TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN A JK. ROWLING
¡Hola a todos! Aquí después de muchos años continuando con la historia que ha sido una constante en mi vida, en las buenas y en las malas. Espero les agrade y ojala puedan visitar el capitulo anterior o re leer la primera historia con el mismo nombre "FRENTE A TI".
Agradezco la oportunidad de seguir escribiendo para ustedes. A ti que espera un capítulo todas las semanas (me incluyo) que ríes y te emocionas con cada situación, está dedicado este capítulo
Recordar que Harry y Hermione ha sido atacados en Hogwarts, el primero gravemente hospitalizado y la segunda secuestrada por Rafael Lyon, hermano de un traidor del ministerio.
Nos leemos abajo. Un abrazo y gracias por leer
BUENA LECTURA.
Frente a ti: Recuérdame
1° TEMPORADA
Capítulo Dos
"Amargo reencuentro"
Después de once años, regresaba al fin.
Había trabajado para el ministerio italiano por dos años y realizado la operación que casi le cuesta la vida en España; perdió a varios compañeros de trabajo y paso largas semanas en recuperación en un hospital español, lejos del horror suscitado en Londres y de la noticia que tenía a toda la comunidad mágica en vilo: El ataque al niño que vivió y la desaparición de Hermione tenía a todos conmocionados, la búsqueda se expandía a todos los rincones pero nadie conocía el paradero de la castaña y mucho menos cuándo sería el día en que Harry Potter despertaría.
Su escasa estadía en Londres y las pocas palabras cruzadas con su madre – puesto que trabajaba día y noche en el hospital – le decía que la recuperación del ojiverde no tenía fecha estimada, el profundo sueño parecía llevárselo a otro plano y no daba signos de querer regresar, y hasta cierto punto según él, la bienvenida de Harry sería amarga y triste sin la presencia de la castaña. Su madre decía que el estado emocional del ojiverde era impredecible, según ella, sólo Harry sabía lo que hicieron los mortifagos en el colegio y de seguro presenció más de algún horror.
Sin duda la realidad planteada por Luna parecía cruda y siniestra pero tampoco podían descartarla, después de todo los mortifagos eran seres monstruosos y sin ningún tipo de compasión, capaces de jugar con tus emociones y hacerlas trizas. Y hoy, bajo el mando de Rafael Lyon ese perfil se había oscurecido; estando en el campo escuchaba los horrores y las prácticas hacia los prisioneros sin distinción de edad o sexo, todos eran enemigos y merecían la muerte más dolorosa posible.
-Buenos días – Acusó un muchacho castaño en la recepción del cuartel general de aurores – Vengo a presentarme al jefe de aurores.
-Nombre… - Dijo la secretaría sin despegar la mirada de los papeles.
-Joshua Lovegood – Respondió observando la ajetreada mañana del ministerio.
-El señor Weasley lo espera – Menciono dirigiendo la mirada hacia la izquierda de Joshua – Última puerta a la derecha, señor.
-Muchas gracias – Asintió caminando por el pasillo sintiendo el pulso acelerarse de pronto, había terminado la espera
Ronald Weasley.
El pelirrojo había cambiado radicalmente y todo el mundo comentaba cuán estricto se había convertido luego de asumir la jefatura de aurores, y no sólo por el cargo, sino por los golpes que recibió hace siete años: la muerte de Ginny, la separación matrimonial, la infiltración y posteriores acusaciones de traición hicieron mella en él, y no le culpaba, hasta la persona más fuerte podría haberse quebrado y más cuando el responsable de la mayoría de sus males estaba entre ellos. Ronald moldeó su personalidad a las dificultades del camino y la llegada del hermano de Henry sólo reafirmó ésta nueva personalidad.
-Adelante – Dijeron desde el otro lado de la puerta. El muchacho pasó saliva e ingreso a la oficina.
-¿Cómo pudo cambiar tanto? – Preguntó el primer día en que regreso de Italia – Siempre lo he recordado de otra manera – Decía cruzándose de brazos
-Yo también – Susurró su madre con la sonrisa triste – Ha pasado por situaciones demasiadas duras, lo extraño sería que fuese de otra forma.
-Comprendo….
No. No podía comprenderlo.
Apenas ingreso a la oficina quiso salir de allí y regresar a la recepción para decirle a la mujer que estaba mintiendo, porque aquel hombre parado detrás del escritorio, no podía ser Ronald Weasley. Su mirada apagada, la expresión de cansancio y la espalda tensa no podía ser parte del cuadro, y él lo sabía, el pelirrojo que conocía transmitía alegría y vida con cada gesto.
-Bienvenido Joshua – Acusó el jefe de aurores. Una pequeña sonrisa se asomó por su rostro pero apenas si llego a sus ojos – Es bueno tenerte aquí.
-Gracias – Susurró el aludido con un nudo en la garganta. Sintió una opresión en el pecho y cientos de imágenes del pelirrojo se agolpaban en su mente, se encontraba aturdido – Hubiese querido estar antes pero…
-Descuida – Soltó frunciendo el ceño para luego sentarse en su puesto – Sé lo que ocurrió en España, lo siento. – Acusó ofreciéndole asiento.
