Disclaimer: Harry Potter, y sus personajes, no me pertenecen


Lo que más valoras

.

.

-¡Harry!-gritó en voz baja y emocionada Hermione cuando apareció. Tomó su mano y lo guió a una pequeña oficina.

-Está ahí, está solicitando un traslador de regreso a Francia. Smith me lo dijo cuando salió por el papeleo. Dijo que solicitó uno inmediato. Le pedí que lo retrasara un poco, que fingiera que había un problema al construirlo, pero él dijo que como Malfoy pagó para tener uno disponible en cualquier momento; por lo que a lo mucho podría atrasarlo diez minutos.

Cuando Harry miró a la puerta, Hermione aclaró.

-Smith no está ahí. Le envié una hoja en blanco que decía confidencial atrás y se disculpó con Malfoy y salió.

Harry abrazó a Hermione.

-Gracias, sé que no estabas de acuerdo, pero muchas gracias.

Hermione sonrió.

-Tenías razón al decir que si hubiera sido yo, no hubieras dudado en apoyarme. Ahora, ve.

Con las manos casi temblando, Harry lanzó un hechizo sobre la puerta, para que no hiciera ese chillido que algunas tenían, y abrió.

Malfoy estaba ahí.

Miraba hacia la ventana falsa, con las manos juntas, jugando entre ellas. Parecía pensativo. Su cabello brillaba, y sus hombros se movían levemente al respirar.

Harry jamás se había alegrado de ver tanto a alguien.

Cerró y empezó a avanzar.

-Oh, perdón. -Se disculpó, Draco, dando la vuelta.- No lo escuché... ¿Potter?

Se puso de pie, tenso, y permaneció en su lugar. Vagamente captó como miró a la puerta, probablemente estaba pensando en cómo rodearlo y huir.

-¿En qué puedo ayudarle, auror Potter?-preguntó finalmente, cuando fue obvio que la única salida disponible era la que estaba tras Harry. Harry quiso reír al escuchar su voz, y ver su rostro. Sus palabras parecían respetuosas, pero su tono y expresión parecían decir que estaba tragando un limón.

Harry abrió la boca y la cerró.

Quería decirle muchas cosas. No puedo creer que estés vivo. Lamento mucho haberte dejado solo. Estoy feliz de verte.

Las palabras se atoraron en su garganta.

-¿Estoy en algún problema?-preguntó finalmente Draco, luego de segundos de silencio.

Oh.

Por supuesto, pensó Harry. Harry era auror, y Draco sabía que asistió a una fiesta ilegal. Probablemente pensaba que Harry lo acusaría de ello. Quizá, lo último que Draco pensó es que Harry también había estado ahí, y participado como un cliente en lugar de oficial de la ley.

-No-respondió. -No lo estás.

No había ninguno.

Excepto que aún parecía que desaparecería en el momento que Harry lo tocara. Y Harry necesitaba tocarlo tan desesperadamente.

Yo soy quien tiene un problema, pensó, avanzando. Pudo sentir a Draco erizarse como un gato. Quieto, listo para sacar las garras y saltar lo más lejos posible.

Era una maldita idea.

Lo que Harry quería era una idea tan, tan mala.

Pero no se detuvo.

Lo abrazó.

Lo abrazó, y lo sostuvo con firmeza, escondiendo su rostro en el cuello del otro, consciente que, dentro de él se encontraba la persona más frágil e importante del mundo para ambos. Lo abrazó, oyendo el pequeño jadeó de Draco, y sintiendo un pequeño cosquilleo entre ellos.

-¿Sentiste eso?-preguntó Draco y Harry asintió, sin separarse.-¿Qué fue?

Harry sonrió.

Él sabía que era, sabía quién había sido.

Quería decirle a Draco, quería ver su rostro cuando se enterara.

Pero respondió.

-No lo sé.

Draco se separó de él confundido.

-¿Qué está pasando? ¿Por qué estás abrazándome y mirándome como si te hubiera dado la snitch dorada? ¿Estás drogado? ¿Alguien te dio algo de beber con amortentia?- Lo miró fijamente y tomó el rostro del otro con su mano, alzando su barbilla y examinando su rostro. Harry mantuvo la respiración.- Tus ojos no se ven dilatados. Toma, bebe esto.

Harry lo miró confundido.

-¿Qué es esto?

-Es la cura de la amortentia.

-¿Por qué tienes esto?

Draco se sonrojó. No iba a admitir que le cruzó por la cabeza que lo habían drogado a él mismo en la madrugada. Ya era demasiado patético al rogarle a un hombre tener sexo y esperar que se quedara cuando él ya había dicho que estaba comprometido.

