Declame: Los personajes aquí mencionados le pertenece a la genial reina del mundo magico: Rowling, yo simplemente uso solamente los nombres de sus personajes para escribir este fic, el cual espero sea de su agrado.
Capítulo III: Mensajes
Para haber pasado un tiempo considerable, cierto rubio y cierta castaña no podían olvidar los besos que se habían dado aquella noche. Si no hubiera sido por unos niños de segundo año que estaban huyendo del celador para así evitar el castigo que iban a recibir por andar afuera de su sala común a altas horas, ninguno podía evitar pensar en lo que "hubiera pasado". Trataron de volver a la "rutina" que habían estado teniendo desde que se había iniciado las clases, como encontrarse en la biblioteca para hacer los deberes, en los pasillos o en el patio o donde fuera para tener un debate sobre las pociones o los encantamientos, o simplemente para disfrutar de la compañía del otro. Y aunque para los de primer año era algo normal de ver, para los que transitaban los últimos años era algo aún difícil de asimilar, puesto que ambos eran dos personas totalmente "diferentes", de las dos "grandes" casas que poseía Hogwarts.
Era entrada la noche. Draco se encontraba en su habitación, recostado en su cama leyendo un libro, cuando el destello de una luz proveniente de su escritorio llamó su atención. Dejó el libro apoyado en la mesa al lado de su cama y se acercó hasta su escritorio.
"Draco, ¿estás ahí?" leyó. Tomó su una pluma y respondió un simple"Si"
"¿Estás ocupado?"
La pregunta lo tomó por sorpresa. Algo dentro del rubio hizo que las alarmas dentro suyo se encendieran.
"No…¿Por? Dime donde estas"
Hubo un breve momento antes de que una respuesta de donde la castaña se encontraba apareciera: "Frente al lago".
Salió rumbo hacia el mismo. Tomó un abrigo antes de salir, puesto que hacía frío a esas horas de la noche, ya que el invierno estaba cerca. Siendo la medianoche, en la sala común de Slytherin solo se encontraban algunos estudiantes de los últimos años preparándose para los exámenes o haciendo los interminables pergaminos de tarea que poseían. Pareciera que el hecho de que estaban a un año o a nada de terminar su vida en Hogwarts no hiciera que mostrarles más que la realidad de que cuando salieran por las puertas del colegio deberían asumir las responsabilidades de la vida cotidiana. Aunque este no era el caso para dos amigos, que se encontraban centrados en sus pergaminos, pero no haciendo tareas, sino que estaban entretenidos con cierta rubia y cierta pelirroja, hablando de cosas sin sentido. Solo apartaron sus miradas al ver como cierta cabellera rubia desaparecía por la puerta principal.
— Crees que ese era… —dijo Blaise sin terminar de formular la pregunta, ya que Theo le asintió sin apartar su mirada de su pergamino.
Draco recorrió los pasillos de Hogwarts, que se encontraban desiertos de la población estudiantil más no así de los cuadros, fantasmas o del molestoso de Peeves, rogaba no encontrarse con este último. No había mucha iluminación en los pasillos, las pocas antorchas que se encontraban encendidas estaban muy separadas de sí, y aunque la luna estuviera en su fase llena, apenas se asomaba por las nubes que la cubrían. Como pudo, salió al exterior, lo cual le fue una tarea difícil, pero su mayor problema iba a ser encontrar a la castaña, rogaba por un milagro. Como si la luna lo hubiera escuchado, le iluminó el camino hacia donde ella se encontraba. Estaba apoyada en un árbol, con su morral a un costado y a medida que se fue acercando, pudo notar un rastro de lágrimas caer por su mejilla.