-Yo también – Masculló sentándose pesadamente. Su espalda estaba rígida y apretaba los puños con fuerza – Perdí a buenas personas
-Comprendo – Dijo Ronald bajando la mirada – En operaciones tan arriesgadas es inevitable perderlas.
-Se pierde mucho más – Habló Joshua frunciendo el ceño. No podía aguantar la impotencia que sentía y la rabia de observar en lo que se había convertido Ron, el hombre que les había salvado la vida – A pesar de ello, sigo aquí.
-Es lo importante…
-Señor…
-Te hice llamar… - Interrumpió el pelirrojo cruzándose de brazos – Porque las operaciones de búsqueda de la señora Potter son infructuosas – Aclaró llamando la atención del joven – Han pasado dos meses y no hay pistas de ninguna índole.
-¿Cuáles son las líneas de investigación? – Preguntó todavía sorprendido por el apelativo tan formal del pelirrojo para su ex esposa y mejor amiga – Según entiendo, hay varias unidades tras de ella.
-Sí pero sin resultados – Suspiro incorporándose de la silla para luego caminar por el espacio, de seguro tan incómodo como Joshua – He decidido alinear todas las posibilidades y formar un solo equipo.
-Hay algún equipo infiltrado – Pregunto a espaldas del pelirrojo y aguardó – Podría ser de utilidad.
-No hay infiltraciones en este ministerio – Rebatió Ronald girándose hacia el auror quien mantuvo la compostura – El equipo está conformado y trabajarás en él.
-Como ordene – Susurró.
Conocía la historia del pelirrojo; la infiltración de hace algunos años había causado impacto en él y apenas asumió la conducción del cuartel, prohibió todas las autorizaciones de infiltración y la unidad de rastreo se vio fortalecida. Aquella decisión delineaba la personalidad del auror y la determinación por sobrellevar un pasado duro, después de todo, la propia experiencia casi le hizo perder su identidad, su vida y personas que amaba.
-Trabajarás junto a Rose y James – Soltó de pronto el auror extendiéndole una carpeta con los antecedentes del caso – Mi hija estará a cargo.
-Eh… sí – Balbuceo el muchacho cogiendo la carpeta con manos temblorosas. Cerró los ojos e intento concentrarse – Haremos lo posible por encontrar a Hermione.
-Léelo por si tienes dudas – Aclaró Ronald para luego girarse y mirar por la ventana.
Cerró los ojos repitiéndose cuán malnacido estaba siendo con el joven auror; la culpa le carcomía el pecho y le quitaba la respiración, después del ataque a Hogwarts, recibió la noticia de Joshua y su mundo tembló ante la posibilidad de que el chico estuviese muerto. Lo visitó estando inconsciente y cuando despertó se informaba a través de Luna. Se sentía avergonzado y culpable porque había dado la orden de ejecutar la operación sin escatimar esfuerzos, sin saber que entre los voluntarios de tal peligrosa misión se encontraba el hijo de su mejor amiga.
Apenas lo vio atravesar el umbral de la puerta quiso caminar hacia él y abrazarlo con fuerza, pedirle perdón y decirle cuánto lo extraño estos once años, sin embargo la determinación de levantar una barrera entre ellos pudo más y simplemente se quedó tras el escritorio. Sus miradas apenas se cruzaban y la severidad de sus palabras opacó cualquier posibilidad de reencuentro, y lo prefería así, no quería involucrarse demasiado con el chico.
-Todo en orden – Acusó el muchacho tras de él. Asintió sin mirarle y cuando se giró escuchó ligeros golpes sobre la puerta. Suspiró – Adelante.
-Disculpa el atraso – Acusaron desde la puerta llamando la atención de ambos hombres – Si estás ocupado podemos…
-Adelante Rose, James – Dijo él observando a la pareja – Llegan a tiempo. Informaba a Joshua sobre la situación…
-¿Joshua? – Inquirió Rose alzando las cejas. El aludido le devolvió la mirada nervioso – Eres tú…
-Creo que sí… - Susurró mirándose los pantalones avergonzado
-Oh merlín… - Soltó la chica acercándose hacia el muchacho para luego abrazarlo con fuerza – Supe de la emboscada, estás bien. – Musito preocupada por su amigo de la infancia
-Estoy mejor – Dijo sonrojado por la efusividad del abrazo – Estoy dado de alta.
-¡Eres un desconsiderado! – Exclamó golpeándole el hombro – No hemos sabido de ti. Sólo Luna ha dicho dónde y cómo estabas.
-Lo siento – Se disculpó esbozando una sonrisa. La primera desde que piso esa oficina y no precisamente gracias al pelirrojo sino a su hija. – No quise preocupar a nadie, la operación era secreta y pocos los sabían.
-Sí, lo sé – Suspiró recordando la pequeña discusión que tuvo con su padre. Y por la posición rígida del susodicho parecía empeñado en cumplir su palabra. – Nos alegra tenerte en el equipo.
-A mí también – Asintió él pasando hacia el joven detrás de su amiga. El joven Potter se mostraba intranquilo - ¿Cómo estás James? – Saludo extendiéndole la mano.
-Muy bien – Dijo recibiendo el gesto con cortesía – Has regresado hace mucho.
-Una semana – Dijo encogiéndose de hombros – Recibí el alta médica hace tres semanas pero debía resolver algunos asuntos en Italia.