-Soy un maestro de pociones, tengo un sin fin de pociones conmigo.

-La sacaste de tu bolsillo, como si...

-Solo traga. Para tener amortentia activa, sigues siendo un dolor de trasero.

-No es amortentia.

-Si no es amortentia, ¿qué es?

Harry sonrió y lo abrazó de nuevo. Era casi imposible no querer abrazarlo. Nuevamente la ligera corriente de magia, paso de Harry a Draco.

-¿Qué diablos?

-Escucha, Malfoy.

La puerta se abrió, y el trabajador del Ministerio pasó por la puerta, sorprendido de ver a Potter dentro. Harry miró atrás de él, pero Hermione no estaba.

-Señor Malfoy, su traslador... ¿auror Potter?-preguntó el recién llegado.

Harry miró a Smith.

-¿Está listo?-preguntó Draco y pasó junto a Harry, tomando de sorpresa a Smith, quien asintió y le entregó el artefacto.

-Así es, lamento la tardanza. Ya que se programó hace una semana, no tiene un tiempo de activación. ¿Desea que esperemos a que el auror Potter se retire para que le indique las instrucciones para usarlo?

-Oh, puedes terminar tu asunto con Potter, no tengo tanta prisa.

-Yo no vine a ver a Smith.

-¿Ah, no?-preguntó Smith y Draco también alzó la ceja.

-¿Estoy siendo retenido por la ley?-preguntó Draco,-¿hay algún problema con mi partida?- y miró con desconfianza a Smith, como si por esa razón su traslador se hubiera atrasado.

Smith le devolvió la mirada desconfiada a Draco.

-¿Debo cancelar el traslador, Auror Potter?

-¡No! No hizo nada ilegal, solo quiero unas palabras. Como amigos.

Draco lo miró como si le hubiera crecido otra cicatriz en la cabeza. Incluso Smith alzó la ceja. Su historial de la infancia era demasiado conocido por todo el mundo. Especialmente del especial del Héroe del Profeta, donde incluyeron todo tipo de chismes durante la vida de Harry.

Tal vez amigos no era la palabra correcta, pero hacerlo sentir que estaba siendo procesado para evitar que se fuera, tampoco.

-No sabía que eran amigos-contestó Smith.- Si lo requieren, saldré de la oficina y les daré privacidad.

Harry vio el momento exacto en que los ojos de Draco brillaron con alarma.

-No, espera. Seguro vino a hablar contigo. Creo que debo advertirte que Potter está un poco extraño, quizá vino a pedir ayuda. También está dando descargas eléctricas. Su magia debe estar un poco fuera de control.

-Oh, ya veo. Seguro supo que por aquí estaba la señorita Granger, pero su jefe la requirió nuevamente. Tuvo que marcharse.

-No estoy aquí tampoco por Hermione, Smith-respondió casi irritado Harry.- Escucha, Malfoy, ¿podemos hablar? ¿A solas?

-¿Es algo que no puedas preguntar por lechuza?-preguntó mirando su reloj, con cansancio. El llanto de hace unas horas le había robado energía. -Debo partir a Francia.

-Si, es importante.

-De acuerdo-suspiró.-Volveré más tarde.

-De acuerdo, esta vez estará listo a tiempo, disculpe las molestias.

Draco bufó.

-Está bien, supongo que era el destino. Después de todo, de haberme ido, Potter no me hubiera encontrado.

Draco no tenía idea de cuán ciertas eran sus palabras, pensó Harry.

-Sígueme, hablemos en mi oficina.

-Debe ser grave, si vamos al nido de aurores-contestó casi con brusquedad Draco.

En pocas palabras, Harry entendió que probablemente estaba llevando a Draco a un lugar donde lo seguirían las miradas y quizá habría algunos malos tratos, y eso lo había puesto tenso. En general, a Harry no le importaba que se tensara momentáneamente, después de todo, lo llevaría a su pequeña oficina, compartida con su compañero, pero no quería que el estrés le hiciera daño al bebé. ¿Qué tal si reaccionaba mal al estrés? ¿O si algún auror no resultaba apropiadamente?

Salieron del área de trasladores, y Harry tomó la mano de Draco.

-Mejor vayamos al café cercano, no he desayunado.

Draco lo miró en silencio y asintió, respirando con menos rigidez.

-¿Has desayunado tú?-preguntó nervioso-¿Quieres algo? Yo invito. ¿Aún te gusta el pastel de chocolate?

-¿Por qué estás tan dadivoso conmigo, Potter? ¿Qué quieres de mí y por qué no puedes decirlo en el maldito pasillo?

