Capítulo 18. Perdonando a la Vida.

Yoshiko abrió los ojos. Sentía que a su alrededor había muchos cuerpos y ella no quería ni moverse. Sin embargo, había algo que le preocupaba, y mucho...

Ella se levantó con mucha dificultad. Al parecer, físicamente no estaba herida pero era como si un dolor intenso la invadiera por dentro, como si el acumulo de energía que se había dejado sentir hubiese acabado con sus propias fuerzas.

- Hikaru.- murmuró ella, caminando entre las personas con alas que había tiradas en el suelo.

Yoshiko vio que Hikaru estaba hincado en el suelo, a pocos metros de donde se encontraba ella. Delante de él, una mujer con alas negras, sí, eso eran alas negras, lo miraba fijamente y con la Muerte reflejada en esos ojos negros que Yoshiko reconoció al instante...

- ¿Ves, Hikaru?.- dijo Katya.- Puedo acabar con todos en un instante. Tu vida me pertenece ahora.

- ¿Por qué Katya?.- replicó Hikaru.- ¿Por qué te va a pertenecer mi vida? ¿Solo porque me la puedes quitar cuando quieras? Las cosas no te pertenecen solo porque te las robas cuando quieres, y así va a ser con mi vida.

Yoshiko se dio cuenta de que la fría determinación de Katya se tambaleó un poco. Yoshiko sabía que Hikaru tenía cierta influencia sobre ella.

- Acabaré contigo.- amenazó Katya.

- Hazlo.- retó Hikaru.- Cuando quieras y gustes.

Katya alzó sus manos nuevamente. Fue en ese momento cuando su mirada y la de Yoshiko se encontraron... Y entonces, la japonesa lo comprendió todo...

Fue muy tarde cuando Matsuyama se dio cuenta del plan de última hora de Katya. Él recordó demasiado tarde que había otras formas peores que la muerte para lastimarlo... Hikaru supo que el rayo de Muerte que salía de las manos de Katya no iba dirigido a él...

Yoshiko cayó, con un golpe seco, y su último pensamiento fue que al menos Matsuyama seguiría con vida...

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Reunión de urgencia en el cuartel temporal de las Alas Guerreras. Tal y como Lily lo había predicho, Katya había atacado a Matsuyama, pero sorprendentemente, ella lo había dejado con vida...

Haydee, Suien, Rika y Lily estaban sorprendidas, al igual que los Protegidos, no así Kazuki, quien no se sorprendió en lo absoluto.

- Nunca creí que fuera capaz de matar a Matsuyama.- dijo Kazuki.- Katya nunca podría hacer eso.

- ¿Lo sabías?.- se sorprendió Tsubasa.- ¿Por qué a él no?

- Porque Katya en su momento estuvo enamorada de él.- suspiró Kazuki.

Los demás, como era de esperarse, se sorprendieron aun más, no así Lily, quien solo suspiró.

- Así que era él.- comentó ella.- Bueno, ahora todo encaja.

- ¿Todo encaja?.- preguntó Genzo.- ¿Serías tan amable de decirme qué es lo que encaja?

- Antes de convertirse en miembro de las Alas Guerreras, Katya estuvo enamorada de un joven misterioso, el cual no quiso nunca decirme de quien se trataba.- explicó Lily.- No insistí mucho, no creí que fuera importante, al menos no en ese momento, aunque con el paso del tiempo ella cumplió con su Destino incorregible.

- ¿Destino incorregible?.- la frase le sonó ridícula a Hyuga.

- Todos los Ángeles se enamoran de sus Protegidos.- aclaró Rika.

- ¿Todos?.- Ken enarcó las cejas.

Kazuki carraspeó y Suien y Haydee se pusieron tan rojas como la gorra de Genzo, la cual no estaba bien acomodada, por cierto. Lily soltó una risilla.

- Eso no es cierto.- replicó Kazuki.- Katya nunca ha estado enamorada de mí. Además, ella es mi Ángel y mi Demonio, así que me ha de odiar, más bien.

- Los Demonios no odian a los Elegidos.- volvió a reír Lily.- ¿Qué no se han dado cuenta? Sus Demonios los aman tanto como sus Ángeles.