-Italia – Soltó de pronto el pelirrojo. Joshua le devolvió la mirada – Pensé que estabas en España
-Solo por trabajo – Resolvió el muchacho sin interés – Estudié y trabajé en Italia hasta hace algunas semanas.
-Vaya… - Dijo Rose alzando las cejas – Pensábamos que trabajabas para el ministerio español.
-No – Negó él – El ministerio español hizo lo posible por reclutar a los aurores necesarios para la operación encomendada por ustedes pero faltaban magos y pidieron la colaboración de Italia. Me ofrecí como voluntario junto a otros compañeros.
-Comprendo – Dijo la chica observando la mirada entristecida de su amigo, después de todo, la operación terminó con varios muertos. – Me alegra tenerte aquí. Ha pasado mucho tiempo.
-Once años – Sonrió el muchacho
-Entonces… - Acusó James dirigiéndose hacia el pelirrojo quien parecía sumido en sus pensamientos - ¿Cuál es el siguiente paso?
-Bueno… - Carraspeo volviendo a situarse tras el escritorio. Sentía las piernas débiles y prácticamente se desplomo sobre la silla – Es pertinente recolectar toda la información de los últimos meses y elaborar una línea de investigación, supone interrogar a personas y visitar lugares. Será un trabajo complicado porque la evidencia es poca y los testigos directos están inhabilitados – Musito recordando al pelinegro.
-Tienes alguna sugerencia por donde comenzar – Inquirió James revisando una carpeta – Según entiendo, la pista más prometedora es…
-La zona sur quedará descartada… - Susurró Ronald con firmeza ante la mirada del trío de aurores – Asigne a otro grupo.
-¿Qué dices? – Inquirió Rose frunciendo el ceño – Habíamos quedado…
-Estoy a cargo, Rose – Soltó el jefe de aurores con seriedad – Conozco la zona mejor que ustedes, es seguro. – Aclaró bajando la mirada – Cualquier avance lo comunicaré, no se preocupen.
-De acuerdo – Dijo la muchacha cruzándose de brazos – Algo más.
-Por el momento, no – Negó él – Sólo les pido que sean prudentes, los recursos del ministerio están a disposición pero deben saber usarlos.
-Descuida – Sonrió James – Haremos un buen trabajo.
-Sino hay más preguntas, pueden retirarse
Se incorporaron de las sillas y procedieron a caminar hacia la puerta bajo la atenta mirada del pelirrojo, observó a Rose quedarse en la puerta y decirles breves palabras a su novio para luego cerrarla tras de sí y devolverle la mirada. Se esperaba una conversación luego de la sorpresa de un segundo escuadrón de búsqueda y precisamente en el lugar que hace cinco años les hizo tanto daño, y le entendía, él mismo se sentiría traicionado si estuviese en su lugar.
-Si te quedas por la decisión de la zona…
-Has sido injusto – Soltó su hija ofuscada– Sigues culpándote por la emboscada pero sólo le haces daño a Joshua. – Repara la chica cruzada de brazos
-¿Qué dices? – Acusó el pelirrojo sorprendido por los dichos de su hija. No esperaba que ese fuese el tema de conversación – No soy…
-Cuando ingrese me pareció ver a un par de extraños – Susurró bajando la mirada recordando toda la historia de ambos hombres – Se conocen hace años e hiciste hasta lo imposible por impedir que se fuesen, ¿lo recuerdas?
-Le comunico una operación importante – Dijo él saliendo de su asombro para recobrar la compostura – No estoy para fraternidades.
-Sois como padre e hijo – Apuntó la chica frunciendo el ceño – Viajabas a diario a España pero después la culpa te carcomía y dejaste de ir
-Ya basta – Habló Ronald incorporándose del escritorio – No me hables así. Yo veré el trato con mis subordinados.
-Subordinados… - Sonrió la mujer de manera burlesca – Deberías estar orgulloso de él, porque se ha convertido en un buen hombre. Mucho mejor que su padre…
Apenas su hija salió de la oficina soltó un duro golpe contra el escritorio; le enfurecía la situación con el hijo de Luna y más porque la muchacha tenía razón, se había comportado como un imbécil y herido al chico a quien consideraba como un hijo. Recordaba con amargura el día que le sostuvo en brazos siendo un bebé, los helados en el mundo muggle y alguna que otra travesura que oculto de su madre, simples recuerdos que parecían tan lejanos.
Cuán dañado estaba. Observo la mirada extrañada y confundida de Joshua mientras ingresaba a la oficina, y sin palabras le dio la razón, el aspecto que proyectaba dictaba mucho del antiguo pelirrojo; la sonrisa de alegría y la personalidad llena de vida se transformó en tristeza y soledad, ya nada quedaba del antiguo Ronald porque la vida se encargó de sepultar todas las risas y buenos momentos.
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-Te extrañaré mucho – Afirmaba una pequeña niña de once años entre los brazos de su mejor amigo – Hubiese querido estudiar contigo.
-Ya lo sé – Río el chico besando la coronilla de su amiga – Me hubiese gustado estudiar en el colegio de mi madre.
-Nos volveremos a ver – Inquirió la niña castaña a los azules ojos del chico – Volverás para las vacaciones.
