Capítulo 16. Leyendas.

Cuenta la leyenda que después de ver tanto odio entre la humanidad, la Muerte, la Discordia, el Odio, el Caos, la Crueldad y la Injusticia decidieron bajar a la Tierra y reencarnarse para darle punto final a la existencia del hombre. Los Seis Poderes de la Oscuridad se unirían para convocar a la Guerra y llevar así el fin al mundo. El Destino, con la esperanza de evitar que la Guerra destrone a la Paz, perdiendo así el equilibrio de las fuerzas del Universo, le pidió a la Vida, la Amistad, el Amor, la Esperanza, la Misericordia y la Justicia que bajaran también a la Tierra con el propósito de encontrar un motivo que pudiese evitar la destrucción de la humanidad...

Los Seis Poderes de la Luz tenían la misión de encontrar algo que detuviera la aparición de una nueva Guerra. Ellos tendrían que demostrar que en la Tierra aun hay gente por la cual vale la pena seguir luchando... Antes de que fuera demasiado tarde...

Uno a uno, las Doce Fuerzas fueron eligiendo a sus encarnaciones, según se diera el caso. Por cada ser humano que un Poder de la Oscuridad escogía, nacía en otra parte del mundo un bebé dotado con la fuerza de un Poder de la Luz... Cada Poder se dispuso a dormir en el cuerpo de su elegida a la espera de que tuviera la suficiente edad para hacer uso de la enorme fuerza que le había sido otorgada...

La última en bajar a la Tierra fue la Esperanza. Ella no sabía a quién elegir, pero al final, decidió que el Destino la guiara por el camino que tenía que seguir.

Todas las elegidas fueron mujeres. Doce mujeres que no sabían que tenían en sus manos el Futuro de la Tierra...

Y también, había seis hombres que no sabían que de ellos dependería si el futuro sería bueno, o sería el final de todo...

Doce personas fueron escogidas por los Doce Poderes para librar una batalla en la cual se juega algo más que un futuro diferente... Y de aquí nació la leyenda de las Alas Guerreras.

Alguien tendría que encargarse de que los Seis Poderes de la Luz despertaran a tiempo para poder evitar que las Fuerzas de la Oscuridad destruyeran la Tierra. Una familia mexicana, cuyos orígenes se remontaban a los antiguos aztecas, fue la elegida por las Alas Guerreras para buscar a los Seis Ángeles. Elliot, el más joven de los integrantes de dicha familia, sería el Guardián de estas chicas especiales y se encargaría de prepararlas para ingresar a las Alas Guerreras. Su misión consistiría en ir primero a buscar al Ángel de la Vida, después al Ángel del Amor, después al de la Amistad, más tarde al de la Misericordia, seguiría con el de la Justicia y dejaría al final al Ángel de la Esperanza, siguiendo el orden de cómo los Poderes llegaron a la Tierra.

Las Alas Guerreras consiguieron averiguar el sitio exacto en donde nacerieron tales Ángeles, así que el primero lugar en donde Elliot buscaría sería en Japón, pero yendo en contra de los deseos de la asociación, él fue primero a México a buscar al Ángel de la Esperanza, porque era en ese país en donde descansaba su madre... Sin quererlo ni pretenderlo, Elliot echó a andar las ruedas del Destino al tomar esta decisión, sin saber que si hubiese seguido las órdenes de las Alas Guerreras, otra cosa muy diferente habría sucedido...

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Kojiro tenía muchas dudas. De buenas a primeras había pasado de ser el mejor jugador de la Liga Italiana a una especie de Guerrera Mágica que tendría que salvar al mundo. Eso comenzaba a entenderlo, al principio le había parecido un sueño loco pero con todos los sucedos que habían ocurrido recientemente era cosa menos que imposible el no creer que todo lo que sucedía era real.

Sin embargo, sí había algo que Kojiro no terminaba de entender. ¿Por qué estaba ocurriendo eso? Tenía que haber alguna razón... Y nadie mejor que Suien Himmemiya, el Ángel de la Justicia, su Ángel, para explicárselo.

Suien, por supuesto, no se sorprendió ante la pregunta de Kojiro, puesto que era de lo más natural.

- Bueno, hay una leyenda.- aclaró Suien.- Sobre el origen de las Alas Guerreras y sobre por qué estamos aquí. Una leyenda que explicaría el por qué somos una asociación tan grande y el por qué tenemos tanto apoyo.

Suien le contó a Kojiro la Leyenda que le había cambiado la vida a todos. Kojiro, por supuesto, estaba escéptico.

- ¿Esperas que te crea eso?.- cuestionó Kojiro.- ¿Cómo sé que es verdad?

- Los gobernantes de los países más poderosos del mundo están otorgando gran parte del presupuesto destinado a sus naciones para ayudar a la ONU a mantener la asociación.- respondió Suien.- Si eso hacen es porque creen que la Leyenda es verdad.

- Sí, puede ser.- admitió Kojiro.- ¿Pero quién se enteró de todo eso, en un principio? ¿O es que acaso la Muerte les avisó a todos que iba a venir a destruir la Tierra en compañía de sus amigos?

