¡Hola a todos!, luego de algunos meses de trabajo en conjunto con mi lector beta, finalmente podemos presentarles a ustedes esta adaptación de la talentosa escritora Victoria Wittaker la trama es de ella, yo solo hice algunas correcciones de ortografía y redacción de su historia original, para que se adaptara a el mundo de Inuyasha el cual pertenece a nuestra querida Rumiko Takahashi.
No olviden visitar la historia original de Victora, el enlace estará en mi perfil
Estaré publicando dos veces a la semana lunes y viernes esta emocionante y hermosa historia.
Siendo fiel a lo que ponía Victoria, tengo en una página de Facebook las imágenes de los capítulos (Cosas que destacan de los capítulos, y no todos tienen imágenes) la dirección está en mi perfil
83 - BITTERSWEET SIXTEEN II
Los ojos color miel de Sango nos miraron detenidamente.
Sango... - susurre al borde del colapso.
Sean más cuidadosos. Pudo haber sido Onigumo o Joka - murmuro antes de dar media vuelta.
¡Sango! - grito Inuyasha desesperado. Ella se detuvo. - La amo, no es como tu piensas.
Se que son muy jóvenes, demasiado diría yo... Pero si no creyera que la amas, ya te habría alejado de ella hace mucho tiempo - su expresión era serena, tranquila.
Pero... - con la cabeza y el corazón a punto de salirse de mi pecho, me acerque a ella, tambaleándome con los altos zapatos negros. - Cuando?
Desde que enfermaste. Los escuche hablar en el hospital. No te preocupes, mi niña. Yo no diré una sola palabra, pero sean más cuidadosos. Últimamente se toman de la mano frente a sus padres - murmuro ayudándome a sentar. Estaba a punto del desmayo. - Pero al parecer ni lo han notado. Tranquila, cielo. No llores.
Solloce tan fuerte, que hizo eco en la casa vacía. Sango me abrazo y me meció para consolarme.
Lo siento mucho - logre balbucear.
Mi nana me consoló y me dijo palabras tiernas para tranquilizarme.
Miroku entro para saber por qué nos tardábamos tanto, al ver la escena, no dijo ni pío.
¡¿Él también lo sabía?! Oh no.
Sango me consoló casi por media hora. Me dejo en brazos de Inuyasha y subió a mi habitación. Bajo con mi estuche para retocar mi maquillaje; una tarea difícil porque yo seguía llorando. Beso mis mejillas y me ayudo a levantarme.
Antes de subirme al Ferrari plateado, tuve que preguntarle:
No le vas a decir... nada a Joka y Onigumo, ¿verdad?
No - susurro y negó con la cabeza.
Gracias - la abrace con fuerza.
De nada. Vámonos porque ya es muy tarde.
¿Estas más tranquila? - pregunto Inu frente al semáforo en rojo.
Asentí levemente.
Pensé que... ella diría algo. Que le diría a Onigumo y Joka. Que gritaría y hasta te golpearía... o a mi - susurre.
Ella no haría algo así. Todavía lo creo de Joka, pero de Sango no.
Cinco minutos más tarde, llegamos al ZODIAC. No recuerdo haber entrado al lugar... todo estaba borroso en mi mente. Tal vez me dio diabetes, por el susto que me dio Sango, porque si recuerdo haber tomado mucha agua. Demasiada.
Trate de controlarme y disfrutar de la fiesta.
El lugar era hermoso y estaba decorado con los colores de mi vestido. Había telón negro que supuse que cubría el escenario y había una gran pista del baile, alrededor había mesas altas con bancos y los centros de mesa eran magdalenas con un glaseado que semejaba mi vestido.
Con razón Tsubaki dijo que iba a ser una fiesta muy dulce. Pero para mí era agridulce.
Había doce bailarinas en los alrededores, su vestuario representaba un signo zodiacal, pero parecían salidas de alguna película de Guillermo del Toro.
¡Feliz cumpleaños! - gritaron Kouga y Byakuya haciéndome sándwich.
¡Hola! Pensé que no vendrían señores universitarios.
¿Y perdernos tu fiesta con alcohol gratis?. ¡No gracias! - murmuro Kouga tomando otra copa de champan de la bandeja que llevaba una mesera.
Y yo que pensaba que habían venido por mi - fingí estar triste.
¡Claro que venimos por ti - murmuro Byakuya abrazándome - Mira ahí esta Tsubaki!
Me soltó aventándome a los brazos de Kouga.