-Lo intentaré – Asintió Joshua esbozando una sonrisa – Quizás puedas visitarme en Australia, al tío Ron le gustará.
-Estoy segura.
-Nos volveremos a ver – Aseguró guiñándole un ojo – Te lo prometo.
-Yo igual – Asintió besándole la mejilla con suavidad.
Un amor platónico e infantil.
Así catalogaban la amistad de los niños Joshua y Rose hace once años; les vio despedirse y jurar volverse a ver, y aunque jamás coincidieron, el abrazo de esa mañana removió algo dentro de él. De pronto la sintió lejana y marginado de esa entrañable amistad infantil que regresaba después de tanto tiempo, no podía alejar los fantasmas del pasado y que su relación simplemente estaba enmarcada por un corto período de tiempo porque el estigma de ser primos seguía latente.
Fingió leer el informe sobre el escritorio y tanteo por sobre el pantalón la pequeña cajita donde guardaba los anillos de compromiso, la situación de sus padres le hizo postergar la petición de matrimonio y sumirse en la búsqueda de ellos. Si bien la recomendación de su tío había sido seguir adelante, prefirió postergar la decisión y esperar a que todo estuviese bien, le sorprendía la insistencia del pelirrojo y más porque hace algunos años intento hechizarlo.
Sí, Ronald conocía los planes de matrimonio y sorprendentemente había recibido la noticia con una sonrisa en el rostro.
-Ha cambiado mucho – Soltó Joshua pasando de página. Al parecer no era el único sumido en sus pensamientos - ¿Qué le sucedió?
-Vio morir a muchos – Susurró él pensativo. Él también lo había notado, el cambio del pelirrojo se materializó hace dos meses pero suponían que sólo había sido parte de un proceso mayor – Hace siete años murió Ginny y creyó muerto al bebé que tenía. Casi pierde a su familia por culpa de Henry.
-Y ahora Rafael – Dijo frunciendo el ceño – Si le hubiese capturado en España.
-No tienes la culpa – Negó el auror observando la frustración del chico. – Se tuvo la oportunidad de capturarle en Hogwarts pero llegamos tarde: murieron niños y personas inocentes.
-¿Cómo está Harry?
-No hay mejorías – Suspiró cerrando la carpeta – Hacen todo lo posible por averiguar su estado pero es difícil. Mike lo intenta pero es demasiado joven.
-Mike… - Inquirió el castaño alzando las cejas – Es compañero de mi madre.
-Sí, es mi mejor amigo – Sonrió James – Y el novio de mi hermana.
-Natalie… - Musito el chico recordando a la hermana menor del auror – No la reconocería…
-Es probable – Dijo el chico tranquilamente – Estudia medimagia. No ha sido fácil, de todos nosotros, no puede ayudar directamente en la búsqueda de soluciones.
-Comprendo… - Susurró Joshua – Debe ser frustrante.
-Y mucho.
-Insensible… - Escucharon ambos aurores. Rose cerraba la puerta con frustración – No puedo creerlo…
-¿Qué ocurre? – Preguntó James intrigado por la agitación de su novia – Haz discutido con Ron.
-Algo así – Masculló la muchacha cogiendo asiento – No tiene importancia.
-Segura…
-Sí – Suspiró cogiendo una carpeta - ¿Qué han averiguado?
-Sólo leíamos – Informó Joshua
-De acuerdo.
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-No puedo hacerte cambiar de opinión – Decía Ronald hace once años – Ni quisiera un poco – Volvió a intentar ante la negativa de su amiga. Se encontraban en la estación del tren, y a pesar de recibir órdenes estrictas de la involucrada, se había aparecido en la estación para despedirse y quien sabe, convencerla de quedarse en Londres.
-Necesito irme – Dijo en apenas un susurro, sujetando la mano de un pequeño Joshua de once años – Alejarme de aquí – Se explicó deshaciendo el abrazo con el pelirrojo – Estaré bien, regresaré.
-Nunca te olvides… - Susurró este besándole la frente – Aquí te esperan personas que te aman.
-Descuida, sé cuál es mi hogar – Afirmó escuchando la última llamada del tren – Cuídate Ron.
-Igual tú – Musito para luego colocarse a la altura de Joshua – Cuídala Josh.
-Te lo prometo, tío Ron - Dijo el niño muy seguro.
Sí, le había rogado quedarse pero había respetado la decisión de la rubia.
Después de tantos años y todas las dificultades pasadas, la parte más egoísta del pelirrojo agradecía porque estuviesen lejos cuando lo peor de él salió a flote; el odio, la rabia y el dolor le consumieron hasta tal punto que perdió el norte y daño a lo más preciado que tenía, jugó con los peores trucos y perdió, tomo las peores decisiones y casi pierde la vida. Si hubiesen estado aquí tal vez jamás podría haberles mirado a los ojos, aunque poco valía la pena.
Hoy, no pudo sostenerle la mirada a Joshua por más de un minuto.
Pasaron minutos y la lechuza de Luna llegó hasta la oficina provocándole un mal presentimiento, después de todo, le había pedido mantenerle informado sobre el estado del pelinegro. La abrió y leyó esperando malas noticias pero sólo encontró un sutil: "Ven al hospital."
