TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN A JK. ROWLING

BUENA LECTURA.

Frente a ti: Recuérdame

1° TEMPORADA

Capítulo Ocho

"Dolor y esperanza"

-Su hermano…

-Sí, Rafael Lyon… - Explicaba Ronald Weasley hace poco más de dos meses. Atraído por los diarios y el revuelo, Draco Malfoy apareció de nuevo – Regresó de España hace poco tiempo.

-¿Por qué ha regresado? Busca venganza – Inquirió con preocupación pero el pelirrojo guardo silencio - ¿Qué ocurre? Dímelo Ron.

-Debes saberlo… - Titubeo el hombre y Draco frunció el ceño – Pero él asesinó a Ginny, él ejecuto el plan.

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El día del accidente, ese oscuro día, el corazón de Draco Malfoy se rompió en mil pedazos y su vida dejó de tener sentido por la pérdida de la mujer que amaba; sumergiéndose entre los recuerdos de un pasado congelado en el tiempo por la ausencia del motor de dichos momentos, el futuro del rubio ya no tenía sentido porque la presencia de la pelirroja jamás le acompañaría para hacer realidad todos los proyectos que planificaron. Aquel día simplemente perdió el incentivo por la vida, y por muchos años, la soledad le acompañó en cada aspecto de la vida.

Hasta su llegada.

Sin pensarlo, la vida le daba una segunda oportunidad de compartir su vida con un pedacito de la mujer que amaba –y que creyó muerta – para devolverle la esperanza y colorido de su gris vida. Aquella niña tan parecida a su madre apareció para brindarle el aire que necesitaba y el motivo para levantarse cada mañana, arriesgó su vida y por un instante vengó la muerte de la mujer pero todo regresaba al inicio ante la revelación del pelirrojo.

Apretaba la mandíbula mientras sostenía una ligera inclinación de cabeza ante el verdadero asesino de su mujer, si deseaba asesinar a ese hombre entonces guardaría el orgullo y sería uno de los suyos, no importaban los riesgos salvo llegar hasta el final.

-Ryan…

-Señor… - Dijo un pelinegro Malfoy de ojos azules. Se posiciono de manera erguida, observando hacia delante

-Nos queda poco tiempo – Dijo Rafael paseándose por el lugar – Conoces el plan… - Afirmó ante la afirmación del hombre. – No dudes ni por un segundo, la quiero muerta.

-Sí señor – Afirmó él sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo – Ejecutaré la orden.

-Perfecto – Sonrió Lyon. – Ve a tu lugar, pronto llegarán.

-Como usted diga – Dijo haciendo una ligera reverencia para luego salir de ese lugar rumbo hacia los calabozos.

Su siguiente misión – si realmente fuese un mortifago – sería sencilla y pan de cada día; asesinar a una persona era una misión sencilla para cualquier mortifago y no representaba un problema, el sentir ansiedad, temor o remordimiento eran sentimientos totalmente superados para ellos. Sin duda, él avanzaba hacia los calabozos con el mejor porte y sobriedad que su cuerpo le permitiese, ya que por dentro temblaba como una hoja mientras intentaba tomar una decisión.

Ejecutar a Hermione o salvarle la vida.

Apenas logró infiltrarse pudo conocer el paradero de la castaña y dar con los planes de Rafael, el ataque a Hogwarts le hacía ganar poder y dejar fuera de combate al niño que vivió, le brindaba superioridad frente al resto de mortifagos – al principio – reticentes con el liderazgo de Rafael pero que luego se rindieron ante su capacidad de organizar y sembrar el terror en la comunidad mágica. El mortifago tenía cualidades propias de cualquier líder de su envergadura y digna de cualquier persona sin escrúpulos: calculadora, audaz, despiadada y sin remordimiento alguno.

Y lo más importante, sin compasión por nadie.

-Recuerda la orden, Ryan – Dijeron a espaldas de él – Ante la primera explosión, ejecútala.

-De acuerdo, Scott – Asintió el aludido sin apartar la mirada de la mujer que dormitaba – No pierdas tiempo, ya vienen.

-Lo sé – Suspiró el mortifago – Si todo sale bien, acabaremos con Ronald.

-Eso espero – Masculló Draco – Nos vemos.

-Hasta luego

El pelirrojo iba a morir.

El plan parecía perfecto y carecía de errores porque el líder de los mortifagos conocía cada punto débil de su enemigo; lo hizo con Harry y ahora le tocaba a Ronald pero éste último correría una suerte distinta, él moriría. Apretó la varita intentando despejar su mente para pensar en un plan, poco tiempo le quedaba y debía coger una solución; salvar la vida de la mujer que tenía frente u optar por la vida del pelirrojo.

