Capítulo 13
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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
Gracias a...
Escila - Gracias por dejar comentario acá de todas formas. Ahora en Slasheaven para poder dejar comentario te tienes que inscribir. Lo bueno es que es gratis. De todas formas, perdóname por dejar esta historia tan atrás.
Shinigami Liliz Black - Uhh... no sé aún cómo van a quedar, serio. Pero bueh... quién sabe, a estas alturas cualquier cosa puede pasar.
NA: Este fic no contiene romance y probablemente no lo contenga, está lleno de angst, tortura mental y emocional. Es probable que ninguno de los personajes esté en sus cabales y termine peor para el final de la historia. Aún así, no hago deathfics, o sea, que aunque torture a alguno de los personajes no habrá muerte de ninguno y probablemente queden juntos al final aunque no sea por amor. La razón es porque este fic lo escribo para mi propio entretenimiento y morbo, no espero comentarios positivos aunque creo que sí olvidé poner este aviso desde un principio. En fin, quedan advertidos.
Y sin más la historia.
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Harry despertó como el que sabe que ese será el día de su ejecución. Suspiró al verse sólo en su habitación. Tenía que poner en práctica su último recurso y desaparecer de una buena vez y por toda de la vida de los Malfoy pero tenía que ser de tal forma que su muerte le devolviera a ambos lo que faltaba para dejarlos mentalmente estables y en todo su esplendor. Cuando trató de levantarse de la cama una fuerza invisible lo volvió a la cama y gruñó fastidiado sintiéndo la magia de Lucius a su alrededor. De pronto sonrió divertido, era inverosímil que unas semanas atrás fuera él quien le pusiera el mismo hechizo al rubio, sí que aprendía rápido el hombre, pero él conservaba demasiados trucos bajo la manga por lo que con un susurro desarmó el hechizo y todos los otros que lo aprisionaban en la habitación.
Se vistió para bajar con la usual gracia de siempre e intentó prepararse mentalmente para el odio que el heredero de los Malfoy le podría tener reservado esa mañana. Sólo por esa razón decidió vestirse de forma especial siendo que había decidido su futuro y destino ¿qué mejor que celebrarlo disfrutando al máximo sus últimos días en la mansión? Y cuando desayunara visitaría a Ron y a Hermione para luego escribir aquella carta que por tanto tiempo había estado posponiendo.
Bajó con paso liviano como el que no tiene una sóla preocupación en el mundo para encontrarse justamente a Draco en el comedor. Sus pasos no se detuvieron, simplemente se sentó a la mesa, dándole una mirada de soslayo al rubio quien lo observaba con extrañesa al ver las ropas que llevaba puestas, seguramente era obvio que saldría ese día. "Buenos días, Malfoy." Susurró sin ánimos de discutir aún cuando estaba listo para la tormenta que estaría a punto de estallar. Para su más aguda sorpresa el rubio no abrió la boca para recriminarlo por el día anterior.
"Buenos días, Potter." Draco observó con fascinación cómo los verdes ojos se abrían enormes. No era como si quisiera realmente confraternizar con el moreno, simplemente quería comprobar la información que Blaise le había dado. "¿Te sientes mejor?" Murmuró forzándose por no hablar entre dientes a su víctima.
"Ss... sí..." Susurró Harry intentando no tartamudear demasiado. "Me siento mejor." Los elfos le sirvieron el desayuno y comenzó a comer sin dejar de ponerle el ojo al rubio.
"Veo que te llevas muy bien con mi padre."
"Eso pienso." Respondió cauteloso pero intrigado con el rumbo que estaba seguro pronto tomaría la conversación.
"Es dificil de creer cuando existe una deuda de magos entre ambos."
"Ya no existe la deuda." Susurró concentrándose nuevamente en su plato de comida.
"Padre no mencionó nada..." Guardó silencio unos segundos para darle credibilidad a su actuación. "De todas formas... quería disculparme por lo de anoche." Quizo reír sádicamente al ver en los ojos del auror la más débil esperanza de que finalmente estuviera aceptando lo que sucedía en la mansión.
"No tienes que disculparte. Era lógico que te preocuparas por tu padre."
"Fue él quién me pidió que hiciera un esfuerzo por comprenderte ya que nos estás devolviendo todo lo que una vez nos perteneció. No demostrar gratitud por tu ayuda sería completamente injusto." Ahora sí que Harry se sintió inquieto. Algo tenía que estar tramando el rubio pero el conocimiento de ello sólo hizo que se sintiera decepcionado.
