Capítulo 17


Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.

Gracias a...

Liliz Black - Ejem, qué bien que te gusta la historia. El primer intento de Lucius no le saldrá como quiere... pero algo es algo, ya verás. Por cierto, muchas, muchas gracias por los ánimos.

Maggie - Muchísimas gracias por también dejar comentario aquí, sé que en Slashevaen también dejas. Espero que te guste el capítulo si no es que ya lo has leído.

Chibi-Kaise- Muchas gracias por leerlo, que es la intención de la historia que alguien la disfrute.

Luzy Snape - Muchas gracias por las felicitaciones atrasadas, igual se aceptan de corazón. Espero que este capítulo te agrade al igual que el resto de la historia porque va a tomar un giro hacia lo inesperado.

Lexusiren - Muchas gracias por mantenerte leyendo, no tienes por qué preocuparte por dejar comentario, con saber que alguien lo lee es suficiente para mí.


La noche encontró a Draco nuevamente en el estudio de Blaise. Le parecía extraño que el galeno no llegara. Sabía que su ronda había terminado hacía unas cuatro horas pero tardaba aproximadamente una hora más en salir del hospital, nunca tardaba tanto. Se levantó de su lugar al escuchar los pasos tras la puerta y se extrañó aún más cuando la misma tardó demasiado tiempo en abrirse por lo que decidió abrirla él mismo. El susto que recibió, de gracia, no fue suficiente para hacerlo atacar a la persona que vio frente a la puerta, tambaleándose y desmadejada.

"¡Blaise!" Exclamó mientras lo hacía entrar al estudio. "¿Dónde demonios estabas?" Preguntó enojado al ver el estado en que llegaba el joven galeno.

"Shhhssshh, hasta suenas... como si fueras mi mujer... aunque creo que el término corr... corrrrrecto es marido porque siempre me tienes pisssado." Masculló evidentemente borracho.

"Estás borracho." Exclamó incrédulo pero su amigo... amante sólo atinó a encogerse de hombros.

"Pensé que no te darías cuenta." Caminó unos pasos, tambaleándose peligrosamente pero no perdió el equilibrio del todo, fue cuando quiso quitarse la ropa que tuvo que recostarse del pasillo que llevaba a la habitación. "Fue un día largo... y agotador. Puedes quedarte si quieres pero hoy no quiero nada de sexo." Se detuvo el tiempo suficiente para encontrar la perilla del baño. "Así que puedes volver a cerrarte los pantalones porque hoy no habrá comida caliente para nadie."

Draco se quedó viendo un rato el pasillo vacío hasta que escuchó el agua del baño correr. Sólo entonces se acercó y viendo que Blaise había dejado la puerta abierta se asomó a ella. La visión lo atormentó mucho más que aquella de haber visto las sábanas de su cama manchadas de sangre. Bajo la luz del baño pudo ver claramente lo que no había podido ver en el pasillo, el cuerpo temblaba levemente mientras Blaise se sujetaba del lavabo. No se acercó hasta que escuchó los sollozos.

"Blaise... ¿qué te sucede?" Susurró al tiempo que le recogía los cabellos para verle el rostro.

"Estoy cansado, sólo eso. Necesito una ducha." Murmuró torpemente con la nariz congestionada.

"Está bien." Blaise lo sintió salir del baño y terminó de quitarse lo que le quedaba de ropa. Con mucha torpeza y algo de suerte quedó bajo la ducha y abrió el agua fría para su sorpresa. Al rato logró graduar el agua lo más caliente que pudo resistirla y se quedó allí, pegado a la pared.

Justo había intentado ese día hablar con Hermione y lo que la joven le había dicho, a pesar de carecer de rencor lo había herido de igual forma, pero la entendía, después de todo parecía que no iba a poder escapar esta vez de la obsesión llamada Draco Malfoy. Luego de eso se había dedicado a remediar el dolor con alcohol, razón por la cual había llegado a la casa en aquel estado. Pero era como estar maldito, no bien había llegado al estudio la puerta se había abierto y había dejado entrever los rubios cabellos de su tormento.

En su mente no había escapatoria, no podía por su propia voluntad alejarse de Draco pero tampoco quería permanecer cerca en aquellas circunstancias, sabiendo que el rubio no sentía mas que deseo, no por quién era... sino porque estaba disponible. También se odiaba por eso, por no poder negarse siquiera a eso.

