Capítulo 14
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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
Gracias a...
Mei -Diox, espero que hayas podido estudiar... sino me voy a sentir culpable de que no saques una buena nota. Qué bueno que te gusta la forma en que presento los personajes en esta historia. Muchas gracias por tus comentarios.
Trix - Todo está fríamente calculado (como diría el chapulín). No llega aún a su fin... le falta, le falta, te lo aseguro.
NA: Este fic no contiene romance y probablemente no lo contenga, está lleno de angst, tortura mental y emocional. Es probable que ninguno de los personajes esté en sus cabales y termine peor para el final de la historia. Aún así, no hago deathfics, o sea, que aunque torture a alguno de los personajes no habrá muerte de ninguno y probablemente queden juntos al final aunque no sea por amor. La razón es porque este fic lo escribo para mi propio entretenimiento y morbo, no espero comentarios positivos aunque creo que sí olvidé poner este aviso desde un principio. En fin, quedan advertidos
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"Doctor Zabini, necesitamos su ayuda en el ala de emergencias. Al parecer una maldición avanzada." Urgió una de las enfermeras entrando apresurada a su despacho en San Mungo. Se levantó a prisa y se aseguró que tenía el cabello bien atado durante el trayecto a la sección de emergencias mágicas.
"No entiendo qué puede estarle sucediendo." Escuchó a uno de los medimagos y vio que revisaba a un joven de cabellos negros que se hallaba inconsciente sobre una de las camillas flotantes. "El diagnóstico no da resultados negativos en ninguno de sus sistemas. Doctor Zabini, qué bueno que llega, sería tan amable de verificar si este joven tiene alguna maldición imperdonable que no le permite despertar? Hemos verificado todo y todo aparenta estar normal pero el joven no despierta y queremos descartar esa posibilidad antes de declarar un coma." El moreno se acercó y observó el rostro del paciente.
Quedó mudo de la sorpresa al descubrir que era nada más y nada menos que el auror Potter. "¿Descartaron la posibilidad de algún veneno en la sangre?" Preguntó con ansiedad mientras revisaba las pupilas dilatadas del joven, ambas en igual estado.
"Aún no lo hemos hecho."
"Pues háganlo de inmediato." Los médicos y enfermeras se pusieron en acción de inmediato y de pronto Blaise sintió un leve temor. En todas las veces que el auror había ido a parar a su consultorio había sido en privado, no le había permitido contarle a los Malfoy de sus ataques y como médico tenía que respetar la decisión de su paciente. Ahora sin embargo la situación era de alguna forma diferente. ¿Habría sido capaz alguno de los Malfoy de envenenar a Potter o algo peor? En los pocos días que había regresado a la mansión había visto cómo ambos, Draco y Lucius parecían competir por las atenciones del auror, cosa que le había causado una tristeza infinita.
Era cierto que había estado evitando a Draco después de aquella noche. Sabía que el rubio lo había utilizado sin remordimiento alguno pero él no iba a reclamarle nada, no había aceptado bajo ignorancia la petición, sabía exactamente lo que quería y lo que podía darle. El único problema era que luego no se había sentido capaz de confrontar sus propios sentimientos en relación al asunto. Era un cobarde, lo sabía.
Se concentró nuevamente en verificar el cuerpo del auror, como siempre ostentaba sus marcas y cicatrices, moretones y demás. Los cabellos crespos se habían soltado de la coleta baja y se rebelaban como nunca.
Tendría que decirle a los Malfoy, era lo mínimo que podía hacer, pero esperaría a estar seguro de lo que sucedía, muchas veces el moreno de ojos verdes despertaba cosa de uno o dos días después cuando salía de uno de sus habituales trabajos, tenía demasiada suerte como para que ahora vinieran a diagnosticarle un coma.
Las horas transcurrieron lentamente y uno a uno los medimagos se fueron dando por vencidos ante la falta de pistas para dar con lo que aquejaba al auror, Blaise siendo el último de ellos. Salió al pasillo y caminó con paso arrastrado hasta que alguien se le abalanzó a los brazos. Se sorprendió de encontrarse con Hermione.
"¿Cómo está Harry, Blaise? ¿Qué han logrado hasta ahora?" Preguntó sin demasiada ceremonia la mujer. Fue como si un olvidado chispazo se encendiera en su pecho al verla, tan hermosa como siempre aunque sus ojos estaban arrasados en lágrimas. Negó con la cabeza y la joven pareció derrumbarse por lo que la ayudó a llegar a una silla y allí la depositó con suavidad.
"Hermione, ¿cuándo llegaste?"
