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Capítulo 12

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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.

Las líricas que aparecen en este capítulo son de la canción Adaggio Al Amor de Ricardo Montaner y las utilizo como pensamientos de Lucius.

NA: Este fic no contiene romance y probablemente no lo contenga, está lleno de angst, tortura mental y emocional. Es probable que ninguno de los personajes esté en sus cabales y termine peor para el final de la historia. Aún así, no hago deathfics, o sea, que aunque torture a alguno de los personajes no habrá muerte de ninguno y probablemente queden juntos al final aunque no sea por amor. La razón es porque este fic lo escribo para mi propio entretenimiento y morbo, no espero comentarios positivos aunque creo que sí olvidé poner este aviso desde un principio. En fin, quedan advertidos.

Gracias a...

Escila - Ejem... a estas alturas ya te leíste todo este capítulo allá en Slasheaven, por eso te recomiendo que vayas allá y leas el número 13 que ya está publicado... como siempre olvidé sincronizar los capítulos. Ya sé, me van a matar, pero no los culpo.

Iva Girl - Pues aclaro... Harry le sacó las balas y luego lo sanó al estilo mágico, no pensé que fuera a pasar desapercibido pero bueh, perdió alguito de sangre pero no para escandalizarse. Si recuerdan cómo Harry perdió los huesos de su brazo y nadie se inmutó porque al poco rato tenía su hueso de vuelta aunque le había dolido un poco. Es bueno saber que alguien está pendiente de los detalles.

Shinigami Liliz Black - Claro que hay más, aún le queda su par de capítulos. Muchas gracias por leer a pesar de las advertencias y qué bueno que seas de esta Isla del Encanto, ¡Feliz Navidad! Y muchas gracias por los comentarios positivos, ayudan mucho.

Ilusie - Qué bueno encontrar gente de Puerto Rico que lea este tipo de historias... ¡Feliz Navidad!

Gracias a todos por dejar comentario, Feliz Navidad y ojalá les guste este capítulo.

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La mañana del segundo día Lucius despertó primero que Harry y se encontró enredado perezosamente en las sábanas mientras el cuerpo del moreno reposaba tranquilamente a su lado. El momento era perfecto para admirarlo por lo que deslizó la sábana que lo cubría con cuidado. Susurró un "finite incantatum" y la piel mostró todos los golpes que había estado ocultando inclyendo la piel quemada que comenzaba a cicatrizar. También mostraba algunas pocas marcas que podía reconocer como suyas. Recorrió la piel con los dedos sin tocar los pedazos dañados, tenía algo de experiencia con las heridas mágicas, siendo la mano derecha del Lord Oscuro se conocía de rabo a cabo los encantamientos que solían utilizar los mortífagos y el daño que podían causar. ¿Cómo podía tener tantas señales de encuentros cuando él había presenciado parte de las habilidades del joven?

Tu sol que vuela en fiebre... mi luna se descalza...

Cuando sus dedos rozaron la mejilla de Harry los ojos verdes se abrieron y lo miraron fijamente haciendo que se estremeciera con algo de temor y sobresalto. Se relajó sutilmente cuando el joven susurró su nombre dándole a entender que lo había reconocido. Se maravilló de que no lo saludara con un "estupefacto" o un "petrificus totalis". La seriedad en la mirada del joven desapareció luego de un corto bostezo tras el cual la sonrisa volvió al rostro del moreno como una máscara. "No." Susurró haciendo que Harry lo mirara extrañado. "No sonrías, no me des esa mirada inocente que llevas practicando desde hace tiempo." Los ojos verdes se abrieron una fracción más de lo usual y perdió la sonrisa. "¿Quién es esta persona que me mira ahora, Harry?" El joven parpadeó con lentitud mientras Lucius retiraba unos rebeldes mechones de su frente descubriendo así la famosa cicatriz.

Sumérgeme en tu piel... que el vértigo me hace bien...

"Es como si todo este tiempo a quien hubiera estado besando no fuera más que una vil copia. ¿Me dirías cuál de todos eres en realidad?" La mirada de Lucius estaba atenta a cada movimiento y era como mirar una criatura a la que se ha descubierto en el bosque no acorralada pero curiosa de su presencia sin saber si quedarse o huir. Decidió intentar que se quedara con él por lo que cerró los ojos y se acercó dándole un beso en la cicatriz.

