La reina de negro y escarlata (Parte IV)

Corporación Guardián, aquella aún desconocida organización que traía a la IA con bastante descuido, ahora se veía envuelta en adivinar quién o qué era su líder; Mihaly. Un veterano miembro de la fuerza aérea y, por lo que apuntaban las pruebas, alto mando soviético.

Al igual que Gaia, una corporación militar privada con contactos en sitios calientes donde la corporación, para ellos enemiga, no se atrevía a entrar. Una amplia red de militares y soldados rasos mercenarios eran sus fuentes de ingreso, contrario a Gaia, quien desempeñaba más como una agencia de protección para altos mandos. Los datos en internet no mostraban mucho más, había mucha teoría tras Gaia y Guardián que, según Xana, ninguna era cierta. Empezando por lo más importante, muchas páginas y sitios no mencionaban a su líder, la que abiertamente había reconocido el liderazgo de esta.

Ni La Data tenía información fiable de Mihaly, pues la de Lisa provenía de datos introducidos manualmente por la IA, mientras que del hombre solo se mencionaba su cargo y su nombre junto con pocos datos más relativos a su aspecto y a su, aparentemente, aprendiz, visto brevemente durante el extraño enfrentamiento que resultó con la muerte del doctor Albretch Grunewald. Nadie iba a cuestionar sus métodos, parecía que Mihaly no había querido hacerle saber su opinión de lo ocurrido, contrario a Lisa, quien parecía estar orquestando algo dado a la pasividad momentánea de los agentes de Corporación Gaia.

La IA miraba los monitores del súper ordenador mientras tintineaba con sus dedos en el teclado, aún no sabía nada e internet parecía que tampoco sabía más de lo que su propia IA sabía. Aún tuneó los datos de La Data y siguió recopilando información.

El director de escuela, aquella persona que le habían pedido investigar, tenía un perfil extenso creado en La Data, ya que, al ser un personaje del momento, la IA había recopilado información sobre él. Información biológica como de contacto, incluido su número de teléfono y un correo electrónico. Nada parecía sospechoso, se veía su ubicación y algunos datos de algunos foros japoneses que mencionaban haberlo visto entrar en un motel de un sitio perdido en una gigantesca metrópolis como lo era el área de Tokio. Toda esa información se recopiló en un correo electrónico, la más importante, su relación directa con la mafia que apuntaban algunos usuarios, lo que no preocupaba a la IA, pero sabía que Japón, por sus tratados militares, podía ser un país objetivo para Gaia, las posibilidades eran ínfimas, pero era mejor prevenir.

Información recopilada y correo enviado. Aún recopilaba más información, como la del jefe de Aelita en la disquera, un hombre llamado Dagger, del cual se sabía más bien poco. El proyecto en el que estaba metida junto con otros jóvenes se llamaba "Superstar", parecía que él mismo lo llevaba y sabiendo por lo que algunos compañeros de Aelita decían, junto con la prensa, la industria musical estaba podrida desde sus raíces. Era poco probable que se atreviesen a tocar a la pelirrosa, pero sabiendo la suerte que podían llegar a tener, era mejor tener una salvaguarda a la que acceder lo antes posible.

Se estiró. Habían pasado unas cuantas horas y parecía haber amanecido fuera, pues cuando salió pudo ver el sol colarse por el techo de la abandonada fábrica. Volvió con Aelita, quien, al llegar, parecía haber despertado también.

—Buenos días, princesa—Saludó la IA con una voz más suave de la habitual—

—¿Estuviste fuera toda la noche? —La IA asintió—Tengo algo para ti—Sacó del bolsillo de su pantalón un par de pulseras de goma, la IA las reconoció al instante—

—Son las que me dejó Ailane, pensé que las había perdido en Kadic—Aelita se acercó a ella, tomando una de sus manos—

—En verdad sí que las perdiste, solamente las encontré tiradas en la zona del bosque y me había dejado pendiente de dártelas—Puso ambas pulseras de goma en sus brazos—Las vas a llevar y no te las vas a quitar hasta que yo te lo diga—

—¿Por qué haces eso? —

—Tengo que controlarte o de lo contrario me terminaré por meter en donde no me llaman—Respondió en voz baja, bostezando—Puedes retirarlas en caso de emergencia, pero solamente bajo esas dos condiciones—


¿…?

—Así que nos puso un maldito bozal—Dijo una voz amenazante desde lo alto de un montículo de calaveras—

—Después del desastre que hicimos, no sé qué esperabas—Respondió otra en voz baja y tenue—Mientras no nos sea un problema…—

—El problema será ella cuando esas ratas salgan de su escondite—

—¿Entonces por qué no nos adelantamos? —

—Ya no podemos, de lo contrario Aelita tendrá razón, la meterán en problemas por los desastres que hagamos, la tapadera de que Anthea nos controla ya no cuela—

—Así se suponía que debía ser, ¿no? —

—Sí, pero desde que ella nunca puso una condición especial, pude aislar ese punto de control en la programación y eliminarlo, ahora solamente la princesa nos puede controlar—

—¿Y qué haremos ahora? —

—Esperar hasta que ellos peguen primero, a partir de ese punto podremos movernos rápidamente—

—No me gusta la idea de ponerla en peligro—

—De huesos rotos se aprende, criatura—Sopesó en voz alta—De lo contrario se convertiría en una niña mimada—

¿…?


—Supongo que así debe ser—Susurró, estirando su cuerpo, comenzaba a tener sueño—

—¿Ehm? —Preguntó la pelirrosa al escucharle, la IA negó con la cabeza—


Si bien amanecía en Europa, en el país asiático ya era poco más de medio día, la pelirrosa se encontraba con su promotor y la cuidadora, en la misma sala de la madrugada. Habían estado estudiando los datos que la IA les había enviado, eran tantos y tan específicos, que tener su número personal junto con su correo electrónico y ubicación exacta era algo maquiavélico.

—Está cerca del colegio que había indicado el profesor, así que no mentían—Musitó Saraí, Analizaban todos los datos enviados—

—¿Qué haremos? —Preguntó Taelia, recostada en la silla, mirando un monitor—

—Averiguar qué motel es el que se encuentra la chica y sacarla, que, por cierto, hablando de ella, el informe que tenemos es un tanto curioso—Cambió rápidamente de pestañas—No aparecen como desaparecidas, pero no vivían en su casa antes de su incidente, vivían en un ciber café, es muy común algo como esto en este país, el dueño les dejaba estar ahí mientras pagaran la renta, es muy baja, pero tienen acceso a los servicios básicos, el caso—Cambió a un informe médico—La hermana tiene algún tipo de problema cognitivo y/o de desarrollo, iba donde un psiquiatra que oh, sorpresa, mirad quien era—Relacionó un recorte de periódico con un nombre del informe que estaba mostrando, el director de aquella escuela—No se sabe qué pasó con sus padres, pero figuran varias denuncias mutuas entre ellos—

—Quizá la violencia en casa les hizo escapar a un sitio como ese—Ambos asintieron—

—El director debía saber de su condición al tenerla de paciente, así pudo secuestrarla sin oposición alguna—

—¿Es una red de trata de menores? —

—Eso parece—Dijo Benjamín—Al parecer, una de las parejas dio con un integrante que no sabemos si está relacionado, lo capturaron cuando intentó fugarse de apuñalar a una persona, dijo no saber nada—

—Si logramos destapar esa olla será un gran movimiento, pero primero debemos rescatar a la princesita en apuros—Atajó Saraí. Puso una foto de ella en el monitor, proveniente de un informe escolar: Misa, visiblemente mayor que su hermana, con un uniforme de alguna escuela secundaria. Pelo castaño y corto sujetado con una pinza en forma de moño, con tez un poco más bronceada, ojos negros e inocentes con una expresión que aparentaba normalidad—No sabemos su precio, pero lo sabremos cuando encontremos su ubicación—

—Con la ubicación de la casa del director, deberíamos hacer un reconocimiento por la zona circundante, quizá hallemos algo entre callejones o calles pequeñas—

—¿No viste nada en el sitio donde sacasteis a esa chica que os enviemos ese día…? —Preguntó Saraí a Taelia, quien cayó en cuenta—Quizá puedas empezar por ahí—

—Desde luego, eso es un buen punto—Miraba el monitor—Y luego de tenerla con nosotros… ¿tenemos que convencer al director? —

—Eso es lo que planeamos, con pruebas fotográficas será más sencillo incriminarlo—Taelia miraba las pruebas con una extraña cara, parecía sin ganas, Saraí lo notó—

Tras discutir un rato, salieron de aquel edificio y estaban de camino al centro, ya que debía ir con Taelia por un tema que el hombre desconocía, quizá alguna prueba que querían hacer con ella. En el trayecto, que costó mucho menos de lo esperado por el tráfico, la adolescente parecía bastante distante, el hombre conversaba con ella sobre sus vivencias y ella prestaba atención, pero comparado a la noche donde era una persona normal, ahora estaba bastante apagada, lo notó, estaba claro, pero conociendo el cómo era ella, no se atrevía mucho a preguntar, aun así, hizo el intento.