Caminaba por el pasillo principal esperando llegar al fondo y encontrarse con el resto de la familia pero sólo encontró a la rubia susurrándose cosas con el mejor amigo de James; Mike. El aludido pareció comprender porque asintió y se marchó del lugar sin percatarse de la presencia de un tercero.
-Luna… - Le llamó en apenas un susurro.
-Ron… - Dijo la mujer esbozando una ligera sonrisa
-¿Qué ocurrió? – Preguntó intrigado y sin moverse de su lugar. Temía avanzar y desmoronarse
-Hubo complicaciones… - Susurró sosteniéndole la mirada al pelirrojo – Dejo de respirar por algunos minutos…
-¿Qué dices?
-Le aplicamos algunos hechizos y logramos estabilizarlo – Aclaró la mujer – Respira pero con apoyo mágico y con mucha dificultad.
-Se salvará…
-Será mejor llamar al resto de la familia – Soltó desviando la mirada del hombre – Su condición podría empeorar en las próximas horas.
-Va a morir. – Dijo Ron con sequedad. El corazón parecía subirse por la garganta y sentir sus oídos palpitar. – Dime la verdad.
-No lo sé – Negó encontrándose con la destrozada mirada del pelirrojo. Odiaba verlo así, y más porque casi siempre portaba esa mirada, no soportaba verlo sin brillo ni alegría – Llamad a todos.
-De acuerdo – Susurró apretando los puños.
Camino hacia la oficina que compartía con Mike para luego encontrarle revisando varias carpetas, los medimagos se llevaban de lo mejor y compartían la mayor parte del tiempo juntos, y cuando ambos supieron lo que les unía a Harry, se enfrascaron en la difícil misión de desenredar aquel misterio. Dejo la puerta entre abierta y cruzó miradas con su compañero quien se preocupó al verla.
La rubia recordaba el reencuentro con el pelirrojo y sencillamente no comprendía como un hombre podía cambiar en once años. No esperaba la madurez personificada en él pero tampoco el reflejo de una persona tan golpeada por la vida; la mirada oscurecida por la tristeza, el rostro rígido al igual que la postura corporal y el tono de voz tan desentendido como si fuesen dos completos extraños. Había escuchado los rumores del estricto y severo jefe de aurores pero jamás imagino que aquello se aplicará hacia sus amigos, hacia ella.
-Tranquila… - Susurró el chico abrazándole cuidadosamente – Ya verás que recuperará fuerzas.
-Mike… - Susurró ahogando los sollozos.
-Llora… - Musito en apenas un susurro – Llorar nos hace sanar, vamos.
Inspiro profundo intentando calmar sus emociones y evitar desmoronarse en ese lugar, retrocedió hacia la sala de espera para alejarse de los sollozos de la rubia y los consuelos del castaño que rasgaban su corazón y le apretaban la garganta. No quería mostrarse débil y menos en aquel momento tan difícil para todos, por breves segundos no supo que escribir en la carta que envió a Rose, Remus y Natalie, y sólo se limitó a imitar la nota de su amiga.
¿Cuántas horas quedarían? Odiaba pensar que todo terminase así, los recuerdos con sus amigos agolparon su mente y le hacían aumentar la presión sobre el pecho. Movió la cabeza y se enfocó en el responsable de todo; la imagen de Rafael le hizo envenenarse la sangre y temblar de furia, el estado de su mejor amigo y la desaparición de la castaña eran responsabilidad de ese sujeto. Y apenas le encontrarán, pagaría por todo el daño realizado.
Y ésta vez sería menos generoso.
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-Atacaron durante la cena – Susurró Joshua leyendo los informes – Aprovecharon que todos estaba en el comedor…
-Nuestros padres – Habló James – Estaban fuera del comedor y lograron sacar a algunos alumnos. Los profesores evacuaron a otros por los pasillos secretos, en su mayoría, pequeños de primer y segundo año.
-Se separaron en las escaleras – Acusó Rose observando un mapa del colegio – Mi madre llevaba a alumnos de quinto año a los jardines y coger un pasadizo secreto hacia la torre de astronomía. Harry llamó la atención de los mortifagos y los atrajo cerca de la escalera de caracol.
-¿Dónde le llevaría? – Inquirió Joshua.
-A la oficina de la directora – Dijo James pensativo – No tiene mucho sentido, pudo coger un pasillo secreto o bien subir hacia la oficina.
-Comprendo… - Acusó el castaño jugando con la pluma – Crees posible que haya sido capturado antes de llegar.
-No lo descarto – Opino el muchacho – Lo encontramos a cincuenta metros de las escaleras.
-Y Hermione…
-El grupo de quinto llegó a salvo – Informó la mujer pensativa – Es obvio que regreso para seguir ayudando o tal vez buscar a Harry.
-Según Severus Snape – Suspiró el auror – Presencio como derribaron a Hermione pero estaba consciente cuando la llevaron.
-Hacia dónde
-Hacia aquí – Señaló el aludido en el mapa. – Al otro extremo del castillo, el pasadizo que conecta Hogwarts con Hogsmeade.
-Hogsmeade – Musito Joshua anotando dicho lugar – Ya tenemos un lugar.
-Se dice que Harry intento proteger a una alumna – Leyó Rose – La encontraron muerta a escasos metros de él.
