Capítulo 6. Secretos.
Genzo, Taro y Tsubasa platicaron sobre cosas que resultaban ser triviales, pero quizás lo hacían porque ninguno se atrevía a hablar de lo que querían hablar en presencia de... Ellas...
Lily se dio cuenta de que los hombres deseaban hablar sobre todo lo que estaba pasando, así que, a una señal suya, Rika y Sanae se dispusieron a dejar a los muchachos solos.
- Voy a prepararun poco de café.- dijo Lily, quien fue la primera en levantarse de su asiento.
- Voy a tomar un poco de aire.- musitó Sanae.
- Yo quiero algo de pastel.- dijo Rika, a su vez.
Los otros tres las miraron irse. Aunque no querían reconocerlo, cada uno de ellos sintió que una parte de su alma se marchaba cada vez que su respectivo Ángel se alejaba... Lily salió al jardín, y fue seguido por Rika y Sanae. Ese día, Lily llevaba puesta una larga falda negra con adornos de claves de sol y una blusa negra de seda. Sanae llevaba puesto un sencillo vestido negro y Rika usaba unos pantalones negros con una chaqueta que hacía juego.
- Parecemos tres Ángeles de Muerte.- comentó Lily, mirando a las demás.
- No es para menos, la Muerte ha venido a llevarse a una de nosotras.- replicó Rika.
- No sé por qué tenemos que hablar sobre esto.- musitó Sanae.
- Porque es nuestro destino.- suspiró Lily.- No nos sirve de nada el fingir que no existe.
Nadie dijo nada. Las tres contemplaron el cielo, el cual estaba llenándose de nubes negras.
- Tsubasa ya no me mira igual desde que le confesé quién soy y a qué vine a este mundo.- murmuró Sanae, después de un rato.
- Todos los Protegidos van a dudar de sus Ángeles en algún momento.- replicó Lily.- Y lo sabes.
- Lo sé, pero... .- Sanae no quería decirlo.- Yo lo amo. Y no tolero que ya no me quiera como antes...
- Y sabes también que está prohibido enamorarse de un Protegido.- replicó Lily.- Y sin embargo, tú conseguiste casarte con él, muy probablemente debido a la fuerza de Amor, pero aun así, quebrantaste las reglas y eso siempre trae sus consecuencias.
Rika miró de reojo a Lily. Ella solía ser algo dura cuando de las reglas se trataban... Quizás porque no sabía lo que era enamorarse de su Protegido... Rika suspiró. Ella sabía lo que Sanae sentía, y peor aun ya que ésta había tenido suerte y al menos había probado el amor con su Protegido, pero para ella, cualquier relación con Taro estaba más que prohibida, no importando cuánto lo desearan los dos.
- No seas tan dura con Sanae.- pidió Rika.- El Amor es algo que no se puede controlar.
- Ella sí puede.- replicó Lily.- Y lo sabes.
- Lo siento.- musitó Sanae.- Es solo que no lo pude evitar... Tsubasa lo es todo para mí, es mi rayo de sol...
Lily ya no dijo nada. En algún momento supo lo que era tener un rayo de sol...
Mientras tanto, Genzo, Taro y Tsubasa hablaban al fin sobre lo que les urgía hablar...
- Tantos años que llevo conociendo a Sanae, tanto tiempo que llevo viviendo con ella, y hasta hace apenas veinticuatro horas me enteré de que ella es un Ángel proveniente de no se dónde.- musitó Tsubasa.- ¿Cómo pudo ser? ¿Cómo no me di cuenta?
- Porque no había sido el momento.- replicó Taro.- Todos nos enteramos a su debido tiempo. También yo apenas me enteré de que mi mejor amiga es mi Ángel Guardián, pero no por eso he dejado de quererla.
- Yo no he dejado de querer a Sanae.- protestó Tsubasa.- Es solo que... No sé ahora quién es ella.
