Capítulo 19
Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
N/A: Es cierto que hace demasiado tiempo que no subía nada a esta historia, pero... finalmente aquí tienen el último capítulo. Para todos aquellos que me apoyaron... (amenazas de muerte incluídas, jejejeje) una dedicatoria especial. Espero que este final sea de su agrado y que disfruten de esta historia así como yo disfruté escribiéndola. Me da penita terminarla... fue mi segundo gran proyecto cuando comencé a escribir Harry Potter, y la voy a extrañar muchísimo.
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Besos y se me cuidan muchísimo.
La noticia de que Harry Potter, el Joven-Que-Había-Vivido, había despertado de su coma se regó como polvo de estrellas por toda la sociedad mágica y en cosa de unas horas luego de que despertara todos lo sabían. Lucius había recibido, para su sorpresa, un pergamino de parte de Hermione Granger y un pergamino de parte de Ronald B. Weasley solicitando permiso para visitar al joven tan pronto se habían enterado de la noticia. Claro que además de esos pergaminos había recibido otros cientos de parte de cada funcionario importante, medio noticioso y admiradores de Harry por lo que esos dos pergaminos tardaron un poco en llegar a sus manos. De hecho, no hubieran llegado de no ser porque ambos tenían hechizos contra el fuego, el agua y maldiciones menores. Era como si se hubieran esperado la reacción de Lucius quien apenas ver la cantidad de comunicados había ordenado quemarlos de inmediato.
No sentía deseos de alejarse de Harry, tampoco de comprometer el tiempo que pudiera pasar con él permitiendo visitas. Sin embargo, en el tiempo en que Harry había pasado en el hospital, esos dos habían sido los únicos que habían insistido día y noche en que se les permitiera verlo. Claro que no había accedido, pero le sorprendía la tenacidad de ambos Gryffindor y le complacía. Nadie, además de Severus, su hijo y Blaise Zabini sabían que Harry Potter había tenido un hijo. Para evitar demasiada especulación, había registrado a Lucien con su apellido y pronto la curiosidad del mundo mágico por saber quién era el padre había disminuido. Aunque ahora muchos especulaban acerca de la relación entre el auror y el ex mortífago pues seguido de la noticia del nacimiento de Lucien había seguido la otra, que Harry Potter había despertado en la Mansión Malfoy bajo los cuidados de Lucius Malfoy.
"¿Draco, estás bien?" Preguntó Blaise preocupado al ver al rubio con la vista fija en el espacio cerca de la puerta de la habitación de su padre.
"No." Fue la respuesta. "No estoy bien." Blaise tomó su mano y lo acercó a su cuerpo nuevamente. Se dejó hacer mientras el medimago lo abrazaba arrullándolo bajo su barbilla, muy pegado a su corazón. "Debería estar contento."
"No te culpes por no estarlo, has estado muy apegado a Lucien, te costará alejarte un poco. Has sido su padre por prácticamente un año. Es lo normal." Draco enterró la cabeza un poco más en el pecho de Blaise.
"¿Crees que me deje cuidarlo de vez en cuando?" Susurró apenas.
"Claro, tontuelo. ¿Crees que Potter podrá resistirse a que le cuides a Lucien mientras consuela a tu padre¿O que lo cargues cuando tenga sus rabietas?" Sugirió Blaise con una sonrisa pícara que a las claras decía que se refería a muchas otras cosas además de lo que acababa de decir.
"Lucien no tiene rabietas." Respondió Draco indignado y Blaise rodó los ojos aunque el rubio no le podía ver pues había ignorado por completo lo que realmente quería decirle.
"Draco, ese no es el punto."
Draco se limitó a observar a Lucien mientras lo balanceaba suavemente en sus brazos arriba y abajo, grabándose como si fuera el primer día, las hermosas facciones del niño. "Blaise... ¿realmente piensas que Potter querrá estar alejado de su hijo¿Crees que quiera dejarlo a mi cargo sabiendo lo mucho que lo odiaba?"
"Eso es pasado, Dray."
"Pero él no lo sabe."
Una sonrisa sincera se asomó a los labios del medimago mientras tomaba la manita del niño y la movía para que al menos le sonriera también. Lucien se limitó a mirarle con tanta seriedad que le fue imposible no echarse a reír. "Entonces nos toca mostrarle que ese odio que sentías es cosa del pasado." Le extendió los brazos pero el niño se arreguindó de inmediato del cuello de Draco.
