- CAPÍTULO 3 -
El Bueno, el Feo y el Malo
(lo que no sabemos es quién es quién)
Se hizo un silencio sepulcral en el campo de duelos al sol de mediodía anteriormente conocido como "Hogwart´s Bollos". Voldemort y Jarri se miraban, desafiantes, varita en alto, sin hacer ni un movimiento1. Dumbledore, Fred, George y la joven asiática2 también miraban, pero más bien con cara de zuto. Las piedras de las paredes se amontonaban en un rincón, buscando la protección que podían darse las unas a las otras frente a lo que se avecinaba. Los pocos supervivientes de la explosión trataban de esconderse debajo de las piedras, que por supuesto no se lo permitían, lo cual suscitaba una serie de escenas interesantes que incluían chichones, piedras entrando y saliendo de según qué agujeros corporales, piedras que se metían en los zapatos de personas que ni siquiera tenían pies, piedras que aparecían como por arte de magia en los riñones de la gente, etcétera3.
- Puto crío - escupió Voldemort con rabia -, no puedes conmigo y lo sabes.
- Lo veremos, que dijo un ciego - contestó Jarri con sorna. Dumbledore puso los ojos en blanco y pensó que, últimamente, el niño se había crecido demasiado... Demasiado para su salud, claro. Para la salud de Dumbledore: la salud del niño en ese momento le tenía sin cuidado.
- Todavía estás a tiempo de retirarte, sabes... - dijo Voldemort con voz suave.
- Sí, hombre - dijo Jarri en tono burlón -. Y dejar que te lleves todas las calucas4 del bar, ¿no?
- Si quieres morir - amenazó Voldemort con voz peligrosa -, sigue con esto.
- Y mañana es Navidad.
Voldemort puso cara de confusión. - No, mañana es... - se miró las manos, se sujetó la varita bajo la axila derecha y comenzó a contar con los dedos -. Vamos a ver, el jueves pasado fue 25, entonces hoy debe ser... mñññ... lunesmartesmiércoles...
El rostro de Jarri dejó entrever que se estaba gustando mucho a sí mismo. Pensando "esta es la mía", levantó la varita5 y la apuntó hacia Voldemort, que en ese momento se descalzaba para usar también los dedos de los pies para contar.
- ¡Wingardium Leviosa! - gritó Jarri -. Uy, no, ese no era... ¡Expecto...! No, ese es el del Vicks Vaporub... o del Bisolvon, no macuerdo -. Puso cara de perplejidad -. Este... Ah, sí. ¡Expeliarmus!
La varita mágica que Voldemort sostenía bajo su axila salió volando y se puso a rebotar de pared en pared, ocasionando los gritos de indignación de las piedras, que se apartaban enojadas de la trayectoria6. Entre tanto, Voldemort comenzó a levitar hacia el techo. Olvidando momentáneamente las cuentas7, miró a Jarri con sorna y rió.
- Juas juas juas... ¿No puedes hacerlo mejor, Potter?
Jarri lo observó con fastidio unos segundos.
- Tron - dijo -, te he desarmado y te he hecho volar hasta el techo, ¿quieres que también te dé una patada en el cuo?
Ambos se miraron con furia durante unos minutos interminables, ajenos a la trayectoria de la varita de-tocar-las-pelotas-repetidas-veces de Voldemort, que rebotaba alegremente de pared en pared y de piedra en piedra; con una mala leche impresionante, el palitopuñetero chocó contra el techo, se metió un ratito en el ojo de Cho "Tupperware" Chang, luego emigró hasta uno de los agujeros de la nariz de George y, cubierta de una sustancia pegajosa y amarillenta, volvió haciendo piruetas circenses hasta las manos de su dueño y señor, como un boomerang bien engrasado.
Voldemort miró la varita, la limpió en los pliegues de su capa negra con un gesto de asco y la levantó, mirando a Jarri con una sonrisa maligna. Soltó una carcajada fría, de esas que dan mucho mucho mucho mucho acojone.
- ¡JUA JUA JUA! Ahora sí que la has pifiado, Potter - dijo, mostrando la varita en alto como un estandarte.
Jarri miró la varita que lo apuntaba, vacilante.
- Ooops... - musitó -. Pues va a ser que sí...
- ¿Qué vas a hacer? - preguntó Voldemort con una sonrisa burlona que prometía hacer mucha pupa.
Jarri miró a derecha e izquierda, arriba y abajo, adelante y atrás, buscando una vía de escape. Al no encontrarla, se volvió hacia Dumbledore con cara de "sálvame que soy el héroe".- Este... Dire, ¿No tocan retirada?...
Sin embargo, Dumbledore estaba en un rincón, sentado sobre una butaca Luis XV, charlando animadamente con Cho "Tupperware" Chang, que lo miraba con ojitos tiernos8.