Terminó de asearse con tanta lentitud como pudo temiendo el momento en que tendría que salir y encontrarse con Draco. Pero incluso intentando retrasar la hora de salir de la ducha se halló más pronto de lo que hubiera querido frente a la puerta de la habitación. Suspiró resignado y deseó estar mucho más borracho de lo que en realidad se encontraba, lo suficiente como para olvidar quién estaba al otro lado y para qué lo esperaba.

"¿Blay, no vas a entrar?" Murmuró Draco desde la oscuridad del cuarto. Sus ojos grises iluminados como los de un gato, provocándole algo de temor en su estado. Cruzó el umbral y se acercó a la cama dejándose caer en ella. De inmediato aquellos brazos que eran su perdición se aferraron a su pecho y el cuerpo a su espalda. Hermione tenía razón... él nunca podría alejarse de Draco.

Se recostó sobre el pecho del rubio y cerró los ojos dejándose ir en las caricias con amargura. Los pálidos dedos recorrieron sus cabellos con aparente ternura, dando paso a que Draco hundiera su rostro en ellos.

"Blaise... cuéntame qué te pasa... por favor."

"No es nada, Dray."

"Algo te sucede y no sé lo que pueda ser. Háblame." Volvió a suplicarle el rubio pero Blaise Zabini se negaba a contarle nada de lo que le sucedía. "¿Quieres hablarme de lo que hiciste hoy¿No?" Lo sintió negar y suspiró levemente. "¿Puedo hablarte de mi día?" Dijo un poco más bajo. No obtuvo respuesta pero tampoco tuvo una negativa por lo que decidió arriesgarse.

"Hoy padre salió de nuevo a visitar a Potter. No sé qué logró sacarle a Snape pero ahora se pasa mucho más tiempo en el hospital. Me gustaría saber qué es lo que hace allí todo el día."

"Quizás está esperando a que Potter despierte."

"No va a despertar."

"¿Por qué no?" Preguntó extrañado, prestándole algo de atención al rubio.

"Encontramos evidencia de que tomó una poción, el cristal tenía la marca de Snape." El moreno se volteó lo mejor que pudo para ver a su compañero intentando al parecer decir algo, pero las frases morían incompletas en sus labios. Finalmente cerró los ojos.

"Finalmente lo hizo." Draco arqueó una platinada ceja mirando fijamente el rostro de su renuente compañero. "Debí saber que no podría detenerlo..."

"¿Detenerlo, de hacer eso?" Preguntó Draco confundido.

"Potter tenía tendencias suicidas. Es increíble que no lo notaras."

"Pensé que ese era su trabajo." Musitó con algo de molestia por el giro que tomaba el tema.

"Sufría de una enfermedad poco usual..."

"¿Una enfermedad?" Preguntó con curiosidad. Zabini se llevó un dedo a la sien y se señaló varias veces.

"Una enfermedad aquí. Estaba obsesionado con ustedes dos." Dejó caer la cabeza en la almohada cansado.

"Ya lo sabía. Quería destruirnos."

"No, Draco, no lo entiendes. No quería destruirlos, todo lo contrario." Sabía que manoteaba en el aire de forma tonta pero estaba ebrio y eso le daba derecho a hacer el ridículo.

"No sabes lo que dices, Blaise."

"Sé lo que digo." Murmuró volteándose hacia el lado contrario de Draco. "Conozco los síntomas y sé que es imposible de curar..." El resto de la noche pasó en silencio hasta que ambos cayeron dormidos. Primero Blaise y luego Draco que se quedó pensando en las palabras que el galeno le había compartido.


La tenue luz de la habitación de Harry en San Mungo comenzaba a molestarle. Esa mañana había intentado infructuosamente convencer a la directiva del hospital de permitirle mover al auror a la mansión donde él personalmente se encargaría de proveer lo necesario para que estuviera tan bien atendido como en la institución médica. El único estorbo... por así decirlo, había sido que no había aceptado que uno de los medimagos o enfermeras del hospital fuera trasladado igualmente a la mansión.

Claro que había pensado en Blaise Zabini, en esos momentos no había un candidato mejor puesto que ya contaba con la confianza de Lucius y con la del hospital. Pero aún no estaba listo para ceder a esa demanda del hospital, por más tonta que le pareciera, sin embargo, a esas horas de la tarde comenzaba a ver el pequeño tecnicismo como una buena idea.

Su mirada volvió al rostro del auror que descansaba plácidamente sin una sola preocupación en el mundo. "¿Qué podría ser lo suficientemente importante como para que regresaras?" Susurró.

