Más allá del espacio y el tiempo, donde las leyes de la física no aplican y conceptos como el tiempo son muy diferentes a lo que entendemos los humanos, existe una dimensión que en hebreo se llama Shamayim (Cielo). En esta, se lleva a cabo una gran reunión donde aquellos que están por encima de todo y todos, los Elohim (dioses), debaten sobre el destino de la humanidad. En medio de la sala circular donde se encuentra el consejo de divinidades, aquel cuyo nombre es sagrado incluso entre los inmortales se levanta para juzgar en medio de estos. Se trata de Uno cuyo poder supera al de aquellos que podrían vencer a todos.
YHWH - Dios Creador de todo y Jefe del consejo, judeocristiano
—El tema de hoy — ni bien se escucha su voz, el lugar queda en completo silencio — es lo que se hará con los mortales. ¿Se les dará la oportunidad de continuar su existencia por otro milenio o se le pondrá fin a esta para siempre?
No hay un rincón de la asamblea en el que no se pueda oír murmullos. Entre las diferentes secciones que representan a los panteones del mundo las opiniones sobre el asunto son variadas. Es el tema más polémico desde aquel infortunio ocurrido antes de que el tiempo siquiera comenzara en el plano físico, pero que desde los primeros años del siglo XX hasta el presente siglo XXI ha pasado a ser tema común de discusión.
Uno de los varios encargados de velar por ciertos pueblos en la región oriental del continente europeo se levanta de su asiento, clavando su hacha sobre la mesa que tiene delante. Se trata del dios supremo de su respectivo panteón, cuya forma es la de un hombre fornido de largos cabellos blancos que porta una armadura que pareciera ser de hierro.
Perún - Dios del trueno y el rayo, Jefe del panteón eslavo
—Ya he tenido suficiente — comienza su monólogo el inmortal — Creo que la mayoría de los aquí presentes estarán de acuerdo conmigo cuando afirmo que los humanos han tenido suficiente tiempo para hacer las cosas bien. Entre ellos tienen una frase que dice que son los únicos animales que cometen el mismo error dos veces, pero el contador ya se pasó de dos hace milenios.
La sala de reuniones del consejo divino se llenó de murmullos y gritos entre las distintas secciones. En la sección griega del consejo, una voz femenina se alza entre la multitud. Una hermosa mujer de larga cabellera rubia y ojos azules con cuerpo atlético se pone de pie. En su cabeza porta un yelmo y en su mano derecha lleva su arma preferida: una lanza.
Atenea - Diosa de la guerra y la sabiduría, griega
—Por más que no comparta la actitud de Perún con esta problemática, la razón me obliga a estar de acuerdo con él.
La deidad afirma mientras cierra los ojos y lanza un suspiro. Se puede observar una expresión de frustración en su bello rostro.
—Mis colegas en el panteón maya pueden confirmar que advirtieron que el 21 de diciembre del 2012 era el último día para cambiar el rumbo de la sociedad humana, pero años han pasado desde ese día y las cosas no han hecho más que empeorar — Tras dar un discurso contundente, vuelve a sentarse en su lugar, algo que el supremo de los eslavos también hace, ya que se había quedado de pie tras aportar su punto de vista.
—Concuerdo con el punto de vista de mi hermana — Otra voz femenina entre los olímpicos se alza, tratándose de una mujer muy similar a Atenea en cuanto a aspecto físico, pero llevando un arco como arma — No hace falta ver lo que han hecho con el planeta. ¿Doy ejemplos?
Artemisa - Diosa de la caza, griega
—Han arrasado con alrededor de 900 especies desde el siglo XVI. Pretenden creerse superdepredadores y les asusta pensar que allá afuera pueda existir algo más peligroso que ellos, pero no me hagan hablar de él... — con un movimiento veloz, la deidad lunar señala hacia la zona que corresponde a los nórdicos, pero más particularmente a un hombre de aspecto despreocupado. Zeus, jefe de los olímpicos, procede a calmar a su hija para volver a sentarla.
El nórdico de cabellos rojos y ojos verdes se recuesta en su asiento y lanza un profundo bostezo para seguidamente acariciar la cabeza de su jabalí dorado que tiene a su lado.
—¡Hey, asustas a Gullinbursti con ese temperamento tuyo!
El pelirrojo cuyas características físicas no son distinguibles a raíz de su armadura pesada se encontraba un poco molesto, pero igual decidió aportar su granito de arena a la conversación,.
