Capítulo 4. Ángeles Guardianes.

Suien Himmemiya no sabía que ella tenía un Destino por cumplir. Ella era la única de las Guardianas que aun no sabía bien lo que tenía que hacer.

Suien solo sabía que debía proteger a una persona, pero sabría quién en el momento justo. Cuando ella vio en los periódicos la noticia, supo que ésa era la señal. Y dicho y hecho, al poco tiempo la Llamada llegó y le informó sobre su nueva misión.

- Sabrás todo lo que tienes que saber en el sobre que te llegará en un par de días.- le había dicho ella.- Ahí vendrán fotos también acerca de la persona que debes proteger.

Cuando Suien abrió el sobre, cayó al suelo una fotografía de un hombre moreno de cabello largo y mirada aguerrida: uno de los jugadores de fútbol más famosos de Japón... Kojiro Hyuga, de 25 años, jugador de la Juventus y actualmente su nuevo goleador...

Suien casi se cae de la sorpresa... Ella ya había conocido a Hyuga años atrás...

Ella sabía que era imposible, que ellos no podían haberse conocido antes de tiempo... Ésa era la regla, pero por alguna casualidad, ellos dos habían terminado por conocerse cuando no era el momento.

Suien no sabía qué tanto podría afectar eso la misión... Quizás no sería tan importante, exceptuando el hecho de que ella y Kojiro Hyuga se detestaban a morir...

- ¡Eres un idiota!.- exclamó ella, la última vez que se vieron.

- ¡Y tú una niña tonta!.- había dicho él.

- ¡Eres insoportable!

- ¡Lo mismo digo!

- ¡Ojalá que nunca más tenga que volver a verte en la vida!

- ¡Ojalá que no tenga que volver a soportarte!

Suien suspiró. Bueno, la culpa no había sido de ella, puesto que conoció a Hyuga en un viaje que él realizó a la ciudad en donde Suien vivía... Quizás en verdad era cosa del destino, pero a Suien no le hacía maldita la gracia.

- Recuerda.- había dicho ella.- Que tu deber es estar cerca de ese jugador las veinticuatro horas del día. Tu deber es protegerlo y cuidarlo, ya lo sabes.

- Cumpliré con mi misión lo mejor que pueda.- había sido la respuesta de Suien.

Lástima que uno no pueda deshacerse de su Destino con tanta facilidad como uno quisiera.

Kojiro Hyuga entrenaba sin sospecharse siquiera lo que estaba a punto de pasarle. Nunca se imaginó que volvería a verla a ella, la última persona a quien deseaba ver en su vida. Cuando Kojiro terminó su entrenamiento y vio a Suien parada esperándolo a las orillas de la cancha, pensó que se trataba de una broma de mal gusto, pero el que ella le dijera lo que le dijo, lo convertía en el acabóse.

- Soy agente especial de las Alas Guerreras.- había dicho ella.- Y mi deber, como tu Ángel Guardián, es protegerte.

Kojiro se hizo la misma pregunta que se habían hecho todos los demás: ¿Qué rayos eran las "Alas Guerreras"?

Genzo se dio cuenta de que estaba abrazando a la que era una perfecta desconocida para él y súbitamente se apartó.

- Lo siento.- sonrió Genzo, algo avergonzado.- No es mi costumbre hacer esto.

- No te preocupes.- sonrió Lily también.- Tampoco es mi costumbre acercarme tanto a alguien antes de la primera cita.

Ambos soltaron una risilla nerviosa.

- Necesitabas desahogarte.- comentó Lily.- No es bueno guardarse lo que uno lleva por dentro.

- Supongo.- Genzo desvió la mirada.- Mentiría si te dijera que el dolor desapareció, pero debo reconocer que me siento mejor.

- Me da gusto.- dijo Lily.- Aunque el dolor nunca se va, pero te acostumbras a vivir con él.

- Hablas como si supieras mucho del asunto.- observó Genzo.

Lily se levantó bruscamente del sillón y fue a la cocina a servir un poco de té en dos tazas.

- Sé que no te gusta el té.- dijo ella, tendiéndole una taza a Genzo.- Pero es mejor que nada.

