Capítulo 1. A la espera.

Genzo Wakabayashi abrió los ojos, sin saber que su vida cambiaría ese día. Él se dio la vuelta y miró el reloj de la mesa de noche: eran las 8 y media. Él empujó las cobijas y saltó de la cama, corrió al baño y se dio una ducha rápida. A las nueve habría una conferencia de prensa en donde se anunciaría que él sería el próximo portero del Bayern Munich para la próxima temporada de la Bundesliga. Genzo se vistió con el nuevo traje negro que había comprado para la ocasión, y que provisoriamente escondió en el clóset. El resto de sus trajes estaban listos para pasar al menos dos años en una tintorería: el precio de pasarse la mayoría de las noches de fiesta en fiesta.

Cinco minutos antes de la nueve, Genzo salió de su departamento a toda prisa, con la esperanza de que su BMW lo llevara en tres minutos hasta las instalaciones del Bayern, pero descubrió, con enojo y sorpresa, que alguien le había ponchado las cuatro llantas al coche... Refunfuñando y maldiciendo en japonés, el portero llamó a un taxi desde su celular y ofreció pagarle varios miles de euros al taxista que llegara primero. Genzo pensó en que si se hubiera dormido a su hora la noche anterior no estaría sufriendo eso, pero al menos se pasó un buen rato con Marissa, la chica que conoció en el bar.

"Un par de citas más y después pondré el pretexto de que no me interesa nada más que mi carrera", pensó Genzo, con cinismo, al tiempo que abordaba el taxi que había acudido a su desesperado llamado. Wakabayashi le dijo al conductor que le daría el suficiente dinero como para que se fuera de vacaciones a Hawai si lo llevaba al campamento del Bayern en menos de dos minutos. En el camino, Genzo escuchó en el radio algo sobre una explosión o algo similar ocurrida en Londres un par de horas atrás, pero él no prestó demasiada atención.

Imposible o no, Genzo llegó a tiempo al campamento. El entrenador Schneider suspiró de alivio al verlo llegar.

- Pensé que llegarías tarde a tu conferencia de prensa.- gruñó el hombre.

- No es mía, es toda suya.- replicó Genzo.- Va a presumir a su nueva adquisición, ¿no?

- Lo dices como si eso fuera algo malo.- bufó el entrenador.

El hombre se alejó en busca de los reporteros. Karl Heinz Schneider, goleador estrella del Bayern e hijo del entrenador ("Nepotismo: Todo queda en familia", pensó Genzo), se acercó a su antes rival y su ahora compañero de equipo.

- Vaya que te gusta hacerte notar.- comentó Karl, divertido.

- Ya ves.- sonrió Genzo.

La conferencia de prensa estaba por comenzar. Genzo miró, por instinto o por destino, hacia su izquierda y ahí vio algo que lo dejó atónito. Había una mujer muy hermosa, de cabello largo y oscuro y unos sorprendentes ojos negros que habían conquistado el mundo entero. Genzo la reconoció al instante, y al instante se preguntó qué rayos estaba haciendo ella ahí: se trataba de Lily Del Valle, la famosa cantante mexicana de música pop que había conquistado al mundo entero con su frescura y su bella voz. Evidentemente, una conferencia de prensa de un equipo de fútbol alemán era el lugar menos pensado para encontrarse a una celebridad de la música como Lily.

La conferencia comenzó y se dijo lo que se tenía que decir: Genzo recibió la camiseta con el número 1, el entrenador Schneider habló de lo que esperaba para esta temporada y Genzo habló de sus expectativas de ganar la tan famosa Champions League. Él notó que Lily Del Valle no le quitaba la mirada de encima. Al final, vinieron las consabidas fotos, entrevistas, reporteros aquí y allá. Jean Lacoste, uno de los asistentes del entrenador, se acercó a Genzo.

- Quiero presentarte a alguien.- dijo él.- Ven conmigo.

- ¿No puede ser después?.- Genzo estaba siendo entrevistado por una reportera francesa a la que él le había echado el ojo para hacerla su nueva conquista.

- No. Ella no tiene mucho tiempo disponible.- replicó Jean.

- ¿Ella?

Genzo supo de qué hablaba Jean: Lily los estaba esperando con un vaso de algo que parecía refresco en las manos. Genzo la miró de arriba abajo: la chica llevaba puesto un vestido de seda floreado en tonos lilas, que le caía en pico por uno de los lados, dejando al descubierto sus bien formadas piernas, y el cabello lo llevaba suelto, detenido solo por unos cuantos broches en la sien derecha. Era muy linda, sin dudarlo, aunque también una de las mujeres más difíciles de conquistar del planeta.

- Wakabayashi, te presento a la señorita Lily Del Valle.- dijo Jean.- Lily, él es Genzo Wakabayashi.

