hundirse en su interior por una última vez con todas sus fuerzas.
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A la mañana siguiente Harry despertó en soledad pero eso no disminuyó su buen humor. Luego de vestirse y arreglarse se dirigió al comedor a desayunar, su caminar estaba afectado y no solamente por las heridas del día anterior. Sonrió más ampliamente mientras comenzaba a tararear una canción. Nada mejor que levantarse sintiendo que había sido bien jodido, nada más y nada menos que por Lucius.
Se sentó a la mesa despacio y de inmediato los elfos comenzaron a servirle. Cuando Lucius bajó al comedor encontró a un sonriente auror esperándolo. "Buenos días, señor Lucius." Lo saludó el hombre y él correspondió con una sonrisa comedida que se reflejaba más en sus ojos que en sus labios.
"Buenos días, señor Potter. ¿Cómo se siente esta mañana?" Preguntó con sobrada malicia, un hermoso brillo adornando sus pálidos ojos.
"Perfectamente." Susurró el ojiverde dándole una significativa mirada y llevándose un pedazo de fresa a la boca en abierta insinuación. Lucius lo observó detenidamente... Potter tenía algo diferente esa mañana, algo que no había notado desde que regresara a la Mansión. ¿Cómo no lo había notado antes? Esos ojos verdes lo observaban sin chispa de inocencia, ofreciéndosele descaradamente. La noche anterior se había prestado a los juegos del joven auror y había pensado... había asumido... pero no podía ser de otra forma, había caído en el juego pero no le molestaba. ¿Cómo podía molestarle sabiendo que tendría aquel cuerpo todas las noches si lo quería? El cuerpo del mismísimo Harry Potter, auror estrella del Ministerio, Niño Dorado del Mundo Mágico contorsionándose de placer, el placer que él podía darle. Los elfos sirviéndole el desayuno lo interrumpieron y por un buen rato ambos comieron sin hablar.
"Potter... siento curiosidad de algo."
"Curiosidad como la de anoche?"
"No, entiendo que esa curiosidad tardaré más en satisfacerla. Es en relación a su trabajo como auror." Lo vio fruncir el ceño levemente pero no le dijo nada. "Me gustaría saber qué tipo de trabajos hace un auror. Estuve en el Ministerio un tiempo pero nunca tuve la oportunidad de estudiar de cerca esa parte."
"¿Qué deseas saber?" Susurró el joven con evidente deleite.
"Soy algo morboso."
"¿Detalles oscuros?" Lucius sonrió torcidamente y Harry dejó el tenedor sobre el plato y se limpió con la servilleta. "Para ser auror creo que sería de gran ayuda si primero se hubiera sido un Slytherin." Comenzó a decir. "Hay que saber lo que se quiere y saber los medios para obtenerlo. Es dificil cuando no se saben controlar los impulsos a favor de alcanzar el resultado que se espera. El valor y los buenos sentimientos no siempre son la mejor forma de hacerlo."
"¿Entonces el famoso Gryffindor Harry Potter se ha corrompido?" Musitó con malicia Lucius.
"¿Te gustaría saber cuánto?" Preguntó con una sonrisa torcida el auror ofreciéndole a todas luces una repetición de la noche anterior. Justo en esos momentos bajó a desayunar Draco. Vio al moreno cerca de su padre y le dedicó la mirada más rencorosa de la que era capaz. Lucius notó el cambio en el ambiente de inmediato, especialmente en el auror.
"Buenos días, Draco." Saludó el ojiverde con una sonrisa que había perdido toda su sinceridad y se notaba tensa. El rubio no contestó y aunque su padre le dio una mirada reprobatoria se hizo el desentendido. Harry intentó ignorar lo mejor que pudo la actitud concentrándose en Lucius pero cada vez que intentaba algún tema de conversación Draco lo terminaba con un desagradable comentario.
Cansado de no obtener resultados positivos y sin querer armar contienda se disculpó de la mesa y se levantó. No bien el auror estuvo fuera del alcance de ambos Lucius se volvió hacia su hijo.
"Esta será la última vez que te pida que te comportes." Siseó el hombre.
"Padre, no voy a tratarlo mejor, primero muerto, házte a la idea." Siseó a su vez el rubio. "Lo odio con todas mis fuerzas y si estoy aún en esta casa es porque tú estás en ella y estás a su merced."
"No estoy a merced de nadie."
"Lo estás, tienes una deuda de magos con él y quién sabe qué hiciste para que me liberara de la mía." Levantó la voz para de pronto callar por completo y darle una mirada suplicante a su padre. "Por favor, padre... deshagámonos de él. Alejémoslo de nuestras vidas de una buena vez." Lucius dio con su mano sobre la mesa con enojo y Draco calló algo asustado.
"Potter no se irá de esta casa. Eso es definitivo y no está a discusión."
"¿Qué es lo que te ha hecho?" Susurró el rubio con preocupación.
"Draco, tienes que tranquilizarte y dejar las estupideces. Manejaremos a Potter a nuestro antojo y para nuestro beneficio, no quiero ni una palabra más al respecto. Y tú me obedecerás si deseas permanecer en esta casa." Siseó con mirada enfurecida. Draco lo miró sorprendido, nunca su padre le había amenazado de aquella forma. Lucius sabía que no podía alejarse de él, lo necesitaba, necesitaba estar a su lado, saber su ir y venir, pero principalmente saber que el moreno mantendría su palabra de no hacerle daño. Tragó con trabajo y se mordió los labios para no dejar escapar un sólo comentario más. Pero él buscaría la forma de deshacerse del auror. Entonces y sólo entonces podrían los Malfoy volver a ser lo que eran.
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Gracias por leer.
