Capítulo 5. Anya.

Pues bien, si las cosas iban como lo planeado, solo Rika faltaba de decirle a Taro su verdadera identidad. Rika no sabía cómo reaccionaría él, pero supuso que Taro no sería del tipo de personas que hicieran un escándalo.

Taro estaba sentado en la cama del cuarto que le habían asignado, pensando. ¿En qué? En todo lo sucedido , no era para menos... Rika tocó la puerta y sin esperar aq ue él respondiera, entró. Conocía la suficiente a Taro como para saber que él nunca ponía seguros a las puertas.

- Hola.- dijo ella, cuando él volteó a verla.

- Sabía que eras tú.- dijo Taro.

- ¿Y eso como?

- Porque eres la única que sabe que nunca le pongo seguros a las puertas.

Rika sonrió. Era como si los dos estuvieran conectados. Y hasta cierto punto, lo estaban. Para Rika, Taro era el Destino.

- ¿Cómo has estado?- preguntó ella.

- Pues un tanto angustiado, te lo confesaré.- Misaki suspiró.- Es como si esto fuese alguna especie de sentencia de muerte.

- ¿Y por qué sientes eso?.- Rika estaba un poco sorprendida.

- No lo sé.- reconoció Taro.- Solo sé que desde que me enteré de la muerte de Hana es como si la Muerte se avecinara sobre nosotros.

Rika carraspeó. Era el momento.

- Hay algo que debo confesarte.- dijo ella.- Sobre mi verdadera identidad.

- ¿Qué cosa?

- Pues verás... No soy quien crees que soy. Pertenezco a las Alas Guerreras.- dijo Rika.- Soy tu Ángel Guardián, y como tal, debo protegerte.

- De lo mismo que mató a Hana, ¿cierto?.- adivinó Taro.

- Sí.- asintió Rika, sorprendida.- ¿Cómo lo supiste?

- ¿Cómo no saberlo?.- replicó Taro.- A veces siento como si tu mente y la mía fueran una sola.

- Entonces no te sorprende que yo sea tu Ángel Guardián.- supuso Rika.

- No.- negó Taro.- Ya me lo presentía.

Taro lo había dicho. Era como si su mente y la de Rika fueran una sola...

- Oye, si tú estás aquí para protegerme, ¿entonces Lily Del Valle está aquí para proteger a Wakabayashi? .- quiso saber él.

- Así es.- asintió Rika.- Pero no digas que yo te lo dije.

- Ya.- Taro desvió la mirada.- Otra cosa: supongo que si tú eres mi guardiana, eso significa que está prohibido todo tipo de romance entre nosotros, ¿cierto?

Rika esbozó una sonrisa triste. No quería tocar ese tema...

- Ésa es una regla que siempre ha habido en todos estos casos.- musitó ella.

- Me lo supuse.- Taro también sonrió con tristeza.- Por eso nunca te he dicho lo que siento, siempre quise poner el pretexto de que tu padre no me aceptaría, pero la verdad era que cada vez que quería decirte que te quiero las palabras se me atoraban en la garganta, y no era porque no lo deseara decir, sino porque sentía que no debía hacerlo.

- Ya no digas más.- pidió ella, a punto de llorar.- Porque sino me obligarás a decirte lo que no te debo decir.

- No es necesario que me digas lo que sientes.- replicó Taro.- Porque ya lo sé...

Rika se sentó junto a Taro en la cama y él la abrazó. Ella enterró su cara en el pecho de él.

- ¿Qué es lo que sigue ahora?.- preguntó Taro, en voz baja.

- Esperar.- respondió ella, en el mismo tono de voz.

- ¿A qué?

- A que todo salga bien...

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Antes de dormir, Genzo pensó en Lily. Claro, desde que la vio se le hizo tremendamente familiar, y no era porque ella fuese alguien famosa, sino más bien porque Anya se parecía muchísimo a ella...

Anya. Hacía mucho tiempo que Genzo no pensaba en ella. Incluso él había conseguido sacarla de su mente y de su corazón, pero seguía recordándola de vez en vez... Quizás porque ella había estado a punto de conseguir lo que no había hecho nadie más...