"No puedo... Lucius." Susurró el moreno. "Yo... no puedo, lo siento." Intentó quitárselo de encima pero Lucius no se lo permitió y lo mantuvo en su lugar.

"Está bien." Suspiró decepcionado. "No debo preocuparme mas que por pagar mi deuda, disculpa mi atrevimiento." Lucius no pudo saber el efecto que sus palabras tuvieron en el moreno, Harry tenía más experiencia de la que él imaginaba en esconder sus sentimientos a esas alturas. Lo besó nuevamente y sintió la boca responderle aunque con menos pasión pero al cabo de unos minutos volvió a besarlo con intensidad.

Güarece tu temporal... al lado mío.

El tiempo para el desayunó llegó y pasó y Lucius aún se hallaba en la cama. Su mente no pudo dar con una vez que hubiera pasado tanto tiempo en una sola habitación que no fuera una celda en Azkabán, obviamente la situación actual era muy diferente y él no iba a ser quien se quejara. Por su mente pasó la fugaz preocupación de lo que podría pensar su hijo al respecto pero no le dio mucho pensamiento. Draco tendría que aceptar la relación por más extraña que le pareciera porque Lucius sentía que aunque ambos fueran inestables, él y Potter, había algo más que simplemente sexo. No podía llamarle amor pero se acercaba porque rayaba en la obsesión.

Acarició lentamente la espalda del auror deleitándose en sentir las formas bajo la piel en un suave masaje cuyo único propósito era excitarlo. Un ronco suspiro se escuchó al cabo de un rato. "Buenos días." Susurró cerca del oído del moreno satisfecho de recibir un gruñido en vez de una maldición.

"Tenemos que regresar." Murmuró Harry cuando finalmente estuvo un poco más coherente.

"Claro... en algún momento, pero no ahora. ¿Tienes hambre?"

"Sólo de ti."

"Pensé que querrías tomar un descanso."

"¿Tan mal semblante tengo?" Preguntó en son de broma y Lucius sonrió levemente. Harry no pudo evitar quedársele viendo con algo de sorpresa. "Eres irresistible." Susurró con voz cargada. "Si quieres comer algo será mejor que lo pidas pronto o no tendrás oportunidad de comerlo caliente."

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Era tarde en la noche cuando finalmente Harry había convencido a Lucius de regresar. No bien Lucius apareció en la casa Draco se le lanzó encima. Estaba hecho un desastre y no cesaba de llorar pegado al pecho de su padre. Zabini estaba en la mansión, había sido él quien se había quedado con el rubio dejando su consulta para atenderlo personalmente. El médico hechicero le dio una mirada reprobatoria a Harry quien miraba con culpabilidad el estado en que estaba el rubio. Cuando aquellos ojos azules llorosos lo observaron llenos de odio supo entonces que el poco avance que Draco había mostrado los días anteriores se había ido por el retrete. Sintió la urgencia de ir a su habitación, encerrarse y hacer algo de lo cual no podría arrepentirse. Antes de saber a dónde se dirigía ya Zabini lo seguía. El médico hechicero había visto la intención desnuda en los ojos verdes y no le había perdido los pasos cuando ciego por la culpa corrió a su habitación.

"¡Potter! ¡Abre la puerta!" Gritó desde afuera Zabini mientras golpeaba con fuerza. "¡No hagas tonterías!" Insistió hasta que finalmente la puerta fue abierta. Sin mediar palabra lo revisó de arriba a abajo sin que el auror pudiera negarse. "¿Dónde diablos te habías metido y en qué estabas pensando cuando te llevaste a Lucius contigo sin decirle nada a nadie?"

"Lucius ya es un adulto, puede responderte y no, yo no lo obligué a venir conmigo, él me siguió cuando fui tras una de las pistas. Ni que estuviera cuidando niños de teta."

"¿Te siguió? ¿Pero en qué estaba pensando? No, ninguno de los dos piensa, eso está comprobado. Si Draco no sale de esta los consideraré a ambos culpables."

"Ya soy culpable, Blaise. Esta misma noche me conseguiré un lugar donde hospedarme y mañana enviaré por mis cosas." Murmuró como quien ha perdido toda esperanza.

"¿Y te irás así nada más?" Preguntó confundido el doctor. Vio al auror producir un baúl de buen tamaño y comenzar a empacar algunas cosas que consideraba importantes.