-Hablaremos de ello, solo que creo que te caería bien algo de comer, te ves un poco pálido.

El patronus de Ron se acercó a Harry.

-¿Compañero? ¿Dónde estás? ¿Lo encontraste? Lo siento, necesito terminar algo.

-Oficialmente me estoy asustando.

Harry intentó no rodar los ojos y le dijo a Ron que todo estaba bien.

-No te va a pasar nada malo.

-¿De verdad? Eso dijo mi padre antes de hacer que ese loco me marcara, gracias-susurró entre dientes.

Cuando ya estaban llegando a la salida, los pasos de Harry se detuvieron al ver a Ginny parada en la entrada. Ella los veía con sus ojos marrones completamente serios. Parecía haberse recuperado emocionalmente y haber ido en busca de Harry.

-Bueno, parece que ahora sé qué obtuviste a cambio-siseó ella.

Draco miró a Ginny confundido. Ginny miró la unión entre sus manos.

-¿En serio, Harry, él?

Draco intentó soltarse, pero Harry se mantuvo firme en su agarre. Como si temiera que la Weaselette se lo llevara.

-¿Es el día de busca un slytherin?,-preguntó-porque no soy el único aunque sea el más conocido de su generación. Pansy está en su trabajo en este momento. Sé de buena fuente que en Hogwarts hay una casa entera de nosotros.

Harry casi rió del comentario en la tensa situación.

Ginny, por supuesto, captó esa sonrisa, pero ella no estaba de buen humor.

-¿Te parece gracioso, Malfoy? Apuesto que lo estás disfrutando.

Draco suspiró.

-Potter, ¿en serio no puedes decirme qué requieres de mí por una lechuza? Puedo dejarte una dirección para que llames por flú, incluso puedo volver a un interrogatorio formal en unos días.

-No. Lo resolveré enseguida.-Ordenó con ese tono que Draco había odiado, dando órdenes a todo el mundo.- Espera aquí.-Soltó la mano del rubio y caminó hacia Ginny. Luego dejó salir un encantamiento silenciador. Eso pareció confundir a Ginny, solo por un segundo. Posiblemente pensó que se había equivocado, pero eso no borraba el hecho que Harry se había acostado con alguien más y la había dejado esa mañana.

-No diste explicaciones. Así que vine por ellas. No puedes solo desaparecerte, Harry. No puedes solo decidir...

-Ginny, necesito hablar con Malfoy. Tiene un traslador que tomar. Además, creo que ya te he dicho lo que necesitabamos hablar.

-Quiero un nombre.

-¿Para qué? ¿Vas a hechizar a esa persona?

Esa parecía una opción muy posible, así que, quizá por eso, Harry se movió, para tapar a Draco de la vista de Ginny.

Draco intentó mirar en los alrededores, esperando, pero podía sentir como era mirado por Weaselette. Suspiró, se detuvo y miró a ambos.

Lo que le faltaba, estar en el momento en que la pareja de oro discutía.

El mismo maldito día que despertaba solo en la cama de un hombre comprometido y al parecer, el día en que el maldito Potter, a quien no había encontrado en persona en años, decidía hablar con él.

Ambos gryffindors se miraban uno al otro, como leones peleando con la mirada. Mascullaban entre ellos, a pesar que probablemente habían colocado un hechizo silenciador, y se mantenían tensos, como si de un momento a otro, cualquiera de ellos atacaría al otro. Las personas alrededor empezaron a mirar la escena y, en medio de todo, miraban a Draco. Como si parte de su discusión fuera su culpa.

Draco rodó los ojos y miró a lo más cercano que había, que resultó ser una planta.

Estaba pensando en lo muy cansado que estaba, y que ya se sentía Longbottom de tanto mirarla, cuando las personas alrededor jadearon, llamando su atención. Volteó solo para encontrar a Ginny Weasley, roja, con la mano en un puño y al héroe, sujetando su nariz sangrante.

La escena era tan seria, que solo se alivió cuando pasos rápidos se acercaron y se escuchó un jadeó femenino y un sonido lloroso. Draco al igual que varios, dirigieron su atención a Granger y Weasley, quienes llegaban al lugar.

-¿Harry, estás bien?-sonó la voz de Granger.

Draco miró interesado a Weasley, para saber a quien apoyaría, si a su hermana o a su mejor amigo.

Expectante, fijó sus ojos al pelirrojo.

Él, sorprendentemente, no parecía sorprendido.

En cambio, lloriqueó y dejó salir las palabras que menos esperaba.

-¡No puedo creer que me lo perdí!