—¿Ocurre algo? —Preguntó, mirándole de reojo, ella estaba mirando por la ventana con una expresión de enfado—

—Es solo una pesadilla—Respondió en voz baja sin mirarle. No iba a insistir, sabía que el psicólogo estaba tratando con ella algunos problemas relacionados con respuestas sobredimensionadas a algunas situaciones, la más peligrosa de ellas, y ligada directamente a un trauma, cuando se quedaba inmóvil por culpa de algún objeto; la ansiedad no tardaba nada en aparecer y en cadena, una agresiva respuesta fisiológica que era, a todos los efectos, un peligro, por esa razón tenían expresamente prohibido esposarla o encadenarla, ya que podía romper sus ataduras con facilidad y agredirlos sin miramientos—

Llegaron al centro de desarrollo al cabo de un par de horas. Taelia fue directamente con la doctora Sumire, quien le esperaba.

—Veo que no vienes de humor—Respondió mientras miraba algo extraño encerrado en un frasco cristalino—

—Tuve una pesadilla—Respondió con pesadez, abriendo los ojos—Me ha puesto de mal humor, aparte de lo que tengo que hacer hoy—

—Desensibilización sistemática, no sabemos qué tan efectiva es a corto plazo, pero desde luego no está siendo tal—Un método que consta en exponer paulatinamente al usuario a uno de sus miedos, desde el mínimo al máximo exponente, acostumbrando así al mismo para reducir la respuesta agresiva al mismo, pero los resultados no estaban siendo satisfactorios, ya que si no lograba romper sus ataduras se hacía daño en sus muñecas, lo que aumentaba su rabia—Quizá debas comenzar por olvidarte de ello—Se acercó a ella, tomando con suavidad la chapa del collar rojo que llevaba—

—Si fuese tan sencillo no estaría aquí en primer lugar—Se levantó de la silla de manera agresiva, girándose—¿Podemos acabar con esto?, me pondré de peor humor cuanto más lo piense—

Salieron del despacho y llegaron a una sala amueblada especialmente para la ocasión: Amplia, con varias estanterías y dividida en dos, con un vidrio de seguridad de un lado y una mesa central con varios tipos de amarres; el experimento era simplemente que se acostumbrara a la sensación de estar acorralada o de estar inmovilizada, sabían el motivo del trauma, pero iba a ser un larguísimo camino hasta que todos sus esfuerzos fuesen efectivos de verdad.

Entraron al otro lado del cristal, Taelia dejándose llevar por un soldado, el psicólogo y una serie de doctores que habían colocado sensores en todo su cuerpo. Hablaban entre ellos, pero no lograba entender bien su conversación hasta que se dirigieron a ella.

—Intenta mantener la compostura diez minutos—Dijo el psicólogo, enseñándole unas esposas de metal. Le llevaron las manos a la espalda y la esposaron, indicándole arrodillarse. Se retiraron hacia el otro lado para estar seguros. Diez minutos era mucho tiempo, lo máximo solía ser un minuto, desde luego, era más que solo eso—Tiempo—El tiempo corría y Taelia simplemente cerró los ojos, concentrando su respiración—

—Parece que lo lleva bien—Dijo el psicólogo, mirando los datos de los sensores en tiempo real junto a un grupo de expertos—

—Si mi suposición es cierta, responderá de manera agresiva a ciertos estímulos, un sonido puede ser un buen ejemplo—Sacó de una caja de plástico una serie de objetos, el primero un cinturón atado—Iré yo—Ninguno pareció oponerse, entró con bastante silencio, la adolescente parecía no haber notado aquello. Pasó cerca de un minuto hasta que Sumire levantó el cinturón y lo desabrochó, dejando sonar el mismo sonido metálico de las hebillas, la respuesta de Taelia fue algo que los sorprendió a todos, pues no mostraba ningún signo de ansiedad ni molestia, pero al escuchar el cinturón su cuerpo reaccionó de manera agresiva, abrió sus ojos que brillaban con un rojo escarlata bastante notorio, rompiendo las esposas con una fuerza sobrehumana, dejándose caer sobre sus brazos al ver que era la doctora. Jadeaba con fuerza, se notaba que estaba luchando contra ella misma para no caerle encima—El sonido metálico te poner alerta al instante—Le dijo, tirando el cinturón al interior de la sala—

—¡Os odio! —Gritó con fuerza mientras jadeaba, sosteniéndose la cabeza. La doctora miró a sus compañeros quienes parecían asombrados con los datos obtenidos—

—Nosotros también—Le dijo en forma de broma, acercándose, ayudándole a ponerse de pie—Aún tenemos que obtener unos datos más, ¿podrás aguantar? —Tras unos segundos de no respuesta, asintió. La doctora sacó una venda del bolsillo de su bata—Estaré tras de ti, así que intenta concentrarte en tu respiración—A la par de quedarse inmovilizada, estaba el quedarse a ciegas de manera artificial, lo peor era que le taparan los ojos. Toda esta información no la habían recabado haciendo este tipo de cosas precisamente, venían de la única persona que había hablado con ella de sus miedos; Pavel—Vamos a empezar—Se puso tras ella, tapándole los ojos con una venda negra, tras hacerlo, simplemente le tomó de los antebrazos—

Se concentraba en su respiración, intentaba calmarse y parecía que lo estaba logrando, el sentir a una persona de confianza era un condicionante que para ella funcionaba. Pasó un par de minutos hasta que escuchó un sonido grave, repetitivo y zumbante, tensó los brazos al escucharlo cerca, por lo que la doctora los agarró con firmeza, pero podía notar la tensión en su cuerpo. Sonidos, el principal exponente que estaban probando y recabando una gran serie de información, sin embargo, el más importante vino al final, cuando el valiente soldado le acercó suavemente un objeto gomoso y caliente, llegando a tocarle los labios; La respuesta sobresaltó a los presentes pues reaccionó con una expresión facial y un grito ahogado que la doctora logró detectar al instante, pero no se movió de su sitio, viéndole de reojo como el soldado se alejaba.

—Ya vale…—Escuchó en un susurro de voz rota. Sostenía sus manos con firmeza, sabía que la fuerza de Taelia sería suficiente para someterlos a todos en poco tiempo, incluso con el uso de tranquilizantes—Por favor…—

—Se acabó, creo que ya tenemos datos suficientes—Dijo en voz alta la doctora, escuchando un sonido afirmativo general—Estoy detrás tuyo—Recordó a Taelia, quitándole la venda—Lo mejor será que te relajes, volvamos a tu habitación—La adolescente no respondió, simplemente tenía las manos en su rostro, secándose las lágrimas al tiempo que sollozaba—

Nadie preguntó ni nadie se cuestionó nada, solamente vieron a la doctora salir rápidamente con la adolescente hacia los dormitorios, llegando en poco tiempo al piso correspondiente, encontrándose con una persona que hacía guardia, quien se acercó, era la chica que había perdido a su hermano, tenía una venda en uno de sus brazos y una banda naranja en el otro, le preguntó algo en su idioma que, de tantas veces que lo había escuchado, ya sabía que era.

¿Estás bien? —Preguntó la niña, Taelia negó con la cabeza. Sumire compartió un par de palabras con ella, quien pareció asentir. Entraron ambas a la habitación, cerrando tras sí—

—Duerme si quieres, pero no te hagas daño para desahogarte—Sabía que, aun así, era muy probable que lo hiciera—

—¿¡Por qué tengo que pasar por eso!? —Le preguntó, tirándose a su cama bocabajo—

—Son pruebas para saber cómo proceder, sabes bien que todo lo que hagamos no es para hacerte daño—

—¡Lo parece! —

—Taelia…—No le respondió más—Llámame cuando te sientas mejor—Salió de la habitación. Taelia se acercó a la puerta, bloqueándola con seguro, cerrando las ventanas y cortinas para recostarse en cama. Sentía muchísima rabia, solo pensar lo ocurrido le hacía airarse de una manera repentina, lanzar las almohadas contras las paredes y resoplar ya no era suficiente, pero si hacía un escándalo sería peor. Se acercó al baño, lavándose la cara con agua, no viéndose en el espejo, solamente se lanzó a dormir.