"No, antes liberaré a Lucius de su deuda y eso será todo. Ya la pagó hace tiempo de todas formas." Murmuró.

"Aún no logro entender qué es lo que tienes con los Malfoy." El auror no le respondió y continuó buscando cosas. El joven médico decidió que no seguiría intentando entenderlo por lo que con un ademán frustrado salió de la habitación, quería darle otro vistazo a Draco y asegurarse que el rubio estaba bien.

Harry aún estaba buscando sus cosas cuando Lucius apareció en la puerta. "¿A dónde vas?" Harry no le contestó, sólo se encogió de hombros sin cuidado. "Potter, ¿qué piensas que estás haciendo?" Exclamó finalmente harto del silencio.

"¿No es obvio?" Refunfuñó, claro que era obvio para Lucius pero la razón no la lograba comprender. Hacía apenas horas que había estado disfrutando de aquel cuerpo y viceversa y el que su hijo tuviera un pequeño descontrol no era razón suficiente para que el auror decidiera hacer las maletas y desaparecer... no podía ser eso.

"¿Por qué?" Susurró acercándose pero Harry sólo se encogió de hombros nuevamente haciendo que Lucius perdiera la paciencia. "¿Piensas que puedes irte así sin más?"

"Tu deuda está salda, no tengo nada más que hacer en esta casa."

"Sólo porque tú lo estás decidiendo ahora basado en un evento que no tiene relevancia."

"¿Quieres estar en deuda conmigo toda la vida, Lucius?" Preguntó escrutando al hombre de claros cabellos a quien la pregunta lo había tomado por sorpresa, tenía la leve esperanza de que Lucius.... Esos dos días habían sido fantásticos, tenía la esperanza de que al menos hubieran significado siquiera una ocasión memorable en la mente de Lucius pero el silencio se hacía largo.

Lucius no sabía qué responder, el auror tenía razón, lo estaba liberando de su deuda y él se estaba quejando... ¿desde cuándo había decidido que estar al lado del auror era algo deseable? Se alejó un paso nervioso por sus propios pensamientos.

"Eso imaginé." Murmuró Harry para continuar echando cosas al baúl hasta que decidió que tenía todo lo que le era indispensable. Encogió el baúl y le puso un hechizo para disminuir su peso echándoselo en uno de los bolsillos. Se volvió hacia Lucius que continuaba observándolo sin decir palabra. "Ya no los molestaré más y con suerte ni siquiera tendrán que verme otra vez." Sacó del ropero su saeta de fuego y le quitó con nostalgia el polvo que había acumulado con el tiempo.

"Harry." El auror se volteó hacia Lucius sorprendido de que el hombre lo llamara por su nombre sin razón aparente y esperó con paciencia hasta que el rubio se le acercó y le acarició con suavidad la mejilla. Tuvo que hacer un esfuerzo supremo por no apoyarse en la mano mientras sujetaba con fuerza la escoba, hacía mucho que no se sentía tan vulnerable como en aquel momento. "Quédate." El susurro traicionaba todo lo que Lucius en su momento había dicho sentir por el auror, traicionaba el odio que había sentido, el desprecio, sus deseos de venganza, su propio nombre.

"No puedo... Draco..."

"Estará bien, ya se le pasará." Lucius se acercó nuevamente deshaciendo los pasos que lo habían alejado brevemente del cuerpo del moreno.

"No debería... ya fue suficiente..."

Lo abrazó con posesividad quitándole de las manos los objetos que tenía. "¿Qué tengo que hacer para que te quedes?" Harry no supo qué decirle, sólo atinó a mirarlo con intensidad, verdes esmeraldas prisioneras en el gélido azul. "¿Tengo que ordenártelo? ¿Tengo que obligarte?" Murmuró con vehemencia haciendo que el auror casi perdiera la habilidad de sostener su cuerpo en pie. "Si eso es lo que tengo que hacer, Potter, entonces considérate mi prisionero..." Lo dejó jadeando con un beso forzado y violento. "...serás mi esclavo, sin elección... sin escapatoria y seré tu único señor. Así que no te atrevas a escapar porque tendría que seguirte..."

"¿Me seguirías...?" Preguntó con un brillo de esperanza para luego añadir en un gemido torturado. "¿...mi amo?"