"Claro." Murmuró tratando de terminar la conversación.
"Es por eso que quería darte este pequeño regalo, para que veas que mis intenciones son reales." Sacó una pequeña esfera de brillante plata y extendió la mano en dirección al moreno esperando que la tomara. Harry vaciló un poco, no sabía qué trampas podría aún utilizar Draco para hacerle daño, especialmente después de lo sucedido la noche anterior. Al cabo se decidió a tomar la esfera y suspiró tranquilamente cuando no sucedió nada excepcional.
"¿Qué es?" Preguntó curioso por no haber visto nada parecido con anterioridad.
"Es una esfera de comunicación, de esa forma podremos hablarnos cuando lo necesitemos, yo tengo el par y sólo podemos verla y oírla nosotros dos."
"Oh... muchas gracias." La observó por unos segundos antes de guardarla en el bolsillo de su túnica. "Espero que podamos utilizarla pronto." Draco asintió con media sonrisa y el resto del desayuno pasó sin inconvenientes con excepción de la compañía de Lucius quien se apareció escasos minutos después y arqueó una ceja al ver a ambos jóvenes desayunando tranquilamente en compañía. Se abstuvo de hacer comentarios y rogó internamente porque su hijo finalmente estuviera intentando lo que había prometido.
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Blaise pasó el día como en sueños, sus pensamientos ocupados por aquellos ojos azules que lo tenían hechizados desde la noche anterior. En muchas ocasiones durante ese día se había preguntado si realmente debería acudir a la cita. Su cuerpo le decía que necesitaba ir, su mente le decía que Draco lo heriría pero su corazón le decía que no importaba cuánto lo pudiera herir el heredero de Malfoy, siempre estaría dispuesto a intentarlo todo por su felicidad. Una o dos veces sus pensamientos habían ido a parar a unos ojos marrones, pero era como si de pronto se viera tan distanciado de Hermione que no era capaz de sentir nada por la relación de ambos.
El fin de su jornada llegó mucho antes de lo que había imaginado y pronto se vio en su apartamento. Con pasos inciertos comenzó a prepararse, quitándose toda la ropa y dirigiéndose a la ducha donde con gran cuidado lavó sus cabellos y luego su cuerpo quitándose de la piel el olor a pociones y medicamentos.
Su mente no parecía funcionar como de costumbre, continuaba con esa sensación de irrealidad aún cuando se halló frente a la puerta de la mansión Malfoy listo a tocar y con el único propósito de cumplir los deseos de Draco que en parte eran los suyos.
Apenas había tocado cuando la puerta se abrió y el rubio lo recibió haciéndolo pasar con una sonrisa lobuna. Blaise sabía que estaba perdido, desde el momento en que el rubio se lo había pedido estaba perdido, no podía decirle que no aún cuando sabía que era tan sólo un capricho. Y aquel capricho terminaría destruyéndolo por completo. ¿Sabría Draco lo que estaba por hacer realmente esa noche? No lo creía posible, pero su suerte estaba echada y sin siquiera una temblorosa queja siguió al rubio en su camino, dirigiéndolo a las claras a su propia recámara.
No hubo palabras, no hubo siquiera un saludo antes de que los dedos de Draco comenzaran a desabrochar su capa, pero en esos momentos no le importaba. Si iba a perder su alma a manos del rubio entonces que fuera de una vez y por todas, no haría nada a medias. Lo ayudó a desembarazarse de la ropa y se dejó besar sin preocupaciones, el cuerpo de Draco empujándolo hacia la cama con una vulgar insistencia que a él le parecía divina.
En su habitación, Harry acababa de tirarse a la cama, esperando a que Lucius hiciera su aparición cuando sintió que la esfera que le había regalado Draco esa mañana vibraba con insistencia sobre la mesita de noche. La miró por un rato, intentando nuevamente descrifrar si habría en ella alguna trampa que no se hubiera dado cuenta antes pero se decidió por tocarla. En un instante la esfera comenzó a resplandecer translucida y en su interior se formó una imagen que nunca jamás imaginó presenciar, el cuerpo de Draco sobre el de Blaise Zabini. El medimago tenía los ojos cerrados en puro éxtasis mientras sus piernas rodeaban las de Draco.
