Capítulo 14. Justicia.

Suien tomó la llamada, y de inmediato supo que no se trataba de algo bueno. Era como decía Sanae, el teléfono sonaba de manera diferente cuando traía malas noticias...

Hyuga estaba entrenando, concentrado como siempre. Suien pensó con ironía que él tendría que estar en coma para dejar de jugar al sóccer. Él la vio llegar y supo que algo malo había pasado...

- Conozco esa mirada.- murmuró Kojiro.- Algo pasó, ¿cierto?

Suien suspiró. Le informó a Hyuga que esa mañana habían encontrado el cuerpo de Kaori Matsumoto, sin vida, sobre el escritorio de su oficina. Las condiciones de la muerte no se habían aclarado aun. Pero ni falta que hacía: todos sabían que había sido obra de Katya.

- No puede ser cierto.- murmuró Hyuga.- No puedes estar hablando en serio... Matsumoto no puede estar muerta...

- Lo lamento mucho.- musitó Suien.

- ¿Qué ella no tenía a alguien de las Alas Guerreras protegiéndola?.- gritó Hyuga.- ¿Cómo puede ser posible?

- El agente que la protegía también murió.- aclaró Suien, con voz suave.- La verdad es que ninguno de nosotros podría jamás vencer a Katya. Ella conoce bien todas nuestras debilidades.

Kojiro estaba en shock. ¿Por qué él? Primero Sawada, después Kaori... Era el que más estaba sufriendo por culpa de esos Demonios, bueno, Genzo había perdido a su hermana y Ken a su novia, pero Kojiro había perdido a su mejor amigo y ahora a la que había sido como una segunda madre para él...

- Ya no puedo con esto.- musitó Hyuga.- Renuncio.

- No puedes renunciar.- lo contradijo Suien.- No tienes elección.

- ¿Y por qué no, eh?.- gritó Kojiro, enojado.- ¿Quién fue el que decidió que yo tendría que salvar al mundo de la destrucción? ¡Nadie me preguntó a mí si yo lo deseaba! ¡Esto no es justo!

- No me vengas a mí a hablar de Justicia.- el tono de voz de Suien era el más frío que Kojiro le hubiese escuchado nunca.- ¿Crees acaso que los Ángeles tuvimos una vida de color de rosa? ¡Al menos a los Protegidos se les permitió tener una vida normal por años y dedicarse a cumplir sus sueños! Nosotras en cambio tuvimos que pasar por muchas pérdidas y un arduo entrenamiento para poder protegerlos a ustedes! ¿Y todo para qué? ¡Para que sean ustedes al final quienes hagan valer esta existencia! ¡Nosotras moriremos tarde que temprano, en cumplimiento de nuestra misión de salvarles la vida y no pasaremos de ser más que unos simples peones en este juego de ajedrez!

Kojiro se sorprendió con la cantidad de emociones y sentimientos que salieron de la voz de Suien. Los ojos violáceos de la chica estaban llenos de lágrimas.

- Yo perdí a mi hermano menor en un accidente.- murmuró Suien, con voz temblorosa.- Yo lo amaba, era mi rayo de luz, pero él se tuvo que ir y nunca supe por qué. Cuando Ella llegó y me dijo que todo había sido una prueba, tuve que echar fuerza de todo mi valor para no ir en contra de mi Destino, porque eso habría significado que la muerte de mi hermano fue en vano.

- No lo sabía.- musitó Hyuga.- Yo... Yo perdí a mi padre cuando era muy niño...

- Lo sé perfectamente.- dijo Suien.- Y sé que te has esforzado mucho por ayudar a tu familia a salir adelante, como el hombre de la familia en quien te convertiste al perder a tu padre, pero al final la vida te hizo Justicia, y fui yo quien se hizo cargo de eso.

- ¿Tú?.- Kojiro se sorprendió.