- Yo creo que ella no ha dejado de ser lo que es.- comentó Genzo.- Aunque te hayas dado cuenta de que tiene una identidad diferente.
- Quizás... .- murmuró Tsubasa.
- ¿Y qué me dices de tu Ángel?.- cuestionó Taro a Genzo.- Eres el único que no la conocía de antemano.
- Cierto es que no la conocía, pero... Me recuerda muchísimo a Anya... .- musitó Genzo.
- ¿La has vuelto a ver?.- preguntó Misaki, preocupado.
- ¿A Anya? No desde esa vez.- negó Genzo.- Pero Lily se parece tanto a ella que me temo que sea ella disfrazada.
- No lo había notado.- reconoció Tsubasa.- Pero sí, Anya y Lily se parecen mucho.
- Quizás son gemelas.- sugirió Taro.
- Sí, tal vez...
Un rato después, las chicas regresaron y ellos volvieron a cambiar de tema. Cada quien parecía estar ausente, con la mente perdida en otro lugar... A su vez, Lily pensaba en Genzo y en Anya y se preguntaba el por qué ella no había cumplido con su misión... Por mucho tiempo, Anya amenazó con matar a Genzo y arruinar así la misión de las Alas Guerreras, pero en el momento de la verdad, Anya se retractó y desapareció... Lily pensó después en Rika y Sanae. Las dos se habían enamorado de sus Protegidos, y la mexicana se preguntó si a ella iba a pasarle lo mismo...
Genzo miraba fijamente a Lily. No sabía por qué no le podía quitar la mirada de encima, y no era por el hecho de que ella se pareciera a Anya, sino porque a pesar de lo mal que se veía todo, si estaba Lily presente parecía que la Esperanza brillaba más que nunca...
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Allison observaba a su vítcima. No estaba nada mal, sus músculos se marcaban a través de la camiseta y su cabello largo lo hacían verse rebelde y provocativo. Allison sonrió. El tipo no estaba nada mal... Ella salió detrás de él, y Allison frunció el entrecejo. Era obvio que Haydee ya debía de haberlo contactado a esas alturas.
- No tienes que seguirme a todas partes.- protestó Ken.- Sé cuidarme solo.
- Ya te dije que es mi misión convertirme en tu sombra.- replicó Haydee.- Solo cumplo con mi trabajo.
A Ken en un principio le habái exasperado un poco la constante compañía de Haydee. Él quería estar solo, llorar su duelo, y en vez de eso tenía que fingir siempre que todo andaba bien, auqnue eso fue cambiando con la presencia de Haydee... Ella calmaba su tristeza, curaba su ansiedad. ¿Cómo? Ken no lo sabía, pero comenzó a agradecer el tenerla a ella de Ángel Guardián. Pero aun así, era incómodo el tenerla todo el tiempo encima de él... Hablando en sentido figurado...
- Ya, en serio. Tengo que ir al baño.- protestó Ken, un rato después.
- Puedes ir, nadie te lo impide.- replicó Haydee, muy fresca.
Ken esbozó una sonrisilla sarcástica y se metió al baño de hombres a hacer sus necesidades. Después se lavó las manos y se alborotó más las greñas que traía. Iba a salir del lugar cuando alguien abrió la puerta del último excusado y amagó a Ken con un cuchillo.
- Hola, corazón.- dijo Allison, con voz cautivadora.- Tenía tantos deseos de conocerte...
- ¿Quién eres?.- Ken se sorprendió por el hecho de que la persona que amenazaba con matarlo era una chica.
- Soy tu Demonio Guardián, querido.- murmuró Allison, al oído de él.
- ¿Mi Demonio Guardián?.- si no hubiera sido por la loca situación, Ken se habría reído.
- Sí.- rió Allison.- ¿Acaso crees que solo tienes Ángeles Guardianes?
- ¿Ángeles?.- se sorprendió Ken.- Creí que solo tenía uno.
