Capítulo 11
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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
NA: Este fic no contiene romance y probablemente no lo contenga, está lleno de angst, tortura mental y emocional. Es probable que ninguno de los personajes esté en sus cabales y termine peor para el final de la historia. Aún así, no hago deathfics, o sea, que aunque torture a alguno de los personajes no habrá muerte de ninguno y probablemente queden juntos al final aunque no sea por amor. La razón es porque este fic lo escribo para mi propio entretenimiento y morbo, no espero comentarios positivos aunque creo que sí olvidé poner este aviso desde un principio. En fin, quedan advertidos.
Lucy Snape - Draco tiene ganas de echarse al moreno al plato pero de una forma muy diferente a su padre... aún está algo psicótico... ejem... no lo apresuremos.
Escila - Estem... no va a pasar nada entre ellos dos pero me voy a animar a publicar un Blaise/Ron... aunque la verdad no sé cómo se lo tomarían puesto que tiene mucho lemon, Mpreg y otras cositas no muy aptas, a menos que lo edite, claro está, pero ahí sí tendrías a los personajes si no es que ya has pasado por Slasheaven, allí ya está publicada la historia y no hay que editar. Por cierto, el lemon de este capítulo tendrán que ir a leerlo allá, sorry por esa, a menos que me lo soliciten por mail, de todas formas estaré encantada en enviárselo a todos los que lo pidan.
Como ya dije, el lemon lo pueden solicitar por mail o simplemente ir a Slasheaven, añadan las "w" y el "com" donde tienen que ir y llegarán hasta allá. El nombre de autora es Suisei Lady Dragon, no debe ser dificil de conseguir si pasan por actualizaciones recientes y checan la lista. Se me cuidan mucho y gracias por los comentarios.
Advertencia: Este capítulo fue editado para cumplir con los requerimientos de Fanfiction. Si desean leer este capítulo en su totalidad pueden pasar por Slasheaven. En mis detalles les dejo el link directo a la historia o bien a mis detalles donde pueden encontrar otras historias que por su contenido no pueden ser publicadas aquí. Además contiene escenas violentas no relacionadas con sexo pero sí explícitas. Quedan advertidos.
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Lucius subió luego del desayuno a la habitación donde residía el joven auror y tocó antes de entrar. Luego de recibir respuesta entró para encontrarse con que el joven ya estaba terminando de arreglarse para salir, se sorprendió porque no esperaba que estuviera realmente en condiciones de regresar a su trabajo.
"¿A dónde vas?" El joven lo miró ladeando curiosamente la cabeza mientras continuaba preparándose. Le parecía extraño que el hombre se interesara por lo que hacía o dejaba de hacer pero de todas formas se sentía complacido, aún cuando seguramente el interés no fuera por las razones que él hubiera deseado. Sería imposible que uno de los Malfoy se interesara en él como algo más que una marioneta a la cual manejar. Se encogió de hombros a modo de respuesta antes de comentar en tono bajo.
"Sólo visitaré a la señorita Granger a su oficina y quizás pase por la enfermería del Ministerio. Quizás tengan un remedio para las molestias mañaneras no relacionadas al trabajo." Sonrió distraídamente y procedió a ponerse una de las túnicas que reservaba para las visitas especiales al Ministerio. No que fuera diferente... simplemente era una de las que estaba menos estropeada.
"Una visita de placer al Ministerio." Comentó el hombre mientras se acercaba levemente.
"¿De placer?" Lo miró a través del espejo empotrado sobre el gavetero donde guardaba sus ropas. "Si buscara placer no haría una visita al Ministerio." Comentó echándole un buen vistazo para luego sonreír y sacudir la cabeza. Sabía que estaba forzando las cosas pero no podía evitarlo.
"¿Y a dónde irías si buscaras placer?" Se acercó de forma sugestiva y Harry se lo permitió. La única razón por la que iba al Ministerio era para tener una excusa y salir de la casa y de la presencia de Draco. El odio que aún emanaba fresco del más joven de los Malfoy no le satisfacía en lo más mínimo.