"¿Me ayudarás?" Susurró Draco intentando no mostrar toda la esperanza con la que le pedía al hombre que interviniera. No sólo por su relación con su hermanito sino por… su propia relación con el moreno de ojos color miel y ¿por qué no? Por la relación que pudiera existir entre él y el auror.
"Creo que... te lo has ganado." Suspiró Blaise contra sus labios haciendo que el corazón de Draco revoloteara en su pecho con rapidez.
"¿Blaise?" Volvió a susurrar, esta vez como si aquel hubiera sido su primer beso y la persona a quien se lo tenía reservado lo hubiera reclamado antes pensando haberlo robado cuando ya tenía su nombre.
"¿Umhh?" Le respondió con ojos entrecerrados otra vez mirando al niño.
"¿Y eso por qué fue?"
Blaise escondió su rostro un poco en los rubios cabellos de Draco hasta que sus labios rozaron su oído con ternura. "Ya te lo dije, te lo has ganado."
Draco continuó cuidando a Lucien los primeros días hasta que el moreno estuvo listo para salir del cuarto. Fue entonces que sucedió lo que ya se había estado esperando.
El rubio se hallaba en la habitación de Lucien, sentado en la mecedora con el niño en brazos mientras lo mecía suavemente. Al verle Harry se detuvo, inseguro si interrumpir o volver por donde mismo había llegado. Lo último que recordaba del rubio era aquella mirada y las palabras de odio. ¿Y si aún lo odiaba?
No tuvo tiempo de volverse por donde había venido porque Draco al parecer lo presintió en la puerta y giró su cabeza para mirarle. Contuvo la respiración mientras los ojos grises lo escrutaban detenidamente.
"¿No vas a entrar?" Preguntó al ver que no pensaba moverse tomando a Harry por sorpresa.
"Yo… no quería interrumpir." Musitó y Draco se detuvo unos segundos en sus propios pensamientos y aprehensiones para mirar realmente al auror. Los negros cabellos habían crecido desde que cayera en coma mágico y todavía no había tenido tiempo de arreglarlos como era debido, aunque sabía que el moreno nunca los llevaría como era debido. Su figura, aunque seguía siendo alta y robusta tenía ahora una postura un poco indecisa… casi tímida, podría decirse, lo que le daba a Draco la impresión de que estaba ante un Harry Potter frágil, no de cuerpo sino de espíritu.
"Eres su padre. Yo sólo soy su hermano." Y se sorprendió de que las palabras, mucho más que parecer una acusación se escucharan como una disculpa. "Soy yo el que interrumpe la cercanía entre ambos." Susurró más bajo en dirección a Lucien. Sintió a Harry acercarse. "¿Quieres cargarlo?" Preguntó cuando llegó a su lado y se levantó para pasarle al niño que sin temor alguno se acurrucó sobre el pecho de su padre.
El silencio entre ambos era algo incomodo, al menos en lo que a Draco se refería, hubiera preferido que el auror le pidiera que se alejara del niño a que no le dijera nada en lo absoluto. Pero pasado un tiempo se dio cuenta que la atención del moreno estaba completamente en el niño.
"Es maravilloso." La palabra se le escapó mucho antes de poder meditarla haciendo que Harry levantara el rostro en su dirección abruptamente. "Me refiero a Lucien. Es un bebé maravilloso y no lo digo sólo porque sea mi hermano."
"Es perfecto." Respondió Harry volviendo a mirar al niño. "Y no lo digo porque sea su padre." Añadió con una sonrisa incierta que se convirtió en asombro cuando vio que el rubio le correspondía la misma. "Has cambiado." Musitó de repente el moreno haciendo que Draco dejara de reír.
"Tal vez." Consintió Draco. "Seguramente es culpa de Lucien." La excusa le salió de inmediato y hasta con afecto mientras se acercaba al pequeño en los brazos de Harry tentando su suerte.
