Capítulo 17. Amankaya.
Yoshiko Fujisawa tomó la mano de su novio. Ella se sentía feliz. Los dos estaban de vacaciones, y si bien éstas se habían manchado con las recientes muertes de los compañeros de Hikaru, tales muertes parecían muy lejanas e irreales...
- ¿A dónde iremos?.- preguntó ella.
- A donde quieras.- respondió Hikaru, sonriente.
- ¿Te parece ver una película?.- Yoshiko esbozó una sonrisa pícara.
- ¿Cuál quisieras ver?
- ¿Qué te parece "La Era del Hielo 2"?
- Si gustas.- Hikaru se encogió de hombros.
Cerca de ellos, muy cerca, una joven con lentes oscuros miraba todos sus movimientos. Ella sintió algo de nostalgia cuando Yoshiko tomó la mano de Matsuyama.
"Deja de pensar en cosas que no debes", le recriminó una voz en su mente.
Katya echó a andar. Había muchas parejas a esa hora, todos caminando abrazados o tomados de la mano. El cuadro perfecto de la cursilería y de la ñoñes. A Katya le causaba náuseas, aunque también aumentaba sus deseos de matar...
Las Alas Guerreras ya estaban preparadas para el ataque de Katya. Había al menos unos veinte agentes en los alrededores. De hecho, la adorable pareja de suizos que paseaba a un lado de Hikaru y Yoshiko era en realidad la mejor pareja de agentes que tenían las Alas Guerreras, después de los Ángeles, claro está.
Matsuyama lo sintió. Esa sensación de frío, ese golpe de muerte que golpea el estómago momentos antes de ver ese remolino de oscuridad llegar y acabar con la vida...
- Vámonos.- dijo Hikaru a su novia.
- ¿Qué ocurre?.- preguntó Yoshiko, preocupada.
- Vámonos ya.- ordenó Hikaru, apremiante.
Las Alas Guerreras también lo sintieron. Katya se lanzó hacia Matsuyama. Hubo un destello y de pronto, Yoshiko y Hiikaru vieron a un grupo de personas con algo en la espalda que parecían alas peleando con una mujer con alas negras que se parecía mucho a...
- Katya.- murmuró Hikaru.
- ¿Katya?.- Yoshiko reconoció ese nombre.
Alguien los empujó y los dos cayeron al piso. Ellos solo sentían que rayos de energía pasaban cerca de ellos, y Hikaru podría sentir la muerte en cada uno de ellos. Él comprendió que Katya estaba tratando de matarlo a él.
Katya no tenía interés alguno en acabar con las Alas Guerreras... Al menos no en ese momento. su objetivo principal la miraba con la duda en sus ojos oscuros. Katya le respondió con una mirada muy típica de sus ojos de obsidiana...
- Katya.- repitió Hikaru, y se levantó para ir tras ella.
- ¡No, espera Hikaru!.- gritó Yoshiko.
Pero el joven ya había ido detrás de la muchacha. Katya vio su oportunidad y dejó que Hikaru la siguiera por un buen tramo.
- ¿Qué estás haciendo, Katya?.- preguntó Hikaru.- ¿Qué es todo este teatro al estilo Sailor Moon?
- No es un teatro.- replicó Katya, con voz fría como el hielo.- Voy a matarte.
La sensación se hizo más fuerte. Hikaru la sintió recorrer su cuerpo como un líquido frío que bajara por su espina dorsal. Él sintió que detrás suyo se formaban todas esas personas con alas que habían estado peleando por él.
- No pueden detener el Destino.- les dijo Katya a los agentes.- Y eso lo saben.
- Quizás ellos no pueda.- Hikaru intentó salvar su vida.- Pero tú sí...
Katya lo miró con fijeza por varios minutos, sin ceder ni un ápice. Los agentes de las Alas Guerreras se interpusieron entre ambos. Katya, sin amilanarse, levantó las manos...
Hikaru lo vio venir. Y supo que todo había terminado...
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Genzo despertó. Era de madrugada, y los rayos de la luna aun se filtraban por la ventana. Por un momento no supo en dónde se encontraba, hasta que aspiró ese dulce aroma que había estado percibiendo toda la noche...
Lily dormitaba entre sus brazos. Las horribles quemaduras que Genzo le había hecho habían desaparecido, incluso se habían ido también la herida que ella tenía en el abdomen. ¿Cómo se habían curado? Genzo había obtenido la respuesta de una manera muy poco ortodoxa...