-Confiaba en ti, maldición – Decía Ronald intentando convencerle para no asesinar a Henry y permitir que fuese a Azkaban. – Jamás le importó tu pasado pero no permitiría que fueses un asesino.

-Escucha… -

-Nunca te pediría matar – Aseguró el pelirrojo mientras él cedía en el agarre de la varita frente a Henry – Si pudiese pedirte o hacerte prometer entonces sería amar y cuidar de esa niña, su hija.

El primer estruendo de la batalla le hizo apuntar la varita hacia la castaña.

-Sabe que estás aquí – Preguntaba él mucho antes de la muerte de Ginny. Cuando el pelirrojo conocía la relación de ellos y del embarazo de la pelirroja – Ya veo – Complemento al observar el gesto negativo del auror. – Sé la lealtad que posees con Potter.

-No vengo por ello – Negó el auror apoyándose sobre el brazo del sofá – A veces los lazos sanguíneos pesan más, puedo ver el cambio y lo feliz que es – Admitió ante su sorpresa – Su situación es difícil y no podrán ocultarse por mucho tiempo, lo saben.

-Sí – Suspiro él – No pienso dejarla sola, te lo dije, la amo.

-Te mataría si la dejases – Acusó el pelirrojo y él supo que no bromeaba - ¿Cuánto estás dispuesto a arriesgar? Eres un Malfoy, posees una gran fortuna y reputación, buena o mala.

-No me importa…

-Estás seguro…

-Completamente.

-Matarías por ella – Inquirió sin despegar la mirada de él, retándole. Se tomó su tiempo, dejó la copa de alcohol sobre la mesilla de centro, sonrió – Contesta Malfoy.

-Sí, mataría – Confesó cruzándose de piernas de manera elegante, propio de él – Si Ginny lo pidiese, lo haría sin dudar.

-Buena respuesta – Suspiró el pelirrojo.

No, la mujer que amaba jamás avalaría asesinar a la castaña.

Bajo la varita escuchando un segundo estallido y suspiro con pesar; con aquella elección, el pelirrojo podía darse por muerto porque no podría exponerse.

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El primer estallido puso en alerta a todos los aurores del lugar para después aparecerse en el segundo punto de ataque, y ante los hechizos que cruzaban el campo de batalla tuvieron que volcarse al suelo para buscar un mejor sitio para atacar. Al menos el pelirrojo permanecía con todos los sentidos en alerta; tácticamente tenía a todos ubicados, James y Rose detrás de él a cinco o diez metros, Remus y Teddy a veinte metros por delante, y finalmente, Joshua avanzaba entre los enemigos junto al pequeño grupo que había formado.

Aquel lugar apenas había cambiado y los mortifagos lo conocían a la perfección, como él. Cada movimiento parecía calculado y no temían dar un segundo paso para seguir atacando, y él tampoco temía dar ese paso, porque había pasado meses infiltrado en ese lugar compartiendo con ese enemigo, aprendiendo sus técnicas y métodos inhumanos de tortura.

Con un rápido movimiento de varita dejo inconsciente a otro sujeto. No quería seguir recordando aquellos días.

-¡Sigue avanzando Joshua! – Gritó el jefe de aurores esquivando maldiciones. El muchacho asintió y continuo camino hacia el interior de la zona; los túneles.

Su cubrió la nariz con una pañoleta mientras ingresaba a los túneles en compañía de Melissa, aquel sitio casi le quitó la vida hace algunos años y al mismo tiempo fue su propio refugio.

-¡DERRUMBE! – Escucharon los aurores viendo caer el techo del túnel.

-¡Corre a la izquierda! – Acusó Melissa arrastrándole consigo. El pelirrojo corrió tras de su compañera mientras los hechizos continuaban.

Su respiración se volvió frenética y los latidos de su corazón se escuchaban sobre los oídos, el sudor se extendía por su rostro y su mano derecha temblaba al igual que la varita. La voz de Joshua seguía vagando por su mente y sintió terror porque le hubiese sucedido algo, y más porque no conocían las intenciones de Rafael, existiendo tantas personas cercanas a él, era difícil identificar a quien iba a atacar.

-¿Estás bien? – Preguntó Melissa respirando agitadamente

-Sí… - Masculló incorporándose del suelo – Vamos…

-No, espera. – Dijo sujetándole de la túnica – Es peligroso.

-Joshua….

-Estará bien. – Aseguró la mujer – Debemos salir sino queremos ser atrapados.

El pelirrojo observó el túnel que tenían por delante y aunque quería seguir al chico, conocía perfectamente el plan de emergencia, estaban preparados para ese evento y su orden había sido clara. Volvió a mirar a su compañera quien le miraba con intensidad, y sin más, asintió.

