Capítulo 8. ¿Ángel o Demonio?
Haydee abrió los ojos. Se había quedado dormida, en el pasto, esperando a que Ken terminara de entrenar, y lo que la despertó fue esa sensación... La sensación que siempre experimentaba cada vez que alguien se iba...
Asustada, miró hacia el campo, pero Ken seguía entrenando, sin darse cuenta de nada. Haydee se levantó y fue hacia él.
- Ya despertó la bella durmiente.- sonrió Ken.- No quise molestarte.
- Algo terrible pasó.- dijo Haydee, con el pánico reflejado en la voz.
- ¿Qué cosa?
- No lo sé, solo sé que alguien murió.- replicó Haydee. Sus ojos ambarinos se llenaron de lágrimas.- No sé que ha pasado...
Ken un tanto asustado, abrazó por instinto a la chica. Ella sollozó por unos momentos en su hombro y después se separó.
- Debo dominarme.- dijo.- Si en verdad pasó lo que creo que pasó, debo estar alerta. Y debo llamar a alguien...
- ¿A quién?.- quiso saber Ken.
- A los demás Ángeles.- respondió Haydee.
Pero no hacía falta que ninguno de los demás ángeles lo supiera. Suien rompió un vaso cuando la mano se le crispó al experimentar la sensación. Hyuga la miró preocupado, ya que ella se había puesto muy pálida.
- ¿Estás bien?.- preguntó él.
- Yo... .- musitó Suien, sintiendo que perdía el control de su cuerpo.
Kojiro la atrapó a tiempo. Suien experimentó el mismo remolino de sensaciones que sintió la noche que murió Hana...
- Alguien ha muerto.- dijo Suien.
- ¿Qué dices?.- se sorprendió Kojiro, sin soltarla.
- Que alguien ha muerto.- repitió Suien, aun muy pálida, y con sus ojos azul violeta llenos de temor.- Tengo que avisarles a las demás.
Rika sintió que caía por un vacío el cual se prolongaba hasta el infinito, hasta que se despertó. Se encontró sudando, acostada en el suelo. Se había caído de la cama. La sensación era tan fuerte que ella se fue corriendo a la habitación de Misaki y comenzó a aporrear la puerta.
- ¡Taro, Taro!.- gritó ella, desesperada.
Unos cinco minutos después, Taro abrió la puerta, un tanto adormilado.
- ¿Qué ocurre?.- preguntó él.
- Alguien ha muerto.- Rika se le dejó ir y lo abrazó con fuerza.- Por un momento pensé que eras tú...
- ¿Quién murió?.- Taro sintió que se le congelaba el cuerpo.
- No lo sé...
- ¿Cómo es que puedes estar tan segura?
- Es uno de los poderes de los Ángeles.- replicó Rika.- Sentimos cuando la Muerte se acerca demasiado a alguno de nuestros protegidos...
Tan conectados estaban Rika y Taro que él supo que debían ver a Tsubasa y a Sanae, y al llegar a la habitación de éstos, vieron a Sanae llorando a mares y a Tsubasa intentando consolarla. Se notaba que Tsubasa deseaba abrazarla, pero que algo en su interior se lo impedía...
- Te lo dije.- susurró Rika.- Los Ángeles sentimos la presencia de la Muerte.
- Se mueren miles de personas en el mundo a diario.- replicó Tsubasa, sorprendido de ver lo mucho que el suceso le había afectado a Sanae.- ¿Por qué una muerte les afecta tanto?
- Porque fue la muerte de alguien importante o cercano a uno de ustedes.- explicó Rika.
- ¿Uno de nosotros?
- Uno de los Protegidos.- asintió Rika.
Mientras tanto, en la cocina, a Lily la alcanzó la sensación cuando estaba sirviéndose agua caliente. La impresión fue tan fuerte que ella soltó la jarra y se quemó la mano con el agua. Pero el dolor físico era lo de menos, el dolor que ella experimentó en su alma era tan intenso que casi la hicieron gritar... Cuando Lily se repuso de la impresión, se dio cuenta de que estaba en los brazos de alguien...
- ¿Qué ocurrió?.- quiso saber Genzo.- ¿Estás bien? Te pusiste muy pálida.
- Alguien murió.- Lily dijo las mismas palabras que habían dicho los otro cuatro Ángeles.- Alguien ha muerto.
- ¿Quién?.- Genzo se asustó, como el resto de los Protegidos.
- No lo sé.- musitó Lily.- No tengo ni idea...
Lily se llevó una mano a la cabeza, y fue cuando la quemadura en la mano comenzó a dolerle.
- ¿Con qué te quemaste?.- preguntó Genzo.
- Con el agua.- respondió Lily.- Cuando estas sensaciones me llegan, no puedo controlar lo que estoy haciendo.
