Capítulo 20. Otra oportunidad.
La luz puede convertirse en oscuridad en un instante. La felicidad puede convertirse en dolor. Lo que casi nadie nota es que la oscuridad puede convertirse en luz también...
Había luz, mucha luz, y calma, demasiada calma... Algo que Katya no había experimentado en su vida... Ella sabía que no estaba muerta, no podía estarlo, pero no tenía ni una pinta idea de en dónde se podría encontrar... El cuerpo no le dolía, es más ni siquiera estaba segura de tener un cuerpo...
- No te rindas, Katya.- dijo una voz muy, muy conocida.- El mundo no puede existir sin la Muerte.
Katya abrió los ojos. Frente a ella apareció el Cubil Felino, perdón, la guarida de Aura Negra. Anya se encontraba frente a ella, agitando sus alas, y no parecía estar muy contenta.
- Debí de haberme imaginado que ella te sacaría de ahí.- gruñó Anya.
- ¿Ella?.- Katya se sorprendió.
- Supongo que habla de mí.- dijo la voz que le había hablado, sorprendiendo a Katya.
Ella volteó. Detrás de ella se encontraba Lily, con su traje azul de pelea y agitando sus alas blancas.
- No necesito de tu ayuda.- gruñó Katya.- Puedo vencer a Anya sola.
- No lo dudo.- replicó Lily, sin inmutarse.- Pero me parece que para poder matarla a ella, me necesitas a mí.
Katya no respondió, ya que sabía que eso era cierto. Sea como fuere, lo único que quería era derrotar al Caos, pero Katya estaba debilitándose.
- Aun para la Muerte, es pesado el estar en el Caos.- comentó Lily.- No te conviene el seguir peleando ahora.
- ¡Deja de decir lo que me conviene o no!.- gritó Katya, furiosa.
Anya las miraba con desdén. La tonta de Lily había llegado para salvar a Katya justo cuando la pelirroja ya estaba por sumirla para siempre en el Caos. Si no fuera porque aun necesitaba de Lily, Anya ya habría acabado con ella desde hace tiempo.
- ¿Van a pelear o van a quedarse platicando toda la tarde?.- comentó Anya, bostezando.
- Acabaré con las dos.- replicó Katya.- Ahora que las dos están reunidas podré matarlas a ambas.
Katya se lanzó sobre Anya, una vez más. La pelirroja, un tanto aburrida, comenzaba a fastidiarse.
- Vamos, Katya, sabes que no me puedes matar.- dijo Anya, esquivándola.- Ya te lo he dicho miles de veces.
- ¡Ya cállate!.- gritó Katya.
Lily se mantuvo a una distancia prudente. No pensaba intervenir en la pelea, a menos que fuese estrictamente necesario. Kazuki llegó en esos momentos. Cuando Lily les anunció a los Protegidos que iría a buscar a Katya, Sorimachi supo que tenía que ir también. Ella era su Ángel, era su Demonio, era su deber el estar con ella, para que pudiera matarlo o dejarlo con vida, para que hiciera con él lo que ella quisiera.
Anya sufrió una herida hecha por la guadaña de Katya. Lily inmediatamente comenzó a sangrar.
- ¿Ves como no puedes contra mí?.- se mofó Katya.- Puedo matarte, si quiero.
- ¿Por qué no dejas de hacerte la tonta?.- replicó Anya.- Si quisieras matarme ya desde hace mucho que lo habrías hecho. Lily esta parada ahí, sin mover un solo músculo. Fácil que hubieras podido borrar su vida de un plumazo con tu poder.
Katya sentía crecer la rabia en su interior. Le molestaba que Anya se estuviese burlando y que le dijera lo que tenía que hacer, pero le molestaba mucho más el darse cuenta de que quizás ella tenía razón.
- Y como ya me cansé de todo esto, voy a poner un poco de emoción.- continuó Anya.
- ¿Y cómo vas a hacerlo?.- cuestionó Katya.
- Katya.- habló Kazuki en esos instantes, impulsado por el Destino.- Deja de hacer lo que sea que estés haciendo, por favor.
- Vete de aquí.- gruñó Katya.- ¿Qué crees que haces?
- Vine a enfrentar mi Destino.- respondió Sorimachi.- Mátame o protégeme, acaba conmigo o quiéreme, llévame al Cielo o bájame hasta el Infierno, haz lo que quieras conmigo.
Katya se quedó callada por algunos momentos, sorprendida por semejante muestra de... ¿De qué rayos era eso una muestra?