Corrieron de regreso hacia donde se desarrollaba la peor parte del combate, a medida que iban acercándose podían escuchar los hechizos y las ordenes de cada bando por ganar terreno. Apenas salieron del exterior un segundo estallido les hizo caer al suelo, a duras penas lograron incorporarse y para cuando lo hicieron se vieron rodeados por cuatro sujetos debidamente enmascarados.

-Ronald… - Dijeron llamando la atención del pelirrojo

Cabello rubio y ojos azul oscuro le devolvían la mirada al pelirrojo quien parecía estar frente al difunto Henry Lyon pero en realidad lo estaba frente a su hermano, el hombre sonreía, disfrutando de ese momento y de seguro de su próximo movimiento. De pronto el lugar quedo dividido en tres partes y el jefe de aurores sintió miedo por las personas que amaba: al interior de los túneles se encontraba Joshua y fuera de ellos pero alejado de él se encontraba su hija, sobrino y amigos.

-El jefe de aurores – Sonrió Rafael alzando las cejas – Después de cinco años… el traidor regresa a casa.

-No soy un traidor – Dijo el aludido – Jamás pertenecí a su grupo.

-Sí claro… - Suspiró el hombre bajando la mirada – Sin embargo, aprendiste mucho de nosotros.

A su lado, Melissa le retuvo de la muñeca.

-Un buen infiltrado desempeña un buen papel – Acotó sin quitar su sonrisa – Conviviendo con asesinos por meses, lo normal sería que aprendieses a serlo, ya sabes Ron… - Se explicó cruzándose de brazos – Asesinar, torturar e infringir dolor. O me equivoco.

El pelirrojo apretó la varita con firmeza mientras los recuerdos agolpaban su mente y un escalofrío recorría su espalda; porque su alma estaba rota producto de las maldiciones que vocifero a personas inocentes y sus oídos colmados por las suplicas. Sí, él había torturado y herido de gravedad a personas inocentes sin poder oponer resistencia, y lo hizo durante varias semanas antes de ser dado como traidor, y aunque habían pasado cinco años la culpa y el remordimiento seguían provocándole pesadillas y noches sin dormir.

A su lado, la respiración de Melissa se agitó y él regreso la mirada hacia el hermano de Henry.

Y su respiración se cortó.

-Mis advertencias se respetan, Ron.

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Apenas la polvareda se disipó quiso seguir avanzando por el túnel junto al resto de sus compañeros pero a menor velocidad producto de lo inestable del lugar y el riesgo que suponía un derrumbe de mayor envergadura. Casi por instinto siguieron avanzando hacia los calabozos, según el pelirrojo, si la castaña estaba cautiva ese era el lugar donde debían dirigirse, rescatarla y salir inmediatamente de ese lugar rumbo al hospital.

-No mires hacia atrás, sigue adelante – Decía el pelirrojo a segundos de atacar la zona – Apenas encuentres a Hermione, avisa la retirada y ve al hospital.

El derrumbe les hizo separarse y él prácticamente tuvo que reprimir las ganas de regresar, ya se encontraban cerca de los calabozos y no podían retroceder a buscar ayuda, sólo de ellos dependía la seguridad de Hermione y la suya propia. El grupo avanzó por un estrecho pasadizo hasta llegar a los calabozos; el primer auror en pisar el lugar recibió un hechizo provocando la alerta en todos, se apegaron a las paredes del lugar y continuaron avanzando hasta reunirse en la entrada del lugar.

Un movimiento afirmativo e ingresaron juntos.

El castaño rodó por el suelo sin perder de vista a su atacante quien terminaba por noquear a tres aurores, obviando el dolor que sentía y sin pensar en un plan concreto se abalanzó hacia el hombre. Golpearon la pared para luego caer al suelo y trenzarse a golpes – ya con las varitas perdidas – sin preocuparse demasiado por la seguidilla de explosiones y el inminente derrumbe del lugar.

Un ciego golpe del hombre dejo a Joshua por breves segundos en el suelo, el suficiente, porque se vio atrapado entre el suelo y la varita de su atacante quien pareció suavizar su mirada y expresión, reconociéndole – algo extraño – porque él jamás tendría relación con un asesino y menos con un mortifago. Aprovechando la breve distracción del sujeto, le golpeó el estómago y recupero su varita para luego ser él quien estuviese al mando de la situación, sin embargo, y esperando cualquier tipo de insulto el hombre sólo atino a reírse.

-¿De qué te ríes? – Soltó Joshua respirando agitado por la pelea. Observó rápidamente el lugar para dar con un bulto, alejado sobre una esquina – Se encuentra Hermione… - Acusó provocando una sonrisa burlona - ¡Dímelo!

