¡Hola a todos!, luego de algunos meses de trabajo en conjunto con mi lector beta, finalmente podemos presentarles a ustedes esta adaptación de la talentosa escritora Victoria Wittaker la trama es de ella, yo solo hice algunas correcciones de ortografía y redacción de su historia original, para que se adaptara a el mundo de Inuyasha el cual pertenece a nuestra querida Rumiko Takahashi.

No olviden visitar la historia original de Victora, el enlace estará en mi perfil

Estaré publicando dos veces a la semana lunes y viernes esta emocionante y hermosa historia.

Siendo fiel a lo que ponía Victoria, tengo en una pagina de Facebook las imágenes de los capítulos (Cosas que destacan de los capítulos, y no todos tienen imágenes) la dirección esta en mi perfil

85 - MODIFICANDO LA VERDAD

Todo el amor que tuve de Inuyasha el día anterior, lo obtuve en odio por parte de Kanna cuando Ayame nos anunció, que la entrenadora nos había aceptado en el club de las animadoras.

Tuve que aguantar la explosiva alegría de Ayame y la amargura de Kanna.

Tsubaki no se había querido quedar atrás y le pidió a Ayame que también la metiera al escuadrón.

Me estaba arrepintiendo seriamente de haberme inscrito en las porristas, pero era algo necesario.

Solo nosotras cuatro, así como la entrenadora, sabíamos que me había inscrito en el club que lidereaba Ayame. Era un requisito mío y de Kanna, además quería que fuera una sorpresa para Inuyasha.

¡Maldición!

El punto de estar en al aquel vergonzoso club era para separarme de Inu y distraerme y ya estoy pensando en su reacción.

Me di una bofetada en mi fuero interno.

Esa tarde le dije a Inu que iría de compras con Tsubaki y Kanna, pero en verdad fuimos con las entrenadoras: Usagi, Tomoyo y Kushina. Eran tres hermanas con aspecto amazónic. Piel sedosa y morena, cabello negro y largo, altas y delgadas como modelos de pasarela.

Usagi se encargaba de las coreografías, Tomoyo de la nutrición y ejercicios especializados para mantener en forma y peso ideal a las porristas y Kushina se encargaba de la confección de los uniformes.

Según Ayame las tres entrenadoras habían sido Vaqueritas (porristas de los Dallas Cowboys).

Ese año, alrededor de cincuenta chicas se inscribieron, pero solo aceptaron cinco, entre ellas Tsubaki, Kanna y yo.

Tomoyo me peso, Kushina me midió y metieron mis datos en un programa de computadora para hacer no sé qué cosas.

Con cierto miedo mire el trajecito que colgaba en los percheros. Era una falda diminuta blanca con tablones, una blusa blanca y azul sin mangas y arriba del ombligo, con unas líneas rojas. En el pecho traía escrito el nombre de la mascota del St. Meyer. Lobos.

Ayame revoloteo a nuestro alrededor toda la tarde, fascinada por que al fin estábamos en su club.

Trate de no pensar mucho en el lio en el que me había metido, cuando camine a casa.

Al día siguiente -martes- Inuyasha me invito a su primera práctica. El entrenador Laurent lo puso como Mariscal de campo.

¿Iras hoy? - pregunto ilusionado.

¿Es tu primera practica verdad?

Si.

¡Lo siento mucho! No voy a poder ir. - me senté en mi lugar en la clase de Filosofía.

¿Porque no?

Tengo junta con el consejo estudiantil - mentí.

Ah - molesto, se sentó a mi lado. Abrió su cuaderno y miro la hoja en blanco con el ceño fruncido.

Me dolió haberle mentido y verlo así, pero quería darle una sorpresa... Me di otra bofetada.

Ayame había cumplido su promesa, nadie más en la escuela sabía que habíamos entrado a las animadoras.

Después de clases me dirigí a los vestidores de las niñas y me puse el conjunto deportivo que todos usábamos en la clase de gimnasia: short azul marino, blusa blanca tipo polo, con el escudo de la escuela bordado en rojo. Me dirigí a donde estaba Kanna.

¿Sabías que te odio? - mascullo con la mandíbula apretada, atando sus agujetas.

No me vas a odiar cuando Hoshiyomi venga a verte o quitarte el uniforme de porrista.

Desvió la mirada, con la cara roja como un tomate.

Aun así - murmuro después.

Nos encaminamos al campo junto con Ayame y Tsubaki.

Los jugadores ya estaban ahí.

Como siempre voltearon a ver a las animadoras con una mirada repugnante.

¿Ya viste quien va ahí? - pregunto un chico cuando pasamos junto a ellos.

¿Es la princesa?

Se me revolvieron las entrañas al escucharlos llamarme así.

Volteé en su dirección y vi la cara de Inuyasha. Sus ojos estaban abiertos y redondos como platos y su boca -malditamente apetitosa- ligeramente abierta.

Hola - moví la mano saludándolo.

¡Hola princesa! - el chico a su lado, pensó que lo saludaba a él.

Hola - salude como si nada y sople un beso con mi mano.

Los repugnantes compañeros de Inuyasha dejaron de sonreír con burla y me miraron como lo hacía mi hermano.

Sonreí abiertamente y tragaron saliva.

Vaya... ¿Eso era... genial?

¿En verdad tenía poder sobre ellos? No, no lo creo. Mas bien seguían sorprendidos de verme con el escuadrón.

Usagi nos puso unos estiramientos para calentar y luego nos puso a trotar en la pista de carreras que rodeaba el campo de fútbol.

Hasta ahora, esto no esta tan mal - pensé.

Nuestro entrenamiento solo duraba hora y media, el de los jugadores dos.

Antes de irme a los vestidores, Inuyasha me hablo.

¡Me mentiste! - susurro ofendido - Además me ocultaste que te... ¿Te inscribiste a las animadoras? - convirtió la oración en una pregunta.

Solo modifique la verdad - replique antes de beber agua de mi botella. ¡Estaba exhausta!

Eres un monstruo. Si no hubiera tanta gente alrededor, te juro que... - murmuro mirando mis labios.

¿Que?

Te daré una descripción gráfica en la noche - me guiño el ojo.

¡Cielo santo! ¡¿Porque no es de noche ya?!

¿Me darás un castigo correspondiente a mi travesura? - me mordí el labio haciendo la cara más tierna e inocente que pude.

Vete, antes de que... - apretó los puños y los labios.

Le dices a mi amigo -mire sus pantalones, rápidamente- que le mando saludos, cuando lo veas en las duchas.

Me aleje de él dando brinquitos, desesperada por estar junto a él en mi habitación.