Había pasado. Todos iban a pasar por lo mismo. Cada Ángel se enamora de su Protegido y viceversa, eso era de esperarse. En el caso de Genzo era más extraño aun, ya que él sintió que toda su vida estuvo enamorado siempre de Lily, aun cuando no la conocía... Y era como si él siempre se hubiera sentido incompleto, como si siempre hubiese estado incompleto, hasta que ella llegó a su vida...
Estaba claro la cuestión de Anya. Era algo de lo más raro, Genzo no creía en la clonación pero pues tampoco creía que él pudiese salvar al mundo... Era como si de repente él hubiese saltado a una dimensión paralela que resultaba de lo más desconocida. Sea como fuere, Anya era otra cuestión que le preocupaba. No se sorprendía que se hubiera enamorado de Anya y de Lily ya que al final las dos eran una misma persona... ¿Pero qué significaba eso entonces? ¿Qué Lily moriría si Anya también lo hacía? ¿Qué ambas en algún momento tendrían que fundirse en una? Había demasiadas cosas que Genzo no entendía y que le urgía comprender, ya que más que salvar al mundo, lo que él más quería era quedarse con Lily para siempre...
Un celular comenzó a sonar. Genzo, refunfuñando, se preguntó quién rayos podía llamarlo tan temprano, hasta que recordó que no se encontraba en su habitación... Lily se despertó y, refunfuñando también, se levantó a contestar.
- ¿Hola?.- habló Lily, pero parecía que no estaba recibiendo buena señal en el teléfono.- ¿Hola?
Alguien habló del otro lado de la línea, pero Lily solo alcanzaba a entender las palabras "Katya" y "Matsuyama".
- No escucho.- dijo Lily.- No recibo buena señal.
La llamada se cortó. Lily maldijo en español y arrojó el celular al suelo.
- Vaya manera de usar un celular.- comentó Genzo, divertido.
Lily dio un salto de susto. Se le había olvidado lo que había hecho unas cuantas horas antes.
- ¿Qué haces aquí?.- gritó Lily, cubriéndose con las sábanas.
- Oh, vamos, no me vayas a decir que ahora sí te da vergüenza.- rió Genzo.- ¿Qué ya no te acuerdas?
- No es que no me acuerde.- murmuró Lily, apenada.- Es solo que... Este, creo que no debimos...
- Ay, por favor, a buena hora lo dices.- replicó Genzo.- No escuché que te quejaras hace rato.
- ¿Quieres dejar de ser tan desvergonzado?.- pidió Lily, alisándose el cabello.- Mi misión es protegerte, ¿lo olvidas?
- Ajá, y hasta donde sé, Rika y Sanae también "protegieron" a Misaki y a Tsubasa de la misma manera.- Genzo le guiñó el ojo.
- Ya detente.- pidió Lily.- ¡Hablo en serio!
Genzo se acercó a Lily y la besó y la abrazó. Ella suspiró.
- Ya no le pongas tantos peros.- murmuró Genzo.- Te amo, me llegué a enamorar de ti en poco tiempo, te quiero para siempre a mi lado. Y sé ahora que tú sientes lo mismo.
- Para qué negártelo.- susurró Lily.- Pero no quiero enamorarme de nuevo... Aunque ya es demasiado tarde...
- ¿Por qué?.- preguntó Genzo.- ¿Qué es lo que te pasó que te ha dejado tan herida?
Lily agachó la cabeza. Parecía que era el momento de decirlo...
- Se llamaba Elliot.- musitó Lily.- Él era el Guardián de los Ángeles. Debía contactarnos a todas y prepararnos para ser lo que somos ahora. Era un buen muchacho, era agradable, muy inteligente, y con un toque de ternura...
Genzo procuró ignorar el sentimiento de celos que tuvo por un momento. Lily pareció no notarlo.
- Elliot debía ser algo así como mi instructor, no debía ser nada más que un simple Guardián, pero entonces él y yo... Nos enamoramos... .- continuó Lily.- Y hubo un momento en donde ninguno de los dos quiso seguir adelante con su Destino... Ninguno quería dejar el sentimiento mutuo por culpa de un muchacho al que no conocíamos.
- Yo.- musitó Genzo.
- Sí.- Lily procuró no mirarlo a los ojos.- La cuestión estuvo en que cuando Elliot quiso decirle a las Alas Guerreras que ya no formaríamos parte de esto, Aura Negra nos atacó.
- ¿Aura Negra?.- preguntó Genzo.