-Un digno hijo de Luna – Vociferó el hombre. Un rápido movimiento y logro arrebatarle la varita al muchacho – Finite…

De pronto, la mirada azulina del hombre pasó a hacer gris y el cabello rubio.

-Draco… - Susurró el auror dando un paso hacia atrás. El aludido se incorporó del suelo sin dejar de sonreír y con un corte profundo en el labio - ¿Qué demonios haces aquí? – Preguntó frunció el ceño. Alarmado porque pudo matar al rubio – Pude haberte matado…

-Y tus amigos igual – Menciono observando a los aurores inconscientes – De todos jamás pensé encontrarte aquí.

-Estás infiltrado… - Razonó el muchacho abriendo los ojos. El rubio negó y observó hacia el rincón – Draco…

-Te lo explicaré después – Musito recuperando su varita – Debemos salir de aquí.

-Es Hermione – Susurró acercándose hacia la castaña quien parecía dormir - ¿Cómo está?

-No podría decirlo – El rubio endureció la expresión mientras cargaba a la mujer – No tengo acceso completo a este lugar, vámonos.

-Debemos regresar al hospital

-De acuerdo – Murmuró sujetando un trasladador – Reúne a tus compañeros, no hay tiempo.

-Bien – Asintió el muchacho

Apenas logró reunir a todos cogieron el trasladador perfectamente acondicionado para la ocasión para luego aparecerse en medio del hospital, a la vista de todo el mundo, generando distintas reacciones y murmuraciones, principalmente porque la mujer que cargaba Draco Malfoy se trataba de la esposa de Harry Potter. Y por otra parte, el rubio aparecía públicamente después de cinco años y de haber protagonizado la captura de Henry Lyon en Hogwarts.

Fueron recibidos por sanadores quienes les dirigieron a un lugar más privado y sin las miradas de curiosos, prácticamente corrieron por los pasillos hasta llegar al segundo piso del hospital. A los minutos de llegar observaron a Luna y Mike avanzar hacia la cama donde era atendida la castaña; la rápida mirada de la rubia hacia ambos hombres les hizo saber que debían esperar fuera y sin oponerse salieron de la habitación en medio de órdenes y hechizos de curación.

El joven auror prácticamente se derrumbó sobre el primer asiento y su cuerpo comenzó a asimilar todo el esfuerzo que realizó. De pie junto a él, el rubio parecía sentir lo mismo porque sujetaba su abdomen con evidente dolor, y poder evitarlo sonrió, no tenía la culpa de que Draco estuviese infiltrado.

-¿Quién te infiltró? – Preguntó Joshua intrigado

-Nadie

-¿Nadie? – Repitió el muchacho incorporándose del asiento con pesadez – No puedes infiltrarte solo.

-Yo tome la decisión, Joshua – Soltó el rubio devolviéndole la mirada – Lo hice para capturar a Rafael. Con el traslado de Hermione a la zona sur, cambió el plan.

-¿Cuál traslado?

-El primer mes permaneció cautiva en Italia – Informó pensativo – Después le trasladaron a la zona sur, él esperaba el ataque del ministerio y me ordeno asesinarla. Su plan era perfecto pero no contó conmigo.

-Comprendo… - Susurró el chico sorprendido – Así que tiene espías en el ministerio.

-Como siempre – Dijo encogiéndose de hombros – Han pasado cinco años desde el ataque al ministerio de magia y prácticamente el derrumbe de éste, es de esperar que continúen los nexos con Rafael.

-No debiste hacerlo – Cuestiono Joshua – Colocas a tu hija en riesgo.

-Hemos tenido suerte, Hermione pudo morir. –

-Igual tú.

-No espero que comprendas – Negó esbozando una triste sonrisa – Sólo busco vengar la muerte de Ginny.

-Draco…

-¡AYUDA! – Escucharon desde el otro extremo del pasillo. Apenas si lograron reaccionar porque Mike salía raudo de la habitación para asistir a los recién llegados.

James y Ronald; el primero semi consciente y herido, el segundo inconsciente y con un golpe en la cabeza.

Del otro lado pasillo y atraído por el alboroto del lugar; Harry Potter observaba la escena, pálido.

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-Luna… - Susurró él intentando avanzar pero siendo retenido por su compañera – Déjala ir.

-No aprendes, verdad – Sonrió el hombre apuntando hacia la mujer; con una venda sobre los ojos e imposibilitada de hablar – No aprendiste del ataque al hospital.

-Déjala… - Dijo sintiendo el corazón latir con fuerza

-Si el mismo Harry Potter suplico… - Río el sujeto al igual que el resto de mortifagos - ¿Por qué crees que accedería contigo?

-Rafael… - Siseo

-No doy segundas oportunidades, Ron – Negó bajando la mirada hacia la rubia – AVADA KREDABRA.