No dijo nada cuando llegó, simplemente se sentó a su izquierda y espero que ella volviera de donde fuera que había ido. No sabía qué hacer, jamás había tenido que consolar a una mujer, pero los minutos estaban pasando y pareciera que ella no iba a dejar de llorar en ningún momento. Miro el lago, y se asombró de ver al calamar gigante saliendo a la superficie. Era algo muy raro de ver, ya que no se dejaba mostrar a casi nadie, salvo rara vez por algún ventanal de la sala común de Slytherin para asustar a los niños de primer o segundo año, que se olvidaban que él o ella (nadie sabía su género) estaba ahí. Cansado del espectáculo, se levantó, agarró el morral de la castaña y le extendió su mano. Eso hizo que la castaña volviera en sí, le viera la mano extendida frente de ella, así que decidió aceptarla y dejar que el rubio la devolviera de a poco a la realidad.
El retorno al castillo había sido de lo más incómodo para ambos, quienes volvían, sin darse cuenta, tomados de la mano. Silencio que fue roto cuando la luz de una antorcha iluminó el rostro de Hermione, donde Draco pudo ver como unas marcas rojas resaltaban en la piel de ella.
— ¿Qué demonios te pasó? ¿Quién te hizo esto?
Hermione se sobresaltó al escuchar la voz iracunda del rubio. Se soltó de su agarre y se sentó en un banquito que allí se encontraba, dejándose caer en él, dejando que las lágrimas volvieran a salir de ella. Draco se acercó y se puso frente de ella en cuclillas, limpiándole las lágrimas que estaba derramando, sintiéndose horrible por usar un tono tan brusco con ella. Cuando dejó de llorar, y pudo recuperar el tono de su voz, Hermione habló.
— Hoy me encontré con Ronald cuando estaba saliendo del castillo, y él parecía que volvía de su entrenamiento. Me pregunto si podíamos hablar y le dije que si —"que tonta que fui" dijo esperando que el rubio no la escuchara, pero este si lo había hecho—. Nos apartamos un poco hacia un lugar privado. ¿Sabias que ha terminado con Lavender? —pregunto mientras lo miraba. Draco solo asintió—. Bueno, de eso ha pasado un mes. Y desde que ha terminado con ella no ha parado de pedirme que volvamos juntos, de que le dé una oportunidad más para demostrarme, según él, que me ama mucho. Como si yo fuera a olvidar las que me hizo. — Una sonrisa melancólica se apoderó de ella, mientras las lágrimas volvían a fluir—. Le dije una vez más que no íbamos a volver, que no siguiera exigiendo lo imposible. Pero esta vez fue diferente, él me agarró de los brazos fuertemente y me besó. Te juro que casi vomito cuando lo hizo. Y aunque me costó, como pude me safe de él, lo empuje y le dije que sus besos me saben asquerosos, que no quería que me volviera a tocar nunca más y que tus besos eran más deliciosos que los de él. Tuve que haber adivinado su reacción —negó con la cabeza y miró para otro lado, como perdiéndose en sus recuerdos— se enojó como siempre y me dijo que era una fácil, que nadie se iba a fijar en mi. Yo le dije que era un desgraciado y…me pegó… Él…. simplemente… me pego.
Draco permaneció en silencio, procesando todo, teniendo que controlar la rabia que crecía en él, para poder calmar a la chica que se encontraba frente suyo. Vaya que quería romper más de una regla del colegio, y de magia, para que el pelirrojo pagara lo que había hecho.
—No quiero volver a mi torre. No quiero volver a encontrarme con él. No quiero…
— Tranquila. Esta noche no lo harás —dijo el rubio mientras la abrazaba—. Puedes quedarte conmigo esta noche.
En la sala común de Slytherin solo quedaba el par de amigos pegados aún a sus pergaminos, ya que el resto del alumnado se había retirado a dormir. Solo despegaron sus miradas, de nuevo, cuando escucharon una voz femenina conocida pero no para aquel lugar. Solo vislumbraron las puntas de lo que parecía una cabellera castaña.
— ¿Esa era…?
— Si —dijo Theo, volviendo a cortar la pregunta del moreno.
Ambos amigos sabían que esa noche su cuarto no estaría disponible para dormir.