"¿Tanto así que ya no me odias?" Preguntó inseguro el auror y con algo de esperanza en los ojos. De haberlo dicho año y medio atrás Draco se le hubiera echado a reír en la cara, pero ahora… ahora Draco podía ver con claridad lo que aquellos ojos verdes ocultaban y no había forma de ignorar esa trémula esperanza de que finalmente Draco hubiera hecho las paces con él. Genuina esperanza y no una treta o una conspiración como le sugiriera tantas veces su antes enfermiza mente. Comenzó a comprender también lo mucho que significaba para el moreno su propia aprobación, no sólo por estar con su padre, por vivir en la mansión, sino por todo lo que había hecho y que no había podido explicarles antes cuando ninguno de los dos le hubiera creído.
"¿Cómo odiar a mi futuro padre político?" La respuesta hizo que el moreno le diera una mirada tan tonta y llena de confusión que Draco tuvo que reír nuevamente ante su habilidad de poner aquella expresión en el rostro de Harry. "¿O qué, pensabas decirle que no a mi padre? Es muy tarde para eso… ya los he visto haciendo… cositas… De hecho, Lucien es prueba más que suficiente para corroborarlo, no puedes echarte para atrás tan fácilmente."
Luego de ver la expresión confundida Draco fue testigo de cómo el auror se puso totalmente rojo de la vergüenza y luego de cómo aquellos ojos verdes se humedecieron de tal forma que fue el quien tuvo que suprimir un gemido de sorpresa cuando finalmente la humedad se condensó y resbaló por la mejilla del auror. En esos momentos no pudo ver a Harry Potter el auror o al odiado Potter que les había quitado todo a él y a su padre. Aquel era el Harry que aunque dormido e inconsciente lo había escuchado día tras días, al cual había visto cambiar de forma. El mismo que había contenido en su interior a Lucien al cual también había sentido crecer.
"Harry." Murmuró cuando sin ser consciente de ello se acercó envolvió al moreno en sus brazos.
"¿Cuándo?" Fue lo que logró articular Harry cuando pudo hablar, demasiado ciego por los sentimientos que el abrazo de Draco le provocaba. Alivio por una parte… confusión por otra.
"¿Cuándo qué, Harry?" Preguntó Draco de vuelta cuando estuvo demasiado consciente del abrazo que le acababa de dar pues Lucien había enredado sus deditos en sus largos cabellos.
"Creo que… estuve dormido demasiado tiempo…" Susurró con voz suave el moreno. "No sólo tengo un hijo. Ahora Draco Malfoy no me odia… y me puede llamar Harry sin problemas. Incluso siento que lo hace con sinceridad." Las palabras del moreno se cortaron con un sollozo ahogado.
"Tonto." Musitó Draco con una sonrisa de alivio. "Atrapaste a mi padre estando bien despierto. Pero tenías que estar inconsciente y por ende, incapaz de abrir tu bocota para poder atraparme a mí. Tenía que haberlo imaginado." A esto vio que el moreno le daba una sonrisa trémula pero llena de alivio.
"De haberlo sabido lo hubiera hecho antes." Lucien decidió que aquel era el momento apropiado para tirar de los cabellos de Draco.
"Quizás no hubiera tenido el mismo efecto. Como dije antes, Lucien es maravilloso."
"¿Qué sucede aquí?" Preguntó Lucius desde la puerta con evidente preocupación. Draco se alejó un poco de Harry y el moreno se apresuró a limpiarse los ojos, acto que Lucius miró con sospecha para luego darle una mirada acusatoria a Draco.
"Oye, no me mires así." Y cuando Lucius le dio aquella mirada de ¿qué demonios le hiciste a Harry ahora? Draco se cruzó de brazos indignado. "Sólo le estaba comentando cuánto le va a costar el cumpleaños de Lucien ya que aún no se lo hemos celebrado." La respuesta hizo que Harry estallara en repentinas carcajadas sorprendiendo a Lucius con su espontaneidad.
"Sólo tú, Draco Malfoy… sólo tú." Exclamó Harry intentando contener las lágrimas de felicidad.
Lucius estaba terminando su desayuno cuando une lechuza entró por la ventana con una carta en su pata pero no se acercó a donde estaba. Arqueó una ceja y se levantó de su asiento para ver qué traía el animal. El sello del Ministerio de Magia estaba estampado en la carta. La lechuza le permitió acercarse y quitar la carta pero esta no se abrió en sus manos. La volteó y vio el nombre de Harry en ella. "Debe ser de la oficina de aurores." Musitó para sí mismo mientras llamaba a uno de los elfos para que le diera algo a la lechuza. Dirigió sus pasos hacia la habitación donde sabía encontraría a su moreno auror con el niño.