No lograba conciliar bien el sueño, sentía su cuerpo caliente por la rabia contenida, su sangre hervía de tal manera que le hacía enloquecer, no sabía qué hacer para evitarlo ya que no tenía a Pavel cerca que, en esas ocasiones, peleaban entre sí para desahogarse completamente y de paso practicar algunos movimientos de combate cuerpo a cuerpo. Ambos ya se conocían lo suficiente para poder pelear durante un rato prologando y lograr desahogar al otro. No quería hacerle daño a nadie, pero alguien tocaba insistentemente su puerta, pensó que se trataba de la niña, pero una voz masculina hablando japonés le hizo quitarse eso de la cabeza

…Ignoró las llamadas, pero ahora eran golpes a la puerta. Se levantó con un resoplido, quitando el seguro de la puerta al tiempo que la abría, viendo al soldado con un arma en sus manos mientras le decía algo que no entendía.

—¡DÉJAME EN PAZ! —Le gritó con fuerza al tiempo que intentaba cerrar la puerta, pero el soldado se negó. Taelia no iba a permitir ese tipo de irreverencia de parte de un soldado que no era nadie para ella, por lo que se acercó airosa, logrando empujarlo contra la pared al tiempo que doblaba su mano derecha, obligándole a soltar el arma, dejando escuchar un crac de la muñeca del soldado—¿¡POR QUÉ NO ME DEJÁIS EN PAZ!? —Lo levantó del cuello, lanzándolo hacia las escaleras, el soldado intentó levantarse, pero recibió una patada en la cien, por suerte con pies descalzos, pero patada a todos los efectos. Intentaba moverse por su arma, pero Taelia lo golpeaba mientras le gritaba, zarandeándolo como si fuese un muñeco de trapo. Escuchó un bullicio en las escaleras, escuchó la voz de una persona.

—¡Taelia! —La doctora y otros acompañantes estaban en las escaleras mirándole tanto a ella como al soldado que tenía arrodillado en frente suyo, el cual sangraba mientras se sostenía la mano—

—¿Vosotros también? —Se giró hacia ellos, quienes notaron su ira con solo mirarle a los ojos—¿Qué parte de dejarme en paz no habéis entendido? —

—Eso me gustaría saber a mi—Dijo la misma, algo que no entendió Taelia. La adolescente se alejó varios pasos de las escaleras, viendo como varios soldados se acercaban a revisar, al cabo de pocos segundos, uno de ellos se dirigió a la doctora—El soldado tenía la señal incorrecta en el comunicador, por eso no recibió la orden—

—¿De qué estás hablando? —

—Les dijimos que alguien estaría en las habitaciones y que no le molestaran bajo ningún motivo, pero parece que este no se enteró… de alguna extraña manera—Varias personas hablaban con la doctora, parecían referirse a Taelia, quien comenzaba a tener dolor de cabeza de la situación—

—Me da igual, ¡Es su culpa! —Se quejó en casi un grito. La doctora le miraba con parsimonia—¿Puedo volver a mi habitación antes de querer partirle la cara otra vez? —La doctora asintió, hubo un pequeño bullicio tras suyo por la respuesta—

—Yo me encargo de los retractores—

Taelia se encerró otra vez en su habitación, respirando profundo mientras repetía una frase en su cabeza que lentamente le ayudaba a calmarse. Aún escuchaba el ruido de lo ocurrido, pero tras un corto rato pareció que ya no escuchaba nada. Había logrado calmarse, pero aún tenía rabia contenida, posiblemente se quedaría con ella durante un buen rato hasta que lograse desahogarla con algo o alguien. Escuchaba pasos de alguien ir de un lado a otro constantemente, pero sabía que se trataba de la niña.

Tú, idiota—Escuchó en una voz que, desde luego, no hablaba en el idioma natal. Se levantó de golpe, acercándose hasta la puerta, abriéndola en tiempo récord, viendo a su compañero con las manos en los bolsillos mientras le miraba con una media sonrisa—¿Sigues causando problemas? —

—¡Pavel! —Se lanzó a abrazarlo, enviando a ambos contra la pared, ella hundiendo su rostro en el pecho de él—Gracias…—De todas las personas, la única que podía intentar quitarle el mal día que estaba teniendo estaba justo en frente suya, ya que las otras dos que tenían esa posibilidad estaban demasiado lejos—

—Entremos, aquí le estamos dando un espectáculo—Taelia se fijó en las escaleras, donde estaba la niña, husmeando—

Entraron a la habitación, bloqueándola. Pavel se recostó en la cama, viendo como ella le imitaba, recostándose en su pecho. Aunque tenían mucho que hablar, realmente se había dado cuenta que ella solo quería estar así, por lo que le abrazó como pudo mientras le acariciaba la cabeza.

—Hoy… estaba siendo un día horrible, de principio a fin—Susurró Taelia, su voz estaba quebrada—¡No quiero estar aquí! —Tenía su rostro escondido en el pecho de su compañero, sollozaba—

—La noche será otra historia—Sabía que lo mejor era no decir nada—

Se quedaron así durante un rato, Taelia pareció dormirse mientras Pavel miraba al techo buscando alguna respuesta a alguna de sus preguntas, pero no obtenía nada del absoluto silencio.


Aelita entraba en la disquera, tenía una sesión hoy con su mánager para hablar del primer disco que estaba a nada de poder presentarse, estaban discutiendo cosas como la portada y el nombre, pero antes de poder seguir con ese hilo de pensamientos, una persona le atajó a mitad de un pasillo, parecía ser de la recepción.

—Alguien vino a buscarte—Soltó sin más—

—¿Qué?, ¿Cómo era? —

—Traje negro y formal, alto, lentes negros… hombre de negocios imagino, no sabíamos que quería—

—… ¿Puedes decirme cuándo vino? —

—Hace una hora—

—Gracias—Entró al despacho donde le esperaba su mánager—

—¿Por qué esa cara? —No era mala, solamente se estaba preguntando que querían de ella los hombres de negro. No perdió tiempo, enviando un SMS a la IA con un texto simple, "Hombres de negro" —

—Ah nada, solamente que algo me llamó la atención—

Se sentaron a discutir sobre la portada junto con un grupo de fotógrafos y un artista digital, las portadas eran muy prometedoras, discutían desde un simple fondo azul con un título o una imagen un poco más llamativa, la pelirrosa parecía decantarse por lo primero. En medio de la acalorada discusión, alguien interrumpió.

—Estamos en algo importante—Avisó la mánager, levantándose de su asiento. Aelita se giró, era la IA—

—¿Cuándo fue? —Preguntó la IA a la pelirrosa directamente, ignorando a Sophie—

—Hará ya una hora—Respondió Aelita—No me dijo más, preguntó por mi—

—Llámame antes de salir, vendré por ti—Aelita asintió. La IA se retiró, los presentes se quedaron mirándose entre sí—

—Lo siento, era por algo por lo que me comentó la de recepción, una persona rara preguntó por mí y ya sabes, la paranoia—Dijo a Sophie, quien asintió—También siento su interrupción—

—Se debe llamar antes de entrar—Se quejó uno de los fotógrafos—Sigamos—

Tras debatir con expertos, terminaron en la decisión final de usar una foto editada de Aelita con unos auriculares en sus oídos estando de perfil. No era del completo agrado de Aelita, pero parecía que su mánager estaba contenta con el resultado, así que le daría la razón a ella. Salió con tranquilidad de aquella reunión, a pesar de tener aún cosas que discutir con más personas, le dejó el trabajo a la persona indicada y entró en el estudio de grabación, esperándose a algún técnico, solamente se encontró a la IA curioseando el PC de la mesa de mezclas.