-¡LUNA NO! – Gritó él deshaciéndose del agarre de Melissa. No avanzó ni cinco pasos porque un potente hechizo le hizo caer al suelo y con la visión nublada pudo percatarse de la señal de salida de Joshua, ya habían terminado.

Con la mirada sobre el cuerpo inerte de Luna, se desmayó.

Cerró los ojos con fuerza evitando despertarse por completo, obviando los murmullos alrededor suyo, para continuar con su profundo sueño y evitar sentir aquel terrible dolor que destrozaba su alma en mil pedazos. Sin embargo las conversaciones llegaban cada vez más nítidas y ya pronto sería imposible hacerse el dormido, y más por las voces alrededor suyo parecía preocupadas por su estado, y cómo no estarlo si prácticamente fue encontrado en medio de la zona sur; inconsciente después de haber presenciado la muerte de Luna.

Apretó los puños y su expresión se tensó al recordar tal horrible escena sin oponer resistencia alguna, su última visión le hacía marearse y llenarse de un profundo odio hacia Lyon y compañía. Hacia ese lugar que seguía representando dolor y sufrimiento como hace siete años.

-Hay que dejarlo – Escuchó la voz Mike. Todos obedecieron porque la puerta no tardo en abrir y cerrarse.

El silencio inundo el lugar y martillaba sobre sus oídos dejándole solo con sus pensamientos y temores, aquel dolor esparciéndose por todo su ser y blindando una coraza. Haciendo realidad el miedo de su hija y de Luna; aquel infierno volvía a romperlo y regresaba con nuevas defensas para evitar mostrar cuán destrozado se sentía.

Sin abrir los ojos buscó la posición fetal para brindarse un poco de seguridad y poseer la única oportunidad de llorar – escondido de todos – por la mujer que amaba y perdió por culpa suya, por ser incapaz de protegerla como correspondía y de dejarla a merced de su enemigo. Después de aquel amargo llanto optaría por secar las lágrimas y concentraría todas sus energías en la búsqueda de Rafael; buscaría venganza.

Un movimiento junto a él cortó cualquier sollozo para luego permanecer en silencio, agudizando el oído escuchó a alguien sentarse sobre la cama y luego sentir una suave caricia sobre su cabello. Se preguntó entonces si sería su hija quien había permanecido junto a él pero no tenía el valor suficiente para abrir los ojos y enfrentarle, se encontraba demasiado roto para hacerlo y no quería mostrarse así.

-Déjame solo – Balbuceo él sintiendo la garganta apretada producto del llanto – Por favor.

Un suspiro resignado se escuchó, de seguro era Rose.

-Rose… - Masculló abriendo los ojos pero sin girarse hacia la mujer – Déjame solo. No quiero ver a nadie.

-Ni siquiera a mí – Dijeron cerca de él – Mírame Ron… - El pelirrojo se giró hacia la mujer, sin atreverse a subir la mirada hacia su rostro pero si identificando un colgante.

El colgante que identifico como suyo.

-No puedo aceptarlo – Decía Luna ordenando su equipaje la tarde antes de partir – Es el regalo de la academia, Ron.

-Sí, y quiero que lo tengas – Repitió él por enésima vez – Acéptalo.

-Lo tienes por una razón, seguridad – Acusó la mujer rodando los ojos – Evita…

-Lo sé, lo sé… Imperius, filtros de amor y envenenamiento, cógelo – Insistió – El peor de los casos es terminar envenenado y jamás recibiría comida de un mortifago.

-Ronald…

-Me sentiré seguro si lo usas, por favor.

-¿Por qué no se lo regalas a Hermione? – Inquirió señalando el pequeño colgante en forma diamante.

-Es Hermione… - Dijo encogiéndose de hombros. – Cógelo Luna.

Subió la mirada para encontrarse con el intenso azul de su rubia amiga y una pequeña sonrisa extendiéndose por su rostro, abrió y cerró la boca sin emitir sonido alguno, totalmente sorprendido por tener a la mujer frente a él. Se restregó los ojos secando las lágrimas para luego incorporarse ligeramente de la cama y sujetar con sus propias manos el rostro de su amiga; sintiendo su tacto, respirando su aroma y maravillándose con la mirada llena de vida.

De pronto los pedazos del corazón del pelirrojo fueron reuniéndose poco a poco mientras sentía una cálida sensación agolparse en su pecho, y aunque probablemente luego alegará moralidad y prudencia, ya no podía seguir ocultando sus sentimientos.

Y acortó la distancia con la rubia para besarla.

-Abres esa puerta y eres hombre muerto – Amenazaba Rose a Joshua desde fuera de la habitación. El aludido entrecerró los ojos, divertido – Hablo enserio.

-No tienes curiosidad – Inquirió alzando las cejas de manera sugerente.