"Me quedaría en esta casa." Susurró. "Pero es necesario que le dé aire fresco a Draco." Lucius le dio una extraña mirada pero Harry sabía que el hombre no le creería, así como Zabini no le había creído, que él no interesaba hacerle daño a ninguno de los dos.
"No te preocupes por él, ya se acostumbrará." Contestó el hombre al rato con una expresión inescrutable.
"El no está bien, Lucius." Musitó con cuidado y sacudió la cabeza con seriedad. "Aún no."
Lucius entrecerró los ojos con algo de sospecha. No entendía por qué el estúpido auror se tenía que preocupar por su hijo. En su contemplación de toda la trama que en aquella casa se estaba sucediendo un auror preocupado por la suerte de los Malfoy, realmente preocupado, no existía. Tenía que ser alguna treta para desviar su plan de controlarlo y manipularlo.
"¿Y qué importa si lo está o no? ¿Acaso tienes algo en mente para él? Pensé que sólo tenía una deuda contigo." Harry fingió una sonrisa pícara que molestó al hombre. Lucius lo tomó con rudeza de las ropas pero Harry no se inmutó demasiado, estaba acostumbrado a esos tratos de vez en cuando y Lucius, por más que quisiera mostrar lo contrario, aún estaba débil. De todas formas se dejó tomar, quería comprobar cuánto del Lucius que conocía había regresado. La voz del hombre fue un susurro venenoso en su rostro.
"Dijiste que dejarías a Draco en paz."
"Entonces sería bueno que no llamara mi atención." Le recordó el auror con seriedad.
"Ya no lo hará, tampoco tendrás tiempo para fijarte en él." Recalcó acercándolo más y Harry tuvo que controlarse para no saltarle encima y pedirle que lo hicieran allí mismo en aquel instante. Ni él mismo podía explicarse a las claras por qué sentía de aquella forma con respecto a los dos.
"¿Lo juras?" Musitó roncamente apenas ocultando su deseo y agradeciendo que el hombre supiera leerlo tan fácilmente.
"Lo juro." Contestó con una sonrisa ladeada. "Eres fácil de seducir... Potter. Si lo hubiera sabido antes seguramente no hubiera ido a parar a Azkabán." El comentario no le hizo gracia a Harry, no porque fueran mentiras sino porque le recordaba lo tarde que se había dado cuenta del daño que les había causado.
En la ventana se escuchó un leve ulular y una lechuza de color pardo entró por ella con una nota dirigida al auror Potter. Harry sabía que era una pista, por lo que tomó la nota y la abrió, leyéndola por encima del hombre de Lucius. Maldijo quedamente, tendría que salir de inmediato si no quería perder la oportunidad de capturar al próximo fugitivo. Miró a Lucius unos segundos y luego el papel. Dio un gemido desesperado antes de pegarse contra el cuerpo del rubio y besarlo vorazmente. Lucius que no se esperaba la reacción sintió que su piel se encendía en fuego donde los labios y las manos del joven auror lo tocaban. Se dejó llevar por las sensaciones que le provocaba el cuerpo y respondió con la misma intensidad deslizando sus manos bajo la capa y la camisa escuchándolo gemir de necesidad.
El auror se separó tan de repente como se había acercado y Lucius llegó a ver en los ojos verdes algo que Harry no hubiera deseado mostrar pero que tardó en ocultar. "Más tarde." Susurró como una promesa antes de desaparecer y Lucius maldijo por el estado en que había quedado. Observó a su alrededor intentando sofocar su enojo cuando vio en el suelo la nota que la lechuza le había entregado al auror. La recogió con rapidez y leyó el contenido, sólo tenía el nombre de una calle garabateado en letra casi intelegible. Echó la nota al fuego y se dirigió a su cuarto con rapidez con la intención de ponerse algunas ropas más cubridoras y menos llamativas. Sabía que se arriesgaba pero no le preocupaba, después de todo... ¿cuán peligroso podía ser seguir a Potter en una de sus cacerías? Al fin y al cabo era sólo un tonto Gryffindor con complejo de héroe y él había sido un mortífago que había sobrevivido no por gracia y obra de la suerte.