-FLASH BLACK-

Era una de ésas tantas fiestas de futbolistas en donde todos se ponen ebrios y en donde las fans consiguen estar con sus jugadores preferidos y sacarles algo más que el recuerdo de una buena noche. Ella estaba sentada a la barra, bebiendo un brandy. Su cabello rojo le caía en llamaradas por la espalda descubierta. A Genzo le llamó la atención desde el primer momento: la chica era muy atractiva.

- Hola.- saludó Genzo, con actitud de cazador.- ¿Puedo acompañarte?

- Claro.- asintió Anya.

Sin embargo, cuando él miró sus ojos negros, se sobresaltó. Eran más fríos que el hielo mismo...

- ¿Cómo te llamas?.- preguntó él.

- Anya.- había respondido ella.- Y tú eres el gran Genzo Wakabayashi, ¿no es así?

Anya Sókolov era el nombre de ella. Esa noche, Genzo y ella se convirtieron en... amigos íntimos. De hecho, Anya y Genzo comenzaron a salir de manera regular... Iban al cine, a las fiestas, a los bares, Anya se la pasaba en los partidos de él y Genzo se la pasaba en las sesiones de modelaje de ella...

Y aunque Genzo se la pasaba muy bien con ella, él sentía que Anya no tenía un alma... Era como si fuera una mujer vacía, Anya era fría y sin sentimientos, y demasiado calculadora... Era como si ella fuera la encarnación de la frivolidad...

Pero mientras más defectos le encontraba Genzo, más se arraigaba él a ella. Era como si alguien hubiese determinado que los dos debían estar juntos...

- FIN DEL FLASH BACK-

Genzo suspiró. Él sabía que no debió dejar ir a Anya, no después de lo que ella intentó hacerle, pero ahora, al conocer a Lily, Genzo supo que quizás ella era la respuesta de todo.

"Estoy aquí para protegerte", había dicho Lily. ¿Protegerlo de qué? ¿De Anya? Era ya un poco tarde para eso... O quizás no...

"Recuerda que Anya no pudo hacer lo que estaba destinada a hacer", le dijo a Genzo su voz interna. "Es muy probable que ella regrese por ti... Y quizás Lily esté aquí para evitar que eso pase".

Pero entonces... ¿Anya había sido responsable de la muerte de Hana?

Demasiadas preguntas y todas tenían una única respuesta: Lily. Genzo recordó sus ojos negros, los cuales eran idénticos a los de Anya, excepto porque los de Lily tenían tanta calidez y esperanza...

Genzo se quedó dormido, pensando en lo que sería besar los labios rojos de Lily. Anya, por supuesto, ya no tenía espacio en la mente de él.

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Nella apagó el televisor. Las noticias seguían hablando una y otra vez sobre lo mismo: el atentado terrorista en Londres. Ella sonrió, satisfecha. Todo estaba saliendo según los planes.

- Esa tonta de Hana.- comentó Nella.- No hubiera muerto si al menos nos hubiese revelado la verdad.

- No iba a hacerlo.- replicó Anya, hojeando aburrida una revista de modas.- Recuerda que como Guerrera de la Luz que era, primero iba a dar su vida antes que revelarnos cualquier cosa.

- Y dejó desprotegido a ese bombón de su hermano.- suspiró Nella.- ¡Qué hombre!

Anya la miró con enojo. Nella instintivamente se hizo hacia atrás: esos ojos negros tenían el reflejo de la furia del infierno.

- Ya, no te pongas así.- Nella jugó con uno de sus rizos negros.- No es mi culpa que no hayas podido acabar con él cuando pudiste hacerlo.

- No es porque no lo quisiera.- Anya golpeó la mesa con la revista con tanta fuerza que el sonido se escuchó como un disparo de rifle.- No fue tan fácil.

- Claro, porque te enamoraste de él.- replicó Nella.

Anya quiso golpearla. Nella era realmente fastidiosa, pero al fin y al cabo era uno de los Demonios y no podía mandarla a volar muy lejos, como ella quería. Nella seguía moviendo provocativamente su larga cabellera negra y rizada, mientras que en sus ojos negro azulado se reflejaba la burla.