- No necesito que seas tan servil.- gruñó Katya, después de un momento.- No me sirve de nada.
- Pero a mí sí.- replicó Anya.
Se le había ocurrido una idea al ver a Kazuki tan indefenso... Como Katya era su Demonio y su Ángel, él quedaba descubierto si Katya se negaba a prestarle atención... Cierto era que Anya no podía acabar con otro Protegido que no fuera el suyo, pero sí podría mandarlo al Caos...
Lily adivinó el pensamiento de Anya y estuvo a punto de lanzarse para proteger a Kazuki, pero la Esperanza le habló al oído y le dijo que se quedara quieta. Katya se dio cuenta de que ese enorme poder que surgía de las manos de Anya iba dirigido a Kazuki, a su querido Erinia, la otra persona en el mundo aparte de Matsuyama a quien Katya no podría matar nunca...
Kazuki sabía que ese poder negro lo sumiría en la desesperación más profunda, pero no se movió. Su Destino estaba unido al de Katya, y se quedaría ahí para afrontar lo que viniera, junto con ella...
- ¡No!.- gritó Katya, agitando sus alas y saltando sobre Kazuki.
- ¡Katya!.- gritó Sorimachi.
Ella lo abrazó, y el golpe de Anya le dio de lleno en la espalda. Katya se encontraba débil por el ataque anterior, y no pudo contra la enorme fuerza del Caos que amenazaba con arrastrarla otra vez.
- Katya, no me dejes.- pidió Kazuki, cuando sintió que el Caos los iba separando.
- No seas tan cursi.- pidió Katya.- Nunca me ha gustado que lo seas.
- Te quiero, lo sabes.- murmuró Kazuki.- No me importa lo que seas, no me importa si eres Ángel o Demonio, para mí tú eres la otra mitad de mi todo, la que hace valer mi existencia.
Katya, por primera vez, sonrió. Justo en ese momento, ella se soltó de él y se dejó arrastrar por el Caos...
Y sin embargo, Katya no sintió la desesperación de la primera vez. Algo o alguien la estaba sacando del lugar a donde había caído... Lily entró al Caos junto con ella y la tomó de la mano.
- No te rindas, Katya.- dijo Lily.- No es el momento.
Cuando el Ángel de la Muerte abrió los ojos, se encontró recostada en un prado. Kazuki la miraba con una sonrisa en los labios.
- Ni creas que te voy a dejar ir tan fácil.- murmuró él.
- Yo no sé para qué demonios me quieres.- gruñó Katya.
- Porque sin ti, yo muero. ¿Recuerdas?.- rió Kazuki.
Katya se incorporó con dificultad. Lily estaba parada a pocos metros de donde se encontraban ellos. Ya había escondido sus alas y había cambiado su traje de pelea por su ropa normal.
- ¿Por qué me ayudaste?.- reclamó Katya.- No necesito de tu compasión.
- No te ayudé por compasión.- replicó Lily, sin inmutarse.
- ¿Entonces por qué lo hiciste?
Lily sonrió levemente.
- Porque yo aun confío en ti.- respondió ella.
Katya notó que Kazuki también sonreía.
- Y yo también.- murmuró él.
Katya cerró los ojos nuevamente, pensando en que su Destino en verdad podía fastidiarle la vida a cualquiera.
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Natalie estaba fastidiada. Esa Rika estaba en esos momentos en compañía de su amado Taro, mientras que ella tenía que conformarse con compartir una casa con tres tipas locas.
- Debería de ir a buscar a esa resbalosa y matarla por ponerle las manos encima a Tarito.- gruñó Natalie, sin dirigirse a nadie en particular.
- Te estás poniendo tan pesada como Anya.- gruñó Nella.- Yo no me quejo porque Suien esté con mi querido Kojiro.
- Si serán aburridas ustedes.- bufó Allison.- No hacen más que hablar de ustedes y de sus Protegidos. ¿No se han preguntado en donde rayos están Katya y Anya? ¿O no les interesa saber en donde está Isa?
- Esa tonta se buscó lo que le pasó.- replicó Nella.- ¿Quién le manda contradecir a Anya?
- En realidad, ella no contradijo a Anya.- observó Allison.- Únicamente hizo lo que todas queremos hacer: acabar con su Ángel. Y quien sabe qué le pasó después.
- Sí, bueno, pudo haberse ido de vacaciones.- comentó Natalie, dando un bostezo.