—¿Quieres convertir en zombis a toda la humanidad con una canción por segunda vez? —Le preguntó, la IA se giró mientras sonreía por lo bajo—

—De ser así, lo hubiera hecho ya—

—¿Qué haces aquí? —

—Estaba mirando, nada más—Se acercó a Aelita—No hay nada en las cercanías, busqué bastante, pero hay demasiada gente fuera así que no lograré verlos si logran escabullirse—

—Intentemos mantener esto en secreto, no quiero preocupar a nadie—La IA asintió—

—Buena chica—Se alejó unos pasos hasta la puerta—Yo intentaré curiosear por las cercanías, avísame cuando salgas—La pelirrosa asintió, viendo como la IA salía por la puerta con rapidez. Revisó el portátil, dándose cuenta de que no había dejado rastro de lo que había hecho, salvo por aquel archivo de audio que había creado esa vez, aún no sabía bien para qué servía, pero seguía ahí, aunque había otra copia en algún otro lugar secreto de la IA—

Comenzó a revisar todos los audios que tenía de proyectos anteriores que estaban sin terminar, escuchando uno por uno, intentando obtener algo de inspiración de algún sitio.

Pasó cerca de dos horas hasta que no pudo más, iba a irse ya que había avanzado algo, pero parecía haberse quedado en alguna especie de bucle con varias canciones y ya no lograba avanzar. Salió del estudio, cruzándose con varias personas por el camino que le saludaron. Siguió hasta cruzar la puerta principal, enviando un SMS a la IA, quien respondió de inmediato, por lo que salió por la puerta principal, notando un electrizante ambiente. Por un momento se pensó que era la IA jugando a algo, pero al ver que estaba mirando a un sitio específico, se quitó esa idea de la cabeza. Se acercó a ella.

—Qué ocurre? —

—Alguien jugando con el ambiente—Había un nubarrón encima de la ciudad en ese momento—Nada de qué preocuparse todavía, puede ser cosa mía sin darme cuenta—

Volvieron a casa, llegando al mismo tiempo que Anthea.


Taelia despertó al cabo de un rato, había descansado bien. Abrió los ojos y se encontró a Pavel, con un brazo cruzando sus ojos. Se acercó rápidamente a su boca, dándole un beso prolongado, poniéndose de pie al ver que se despertaba.

—Que buena siesta—Dijo el eslavo al verle—¿Y tú? —Taelia asintió también—

—Estoy mejor—Se lavaron la cara y se estiraron, viendo que ya era de noche afuera—Aún no es hora de irse—

—¿Aún quieres romperle la cara a alguien? —

—Si, pero puedo desahogarme esta noche con el primer imbécil al que pueda legalmente partirle la cara—

—¿Quieres tirar una moneda? —

—…Vale, te lo compro—Sacaron una moneda—Cara, me espero, cruz… lo que tú quieras—Pavel lanzó la moneda al aire—Cruz—Chasqueó la lengua, girándose hacia Pavel—¿Qué tienes en mente? —

—No es lo que estás pensando, vamos al pabellón—Recogieron sus cosas, bajando rápidamente por el lugar hasta entrar al lugar que Pavel había indicado, sabían que había una sala de gimnasio que se usaba para algunas pruebas, pero al asomarse a la misma, solo encontraron un par de personas en una de las máquinas con un niño. Entraron al gimnasio, buscando algunas cosas—Aquí están—Equipamiento para practicar, Pavel tomó un par de guantes de goma, mientras Taelia solamente una venda para las manos. Salieron a la parte abierta del pabellón, que aún seguía dividida en varias pistas, ocupando una que no estuviese cerca de otras personas, pues estaba algo concurrido—Nada de golpes en la cara—

—No lo haré—Tomó aire mientras terminaba de vendar sus nudillos—

—Concéntrate, así que recuerda el por qué estabas molesta antes—Taelia cerró los ojos mientras rememoraba la escena en su mente con cada palabra, cada sentimiento y cada detalle. Su sangre hervía poco a poco como una olla a presión. Levantó la mirada, viendo que su compañero estaba ya en posición. Lanzó un puñetazo directamente al guante, viendo como Pavel movía sus manos en dirección a sus puños, poco a poco fue más directo a su cuerpo, obligándole a moverse para evitar que pudiese golpearlo directamente, obstaculizando sus golpes con los guantes de goma, poco a poco la dureza de los puñetazos fue subiendo, eran más ásperos y el eslavo comenzaba a sentirlo en sus brazos, con cada golpe su cuerpo se tensaba ya que su fuerza era bastante más notable que al principio, llegando a moverle de su sitio en varias ocasiones, pero estaba acostumbrado, pues poco a poco sus golpes eran más rápidos y más directos, sin mencionar su dureza. No decían una sola palabra, pues ambos estaban concentrados en los movimientos del otro—¡Piensa rápido! —Pasó brevemente al ataque, tomando por sorpresa a Taelia con un puñetazo raso que casi le golpeó en el vientre, respondiendo ella con una patada alta que le golpeó en el hombro—Bien, vamos a parar un segundo—Ambos jadeaban, habían pasado un buen rato sin parar y al parecer los presentes en el pabellón se habían quedado de espectadores, incluidos algunos adultos que estaban supervisando las diferentes actividades que estaban realizando—

—Te vuelves mejor, vejestorio—Le dijo en tono burlón—

—Lo dice la momia—Golpeó sus brazos contra su pecho un par de veces—Ahora vamos con los pies, patadas altas, nada de cosas rasantes—Taelia asintió. Tras un breve calentamiento, comenzó a golpear de manera pasante al eslavo, quien paraba las patadas con sus guantes. No podía decirlo a ciencia cierta, pero la fuerza con sus pies era ligeramente superior que la de sus brazos, no sabía bien que rutina de ejercicio llevaba, pero no parecía ser algo enfocado a sus brazos—

Pasaron largo rato practicando, en verdad no sabían quienes estaban presentes, pues agradecieron que nadie les molestase. Acabaron de luchar cuando Taelia ya no podía más, estaba sudando bastante y jadeando como podía, con sus ojos brillando luego de esa sesión de adrenalina.

—Buen trabajo, enana—Se quitó los guantes, viendo las palmas de sus manos—Necesito algo frío—

—No sabes lo bien que sienta esto—Respondió la adolescente, quitándose las vendas. Alguien se acercó tras ellos—

—Podríais haber avisado—Respondió una voz perezosa, la doctora—¿Estás mejor? —Preguntó a Taelia, quien asintió—

—Fue algo repentino, pero nos vino bien para despejarnos un poco—Dijo el eslavo—

—Uno de los cuidadores nos avisó que dos se habían puesto a luchar, así que tenía que venir a verlo por mí misma—Había unas cuentas personas con traje tomando muestras y recogiendo lo que habían usado—Lo limpiaremos nosotros, a la próxima me gustaría grabaros para estudiar unas cuantas cosas, pero esto será más adelante—Ambos asintieron mientras chocaban sus puños—Ducharos e iros a cambiar, luego venid a buscarme—

Salieron del pabellón, caminando por el recinto hasta volver a sus habitaciones, recogiendo sus cosas para volver a salir, de camino a las duchas.

—Tenemos que hacer eso otro día—Dijo Taelia, con sus cosas en los brazos, caminando por el pasillo junto con Pavel. Aún no había ni un alma en el edificio—

—Siempre que nos dejen, estaría divertido—Pasaron por las duchas de las chicas, el de los hombres estaba al otro lado del pasillo—Luego nos vemos—Antes de poder marchar, Taelia tomó su brazo—¿De verdad? —

—No hay nadie, venga—Lo arrastró dentro de las duchas. Para su buena y coincidente fortuna, estaban separadas bastante bien por cubículos de concreto que no dejaban ver nada del exterior, eran más amplias de lo que se cabría esperar y tenían un pequeño armario antes de entrar para dejar sus cosas. Eso hicieron tras desvestirse y asegurarse de que no había nadie—

—Te gusta el peligro, enana—

—Es divertido desafiar las leyes de vez en cuando—Entraron al cubículo, cerrando la puerta de este con ambos dentro—Este país es extraño, ¿Por qué los armarios? —

—Quizás es cosa de su cultura—Abrió la llave, dejando correr el agua caliente. Sentía la misma mojar su piel poco a poco, esperándolo, sintió como unas manos le acariciaban los hombros y lentamente bajaban por su espalda—

—Se te nota más relajada—Taelia se giró hacia él—¿Crees que alguien se dará cuenta? —

—Espero que no—Le robó un beso que rápidamente fue uno deseado—Solamente no hagamos ruido—

Un buen rato después, salían de las habitaciones ya vestidos y con sus cosas.