-Déjalo Joshua – Suspiró Mike sonriendo –Ronald debe sentirse aliviado, no arruines el momento.

-Aburridos – Suspiró el chico con resignación. - ¿Cómo está James? – Preguntó observando a su amiga.

-Duerme… - Dijo la chica esbozando una sonrisa – Saldrá apenas despierte.

-Debe estar en recuperación – Acotó Mike – Esa herida sobre el brazo le hizo perder mucha sangre.

-Fue culpa mía – Susurró la mujer bajando la mirada – No entiendo que ocurrió…

-¿Qué ocurrió? – Inquirió Joshua preocupado

-El hechizo que pronuncie no se ejecutó – Musito ella – Un mortifago me atacó y James se colocó en medio.

-Revisaste la varita – Inquirió el auror preocupado. Rose asintió – No te preocupes, ya ves que está bien. Tranquila.

-Rose…

La aludida observó a su amigo con intención.

-Oh Mamá, cómo está – Soltó Joshua recuperando la sonrisa. La rubia le devolvió la mirada, intrigada – Sigue pensando que…

-No, claro que no – Negó la mujer – Aquel engaño le afecto demasiado pero logró comprender que era falso.

-Eh… -

-Podemos verle… - Interrumpió Rose

-Saldrá pronto… - Dijo la rubia – Quiere visitar a Hermione.

-Perfecto – Susurró el sanador observando a su amiga – Nosotros visitaremos a James.

-Yo me quedo – Aclaró el auror

Ambos amigos asintieron y continuaron caminando en silencio hacia la habitación del auror, aliviados porque el pelirrojo estuviese bien y pudiese despertar de esa pesadilla creada por Rafael. Después de haber irrumpido en la zona sur, el saldo de la operación era positivo y con pocas bajas de su lado, la seguridad había funcionado y el objetivo principal de esa intervención había sido cumplido; la esposa de Harry Potter estaba de regreso.

Al igual que Draco Malfoy.

Apenas vieron al rubio parado en medio del hospital y siendo observado fijamente por el ojiverde, llegaron a pensar que el moreno recaería de nuevo y pudiese cometer alguna locura, después de todo, el hombre era responsable porque Ginny viajase a Italia y dejase a su familia en Londres. Sin embargo, el atisbo de duda quedo zanjada apenas los quejidos de James llamaron su atención y la mención de su castaña esposa – con vida – llegaron a sus oídos.

-Debes tomar un suplemento – Susurró el sanador rompiendo el silencio – Pudiste salir herida.

-¿Qué está sucediendo? – Preguntó la mujer preocupada por su estado

-Creo saberlo – Dobló sobre la esquina y abrió la puerta para ingresar a la habitación de James. El auror dormía después haber controlado la hemorragia – Es parte del desarrollo y afectará tu magia – Sostuvo bajo el umbral de la puerta – Debes decírselo…

-No puedo hacerlo – Se negó la mujer observando la cama donde se encontraba su novio – Tomaré los suplementos.

-Rose… - Dijo en tono de reproche caminando junto a ella hasta la cama de su amigo – No podrás seguir ocultando la verdad, ya recuperamos a Hermione y ésta situación se establecerá. Puedes decírselo, por favor.

-Lo haré – Suspiró la mujer con cierto temor - ¿Crees que lo aceptará?

-Estás bromeando… - Le miró alzando las cejas con diversión. – No temas por eso, sólo procura hacerlo lo antes posible. Comienza a sospechar y podría salir perjudicado, lo sabes.

-Sí, lo he notado – Movió la cabeza esbozando una ligera sonrisa – Ya lo conoces.

-Sí, y mi cuello corre peligro – Rio Mike fijando la mirada sobre la puerta. Una enfermera ingresaba con pociones

-Dejaré las pociones aquí – Dijo la mujer de cuarenta años. El castaño asintió – Señor Potter – Acusó observando al auror abrir los ojos – Ya despertó.

-Así es… – Musito el hombre restregándose los ojos - ¿Cuánto tiempo dormí?

-Sólo un par de horas, amigo – Dijo el medimago atrayendo la mirada de su amigo – Recuerdas algo… - Inquirió observando el gesto pensativo del auror

-Un hechizo… golpeándome – Contesto posando la mirada sobre su novia - ¿Cómo estás? – Preguntó con la garganta rasposa.

-Bien… - Sonrió Rose

-¿Quieres ayuda? – Preguntó Mike acercándose hacia su amigo quien se incorporaba de la cama. El aludido hizo un gesto negativo, algo brusco. - ¿Seguro?

-Estoy bien – Soltó James bebiendo la poción sin observar a nadie en particular - ¿Cómo está el resto?