- Entiendo el mensaje.- sonrió Genzo.- Creo que hice un comentario demasiado personal, ¿cierto?

Nuevamente Lily no respondió, se limitó a tomarse el té en silencio.

- Muy bien, de acuerdo.- Genzo se dio por vencido.- Nada de preguntas de índole personal. Pero al menos espero que me expliques qué rayos es eso de las Alas Guerreras.

- No es el momento.- negó Lily.

- ¿Y cuándo lo va a ser?.- protestó Genzo.- ¿Cuándo Touya o Kenji mueran también?

Lily miró a Genzo fijamente por varios minutos. Después suspiró.

- Las Alas Guerreras es una asociación especial de la ONU.- explicó Lily.

- ¿Eso es todo?.- Genzo puso cara de "hello con tu hello".

- Eso es lo que querías saber, ¿no?.- repuso Lily.

- Más bien, quería saber el motivo por el cual tú estabas aquí.- replicó Genzo.- Y el por qué mi hermana está muerta.

Lily sabía que las reglas le prohibían decirle la verdad a Genzo si él no estaba preparado para conocerla, pero después de todo, él era el hermano de Hana, y ella había sido una amiga muy querida para Lily... Después de todo, se los debía...

- Hana no es quien creías que era.- dijo Lily, bajando mucho el volumen de voz.- Ella sí estudiaba en Oxford, pero era también un Ángel Guardián y pertenecía a las Alas Guerreras. Su misión era la misma que la nuestra: protegerlos a ustedes.

- ¿Nosotros?.- preguntó Genzo.- ¿Quiénes? ¿Mi familia y yo?

- Eso es lo que tus hermanos y tu madre creen.- respondió Lily.- Pero ésa no es la verdad. Hay seis personas en esta Tierra a las cuales los Ángeles Guardianes debemos proteger.

- ¿Seis personas? ¿Quiénes son?.- quiso saber Genzo.

- A todas las conoces.- dijo Lily.- Pero por ahora no necesitas saber quiénes son.

- ¿Qué relación tuvo mi hermana con todo esto?

- Hana era un Ángel Guardián.- contestó Lily, con tristeza.

- ¿Y ella murió tratando de proteger a alguien más?.- cuestionó Genzo.

Lily no respondió de inmediato. No sabía si decir la verdad o no.

- La verdad es que no lo sabemos.- respondió Lily.- Quizás sí. solo sé que una de nosotras debía morir algún día y ésa fue Hana...

- ¿Morir? ¿Una de ustedes?.- Genzo entendía cada vez menos.- ¿Por qué?

- Porque así estaba escrito.- suspiró Lily.- Era el destino que una de nosotras iba a morir y desencadenar así el suceso que bien podría terminar con el fin de todo lo que conocemos.

- ¿Hablas del fin del mundo?.- rió Genzo.

- Eso suena demasiado teatral y novelesco.- replicó Lily.- Más bien, digamos que podría ser el término del mundo como lo conocemos actualmente.

- Creo que entiendo.- musitó Genzo.- Solo quisiera entender... El por qué fue Hana la que tuvo que morir...

- Nosotras tampoco lo sabemos.- musitó Lily.- Éramos siete al principio, y una de nosotras debía morir... No sabíamos quién de las siete sería la escogida...

Genzo se preguntó lo que sería el tener que vivir con una sentencia de muerte pendiendo sobre tu cabeza. Se preguntó si Hana estaría esperando con miedo ese día, rezando para no ser la elegida... O quizás ella bien pudo preguntarse para qué rayos iba a ser elegida...

Bueno, a Genzo no le quedaba claro aun el qué eran las famosas Alas Guerreras, pero supo que no era el momento de preguntar. Y sin embargo, sí tenía otra pregunta que se moría por hacer... Lily le recordaba muchísimo a alguien, alguien a quien esperaba no volver a ver jamás...

- ¿Puedo preguntar otra cosa más?,.- quiso saber Genzo.

- Supongo.- Lily se encogió de hombros.- Pero quizás no responda.

- ¿Tienes alguna hermana o algo así?.- preguntó Genzo.- ¿O alguna pariente lejana? No, más bien, algo así como una hermana gemela.