Genzo ayudó a Lily a sentarse en una silla y después fue a buscar un poco de agua fría, una pomada para las quemaduras y algunas vendas. Después, comenzó a limpiar con cuidado la quemadura de Lily.
- ¿Qué haces?.- ella se sorprendió.
- Curándote esa herida o se te va a infectar.- respondió Genzo, sin dejar de trabajar.
- No es necesario.- Lily intentó retirar la mano.- Estaré bien, solo...
- Solo necesitas dejar que yo termine de curarte.- replicó Genzo.- Y ojalá que alguna vez me hables de esas sensaciones sobrehumanas, que pueden resultar muy peligrosas. Ahora comprendo el por qué tienes tantas cicatrices en las manos.
Las miradas de ambos se encontraron y hubo una conexión bastante palpable entre los dos. Ambos se sintieron confundidos, Genzo por la sensación nueva y desconocida y maravillosamente increíble que estaba sintiendo y Lily porque lo que sentía también era desconocido para ella... Lily no estaba acostumbrada a que alguien se preocupara por ella, siempre era el Ave Fénix el que luchaba y protegía y se preocupaba por los demás, nadie, absolutamente nadie hasta ese momento se había preocupado por su bienestar... Y todo era por Genzo...
Él, por su parte, no sabía que pensar. El tener tan cerca a Lily lo hacían tener pensamientos que nunca había tenido... No eran pensamientos de lujuria o deseo, como le pasaba con otras mujeres, tampoco eran los sentimientos de posesión que había experimentado con Anya... No, era diferente, era algo más bien como un enorme deseo de protegerla...
Genzo terminó de curar y de vendar la mano. Lily sonrió muy dulcemente.
- Gracias.- dijo ella.
- No hay de qué.- respondió Genzo, cohibido por esa sonrisa.
Sus miradas volvieron a conectarse. Él, instintivamente, miró sus labios... Y en ese momento, Rika, Taro, Tsubasa y Sanae entraron en la cocina. Lily se levantó con brusquedad de la mesa. Las tres chicas se miraron fijamente.
- Alguien murió.- musitó Sanae, después de un rato.
- Lo sé.- murmuró Lily.
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Kazuki no creía que en realidad hubiera pasado lo que acababa de pasar. Takeshi estaba muerto. El golpe del automóvil apagó su vida en un instante... Los paramédicos intentaron hacer todo lo posible, pero ninguno de ellos consiguió salvarle la vida...
Lo primero que Kazuki pensó fue en que tenía que llamar a Kojiro y a Ken.
Katya estaba tremendamente pálida. Ella ya lo sabía, ya lo presentía, pero aun así... Fue demasiada la impresión, había sido casi instantáneo... Bastó con que Katya pensara que Takeshi podía ser arrollado por un auto para que eso sucediera...
No, debía ser una coincidencia. Sawada corría entre los automóviles, como un loco era obvio que alguno lo iba a atropellar...
Y sin embargo, las palabras de Anya resonaban en la mente de Katya: "Eres una de nosotras, Katya. Porque tú puedes llamar a la Muerte...".
-FLASH BACK-
Era de noche. Nadie sabía que Katya se encontraba ahí, parada afuera de un edificio de departamentos ocupado en su gran mayoría por estudiantes de Oxford. No sabía por qué, pero Katya sabía que ella debía estar ahí, en ese preciso momento... No sabía por qué, pero ella sentía que Hana tenía las respuestas para todo... Ella no se sorprendió de verla. Hana la invitó a pasar a su departamento, como si hubiera estado esperando a que Katya fuera a verla.
- Te equivocas.- dijo Hana, cuando Katya esbozó su pregunta.- Yo no tengo todas las respuestas. Soy como tú, soy como todas, no tengo idea de por qué estamos aquí, por qué fuimos escogidas nosotras, ni por qué fueron escogidos ellos. Solo sé que debo esperar a que llegue el Destino.
- Yo no pienso quedarme de brazos cruzados, esperando a que en algún momento alguien llegue y me diga que debo usar mi varita mágica y salvar a la humanidad.- replicó Katya.- No es mi estilo.
- Ni siquiera tienes una varita mágica.- se burló Hana.- Más bien, sería algo así como una espada de poder.
- No estoy de humor para bromas.- cortó Katya.- Quiero saber qué es lo que pasa.
- Ya te lo dije: yo tampoco lo sé.- replicó Hana.
- ¿Entonces por qué estoy aquí?.- cuestionó Katya.
Hana no respondió inmediatamente. Ella le había mentido a Katya, había encontrado la respuesta en el justo momento en que abrió la puerta y encontró a su compañera parada esperando una buena excusa.
- Creo que lo sabes.- musitó Hana.- Todas sabíamos que pasaría, pero no sabíamos a quién le tocaría.
- Me tratas de decir que... .- Katya captó el mensaje.