—Se os olvida que tenemos cámaras de seguridad—Les dijo la doctora en uno de los consultorios, estaban junto con un grupo de personas—

—Me alegro por vosotros—Atajó Taelia, con las manos en sus bolsillos y una sonrisa en su rostro, Pavel negó con la cabeza mientras se reía—

—Recuerda que si te quedas embarazada será mejor para nosotros—Le dijo otra persona, uno de los cercanos a la doctora—

—Hemos tenido cuidado esta vez—Sacó de su bolsillo algo envuelto en papel higiénico, la doctora lo recibió, guardándolo—

—Una pena—Dijo el hombre, tanto Pavel como él se echaron a reír—

—Seré breve, tened cuidado fuera, hasta donde sabemos, agentes de Gaia pueden estar buscando a Taelia para hablar con ella, alguien de inteligencia le dijo que tuviera cuidado con el centro de la ciudad—Soltó la doctora tras revisar sus papeles—Es poco probable que ocurra algo, pero recuerda que las posibilidades nunca son cero—Taelia asintió—Pavel, ten cuidado con la mafia rusa, ya te contarán que vais a hacer, solamente no deis un disparo a no ser que sea necesario—El eslavo asintió—Vosotros vais de compras, ¿No? —Preguntó a la adolescente, quien asintió—

—No sabemos bien cómo o donde, pero eso parece—Se estiró—Tratar con la Yakuza otra vez, que horror—

—Esto está siendo más sencillo de lo que pensaba—Secundó Pavel—

—Porque las tareas complicadas van y vienen, sin ir más lejos, Luciana y su promotora lograron hacer que un político entregara a un grupo criminal entero que se dedicaba a las drogas, no solo eso, logró hacer que matara a todos sus guardaespaldas, al parecer la mente maestra fue Luciana—Dijo un soldado que estaba presente—

—Tina está en Tokio, lo último que supimos fue que logró asestar un disparo a alguien a más de un kilómetro y medio de distancia, es una asesina impresionante—Secundó la doctora—

—Por algo Edge tardó tanto en atraparla, le venía pisando los talones y ni sabía dónde—Aseguró Taelia, recordando todo lo ocurrido—

—Y la mente maestra, tu hermana—Siguió la doctora—¿Ella está bien? —

—Hablaré luego con ella, al parecer están todos bien de momento—

—No me quiero imaginar lo que puede pasar si Gaia le pone una mano encima…—Dejó un portapapeles a un lado—

—Espero que dentro de esa organización haya alguien con cabeza, porque si le ponen una mano encima a Aelita… estoy segura de que Edge irá por su aprendiz—

—Una toma de rehenes—

—Desde luego que eso sería el peor escenario para todos—Siguió la doctora—

Tras discutir un rato, salieron del subterráneo en dirección al estacionamiento, donde se encontraron con sus respectivos promotores.

—¿Tardamos mucho? —Preguntó la adolescente, tomada de la mano con Pavel—

—Lo justo, es momento de irnos—Secundó Benjamín—¿Dónde iréis vosotros? —Preguntó a su compañero—

—Tenemos que asegurarnos que unos ciber-malotes no estén dando por culo, son rusos, para variar—Abrió la puerta de su coche—Así que será una negociación pacífica—

—¿Pacífica con una pistola en la cabeza? —

—Veo que entiendes por dónde voy—Chocó sus puños con los de él—Si os aburrís podemos comer algo por ahí—

Cada uno se montó en su respectivo transporte, saliendo de las instalaciones.

Era de noche y aún con la hora que era había bastante tráfico en la autopista que los llevaría a la zona que iban a patrullar.

—¿Qué tenemos para hoy? —Preguntó Taelia, revisando el contenido de su mochila—

—Ir de compras a la Yakuza y luego… si salimos con vida, quizá apoyar a alguna pareja en algo peligroso—Conducía con una tranquilidad envidiable—¿Estás mejor? —

—Pasar tiempo con Pavel me pone de buen humor—Respondió, sonriendo de medio lado—

—Es un buen muchacho, como todos vosotros—Tarareaba una canción—La única cosa que veo negativa es que sois muy poco amigables al principio, pero eso es un rasgo que compartís entre todos—

—Bueno, tiene bastante sentido, ¿o no? —Benjamín asintió—

—De los que menos sufrieron aquí estaban en fase terminal de alguna enfermedad, luego están los que sus padres abandonaron o vendieron y por último los que rescataron de alguna mafia y no encontraron a sus padres, tienes de todo un poco—

—Casi para escoger—

Al cabo de una hora aparcaron en una zona segura de la ciudad, acercándose a las cercanías del hotel donde Taelia tuvo que sacar a la chica aquella.

—¿Deberíamos avisar a esas personas? —Preguntó Taelia, Benjamín dudó—

—Según dijeron, la Yakuza no quería nada que ver con ellos, ni los quería cerca… así que deberíamos avisarles cuando hayamos salido de aquí—

—Ellos tienen el dinero—

—Yo pensaba armar un alboroto—

—Llámalos ahora—Benjamín se echó a reír, sacando su teléfono. Taelia no perdía detalle de las cercanías del hotel. Mientras hablaba con ellos, Taelia notó algo extraño en la entrada principal del hotel—¿Por qué hay tanta gente sospechosa de la nada? —Benjamín le miró con una ceja alzada, al tiempo que colgaba—

—¿Ocurrió algo? —Ella asintió—

—Llegaron un par de coches hace unos minutos y al bajarse un hombre, la entrada se llenó de lo que parece ser agentes secretos—El soldado echó un vistazo, notando la comitiva que estaba postrada en los alrededores—

—Ellos vendrán en unos minutos, ¿Qué quieres hacer? —Taelia no dejaba de mirar a aquellos hombres—¿Deberíamos comprobar si son peligrosos? —

—Lo serán, pueden ser de algún político o alguien especial… o de Guardián—

—Espero que lo primero, no quiero estar en medio de una discusión de la que no tenemos nada que ver—

—Quizá deberías ir tú con el maestro, sois adultos, a fin de cuentas, no creo que un par de niñas tengan algo que hacer ahí dentro—

Luego de dialogar sus opciones, llegaron los solicitantes de ayuda, estaban nerviosos.

—No tenemos una ubicación fija, pero puede estar en uno de los moteles de la cercanía, desde nuestras oficinas han comprobado que todas las de aquí pertenecen a la mafia, así que necesitaremos saber si es verdad o no—

—Tenemos la información necesaria para ubicarla, pero solamente necesitaremos una foto—Taelia sacó una de su mochila, era de un tamaño de media página de la chica de frente—Será mejor que los dos adultos se encarguen adentro, nosotras nos quedaremos fuera—

—¿De verdad tengo que entrar? —Se cuestionó el maestro—

—Usted es un adulto, no debería tener problema tratando con esto—Asintió el soldado, dándole una palmadita en la espalda—

—No me gustaría tratar con la mafia…—

—Tampoco deberías ir armado—Dijo Taelia al soldado, quien asintió, sacando el arma con sigilo, entregándola. Taelia la guardó en su mochila—

No discutieron mucho, vieron como el soldado junto con el profesor se acercaron al hotel, llevando consigo la mochila que contenía el dinero y la foto de la chica. La niña y Taelia se quedaron en un quiosco de la cercanía, aún abierto pese a la hora de la noche. Estaban aprovechando la oscuridad que les proporcionaba el sitio, los guardias parecían no haberlas visto.

—¿Por qué estás con él? —Preguntó Rika, mirando a Taelia, quien estaba sentada encima de un banco—No parecéis familia—

—No somos familia, somos compañeros, es un pequeño proyecto que estamos haciendo—Le dijo—

—Ya veo—La niña miraba a Taelia con detenimiento, un semblante serio y a la vez relajado, pero siempre en guardia. Un físico que era curioso y una mirada que desprendía un extraño odio irreconocible—

—¿Por qué no estás con tus padres? —Preguntó Taelia a la niña, quien suspiró, volteando a la entrada del hotel—

—Mis padres eran unos abusadores con nosotras, al principio pensamos que mamá haría algo, pero resultó que los dos eran iguales y me las arreglé para arrastrar a mi hermana conmigo para sacarla de ahí, el resto imagino que ya te lo sabes—Taelia asintió—¿Y tú? —

—Al principio me dieron en adopción cuando era muy pequeña por temas personales de mi madre, pasé muchos años hasta hace unos meses sin conocerla, cuando por fin me pude reencontrar con ella, todo gracias a que mi hermana me salvó—Suspiró con fuerza—A veces me intento olvidar de lo que pasé, pero es complicado cuando tu cuerpo te lo recuerda—Mostró sutilmente la cicatriz debajo de su falda, entre su pelvis y su abdomen—

—"FS" —Leyó la niña—¿Una marca? —Taelia asintió—

—Para que recordara que era propiedad de ellos… —

—Debió ser horrible para ti pasar todo eso, pero mírate aquí—Taelia sonrió—

—Pasar de no tener nada a tener algo es acogedor, por eso acepté ayudaros, porque sé por lo que debe estar pasando—

—No podría soportar perder a mi hermana mayor, aunque luego yo sea tal—Taelia no pudo evitar reírse de aquello, lo que llamó la atención de Rika—

—En mi casa me pasa lo mismo, mi hermana es mayor que yo, pero yo hago el papel de hermana mayor porque ella aún es muy inocente… tampoco soportaría que algo le ocurriese, por eso intentamos protegerla—

Hubo un momento de silencio donde Rika parecía procesar la información que Taelia le transmitía. Al final del día no parecían ser demasiado diferentes en cuanto a su forma de actuar, pero se notaba la diferencia de actitud pues Taelia era muy agresiva y la niña era más cauta e inteligente. La fuerza puede con la maña, se decía Taelia. Tras un rato, salieron ambos adultos, con las manos vacías, acercándose al callejón donde antes se encontraban con las niñas, quienes les seguían de cerca.