"Estaba con Harry cuando perdió el conocimiento y ahora nadie sabe decirme qué es lo que tiene. ¿Tú sabes algo?"
"Sí, hemos tratado de dar con la causa pero parece ser natural esta vez. Lo siento mucho, Mione, pero lo único que podemos hacer es esperar. Las enfermeras lo están atendiendo justo ahora, pasándolo a un cuarto, te avisaré en cuanto sepa dónde será. Debes tranquilizarte, todos sus demás signos vitales están estables." Trató de confortarla pero Hermione se enderezó en la silla algo tensa. "Mione..."
"No es el momento ahora, Blaise. Luego podemos hablar si es que quieres pero ahora estoy preocupada por Harry." Murmuró con la voz algo rasposa del llanto. Blaise asintió quedamente.
"Bien... veré entonces si ya le asignaron una habitación, te avisaré de inmediato si hay algún cambio. ¿Hay alguna otra cosa que hayas observado cuando estabas con él?" La joven negó y Blaise suspiró cansado. Luego se levantó y se regresó por el pasillo sintiendo en su corazón que la magia que alguna vez lo había unido a la mujer se había roto irremediablemente.
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Una semana más tarde Blaise Zabini se halló en la sala de la mansión Malfoy. Nadie salió a recibirlo por lo que procedió a subir las escaleras que lo llevarían a las habitaciones de Lucius y Draco. Se notaba cansado y no sentía la necesidad de apresurarse, menos aún si era para encontrarse con Draco, pero tenía que dar las noticias.
"Señor Lucius." Saludó formalmente luego de que al tocar a la puerta de la habitación el hombre le diera instrucciones de pasar. "Tengo noticias... de Potter." Vio a Lucius arquear una ceja con algo más que curiosidad reconociendo en los ojos grises una preocupación que le sorprendió. Lucius le hizo señas para que se sentara pero se negó, quería salir de allí tan pronto le fuera posible, si podía haría todo lo posible por volver a evitar a Draco.
"Dígame, Zabini, ¿qué es lo que sabe de Potter?" Preguntó con voz suave, como temiendo la respuesta.
"Hace una semana que está en San Mungo." El rostro del rubio palideció considerablemente pero Blaise continuó. "Hemos intentado todo pero aparentemente Potter ha entrado en un coma natural del cual no ha despertado desde que ingresó en el hospital."
"¿Qué?" La pregunta era más retórica que otra cosa por lo que Blaise se mantuvo impasible.
"No sabemos aún si se debió a alguna maldición o si es consecuencia de los... pormenores de su trabajo. Pero era mi deber informarle, señor Lucius, puesto que es aquí donde vive Potter, por ahora deberá permanecer en el hospital todo el tiempo que dure el coma, será lo mejor para él." El hombre no le respondió, de pronto su rostro se había quedado inexpresivo de forma poco natural.
"¿Cuándo puedo ir a verlo?" Preguntó de pronto, una sombra de preocupación pasando por sus ojos azules traicionando sus sentimientos.
"Cuando quiera. Está en un cuarto privado y tiene una guardia especial de aurores pero no veo problemas en la visita si está acompañado por uno de los galenos."
"Gracias... Blaise." Musitó el hombre mirando a su alrededor como si se le hubiera perdido algo. "Estaré allí en unos minutos. ¿Sería posible que me acompañaras a verlo?" Blaise asintió, indicándole que lo esperaría en el recibidor para aparecerse en la sala de emergencias del hospital, único lugar donde se permitían las apariciones.
Blaise se dirigió entonces al recibidor pero supo que tendría problemas apenas ver unos cabellos rubios que obviamente no eran los de Lucius Malfoy.
"Blaise." Susurró Draco al verlo. La expresión en aquel rostro de ángel no iba a engañarlo esta vez aunque no por eso iba a intentar herir a Draco conscientemente, nunca podría hacerlo aunque su presencia y ausencia le dolieran con la misma intensidad.
"Buenas tardes, Draco." Lo saludó suavemente mientras le daba un vistazo de arriba a abajo para ver que su ex protegido estaba gozando de muy buena salud. "¿Cómo has estado?"
"Algo solitario, no te he visto últimamente."
"He estado algo ocupado en el hospital. Sólo vine a darles una noticia. Potter está en San Mungo." Draco se encogió de hombros dejándole saber a las claras que no le importaba, de todas formas continuó. "Está en coma, no creo que lo vayas a ver por buen tiempo, ya lleva una semana. Supongo que ahora estarás contento."