—No negaré que también hay un problema en cuanto a la flora de su planeta.
Frey - Dios de la fertilidad, nórdico
—No solo hablo de la deforestación, sino de la amenaza en la que la agricultura se ha convertido para el medio ambiente. Sea cual sea su uso, la gente parece ignorar que los recursos son finitos pero las necesidades infinitas.
El tono de voz despreocupado de la deidad vanir no le restó seriedad alguna a su argumento, lo cual inspiró a otras deidades a ponerse a protestar. Ya parecía que el resultado estaba decidido, pero todavía había algunas perspectivas que no habían sido analizadas.
En otra parte de Shamayim, dos figuras cubiertas por unos mantos blancos recorren en completo silencio el corredor que lleva a la sala donde se está llevando a cabo la reunión de divinidades, cuyo ruido va incrementando a medida que se acercan. Es imposible distinguir algún detalle de sus rostros o figuras, pero el lenguaje corporal de uno de ellos sugiere que no tiene confianza total en las acciones que está por llevar a cabo con su compañero, algo que revela mediante unos ligeros temblores.
—Hermano — interrumpe la paz el que muestra inseguridad — ¿seguro que debemos hacer esto?
A pesar de su condición, expresa cierta desconfianza.
—Por supuesto que sí — afirma su compañero, quien parece tener la iniciativa — Ahora muestra algo de confianza, que eres el patrón de la valentía.
Tras decir esa última palabra, realiza un gesto de "shhh" con la mano derecha para hacerle saber al tímido que se mantenga callado y no le interrumpa.
Volviendo con el consejo, la palabra la vuelve a tomar una deidad femenina. Esta vez se trata de una que se manifiesta como una mujer africana de rasgos finos, expresión serena y una larga cabellera negra con mechones azules que le llega hasta la cintura, llevando una túnica blanca que alcanza el piso como vestimenta.
—El asunto no es mejor en los mares — afirma la mujer inmortal, quien es...
Yemayá - Diosa del mar, yoruba
—Desde que comenzaron a usar combustibles para sus embarcaciones, no han hecho más que llenar los mares de petróleo y otros contaminantes, destruyendo la vida que habita en estos, si es que no lo hacen mediante la pesca excesiva u otros medios — fue lo único que pronunció la gobernante de los mares antes de volver a su asiento. Así como ella, todos los panteones presentaron sus respectivas quejas. Luego de que todos hubieran dado una opinión, fue tiempo de pasar al final.
—La votación para decidir el destino de la humanidad comienza ahora mismo — dijo el Dios que está por encima de todos los otros. El resultado fue el esperado, con la mayoría levantando la mano a favor del exterminio, pero uno de los miembros del consejo interrumpió al recordar un detalle importante.
—Mi Señor — dijo uno de los integrantes del panteón persa, un hombre de mediana estatura que lleva unos lentes de cristales redondos — me temo que no podemos pasar tan directo a esto.
Rashnu - Dios de la justicia, persa
—Las leyes sagradas de Shamayim dicen que hay que dar una última oportunidad clara a todos los humanos en un último evento, el cual puede resultar favorable o no para su supervivencia por otro milenio.
Al terminar su oración, la puerta principal de la sala se abre con una fuerza que pareciera que la van a tirar abajo. En la entrada están paradas las dos figuras que estaban en el pasillo hace unos momentos. La sala entera queda en silencio con su sola presencia, pero todos saben con certeza de quien se trata. "No debiste hacer eso..." dice el más tímido del dúo.
Se trata de dos Elohim, sí, pero no cualquier tipo. Ese término no solo es aplicable a lo que tradicionalmente hemos llamado dioses. No, también funciona con otros seres divinos, lo cual incluye a quienes se encuentran en la puerta. Una mirada en particular se llena de enojo al verle. Se trata del único que Atenea ha enfrentado y que no ha podido derrotar.
—Tú... — la voz de la diosa de la guerra y la sabiduría suena como un débil susurro, pero no es muy complicado de escuchar ante el silencio sepulcral que reina en el lugar.
—Sí, amiga mía — dice la figura para quitarse la capa de un veloz movimiento y revelar la figura de un hombre atlético de cabello blanco que por unos instantes parece brillar como el sol antes de volver a la normalidad. Este viste un traje formal tan blanco como su cabello, además de que su rostro está adornado por unos ojos amarillos que muestran fuerza pero misericordia.