El moreno se quedó practicamente sin aliento, seguro de que estaba presenciando algo íntimo entre ambos y eso pensó hasta que los ojos azul plata del joven lo miraron directamente a través de la imagen. "Nunca me tendrás." Susurró el rubio. "Te odio."
El cuerpo de Harry comenzó a temblar sin saber por qué. Quizás había sido la erótica visión del rubio en el acto de tomar al moreno de largos cabellos que no tenía nada que envidiarle al joven Malfoy o probablemente eran aquellas palabras que se le clavaban en el corazón como puñales tal y como lo hicieran cuando Lucius las pronunciara por primera vez. Incapaz de despegar la vista de la esfera se recostó en la cama y la dejó en la mesa de noche para observarla de lado. Observó cada uno de los movimientos, escuchó cada uno de los gemidos y finalmente los vio llegar al éxtasis, incapaz aún de moverse a pesar de que ambos amantes habían concluido sus actividades por tal motivo no escuchó a Lucius ingresar a la habitación.
"¿Potter?" El murmullo era suave y los días que había pasado junto al rubio hicieron que reaccionara con calma a la intrusión. "¿Qué te sucede?" Preguntó al verle el rostro tan pálido como la muerte. El auror reaccionó al cabo de unos segundos intentando en vano esconder la impresión que se había llevado.
"Sólo un poco de frío." Dijo al tiempo que extendía la mano en su dirección invitándolo a hacerle compañía. "Nada que no puedas remediar."
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Draco salió de la ducha satisfecho, con una enorme sonrisa de lado a lado, había valido la pena tirarse a su mejor amigo tan sólo por ver el rostro sorprendido del auror. Con un hechizo se secó los rubios cabellos, acomodándose los mechones con los dedos para asomarse a su habitación. Blaise no había permanecido con él con la excusa de tener que levantarse al día siguiente para atender unos casos especiales en la clínica. No le había prestado mucho pensamiento a la repentina huída del medimago, estaba más que seguro que Blaise había disfrutado la noche tanto como él.
Le dio una mirada a la cama regada, tendría que llamar a un elfo para que la limpiara antes de poder echarse a dormir. Llamó y de inmediato una de las pequeñas criaturas apareció y Draco le ordenó limpiar el lecho mientras continuaba preparándose para dormir.
Le echó un vistazo a las sábanas sabiendo lo que la criatura encontraría pero el elfo no dijo absolutamente nada, como era de esperarse. Sin embargo captó algo en las colchas que llamó su atención e hizo que el elfo se detuviera en sus tareas. Se acercó con lentitud, como si de pronto algo le fuera a saltar de la cama y retiró las sábanas para dejar el colchón al descubierto. Muy en contra de sus pulcros hábitos estiró la mano hasta tocar la mancha de semen que habían dejado sus actividades previas.
"¿Qué es esto?" Le preguntó al elfo que lo miró con enormes ojos marrones.
"Señor Draco, señor. Eso es sangre, señor." La criatura esperó hasta que Draco le hizo señas de que continuara. Cuando su cama estuvo lista el elfo desapareció y el rubio se sentó en ella pensativo, olvidándose por un momento de su odio hacia el auror que habitaba la mansión.
"Oh, Blaise... ¿Qué te hice?" Susurró consternado, comprendiendo de pronto lo que le había pedido a su amigo sin darse cuenta. Apretó con fuerza los nudillos, no podía entenderlo, el médico no se había quejado en ningún momento y él había asumido que sólo habían compartido una placentera noche. Se pasó una mano por el rostro con repentino cansancio. "Maldición."
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Harry despertó en compañía de Lucius quien la noche anterior se había conformado con tenerlo en sus brazos mientras él intentaba poner en orden sus pensamientos. Tenía que enviar la carta de inmediato y tenía que planificar hasta el último detalle de lo que tendría que suceder para no dejar cabos sueltos. Nada que pudiera servir para inculpar al infortunado que le proporcionaría los medios para cumplir sus deseos, nada que pudiera dar una pista para descubrir lo sucedido. Todo tenía que parecer tan natural como un coma mágico podía ser. Se levantó intentando no despertar a Lucius, caminando descalzo por la fría habitación hasta llegar a su escritorio donde tomó pluma y pergamino y escribió una corta nota que luego hechizó para que sólo el destinatario real pudiera leer y que se destruyera segundos más tarde. Dobló cuidadosamente la nota y abrió la ventana llamando con un suave silbido una de las lechuzas reales de la mansión.