Genzo, Taro, Tsubasa, Ken, Kojiro y Kazuki miraron a Lily muy sorprendidos. Todos habían pensado que sus Demonios los odiaban a muerte.

- ¿O sea que un par de locas, Ángel y Demonio, me aman con locura y pelean por mí por ese amor?.- bufó Kojiro, escéptico.

- Exactamente.- sonrió Suien.

- Prefiero que me persigan un par de locas fans.- refunfuñó Ken.

Rika y Lily se miraron y sonrieron.

- Bueno, si consiguen salir de esto, podrán perseguir a cuantas fans deseen.- dijo Lily.- Pero primero salvan al mundo.

- Salvamos.- corrigió Taro.- Ustedes y nosotros.

- Salvarán.- contradijo Rika.

- No vamos a salvar al mundo solos.- replicó Ken.- Ustedes van a estar ayudándonos, ¿no es así?

Las Ángeles intercambiaron miradas. Todas lo habían estado insinuando en uno u otro momento, pero al parecer los Protegidos se habían negado a reconocerlo.

- Nuestra misión es protegerlos, nada más.- dijo Lily, con voz suave.- Debemos evitar que sus Demonios los maten, y lo evitaremos a cualquier precio.

- ¿Cualquier precio?.- preguntó Genzo, con un hilo de voz.

- Cualquier precio.- repitió Lily.- Aun a costa de nuestras propias vidas. Para eso vinimos al mundo.

Los Protegidos sintieron que el mundo se les derrumbaba. Sus Ángeles los dejarían en un momento u otro...

- ¿No hay manera de evitarlo?.- preguntó Tsubasa, dándose cuenta de que al final Sanae había cumplido con su Destino.

Lily movió la cabeza de un lado a otro. Todos guardaron silencio.

- ¡Debe haber alguna manera de evitarlo, maldita sea!.- Kojiro dio un golpe en la mewsa con el puño, asustando a las chicas.- ¡No puede ser que tengamos la capacidad de salvar al mundo pero que no podamos evitar que las mujeres que se han convertido en parte de nuestras vidas se alejen de nosotros para siempre!

Suien se sintió conmovida, y muy sorprendida. Hyuga parecía más que dispuesto a dar su vida por la de ella.

- Enfoquémonos a lo importante.- dijo Lily, pestañeando repetidamente.- Katya no mató a Matsuyama, lo que significa que...

- Que ella no es completamente mala.- completó Kazuki.- Y eso significa que hay una leve posibilidad de que ella vuelva a ponerse de nuestro lado.

- Eso si consigues acercarte a ella sin que te mate.- observó Hyuga.

- Lo conseguiré.- replicó Kazuki, muy seguro de sí mismo.

- ¿Qué te hace estar tan seguro?.- preguntó Taro.

- Porque Katya me ama.- sonrió Kazuki.- Si no pudo matar a Matsuyama, mucho menos me va a matar a mí.

- En eso tiene razón.- asintió Lily.- Pero creo que antes de intentar cualquier estúpido acto heroico esperemos un poco.

- ¿Esperar a qué?.- quiso saber Ken.

- A que Anya responda.- respondió Lily, muy seria.- Créanme, a ella no le va a gustar el hecho de que Katya haya dejado vivo a Matsuyama.

Todos comenzaron a intercambiar impresiones con sus Ángeles. Lily y Genzo se miraron y después sonrieron.

- Vaya noche.- comentó Genzo.

- Y que lo digas.- Lily se puso roja.

- ¿Es cierto eso de que vas a morir para tratar de protegerme?.- quiso saber Genzo.

- Traes chueca la gorra.- dijo Lily, ignorando la pregunta.

La chica se paró de puntillas y le acomodó la gorra al portero. Tsubasa los miró, ya que era el único que no estaba con su Ángel, y se dio cuenta del amor que Lily ponía en el simple gesto de acomodarle la gorra a Genzo, y del amor que había en la mirada que él le dirigía a ella.

- No voy a sobrevivir si tú me dejas.- murmuró Genzo, cuando Lily terminó su labor.

- Eso no va a pasar.- musitó Lily.

- ¿No me vas a dejar?

- No vas a morir si yo me voy.

- ¿Cómo puedes estar tan segura?.- Genzo se sintió muy irritado.