"¿Contento? No es mi culpa que esté así, aunque no voy a negarte que me sentiré más tranquilo sabiendo que está lejos de mi padre. Ciertamente no voy a celebrar aún... el muy bastardo siempre ha tenido la suerte de su lado." Blaise asintió y se dispuso a esperar en silencio que Lucius estuviera listo. "Blaise... ¿podríamos hablar?" Le habló con algo de incertidumbre y el moreno sintió que su corazón se derretía sin poder evitarlo.
"Claro... cuando termine en el hospital podemos hablar." Le dijo con una sonrisa mustia pero convincente ya que el rubio asintió y siguió su camino. Al poco rato Lucius bajó y ambos se aparecieron en el hospital.
Con paso lento Lucius siguió al médimago hasta la habitación donde se hallaba el auror. Antes de entrar se había preparado mentalmente pero de todas formas su fachada tambaleó levemente al ver al ojiverde en la cama. Estaba vestido con una bata de hospital reglamentaria en color azul claro y se veía todo lo joven que podía verse con el rostro relajado y libre de toda expresión aparte de aquella pacífica que el estar inconsciente le daba.
"¿Aún no saben cuándo despertará?"
"Ni siquiera sabemos si despertará. Pero Potter siempre ha tenido suerte." Comentó Zabini al descuido.
"¿Tampoco saben qué pudo haberlo causado?"
"No. Pero como auror Potter siempre estuvo expuesto a un sin fin de maldiciones y venenos. Cualquiera de ellos pudo haber sido el responsable a corto o largo plazo."
"¿Y tu opinión personal?" Blaise sonrió levemente y dio un suave resoplido antes de mirar fijamente a Lucius.
"Mi opinión personal... En el poco tiempo que conocía a Potter... eso es en el tiempo en que estuvo en la mansión Malfoy todo lo que hacía estaba relacionado con ustedes dos. De alguna forma torcida su propia vida giraba en torno a los Malfoy... pero puedo entender esa parte." Susurró la última frase con suavidad. "Quería que volvieran a tener toda la gloria y esplendor que les había conocido. Sé que hizo cosas muy extrañas pero todas tenían su justo propósito, nada fue al azar."
"¿Entonces piensa que esta es otra de sus tretas?"
"No lo descartaría. Pero si lo fuera... es una obra maestra. No hay rastros ni de magia ni de poción, ni de veneno... nada. Nos deja con las manos vacías." En esos momentos Lucius rompió la mirada acercándose a la cama y quitándole al moreno los mechones que cubrían la cicatriz en forma de rayo.
"Cuando despierte quiero ser el primero en saberlo." Murmuró.
"Si despierta..."
"Lo hará."
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"Buenas noches, Draco. Querías hablar. Aquí estoy." Dijo sin más cuando se topó con el rubio apenas había aparecido en el interior de la casa. Draco no le contestó. Con una sonrisa de complicidad lo tomó del brazo y antes que pudiera quejarse sintió la magia que anunciaba que estaban desapareciendo.
"Si tienes tiempo para hablar entonces tienes tiempo para acompañarme a un trago." Dijo al tiempo que lo arrastraba a través de una puerta y al interior de un antro mágico.
"¡Draco... espera!" Los largos cabellos de Draco flotaban por la rapidez con la que lo llevaba. Cuando finalmente se detuvieron fue frente a la barra y el rubio pidió dos tragos bastante fuertes, poniéndole uno en la mano e instándolo a beberlo todo de un golpe. "¿Qué demonios crees que haces?" Exclamó finalmente cuando hubo accedido a los deseos del rubio.
"No tenía una mejor excusa para obligarte a regresar. Sólo quería que pasaramos un tiempo juntos, como antes. Pero has estado evadiéndome, no creas que soy tan estúpido." Blaise enrojeció profundamente pero Draco le quitó el trago vacío de la mano y lo arrastró de regreso a la pista de baile. Las pálidas manos se encargaron de soltar de la estricta coleta los negros cabellos para luego desabotonarle la camisa levemente y con una sonrisa llena de malicia le desabotonó el pantalón y le bajó un poco la cremallera antes de susurrar un hechizo que se los hizo ajustar más pegados de lo que alguna vez había soñado llevar puestos. "¡Draco!"
"Sshhhh, compláceme esta noche, Blay." Ronroneó pegándose a su cuerpo y el moreno no tuvo corazón para negarse aún cuando estaba lo suficientemente cansado como para caer dormido en cuanto llegara a su estudio.
Esa noche tuvo que evadir los múltiples intentos del rubio por hacerlo regresar a la mansión bajo la excusa de hablar otro rato más. Lo que no pudo evitar fue que se auto invitara a su propio estudio.