Había pasado apenas semana y media desde que Harry despertara y todo parecía marchar de forma serena entre los habitantes de la casa. Si bien Blaise Zabini se había regresado a su apartamento, Draco no había dejado la casa en su búsqueda pero se podía ver al medimago, so pretexto de darle seguimiento a su paciente, visitar la casa con regularidad.
"Harry… esto es para ti." Lucius le extendió la carta mientras el moreno se dedicaba a mecer suavemente al pequeño Lucien justo luego de haberle dado su comida. "Es del Ministerio."
Harry tomó la carta y comenzó a leer mientras Lucien intentaba tomar el pergamino con sus manitas. "Dice que me presente el lunes de la próxima semana en el departamento de Aurores." Se encogió de hombros. "Supongo que desean saber si regresaré a trabajar pronto."
"¿Piensas regresar?" Preguntó Lucius sin mostrar la preocupación que sentía al respecto. Harry se encogió nuevamente de hombros.
"Me gusta mi trabajo… pero también me gustaría estar más tiempo con Lucien." Dejó la carta sobre una de las mesas que había en el cuarto del pequeño. "Creo que pediré una licencia por un año o algo así." Dijo sin darle demasiada importancia al asunto pero Lucius se quedó pensativo luego de eso. Sabía mejor que nadie que Harry no necesitaba ser auror para ganarse la vida. El hombre había logrado multiplicar sus baúles en Gringotts.
Lucien se revolvió inquieto en sus brazos y Harry le comenzó a decir palabras suaves para tranquilizarlo sin efecto ninguno. "Creo que extraña a Draco." Murmuró.
Lucius también se había sentido aliviado al notar que no sólo las cosas marchaban tranquilamente con Harry y Draco sino que los había visto a ambos conversar en un par de ocasiones en la guardería del niño. "Por cierto¿dónde está? No le he visto en todo el día." Preguntó el moreno mientras intentaba ahora pasear el niño de arriba abajo. "La próxima vez le pediré que me deje una camia suya."
Lucius arqueó una ceja curioso y con algo de sospecha se atrevió a preguntarle. "¿Para qué querrías una camisa suya?"
"Mione me comentó que a veces, cuando había hecho de niñera antes de ir a Hogwarts, algunas de las madres le dejaban una pieza de ropa para que los niños pequeños se tranquilizaran con el olor."
"Sería una buena idea. ¿Quieres que te traiga una?" El moreno asintió agradecido y Lucius salió en busca de la pieza de ropa. Así como le había mencionado, tampoco había visto a Draco en todo el día, por eso, al llegar a la habitación de su hijo se sorprendió de verle aún en la cama. "¿Draco?"
Los ojos azules se abrieron con lentitud y le dio una sonrisa algo extraña a su padre. "Buenos días." Le dijo con voz morriñosa mientras se estiraba en la cama.
"Pensé que habías salido de la casa, no te había visto en todo el día."
"Decidí pasar el día aquí en la casa." Le explicó el rubio mientras intentaba desenredarse algunos cabellos de sobre su cuello. "¿Sucede algo?"
"No… sólo venía a tomar una de tus camisas prestadas, para Lucien." Cuando su hijo le miró extrañado amplió su petición mientras que aguzaba la mirada para ver un extraño bulto justo al lado de Draco que no podía, de ninguna manera, ser el sobrante de las sábanas. "Harry piensa que puede engañar a Lucien con una de tus camisas para que se calme un poco mientras se acostumbra a que no estés todo el día con él."
"Supongo que… podría funcionar. Pero creo que los elfos se llevaron toda la ropa sucia anoche." Comentó volviendo a estirarse. Lucius asintió, los elfos siempre tenían todo listo a la mañana siguiente.
"Dudo que quede algo que no hayan limpiado ya. De todas formas, diles la próxima vez que dejen una de tus camisas para Lucien." Dijo retirándose a la puerta. Draco asintió y se dispuso a meterse nuevamente bajo las sábanas. "Y por cierto, si no se apresuran, perderán el desayuno." Comentó Lucius con una sonrisa maliciosa.