- Sí, yo.- repitió Suien.- Yo soy el Ángel de la Justicia. Toda mi vida he estado protegiéndote, cuidándote y encargándome de que lo que perdiste se te fuese recompensado de alguna otra manera.

Fue demasiado para Suien. La chica llevaba años aguantando el dolor, al igual que todos los Ángeles, y todo por su Protegido. Kojiro, conmovido, se acercó a ella y lo abrazó.

- Lo siento.- murmuró Kojiro, pegando sus labios al cabello de ella.- No lo sabía...

- Y no tienes por qué saberlo.- replicó Suien.- Es más, no tenía por qué decírtelo... Lamento mucho la muerte de Kaori Matsumoto...

- Yo también lo lamento.- susurró Kojiro.- ¿Algún día podremos detener esto? ¿Algún día seré capaz de detener tanta muerte sin sentido?

Suien no respondió inmediatamente. Ella, como el Ángel que era de Kojiro, tenía que creerlo para poder afirmarlo.

- Sí.- asintió Suien.- Podrás lograrlo.

Y él le creyó a su Ángel... Le creyó que en algún momento todo podría cambiar para bien...

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Ken leía el periódico, y se atragantó con el café que estaba tomando al leer que Kaori Matsumoto había sido asesinada, junto con su nuevo asistente.

- Lee esto.- Ken le extendió el periódico a Haydee.

La chica leyó en silencio. Su expresión era inescrutable.

- Kaori Matsumoto está muerta.- comentó Haydee.- Era la manager de Kojiro, ¿cierto?

- Así es.- Ken asintió con la cabeza.- ¿Cómo pudo ser?

- Fue Katya.- respondió Haydee.- Ella mató al agente de las Alas Guerreras que la protegía.

- Supongo que ya avisaron sobre eso.- comentó Ken.

- Tú también pudiste haberlo descubierto.- replicó Haydee.- El periódico reportó la muerte de dos personas.

- ¿El asistente de Matsumoto era el agente de las Alas Guerreras que la protegía?.- se sorprendió Ken.

- El mismo.- asintió Haydee, suspirando.- Katya es muy fuerte, quizás ni siquiera nosotras podremos detenerla, mucho menos un agente de menor rango.

- Supongo que ustedes, los Ángeles, son las más fuertes agentes de las Alas Guerreras.

- Así es.- asintió Haydee.- Y el problema es que Katya fue entrenada como tal. Ella conoce todas nuestras debilidades.

- Debo detener a Katya.- comentó Kazuki, en esos momentos.

Ken y Haydee voltearon y vieron al muchacho parado en la puerta. Una especie de transformación había operado en él: el rostro del joven estaba surcado por profundas arrugas y sus labios estaban blancos.

- Tengo que detenerla.- insistió Kazuki.- Solo yo puedo hacerlo.

- No creo que puedas.- negó Haydee.- Cierto es que eres uno de los Elegidos para salvar al mundo, pero no podrás con ella.

- Ella es mi Ángel.- replicó Kazuki.- La conozco mejor que a nadie.

- Y también es tu Demonio.- replicó Haydee.- Dos en uno. La más peligrosa, la peor de todas.

- Yo debo detenerla.- insistió Kazuki.- De lo contrario, seguirá matando más gente.

- Es el Ángel de la Muerte.- replicó Haydee.- ¿Qué esperabas?

- Si ella es el Ángel de la Muerte, también debe poder convocar a la Vida.- replicó Kazuki.- Cada Ángel tiene su contraparte. Si Katya es luz y oscuridad en una, entonces significa que si llama a la Muerte también puede llamar a la Vida.

Haydee no respondió. Lo que Sorimachi decía tenía mucho sentido, pero ella no estaba segura de que verdaderamente Katya fuese el Ángel de la Muerte y el de la Vida a la vez...

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Rika analizaba los signos vitales de Sanae. El único Ángel que quizás podría hacer algo por el Ángel del Amor era el Ángel de la Amistad, ya que muchas veces uno depende del otro. Rika estaba cansada, no tenía ni una idea de cómo poder hacer que Sanae regresara. Katya podría tener la respuesta, pero evidentemente ella no iría a decirle qué hacer.