En aquellos días había tenido suficiente tiempo para meditar en su aparente obsesión con el hombre que dormía en aquella cama. Al principio había pensado que era una simple necesidad de un cuerpo caliente y complaciente como lo había sido Potter. Pero mientras más tiempo pasaba al lado de la cama hurgando su mente por una buena mentira para engañar el hechizo que Snape tenía en su cuerpo. "Voy a encontrar la forma... así tenga que convertirme en el próximo Lord Oscuro." Musitó inclinándose hacia el oído de Harry. Justo entonces escuchó unos leves toques a la puerta. Se separó levemente y para su sorpresa, fue Draco el que entró por la puerta.

Lucía desmadejado de primera intención. Los ojos gris azulosos fueron a parar a la figura en la cama mientras se acercaba con pasos que no hablaban de orgullo Malfoy sino de cansancio. "¿Cómo estás, hijo?" Preguntó con suavidad. El recién llegado hizo un gesto despreocupado con la mano mientras se dejaba caer, para sorpresa de su padre, en el borde de la cama. Lucius le dio una mirada reprobatoria pero Draco no parecía estarle prestando atención.

"¿Cómo está?" Murmuró viendo la forma con intensidad. Lucius no pudo evitar arquear una ceja, no era como si Draco hubiera mostrado interés alguno aún cuando lo había ayudado a descubrir a su maestro de pociones.

"Bien. Sin cambios."

"¿Qué dijo Severus?"

"Es uno de sus inventos líquidos. El problema es que no hay un remedio... o al menos es imposible obtenerlo."

"Se ve muy tranquilo." El silencio se alargó y la mirada siguió prendada de la forma dormida. Lucius finalmente entendió que Draco estaba intentando reunir el valor necesario para hablarle.

"¿Qué es lo que quieres hablar, Draco?" Sin equivocarse su hijo levantó finalmente el rostro en su dirección y luego de unos segundos de confusión dejó entrever una levísima sonrisa comentándose a sí mismo que su padre aún lo conocía a la perfección.

"Blaise."

"Ah..."

"El... creo que siento algo por él, pero no estoy muy seguro. Menos ahora que estoy seguro de que ha estado evadiéndome." Cruzó elegantemente las piernas sobre los tobillos para continuar. "No quiero obligarlo a mi presencia, pero tampoco quiero dejarlo ir y comienzo a sentirme estúpido esperándolo en su estudio todas las noches."

"¿Lo esperas todas las noches en su estudio?" Preguntó Lucius con un cuarto de sonrisa que mostraba algo de burla pero Draco contraatacó de inmediato.

"Tú mejor que nadie debes saberlo, padre... es muy parecido a esperar por Potter junto a su cama sin hacer nada."

"Touché." Draco sonrió al sentir en su padre aquella calma Malfoy que siempre había conocido. De hecho... era la misma calma que su padre mostraba cuando comenzaba a... planear meticulosamente su agenda personal... aquella que incluía a sus contactos externos.

"¿Qué tienes en mente?" Preguntó con una sonrisa tan maliciosa que hubiera hecho sonreír al mismísimo Voldemort.

"¿Te molestaría demasiado tener otro miembro en la familia? Sólo para convencer a Severus de que trabaje en una poción que necesito." Comentó Lucius con serenidad. Draco abrió un poco los ojos sin poderlo creer pero de inmediato su rostro cambió.

"¿Cómo vas a hacer para que parezca real? Quiero decir... conoces a Severus, no puedes simplemente decirle y ya, el hombre va a venir personalmente a verificarlo. Estoy seguro que utilizará todos los hechizos que conozca, que son muchos de por sí, para comprobarlo."

"Podrías ayudarme a distraerlo un poco..."

"¿Yo?"

"Ayúdame y encontraré una forma de que Zabini no pueda evitarte más." Draco asintió tan fácilmente que Lucius sólo pudo darle una mirada divertida. Quizás su hijo podría olvidarse de Harry y vivir su vida de una buena vez. "Perfecto. Y si eso no funciona entonces te aconsejo que te mudes y te cambies el apellido porque me voy a convertir en el próximo señor oscuro del mundo mágico."

Ante tal declaración Draco lo observó sin saber si su padre bromeaba, pero algo en aquellos ojos azules le decía que si tenía que llegar a tales extremos, su padre lo haría.