Genzo notó que Jean la llamó por su nombre de pila, cosa que le sorprendió. Muy poca gente podía darse ese lujo y vivir para contarlo.

- Los dejo solos.- dijo Jean, alejándose.

- Me sorprende encontrar a una celebridad de la música en una conferencia de prensa de un equipo de fútbol.- dijo Genzo.

- Me lo supongo.- replicó Lily.- Pero estoy aquí por asuntos de trabajo.

- ¿Asuntos de trabajo?.- se sorprendió Genzo.

Él notó un gran movimiento a la entrada del sitio en donde se encontraban. Parecía ser que un grupo de fans intentaba entrar a la fuerza.

- Debemos irnos.- dijo Lily, de repente, tomando a Genzo del brazo.

- ¿Irnos?.- Genzo no entendió.- ¿A dónde?

Pero Lily ya estaba por sacarlo del lugar. ¿Acaso ella era una loca fan que pretendía secuestrarlo, hacerlo suyo y después declararle a la prensa que estaba esperando un hijo de él? Pero antes de que Genzo pudiera preguntar algo, se dio cuenta de que comenzaba a hacerse un alboroto grande en el local y no era por él...

O quizás sí...

- ¿A dónde me lleva?.- preguntó Genzo.- No es que me moleste ser secuestrado por una mujer hermosa pero...

En ese momento, un hombre que llevaba lentes oscuros y Lily empujó a Genzo contra un rincón de la pared y lo abrazó. Genzo entendía cada vez menos, pero no era nada desagradable abrazar a alguien como Lily Del Valle. Pero la chica ni lo besó ni hizo nada, se limitó a abrazar a Genzo mientras el hombre de lentes oscuros se perdía.

- Escúcheme bien.- susurró Lily al oído de Genzo, en japonés.- Usted está en un grave peligro y es mi deber sacarlo de aquí sano y salvo y llevarlo a Inglaterra, con su padre.

- ¿Qué?.- Genzo pensó que ya era suficiente de esa locura.- Escuche, no sé qué pretende, pero no quiero seguir jugando.

- No es un juego, señor Wakabayashi..- replicó Lily, mirando a Genzo a los ojos.- Ojalá lo fuera.

Genzo se sorprendió mucho al ver directamente hacia aquellos ojos del color del chocolate derretido, porque le recordaron mucho a los de otra persona, con la excepción de que los de Lily estaban llenos de calidez y sinceridad... Genzo se dejó conducir por la chica hacia un Porsche deportivo de color azul hielo. Sin preguntar nada, él subió al coche y dejó que ella manejara.

- Quiero que me diga qué está pasando aquí.- exigió Genzo.- ¿Qué está pasando?

- No es momento aun.- replicó Lily.

- ¿Y cuándo será eso?.- protestó él.- Mire, sino me dice qué es lo que pasa, saltaré del coche en movimiento.

Lily lo miró por unos instantes, pero apenas iba ella a responder cuando otro coche los golpeó por detrás.

- Demonios.- gruñó Lily.- Acabo de reparar este maldito automóvil.

- ¿No piensa detenerse para hablar con el otro conductor?.- preguntó Genzo, al ver que ella no se detenía.

- Si hago eso, nos matan a los dos.- replicó Lily.

Para sorpresa de Genzo, el coche que los embistió la primera vez volvió a hacerlo una segunda. Lily maniobró con habilidad y se metió entre el tráfico de las doce. El otro automóvil comenzó a seguirlos. Genzo pensaba que eso ya era demasiado, hasta que alguien sacó un arma y comenzó a dispararle al Porsche.

- ¡Nos están disparando!.- exclamó Genzo.- ¿Por qué me tiene qué meter a mí en sus problemas?

- No me están disparando a mí.- replicó Lily.- Si no a usted.

Genzo se quedó sin palabras. Lily se metió con una velocidad alucinante entre los automóviles, de manera que al atacante le resultó difícil el seguir disparando. De repente, en una salida, Lily dio una vuelta brusca y se metió por un callejón de poco tránsito. El movimiento hizo que el otro coche los perdiera de vista. Lily se estacionó y apagó el motor.

- Bien, dígame de una buena vez qué pasa.- ordenó Genzo.

- Supongo que ya es el momento.- suspiró Lily.- Soy la agente especial Del Valle, de las Alas Guerreras. Y es mi deber el llevarlo sano y salvo hasta Inglaterra, con su familia.

- ¿Es una broma, cierto?.- después de un rato, Genzo comenzó a reír.

- No, no lo es.- Lily seguía muy seria.

- No le creo ni una sola palabra.

- Más le vale que me crea, porque su vida depende de mí ahora.

¿Agente especial? ¿Alas guerreras? No, eso ya era demasiado, pero si Genzo creía que no podía haber algo peor, se equivocaba...