"Hasta el infierno... ida y vuelta de ser necesario." Volvió a besarlo aunque con un poco más de suavidad haciendo que las fuentes antes secas de sus ojos se quebraran. Lucius tardó en notarlo, tuvo que separarse para verlo y se sorprendió hasta quedar sin palabras por lo que pasó el pulgar por la mejilla húmeda del auror. Cuando otra ardiente lágrima surcó el rostro le besó los ojos apretándolo contra sí. "¿Qué me estás haciendo?" Murmuró para su propia sorpresa mientras cerraba los ojos apretadamente.

Fue ese instante el que escogió Draco para entrar sorpresivamente a la habitación del auror donde sabía que su padre estaría metido. "Potter." Gruñó con odio. El moreno se separó bruscamente de Lucius poniendo cuanto espacio podía entre ambos.

Lucius se interpuso entre ambos de inmediato. "Draco." Le dijo a modo de aviso para que se controlara. Pero el rubio intentó abalanzarse sobre el auror y su padre tuvo que intervenir sujetándolo por el pecho mientras intentaba soltarse. Harry lo miraba fijamente, una expresión de horror en sus ojos.

"¡Maldito bastardo! ¿Cómo te atreves a tocarlo? ¡Infeliz desgraciado!" Blaise apareció en la habitación y comenzó a ayudar a Lucius a controlar al hombre. "Debiste morir con la maldita sabandija de Voldemort y pudrirte en los infiernos junto con él."

"¡Silencio!" Exclamó Blaise apuntándole con su varita y todo quedó en completo silencio a excepción de los mudos intentos de Draco por soltarse, pero sus ojos decían con exactitud todo el rencor y el odio que sentía hacia el auror que invadía su casa y su familia. Lucius captó el movimiento nervioso del moreno en el momento en que por su mente cruzaba la idea de escapar hacia la ventana. Soltó a su hijo de inmediato y apenas tuvo tiempo de sujetar las ropas del auror. Le dio un fuerte tirón haciendo que el cuerpo volviera al interior. El médico hechicero le apuntó con la varita. "¡Desmaius"
Harry perdió el conocimiento mientras Lucius le daba una mirada enojada a su hijo quien todavía luchaba contra el médico por soltarse. Bajó el cuerpo sobre la cama y se volteó para asegurar la ventana de forma que permaneciera cerrada aún cuando salieran de la habitación. El auror necesitaría más que un simple hechizo para abrirla.

"Zabini, trae a Draco, tenemos que hablar de una buena vez." Los tres salieron dejando al auror encerrado en la habitación. Draco dejó de retorcerse y le dio una mirada rencorosa al médico hechicero pero Zabini negó indicándole que no iba a levantar le hechizo aún. Un resoplido indignado fue la respuesta pero Lucius se volteó hacia su hijo. "Será mejor que termines el berrinche. He pasado los mejores dos días de mi vida y no vas a arruinarlos con una estupidez." Draco se quedó mirándolo con enormes ojos azules que parecían no entender las palabras de su padre. Lucius no le hizo caso y volteó nuevamente dirigiéndose con paso seguro a su estudio, hasta allí lo siguieron su hijo y el moreno.

Se dejó caer en el sillón tras su escritorio y le hizo señas a Zabini para que le quitara la maldición muda a Draco. "Padre, ¿no puedes ver que lo único que quiere Potter es esperar a que estemos descuidados para hundirnos?"

"Draco, el único que no entiende eres tú. Estoy seguro que Potter no interesa hundirnos. De hecho, sé de buena fuente que hará todo lo que le pida." Draco le dio una mirada llena de dudas a su padre y Lucius continuó. "Tenemos nuestras propiedades de vuelta, tenemos nuestra fortuna y soy completamente libre de hacer lo que se me venga en gana con mi libertad. Si está en esta casa es porque se lo he ordenado. Ahora... quiero que termines todo ese asunto de que odias a Potter."

"Pero padre..."

"¡Hoy mismo!" Draco intentó levantarse de donde estaba para protestar. "Petrificus Totalis." Exclamó Lucius y el joven quedó a mitad de intento, sus manos aún en los descansos de la silla.

"Señor Malfoy." Interrumpió de pronto Zabini. "No creo que esta sea la mejor forma de solucionar este asunto. Draco pasó mucho tiempo en San Mungo con síntomas muy parecidos a los de ahora."

"¿Qué es lo que sugiere entonces, doctor?"

