Capítulo 2. Pérdidas.
Haydee ya había asistido a muchos funerales, pero aun así nunca terminaría de acostumbrarse.
Era un día ventoso y muy, muy frío, y todos los presentes usaban abrigos gruesos o bufandas. La familia Wakabayashi, ahora desfragmentada por la pérdida de uno de sus integrantes, contemplaba en silencio el ataúd que portaba el cuerpo de Hana. Haydee los contempló a todos: el padre abrazaba a su esposa, la cual sollozaba. Los tres hijos que aun vivían estaban parados uno al lado del otro, sin derramar ni una sola lágrima, sin decir nada. La familia entera era de un porte y elegancia naturales que intimidaban a cualquiera, aunque en esos momentos su dolor era tan palpable que era imposible no sentir compasión por ellos.
Parada unos cuantos metros más allá se encontraba Lily, enfundada en un abrigo negro, largo hasta los tobillos, y una bufanda gris oscuro alrededor del cuello. Haydee la había visto al llegar, pero ninguna de las dos se saludó, ni dieron muestras de reconocerse: se suponía que ellas era un par de completas extrañas.
En el funeral había muchísima gente joven, la mayoría eran amigos, compañeros y profesores de Hana. Al parecer, la chica había sido muy querida en la Universidad de Oxford, en la cual estudiaba. Y sin embargo, también había otro joven que se notaba que no era ni estudiante de Oxford, ni pariente, ni mucho menos profesor... Un joven de aproximadamente unos 24 o 25 años, alto, cuyo cabello negro le llegaba casi hasta la cintura. El joven, aun cuando se notaba que el hecho lo destrozaba por dentro...
Se trataba de Ken Wakashimazu, portero del equipo japonés Yokohama Flugels, portero suplente de la Selección Japonesa y... El prometido de Hana Wakabayashi...
El ataúd comenzó a descender y los sollozos se hicieron más fuertes. Comenzó a nevar, pero los copos de nieve solo agregaron más tragedia a la ya tan triste escena...
"Qué raro que nieve en este época del año", pensó Haydee. Ella miró su reloj: las cinco en punto. El recorrido al cementerio había sido muy largo, y se retrasó aun más por la gran cantidad de dolientes...
Ya estaba: el ataúd ya había bajado. Los cinco miembros restantes de la familia Wakabayashi echaron cada uno un puñado de tierra, y la señora Wakabayashi arrojó también un par de azucenas. Uno a uno, los dolientes arrojaron varias flores y después comenzaron a retirarse. Solo la familia Wakabayashi, Ken Wakashimazu, Lily y Haydee se quedaron al final...
Fu entonces cuando Lily miró a Haydee a los ojos. Fue la señal que la chica estaba esperando. Se acercó lentamente hacia Ken, a decirle las palabras que también cambiarían su vida para siempre...
- Señor Wakashimazu.- dijo Haydeem dirigiéndose a Ken.- Mi nombre es Haydee- y soy agente especial de las Alas Guerreras. Y estoy aquí para protegerlo.
Sanae Ozhora sabía que ese día llegaría algún día. Siempre tuvo la esperanza de que algún día alguien le diría que todo había sido una broma, pero muy en el fondo de su ser, ella sabía que no sería así...
Cuando recibió la Llamada, ella había estado viendo catálogos de ropa para bebé. Era imposible no hacerlo, desde que ella había pasado por eso, no podía dejar de ansiar un bebé...
Se lo habían dicho: todos los Ángeles Guerreros habían sufrido una pérdida. Y Sanae lo sabía, se conocía las historias de todas sus compañeras, y ella siempre había pensado que quizás el Amor la salvaría de ese destino... Pero no fue así... Y sin embargo, ella sabía que su pérdida no había sido tan grave o radical como la de otras de sus compañeras...
Sea como fuere, Sanae admiraba una pijamita para bebé particularmente primorosa cuando el teléfono sonó. El teléfono siempre suena igual en todas las ocasiones, pero a Sanae le pareció que en esa ocasión sonó diferente... Como la llamada de una sentencia de muerte...
- Llegó la hora.- habló una voz que ella conocía muy bien.
- Me lo temía.- musitó Sanae.- ¿Qué tan grave es?
- Ve las noticias.- respondió ella.- Una bomba en un edificio de departamentos en Londres.
- ¿Una bomba?.- Sanae casi gritó.- ¿Estás segura?
- Al cien por ciento.- respondió ella.- Lo confirmamos.
- ¿Y estás segura de que fueron ellos? ¿No pudo haber sido cualquier otro?.- Sanae se resistía a creerlo.
- No, Sanae.- musitó ella.- Quisiera decirte que no, pero sí fueron ellos...
Sanae no necesitaba escuchar más. Tampoco necesitaba escuchar órdenes: se las sabía de memoria...