- No es que Ella haya mandado un fax avisando de su llegada.- replicó Suien.- Hay gente que se encarga de leer las Señales que el Destino dejó para avisarnos de todo.

- ¿Algo así como Oráculos?.- preguntó Hyuga.

- Más o menos.- asintió Suien.- Oráculos modernos. Oráculos de nuestro tiempo.

- Ya veo.- Hyuga meditó por largo tiempo.- ¿Y los Oráculos no han averiguado de qué manera vamos a salvar al mundo?

- No.- negó Suien.- La forma en como se desarrollará todo es algo que el Destino nunca quiere revelar. Eso nos toca a nosotros descubrirlo.

- ¿Y por qué nosotros?.- quiso saber Hyuga.- ¿Por qué Tsubasa, Misaki, Wakabayashi, Wakashimazu, Sorimachi y yo fuimos elegidos?

- Eso tampoco lo sabemos.- contestó Suien.- Lo único que nos queda es esperar...

Esperar. A que el Mundo pidiera a gritos el ser salvado por un grupo de jugadores de fútbol que no tenían ni idea de lo que podría llegar a suceder...

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Había algo que Natalie siempre había querido saber: ¿Cuál era el verdadero origen de Anya? De hecho, todos los Demonios se lo preguntaban...

Ellas sabían que Anya no era como todas, pues ella no había salido del vientre de una madre... Anya había sido creada. Claro, ésa era solo una leyenda, un rumor, pero Natalie y las demás sabían que era cierto...

Anya era un clon. Un clon de su contraparte, Lily Del Valle...

Katya había escuchado algo así cuando se encontraba en las Alas Guerreras. Los seguidores de las Fuerzas de la Oscuridad, la asociación Aura Negra, la contraparte de las Alas Guerreras, se dieron cuenta de que algo había salido mal: el Caos no había podido encarnarse en ninguna persona de este mundo. Aura Negra debía buscar entonces a alguien que pudiera ser el anfitrión del Caos, pero la cosa no resultaría tan fácil... ¿Cómo hacer llegar al mundo a un bebé que debió nacer y que no lo hizo? Los Oráculos les dieron la respuesta...

Acompañando a la Esperanza siempre va el Caos. Y nadie mejor para ser el anfitrión del Caos que la chica que sería el Ángel de la Esperanza... Resultó un tanto irónico, pero podría funcionar, sobre todo si esa chica había pasado por experiencias terribles para convertirse en Ángel y que de paso crearían una enorme tristeza en el corazón de ella... Así pues, Aura Negra secuestró a la muchacha a la que en alguna ocasión había intentado matar y usó los pensamientos oscuros de ella y el rencor de su corazón para crear el ser más malvado que habría de ser el Demonio del Caos...

Anya. Aura Negra la entrenó para ser una asesina perfecta y poder cumplir así con su objetivo. Por supuesto, nada ni nadie podría matar a Anya si Lily seguía con vida, porque las dos eran una misma. Si Lily moría, Anya también lo haría, y eso no pasaría jamás porque la Esperanza nunca muere, y por lo tanto, el Caos tampoco...

Katya sabía todo esto, pero el resto de las Demonios no. La primera no estaba interesada en revelarles a sus compañeras la verdad, sobre todo porque tarde que temprano le sería muy conveniente el saber que, si deseaba acabar con Anya, solo necesitaría matar a Lily...

Además, Katya tenía otro problema más grande... Ella tenía que matar al otro hombre al que ella en verdad había amado, aparte de Kazuki. Hikaru Matsuyama fue el primer rayo de luz que ella conoció en esta vida, Katya no podría matarlo nunca... Ni por el hecho de que él anduviese con esa melosa sangre de horchata de Yoshiko Fujisawa...

- Debes hacerlo.- le había dicho Anya.- Así irás aniquilando la Esperanza de todos los Elegidos.

- ¿Por qué tiene que ser precisamente él quien muera en este preciso momento?.- cuestionó Katya.- Habiendo tantos seleccionados de Japón.

- Hikaru Matsuyama es uno de los jugadores más respetados, y uno de los pilares m´s importantes para la vida de los Elegidos.- explicó Anya.- Por eso debes matarlo a él.

- Entiendo.- Katya trató de hablar con la misma frialdad de siempre, aunque tenía la boca seca.

Por supuesto, todo no era más que una prueba. Anya conocía perfectamente bien el pasado de Katya, así que sabía que Hikaru Matsuyama era alguien tremendamente importante para ella. Si Katya era capaz de matarlo, entonces Anya sabría que ella se había convertido en un Demonio completo. Katya, por su parte, no se sospechaba la trampa que Anya estaba por tenderle, solo pensaba en que, a como diera lugar, pero tendría que matar a Matsuyama si quería seguir adelante con sus planes.

"¿Qué es un hombre, comparado con la posibilidad de dominar al mundo?", se preguntó ella. "Nada".

Y sin embargo, después de decirse a sí misma estas palabras, la imagen de Kazuki mirándola con tristeza inundó su pensamiento...