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Harry podía sentirla, una sombra a sus espaldas mientras seguía al fugitivo entre las oscuras calles. No podía ser un auror, todos los aurores sabían de su habilidad para descubrir ese tipo de cosas y también sabían de su escaso temperamento. Tenía que ser un tonto, un novato o un espía, pero de algo estaba seguro era un un tonto que pagaría un alto precio por su insensatez... nadie descubría al auror Potter justo en medio de una misión y salía ileso, ni siquiera un compañero auror.
Antes que pudiera continuar pensando en su seguidor el fugitivo dobló en una de las esquinas. Disminuyó el paso y maldijo, estaba casi seguro de que el fugitivo lo había descubierto, todo por descuidarse. "Maldición." Ahora comenzaría la acción. Al doblar la esquina dos chorros de luz verde le pasaron muy cerca comprobando que sus sospechas eran ciertas. Llevó la mano a su varita y la otra a un arma muggle a la cual le había tomado cierto cariño. Le costó trabajo esquivar los ataques antes de responder propiamente y para cuando terminó el asalto el fugitivo había escapado. Cómo odiaba cuando se le escapaban, pero esta vez tenía en quién descargar su furia. Sus ojos verdes recorrieron como desquiciados la calle donde lo había visto la última vez y sus pasos resonaron amenazantes sobre la acera desierta. Una sonrisa torcida adornaba sus labios mientras la adrenalina lo hacía sentirse tan predador como un dementor. "Vámos... vámos... sal de donde estás." Susurró impaciente mientras se acercaba a donde imaginaba que estaba escondido. Parte de sus ropas habían sido chamuscadas y si alguien se hubiera acercado a olerlo... alguien que conociera... sabría que olía a carne quemada y eso lo enloquecía, no porque no le gustara, sino porque era la suya.
Se detuvo frente al supuesto escondite y levantó la varita. Tan pronto lo hizo su instinto le dijo que el lugar estaba vacío y que su perseguidor se encontraba del otro lado de la carretera, listo para atacar tan pronto cayera en la trampa. Sonrió, no era entonces cualquiera. Bajó la varita y sonrió. "Te daré cinco minutos para que salgas... luego iré por tí." Esperó expectante mientras jugaba con el seguro del arma muggle que llevaba aún en la mano. "Se te acaba el tiempo." Dijo sonriente mientras su rostro permanecía clavado en el lugar vacío.
"Se acabó el tiempo." Susurró mucho antes y su varita disparó en dirección del lugar vacío una lluvia de estrellas inofensivas mientras que el arma muggle se disparaba en la dirección exacta donde se hallaba el hombre que lo seguía. Escuchó un sonido de dolor y sonrió satisfecho. Con pasos resonantes se acercó a donde una figura cubierta con una capa se había doblado sobre el suelo. "Pensaste que me tomarías por sorpresa. Me das pena." Hizo sonar nuevamente el gatillo del arma muggle mientras la posicionaba sobre la sien del hombre que yacía encubierto por la capa. "No sé si lo sabes, pero esta es un arma muggle. Dispara pequeños proyectiles de metal cuya única intención es agujerearte. Uno sólo de los proyectiles en tu cabeza y tus sesos se desparramarán por todas partes como una calabaza madura. No necesito hechizos para hacerla funcionar... tan sólo tengo que apretar el gatillo." Hizo sonar nuevamente el martillo del arma.