- No estarás pensando eso en verdad, ¿o sí?.- Allison la miró escéptica.- Hay algo que Anya nos está ocultando.
- ¿Qué puede estarnos ocultando la Doña?.- gruñó Nella.- ¿Qué no es pelirroja natural? Eso todas lo sabemos.
- Sí, se pinta el cabello, me consta, le he llegado a ver la raíz castaña.- observó Natalie.
- ¿Quieren por un momento el dejar de ser tan idiotas y ponerse a pensar?.- pidió Allison, exasperada.- Miren, ya sabemos todas que Lily y Anya son idénticas. ¿Pero eso por qué? No me creo el cuento de que ellas sean gemelas.
- ¿Y qué si no lo son?.- Nella se encogió de hombros.- Da lo mismo de donde provenga.
Allison suspiró, derrotada. Sería inútil el tratar de hacer razonar a sus compañeras, puesto que a ellas parecía ser que lo único que le interesaba era el acabar con sus contrapartes.
Natalie se dijo a sí misma que iba a acabar con Rika esa misma noche. Salió sin despedirse y echó a andar hacia donde el Destino la llamaba. No sabía en dónde estaba el nuevo cuartel de las Alas Guerreras, pero supuso que tendría que ser en alguna casa de los Wakabayashi.
Rika se había quedado dormida, en su incesante vigilia para tratar de salvar a Sanae y al hijo que ella estaba esperando, ese hijo producto del Amor que mantenía la Esperanza de regresarla a la Vida... Taro también se había quedado dormido, en la sala, con el libro del "Código Da Vinci" apoyado en su estómago, soñando quizás que se convertía en algún famoso ladrón de obras de arte que atacaba el Louvre...
Natalie, no pregunten cómo, llegó hasta la casa de campo inglesa de los Wakabayashi. En algún momento recordó que Nella hizo el comentario de que había visto que Hana tenía una muy linda casa de veraneo. Las luces estaban apagadas. Kojiro y Ken parecían estar en compañía de sus Ángeles, no era para menos, mientras que Genzo estaba entrenando con Tsubasa... En fin, a Natalie no le importaba, lo único que a ella le interesaba era Misaki...
Ella entró a la casa y caminó sigilosamente por los pasillos oscuros. Su instinto la llevó a la sala y encontró ahí a su Adonis, durmiendo en el sueño eterno de Morfeo. Natalie se acercó y miró a su amado.
- Hola, cariño.- murmuró Natalie.- He esperado mucho tiempo para hacerte mío.
Rika despertó de golpe. Algo le había avisado que Taro corría peligro. Rika, asustada, miró hacia todas partes. En su caja de cristal, Sanae seguía durmiendo. En el otro ataúd, Isa continuaba sin moverse. Rika sabía que podía ser peligroso el dejarlas solas, pero ni la presencia de Anya y de Katya la hubieran hecho quedarse ahí. Su Protegido estaba en peligro, y para Rika no había nada más importante que el defenderlo.
Taro abrió los ojos, asustado, al sentir que unos labios fríos se posaban sobre los suyos. Él se dio cuenta de que Natalie lo miraba con sus penetrantes ojos verdes de gato. Taro sintió que estaba a punto de gritar.
- Shhh, no hagas ruido, corazón, no sea que esa güera desabrida te escuche.- Natalie le puso un dedo en los labios.
- ¿Qué haces aquí?.- preguntó Taro.
- Vine por ti, por supuesto.
Natalie se montó sobre él y comenzó a acariciarle el pecho por encima de la camisa y después volvió a besarlo en los labios.
- Quítale las manos de encima.- gruñó Rika, muy enojada.
Natalie se dio la vuelta. Frente a ella, Rika ya había sacado sus alas y se había puesto su traje de pelea color verde aguamarina.
- Te estaba esperando.- dijo Natalie, tocándose el hombro.- Aun me falta cobrarte la herida que me hiciste en el hombro.
Taro aprovechó y empujó a Natalie al suelo.
- Vete.- le dijo Rika.- Deja que me encargue.
- No me iré.- negó Taro.- No voy a dejar que mueras. No permitiré que te alejes de mí.
Natalie, ante estas palabras, sintió la ira crecer en su interior. Levantó las manos y lanzó todo su poder contra Misaki...
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El "Código Da Vinci" fue escrito por Dan Brown. Mi fic "Róbate mi corazón" fue inspirado en ese libro, y en él Misaki se convierte en un famoso ladrón que ataca el Louvre de noche, el más famoso museo de arte de París.