- Porque soy el Ángel de la Esperanza, y mi deber es creer que así será.- respondió ella.

Genzo la abrazó. Haría lo que fuera con tal de que ella no se marchara. Lily ni quiso hacerse ilusiones. Ella ya sabía que el Destino no podía cambiarse...

Ken no sabía qué decir. Haydee tarde que temprano lo dejaría, así como lo había hecho Hana... No, Ken no quería pensar en eso. Le había dolido en el alma la partida de Hana, pero si Haydee lo dejaba... Sería como si le quitaran el aire para vivir...

- Es tarde.- dijo Haydee.- Mañana seguiremos hablando.

Ken había estado insistiéndole en que debía de haber una manera para que ella no muriera, pero Haydee estaba cansada y sabía que no había nada que pudiera hacer. Ella echó a andar y salió del cuarto en donde estaban todos reunidos. Ken salió tras ella.

- ¿Me vas a decir entonces que te vas a dar por vencida y que te irás así como así?.- gritó Ken.

- No hay nada que se pueda hacer.- replicó Haydee.- No tiene caso discutir algo que no se puede cambiar.

- ¿Quién lo dice?.- protestó Ken.

- El Destino.

- ¿Y por qué el Destino va a decir cómo tengo que vivir yo mi vida?.- gritó Ken.- ¡No voy a permitir que él me arrebate lo que más quiero!

Haydee se detuvo al escuchar estas palabras. Sorprendida, se dio la vuelta para encarar a Ken, pero antes de que ella pudiera articular palabra, él la tomó entre sus brazos y la besó...

Haydee tuvo que hacer un gran esfuerzo para no sucumbir ante el delirio...

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Katya regresó a las instalaciones de Aura Negra, derrotada. Al final, no había conseguido acabar con Matsuyama...

Todas las luces estaban apagadas. Katya sintió en sus alas un escalofrío que le llegó al cuerpo. Ella sonrió con ironía. Un escalofrío que había afectado al Ángel de la Muerte.

- Demonio de la Muerte.- se corrigió Katya, en voz alta.- Eres un Demonio.

- No lo creo, querida.- replicó una fría voz detrás de ella.

Katya volteó. Las luces se encendieron y la joven miró a Anya, quien traía puesto su traje rojo de pelea, recargada contra la pared.

- Creí que no había nadie.- comentó Katya.

- Tienes razón: no hay nadie.- asintió Anya.- Solo tú y yo. No pudiste acabar con tu antiguo amor, ¿cierto? No me sorprende.

- Se me interpusieron las Alas Guerreras.- gruñó Katya.- Redoblaron la vigilancia y...

- No pudiste acabar con él porque no eres un Demonio completo.- cortó Anya.- Aun tienes sentimientos de humano, y por lo mismo no pudiste matar al hombre al que quisiste alguna vez, mucho menos vas a poder matar al hombre al que quieres ahora. Es decir, tu Protegido, Kazuki Sorimachi.

- Tú tampoco pudiste matar a Genzo.- replicó Katya, con calma.

- Un error que estoy por corregir.- Anya hizo una mueca.- Pero tú nunca vas a poder hacerlo. Eres mitad Ángel, y eso va a impedir que puedas cumplir tu Destino. Yo, en cambio, soy un Demonio completo. Ésa es la gran diferencia.

- ¡He matado a mucha gente!.- gritó Katya.- ¡No me digas que no soy capaz de cumplir con mi Destino!

Anya caminó lentamente hacia Katya, agitando sus alas negras. Ella clavó sus ojos del color del chocolate derretido en los ojos obsidiana de Katya.

- No vas a ser capaz de hacerlo, y lo sabes.- murmuró Anya, a pocos centímetros de Katya.- Y eso puede arruinar mis planes... ¿Y sabes algo? Eso no lo puedo permitir...

Katya lo supo. No habría nadie que pudiera ayudarla, porque aunque algún otro de los Demonios estuviera presente, ninguna la apoyaría. Anya las tenía controladas a todas y ella haría lo que fuera para apoderarse del mundo, incluso quitando de su camino a aquellas personas que no pudieran servirle para sus propósitos... Y Anya lo lograría...

Porque quizás lo único que podría derrotar a la Muerte sería el mismo Caos.