—¿Estaba ahí? —Preguntó Taelia de primeras, el soldado negó—

—Pero nos dieron información de donde se encontraba, es un motel a unas calles de aquí, nos han dicho que debe estar ahí ahora, así que debemos darnos prisa antes que la muevan de lugar—Asintió Benjamín, quien recibió su arma de vuelta—

—Entonces pongámonos en marcha—

Caminaron por las atestadas calles del centro del área de Tokio, notándose el nerviosismo en los dos solicitantes, no se esperaban llegar tan lejos en ese momento y, sin embargo, estaban a una calle de distancia del motel indicado.

—¿Algún cambio de plan? —Preguntó al soldado—

—Mejor será que entremos todos, si somos más será más difícil convencer a los poseedores, pero… nos será más fácil defendernos—Los otros dos estaban muy nerviosos—¿Preparados? —Todos asintieron. Caminaron con tranquilidad, dejando al soldado como líder mientras Taelia se mantenía atrás de todos. Entraron al motel.

Y ahí se encontraban minutos después, Rika sentada en un sofá enfrente del jefe de la Yakuza del sector mientras sus compañeros estaban atrás suyo haciendo guardia. Discutían entre ellos y Taelia no se enteraba de nada. Solamente estaba alerta a cualquier movimiento. Un momento muerto donde el jefe ordenó a sus hombres traer algo, Taelia hizo un ademán a su promotor.

—¿Y bien? —Preguntó en un susurro—

—Vamos por buen camino, pero están agresivos—Respondió sin quitarle un ojo de encima al jefe—Nos han preguntado sobre el tipo que entró en el otro hotel—Taelia solamente asintió. Siguieron hablando durante un segundo hasta que en la sala volvieron los hombres que habían salido, trayendo consigo a una chica adolescente, la misma que había visto en una fotografía ese mismo día. La tensión se hizo notar al instante, todos estaban alerta y era bastante obvio el por qué. Intercambiaron miradas entre todos. Ambas hermanas estaban deseosas de lanzarse una sobre la otra en un abrazo, pero había algo que aclarar. Dinero entregado y la mercancía había sido intercambiada, no hubo preguntas sobre la procedencia de este, ya que ellos no tenían la jurisdicción para cuestionar aquello—

Salieron del hotel en absoluto silencio, dejando a los tres civiles ir delante. Al cruzar la esquina en la oscuridad de la noche, ambas hermanas se fundieron en un abrazo mientras lloraban.

Parecían haberse quitado un gran peso de encima, aun cuando la tarea no estaba del todo completada. Taelia estaba mirando al infinito cuando sintió su móvil vibrar, lo sacó de su mochila y contestó, no reconocía el número.

—¿Sí? —

Os necesito en las cercanías de la estación de Tokio, un promotor ha comunicado que su iniciadora se salió de control y escapó en el interior de las instalaciones, sospecha de su índica de corrosión, Benjamín tiene las coordenadas—Era la voz de Saraí, se le notaba agitada—

—De inmediato—Colgó la llamada, acercándose al soldado, quien miraba su teléfono con insistencia—¿Lo leíste? —El hombre asintió—Tenemos que irnos ya—Los tres a quienes acompañaban los miraron—

—Disfrutad y celebrad como es debido, el deber nos llama—

Con esa frase digna de una película de superhéroes, se desentendieron del asunto.

Una hora desde su ubicación en la prefectura de Saitama hasta el centro del área de Tokio, al llegar, el área estaba cerrada por militares.

—Si que es en serio—Asintió el hombre, viendo lo que les esperaba—

—¿Soldados? —Se acercaron a los mismos, quienes les cortaron el paso como era de esperar. Benjamín les explicó la situación, dejándoles pasar. Subieron por una serie de escaleras hasta dar con la entrada principal, estaba vacía por la salvedad de dos parejas—¡Pavel!, ¡Luciana! —Los dos indicados se giraron, saludando—

—Así que sois los que faltaban, vaya lentos—Bromeó la pelinegra, abrazando a Taelia al pasar la puerta—Tenemos cosas que hacer—

—¿Qué tenemos? —Preguntó finalmente la promotora de Luciana—

—Según nos comentó Saraí, un promotor informó que su iniciadora se volvió loca, comenzó a actuar extraño de manera repentina cuando estaban esperando a alguien importante en una de las zonas céntricas de esta estación, pareció entrar en fase de éxtasis y salió corriendo, agrediendo a gente por el camino—Secundó el promotor eslavo, leyendo algo en su móvil—La zona se acordonó de inmediato, pero no han dado con ella aún, están todos evacuados—

—Este sitio es como un laberinto de muchos pisos, ¿cómo esperan que la encontremos? —Preguntó Pavel, cruzado de brazos, apoyado en una pared—

—Eso mismo pienso yo, apenas somos seis parejas, la otra mitad de las parejas estaban demasiado lejos—

—Nosotros venimos de Saitama, estábamos lejos—Secundó Benjamín—En todo caso… Pavel tiene razón con que esto es un laberinto, tenemos varios pisos para inspeccionar sin contar el sector comercial—Miraban una serie de mapas que había en la entrada de la estación—

—Podemos dividirnos en tres, aquí estamos en la zona sur, tenemos más zona comercial que inspeccionar—Siguió Luciana, mirando el mapa—Nosotras iremos arriba—

—Nosotros abajo—Secundó Pavel—

—De acuerdo, oídos y ojos abiertos, puede que su índice de corrosión superase la barrera, así que, a la mínima de peligro, avisad por teléfono—Todos asintieron—

Separaron sus caminos, sabían de las otras tres parejas, pero desconocían su ubicación. En el segundo piso de una zona de pasillos con paradas de tren, separaban sus caminos por las zonas aledañas, buscando en silencio un rastro de la iniciadora. Caminaban con sigilo por los ahora silenciosos pasillos de la estación principal.

—Nada—Dijeron ambos tras media hora de búsqueda por la gigantesca estación y sus proximidades. Sonó el teléfono de Ben—

Zona central, primer piso, hay gente que no es nuestra y parece que están con ella—La voz de la promotora de Luciana.

Corrieron como un relámpago por los pasillos, llegando hasta una zona céntrica de la misma estación. En la zona del centro, al lado de una fuente artificial, estaba una niña arrodillada en el suelo, en compañía de personas de traje… salvo una, que vestía con ropas tradicionales.

Se escondieron en los pilares del mismo piso, pero apenas lograban escuchar algo. Taelia se asomó, viendo que la persona de traje tradicional ya la había visto antes en una ocasión anterior. Salió de su escondite a una velocidad admirable, pero nadie logró pararle. Corrió por el pasillo hasta dar con los hombres, lanzando un puntapié hacia su oponente, quien respondió con un manotazo, bloqueando el mismo ataque, alejándose unos pasos, girándose hacia Taelia. La niña, quien parecía tremendamente nerviosa, los miró, reconociendo a Taelia, pero cuando intentó ponerse de pie, no pudo, no tenía fuerza alguna.