Ya vete tú también a besuquearte con Ayame.
Gracias, prima - me dio un beso en la mejilla y me dejo sola.
Mis compañeros aprovecharon que estaba sola al fin y comenzaron a felicitarme.
Busqué a Inuyasha y lo vi hablando con Sango. Iba a acercarme, pero Ayame, Tsubaki y Kanna me arrastraron a la pista y baile con ellas hasta que me dolieron los pies.
Hoshiyomi apareció antes de las once y me dio un fuerte abrazo que hizo que me tronara la espalda.
Cuando nos sentamos en una de las mesas, me pregunto:
¿Qué ha ocurrido contigo e Inu?
Mmm mi nana nos encontró a media declaración de amor y me dio el susto de mi vida.
Nada.
¡Kagome! - me tomo de los hombros y me sacudió - ¡Reacciona! ¿A que le temes? Tu no le eres indiferente, él no te ve como su hermana.
¿Porque estas tan seguro? ¿La alguna vez te dijo algo?
El modo en que habla de ti y te mira... es como mirarse en un espejo. Me veo reflejado en él.
Hoshiyomi...
Nadie tiene por qué saberlo, ni siquiera yo. Véanse en secreto en las noches.
Me reí.
No te rías. Soy un romántico sin remedio.
Gracias por venir - lo abrace y me levante de mi asiento cuando Kanna llego y se sentó a su lado.
Camine entre los invitados buscando a Inuyasha, para preguntarle de que hablaba con Sango, pero Shippo me intercepto.
¡ Tanjōbi omedetō! - me felicito en Japones.
¡Viniste!
¡Por supuesto! Ahora soy popular - se burló.
Claro.
¡Es verdad! Al juntarme con ustedes esta semana las chicas me miraron, como nunca antes lo hicieron en mi país.
Me reí de él.
Te traje un regalo.
No debiste. El regalo era...
Si Lo sé, lo sé. Hice un cheque a la UNIFEC. Pero quise traerte algo. A tu brazalete no le queda más espacio, así que... - del bolsillo interior de su brazer gris, saco una cajita rosa metálico con un listón de satín negro.
Me entrego la caja y lo mire apenada.
Solté el lazo y abrí mi regalo.
Era un brazalete de eslabones igual al que traía con el perro de cuarzo, la manzana de rubíes y Esmeraldas, las cuatro rosas de plata y el corazón de diamantes. Solo que este traía dos dijes completamente diferentes.
¿Eres muy cruel, lo sabias?
¿Te traigo una joya y me dices cruel? ¿Quién entiende a las mujeres? - meneo la cabeza decepcionado. - Como no tengo idea de que significan tus otros dijes, supuse que representaban algo en ti que desconozco. Así que compre ese que representa algo que conozco, o más bien que aparentas ser.
Suspire y tome la pulsera.
¿Me la pones por favor?
No debí haberle pedido eso, las luces del lugar iluminaron de manera extraña mi muñeca, haciendo resaltar mi cicatriz.
Gracias - retire la mano, antes de que me preguntara a cerca de lo que sus ojos astutos habían captado.
Ahora si me permite su Helada Majestad, disfrutare de su fiesta - hizo una elaborada y cómica reverencia y se marchó.
¿Qué te regalo el chino ese? - pregunto Inuyasha en mi oído.
Esto - le mostré el copo de nieve y la corona que colgaba de mi mano izquierda, entre risas por el sobrenombre que le dio a Shippo.
¿Se cree muy gracioso? - pregunto realmente enojado.
Es tu culpa que me llamen Princesa de Hielo. Así que ni te enojes.
Entre cerro los ojos aun enfadado.
Por cierto... ¿Qué hablabas con Sango?
Nada... Ya lo solucionamos - respondió muy seguro de sí mismo.
¿Hablaron de lo que ocurrió en casa?
No. Como te dije: ya lo solucionamos. Tú no te preocupes por nada, disfruta de tu fiesta - me beso en la frente - Ven, vamos a bailar.
Me tomo de la mano y subimos a la pista.
A la cuarta canción que baile con mi hermano y rodeada de mis amigos y compañeros, la música se detuvo de repente.
Buuu! - comenzamos a abuchear al dj.
Please Don't Stop The Music.
Todas las luces se apagaron y una sola ilumino el centro del escenario y las cortinas negras se abrieron.
Demi Lovato estaba de espaldas al público y se dio media vuelta lentamente con micrófono en mano.