Michael - Arcángel militar y General de Shamayim, judeocristiano
—Soy yo — continúa el ente divino, quien es considerado el más poderoso de su grupo de Elohim debajo del mismo YHWH — Vengo a confirmar lo dicho por Rashnu.
En su mano lleva un rollo antiguo que procede a abrir para leer su contenido.
—En caso de que se vote a favor de acabar con la existencia humana, se deberá llevar una última batalla conocida como Armagedón en la cual 13 guerreros humanos enfrentarán a 13 dioses de distintos panteones en combates uno a uno — es la primera parte que lee para hacer una pausa y seguidamente continuar donde lo dejó — Si los dioses ganan 7 combates, su voluntad será hecha y los humanos perecerán, pero si es al revés, entonces se les perdonará por otros mil años.
Tras finalizar su lectura, aquel que es descrito como el gran príncipe cierra el rollo para esperar respuestas de la multitud de inmortales. El silencio es sepulcral hasta que alguien en el panteón hindú lanza una carcajada que es acompañada por casi todos los presentes salvo YHWH y otros dioses. Al ver a la causante del coro de risas, descubre que la responsable es otra deidad femenina con quien ya ha tenido sus conversaciones.
—Vaya, la verdad es que esperaba más de ti — dijo el arcángel con un tono de decepción en la voz.
—¿Por qué? — respondió una mujer de piel azul y varios brazos — Yo no soy la que anda proponiendo ideas ridículas, Michael.
Kali - Diosa de la destrucción, la muerte y el tiempo, hindú
La entidad judeocristiana mria fijamente a la hindú, aunque no con una mirada desafiante. No quiere problemas, al menos no por ahora.
—Crees que los humanos no pueden vencerlos, ¿no? — pregunta Michael con algo de curiosidad —Pues para mi es que tienen miedo de que ellos sean capaces de demostrar lo contrario.
Kali enmudece. El acompañante del argángel casi se desmaya del pánico que le causó semejante afirmación y le empieza a jalar del traje para llamarle la atención.
Así como en las ocasiones anteriores, el estado silente es transformado en escándalo. Las palabras tan sencillas del arcángel hicieron que un sentimiento oculto estallara entre los inmortales. Se trata de la inseguridad. El juicio apresurado que emitieron muchos está a punto de dar un giro de 180 grados.
—¡Silencio! — exclama el Creador desde su puesto central.
Su voz pasó de ser benigna como al principio a exhibir una ira que haría temblar una ciudad fácilmente. Todo el consejo se calla esperando lo que parece ser el veredicto.
—Escritó está que existe la obligación de dar a la humanidad una última chance — habla con un tono más calmado, pero todavía se siente autoridad en este — ¡El Armagedón debe comenzar!
Dándose la vuelta, el arcángel guerrero regresa por el pasillo en compañía de la otra figura de blanco, quien se quita aquel manto para revelar a un hombre que lleva un traje similar al de Michael pero de color amarillo y con una camisa naranja por debajo, la cual es del mismo color que sus ojos y su cabello. Este suelta un suspiro de alivio para liberar la tensión generada por lo sucedido hace apenas segundos.
—Para ser el más poderoso de nosotros, me sorprende al nivel que puedes llegar — dice mientras se limpia el sudor de la frente.
Zagagel - Arcángel mensajero y patrón del valor y la valentía, judeocristiano
—Pero seamos honestos, los humanos no pueden hacerle frente a los dioses — continúa quien irónicamente debería ser el más valiente.
Michael no responde, pero al llegar a la sala donde se encuentran los libros con los nombres de todos los humanos que alguna vez han existido se da la vuelta y le guiña el ojo para seguidamente entrar al lugar donde se encuentra un viejo conocido.
—Nunca dejas de sorprenderme — exclama un hombre de cabellera gris y barba un poco descuidada cuyo aspecto corresponde al de un judío del siglo I de nuestra era.
Una sonrisa se forma en el rostro de este mientras guía a los arcángeles a través de la sala, la cual luce como una biblioteca gigantesca con miles de millones de textos, cada uno correspondiente a una persona. Son los mismos libros que, según Apocalipsis 20, serán abiertos en el día del juicio final.
