Capítulo 21. Amistad eterna.

Taro recibió de lleno el ataque de Natalie. Rika gritó.

- ¡No!

- ¡Rika!.- gritó Taro.

Él comenzó a sentirse mareado y con muchas náuseas. Rika se vislumbraba algo borrosa, se escuchaba en el fondo la risa de Natalie...

- ¿Estás bien?.- le preguntó Rika, después de un largo rato, y desde arriba.

Cuando Taro recobró la conciencia, se encontraba tirado en el suelo. Rika y Natalie lo observaban, ambas con sus trajes de pelea, el de Natalie negro y el de Rika verde aguamarina. Misaki se incorporó.

- Déjame ayudarte.- pidió Rika.

- No me toques.- Taro quitó bruscamente el brazo que Rika tocaba.

- ¿Qué te pasa?.- Rika se sorprendió.

- ¿Qué me pasa? ¡Que te detesto, eso es lo que me pasa!.- gritó Taro, poniéndose en pie.

Rika volteó a ver a Natalie, quien le devolvió una mirada triunfal. Por unos momentos, Rika había olvidado que Natalie era el Demonio de la Discordia.

- Ahora Tarito te va a odiar.- comentó Natalie, feliz.- Y conseguiré que me ame a mí.

- Taro, por favor.- pidió Rika.- Estás bajo el hechizo de Natalie.

- No es ningún hechizo.-replicó Taro.- Ahora puedo ver con claridad la clase de persona que eres: una traidora y una hipócrita.

- Taro... .- murmuró Rika. Las palabras de Taro le herían el alma.

- Tú y todos son unos hipócritas.- continuó Taro.- No le he importado a ninguno en realidad. Tsubasa nada más que quiere para ser su compañero de equipo y ayudarlo a anotar goles. Y a Wakabayashi lo único que le importa es ser el mejor portero del mundo.

- No, Taro, estás equivocado.- contradijo Rika.- Todos te queremos.

- ¡Deja de decir eso!.- gritó él.

Misaki, enojado y confuso, echó a andar. Natalie rió nuevamente.

- Anda, vamos, te reto a que le lances una contramaldición.- la retó Natalie.

- Me las vas a pagar.- gruñó Rika.

La francesa salió tras Taro, pero fue tomada bruscamente por una de sus alas.

- No creíste que te la dejaría tan fácil, ¿o sí?.- reclamó Natalie.- No me subestimes.

Rika le dio un golpe en la cara. Natalie fue a estrellarse contra la pared, con la nariz sangrando.

- ¡Me arruinaste la cara y una operación de veinte mil dólares!.- reclamó Natalie, muy molesta.

- Pues cuanto lo siento.- dijo Rika, con sarcasmo.- Pero hay algo más que me preocupa que tu cochina y mocosa nariz.

Natalie se le dejó ir a Rika. Ambas cayeron y comenzaron a rodar por el suelo. Natalie jalaba el cabello rubio de Rika, mientras que ésta le apretaba la nariz. Rika se cansó del juego y le dio a la chica una patada en el estómago. Natalie cayó hacia atrás, sin aliento.

- No soy una mujer cualquiera. ¡Soy un Ángel!.- exclamó Rika, enojada, al tiempo que lanzaba uno de sus hechizos sobre Natalie.

La francesa se retorció al recibir el golpe de Amistad de Rika. El Ángel salió tras de su protegido.

- Nada de esto tiene sentido.- decía Taro, caminando sin rumbo.- Mi vida es un asco, todos mis amigos mienten...

- ¡Taro!.- gritó Rika, al darse cuenta de que Taro se dirigía a un acantilado cercano a la casa de campo Wakabayashi.

- No tiene caso que yo siga con vida, si no soy capaz de conservar a mis amigos.- le gritó Taro, sin detenerse.

- ¡No!

Taro llegó al acantilado y se paró en el borde, mirando fijamente al abismo y a la Muerte que lo esperaban debajo... Rika corrió a todo lo que le daban sus piernas... Taro cerró los ojos y se dejó caer...

Pero entonces, él sintió que algo lo sostenía... Él abrió los ojos y se dio cuenta de que Rika lo sostenía entre sus brazos, agitando sus alas.

- ¿Qué haces?.- preguntó Taro, sorprendido.

- Salvándote la vida.- contestó Rika, con los ojos llenos de lágrimas.

- ¿A costa de tu propia vida?.- Taro no lo creía.

- Sí, porque no solo eres el hombre al que amo.- asintió Rika.- Sino que también eres mi mejor amigo.

El hechizo de Natalie se rompió. Taro se abrazó a Rika y entonces ella extendió sus majestuosas alas en todo su esplendor...

- Perdóname por dudar de ti.- murmuró Taro.