"Ahora quiero que te quites la capa de la cabeza con lentitud." Le instruyó. "Para que podamos comenzar a jugar." Añadió con una nota de alegría enferma. El hombre, para su mala suerte, decidió levantar su varita contra el moreno y el auror entrecerró los ojos con ira. Mucho antes de escuchar que algún hechizo estuviera siendo conjurado disparó una segunda vez y la varita cayó al suelo. "Creo que no nos entendimos." Siseó y con furia ciega le asestó un golpe en la sien que hizo que su perseguidor cayera inconsciente al suelo, con todo le propinó un segundo golpe en las costillas con la punta de la bota y escuchó complacido cómo se rompían algunas. Con lentitud se acercó e hizo voltear al hombre hasta tenerlo boca arriba. Con la varita tocó la capucha del hombre. "Ahora veámos realmente qué tenemos aquí."
La hasta entonces diabólica expresión de su rostro cambió repentinamente al ver los rubios cabellos. "¡LUMOS!" Gritó sin poder creerlo, pero efectivamente, el hombre a quién acababa de atacar no era otro que Lucius Malfoy. Con el corazón latiéndole a toda prisa recogió el cuerpo golpeado del suelo y desapareció con un violento sonido de látigo. Apareció segundos más tarde en el recibidor de una de las posada a las que solía concurrir y aunque no era de buen nombre ni de buena reputación nunca hacían preguntas indiscretas. Allí lo conocían perfectamente y cuando lo vieron aparecerse ninguno dijo nada ni siquiera parecieron notar que el hombre que cargaba en brazos iba dejando un rastro de sangre sobre la madera sucia del suelo.
Lo dejó sobre el camastro y le rasgó las ropas con desesperación. Con la varita hizo aparecer una bandeja de metal y unas pinzas esterilizadas. Maldijo su suerte, el arma muggle que había utilizado estaba encantada, las heridas que causaba sólo podían curarse si primero se extraía el proyectil y este tenía que ser removido de la manera muggle. Le había parecido muy conveniente siendo que le gustaba ver cómo se retorcían las víctimas del arma, magos que nunca habían sido tratados de la forma muggle. Dio gracias porque Lucius había quedado inconsciente.
Media hora más tarde hallaron a un Harry Potter tirado sobre una desvencijada silla mientras Lucius yacía inconsciente aún pero completamente sanado de sus heridas. Harry no había querido enervarlo pues temía la ira y el desprecio que seguramente reflejarían aquellas frías orbes azules y mientras sus ojos verdes se revolvían nerviosos sobre el cuerpo de Lucius sus labios murmuraban como un desquiciado.
"Soy un idiota, un completo y perfecto idiota. Ahora Lucius estará tan cabreado que seguramente me volverá a ensartar pero en la daga. Ahora que todo iba andando un poco mejor. Debería considerar pegarme un tiro... esta vez en la cabeza y no en la pierna. Aunque Sev podría hacerme el favor si lo hago encabronar de verdad." Sus ideas continuaron fluyendo libremente mientras pasaban los minutos.
Una hora más tarde Lucius despertó al sonido de pasos. Tac... tac... tac... pausa. Tac... tac... tac... pausa. Los pasos lo estaban poniendo de mal humor aunque a decir verdad no entendía por qué no se levantaba y obliteraba al que los estaba haciendo sonar. Abrió con lentitud los ojos agradecido por la semi penumbra que lo rodeaba y se halló sobre una cama, arropado hasta el pecho y a los pies de dicha cama una figura envuelta en una capa caminaba de arriba a abajo susurrando algo por lo bajo. Un arma muggle en su mano relucía débilmente cada vez que hacía gestos con ella como si hablara con alguien. Tac... tac... tac... pausa. Cuando la figura volteó la reconoció.
"Potter." Gruñó algo amodorrado.
"¡Lucius! ¿Qué demonios estabas pensando cuándo decidiste seguirme? ¡Pude haberte matado!" Exclamó dejando salir toda la preocupación que había estado conteniendo hasta esos momentos.
"Pues casi lo haces." Siseó el hombre levantándose levemente de la cama. "Potter, jamás pensé que pudieras llegar a tales extremos de violencia." La respuesta fue un gruñido sarcástico.