Genzo lo notó. Fue una sombra casi imperceptible, pero que se interpuso entre ellos como una barrera infranqueable. La mirada de Lily se oscureció por algunos momentos. Ella se levantó del sillón.

- Es tarde ya.- dijo Lily, con voz dura.- Debes irte a dormir.

Genzo supo entonces que había tocado un tema prohibido, lo que terminó por confirmarle su teoría...

Lily tenía alguna relación con Anya.

El avión sobrevolaba Francia cuando Sanae al fin se quedó dormida. Fue entonces cuando Tsubasa pudo al fin tratar de ordenar sus pensamientos. Todo lo que su esposa le había confesado le había puesto el mundo de cabeza...

Alas Guerreras. Sanae le había dicho algo sobre eso, que ella era un Ángel Guardián y que había estado esperando por años para actuar en el momento preciso... ¿Pero actuar para qué? Había algo que Sanae sabía y que cada vez que Tsubasa le preguntaba ella se limitaba a responderle con evasivas.

- Me contactaron cuando te fuiste a Brasil.- había dicho Sanae.- Me dijeron que mi Destino estaba ligado al tuyo desde nuestro nacimiento... No nos conocimos por accidente, ya estaba escrito... Porque yo debo protegerte. Y enseñarte el camino que debes seguir. De hecho, ya lo he estado haciendo...

Y si Tsubasa se ponía a pensarlo, era cierto. Sanae lo había alentado para hacer todas las cosas que él había realizado hasta ese momento, como ganar los Campeonatos en Japón, irse a Brasil, ganar el Mundial Sub-19, jugar en el Barcelona. Aparentemente siempre se vio como que Sanae solo lo animaba por estar locamente enamorada de él, pero ahora Tsubasa s daba cuenta de que en realidad ella estuvo marcándole el camino.

- Y hay algo más que debes saber.- musitó Sanae, al borde de las lágrimas.- El bebé que perdimos... Fue culpa mía...

Varios meses atrás, Sanae y Tsubasa perdieron al hijo que estaban esperando. Los médicos dijeron que había sido por una malformación, pero Sanae le había dicho a Tsubasa que había sido su culpa...

- Todos los Ángeles Guardianes hemos sufrido una pérdida importante en nuestras vidas.- había dicho Sanae.- Una pérdida que marcó la vida de todas. Yo era la única que se había salvado, hasta ese momento en que perdí a mí bebé...

Y ahora, según lo que Tsubasa había entendido, estaba en riesgo de perder a la otra cosa que él más amaba en el mundo... Sanae.

Porque si ella estaba encargada de protegerlo significaba que en algún momento ella tendría que morir para salvarlo.

Katya no entendía el por qué había sido elegida como un Ángel Guardián, cuando toda su vida siempre estuvo marcada por la sangre de la gente a quien ella más quería.

La primera en irse fue su madre, quien falleció misteriosamente cuando Katya era un bebé, aparentemente por un coágulo que le tapó los vasos de los pulmones. Cuando Katya tenía cinco años, su padre se mató en un accidente automovilístico. Su hermana murió arrollada por un conductor ebrio que invadió la acera cuando Katya tenía 15 años, y el último en irse fue Touya... Quien murió al recibir una bala que iba destinada a su hermana...

Katya se había quedado completamente sola, y por ese motivo se había acostumbrado a trabajar sola y a valerse por sí misma. Y sin embargo, cuando ella la contactó, sintió que debía seguir sus indicaciones, aun cuando no estuviera de acuerdo con muchas de ellas...

- No debes enamorarte.- le había advertido ella.- No debes encariñarte con nadie. Porque esa persona sufrirá si tú la amas.

Nadie tenía que decirle eso a Katya, porque ella lo sabía mejor que nadie. Toda la gente a quien amaba se moría por su culpa, como si ella fuese una especie de Ángel de la Muerte...

Por eso, guardaba en su corazón y escondía en lo más profundo el incipiente cariño que surgió en ella al conocer a Kazuki. Porque Katya sabía que si ella lo amaba, él moriría...

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Suien Himmemiya es un personaje creado por Lilith y Arwen y actualmente es protegido por Lily de Wakabayashi.