San Pedro - Miembro de los 12 apóstoles, judeocristiano
—Imagino que estás aquí para buscar al primer representante de la humanidad en el Armagedón — responde quien fue uno de lo seguidores del fundador del cristianismo — Sabía que este momento llegaría, así que preparé algunas listas por si las necesitas.
El arcángel militar niega con la cabeza mientras saca un dispositivo similar a un celular de su bolsillo para responder a su interlocutor.
—Aprecio el gesto, pero ya tengo una en mente — es su respuesta — Escuché que los dioses te eligieron para ser el presentador del evento, así que deberías irte, ya que solo quedan algunos minutos antes de la primera pelea.
El apóstol asiente y se despide del dúo angelical para dirigirse a la arena. Los dos Elohim se acercan a una mesa en la que comienzan a aparecer imágenes de distintos humanos.
—¿Y quiénes están en tus planes? — pregunta Zagagel, quien reconoce a algunas de las figuras que aparecen.
Nabucodonosor II, Gilgamesh, Juana de Arco, Hattori Hanzo, el rey David, Enrico Fermi y otras figuras le parecen buenos candidatos, pero Michael coloca el dispositivo sobre la mesa y una nueva lista de imágenes aparece.
—Ellos serán mis elegidos — dice el arcángel guerrero, pero su compañero le mira con una cara de desconfianza.
—No conozco a la mitad de los que elegiste — dice con cierta frustración el patrón de la valentía — pero creo que elegir a esos de ahí ya es demasiado, ya que sus nombres ni de lejos podrían estar en el Libro de la Vida.
Con "esos de ahí" se refiere a dos figuras a las que le tiene cierta repugnancia por sus acciones en el pasado.
—No hay pecado más grave que otro — responde Michael, quien elige a una mujer de la lista y quita el dispositivo de encima de la mesa — Esa será la primera representante de la humanidad.
Tras hacer su elección, le hace un gesto a Zagagel para que le siga y ambos se retiran de la sala de registros para dirigirse a una terraza desde la que se puede ver todo el reino divino, el cual se encuentra vacío, ya que todos se ecuentran en el coliseo y ellos tienen que ir a ver la primera pelea. Mientras despliega sus seis alas, Michael escucha el llamado de alguien.
—Jefe, necesito hablar con usted — dice la voz misteriosa, la cual corresponde a otro de los arcángeles, un hombre de cabello azulado y ojos negros que lleva un uniforme del mismo color que su cabello, además de lucir muy similar al que llevaban los soldados de la Unión en el siglo XIX.
Zadkiel - Arcángel de la libertad y patrón de aquellos que perdonan, judeocristiano
—Me siento honrado de ser uno de los que te ayude en la misión de proteger a la humanidad, lo digo de forma sincera — comienza el otro ser angélico — Aún así, no me convence tu plan. Sé que es trabajo de los humanos pelear y haces bien en dejarles usar nuestras armerías...
Zagagel queda en estado de shock. ¿Para qué necesitaría un mortal usar las armas divinas? Esto parece un chiste mal contado, pero Michael responde con calma.
—Desde un principio supe que los humanos por su cuenta no tenían oportunidad de ganar.
El arcángel de cabello naranja no puede salir del estado de antes. ¿Su líder les había llevado a una misión suicida para prolongar el sufrimiento humano?
—Vamos a ver el resultado de mi plan en la pelea — Michael no dice más que eso y utiliza la fuerza de sus alas para volar hasta la arena seguido de sus dos compañeros.
Al llegar, se sientan en el palco correspondiente a la sección judeocristiana del consejo divino en el punto más alto del coliseo, pudiendo ver a hombres y mujeres de todas las épocas sentados en la mitad correspondiente al público humano, mientras que los dioses ocupan la otra.
Gabriel - Arcángel mensajero y de la destrucción, judeocristiano
Parado en el centro de la arena, aquel que anunció el nacimiento del Salvador del mundo toca su trompeta para anunciar la que puede ser la condenación final. El sonido de aquel instrumento resuena en el estadio, todo Shamayim y el resto de las dimensiones existentes y un grito de furor llena el coliseo.
—Michael, más vale que esto valga la pena — dice para sus adentros el hombre de cabellos rubios y ojos verdes, quien viste una armadura dorada similar a la de los húsares alados polacos. Junto a él se encuentra San Pedro, quien será el presentador de los combates como se dijo antes.