Cuando Severus recibió la carta su primera reacción fue echarse a reír como un desquiciado. Luego sus instintos de espía le dijeron que aquello no era más que un engaño para romper el hechizo que Potter le había puesto. No era que no quisiera romper el hechizo y darle el bendito remedio al auror, era que no conocía las verdaderas intenciones del hombre. Era por esa razón que se hallaba en esos momentos caminando con toda la dignidad que caminar tan aprisa le permitía. Al entrar a la habitación del auror entrecerró los ojos, no sólo se hallaba allí Lucius Malfoy, sino también su hijo. Dos serpientes en una sola habitación no significaban nada bueno.

"Buenas tardes, caballeros." Saludó algo tenso. Ambos rubios le devolvieron el saludo con tanta amabilidad que todas sus alarmas de alerta volvieron a dispararse. "¿Y el testigo?"

"Draco será mi testigo en este caso." Snape asintió. No había ley que prohibiera que los miembros de una misma familia fungieran como testigos al querer comprobar un embarazo, de hecho, era una costumbre muy regular.

"Bien... entonces puedo proceder a verificar lo que me indicaste en tu carta." Lucius asintió y se apartó del cuerpo del auror dándole una mirada de advertencia a su hijo. Draco se acercó al lado de su ex profesor fingiendo una inmensa curiosidad por el proceso. Mientras Snape recitaba el levemente complicado hechizo Draco comenzó a hablar, a preguntar cosas acerca del embarazo masculino y a simplemente entorpecer la labor del hombre. Snape continuó recitando entre dientes, algo molesto por el comportamiento de su ex alumno y sin poder creer que el joven no conociera las respuestas a algunas de sus propias preguntas.

Tanta era la incomodidad de Snape que no pudo notar cuando Lucius sacó su varita y recitó en susurros un hechizo que manipularía el resultado del hechizo. Finalmente el resultado del hechizo se concentró en un pergamino que flotó en el aire unos segundos antes de que Severus lo tomara en sus manos. Leyó con cuidado y sus ojos se agrandaron levemente.

"Felicidades." Susurró luego de unos segundos. "Creo que tendré que regresar a mi laboratorio de inmediato y ver si esto cualifica como una buena razón para crear lo que me pediste, Lucius." El rubio asintió levemente. "Pero antes me gustaría invitarlos a un trago, para celebrar. Ser padre, aunque sea por segunda vez es un privilegio."

"Encantado." Draco también asintió y cuando Snape se dirigió a la puerta ambos lo siguieron. Justo fuera de la puerta el maestro de pociones se detuvo.

"Ahh... creo que olvidé algo." Dijo volteando con las intenciones de regresar.

"¿Qué?" Preguntó Lucius evidentemente nervioso.

"Olvidé verificar el sexo de la criatura, obviamente. ¿Serían tan amables de esperarme aquí?"

"Pero... es que quería que fuera... una sorpresa. Severus, déjalo para más tarde."

"No, no, no, Lucius, permíteme, si quieres no te lo digo, sólo me tomará unos segundos." Severus sonrió ampliamente, sabía desde un principio que era una treta del hombre, pero le sorprendía que incluso Draco estuviera dispuesto a cooperar. Debía haber una razón tras ello. Sin esperar a que los dos hombres se recuperaran susurró el hechizo de embarazo nuevamente. Tenía toda la certeza que el primero había sido de alguna forma manipulado. Esta vez completó el hechizo con las palabras que indicarían el género del bebé... si existía.

El pergamino flotó frente a sus ojos, esta vez lo tomó con mucha más parsimonia y lo abrió sin poder contener una pequeña sonrisa, misma que desapareció al leer la última línea del pergamino.

"¿Y bien?" Preguntó Lucius nervioso aún.

"¿Realmente quieres saber?" Preguntó Severus con lentitud haciendo que Lucius lo mirara preocupado. ¿Acaso había algo malo en Harry? Claro que ahora Severus le diría cuán tonta había sido su treta.

"Sí... bueno, ya que hiciste el hechizo..."

"Es un niño." Dijo sin expresión el hombre de cabellos negros. "Felicidades."

"¿Un niño?" Preguntó confundido. ¿No estaba supuesto a decir que Harry no estaba esperando?

"¿Un niño?" Preguntó también Draco y el maestro de pociones gruñó.

"¿Acaso no lo dije lo suficientemente claro? Es un niño, tiene un mes y está en perfecto estado."

"Un niño..." Susurró Lucius dándole una mirada aprehensiva a su hijo. Seguramente las alucinaciones de Azkabán regresaban ahora que pensaba que finalmente se había recuperado. "Voy a ser padre."

"Por segunda vez." Murmuró Severus y justo entonces los ojos de Lucius quedaron en blanco y su cuerpo perdió la facultad para mantenerse en pie.


Gracias por leer.