—Ah, una de las putas de Bondrewd, sabía que estarías por aquí—Dijo el mismo. Hombre bajito, blanco y rubio, con el pelo peinado hacia atrás, recogido con un gancho. Ropa suelta y tradicional del lugar, que poco cuadraban con su aspecto occidentalizado. Musculado, pero parecía esconder algo bajo su piel—

—¿Lo dice su perrita que iba a cuatro patas detrás? —Siguió su juego—¿Por qué? —No hacía falta más pregunta—

—Una niña como ella dejada sola en medio de un mar de gente, su encargado no sabía que hacer, nunca la encontró y… digamos que tenemos experiencia tratando con vosotros, Taelia—Leyó el hombre en la chapa que llevaba—Su índice de corrosión es alto, supera la barrera cuarenta por ciento, ¿por qué está fuera sin un control preventivo? —

—Esa pregunta no me la deberías hacer a mí, pero te la compro—No perdía la guardia—¿Por qué estás por aquí? —

—Luego de perder mi trabajo por culpa de ese puto demonio, algo tenía que hacer—Los hombres que le acompañaban estaban tras él, cuidando de la niña—Los americanos me trataron bien, ya lo venían haciendo—Con una macabra sonrisa, saltó sobre Taelia, quien lo repelió de una patada, pero al hacer contacto físico con su piel, notó un extraño ruido metálico que le hizo alejarse—

—Un ruido metálico…—No podía ser…—¿Eres de esos bastardos del proyecto NEXT? —

—Que inteligente, te daré una galleta luego—Taelia suspiró—Entonces esa traidora está también por aquí, la rubia del francotirador—

—Quizá lo averigües cuando te explote la cabeza de un disparo—No se iba a abalanzar sobre él, sabía que podía pararle muy fácil, no sabía que tan fuerte sería el hombre, pero si era de ese proyecto, podía ser un grandísimo problema—

—Sabía que esa parafernalia no podía ser cierta—Se remangó la camisa—No querían matarla, querían ahuyentarla de nosotros—

—Bueno, fuisteis vosotros los que le comieron la cabeza, ¿o me equivoco? —La información la sabía gracias a que la IA le había dicho lo resumido en la reunión que abarcó ese tema—Y todo por querer matar a una niña—

—¿La pelirroja?, sí, algunos imbéciles querían matarla solamente porque Edge la protegió, algunos, como yo, no tenemos interés en tener que verle la cara a ese demonio nunca más—Se movió con rapidez hacia Taelia, quien lo había visto venir, aprovechando la cercanía de un banco para propulsar su cuerpo hacia el lado contrario—

—Pues si le haces daño no solamente tendrás a Edge persiguiéndote—Dijo una voz risueña desde el segundo piso, apoyada con ambos brazos en una barandilla, se trataba de Luciana—Siempre fuiste en un engreído—Por cómo le hablaba, ya parecían conocerse—

—Ah, tú, entonces Pavel y el niño ese también deben estar vivos—

—Que elocuente—Dijo el eslavo, apareciendo al lado de Luciana junto con ambos promotores—Nos conocimos una vez en el infierno—

—No tiene sentido pelear con vosotros—Se alejó de Taelia—Esa niña tiene que estar bajo supervisión inmediata, haré llegar estar información a la doctora de alguna manera u otra—Sus hombres estaban tranquilos—Que sepáis que no tenemos nada contra vosotros mientras os mantengáis a un nivel bajo—No bajaban la guardia. Uno de los relojes que llevaban ellos, lo tenía ahora la niña en su muñeca derecha—Es un regalo de nuestra parte, considerar esto como un por favor—Sin decir más, hizo un ademán a sus compañeros, marchándose del lugar con la tranquilidad. Poco a poco, llegaron al primer piso, donde estaban revisando a la niña—

—Tiene razón, su índice es muy alto, tendremos que llevarla de vuelta—Anunció Taelia tras revisarla—Una pena—

—Poco estamos hablando del tipo aquél—Secundó la promotora de Luciana—¿Lo conocéis? —Todos asintieron—

—Era uno de los seguidores de Bondrewd, se encargaba de vigilar el cómo se estaban haciendo las cosas abajo, estaba obsesionado conmigo y… creo que Pavel no se llevaba muy bien con él—Respondió la pelinegra, jugando con sus pies, sentada en un banco—

—Yo lo conocí cuando Bondrewd me compró, pero nunca hablé con él activamente, lo reconocí de inmediato—Siguió la pelirrosa—Supongo que esto ensombrecerá bastante nuestra misión—

—Sí, deberíamos volver a Isumi de inmediato, esto lo tiene que saber todos—

Tras hacer unas cuantas llamadas, lograron salir inadvertidos de la estación de trenes, poniendo camino al centro de desarrollo. Por el camino, Taelia puso al día a Saraí, quien le avisó que seguramente suspenderían alguna actividad durante unos días mientras investigaban más sobre lo ocurrido.

Llegaron, dejaron a la niña en un sitio especializado y se reunieron junto con la doctora y su equipo principal.

—Entonces, ¿Decís que apareció de la nada? —Todos asintieron—

—Cuando llegamos ya estaba ahí, no sabemos cuándo ni cómo llegó—Siguió Taelia—Como dije, era uno de los principales hombres de Bondrewd, así que nos conoce a los cuatro—

—Supongo que lo mejor para vosotros será cambiar de tareas por unos días—

—Solamente nos queda una semana y media aquí antes de volver—Recordó Taelia, recostada en una silla—

—Lo sé, pero el plan no es que estéis aquí sin hacer nada—Secundó la doctora, pensando en voz alta—Hablaremos con Saraí, seguid con los planes que tengáis—Todos asintieron—Damos por finalizadas vuestras jornadas de hoy, descansad—

No pudieron hacer más que volver a las habitaciones en silencio.

Había ya amanecido y si bien había podido dormir poco, les habían llamado para reunirse otra vez en el mismo sitio, para su suerte había noticias.

—Hemos decidido que todos, menos Taelia, vais a continuar con el plan original—Anunció la doctora—

—¿Menos yo? —Preguntó ella, poniéndose de pie—¿Por qué? —

—Saraí lo ve demasiado riesgoso para ti… desconozco sus razones reales, pero ella es la que manda sobre ti ahora mismo—Taelia se sentó otra vez, mirando al suelo—La única orden es no enfrentarse a nadie de organizaciones privadas, tampoco de NEXT, hemos llamado de vuelta a Tina por el incidente de la estación, estará aquí unos días, así que verás algo de actividad militar—Iba dirigido a Taelia—

—No me importa, ahora estaré aquí encerrada otra vez—Suspiró—

La reunión terminó poco después de un chequeo de rutina.

Salió del subterráneo a los pocos minutos, no le apetecía hablar, solamente quería seguir descansando lo que medianamente pudiese, así que entró a su habitación sin apenas hablar con sus compañeros, cerrando las ventanas y oscureciendo lo más posible la habitación.

En la soledad de su habitación, logró dormir lo suficiente. Al abrir los ojos, era aún de día. Se cambió y salió de la habitación, la de sus compañeros estaba cerrada con llave, lo que indicaba que ya no se encontraban ahí. Salió del edificio sin exactamente saber que hacer. Sabía que había clubes que funcionaban por la tarde e iban de diversos campos, desde deporte hasta la creatividad más pura como era el arte. La barrera del idioma era un gran impedimento en ese momento, pues caminando por los pasillos de las aulas de las clases, se encontró con algunas aulas que parecían ser de clubes, apenas se veía dentro, pero no podía saber exactamente de qué era cada uno, y tampoco iba a molestar.

Tras dar una vuelta, se encontró con un cartel puesto en una de las aulas, "Club de arte", rezaba el nombre en inglés debajo de otro en japonés. Escuchaba voces dentro, quería ver que había, pero tras mantener su mano en el pomo, se retiró sin molestar, prefería no meterse en algún problema. Estaba en el segundo piso del edificio, al salir del mismo, se encontró con que uno de los grandes árboles que adornaban la instalación y el tupido bosque circundante llegaba hasta más arriba de las aulas, con algunas sólidas ramificaciones que le podían permitir estar sentada en ellas sin estar en peligro… Observó su alrededor, no viendo mayor presencia humana. Escaló el árbol apoyándose de sus pies, llegando hasta una zona un poco más alta del segundo piso, teniendo toda su vista de la sala del club de arte.

Apenas veo algo—Se dijo a sí misma, intentando ver el caballete de una niña que estaba pintando con acrílico. Estaban todos reunidos en círculo alrededor de un objeto que no lograba ver bien, pero entendía la idea base: Pintar ese objeto en el lienzo.