-Mi padre será dado de alta – Acotó Rose intrigada por el comportamiento del hombre. James le devolvió la mirada, preocupado – Se aclaró el asunto y pudo salir del estado de conmoción.

-Una buena treta de Rafael – Murmuró frunciendo el ceño - ¿Hermione?

-Sigue inconsciente – Relató ésta vez Mike – No podemos descartar una condición parecida a la sufrida por Harry, pronto tendremos resultados.

-Entiendo… - Susurró - ¿Cuánto saldré?

-Deberás permanecer aquí, sólo hasta mañana – Dijo el castaño – Estás débil y necesitarás reposo.

-Bien…

-Puedes dejarnos solos. – Pidió Rose observando a su amigo. El aludido le devolvió la mirada, intrigado. – Unos minutos…

-Claro… - Susurró presintiendo de que iba la conversación – Con permiso.

Apenas el medimago abandono la habitación de su mejor amigo, la castaña regreso la mirada hacia su novio.

-Debemos hablar, James.

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¿Cuántos obstáculos sortearon? Y sólo para llegar a ese irremediable punto de dolor, y porque no, traición de las personas que amaba. El hijo mayor de Harry Potter sintió el corazón romperse en mil pedazos al escuchar la conversación de ambos "amigos", pensando que él estaba dormido y no podría decirles nada, muy por el contrario, escuchó cada palabra y encrucijada en la cual ambos magos se encontraban, después de todo, la "pareja de amigos" comenzaba a tomar el hilo de la historia y definir la posición correcta, y en la ecuación perfecta, él sobraba.

Apenas despertó del fingido sueño trato y se dirigió hacia su supuesto amigo de la peor manera posible, ¿Cómo podría tratarle? Después de todo, el sanador había traicionado su confianza y de la peor manera, y luego estaba Rose, no pudo sostenerle la mirada por más de cinco segundos porque de seguro comenzaría a reprocharle su engaño.

A pesar del dolor y del engaño todavía podía recordar la conversación con su padre, pidiéndole meditar el asunto y sacar de su corazón aquella desconfianza hacia la mujer que amaba, sin embargo, la conversación con el castaño parecía dejar patente sobre el secreto que guardaban. Recordó entonces la desconfianza del pelirrojo hacia Hermione – cuando estaban casados – y de la cual sólo el tiempo finalmente le dio la razón.

-¿Por qué tratas de esa manera a Mike? – Preguntó sorprendiéndole y su herido orgullo le obligó a simplemente sonreír - ¿Qué sucede?

-¿Cómo debería tratarlo? – Contra pregunto ladeando la cabeza – De ninguna manera especial, y tú.

-Sólo trata de ayudar

Movió la cabeza y se incorporó de la cama.

-Vuelve a la cama.

-Déjame – Soltó sin mirar a la mujer. Calzó los zapatos y la túnica – No soy quien debe contestar un estúpido interrogatorio.

-¿De qué hablas? – Preguntó intrigada ante la actitud de su novio

-Me engañas con él – Acusó parándose frente a la mujer. Su novia le devolvió la mirada confundida – Sé que lo haces y por ello tienen secretos; las visitas particulares, en el hospital y los murmullos. Te niegas a decirme la verdad…

-Oh James… - Movió la cabeza dando un paso hacia su novio pero este se alejó con expresión herida – No es…

-¿Lo que pienso? – Interrogo con una sonrisa burlona – Ni siquiera Mike es capaz de decirme la verdad…

-Jamás te engañaría.

-No puedo creerte… - Negó pasando de la mujer para caminar hacia la puerta, seguido de cerca.

-¿Dónde vas? – Preguntó dándole alcance – Escúchame, por favor.

Salió de la habitación con la cabeza punzándole entre los ojos y cierta debilidad expresada sobre las piernas, sentía el cansancio de la batalla pero el dolor que sentía apaleaba cualquier malestar físico. Sentía la adrenalina correr por sus venas y hacerle avanzar a grandes zancadas por el pasillo hasta donde se suponía se encontraría el sanador y el resto de la familia, odiaba los escándalos pero no podía seguir viviendo en la mentira.

A la distancia visualizó a todas las personas que amaba; su padre y Draco platicaban, la rubia sanadora y su hijo hacían lo propio, su tío y Melissa charlaban un poco alejados de todos, y Mike conversaba con su novia – su hermana – con la mayor tranquilidad y sin ningún tipo de remordimiento. Apretó los puños y siguió avanzando sin percatarse que su novia le seguía de cerca, logrando sujetarle por el brazo y detenerle a mitad del pasillo, por supuesto, llamando la atención de todos.

-No hagas un escándalo – Advirtió la auror endureciendo la mirada – No vale la pena.