- No, no.. - dijo Dumbledore con un ademán evasivo hacia Jarri -, vosotros seguid, que ya veo que os lo pasáis muy bien juntos...
Jarri se lo quedó mirando unos instantes, tratando de llamar su atención sobre el hecho de que estaba a punto de ser vapuleado por el Señor Tenebroso. Pero Dumbledore se había vuelto a abstraer en su conversación con la muchachita de los ojos rasgados9, de modo que Jarri, con la desesperación creciendo en su interior y el miedo más miedoso inundando su pecho poco a poco, se giró hacia Voldemort y sonrió, vacilante.
- Er... - dijo -. ¿Y si lo dejamos en empate?
- ¡NO! - exclamó Voldemort, levantando aún más la varita -. ¡No quiero llegar a los penaltis!
- Bueno, pos vale... - dijo Jarri, encogiéndose de hombros, y levantó a su vez su varita -. ¿Desmaius? ¿Impedimenta? Esto... ¿Lajodimus?
- Ya puedes asegurarlo, Potter - dijo Voldemort con una sonrisa sardónica -. ¡ABRACADABRA!
De su varita toca-pelotas surgieron unas chispas de color rosa chicle, monísimas ellas pero bastante inservibles, como se pudo comprobar pocos segundos después10.
- ¡JAJAJAJAJA! - rió Jarri, agarrándose el estómago para desmostrar que se estaba riendo pero de verdad -. ¡Te has equivocao, juas juas juas!
Voldemort, que observaba su varita por todos lados, como buscando el compartimento de las pilas para ver si se habían gastado, levantó la mirada y miró fijamente a Jarri, cabreadísimo como una china11.
- Me caes fatal, Potter - dijo con frialdad.
- Vale - respondió Jarri, sonriente -. Pues entonces nuestra amistad no podrá prosperar.
- Pero es que me caes mal, mal, mal, mal, pero mal, ¿eh? - insistió Voldemort.
- Sí, sí - dijo Jarri con voz cansada -. Ha quedado claro. ¿Vas a estar mucho rato más quejándote de que no te presto la suficiente atención, de que no te valoro, de que te trato como a un trapo...?
- Mal, mal, mal, mal, mal. Muy mal. Fatal.
- Vale, cuando quieras te doy el teléfono de mi consejera matrimonial12. ¿Podemos seguir?
Voldemort levantó la varita.- ¡AVADA KEDAVRA!
- Ah, vaya - dijo Jarri -, esta vez lo has dicho bien.
Hubo una segunda explosión devastadora en el Hogwart´s Bollos, esta vez con acompañamiento lumínico verde y un sonido parecido al que hace el Metro cuando entra en una estación en curva13. Jarri sintió como si una mano enorme lo levantase del suelo para lanzarlo instantes después contra los restos de una columna, contra la que chocó, y se quedó sin respiración. Notó que las piernas no eran capaces de sostenerlo. Lentamente, sin un gemido, se deslizó hasta caer cuan largo era en el suelo lleno de escombros.
Cuando el humo se disipó, los que aún tenían todos los ojos o al menos uno de ellos en buen estado14 pudieron comprobar que Voldemort había desaparecido del bar. Bajo un montón de escombros se veía asomar la mano de Cho "Tupperware" Chang, al parecer bastante muerta15. Dumbledore observó con interés la mano inerte unos segundos, y después, encogiéndose de hombros, miró a todos lados con cara de susto moderado. George y Fred estaban jugando al tute en un rincón, y en apariencia uno de ellos acababa de cantar las veinte en copas16.
- ¡Jarri! - exclamó Dumbledore, mirando hacia todos lados -. ¿Jarri?
- ¿Qué? ¿Qué pascha? - respondió éste, levantándose del suelo con cara de aturdimiento.
Dumbledore corrió hacia él y lo observó unos instantes, incrédulo.
- Pero... ¿No estás muerto?
- No parece, pero espera que me mire bien... - Jarri se palpó unos instantes, gustándose mucho -. No, no estoy muerto, pero mira que llego a estar bueno, ¿eh?...
- ¿Cómo...? ¿Cómo lo has hecho?...
Jarri se encogió de hombros, resistiéndose a dejar de acariciarse.
- ¿Y a mí me lo preguntas? Poesía eres tú... O mejor dicho, yo, que mira que estoy buenorro...
Dumbledore puso cara de poca paciencia y apartó la mano de Jarri de una parte de su propia anatomía de un manotazo. Sin embargo, su mano (la de Dumbledore) quedó paralizada a mitad de camino del rostro de Jarri. En lugar de asestarle la bofetada de su vida17, Dumbledore dirigió la mano temblorosa hacia la frente de Jarri, y le apartó con suavidad el flequillo de la cara.
- Otra cicatriz... - susurró Dumbledore, impresionado.