Hana asintió con la cabeza. Katya quiso replicar, decir que no era cierto, pero en ese momento las ventanas se rompieron y la puerta del departamento se vino abajo.
- Suerte que el edificio está vacío.- comentó Hana, tranquilamente, al tiempo que Anya, Nella y Allison penetraban en la habitación.- Solo quedo yo...
- ¿Y yo estoy pintada?.- se quejó Katya.
- Tú no vas a luchar en esta batalla.- replicó Hana.- Al menos no de mi lado...
Fue entonces cuando Hana le lanzó esa mira, la que lo decía todo, la que no decía nada. La misma mirada que vio en su padre, la que debió de haber visto en su madre, en su hermano, en su hermana, la que vería en Takeshi Sawada, minutos antes de morir...
-FIN DEL FLASH BACK-
Las pruebas eran más que suficientes. Anya tenía muchas razones para decir que Katya era una de ellas... Pero entonces, ¿por qué Katya había sido contactada para ser un integrante de las Alas Guerreras? ¿Por qué le habían hecho creer durante tantos años que ella era un Ángel, cuando la realidad era otra?
La verdad era que Katya no era un Ángel, era un Demonio. Ningún Ángel mataba a otras personas, ningún Ángel le causaba dolor a la gente que tenía a su alrededor... Seguramente que Kielo, Rika, Sanae, Suien o Haydee no tenían esos problemas... Seguramente que ellas sí llevaban tranquilidad y paz a la gente a quienes ellas protegían... No como Katya, que solo llevaba dolor y muerte...
O quizás Katya sí era un Ángel, pero uno con alas negras, muy negras...
Porque Katya podría ser el legendario Ángel de la Muerte...
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Anya llegó a la casa. Nella estaba haciéndose manicura y Allison leía "Ángeles y De monios". Anya frunció el entrecejo.
- Interesante lectura.- comentó Anya, algo sarcástica.
- Bueno, podría ayudarnos en algo.- replicó Allison, sin dejar de leer.
- ¡Qué pérdida de tiempo!.- exclamó Nella.- Es una tontería gastar el tiempo leyendo libros.
- Y tú, eres más vacía que una concha de mar.- replicó Anya.- Vaya compañeras que me tocaron.
- Pues tú no eres mejor que nosotras, querida.- gruñó una mujer de ojos verdes y cabello castaño rojizo.
Anya miró de arriba abajo a la mujer, sin inmutarse.
- Hasta que llegas, Natalie.- gruñó Anya.- Ya casi terminamos de hacer tu trabajo.
- No puedes ni matar a tu Elegido, mucho menos podrás matar a otros.- se burló Natalie.
Anya se acercó a la mujer y con mucha tranquilidad la abofeteó con tanta fuerza que le dejó marcada su mano en la fina piel del rostro de ella.
- ¿Cómo te atreves?.- gritó Natalie.- ¡Eres una...!
- Cuidado con lo que dices.- amenazó Anya, al tiempo que sus ojos negros relampagueaban.- Yo soy la líder de todo esto, y si quiero, puedo acabar contigo en un abrir y cerrar de ojos.
Natalie se hizo hacia atrás, asustada ante esa mira. Detrás de ella, una mujer de piel bronceada y largo cabello negro y ojos del mismo color habló con voz indiferente.
- Ya deberías de aprender que con Anya no debes meterte, Natalie.- dijo la mujer.- Si no quieres que acabe con tu linda cara.
- Para ti es tremendamente fácil decirlo, Isabel.- gruñó Natalie.- Nunca has tenido que enfrentarte a los desplantes de esta loca.
- Si hubiéramos hecho nuestro trabajo como deberíamos, la "Doncella del Caos" no estaría molesta.- replicó Isabel.
- Dejen de hablar de mí como si no estuviera presente.- protestó Anya.- Ustedes dos han estado perdiendo mucho el tiempo, ya deberían de haber acabado con sus Elegidos y sus respectivos Ángeles.
Parecía que Natalie iba a replicar otra vez, pero Isabel la detuvo con la mirada.
- No sé por qué nos regañas.- protestó Natalie.- Si la única que realmente ha hecho algo, y que por cierto fracasó estrepitosamente, fue Allison.
- Fue por culpa de esa Haydee.- gruñó Allison, enojada.- Ella detuvo mi ataque.
- Y yo no necesito tanto tiempo como ustedes, principiantes.- replicó Nella, con altanería.- Para acabar con mi querido Kojiro.
- Eso si Suien te deja.- gruñó Natalie.
Natalie, Allison, Nella e Isabel se retaron con la mirada. Anya no les prestó atención, ya que sabía que dentro de poco contaría con la ayuda de un Demonio más...
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El libro de "Ángeles y Demonios" fue escrito por Dan Brown.