Imitaba con sus manos el movimiento de la niña, recordaba que ella anteriormente hacía cosas parecidas cuando estudiaba en Suiza, pero ya había pasado tiempo de aquello. Pocos minutos pasaron hasta que, lo que parecía ser el profesor, se apersonó hasta detrás de la niña, hablando con ella. Por alguna razón se giró hacia la ventana, haciendo contacto visual con Taelia por un par de segundos… Aparentemente no pareció gustarle la presencia de la adolescente, pues corrió las cortinas hasta cerrarlas, no dejando ver más que estaba pasando dentro.

Golpeó el árbol una vez y bajó de un salto, cayendo de rodillas en el césped. Echó un último vistazo a la ventana, pero la cortina seguía cerrada. Se marchó de ahí intentando no pensar en lo que había pasado. Estaba a nada de entrar otra vez a los dormitorios, pero sintió vibrar su teléfono, al verlo, un SMS de una persona que quería verla en las plantas inferiores.

Al no tener más que hacer, dio media vuelta y bajó hasta el laboratorio, entrando al despacho de la doctora.

—¿Nunca duermes? —Le dijo, sentándose en una silla que tenía al lado, viendo el escritorio lleno de frascos con… cosas, pues estaban llenos de líquido oscurecido que no le dejaban ver bien su contenido—

—A veces—Respondió, girando un monitor hacia Taelia, mostrando la grabación de una cámara de seguridad—¿Estabas viendo? —Era del momento en el que bajaba del árbol. Taelia asintió—

—Solamente tenía curiosidad… en el pasado hacía algo similar, pero desde eso ha pasado ya tiempo—Se dejó caer en la silla—

—Fue Saraí la que nos avisó que estabas espiando la clase, así que en este momento debe estar hablando con el profesor—Giró su monitor otra vez—¿Vas a darle una oportunidad? —

—¿De verdad puedo? —Sumire asintió—

—No os habíamos dicho nada de los clubes porque ibais a estar ocupados con el tema de los guardias civiles, pero ahora que nadie de la junta quiere arriesgarse a que se puedan enfrentar contigo luego de lo ocurrido… será mejor que busques una manera de pasar el tiempo—


Había pasado ya la noche en Europa, dejando paso al día siguiente. Era ya poco más de medio día y Aelita había ido temprano al estudio de grabación puesto que tenían que darle el visto bueno al primer álbum y hasta donde sabía… no quedaba nada pendiente de ese tema más que dar el visto bueno.

La reunión fue un éxito, pues todas las partes involucradas parecían contentas con el resultado final y se decidió que se daría publicidad en la radio y en algunas cadenas de música, ya que era parte de la Warner, ellos se encargarían de dar la publicidad. Hablaron de un posible concierto en los países bajos relacionado con un festival de música electrónica, "Qlimax", estaba relacionado con otra productora y esta había invitado a Aelita como parte de su tema de apertura. Sería tarde en verano ese año y a la pelirrosa le pareció buena idea, igual que a su mánager.

Dio por terminada esa reunión y volvió a su trabajo, esta vez estaba con una banda interna de la discográfica, puesto que le estaban enseñando algunas bases que habían creado ellos y ver si podía adaptarlas a alguna canción futura. Si bien lo intentó durante un rato, su esfuerzo se vio interrumpido por su mánager.

—Aelita, unas personas quieren hablar contigo—Dijo Sophie al entrar—

—¿Quiénes? —No se esperaba a nadie, se acercó a Sophie—

—Unos hombres que vienen vestidos de traje negro y… nada más, dijeron que tenían una petición que hacerte—Era obvia la cara de confusión en Aelita—Están esperando en una sala de invitados—Caminaron por los pasillos de la disquera—¿Sabes quienes son? —

—No tengo idea, no esperaba a nadie—Entraron ambas a la sala de reuniones, eran hombres de negro que, por el símbolo que estaba impreso en su chaqueta oscura, le daba una clara pista de su procedencia: Corporación Gaia—

—¿Puede ser en privado? —Dijo uno de ellos. Aelita chasqueó la lengua—

—¿Es por lo que creo que es? —Preguntó de mala gana, el hombre asintió—Déjame a solas con ellos un momento—Era algo bastante privado y prefería estar a solas, aunque en el fondo estaba rezando para que no se marchase, le daba miedo esa gente. Sophie se marchó sin hacer ninguna pregunta, cerrando la puerta de la sala. Ellos se sentaron en una mesa redonda, Aelita apenas si se apoyó en la misma—¿Qué queréis? —

—Supongo que ya sabes lo que ocurrió con Edge y la líder hace unos días—Comenzó una chica, parte de la comitiva de Gaia. Aelita asintió—Ella quiere hablar con Edge de manera personal para aclarar lo ocurrido—

—Si eso es lo que queréis, ¿Por qué no le preguntáis a ella? —Suspiró—

—Porque seguramente nos ataque sin apenas escucharnos y eres la única persona a la que hace caso cualquier petición sin importar cual sea—Era una declaración bastante odiosa—

—Edge no va a ir a ir a ningún lado, si quieren hablar, que sea en esta ciudad—No iba a dejar que se marchase fuera de París hacia sus instalaciones, puesto que eso parecía querer la comitiva—

—Lisa no está en condiciones de salud para dejar su hogar ahora mismo, por eso rogamos que sea en las instalaciones—Aelita cerró los ojos un segundo mientras pensaba, dando un paso hacia atrás—

—No me parece que vosotros estéis entendiendo lo riesgoso que es ir ahora mismo a vuestras instalaciones—El incidente, para ella, aún era demasiado reciente—No voy a dejarle ir fuera de París ahora mismo—

—¿Vas a rechazar la vía pacífica? —Eso llamó poderosamente la atención de Aelita—No queremos que salga una orden donde nos digan de llevarla a la fuerza—

—Lo siento, mi decisión es final, si Lisa quiere hablar con Edge que venga de propio a hacerlo—Los miró, parecían indignados—Supongo que no tenemos nada de que hablar—Sin esperar una respuesta, abrió la puerta, viendo a Sophie apoyada contra la pared revisando algo en sus apuntes—Ya está—Los presentes se levantaron, estaban molestos. Salieron sin decir una palabra—

—¿Qué querían? —Aelita revisó que ya no estuvieran cerca—

—Querían algo de mí, es… algo personal, tengo que hablar primero con mi compañera—Refiriéndose a Edge—

Sabía que le iba a esperar a la salida y así fue, sobre la hora de comer salió del estudio de grabación, encontrándose con Anthea y Xana esperándola. Subieron al coche.

—Hombres de Gaia aparecieron en el estudio, querían hablar conmigo—Dijo nada más entrar—

—¿Qué dijeron? —Preguntó la IA, subiendo al lado de Anthea—

—Querían que fueras a las instalaciones de Gaia a hablar con Lisa, pero les dije que no—Miraba por la ventana la ocupada ciudad parisina—Aún era pronto para eso, dijeron que estaba descartando la vía pacífica, así que me temo que intentarán algo, no sé que le cuesta venir a la ciudad si tanto quiere hablar contigo—

—Es una pena que fueran contigo de primeras—Sopesó Anthea—Aún no sabemos nada de Lisa, hemos intentado hablar con ella los miembros del plan, pero no responde a ningún mensaje ni llamada—

—¿Qué estará planeando esa anciana? —Edge se recostó sobre el asiento—Mantened los ojos abiertos, no queremos que ocurra algo con ellos y que mágicamente estemos en el bando contrario—


—CONTINUARÁ—

Próximo capítulo: La reina de negro y escarlata (Parte V)


Y… eso, muchas gracias por leer.

No sé que me ocurre, en la parte de este capítulo sentía que no conectaba con ningún personaje, salvo Taelia. Intentaré centrarme en otra historia antes de seguir con esta para calibrar mi cabeza.

Me disculpo si la calidad brilla por su ausencia en este capítulo.

El capítulo no quería cortarlo ahí, pero, auténticamente, no se me ocurría otra cosa.

Reviews:

Daroptimusstar3: Muchas gracias por leer, espero que el capítulo te guste.

Titokenny01: De momento quiero centrarme en Taelia, sin descuidar lo que quiero que ocurra con el resto, pero estoy avanzando tan lento que… no sé, siento que estoy fallando en muchas cosas. Lo de la anciana… no voy a negar que me has dado una idea. Lo dejo ahí. Y eso, muchísimas gracias por leer, espero que el capítulo sea de tu agrado.

…Poco más. Me siento vacío.

Nos leemos pronto.

¡Adiós!

Never give up, Never surrender.