"Soy un auror, señor Malfoy. Eso lo explica todo." El comentario había sonado como la respuesta a todas las preguntas que pudieran cruzarle por la mente al hombre. Se alejó de donde yacía Lucius quien le dedicó una mirada escrutadora. Acababa de ser atacado por el auror Potter de forma brutal, aún así había despertado sin una sola herida y sin rastro de violencia con un muy preocupado Harry Potter velando su sueño. Torcido, pensó. Lo siguió con la mirada, el auror seguía dando vueltas por la mugrosa habitación y daba la impresión de un animal enjaulado a punto de atacar. Como un tigre cuando inquieto en su jaula pasea de arriba a abajo, con su boca abierta y jadeando, los músculos tensos listos para saltar a la primera provocación. Con todo pudo notar que aquella tensión no era provocada por su sola presencia lo que lo tranquilizó un poco porque si luego de aquel ataque el moreno seguía tan violento seguramente no sobreviviría otro encuentro. Terminó de sentarse en la cama, al menos sus ropas no se habían deteriorado demasiado a excepción de los dos desgarrones que le hiciera el arma muggle y uno más grande que había volado los botones de su camisa.
Automáticamente se alisó las ropas y los cabellos con los mismos gestos que le eran naturales para encontrarse con unos ojos verdes observándolo con detenimiento. Sonrió perversamente al saber que tenía toda la atención del auror. "Ah, auror Potter, ¿a qué se debe esta vez su escrutinio de mi persona? ¿Hay algo que le interesa?" Los ojos verdes se encendieron de forma extraña y Lucius sonrió, le era obvio lo que al hombre joven le estaba pasando por la cabeza justo en esos momentos.
Harry se sentía temblar, ¿cómo se atrevía Lucius a provocarlo justo cuando acababa de atacarlo minutos antes? Estaba cargado de adrenalina, ¿no podía intuírlo el hombre? Estaba listo para saltarle encima y parecía que no se diera cuenta. Su mente dio un giro completo y finalmente entendió que frente a él no se encontraba el mismo Lucius que había llegado a la mansión hecho una filtrafa.
Sonrió.
Y torció la sonrisa.
Y Lucius sintió un extraño escalofrío recorrerle el cuerpo repentinamente.
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"¡Potter! ¡Te lo advierto! ¡Tengo inmunidad!" Exclamó mientras pegaba su cuerpo en un pequeño nicho en la pared del lúgubre callejón y unas cuantas luces de colores le pasaban muy cerca.
"¡También tienes una deuda conmigo!" Se escuchó risueñamente desde el fondo del callejón. "¡Ahora múevete!" Lucius no perdió tiempo en moverse de donde se encontraba para ver cómo el nicho era envuelto en una luz dorada y unas pesadas cadenas caían al suelo al no encontrar el blanco.
"¡Potter! ¡Estás loco! ¡Detén esta estúpida cacería!" Jadeó cansado.
"Oh, por favor, Lucius, eras un mortífago, no puede ser tan dificil escapar."
"¡Tú fuiste quién me atrapó! ¡Por las jodidas barbas de Merlín!" Otra aparentemente inofensiva lluvia de estrellas pasó a su lado.
"Estabas herido. Estabas cansado. No estabas en condiciones." Susurró de repente una voz justo al lado de su oído y Lucius giró repentinamente para encontrarse atrapado por unos brazos que aunque en apariencia delgados eran lo suficientemente fuertes como para retenerlo. "¿Quieres descansar? Conozco el lugar perfecto." Le susurró nuevamente con malicia.
"Lo que sea." Dijo temiendo la reacción del moreno.
"Esa respuesta no es digna de un Malfoy." Le reprendió con picardía el auror. Lucius decidió seguirle el juego esta vez ya que no tenía de otra.
"¿Y cuál, podrías decirme, sería la respuesta correcta en esta situación?"
"Mmhhh... podrías decir, sí, Potter, llévame a donde te plazca..." Lucius levantó una ceja incrédulo hasta que el auror añadió. "...para poder clavarte a la cama de inmediato."