- Bueno, ahora sí tienes solo uno, aunque antes tenías dos.- replicó Allison.- Porque nosotras le quitamos las alas a uno.
Ken sintió que la sangre se le agolpaba en el cerebro. ¿Acaso esa mujer estaba hablando de...?
- ¿Mataron a Hana?.- preguntó Ken, con un hilo de voz.- ¿Ustedes mataron a Hana?
- Nos estorbaba.- dijo Allison.- Y se negó a cooperar con nosotros. Hubiera sido de lo más sencillo que nos dijera cómo localizarte a ti y a su querido hermano, pero en vez de eso, prefirió morir por ustedes. Muy noble de su parte, pero bastante idiota.
- Mataron a Hana.- musitó Ken.- Ustedes mataron a Hana...
- Ya te dije que sí.- bufó Allison.- Y lo más divertido fue que lo hicimos pasar como un ataque terrorista.
Ken quiso atacarla, golpearla, descargar contra ella su furia, pero desde antes de que él pudiera moverse, una intensa luz iluminó el lugar y Ken no supo más de sí... Cuando él volvió en sí, lo primero que vio fue a Haydee, sonriéndole.
- Por algo nunca quiero dejarte solo.- murmuró ella.
- Esa mujer... Dijo ser mi Demonio Guardián... .- musitó Ken.
- Fue una manera muy sutil de burlarse de nosotras.- gruñó Haydee.- Pero así como tienes un Ángel que te protege, tienes un demonio que trata de matarte.
- ¿Y eso por qué?
- Porque es el Destino.
Ken temía preguntar, pero necesitaba hacerlo...
- Hana era un Ángel.- musitó Ken.
- Sí, lo era.- asintió Haydee.- Era una de nosotras...
- ¿A quién debía proteger a ella?.- quiso saber Ken.
- No lo sabíamos.- respondió Haydee.- Éramos seis guardianas y solo cinco protegidos, lo que significa que una de nosotras iba a morir...
- Y fue Hana...
- Sí, fue Hana.- asintió Haydee.- Pero ninguna de nosotras sabía quién sería...
Era suficiente. Ken no quería saber nada más. Él estuvo a punto de dejarse caer, pero entonces sus ojos se toparon con los de Haydee... Y sintió que todo el dolor desaparecía...
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¿Qué tantas reglas se pueden romper de una sola vez? Katya las había roto casi todas. Solo le quedaba una... Pero eso nunca pasaría.
- Quisiera hacerte una pregunta.- dijo Kazuki.
- Nadie te asegura que te responderé.- replicó Katya.
- ¿De qué me estás protegiendo?
- Eso ya lo preguntaste antes.
- Pero no respondiste.
- Porque lo sabrás a su debido tiempo
- ¿Y eso cuando será?
- Cuando sea el debido tiempo.
Katya no lo quería decir. Ella tenía un secreto que no quería revelarle a nadie... Un seceto que bien podría costarle su lugar en las Alas Guerreras, la vida de sus compañeras y quizás la de ella misma...
- ¿De quién me proteges?.- insistió Kazuki.- ¿Qué es lo que me amenaza?
Katya siguió sin responder. Ella recordó la última mirada de Hana, esa mirada que lo decía todo y a la vez nada...
- Deja de preguntar tanto.- recriminó Katya.- No es bueno que sepas demasiado de tu Futuro antes de tiempo.
- ¿Cómo voy a cambiar mi futuro si no lo conozco?.- replicó Kazuki.
- Tú no tienes que cambiar el futuro.- sentenció Katya.- Ése es el trabajo de las Alas Guerreras: luchar por un futuro distinto.
Katya le había dicho esa cursilada del lema de las Alas Guerreras porque no quería que Kazuki consiguiera sacarle la verdad. Nadie sabía que Katya había estado junto a Hana cuando ella murió. Y nadie lo sabría jamás. Porque quizás, aquello de lo que debía proteger a Kazuki se trataba de ella misma...