- Pensé que al menos los Demonios regresarían por Isa.- comentó Taro, quien no se despegaba ni un segundo de su Ángel.

- Los Demonios se deshacen de aquellos que ya no les son útiles para sus planes.- replicó Rika.- Sin importar que se trate de una de ellas. Katya se pasó al otro lado, e Isa sin Sanae no sirve de nada, así que no me sorprende que Anya no haya regresado por la chica. Pero hasta resulta mejor para nosotros, ya te dije que sin Isa no podremos hacer volver a Sanae.

Rika se sentó un rato. Taro se acercó y le ofreció un vaso con jugo.

- Sabes que me vuelve loca el jugo de naranja.- sonrió Rika.- Gracias.

- ¿Cómo no saber lo que le encanta a mi mejor amiga?.- rió Taro.

- Gracias por estar conmigo.- Rika le tomó la mano a él.

- No. Gracias a ti por estar conmigo.- contradijo Taro.- No sé que habría hecho todos estos años sin ti.

Él la besó muy suavemente. Después, ella recargó su cabeza en el hombro de él.

- Ustedes son el ejemplo perfecto de la cursilería.- se burló Genzo.

- Cállate, nadie te preguntó.- gruñó Rika.

- ¿Y qué? No necesito que alguien me pregunte para dar mi opinión.- replicó Genzo.

Ambos rieron. Taro pensó que no era de sorprenderse el hecho de que el Ángel de la Amistad se llevara tan bien con todos, incluyendo a alguien tan reservado como Genzo Wakabayashi. Éste se fue a sentar a un lado de sus amigos.

- ¿Cómo está Sanae?.- preguntó él.

- Igual.- suspiró Rika.- Sinceramente, no tengo ni idea de cómo ayudarla.

- Ya lo conseguirás.- la animó Taro.

- Eso espero...

Genzo tenía ganas de preguntar algo. Ahora que ya había analizado todo lo ocurrido, recordó un incidente que a él le inquietó mucho. Y sabía que Rika podría responderle sus preguntas, ya que algo le decía que Lily no lo haría.

- Quisiera preguntarte algo.- pidió Genzo a Rika.- Si no te molesta.

- Si quieres, me voy.- ofreció Taro.

- ¿No te molesta dejarme solo con tu Ángel?.- cuestionó Genzo, sorprendido.

- Claro que no.- rió Taro.- Yo confío plenamente en ella.

- Lo dicho, son ustedes el vivo ejemplo de la cursilería.- sonrió Genzo, al tiempo que Rika se ponía muy colorada.- No es necesario que te vayas, no le voy a contar ningún secreto.

- Como gustes.- dijo Taro.

- ¿Qué quieres saber?.- preguntó Rika.

- Mira, durante la última pelea noté algo que me llamó mucho la atención.- comenzó Genzo.- Es decir, vi la primera pelea que se dio entre Anya y Lily y noté algo sorprendente: cuando Anya dañó a Lily, la primera sufrió una herida en el mismo sitio en donde se lastimó Lily.

- Ajá.- Rika ya sabía por dónde iba el asunto.

- Yo pensé que si un Ángel resultaba lastimado, su Demonio también resultaría herido.- continuó Genzo.

- Ajá...

- Y sin embargo, cuando te vi a ti luchar con Natalie... .- Genzo recordó la escena.- Ella se hirió el hombro y tú no resultaste herida.

- Ajá...

- Pues bien, lo que quiero saber es por qué sucedió esto.- concluyó Genzo.- O sea, quizás sea algo sin importancia pero a mí me llamó mucho la atención.

Rika lamentó que alguien hubiese notado ese hecho. No sería algo fácil de explicar, además de que a ella no le correspondía el hacerlo.