-Con el alboroto de la situación es posible – Musito James – Nuestra única certeza es sobre el responsable, Rafael.
-Sí, varios testigos lo afirmaron – Afirmó la chica – Reconocieron la fotografía.
-Comprendo – Susurró el castaño – Cuando estudiábamos las posibilidades de ataque de Rafael, siempre descartábamos el colegio por considerarlo un lugar seguro y de difícil acceso. Nos equivocamos completamente.
-Con las actividades de grupos mortifagos jamás lo imaginábamos – Masculló el chico frunciendo el ceño – Nos confiamos.
-No tiene sentido lamentarnos – Habló Rose observando a ambos hombres – Ya tenemos pistas y es lo importante.
-Con permiso… - Dijeron desde la puerta – Llegó una nota del señor Weasley.
-Una nota – Inquirió la castaña incorporándose de la silla – Gracias. – Dijo para luego desenrollar el pergamino y leerlo en voz baja, Sorprendida, subió la mirada hacia su novio – Vamos al hospital. – Acusó.
-¿Qué dices? – Inquirió James observando el semblante preocupado de su novia
-Es Harry.
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A Harry Potter lo recordaba por las celebraciones donde se reunía toda la familia, y en general, porque se trataba del mejor amigo de su tío favorito y siempre les veía juntos. Cuando se enteró de la relación de Harry y Hermione se sorprendió y al mismo tiempo se preocupó por el pelirrojo, y si no fuese por la tranquilidad de su madre, de seguro hubiese viajado a Londres para saber de él.
Apenas ingresaron al hospital visualizaron la figura de su madre y la de otra persona, tanto Rose como James parecían conocerle mientras él sólo atino a saludar con la cabeza. Sus recuerdos le seguían guiando hacia el ojiverde y del terrible momento por el cual pasaban todos, y lo que era peor, sin la presencia de Hermione.
-¿Qué ocurrió? – Preguntó James algo agitado por la carrera. Su mejor amigo le tranquilizó con la mirada – Mike… - Soltó llamando la atención de Joshua. Aquel castaño era el compañero de su madre, no le conocía personalmente pero si le había hablado de él. - ¿Por qué nos llaman?
-Calma – Dijo Luna esbozando una sonrisa triste – Es preferible esperar…
-¿A quién? – Susurró Rose.
-James… - Dijeron a espaldas de los aurores. Natalie Potter, la hija menor de Harry caminaba hacia ellos con expresión preocupada. - ¿Qué ocurre? – Inquirió dejándose abrazar por su hermano – El tío Ron dijo que era urgente.
-¿está aquí? – Habló Joshua por primera vez. Natalie pareció reconocerle y el resto poso la mirada sobre Luna
-Sí, lo hice venir – Asintió la mujer – Hubo complicaciones en el estado de Harry; perdió la respiración por algunos minutos, logramos estabilizarlo pero sigue grave. Respira apoyado de equipamiento mágico.
-Es grave…
-Para cualquier paciente y sin importar el estado de gravedad, respirar por sí mismo es primordial – Comentó la rubia – Debe recuperar la capacidad de respirar en las próximas horas…
-Si no – Masculló James
-Podría quedar con secuelas o morir – Susurró la medimaga bajando la mirada con pesar.
Observo a los hermanos refugiarse en los brazos del otro y aplacar el dolor que sentían en ese momento, rogando porque su padre burlase la muerte y siguiera junto a ellos. De seguro, resistiéndose ante la posibilidad de regresar a su hogar y encontrarle vacío, sólo cobijados por los recuerdos de un pasado que jamás se repetirá, truncado por el ataque del enemigo y del cual todavía tiene cautivo a una parte de ellos.
Hermione. La ex esposa del pelirrojo y de su tío favorito; la mujer que recordaba con cariño cuando apenas era un niño.
-Quiero verlo – Acusó Natalie abrazada a su novio
-Se encuentra Ronald – Dijo Mike bajando la mirada hacia su novia. – Iré a decirle que estás aquí.
-Yo quiero ir – Soltó Joshua dirigiéndose hacia su madre. La aludida pareció dudar por unos segundos pero finalmente asintió – Gracias.
-Quinta puerta a la derecha – Habló Luna observando a su hijo marchar
¿Cuán herido estás? Se preguntaba Joshua a medida que se acercaba a la habitación de Harry y donde esperaba encontrar a Ronald; recordaba la frialdad de sus palabras, la mirada perdida y la sonrisa forzada tan impropia de él, y recordarlo, le volvía a estrujar el corazón y hacer añicos todos los recuerdos que guardaba cuando niño. El pelirrojo había sido el padre que siempre quiso y lo admirable por sobre todas las cosas, la figura paterna siempre estaba representada por él, y alejarse hace once años supuso un corte en su relación, ya las visitas se hicieron esporádicas y los sucesos que les golpearon dejaron en segundo plano cualquier vínculo que tuviesen.
Verlo después de tantos años lo dejaba confundido y profundamente herido, y no sólo por su actitud sino por lo que expresaba, la tristeza que embargaba al pelirrojo lo entristecía a él. Después de todo, verlo a los ojos y sólo encontrar tristeza y sufrimiento no era precisamente sentimientos tranquilizadores.