- ¿Por qué mi vida está en peligro?.- replicó Genzo.- ¿Quién intenta matarme? ¿Una fan? ¿Alguna mujer despechada?

- Ni una ni otra.- negó Lily.- Eso lo sabrá sino hasta su debido tiempo.

- ¿Y cuándo va a ser eso?.- gruñó Genzo.- ¿Cuándo me ate a los postes de una cama?

Lily no pudo evitar sonreír, y esa sonrisa cautivó a Genzo.

- Bueno, al menos Inglaterra me gusta.- sonrió Genzo.- Será un buen lugar para estar de rehén con una chica tan bella, además de que así podré visitar a Hana.

Ante la mención de este nombre, Lily dejó de sonreír.

- Hay algo que debo decirle.- murmuró ella, con voz seria.- La razón por la que yo estoy aquí es porque esta mañana su hermana Hana fue víctima de un atentado...

- ¿Qué?.- Genzo creía no haber escuchado bien.

- Una bomba estalló en el edificio en donde ella vivía en Londres.- continuó Lily.- Lo lamento mucho...

Genzo esperaba que fuera otra broma, pero eso ya era demasiado... Luego recordó la noticia de la explosión en Londres y poco a poco fue tomando conciencia de lo ocurrido...

- ¿Qué me está tratando de decir?.- preguntó Genzo, tratando de conservar la calma.- ¿Qué Hana está...?

- No hubo sobrevivientes.- dijo Lily.- Hana murió está mañana en un atentado terrorista... Lo lamento mucho...

- ¡Basta! No voy a seguir escuchándola.- Genzo salió del automóvil y echó a andar por la calle.

Lily no tardó en alcanzarlo.

- Lo siento, no fue la mejor manera de decirle eso, pero usted está en un peligro muy serio.- dijo Lily.- Debo sacarlo del país en menos de 24 horas o será demasiado tarde.

- ¿Demasiado tarde para qué?.- replicó Genzo, apretando los puños.- ¿Para que una vieja loca venga a decirme que mi hermana está muerta?

- Es comprensible que no me crea.- dijo Lily.- Pero tiene que creerme, tengo muy poco tiempo para sacarlo de aquí.

- ¡Si esto es una especie de cámara escondida, es una broma de muy mal gusto!.- gritó Genzo.

Da la casualidad de que Lily los había llevado hacia donde vivía Genzo. Él recordó que su automóvil tenía las llantas ponchadas y que debía llamar a mecánico.

- Espera, por favor.- pidió Lily.- Todo lo que te digo es verdad. ¿Quién crees que le ponchó las llantas a tu coche?

- ¿Tú lo hiciste?.- para Genzo eso fue demasiado.

- ¿De qué otra manera podría evitar que lo usaras?.- aclaró Lily.- ¡Lo más seguro es que le hayan puesto una bomba!

Genzo llamaría al psiquiatra para que recogieran a esa loca, pero no bien acababa de pensar eso cuando su automóvil, que seguía estacionado frente a su departamento, estalló en una bola de fuego. Genzo contempló, atónito, cómo su coche era consumido por las llamas.

Fue suficiente. Nadie haría estallar un auto por una broma, ni tampoco le dispararía a plena avenida. A partir de ahí, Genzo dejó que Lily lo sacara del país. Antes de pensarlo, Genzo se encontraba a bordo de un avión privado. Lily se había ido a cambiar al baño, mientras que el portero pensaba en todo lo ocurrido... Todo le parecía muy loco, pero lo que más le parecía imposible era lo de Hana... No podía estar muerta... Pero ya Genzo había visto las noticias por internet en la laptop de Lily, y en ellas aparecían escenas del que había sido un edificio de departamentos, ahora destruido, que se parecía mucho al sitio en donde Hana vivía... ¿La causa de la destrucción? Una bomba escondida en el sótano.

Lily regresó, vestida con pantalones de mezclilla y una chamarra de cuero azul y se sentó a un lado de Genzo.

- ¿De verdad Hana está muerta?.- preguntó él, sin mirarla.- Dime que no es cierto.

- De verdad que quisiera hacerlo.- respondió Lily.- Pero no puedo mentirte...

Genzo no dijo nada. No, se negaba a creerlo, Hana estaba viva, el edificio podía ser cualquier otro, el cual pudo haber estallado no por una bomba sino por alguna fuga de gas...

Pero cuando el avión aterrizó en Londres, en un hangar privado, Genzo bajó a tierra y vio con sorpresa que había una persona esperando por él, alguien a quien no se imaginaba ver ahí: su madre.

Kana Wakabayashi corrió a abrazar a su hijo. Cuando Genzo vio a su madre a los ojos, supo que todo lo que Lily Del Valle le había dicho era verdad...

Hana estaba muerta.