"Yo le daría una oportunidad más de tratar con Potter. De no ser posible alguna tregua entonces aconsejaría un descanso." El modo en que Zabini comentó lo último no le gustó para nada al rubio aún cuando no se podía mover. Un descanso significaba que volvería a San Mungo y él no estaba dispuesto a eso. No escuchó mucho más de la conversación entre su padre y su supuesto mejor amigo, en su mente sólo reverberaba aquella línea, volver a San Mungo.

Veinte minutos más tarde un finite incantatum lo sacó de su inmobilidad y cayó pesadamente en la silla. Sus ojos azules brillaban con furia pero su boca se mantuvo cerrada. "Y bien, Draco, ¿cuál es tu respuesta? ¿Crees que puedas intentarlo una última vez?" Preguntó su padre con voz serena pero cargada de promesa. Draco asintió sin mirarlo a los ojos y en silencio. Lucius suspiró cansado, sabía que su hijo pronto volvería a caer en la misma falta, pero tardaría un poco. Eso le daría tiempo para prepararse cuando lo tuviera que enviar de vuelta a San Mungo. Su mirada se tornó consternada al darle una última mirada a su hijo antes de indicarle que podía retirarse. Tras Draco salió Zabini, dejando sólo al mayor de los Malfoy solo tras la tormenta que era su propio hijo. Se llevó ambas manos a las sienes y se masaejó con suavidad. En el fondo deseaba con todas sus fuerzas que Draco entendiera sin tener que recurrir a medidas drásticas y que Potter no se le escapara en medio de aquella situación. Fue el pensamiento del joven auror que lo hizo levantarse de su lugar con la intención de ir y ver cómo se encontraba, aún sabiendo que no despertaría en varias horas.

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"Draco, ¿podrías detenerte un minuto?"

"Eres un traidor, Blaise. Siempre lo has sido." El moreno no le permitió continuar, furioso lo tomó por los hombros y lo sacudió. Le dolía que el ser por quien hubiera dado la vida dudara de aquella forma su lealtad.

"¡Basta! ¡Basta!"

"¡Es que no lo puedes entender, Blaise! Él me quitó todo, mi vida, mis sueños. Todo, Blaise, todo." Susurró recostándose del cuerpo del moreno con un sentimiento de derrota.

"Y te lo está devolviendo." Susurró el moreno pero el rubio reaccionó violentamente a la aseveración.

"¡No!" Exclamó enderezándose y viendo a los ojos del moreno con intensidad. "No..." Susurró ante la inmovilidad de aquella mirada color ámbar.

"Claro que sí, Draco, no seas tonto." Sabía que el rubio no entendía de consuelos pero no perdía nada con intentarlo, aquel era aún el joven que había sido su amigo, a quien le había permitido todos los caprichos, a quien amaba aunque nunca se hubiera atrevido a confesarlo. Y sólo por eso Blaise conocía la verdadera razón por la cual Harry Potter era la obsesión de Draco.

"No, Blaise, tú no lo entiendes, no puedes entenderlo."

"Pruébame." Susurró mientras acariciaba los rubios cabellos con suavidad. "Te conozco, Draco, sé que estás celoso, no sólo porque tu padre le presta más atención a Potter..." El hombre en que se había convertido Draco atinó a sonrojarse levemente y se revolvió inquieto en los brazos de su amigo. "Créeme cuando te digo que lo tienes a tu merced, dispuesto a hacer lo que le pidas." Lo besó suavemente en la frente. "De la misma forma en que me tienes a mí y nunca te has dado cuenta."

Acunado como estaba, bajo el cuello del moreno, Draco abrió los ojos azules cuan grandes eran. Su amigo no dijo nada más, sólo lo sujetó por largo rato. De pronto una idea torcida vino a su mente y se aferró a la cintura del moreno de forma sugerente. "¿Harías cualquier cosa por mí?" Preguntó con toda la inocencia que podía y cuando Blaise asintió una sonrisa acudió a sus labios y se acercó más, rozándo su boca con la del moreno que contuvo la respiración extasiado. "Entonces acompañame mañana en la noche, por favor." Esta vez los labios capturaron la boca del moreno en un beso lento e hipnótico, como sólo él sabía darlos y triunfante escuchó al moreno gemir sin voluntad. Mañana en la noche le daría un mensaje a Potter, uno que no iba a olvidar.

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Gracias por leer.