"Oh..." Su cuerpo no acaba de asimilar lo que había escuchado pero cuando el joven se pegó contra su cuerpo de forma irreverente su instinto le dio el entedimiento necesario para responder. "Entonces... ¿qué esperamos?"
Con el sonido del látigo el auror los hizo aparecer frente a una cabina teléfonica algo destartalada. Lo llevó consigo al interior de la misma y marcó siete números. Al instante se escuchó una voz femenina que preguntaba el nombre y el propósito de los visitantes. Lucius sabía que aquella no era la cabina del Ministerio, de lo contrario no se hubiera dejado arrastrar al interior pero al escuchar el nombre sonrió abiertamente. Aquel era uno de los mejores hoteles que el mundo mágico podía ofrecer, las cinco estrellas que ofrecía el sistema de calidad no alcanzaban a describirlo. Había estado allí antes pero seguramente habían remodelado en el tiempo que estuvo en prisión. Se dejó llevar sin preocupaciones y prontamente se hallaron en el interior de una hermosa habitación con todos los lujos a los que Lucius alguna vez había estado acostumbrado.
"¿Te agrada?" Preguntó el joven auror. Lucius pudo darle un buen vistazo a la luz de la habitación que era mucho más fuerte que donde habían estado y notó el aspecto de sus ropas que no era nada alentador.
"Me agradará más cuando te des un baño."
"¿Me ayudas? Soy un poco torpe cuando tengo la carne chamuscada." Dijo sonriente y Lucius asintió extendiendo una mano que Harry tomó de inmediato para dejarse llevar al interior del baño. Como la primera vez Lucius lo desarmó pero en esta ocasión ni siquiera la varita se quedó con su dueño. Quitó la ropa con cuidado y se desvistió también. El baño tenía una ducha y una tina llena de agua caliente con burbujas mágicas por lo que llevó al joven primeramente a la ducha donde se esmeró por dejar cada pedazo de piel limpio teniendo en consideración las heridas que presentaba. Ahora sabía por qué cada vez que el auror regresaba a la casa intentaba encerrarse antes que nadie lo alcanzara a ver.
Lo trató con más cuidado que las demás veces, al final aquel cuerpo iba a estar bajo el suyo y quería que gimiera de placer no de dolor por las heridas. Estuvo a punto de utilizar un hechizo para sanar algunas de las quemaduras pero se contuvo, aún cuando fueran a tener sexo no iba a estarle haciendo pequeños favores al auror, menos cuando momentos atrás lo había sometido a aquella cacería sin sentido que le había quitado gran parte de sus fuerzas. Y que le faltara energía a la hora de martillar un cuepro contra el colchón no era una idea que a Lucius le agradara.
Terminó de limpiarlo y ambos entraron a la tina de agua caliente. El auror siseó suavemente cuando la calidez tocó su piel chamuscada que estaba más sensible al calor pero luego de acostumbrarse se posicionó sobre las caderas de Lucius de tal forma que la cabeza de la erección descansaba contra su entrada y sólo haría falta un poco de presión para que lo penetrara.
"¿Qué? ¿No habrá romance esta vez?" Preguntó con sarcasmo el hombre y Harry sonrió perversamente.
"Cualquiera pensaría que después de tanto ejercicio estarías listo para darme una buena cojida, pero si no es así..." Hizo ademán de separarse pero Lucius lo detuvo.
"Espera... creo que puedo hacer una excepción" Murmuró Lucius y antes que pudiera deci nada el joven auror estaba moviéndose sobre su carne. Terminaron en la cama, sudorosos y exhaustos, pero satisfechos.
Lucius tenía la impresión que aquel encuentro no terminaría allí por lo que susurró un hechizo de limpieza y enredando sus piernas en las de Harry se dispuso a esperar unos minutos mientras se recuperaba. Iba a marcarlo como suyo todas las veces que fuera necesario y en esos momentos se sentía con suficientes ánimos como para dejar al joven completamente adolorido como por una semana aunque tenía la impresión de que Harry no se quejaría.
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Gracias por leer.