Hermione se sorprendió cuando entró al cuarto, ya que este poseía el tamaño de su sala común. Solo había tres camas en aquel lugar, cada una con sabanas de distintos colores y en sus cabeceras tenía las iniciales de sus dueños: B.Z, T.N y D.L.M. Hermione se sentó en la que le correspondía a Draco, y empezó a inspeccionar el lugar. A cada lado de las camas había una mesa chica y un escritorio a unos dos metros. Habían tres puertas, con las iniciales de cada uno, dando entender que ese era sus armarios y una puerta con el escudo de Slytherin se encontraba. La puerta de la habitación era de un verde con pequeños detalles en plateado. La voz de Draco la sacó de su inspección.
—Ten esto. No creo que quieras arrugar tu uniforme. Allí está el baño —dijo señalando la puerta con el escudo de Slytherin.
Le hizo entrega de una remera y un pantalón, para que así ella se pusiera cómoda. No se sorprendió que el baño fuera lo suficientemente grande como para que los tres pudieran entrar sin problemas alguno. Se cambió la ropa, pero solo pudo quedarse con la remera que le quedaba por el muslo ya que el pantalón le quedaba bastante grande. Se preguntó mientras se preparaba para dormir cómo iba a decir. Es decir, ¿debía compartir cama con Draco? Esa pregunta la hizo sonrojarse. Un golpeteo en la puerta la sacó de su lugar.
—¿Puedo pasar?—preguntó el rubio del otro lado.
— Si, adelante.
Draco tuvo que agarrar fuertemente las cosas que tenía en su mano ante la imagen que allí se presentaba, pues el ver que la castaña solo estuviera usando su remera era algo muy tentador de ver. Se había sonrojado, lo cual le hizo sentir un puberto que iba a debutar, y era raro, ya que no era la primera vez que veía a una mujer con poca o nada de ropa, pero verla a ella hizo que todos sus instintos primitivos se desataran.
— Te traje una crema para que el golpe desapareciera y una poción para el dolor —dijo mientras dejaba las cosas sobre la mesada frente al espejo.
— Gracias —dijo ella.
— Te puedo hacer una pregunta.
— Si, claro.
— ¿Por qué me llamaste a mi? ¿Por qué no a la mini comadreja, al cararajada o a la rubia?
Hermione se quedó sorprendida y perpleja ante la pregunta. Era verdad, ¿porque le había mandado mensaje a Draco y no a Harry, Luna o Ginny?
— Sabes, siendo sincera… no lo sé.
Ambos se quedaron un rato en un silencio un poco incómodo, perdidos en sus pensamientos. Hermione procedió a ponerse la pomada, que le provocó un poco de ardor, y tomó la poción para el dolor. Esperaba que para mañana no se notara el golpe, si no debería de usar algún hechizo para ocultar el golpe, todo esto ante la atenta mirada del rubio.
Salieron al cuarto y la pregunta volvió a la cabeza de la castaña.
— ¿Dónde voy a dormir?
—¿Eh? —la pregunta descolocó un poco al castaño, pero se recompuso enseguida—. Ah, si. Dormirás en mi cama. Con Blaise y Theo tendremos una noche de chicos en la sala común, así que tranquila. Nadie te descubrirá. Mañana te llevaré a tu sala común.
Hermione asintió. Vio como Draco tomaba algunas cosas de su ropero y se despidió de ella. Se acostó en su cama, apoyando la cabeza en la almohada que desprendía un olor a menta. Prontamente Morfeo la recibió en su mundo.
Al día siguiente.
Se fue despertando de a poco, con el olor a menta invadiendo su nariz y unos ruidos en la habitación. Se fue enderezando de a poco y frente a ella se presentó una imagen que hizo que todo la sangre se centrara en su rostro, sino también en otra parte de su anatomía: Draco, casi desnudo, salvo por la toalla que se envolvía en su cintura y otra que cubría su rostro, evitando que viera cómo su espectadora se lo devoraba con la mirada. Y es que ver aquel chico, al que las chicas del colegio lo habían catalogado como un adonis, era un sueño hecho realidad. Recorrió con la mirada su fisonomía, grabando en su memoria cada detalle del rubio, empezando desde sus piernas, pasando por la toalla ocultaba su anatomía masculina, pasando por arriba donde empezaba una "V", sus abdominales bien marcados, hasta que se encontró con la cara del rubio, que poseía una sonrisa ladeada y una ceja juguetona alzada, como disfrutando que ella se lo devorara con la mirada.