Apenas ingreso a la habitación visualizó la espalda del pelirrojo y del como ésta temblaba ligeramente; sollozaba. El temblor de los hombros le delataba y a escasos metros el cuerpo de Harry Potter permanecía inmóvil, respirando con evidente dificultad por el equipo de respiración.
-Hemos llegado – Dijo él en apenas un susurro. El pelirrojo tenso la espalda y disimuladamente se limpió los ojos – Natalie y el resto quiere verle.
-Dame unos minutos – Masculló el aludido sin ningún tipo de emoción – Quiero estar solo.
-Ya suficiente lo has estado ¿no crees? – Apremió Joshua frunciendo el ceño. Sintiendo a aquel hombre encerrarse en una dura caparazón de acero, lejano a todas las personas que amaba.
-Como quieras – Acusó girándose para cruzar miradas con el muchacho y pretender salir de ese lugar sin emitir otro comentario.
-¿Por qué actúas así? – Preguntó interponiéndose en el camino del jefe de aurores. El aludido frunció el ceño y le plantó cara, retándose con la mirada – Pretendiendo ser fuerte cuando no lo eres.
-Sal de mi camino – Ordeno el pelirrojo endureciendo la mirada. – No te entrometas en asuntos ajenos…
-Once años y ya has olvidado todo – Soltó apretando los puños. Ronald se mantuvo indiferente – No significa nada para ti.
-Has sido llamado para cumplir órdenes, sólo eso. – Acusó pasando del muchacho para salir pero éste nuevamente le cortó el paso – Escuche señor…
-Sé perfectamente la misión que debo cumplir – Masculló Joshua con resentimiento – Te prometí proteger a mi madre y así lo hice por años – Argumentó sin poder cambiar el semblante de Ronald – Jamás olvidé cual era mi hogar y mamá tampoco, y cuando regresamos, la promesa que hice siendo un niño es amenazada por romperse y sólo por ti. Tu indiferencia nos hace daño y no pienso permitirlo.
El pelirrojo sólo bajo la mirada para luego pasar del muchacho y dirigirse hacia la puerta, ya no podía seguir sosteniéndole la mirada y mucho menos escuchar sus reproches, por lo demás, correctos y punzantes directo a sus emociones. Porque efectivamente les estaba haciendo daño a las personas que amaba, alejándolas de él y todo lo que representaba porque ya no podía ofrecerles nada.
-¿Por qué debería preocuparme por ti? – Preguntó Joshua al aire girándose hacia el pelirrojo que le daba la espalda, sujetaba el picaporte de la puerta con firmeza - Ni siquiera eres cercano, sólo un conocido. El hombre que conocí jamás nos hubiese tratado con indiferencia y mucho menos con desprecio. Habrías ido a visitarme cuando estaba grave pero sólo recibí la instrucción de regresar a Londres. El hombre que conocí no es un cobarde y era capaz de sostenerme la mirada por más cinco segundos.
Un rápido movimiento y ya caminaba de regreso hacia el muchacho quien le desafiaba con la mirada. Sin pensarlo dos veces le cogió por la túnica con la mano izquierda para con la derecha disponerse a golpearle, olvidando hace bastante donde y porque se encontraban en la habitación de un inconsciente Harry Potter.
-Hazlo – Susurró el muchacho sin soltarse del agarre – Golpéame y rompe la promesa de quien consideraba como un padre.
-Shhh… no llores, Josh – Decía un pelirrojo visiblemente magullado – Se acabó, no volverá a ponerte un dedo encima.
-Mi madre… - Sollozo un pequeño niño de cinco años - ¿Dónde está?
-Está abajo, tranquilo – Le miro sonriendo ligeramente. El pelirrojo tenía el labio roto pero sólo le dolía ver la pequeña mejilla del niño moratada. – Vamos…
-No, tengo miedo…. – Susurró ocultándose en pecho del hombre – Y si vuelve…
-No volverá – Afirmó abrazándole con fuerza – Nadie volverá a hacerte daño
-Lo prometes.
-Te lo prometo. Te cuidaré incluso de mí mismo.
Su puño tembló al igual que todo su cuerpo ante el recuerdo de ese pequeño niño sollozando y preocupado por el estado de su madre; apretó el agarre y dirigió la mirada hacia la mejilla izquierda donde una diminuta cicatriz se mostraba, provocada por un sujeto sin corazón y que prácticamente el mismo echo a patadas de la vida de Luna y Joshua.
Y el corazón del pelirrojo no aguanto tantos golpes ni recuerdos del pasado; bajo el puño amenazante y atrajo al muchacho en un fuerte abrazo lleno de significado y emociones guardadas. Su cariño por aquel joven supero la culpabilidad que sentía y derribo la inmensa barrera que levanto.
-Perdón… - Escuchó Joshua en apenas un sollozo – No debí involucrarte en esto… no sabía que estabas en España.
-No lo sabías – Negó el aludido sintiéndose en casa, por fin. – Me ofrecí para la operación, no te culpes.
-Joshua… - Negó el jefe de aurores deshaciendo el abrazo – No soportaba verte en ese estado, podrías haber muerto.
-Yo no… - Habló alzando las cejas percatándose de sus palabras – Me visitaste…
-Mientras estabas inconsciente – Confesó el pelirrojo – Le pedí a tu madre guardar silencio.