El lugar estaba en prístino estado pero Blaise sabía que no era por su propio esfuerzo, tenía un único elfo doméstico ya que pasaba la mayor parte del día fuera y por las noches simplemente se duchaba y se tiraba a dormir sin ánimos de nada más. La pequeña criatura era lo que podía decirse un elfo adolescente y por ende con mucha más energía que un elfo adulto, redundando en una casa tan limpia que estaba seguro podía comer en el suelo sin problemas. Más de una vez había tenido que corregir el encerado del mismo si no quería parar de un sólo paso a la puerta de salida.
Draco no esperó siquiera que cerrara la puerta para lanzársele encima. "Te extrañé." Susurró contra su cuello haciéndolo estremecer al sentir los húmedos besos.
"Draco... por favor. Estoy cansado." Suspiró trémulo. Un dedo en los labios le impidió continuar y aquellos ojos volvieron a sujetarlo con más fuerza que antes.
"No hay problema, Blay. Yo me haré cargo de todo." Dijo al tiempo que terminaba de quitarle la camisa a medio abotonar con lentitud. En medio del estudio tan sólo se podía escuchar la suave respiración de Blaise y junto con la algo precipitada de Draco. "Te he extrañado mucho." Dijo mientras dejaba la camisa en el respaldo de la silla más cercana y enganchaba las manos en el borde del pantalón aún abierto, acariciando con los pulgares la piel de las caderas. Le dio un suave beso en la boca para luego llevarlo despacio a la cama de la otra habitación donde el moreno se dejó sentar para que Draco pudiera quitarle las botas y luego los pantalones. De la misma forma le quitó la ropa interior y acarició los largos cabellos negros, desenredándolos levemente. Otro beso encontró el camino a los labios del moreno antes que Draco se quitara la ropa y se deslizara bajo las sábanas para acomodarse a las espaldas del medimago. Pasó un brazo hasta el vientre del moreno y hundió el rostro en los cabellos. "Sólo descansa, mañana hablaremos."
Blaise cerró los ojos, intentando que su corazón no se hiciera de ilusiones. Estaba seguro de que el rubio se iría tan pronto se quedara dormido, por lo que intentó conciliar el sueño lo más pronto posible, lográndolo al fin a causa de la cantidad de alcohol que había consumido esa noche.
La mañana siguiente le llegó como una sorpesa. Draco Malfoy aún estaba en su lecho. Pero luego lo meditó y supuso que sería por los tragos de la noche anterior. Suspiró resignado a comenzar su día con una disculpa apresurada. Bueno... quizás no, quizás podría prepararse para ir al hospital mucho antes que el rubio despertara. Sí... eso sería lo mejor. El problema era que los brazos de Draco no lo dejaban ir. El leve movimiento terminó por despertarlo.
"Ummhh... buenos días, Blay. ¿Ya tienes que levantarte? Es demasiado temprano."
"Lo será para ti, pero yo tengo que presentarme al hospital en una hora." El rubio suspiró y se aferró a su espalda desnuda por unos minutos. "Draco... estás algo extraño." Murmuró Blaise sintiéndose incómodo con la aparente ternura de su compañero de cama, Draco nunca había sido uno para demostrar sus afectos de aquella forma.
"Tuve mucho tiempo para pensar."
"¿Sí? ¿En qué?"
"En nosotros." Blaise contuvo el aliento sorprendido pero luego se relajó imperceptiblemente, sus ojos fijos en las manos que se entrelazaban sobre su abdomen. No entendía muy bien lo que sentía en esos momentos, quería... debía sentirse feliz pero quería llorar, tal vez porque no sabía si era otra manipulación del rubio. "¿Por qué mejor no desayunamos. Cuando regreses podemos hablar si quieres." Asintió y los brazos lo dejaron ir.
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Lucius se enderezó en la silla donde había pasado la noche. Su encanto Malfoy le había permitido pasar la noche en el hospital, velando junto a la cabecera de la cama donde yacía Harry. Se pasó la mano por el cuello acalambrado e hizo crujir las vértebras para luego dejar escapar un bostezo algo gracioso al querer reprimirlo pero por suerte no había allí nadie mas que el auror inconsciente. Hizo aparecer un cepillo y con meticuloso cuidado acomodó las blancas hebras que habían escapado de su coleta. Luego simplemente relizó el hechizo de limpieza personal que tantas veces había tenido que utilizar las veces de por días había estado en alguna incursión para el Lord Tenebroso.
Apenas se estaba alisando las ropas cuando alguien más entró a la habitación. El hombre dio una leve exclamación de asombro pero se controló de inmediato.
"Buenos días, Severus." Murmuró con una sonrisa muy Malfoy. "Qué agradable sorpresa."
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Gracias por leer.