—Buen día —dijo sin apartar su sonrisa— si quieres, puedes bañarte en lo que aprovecho para cambiarme en la pieza. En el baño hay unas batas, por si quieres usarlas.
Hermione asintió, avergonzada de que la hubieran descubierto. Se centró en mirar el piso, lo que hizo que no viera como la sonrisa del rubio se hubiera borrado para que los papeles se hubieran invertido. Y es que al sacarse las sábanas de encima, había hecho que el rubio pudiera apreciar como la remera se había alzado de su lado derecho, dejando ver parte de sus bragas, la que podía jurar que era una tanga, y su cintura. Tuvo que desviar la mirada cuando la castaña se levantó y empezó a caminar hacia donde él se dirigía, ya que la remera no se había bajado y la dueña no se había dado cuenta de ello. Al cabo de un rato, la castaña salió del baño usando la bata del rubio. Miró a su alrededor en busca de su ropa pero esta ya no se encontraba, solo cierto rubio que
—Yo… ¿Que paso con mi ropa?
— Oh, eso. Bueno, sin querer apoye tu ropa sobre el tacho de la ropa sucia para poder sentarme en la cama y cuando me di cuenta, ya no estaba. Supongo que un elfo habrá pensado que también estaba para lavar y se la llevó. Pero tranquila, se que podremos llegar a tu sala común sin ser descubiertos —Hermione levantó su ceja, a modo de interrogación—. Digo, es sábado y si no me equivoco no debe pasar de las siete y media de la mañana. La mayoría debe estar durmiendo.
Hermione se rió ante la situación que se le presentaba…pasearse por casi todo el castillo para así poder ir hasta su sala común… en bata. Ambos recorrieron por los pasillos del colegio que se encontraba en silencio. Algunos retratos los miraron con una mueca de descontento, mientras otros los miraban de forma divertida. Llegaron frente al retrato de la Dama Gorda, que los miro de forma pícara, antes de que Hermione le diera la contraseña, totalmente roja de la vergüenza.
— ¿Te parece si te recojo en una hora? Tengo una sorpresa—dijo la voz de Draco.
— Claro, no veo porque no.
Hermione se perdió por la puerta. Draco esperaba que no hubiera problemas con que ella se pasará por su sala común con una bata. Aunque deseaba internamente que se encontrará con la comadreja y que viera el logo de sus iníciales bordadas en su bata.
Hermione se sentía extraña, como si todo lo que había pasado hubiera sido en una película y ella solo fuera una simple espectadora, viéndolo todo desde afuera. Agradecía que nadie estuviera en la sala, pues no quería andar explicando porque tenía una bata con el logo de D.L.M en ella, menos si esa persona hubiera sido Harry o peor aún, Ronald.
Se sentía especial ese día, así que decidió arreglarse más de lo normal, pues Draco la iba a recoger en una hora y ella no sabía a dónde la iba a llevar. Cuando entró a su habitación, cierta pelirroja la esperaba parada en el medio de la misma, de brazos cruzados, y con la cara típica de una madre de "estoy esperando una respuesta para entender estas horas de llegar". Le dio una breve explicación de lo que había pasado, tratando de evitar que Ginny fuera a matar a su hermano, y pidiéndole un poco de consejo para saber que ropa le quedaba mejor. Eligió una blusa plateada de manga larga hasta la cintura y una calza negra. Como hacía un poco de frío, se puso unas botas media caña y un pulóver verde. Ginny le aconsejó que se hiciera una trenza en el pelo y se aplicara un poco de maquillaje. Tomó una chaqueta de cuero y salió de su cuarto, pasando por su sala común y luego por el retrato de la dama gorda. Draco ya la esperaba ahí afuera llevando un saco negro el brazo..
—¿A dónde me piensas llevar? —dijo Hermione mientras se acercaba a él.
—Si te digo, deja de ser sorpresa, ¿no?
—Cierto.