"Buenos días para usted también, Lucius." Se escuchó la voz de Blaise desde abajo de las sábanas justo al lado de Draco quien sonrió ampliamente acomodándose un poco más.
"Aunque puedo decirle a los elfos que les traigan algo aquí a la habitación." Comentó cuando el moreno medimago sacó la cabeza levemente de abajo de las cobijas con una expresión demasiado somnolienta como para estar pensando coherentemente. "Un café fuerte." Una mano salió de las cobijas y levantó un dedo haciendo que Lucius sonriera.
"Pero nada de azúcar para Draco, ni cafeína, ni bebidas estimulantes." Gruñó antes de caer nuevamente sobre la almohada.
"Tuvo tres turnos seguidos." Explicó Draco con una expresión azucaradamente tierna en dirección al moreno mientras le acariciaba los cabellos aún cuando era evidente que había vuelto a quedar dormido tan pronto se había dejado caer sobre la almohada.
"Y tú le diste el cuarto, no lo dudo." Lucius echó a reír ante la mirada satisfecha que le devolvió su hijo. "Bien, les enviaré el desayuno."
Cuando Lucius cerró la puerta tras de sí se sintió más aliviado que de costumbre. Pero su sonrisa medio desapareció cuando al llegar a la guardería vio que Harry todavía no podía calmar a Lucien y que parecía más desesperado que de costumbre por no poder hacerlo.
"Lo siento, en verdad, pero ya no sé qué hacer." Le dijo con voz trémula y Lucius sonrió levemente.
"No conseguí una prenda de Draco, los elfos ya se habían llevado todo. Pero déjame cargarlo un rato, quizás nos vea el parecido y se calme." Con cuidado Harry le pasó el niño y Lucius lo meció como tantas veces viera hacer a Draco. Al cabo de un rato Lucien pareció tragarse el cuento y se recostó del pecho de Lucius haciendo que el rubio sonriera. Le parecía increíble cómo era que el pequeño lograba desconcertar a Harry sin siquiera hacer un sonido. "Creo que no tardará mucho en darse cuenta de que puede hacer contigo lo que se le antoje." Comentó con una sonrisa.
"Pues… no sería el único que haya aprendido a hacer conmigo lo que se le antoje." El moreno le devolvió la sonrisa mientras se disponía a ordenar un poco lo que había sacado de su lugar en su intento por calmar al pequeño. Lucius se hizo el desentendido.
"No sé a qué te refieres." Harry se quedó largo rato observando cómo Lucius hacía que Lucien se durmiera. A pesar de que muy pocas veces había tomado al niño en brazos su esfuerzo por aprender era notable, especialmente considerando que Draco había sido criado a la idea de Narcisa antes de finalmente caer en sus manos, ya todo un pequeño caballero a sus seis o siete años. Al menos eso era lo que había encontrado en los libros de la familia, los que había logrado que los elfos le permitieran leer a pesar de su contenido.
"Creo que sí lo sabes." Se atrevió a posar sus manos en las caderas del rubio atrayéndole hacia su cuerpo haciendo que Lucius arqueara una ceja.
"¿Acaso eso es una proposición?" Ronroneó Lucius al sentirle.
"Oye, acabo de despertar hace unos días, estoy cansado de estar en la cama."
"Podría encontrar otros lugares si lo deseas. Recuerdo que no te molestan las duchas." Harry le dio una pequeña nalgada en el trasero.
"Piensa con otra parte de tu anatomía por una vez."
"No pienso hacerlo, no después de que pasaras tanto tiempo en cama sin que yo pudiera hacer nada más que mirarte."
"Mmhh… poniéndolo de esa forma quizás merezcas una recompensa."
Lucien no tardó en dormirse y apenas su rubio padre lo dejó en la cama fue asaltado por los labios deseosos del auror. "¿Cuál es la prisa?" Preguntó Lucius con fingida indignación pero sin oponerse a ser arrastrado a su habitación.
"Tendrás que acostumbrarte a esto, así es como funciona la vida de los padres. Con rapiditos entre siestas." Apenas en la habitación Lucius se giró y lo atrapó contra la puerta besándole a consciencia y quitándole o intentando quitarle la ropa al mismo tiempo pero sólo logrando bajarle el cierre del pantalón cuando Harry trepó sus piernas a su cintura y se pegó a sus caderas con deseo. "Te deseo tanto, Lucius." Susurró el moreno con voz cargada mientras los dedos de Lucius intentaban quitarle la camisa.