- Lo siento, pero sinceramente no sé por qué ocurrió eso.- respondió Rik, escogiendo cuidadosamente sus palabras.- No sabía que eso ocurriera con Anya y Lily.

- Sé que me estás mintiendo.- replicó Genzo.

- Mira, es que no soy yo quien debe explicarte eso.- suspiró Rika.- Solo te puedo decir que ese hecho peculiar que notaste solo pasa con Anya y Lily.

- Así que mi Ángel debe decírmelo, ¿cierto?.- inquirió Genzo.

- Exacto.

- Ya me lo esperaba...

Genzo se quedó callado. Tenía demasiados pensamientos en la mente.

- Hay otra cosa que te está molestando.- notó Rika, con su habilidad especial para conocer los sentimientos de sus amigos.- ¿Qué te pasa?

- Es solo que Lily me confesó algo ayer.- respondió Genzo.- Algo sobre que yo soy el responsable de que ella haya sufrido tanto.

- Ah... .- Rika puso cara de disculpa.

- O sea que es cierto.- Genzo adivinó esa mirada de los ojos verde aguamarina de Rika.

- Sí, lo es.- suspiró Rika.- De hecho, todas las Ángeles sufrimos pérdidas por culpa de nuestros Protegidos, como parte de las pruebas que debimos enfrentar para poder cuidarlos.

- ¿También sufriste por mi culpa?.- aunque Taro ya había escuchado algo así antes, no se esperó que él también pudiese ser culpable de la desgracia de Rika.

- Sí.- Rika desvió la mirada.- La muerte de Mina fue mi prueba.

- ¿Y es verdad que Lily perdió todo por mi culpa?.- quiso saber Genzo.

- Sí.- Rika volvió a asentir.- De todos los Ángeles, ella fue la que más sufrió. ¿Sabes? Yo no debería de decírtelo, pero Lily Del Valle no es su verdadero nombre.

- ¿No?.- Genzo se sorprendió con esto.- ¿Entonces?

- Ella cambió de identidad cuando fue atacada por las Fuerzas de la Oscuridad, ya que tenía que protegerse para poder convertirse en tu Ángel. Si ella moría, tú morirías y con eso se perdería toda Esperanza.- confesó Rika.

Cambio de identidad. O sea, que Lily perdió mucho más por culpa de Genzo... Él agachó la cabeza. Se sentía miserable. Y él no era el único... Taro también se sentía de la fregada por enterarse de que Rika había perdido a su hermana mayor por su culpa...

- No se depriman.- pidió Rika, al verlos tan decaídos.- Ni Lily ni yo los odiamos por lo que hicieron sin querer. Ustedes no mataron a nuestros seres queridos, fue cosa del Destino.

- Pero nosotros echamos a andar ese Destino.- replicó Taro.- ¿Cómo no pensar que fue nuestra culpa?

- Ustedes no echaron a andar al Destino.- contradijo Rika.- Él nos puso a andar a nosotros.

- Toda mi vida me he enfocado a mi carrera, a ser el mejor portero del mundo.- murmuró Genzo.- Viviendo para el fútbol, acostándome con la primera mujer que se me pusiera enfrente y que me gustara, sin imaginarme que por mi culpa una chica tan noble lo había perdido todo.

- Lily no te odia por eso.- insistió Rika.

- Lo sé.- asintió Genzo.- Ella me lo dijo, pero no por eso me siento menos miserable.

Rika sonrió para sus adentros. Los Protegidos estaban entrando en la etapa que los prepararía para enfrentarse a su destino final.

- Todo va a salir bien.- dijo Rika.- Yo sé que sí.

- ¿Estás segura?.- dudó Genzo.

- Por supuesto que sí, porque Lily así lo cree.- respondió Rika.- Porque Lily lo dice. Y si ella lo dice, así va a ser. ¿Qué no confías en tu Ángel de la Esperanza?

Genzo sonrió. Y se sintió mucho mejor. Por supuesto que él confiaba en su Ángel.