-¿Por qué?
-No tiene importancia…
-Ron…
Un agudo sonido proveniente de las máquinas que sostenían a Harry comenzó a sonar y sacó abruptamente de la conversación a ambos magos, quienes se apresuraron a sujetar el pelinegro que convulsionaba violentamente contra la cama, si seguía así podría hacerse daño o golpearse la cabeza.
El hijo de Luna salió raudo de la habitación para pedir ayuda y colocar en alerta a todos los presentes; prácticamente sacaron a Ron y Joshua a empujones del lugar ya que sólo medimagos debían hacerse cargo de la situación, dejando a todos con un profundo sentimiento de angustia.
-¿Por qué tardan? – Preguntó James después de algunos minutos. El silencio del lugar le tenía nervioso – Maldición…
-Tranquilo James – Concilió Rose echándole un vistazo a la hermana de él – No te exaltes.
-Perdón.. – Susurró bajando la mirada y luego posarla sobre la puerta de habitación. No soportaba tantas dudas, ya suficiente tenían con la desaparición de Hermione. – Necesito respuestas.
-Todos, James – Suspiro Ronald recuperando el semblante de tensión. Había bajado la guardia durante la conversación con Joshua pero la situación actual le pedía mantenerse serio – Ya verás que se recuperará.
-Treinta minutos – Dijeron desde la puerta. Un grupo de medimagos salía de la habitación visiblemente cansados – Ya vienen los médicos a cargo – Informaron.
-Gracias – Dijeron expectantes.
Esperaron por eternos segundos antes de identificar a Luna seguida de Mike; éste último permanecía con el ceño fruncido y no despegaba la mirada de un formulario, el mismo según James, que contenía la ficha de su padre y estado de gravedad.
-Volvió a su condición usual – Suspiró la rubia observando a los presentes. – Respira por sí mismo y permanece inconsciente – Aclaró haciendo que todos respiraran con tranquilidad, no suponía un gran cambio pero le sacaba de las garras de la muerte.
-Y las convulsiones… - Inquirió Natalie observando los gestos de su novio. Le conocía lo suficiente para saber que algo anda mal. – Mike…
-Es extraño – Dijo Luna observando a su compañero – Detectamos un hechizo inusual, residuos.
-¿Qué hechizo? – Preguntó James frunciendo el ceño
-Oblidate – Soltó Mike sorprendiendo a sus amigos – No sabemos porque el hechizo se manifestó ahora ni cuáles serán las consecuencias. Aplicamos un contrahechizo pero sí estuvo oculto durante dos meses…
-Será difícil determinar el daño – Concluyó Luna pensativa – Su nivel de inconsciencia es superficial y posiblemente despierte en los próximos días. Depende de cómo su cerebro organice los recuerdos que posee.
-Ustedes podrán determinarlo – Acusó Ron temeroso por las consecuencias – Algún hechizo o examen.
-Debo evaluarlo con el equipo – Dijo la mujer observando su reloj – No quiero realizar algún procedimiento que pudiese afectarle negativamente. Tampoco podría descartar que otro hechizo estuviese latente, lo tendré en observación.
-Gracias Luna – Susurró el pelirrojo – Podemos esperar aquí.
-Claro – Asintió la rubia esbozando una sonrisa – Permiso…
-Voy enseguida – Aclaró Mike recibiendo un gesto afirmativo de Luna – Rose… - Susurró haciéndole un gesto para que le siguiera, la mujer asintió.
Sujetó por los hombros a su hermana mientras cientos de pensamientos agolpaban su mente y le estrujaban el corazón con fuerza, no podía imaginar a su padre sin memoria, sin recuerdos ni imágenes de su vida, del pasado y del presente. De los momentos difíciles y también felices por los cuales pasaron durante estos últimos años: le abrumaba pensar que sólo se quedase con el recuerdo de la muerte de su madre y rogaba porque sostuviese firme aquellos compartidos con Hermione.
Alzó la mirada hacia su tío y éste parecía darle la razón; el ojiverde debía recordar los mejores momentos vividos pero la sombra de Rafael les decía lo contrario, tal dementor deja los peores recuerdos de la víctima.
¿Cuáles serían los recuerdos? Sería el profesor o el auror, el amigo o enemigo de Ronald, el cuñado o tío de Rose, el esposo de Hermione o Ginny, el enemigo de Henry o Rafael Lyon. Ninguno de los presentes podía decirlo y mucho menos imaginar tal situación, encontrándose desorientados y paralizados por la nueva situación del moreno.
El pelirrojo observó a todos los presentes y suspiro con pesadez: Lo peor estaba por venir.
Continuará…
¿Qué sucederá con Harry? Sin duda existen altas posibilidades de que el ojiverde pierda la memoria pero lo más intrigante es con qué memorias quedará al despertar, y lo peor de todo, del último recuerdo consciente con su esposa en Hogwarts.
Por otra parte, la personalidad de Ronald sigue cambiando y más cuando Joshua intentará traer de regreso a su tío favorito. Con respecto al recuerdo de él y Ron hace algunos años, pues iré profundizando con calma, no quiero agobiarles con tanta información.
Seguiré actualizando cada fin de semana, recién vamos comenzando.
Seguimos…
Saludos a todos.