—¡La batalla final entre los dioses y el hombre ha comenzado! — dice a viva voz el apóstol — ¡¿Podrán los humanos sobrevivir por otros mil años o será su extinción el destino que les aguarda?!
Del lado de los dioses, en el pasillo que lleva hasta la arena, aquel que actuará como la vanguardia de las divinidades camina en silencio portando un hacha gigantesca en forma de llave. Se trata de uno recordado por pocos, pero cuya relevancia fue tan grande que, de cierta forma, todos los años comienzan con él.
—¡Presentando al primer luchador de los inmortales, se encuentra aquel que marca los inicios y los finales! — exclama San Pedro mientras la luz en la arena desaparece casi por completo y se enfoca únicamente en la entrada — ¡No hay mejor forma de dar inicio a la competencia que con el dios de las puertas! ¡Jano!
A través del arco de entrada comienzan a aparecer deidades menores que llevan puestas armaduras como las que usaban los romanos. Poco a poco, se comienza a distinguir la figura del primer representante de las divinidades:
Jano - Dios de los inicios, finales, las puertas, la dualidad y las transiciones, romano
Con un físico alto y musculoso, la deidad se va abriendo paso hasta llegar a unos pocos metros del centro de la arena, apoyando su hacha-llave en el suelo. Lleva la armadura como aquellas que portan sus acompañantes, pero con mucho más detalle. A través del casco se puede ver que tiene heterocromía, siendo su ojo derecho azul y el izquierdo rojo, algo que también se nota en los pocos mechones de cabello que se pueden ver. La arena procede a iluminarse por completo una vez más.
—Vaya vaya, así que el bueno de Jano será el primero de nuestros combatientes — dice una mujer en el palco de los dioses romanos mientras una sonrisa se forma en su rostro. Dicha mujer se ve de forma similar a Atenea, pero tiene el cabello marrón y más corto, así como ojos del mismo color.
Belona - Diosa de la guerra, romana
—¡Más te vale no perder, maldita sea! — un repentino cambio de humor hace que comience a gritar. Los otros dioses romanos comienzan a reír, algo que se extiende a los griegos, que están al lado suyo.
Por el lado de la humanidad, ver a Jano comienza a causar pánico, especialmente entre quienes le adoraron en el pasado.
—Señor... — dice una voz que pertenece a César Augusto, el primer emperador romano — no puedo creer que tengamos que pedir que pierda."
A su lado se encuentran otros emperadores como Nerón, Tiberio, Calígula, Marco Aurelio, así como Julio César. A lo lejos, Constantino y Teodosio tiemblan de miedo. El primero por lo mismo que Augusto, mientras que el segundo por considerarse un traidor por haber cambiado las creencias de su pueblo.
—Creo que seré el primero en morir si me ve... — dice entre temblores.
—¡Del otro lado tenemos a la primera representante de los humanos! — exclama San Pedro desde la arena — Una guerrera por la libertad de su gente, se enfrentó a los portugueses en el siglo XVI en varias batallas...
Una multitud de guerreros africanos tocando tambores comenzó a salir de la entrada de la humanidad. Los angoleños en la multitud comienzan a gritar más fuerte que todos los demás humanos. Ya saben quien es que está entrando a la arena.
—¡La madre de Angola y la mujer que nunca se sienta dos veces en la misma silla! — sigue anunciando San Pedro — ¡Ana de Sousa, más conocida como Nzinga Mbande!
Una joven mujer africana de cabello corto y ojos oscuros se abre paso entre sus guerreros. Lleva una túnica que cubre desde el pecho hasta por encima de las rodillas y en su mano derecha una lanza afilada. Mientras su séquito se retira, ella comienza a caminar hacia el centro y se detiene a una distancia de 10 metros respecto a Jano.
—Será una gran batalla y de eso estoy seguro — dice Gabriel en voz baja para luego desplegar sus cuatro alas y volar hasta donde están Michael y compañía
—Me habría gustado combatir a favor de los humanos — dice el arcángel peliblanco mientras lanza un suspiro — pero esta es una batalla que deben pelear por su cuenta.
Después de que el apostol tomara distancia de los combatientes, alza su mano derecha en señal de que está a punto de comenzar el combate.
—La primera ronda de la batalla final entre dioses y hombres, el Armagedón, comienza... — a una velocidad que se podría considerar relativista, baja su mano creando un vendaval que se siente en toda la arena.
¡Ahora!