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"¡Hermione!" Exclamó con una sonrisa al ver a la mujer esperándolo en el café mágico donde solían reunirse de vez en cuando.
"¡Harry! Hacía tiempo que no te veía, luces bien." Dijo con una afable sonrisa y entraron a la pequeña tienda.
"Un chocolate caliente y unas crepas de vainilla." Pidió Harry, su amiga se limitó al chocolate.
"¿Dónde has estado metido, Harry? No había tenido noticias tuyas desde hace más de dos semanas."
"Aquí y allá, Mione. Ya sabes, el asunto de los fugitivos y demás. Apenas ayer capturé al último, el pobre diablo intentó suicidarse." Dijo con algo de tristeza y los ojos cálidos de la mujer lo miraron con entendimiento. "El Ministerio debe estar orgullos de mi trabajo." Murmuró con sarcasmo. Sintió la mano de su amiga sobre la suya.
"Deberías tomar un descanso." Le propuso con toda inocencia. "Te has involucrado demasiado con tu trabajo, ya ni tiempo tienes para relajarte un poco, menos en la mansión." Harry se estrujó el rostro levemente con la mano libre.
"Sí, especialmente en la mansión. Draco aún me odia." Musitó con desesperanza. "Quizás deba salir de allí, por el bien de todos. Pero no hablemos de mí, díme mejor cómo andan las cosas con tu pretendiente Slytherin." La sonrisa en el rostro de la joven se marchitó levemente.
"Pues... no sé qué decirte. Blaise es encantador pero sospecho que encontró alguien que le interese más que yo, no lo he visto tanto como antes y sé que ha estado evitándome."
"Ah..." Dijo con extrañeza. "Pensé que todo iba bien entre ustedes dos. Zabini no mencionó nada..." Pero Harry apenas podía quitar de su mente las imagenes del moreno en la cama de Draco, él sabía quien le estaba quitando el interés a su amiga pero la verdad era que tampoco había visto mucho al doctor. Luego de aquella noche pensó que quizás los vería más a menudo juntos pero había sido todo lo contrario, el moreno de ojos claros parecía no querer asomarse por la mansión, era por eso que había pensado que la cosa con Draco había sido pasajera.
"No es nada del otro mundo, ya me ha pasado antes." Dijo con una valiente sonrisa. "Además, mejor sola que mal acompañada."
"Mione, no hagas como si no te importara." La reprendió el ojiverde. "Sé que te gustaba Zabini mucho más que algunos de tus últimos pretendientes, sé que te importa. ¿Por qué no intentas..." La joven lo cortó rápidamente.
"No, Harry, a pesar de todo tengo mi orgullo. Si él no desea mi compañía entonces no lo forzaré a ella. Pero ya te lo dije, estoy acostumbrada, para cualquier mago de sangre pura sigo siendo una sangre sucia." Dijo el adjetivo sin rencor, el auror sabía que hacía mucho que había dejado de importarle el significado del mismo por lo que le dio una suave sonrisa.
"Mione... podrás ser todo lo sangre sucia que ellos digan que eres, pero tu corazón es mucho más puro y limpio que el de cualquiera de ellos, incluso más que el mío."
"Tonto." Masculló abochornada. "Además tú corazón es como el de cualquier Gryffindor, valiente, desinteresado... bueno." El auror negó suavemente.
"No, Mione... yo no me siento así. A veces me parece que mi corazón es tan negro como el de una serpiente."
"No digas eso ni en broma." Exclamó Hermione. Justo entonces la dependienta les trajo sus órdenes. Harry tomó su taza de chocolate entre las manos. El silencio se alargó por más tiempo del que la joven podía manejar, podía intuir en las verdes esmeraldas algo de tristeza pero iba a esperar que su amigo le contara lo que pasaba por su mente sin presionarlo como solía hacer cuando estudiaban en Hogwarts.
"¿Alguna vez has querido algo y cuando lo obtienes te das cuenta que no puedes conservarlo para ti?" La voz le sonaba lejana, llena de melancolía y estuvo a punto de responderle para ver si podía animarlo cuando Harry dejó caer la taza de chocolate sobre la mesa.
"¿Harry?" Exclamó preocupada pero al ver que su amigo se desplomaba sobre la mesa inconsciente los gritos para pedir ayuda no se hicieron esperar.
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