- No tengo nada qué perdonarte.- sonrió Rika, aun llorando.

Natalie los miró con mucha rabia.

- Maldita desgraciada.- musitó ella.- Voy a hacer que Taro deje de amarte.

Natalie extendió sus alas negras y echó a volar de regreso a la casa de campo Wakabayashi. Rika y Taro la miraron.

- ¿A dónde va?.- preguntó Taro.

- Dijo algo de que haría que tú la amaras.- contestó Rika.- Por lo que... ¡Oh, no!

- ¿Qué ocurre?

- ¡Va tras Sanae!

Rika y Taro regresaron también a la casa. Ella dejó a Taro en el suelo y le dijo que se marchara.

- No debes estar aquí con Natalie cerca.- dijo Rika.- Vete, por favor.

- No quiero que nada malo te pase.- dijo Taro.- Te amo.

Rika besó a Taro en un impulso, y él le correspondió.

- Voy a estar bien.- dijo ella.- Sacaré a Tsubasa y entonces los dos se marcharán de aquí.

Taro vio como ella entraba a la casa. Rika se apresuró en llegar al sitio en donde sanae descansaba. Natalie, evidentemente, iba en busca del Ángel del Amor. Solo ella podría hacer que Taro dejara de amar a su Ángel para amar a su Demonio. Natalie buscó por todas partes, sin encontrar a Sanae, hasta que al final de un pasillo encontró una puerta cerrada con llave. Natalie la echó abajo con una patada. Al entrar, se dio cuenta de que el sitio estaba sumido en una semipenumbra azul. Había dos cajas de cristal enfrente de en donde se encontraba parada Natalie, lo suficientemente grandes para que albergaran a una persona... Natalie se acercó a la primera, y se sorprendió muchísimo al darse cuenta de que el Ángel del Amor descansaba ahí.

- Válgame.- murmuró Natalie.- ¿Qué está pasando?

- ¡No te le acerques!.- Tsubasa saltó y golpeó a Natalie con un palo.

Natalie cayó, sobándose la cabeza. Enojada, miró con ojos llenos de chispas al japonés.

- El Protegido del Ángel del Amor.- dijo Natalie.- Me había olvidado de ti.

- Todos lo hacen.- replicó Tsubasa.

- Bueno, no me interesas en lo más mínimo.- replicó Natalie, poniéndose de pie.- Únicamente me interesa pedirle un favor a tu Ángel y ya. Dejaré después que Isa acabe contigo.

- ¿Qué no sabes qué es lo que pasó con ellas?.- se sorprendió Tsubasa.

- No. ¿Qué se supone que les pasó?.- inquirió Natalie, quien al parecer no recordaba el hecho de que Katya había mandado a Sanae al otro mundo.- Sanae no está muerta, ¿o sí? Katya solo le ayudó a Isa a atontarla un momento.

Tsubasa no dijo nada. No sabía si sería conveniente o no el decirle la verdad a Natalie. De pronto, la atención de ésta captó algo que la dejó con la boca abierta...

En el segundo ataúd de cristal descansaba Isa.

- ¿Qué cosa? ¿Qué le han hecho a Isa?.- gritó Natalie.- ¿Por qué la tienen ahí? ¡Isa, despierta!

Natalie golpeó el vidrio que guardaba el cuerpo de Isa, pero ésta no se movió.

- ¿Qué le ha pasado?.- exigió saber Natalie.- ¿Qué le han hecho?

- No le hemos hecho nada.- replicó Tsubasa.- Ella está así desde que Katya atacó a Sanae.

- ¿Qué?.- gritó Natalie.

- ¿Qué no lo sabes?.- preguntó Lily, quien entraba en esos momentos a la habitación, vestida con su traje de pelea.- Si un Ángel muere, su Demonio también lo hace.

Natalie la miró con la boca abierta, sin poder creerlo... Rika llegó y aprovechó para lanzarle su ataque y la dejó inconsciente.

- Tenemos a otro Demonio más.- comentó Rika.- Ya son dos.

- Tres.- corrigió Genzo, quien llegaba con Taro en esos momentos.

- ¿Tres?.- Rika abrió mucho los ojos.

Lily le recriminó a Genzo con la mirada.

- Dos, porque Katya no es un Demonio.- replicó Lily.

Rika vio sorprendida que Kazuki entraba de la mano de Katya.

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Haydee no creía lo que estaba pasándole. Ken le había dicho que era la mujer que él amaba, ¿pero qué no él estaba comprometido con Hana?

Haydee recordó la tarde en que ella le habló para decirle que se había comprometido. Hana estaba dudosa, pensaba en que si Lily se enteraba iba a haber problemas.