Jarri se quedó paralizado.- ¿Otra? - exclamó -. No jodas...
Salió corriendo, esquivando cascotes, manos de chinas muertas, mesitas volcadas de IKEA, butacas barrocas con la tapicería destrozada y piedras en general18, y se dirigió a toda velocidad al irreconocible baño del Hogwart´s Bollos. Se agachó para coger un trozo de espejo roto y, conteniendo la respiración, se miró19. Efectivamente, allí, junto al rayito que zigzagueaba en su frente desde que tenía un año de edad, claramente visible y brillando levemente en la semipenumbra del cuarto de baño, había un código de barras.
Jarri sintió que la furia lo embargaba.
- ¡Cagóntó! - gritó, y dio una fuerte patada a una de las paredes del baño, que se desplomó con un gran estruendo20 -. ¡Ya está bien de tanta historia con las cicatrices y subrutamadre! ¡Estoy hasta los cones del tío ese y su pua manía de marcarme por todo el puo cuerpo! ¡Coo! ¡Jodr! ¡Hotia!
1 Salvo los típicos espasmos músculo-maxilares que suelen darse en estas situaciones.
2 Que respondía al nombre de Cho "Tupperware" Chang, y tenía a sus espaldas una historia muy interesante que incluía enfermedades venéreas, hamburguesas de carne más sospechosas que las de Burger King, maltrato doméstico, prostitución encubierta, infidelidad y bailes de salón; una historia interesante que deberá ser contada en otra ocasión.
3 Una historia interesante que deberá ser contada en otra ocasión.
4 En toda novela hay un elemento absurdo cuyo porqué y origen no es capaz de explicarlo ni el autor. Este es el caso de las calucas, un objeto mitológico que ha acabado convirtiéndose en una leyenda urbana, como el caso del perro de Ricky Martin y el video de Pedro J., de esas leyendas de las de "sí, yo tengo un primo de un amigo de un cuñado que ha visto el vídeo, y es verdad...". Bien, pues todo el mundo conoce al cuñado del sobrino del abuelo del suegro que ha tenido en sus manos una caluca, por lo que, en contra de todas las posibilidades espaciotemporales del multiverso, debemos concluir que las calucas existen.
5 Veintiocho centímetros, madera de acebo, núcleo central de pluma de fénix, con alguna que otra sorpresa escondida en su interior como si en lugar de una varita fuese un huevo kinder.
6 "¡¡Eeeh, cuidadooooo!" "¡¡¡Cooooñio, me ha dao en tol ojo, joputaaaaa!" "Si es que le dan el carnet a cualquiera..."
7 Ya iba por el número 21, y no vamos a explicar qué estaba utilizando aparte de los dedos de las manos y los pies para no perderse, ¿eh? En cualquier caso, seguro que era algo muy blanco y muy alargado, como toda su anatomía...
8 Bueno, con un ojito tierno y el otro bastante chungo tras el impacto de la varita.
9 Uno rasgado y el otro directamente descosido por todas partes tras el impacto con la varita.
10 Porque Jarri no cayó muertísimo en ese momento, sino que se descojonó vivo de la risa, ante el estupor de Voldemort.
11 No como Cho "Tupperware" Chang, se entiende, que en ese momento estaba de todo menos cabreadísima, pese a lo de su ojo.
12 Esta frase de Jarri tiene mucho que ver con la historia, que deberá ser contada en otra ocasión, de Cho "Tupperware" Chang, su profesión liberal, sus extrañas aficiones culinarias y su estado de salud vírico-bacteriológico en general.
13 Tengan cuidado de no introducir el pie entre coche y andén.
14 Lo cual no incluía a Cho "Tupperware" Chang.
15 No sólo la mano, sino toda Cho "Tupperware" Chang.
16 El tute mágico no se parece al tute muggle; sus reglas son tan absurdas como las del resto de los juegos que practican los magos, de los cuales el Quidditch es el máximo exponente (de absurdez o absurdidad). Para resumir, en el tute mágico sólo se juega con el palo de las copas, y cuando uno de los jugadores canta las veinte (puede ser en cualquier momento que se le ocurra, independientemente de las cartas que posea), acaba diciendo: "Tute bebes veinte copas". Es un juego que consiste fundamentalmente en beber como orcos y acabar borrachos como escuerzos, en líneas generales.
17 Cosa que a Jarri le habría venido de perlas, todo hay que decirlo.
18 "¡Eeeeeeh, cuidadooooooo!" "¡Van como locos!" "¡Mujer tenías que ser!"...
19 Siete años de mala suerte. Si añadimos los quince que ya lleva la criatura nos da que su historia va a seguir siendo bastante interesante...
20 "¡Pero buenoooooooooo!" "¿Tas loco, o qué?" "¿Qué te has fumao, chico?"