Harry se alejó un poco y permitió que el rubio lo desvistiera, aunque los pantalones fueron la parte más difícil. Por su parte el auror, apenas estuvo desnudo y hubo abierto la túnica de Lucius desabrochando los pantalones metió su mano en la ropa interior y sacó la orgullosa erección del rubio.
"Harry, ha pasado mucho tiempo…" Le advirtió consciente de que sería la primera vez desde que despertaran que se atreviera a tomar al moreno.
"Sí, demasiado, no quisiera esperar más. Accio lubricante." Le pasó el lubricante a Lucius quien de inmediato se untó su erección y dos dedos buscando la entre las piernas de Harry hasta encontrar su entrada y penetrarle con uno de los dedos luego de acariciarle un poco.
"Al menos déjame hacerlo despacio." Jadeó cuando vio a Harry estremecerse.
"Pero te necesito ahora."
"Será como yo diga o no se hará." Gruñó Lucius penetrándole aún con un solo dígito lubricado y sintiendo cómo el cálido interior de Harry lo envolvía.
"Sí, mi amo." Lucius apenas pudo contenerse de tomarle por las caderas y empujarlo sobre su erección en ese mismo instante.
"Pequeña serpiente." Siseó bajando para morderle el cuello y luego los pezones mientras con uno de sus brazos se aseguraba de mantenerlo a la altura necesaria para penetrarle con otro digito. En respuesta el joven comenzó a sisear suavemente palabras que no entendía y Lucius se estremeció al comprender que estaba escuchando al auror hablar la lengua parsel de las serpientes. Olvidándose de su propia resolución de tomarlo con calma Lucius tomó las caderas asegurándose de que su erección estuviera en la posición adecuada para comenzar a forzar su entrada en el líquido fuego del auror. Los siseos alcanzaron su mayor intensidad cuando estuvo completamente en su interior y sólo entonces intentó recuperar el aliento antes de comenzar la deliciosa tarea de hacerle el amor al moreno.
"Seré tu pequeña serpiente, si quieres."
"Quiero más que eso, mocoso." Gruñó Lucius acercándose a su oído. "Quiero tu corazón de serpiente, porque eso es lo que eres, Harry. Eso es lo que eres."
"Finalmente alguien que me entiende, sabía que aquí encontraría lo que buscaba. Ahora muévete, Lucius." Dijo arqueándose contra la pared y comprimiendo la erección de Lucius con fuerza haciendo que el hombre gruñera de placer antes de comenzar a moverse en su interior.
Harry sentía su espalda contra la puerta y sabría que adquiriría unos nuevos moretones, pero estaba seguro que a Blaise no le importaría curárselos. En esos momentos no le importaba más que sentir a Lucius en su interior y ver la sonrisa maliciosa del hombre bordeada de sinceridad y felicidad por su causa.
Sí, eso era lo que había estado buscando por tanto tiempo. Ser parte de ellos, de una forma u otra y lo había conseguido incluso cuando Lucius nunca supiera que Lucien había sido parte de sus tretas, una que Severus nunca podría revelarle a nadie, de eso se había asegurado. Luego se encargaría de enviarle sus agradecimientos, estaba seguro que el maestro de pociones estaría más que contento de no verle la cara nunca más. Sí, tenía el corazón de una serpiente aún cuando tuviera una piel de león tirada por encima. Pero sabía que de vez en cuando, como astuta serpiente que era, que la piel del león servía tanto lo que ocultaba su interior.
Se derramó entre su cuerpo y el de Lucius al sentirse invadido por cálidos chorros en su interior. Gimió y gritó el nombre de Lucius hasta que no tuvo ya fuerzas para sostenerse más que la fuerza que ejerciera Lucius contra la puerta de la habitación.
Sonrió como nunca, sintiéndose completamente satisfecho. Tenía a los Malfoy, tenía a Lucius para sí y tenía a Lucien para hacerlo aún más parte de la familia con el consentimiento de Draco. ¿Qué más podía pedir? Volvió a sonreír.
Otra serpiente más en la familia sería perfecto, al cabo, uno es poco y tres son demasiados, el número perfecto serían dos.
Fin
Gracias por leer y hasta la próxima.