Tsubasa llegó una hora más tarde, y encontró a su esposa sentada en la sala, mirando hacia el vacío. No tenía que ser el hombre más inteligente del mundo para darse cuenta de que algo le estaba pasando.
- ¿Qué te pasa, Sanae?.- preguntó él.
Ella volteó a verlo, con una extraña mezcla de tristeza, esperanza y amor en los ojos.
- Nada.- negó Sanae.- Ahora que llegaste, ya estoy de maravilla.
Sanae sabía que tendría que decirle la verdad a Tsubasa algún día. Pero aun no se sentía preparada...
Taro Misaki no llegó a tiempo para el funeral de Hana. Cuando Genzo le dijo que su hermana había sido una de las víctimas del atentado ocurrido en Londres, lo primero que Taro decidió fue irse a Inglaterra para apoyar a su amigo. Tsubasa Ozhora dijo que él iría un poco después, luego de arreglar algunos asuntos que tenía pendientes.
Como la temporada francesa acababa de terminar, el PSG, club de fútbol al cual pertenecía Misaki, no puso peros a que el jugador se marchara a Inglaterra por algunos días. Lo que sí le sorprendió mucho a Misaki fue que Rika O´Hara, la asistente del entrenador, insistiera en ir con él.
- No es necesario que me acompañes.- dijo Taro.- Tu padre no te dejará viajar sola conmigo.
No era secreto para nadie que el señor O´Hara consideraba que el trabajo que su hija hacía era poco digno de ella, y eso incluía el hecho de que el señor considerara a todos los compañeros de trabajo como gente indigna de estar con su hija.
- Mi padre puede decir lo que se le venga en gana.- replicó Rika.- Nunca le hago caso y bien que lo sabes. Además, Genzo también es mi amigo.
Con todo, Taro y Rika no pudieron llegar a tiempo al funeral. Genzo los recibió por la noche, completamente vestido de negro, en la mansión Wakabayashi inglesa. La casa se sentía fría, impersonal, y no era para menos... El único soplo de vida que la casa tenía se había extinguido en el humo de la maldad...
- Disculpen mi ánimo, no estoy del humor de los buenos.- comentó Genzo, pasando a Taro y a Rika a la sala.
- No tienes que disculparte.- dijo Taro, dándole una palmada en el hombro a su amigo.
Rika, por su parte, le dio un gran abrazo a Genzo.
- Estamos contigo.- le dijo.
Y a pesar de que la casa era muy fría, la sala estaba inundada de calidez. La chimenea estaba encendida, y todo estaba a media luz. Taro se sorprendió mucho de ver sentada en uno de los sillones a la cantante Lily Del Valle. ¿Qué estaba haciendo ella ahí? Taro no tenía ni idea de que Genzo la conociera.
- Les presento a la señorita Lily Del Valle.- anunció Genzo.- Lily, ellos son mis amigos, Taro Misaki y Rika O´Hara.
- Mucho gusto.- Lily se levantó del sillón y le extendió la mano a los dos jóvenes.
Lily llevaba puestos un suéter negro de cachemira y una falda escocesa a cuadros, combinados con unas botas negras altas hasta las rodillas. Taro la admiró por unos momentos, ya que era una chica atractiva, y Rika omitió una sonrisa sarcástica de burla.
- ¿Eres amiga de Wakabayashi?.- preguntó Taro.
- Más bien, era amiga de Hana.- respondió Lily.
- Ya veo.
Aun así, la cosa era rara. Cierto que Hana conocía a mucha gente, pero no entendía la relación que pudieran haber tenido ella y Lily Del Valle.
El mayordomo llevó el té y algunos pastelillos.
- Ya saben que aquí la costumbre es el té.- se disculpó Genzo.- Aunque yo prefiero el café.
- Por mí, está mejor el té.- replicó Rika.
Era inevitable: Taro quiso saber lo que había ocurrido. Genzo le dijo más o menos la versión oficial: una bomba había estallado por la madrugada en el sótano del edificio en donde Hana vivía. El impacto fue tan fuerte que hizo volar el edificio entero e hizo que se derrumbaran algunas casas contiguas. ¿Saldo total? 28 muertos. Y aunque ninguna asociación dedicada al terrorismo (vaya manera tan decente de referirse a esos tipos) se había adjudicado el hecho, la versión de la policía era que había sido por obra de terroristas.
- En qué mundo vivimos.- musitó Taro.- Ahora debemos cuidarnos de todos... Nunca sabremos en qué momento todo puede cambiar.
- Sí.- asintió Genzo, mirando fijamente a Lily.