- No creo que a Lily le guste la idea.- comentó Hana.- Ya sabes cómo se puso cuando se enteró de que Sanae se había casado con su protegido.

- Sí, lo sé.- asintió Haydee.- Pero ella debería de comprender que somos seres humanos con sentimientos.

- Quizás es porque ella perdió a quien amaba cuando era muy joven.- comentó Hana.

- Quizás tema que nos vaya a pasar lo mismo que le pasó a ella.- comentó Haydee.

- Pues no nos va a pasar lo mismo a Ken y a mí.- replicó Hana.- Ken y yo seremos muy felices.

Pero al final, la desgracia se había repetido... Aunque esta vez fue Ken el afectado... Haydee suspiró. Ella nunca había visto a Ken más que en fotografías, hasta el día del funeral de Hana... Con el paso del tiempo, Haydee se había enamorado de Ken, pero no quería ser la sustituta de Hana... Haydee sabía que Ken había querido mucho a la chica, así que no se albergaba muchas esperanzas...

- Nos pasó a todas, y bien que sabíamos que iba a pasar.- le dijo Suien.

- ¿También tú?.- preguntó Haydee, a quemarropa.

- Claro que no.- protestó Suien.- Yo detesto a Kojiro, es un engreído, un payaso, un... Ahhh, ya qué... Sí, lo reconozco: a mí también me pasa. Creo que me he enamorado de Kojiro, pero no quisiera tener que reconocerlo.

- Me lo suponía.- suspiró Haydee.- Creo que nadie se escapa de ese destino... Pero al menos, Hyuga no tiene novia ni estuvo comprometido con una de nosotras.

- Reconozco que a ti te fue peor.- admitió Suien.

- ¿Peor? ¿Qué puede ser peor que enamorarse de un hombre que amó a una de mis mejores amigas, la cual por cierto está muerta?.- exclamó Haydee.- Me duele todo esto, amo a Ken y quisiera creer que él me ama, pero no dejo de pensar que solo soy un sustituto de Hana.

- No eres la sustituta de Hana.- contradijo Suien.- Hay algo muy importante de lo que no te has dado cuenta todavía.

- ¿Qué cosa?

- Eres el Ángel de Ken.- contestó Suien.- Y eso automáticamente te hace única. Eres algo que Hana nunca pudo ser para él.

- ¿Y con eso basta?.- Haydee estaba escéptica.

- Eso tendrá que decírtelo él.- sentenció Suien.

Haydee suspiró. Le dolía la cabeza. La chica se disculpó con su amiga y salió. El sol estaba por ponerse: un día más que acababa. ¿Cuándo llegaría al fin el destino, cuándo podría ella dejar de ser lo que era?

- Estás muy pensativa.- dijo Ken, a sus espaldas.

Haydee no respondió.

- ¿Qué te pasa?

- Nada.

- Claro que te pasa algo.- replicó Ken.- Lo puedo sentir.

- Olvidé esa pequeña "cualidad" que tenemos entre nosotros.- gruñó Haydee.

- Sí, definitivamente te pasa algo.- suspiró Ken.- Y es por lo que te dije la otra vez...

Mejor ir al grano de una buena vez.

- Pues sí, sí es por eso.- aceptó Haydee.- Mejor no me lo hubieras dicho.

- ¿Por qué?.- Ken no lo entendía.

- Porque no te creo.- contestó Haydee.

- ¿Cómo que no me crees?.- Ken se sorprendió.- ¡Si te dije la verdad!

- Yo creo que me lo dijiste porque te enteraste de que todos los demás Protegidos aman a sus Ángeles y no quisiste quedarte atrás.

Ken soltó una carcajada.

- ¿De qué te ríes?.- Haydee se sentía humillada.

- De que eres muy tonta.- sonrió Ken.- ¿Qué no lo entiendes? Yo te amo. Quise a Hana, es cierto, y ella tiene un lugar especial en mi corazón, pero lo que siento por ti es diferente, y mucho más grande. Tú eres mi Ángel, eres mi vida, eres mi todo.

- No quiero que me quieras solo porque soy tu Ángel.- protestó Haydee sin dejarse ablandar.

Ken abrazó a Haydee con fuerza.

- No te amo solo porque eres mi Ángel.- murmuró él, al oído de ella.- Te amo por tu valor, por tu fuerza, por tu coraje, por tu ternura oculta...

- ¿En verdad?.- los ojos de Haydee se llenaron de lágrimas.

- Sí.- sonrió Ken.- Te amo porque eres Haydee Solo-Mizuno.

Ken la besó, y con ese beso a Haydee se le borraron todas las dudas del corazón.

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Arwen, te prometí que nunca trataría a Haydee como plato de segunda mesa y cumpliré.