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Genzo quería saberlo. Quería saber el por qué su Ángel y su Demonio sufrían las mismas heridas cuando las dos peleaban. Y quería saber también cómo quitar esas horribles quemaduras que le había inflingido a Lily al enojarse con ella. Genzo sabía que la respuesta a lo primero la tenía Lily, pero la respuesta a lo segundo tendría que encontrarla él...

Lily se estaba preparando para dormir, aunque no tenía nada de sueño. Su contacto con las Alas Guerreras le había dicho que no se habían registrado más muertes, aunque Lily presentía quién podría ser el próximo...

- Vigilen bien a Hikaru Matsuyama.- había advertido Lily.- Él puede ser el siguiente.

- ¿Cómo es que estás tan segura?.- le había preguntado el contacto.

- Tengo un presentimiento.- Lily también sabía lo importante que Hikaru era para Katya y que Anya podría usar esa información a su favor.- No me preguntes cómo, solo vigilen bien a Matsuyama. Él va a ser el siguiente.

Su contacto le dijo que doblarían, sino es que triplicarían la vigilancia hacia Hikaru Matsuyama. Lily colgó y suspiró. Se había puesto ya su camisón azulado, sexy y tremendamente trasnparente y, como ya había dicho, se dispuso a dormir. Agarró antes un cepillo y comenzó a cepillarse su largo cabello, rogando que esa noche no fuera a ser víctima de sus sueños... Antes, a Lily le gustaba el soñar eso, porque le permitía ver a Elliot. Sin embargo, a últimas fechas Lily pensaba más en Genzo que en cualquier otra persona...

Alguien tocó a la puerta de su cuarto, ubicado en la casa de campo que los Wakabayashi tenían y a la cual todos habían tenido que mudarse después de la explosión que acabó con la mansión Wakabayashi inglesa. Lily se puso su bata y abrió la puerta. Era Genzo.

- ¿Sucede algo?.- preguntó ella, algo sorprendida.

- Quiero hablar contigo.- más que una petición, era una súplica por parte de él.

- Pasa.- Lily lo invitó a entrar.

Genzo caminó hasta la cama y se sentó en ella, echándole un vistazo disimulado a las piernas de Lily.

"Concéntrate", pensó él. Lily, sin darse cuenta de nada, se sentó junto a él.

- ¿Qué ocurre?.- quiso saber ella.

- Hay algo que quiero saber, que necesito saber.- dijo Genzo.- Las vi pelear, a Anya y a ti, y vi que ella se lastimó en el mismo sitio en donde tú te lastimaste.

- Ah...

- Y pues también vi a Rika pelear con su Demonio.- continuó Genzo.- Y ella no se lastimó al igual que ella.

- Esperaba que no lo hubieras notado.- Lily suspiró.- No quería tener que contarte esto alguna vez...

- O sea que sí hay algo raro ahí.- comentó Genzo.- Quisiera saberlo.

- No tienes por qué.- replicó Lily, con voz dura.- No tiene nada que ver con tu Destino.

- Eres mi Ángel, tengo derecho a saberlo.- protestó Genzo.

- ¡No soy de tu propiedad, no soy un objeto al cual compraste y al cual desees investigar todo sobre él!.- gritó Lily.- ¡Soy un ser humano, tengo derecho a tener mi propia vida!

Genzo notó que las quemaduras de los brazos de Lily se habían más profundas, y aunque ella comenzó a llorar del dolor, no quitó su férrea mirada.

- Tranquilízate.- pidió Genzo, abrazándola.- ¿Qué no te has dado cuenta? No te miro como un objeto, vamos, que ni siquiera te miro como a un Ángel...

- ¿Ah, no?.- Lily no se relajó ni un poco.

- No.- continuó Genzo.- Te miro como a la mujer que más he amado en mi vida.

Palabras mágicas. Lily dejó de llorar al instante. Ella agachó la cabeza y comenzó a hablar.

- Hace seis años, cuando yo estaba en mi fase de entrenamiento, la gente que apoya a los Demonios me secuestró y usó una parte de mi ADN y de los sentimientos de mi corazón para crear a Anya.- murmuró Lily.- Ella se hiere cuando yo me lastimo porque las dos somos una...

- ¿Me estás diciendo que Anya es algo así como... tu clon?.- Genzo estaba atónito.- ¿Es esto una broma?

- ¿Tendría motivos para mentirte?.- repuso Lily, mirando a Genzo de una manera tan dulce que él supo que nada más importaba que ese par de ojos negros.

Genzo la besó, mientras sus manos la acariciaban... Lily supo lo que iba a pasar y no hizo nada para detenerlo...

En el acto de amor más puro que puede haber entre dos personas, Genzo descubrió la manera de cómo curar las heridas de un Ángel...

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Un oráculo era una especie de adivino que solían consultar los griegos para conocer el futuro a través de profecías.

Lo sé, es una completa idiotez, pero así fue como se me ocurrió crear a Anya. La idea de las gemelas nunca terminó de convencerme... Se los dije, perdí la cabeza...