Ella le había dicho que no le dijera a nadie su verdadera identidad. Para el resto del mundo, ella seguiría siendo Lily Del Valle, una cantante mexicana. Genzo no terminaba de entenderlo bien todo, solo sabía que sus padres estaban al tanto de que Lily era una agente de las Alas Guerreras y que estaba ahí para protegerlo a él. Pero, para empezar, ¿qué rayos eran las Alas Guerreras?
En algún momento, Rika y Lily cruzaron miradas. Y eso fue todo...
- ¿Puedo hacer una llamada?.- pidió Rika, de repente, a Genzo.- Debo decirle a mi padre que ya llegué a Inglaterra. Mi celular se quedó sin batería.
- Claro, el teléfono está en el vestíbulo.- dijo Genzo, levantándose.
- No te molestes, voy sola.- dijo Rika.
La chica salió al vestíbulo, y a los sesenta minutos exactos Lily se levantó diciendo que quería ir al tocador. La chica, en vez de dirigirse al baño, salió al vestíbulo también. Rika ya la estaba esperando, y la miró con desaprobación en los ojos.
- No esperaba encontrarte vestida como una modelo de Dior.- comentó Rika.- Esperaba que no hubieses cambiado tu sencilla manera de ser.
- Sigo siendo la misma.- replicó Lily.- Me visto así para mantener las apariencias, más ahora que me he convertido en una guardaespaldas de lujo. Aun me gustan los pantalones de mezclilla y los tenis.
- Eso espero.- Rika suspiró.- ¿Las cosas están tan malas como parecen?
- Peor.- asintió Lily.- Una de nosotras ha muerto y sabes que eso ya es algo terrible... Significa que...
- Que se desencadenó lo inevitable.- completó Rika.- Lo que sabíamos que en algún momento pasaría...
- Estaba escrito.- suspiró Lily.- Desde el día de nuestro nacimiento...
- ¿Y ahora?.- preguntó Rika.
- Ahora, a hacer lo que debemos hacer.- respondió Lily.- Hacer aquello para lo que fuimos preparadas todos estos años.
- Te mentiría si te dijera que yo me siento preparada.- confesó Rika.
- No te preocupes.- musitó Lily.- Yo me siento exactamente igual...
Ninguna de las dos chicas dijo nada por varios minutos.
- Extrañaré a Hana.- comentó Rika, triste.
- También yo.- asintió Lily.
Ella se asomó a la sala, en donde Genzo y Taro seguían conversando. Genzo se veía muy triste, aun cuando trataba de mostrar entereza, en sus ojos oscuros se reflejaba el dolor. Para él había sido demasiado: de la noche a la mañana había perdido a su hermana y ahora su vida estaba en peligro también. ¿Por qué? No lo comprendía. Genzo solo sabía que alguien le había arrebatado a su hermana y que había puesto su mundo de cabeza...
Akira Wakabayashi le había confesado a Lily que Genzo idolatraba a Hana. Ella era su consentida, y la cuidaba como a ninguna. Cada determinado tiempo, Hana visitaba a Genzo en Alemania o incluso en Japón, de hecho, había sido en uno de esos viajes en donde Hana y Ken se conocieron y se enamoraron... Y cada que podía, Genzo le hablaba por teléfono a su hermana por las noches, le enviaba mails, cartas, y nunca faltaban regalos y flores en los días importantes de la vida de ambos... Y aunque Touya y Kenji, los otros dos hijos Wakabayashi, también eran muy queridos por Genzo, Hana era la que ocupaba el lugar más importante en su corazón...
Y ahora ella se había ido.
Lily sentía mucha compasión por Genzo. Ella sabía lo que era perder todo lo que más quería en un solo día...
Katya no necesitaba de la Llamada para saber que las ruedas del Destino habían comenzado a funcionar. Ella tenía una intuición que nunca le fallaba cuando de muertes se trataba...
Cuando los periódicos anunciaron la muerte de Hana Wakabayashi, no se sorprendió. Katya sabía, como las demás, que algo así pasaría en algún momento, estaba escrito. Pero a diferencia del resto, Katya solo vivía para ese momento...
Ella se puso una chaqueta de cuero negra y escondió el arma entre sus pantalones vaqueros. Salió a la calle, en donde se encontraba la motocicleta negra que estaba esperando para recibir órdenes de su dueña. Katya la montó y se puso el casco, para después arrancar la moto y partir para cumplir su misión.
Sin embargo, aunque ella había sido entrenada como todas las demás, Katya siempre vivió con la sensación de que su Destino se encontraba en otro lado diferente al que siempre le habían dicho...
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- Haydee Solo-Mizuno es un personaje creado por Lilith y Arwen.
- Lily Del Valle, Rika O'Hara y Katya Nikiforov son personajes creados por Lily de Wakabayashi.
- Todos los personajes de Captain Tsubasa son creación y pertenecen a Yoichi Takahashi y Shueisha.