Empezaron a caminar lado a lado, por los pasillos de Hogwarts, hasta llegar a su destino. Draco se acercó al águila y dijo la contraseña. Subieron las escaleras hasta la puerta, la cual se abrió rápidamente ante ellos. Hermione lo miró con la duda plasmada en su cara: ¿que estaban haciendo frente a la puerta de la directora?
La directora McGonagall se encontraba escribiendo unos papeles antes de levantar la vista. Hermione entró primero seguida por Draco.
—Buenos días señorita Granger y señor Malfoy, —ambos jóvenes saludaron a la directora— Hermione te preguntarás porqué estás aquí. Verás, se me informó que en el día de ayer tuvo un altercado con el joven Weasley y que estuvo lo que quedó de la tarde hasta muy entrada la noche sentada frente al lago negro, hasta que el joven Malfoy la fue a buscar y desaparecieron dentro del castillo.
Hermione se sorprendió ante esto y dirigió su mirada a Draco, quien no se encontraba en lo más mínimo sorprendido.
—¿Tú le dijiste? —le preguntó.
Draco le devolvió la mirada y negó con la cabeza. Hermione sintió que le tomaron las manos y se encontró con la mirada de la directora.
—Hermione, el joven Malfoy no me dijo nada, pero si lo mandé a llamar para preguntar exactamente qué es lo que había pasado. El que me informó de lo que pasó fue Firenze, pero no me quiso decir lo que pasó entre el joven Weasley y tú, —dejó las manos de la joven y retomó su camino de vuelta a su escritorio, mientras iba hablando— ni tampoco el joven Malfoy me quiso decir que había pasado. Aunque me comentó una idea que me pareció conveniente y un pequeño favor que le debo. Tengan, es un permiso especial para que puedan estar en el barrio muggle sin tener problemas con el ministerio.
Draco tomó el papel que la directora les había entregado, pues Hermione parecía aún asombrada por todo lo que había pasado. Dejó que Draco la guiará hasta la chimenea y que la transportará a donde sea que fueran. Cuando las llamas desaparecieron, se encontraron en el Caldero Chorreante. Draco le extendió la mano y Hermione dejó que la guiara hacia la calle de Charing Cross Road*. Salir al mundo muggle, al mundo donde Hermione pertenece, le pareció de lo más extraño. Dieron una vuelta por la calle Litchfield St* hasta llegar a Upper St Martin's Ln*, donde se pararon frente al restaurante Dishoom Covent Garden*, donde entraron, para así empezar su pequeña travesía por Londres.
Nota de Autora: Hola a todas. Feliz 2022. Vaya, paso más tiempo del que tenía pensado. Ahora veo porque no soy tan buena como otras autoras. En fin, aclaro que Charing Cross Road es la calle muggle que lindera al Caldero Chorreante, las calles que estan cerca son: Litchfield St y Upper St Martin's Ln, mientras que Dishoom Covent Garden es un restaurante. Tuve que usar el Google Maps para sacar los nombres, asi que si los buscan, les van a aparecer. Como siempre, agradezco a las chicas que tienen este fic entre sus favoritos o que se toman un momento de sus vidas para poder dejarme un mensajito, el fic esta algo bastante avanzado sin embargo, al momento le hecho muchas actualizaciones y como siempre, seguramente estaré haciendole algún ajuste para que quede mejor.
Les recuerdo que los personajes no son tal cual como los conocemos, me he basado en sus personalidades un poco a como otras autoras los demuestran de una forma que llega el punto que entiendes otra faceta u otra cara del personaje, una que estoy segura tienen, como por ejemplo Ronald siendo un poco más "malvado" o un Draco más "tierno". Ojo, eso no significa que vayan a perder al cien porciento su personalidad con la cual estamos acostumbradas, pero si se modifica algo.
Espero que este fic sea de su agrado, y como siempre, como toda autora, espero sus comentarios, por mas que sea un "gracias por actualizar" o algo así. Desde ya pido una disculpa por los HORRORES ortográficos que puedan ver, sigo tratando de mejorar.
Los quiere mucho, su amiga
Lumione