-Sí claro… - Dijo irónico sin apartar la mirada de la mujer – No quieres dejar en evidencie el engaño.

-Nunca te engañaría – Susurró Rose con expresión dolida.

-¿Cuál es el secreto?

-No hay ningún secreto.

-Sigues mintiéndome – Reprochó el hombre dando un paso hacia delante.

Por el rabillo del ojo observo a Mike acercarse.

-Déjanos solos – Escupió James

-Cálmate James – Sugirió el sanador inquieto por la actitud de su amigo – Si querés discutir háganlo en un lugar privado.

-Por favor, James.

-No me toques – Soltó el moreno rehuyendo al contacto con la chica. Un movimiento brusco y cerca de golpear a la mujer, rápidamente Mike se colocó entre la pareja. – Apártate Mike.

-No la toques – Advirtió el medimago frunciendo el ceño. Su mejor amigo apenas le sacaba centímetros de ventaja pero lograba sostenerle la mirada, desafiante - ¿Qué demonios sucede?

-Me lo pregunta el mismísimo traidor – Vociferó James. En aquel entonces, Ron y Harry avanzaban hacia el grupo de amigos.

-Ya te lo explique y no es lo que piensas – Acusó el castaño – O acaso prefieres que haga realidad tus estúpidos miedos; estando con Rose.

Un golpe seco sobre la pared retumbo por el pasillo del segundo piso.

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Cuando el pasado se cruza con el presente. El par de magos se miraron de manera cómplice y sonrieron ante la escena delante de ellos, dejándose llevar por un pasado que les unía a pesar del dolor y la amargura, sólo esa pequeña felicidad de conocer la verdad les hacía olvidar todo y aferrarse a ese recuerdo tan peculiar y paradójico.

-¡Déjalo Ron! – Volvió a escuchar la voz de su hermana. Él sostenía al rubio por el cuello de la túnica tal y como lo hacía James con Mike.

-¡Voy a matarte! – Escuchó su propia voz amenazando al rubio pero el sonido provenía ésta vez de James.

-Escucha a tu hermana – Vocifero el rubio

-¡No tengo nada que escuchar!

-¿Estás seguro? – Le desafió

-¡Cállate!

-¡Lo amo! – Decía Ginny pero Rose pedía la atención de su novio. Sonrió

-¡No es motivo suficiente! – Gritó él colérico por la presencia del rubio y su desfachatez de ingresar a esa casa.

-¡Estoy embarazada! – La voz de su hija saco de sus pensamientos al pelirrojo. Observo al rubio quien parecía hacer lo mismo.

El agarre del auror sobre su mejor amigo pareció ceder pero en segundos volvió a resurgir con más fuerzas, y ésta vez el pelirrojo intercedió, porque podía percibir las siguientes palabras llenas de despecho y veneno del hombre, y que dañarían a su hija, sujetó su hombro y le separo con facilidad del sanador. Su sobrino le devolvió la mirada y él sólo pudo sonreír.

-Lo que sea que estés pensando, olvídalo – Dijo en apenas un susurro – Mírala James – Añadió sujetándole por las solapas de la túnica – Serán padres.

-Rose… - Silbó Harry. El pelirrojo observó a su hija marcharse del lugar.

-Ve por ella – Dijo empujando al chico sin dejar de sonreír - ¡Síguela James! – Apuró.

Y el joven auror pareció entrar en razón porque sonrió lazándose a correr tras la mujer.

-En circunstancias normales…. – Vocifero el ojiverde junto a él – Le habrías hechizado, cierto.

-Es probable… - Suspiró él comenzando a digerir la noticia, su hija sería madre – Cuando confesó los planes de matrimonio le hice jurar que le sería fiel.

-Te lo dijo – Sonrió Harry sorprendido – Muy valiente de su parte…

-No me acostumbro a la idea…

-Creo que yo tampoco…

-No es tu hija – Soltó entrecerrando los ojos – Un bebé significa muchas cosas.

-No seas retorcido ni mal pensado. –

-Ya veré tu reacción con Natalie – Se burló el auror

-No molestes…

-¡Oh Merlín! – Dijo el rubio llamando la atención de ambos hombres y del resto de la familia - ¡Seréis abuelos!

Finalmente los amigos asumieron tal realidad.

Serían abuelos.

Continuará…

Hola a todos! He aquí la actualización de la historia… Primero, deseo aclarar – para los lectores nuevos y que no han visitado la historia Frente a ti – Que Draco fue amante de Ginny cuando ésta estaba casada con Harry, y que por cuestiones del destino o trampas del enemigo, ésta falleció en un accidente y a partir de ese suceso la historia principal comienza a girar.

Espero hayan disfrutado este capítulo, intentaré subir el siguiente a mitad de semana o el viernes próximo.

Nos vemos.