- Ya quiero ver cómo te comportas tú ante tu elegido.- gruñó Anya.- A ver si como roncas, duermes.

- No va a ser nada difícil el deshacerme de Kojiro Hyuga.- replicó Nella, altanera.- Suien no es rival para mí.

- Eso lo quiero ver.- retó Anya.

Nella ya no dijo nada, solo le lanzó a Anya una mirada de desdén. Ésta miró la revista que traía en la mano, en la portada se veía la fotografía de una joven hermosa de largo cabello castaño oscuro, la cual sonreía dulcemente: Lily. A esas alturas, Anya ya sabía que Lily era su contraparte y que era el Ángel que debía cuidar a Genzo, aunque en realidad siempre lo supo...

Anya esbozó una sonrisa. Ansiaba volver a ver a Genzo, pero más que nada, ansiaba el poder enfrentarse a Lily y ganarle la identidad que ésta le había robado...

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Tsubasa llegó a Inglaterra, con el temor escociéndole la garganta. Sanae estaba sorprendentemente callada. Genzo y Taro los recibieron en el aeropuerto, cada uno escoltado por su Ángel respectivo.

- Lo lamento mucho, Genzo.- susurró Tsubasa, dándole un abrazo a su gran amigo.

- Gracias por estar aquí.- musitó Genzo, con voz seca.

- Para eso estamos los amigos.- sonrió Tsubasa.

- Tú lo has dicho.- asintió Taro.

Los tres se miraron y fue como si intercambiaran información. Ninguno necesitó decir palabras para que los otros dos supieran lo que estaba pasando... Disimuladamente, los tres voltearon a ver a las tres muchachas que estaban paradas a pocos metros de ellos y que esperaban sin decir ni una sola palabra y sin hacer ni un solo gesto. Lily, Rika y Sanae ya habían establecido contacto visual, pero sin romper las reglas: ellas no se conocían y por tanto nunca se habían visto en sus vidas.

- No entiendo qué es lo que está pasando aquí.- murmuró Tsubasa.- ¿Realmente esto es real?

- Pues las tres chicas que están paradas ahí son reales.- replicó Taro.

- O al menos eso parece.- suspiró Genzo.

- ¿Y qué haremos entonces?.- cuestionó Tsubasa.

- Es algo bien simple.- respondió Taro.

- Dejar que ellas guíen nuestro.- completó Genzo.

Tsubasa miró a Sanae. Ella siempre había estado apoyándolo fielmente en todos los momentos, le había demostrado su cariño incondicional, su amor hasta el final de los días... Pero ahora, era como si ella se hubiese convertido en una extraña...

Porque nunca quiso decirle que ella era un Ángel Guardián.

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Kojiro se encontraba en el mismo periodo de escepticismo por el que pasaron todos los demás, excepto porque el de él fue más duradero. Suien esperaba la respuesta de él, ya que ella no podía cuidar a su elegido si él no lo deseaba... Y pues la respuesta de Hyuga ante la confesión de ella fue de todo menos favorable...

- ¡No esperas que te crea que eres un Ángel Guardián!.- había gritado Hyuga cuando Suien le dijo todo el rollo que habían dicho todas las demás a sus protegidos.- ¡No esperas que te crea que el futuro del mundo depende de mí! ¡Soy un jugador de fútbol sóccer, no una maldita Sailor Scout!

Suien ya se esperaba algo como eso. En sus adentros, lamentó que le hubiese tocado proteger a Kojiro Hyuga, ya que su misión iba a resultar más difícil que las de las demás. Pero Suein no perdió la calma. Ella era una persona tranquila y dispuesta a ayudar a todos, aun así se tratara de alguien tan terco y orgulloso como lo era Hyuga.

"Buena suerte a todas", les deseó Suien a los demás Ángeles, contemplando el cielo, a la espera de que su Protegido tomara la decisión que bien podría cambiarlo todo.

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Anya Sókolov es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.

Todos los demás personajes que aparezcan en este fic fueron creados por Lily de Wakabayashi, a menos que se diga lo contrario.