- La asociación que apoya a los Demonios.- explicó Lily.- Ellos nos atacaron y fue así como se echó a andar la rueda de mi Destino... Veintinueve personas murieron ese día, incluido Elliot, en el ataque masivo que hizo Aura Negra para tratar de acabar conmigo... Solo que Elliot les arruinó los planes y alcanzó a salvarme... Lo malo fue que perdí todo lo que yo tenía: debido al ataque, las Alas Guerreras se vieron en la necesidad de alejarme de mi familia y llevarme con ellos, para evitar que Aura Negra me localizara de nuevo y consiguiera matarme al fin. Me cambiaron de nombre, de identidad, de creencias, al final me convertí en otra persona completamente distinta aunque al final terminé por ser la misma niña miedosa de siempre...
- Y todo por mi culpa.- Genzo volvió a sentirse miserable.
- No fue tu culpa.- sonrió Lily.- Fue cosa del Destino. Pero me quedé con el miedo permanente de querer a alguien, por temor a que resultara lastimado...
- Yo nunca había sabido lo que es perder a alguien a quien amas, hasta que murió Hana.- murmuró Genzo.- Y ahora sé lo que has de haber sentido... Aunque en tu caso fue peor, ya que tú perdiste hasta tu propio nombre... De verdad que lo lamento mucho... He sido muy egoísta todo este tiempo y...
- Detente ya.- Lily le puso un dedo en los labios.- Ya te dije que no es culpa tuya, y yo no te odio por eso. Todo lo contrario: te amo.
- ¿Estás segura?.- en los ojos de Genzo brilló la Esperanza.
- Al cien por ciento.- sonrió Lily.- ¿Sabes por qué pudiste curarme mis heridas con tus caricias? Porque hay amor verdadero entre ambos.
Genzo y Lily se volvieron a besar. A él solo le quedaba una última duda...
- Rika me había dicho ya que tu verdadero nombre no es Lily Del Valle.- comentó él.- ¿Cuál es el verdadero?
- Esa Rika es una chismosa.- gruñó Lily.
- Vamos, dime.- pidió Genzo.
Ella sonrió un tanto avergonzada.
- Amankaya.- dijo Lily.
- ¡Qué lindo nombre!.- sonrió Genzo.
El celular volvió a sonar. Lily se levantó corriendo a contestarlo y Genzo admiró por unos segundos el tatuaje que ella tenía en donde su espalda perdía su casto nombre. Lily habló por algunos segundos en español con su interlocutor.
Ella no podía creerlo. Katya había atacado ya a Matsuyama... Y lo había dejado con vida...
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Rika sabía que el tiempo ya estaba por agotarse. Isa ya estaba en coma, ya no respondía a ningún estímulo, ni verbal ni doloroso (o sea, estaba en coma, ya lo había dicho). Sanae seguía en su tumba de cristal, sin moverse. Sus alas blancas iban perdiendo cada vez más plumas, y Rika sabía que cuando cayera la última Sanae se marcharía para siempre y no volvería jamás...
- Pasa algo.- comentó Taro, preocupado por la palidez que adornaba la cara de su Ángel.
- Pues claro que pasa algo.- replicó Rika, enfurruñada.- Sanae está muerta. ¿Te parece poco?
- No es eso, pasa algo más.- insistió Taro.- Lo puedo sentir, no me lo puedes ocultar. Y es sobre Sanae eso que tanto te preocupa.
Rika se acercó a Taro y se recargó contra él. Misaki la abrazó y le acarició el cabello rubio.
- Sí pasa algo con Sanae.-murmuró Rika.- Si ella no consigue revivir, Tsubasa perderá algo más que a su esposa...
- ¿Qué quieres decir?.- cuestionó Misaki.
Rika se separó de Taro y lo miró a los ojos.
- Tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie.- pidió ella.- Ni a Tsubasa.
- Tienes mi palabra.- respondió Taro, inmediatamente.
Rika suspiró. Lo que iba a revelar podía cambiar muchas cosas...
- Sanae está embarazada.- dijo Rika, al fin.
Taro se quedó con la boca abierta. Eso sí que lo cambiaba todo...
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Siguiendo con esta locura de fic... Hace tiempo hubo un caso sonado en donde una mujer embarazada murió y se hizo lo posible para que el bebé siguiera con vida, manteniendo el lo más estables posibles los signos vitales de la madre. Al final, sin embargo, el niño murió y se le dejó de dar apoyo vital a la mujer... Es algo casi imposible, pero al fin y al cabo, éste es un fic que no tiene nada de lógica.
"Amankaya" significa "azucena" en lenguaje quechua. Gracias a Tsuki W. por el dato.
