Pesadas gotas de lluvia caían en la entrada de la mansión, la joven cortesana ya había bajado junto con amo de esa mansión. Al llegar a la puerta estos fueron recibidos por una joven que solo miró con tristeza a la pareja, Tomoyo solo volteo a verla de reojo pero pudo ver la tristeza en los ojos de aquella joven.
-Nakuru, ¿podrías mostrarle a la señorita una de las habitaciones de huéspedes por favor?-
-Como usted ordene amo Eriol- dijo la joven haciendo una reverencia- Sígame por favor señorita….-
-Violeta, solo Violeta-
Tomoyo siguió a la joven mucama sin preguntar. Caminaron por varios pasillos donde Tomoyo pudo ver las magnifica obras de arte, esculturas y decorado que había. Pasaron por una habitación que le llamo mucho la atención, de ella provenía un sonido como de un instrumento. Era un piano sin duda, sin siquiera prestar atención a la joven mucama Tomoyo se abrió lentamente la puerta. Con mucho cuidado se asomó y pudo ver como había un hermoso salón de baile, tan enorme y bello como ella siempre lo había soñado. Al final de ese salón se encontraba un piano de cola blanco y a un pequeño gato negro caminando en las teclas. Ella entró en dirección al piano, era tan hermoso que no pudo resistirse y simplemente se dirigió a tocarlo.
-Veo que te gustó el piano de Madame. Vamos, es mejor que te lleve a tu alcoba antes deque el amo te encuentre en esta habitación- dijo una voz detrás de Tomoyo. Era la mucama
-Lo siento señora Nakuru.
.Por favor niña, esta bien que soy mayor pero no soy tan vieja. Llámame solo Nakuru, ¿si?-
Tomoyo se quedó sorprendida del cambio de actitud de aquella joven. Hace unos momentos era muy seria y ahora simplemente se había convertido en una joven sonriente y llena de ánimos por como pudo oír en su voz.
-Bueno, ¿me va a seguir o esperaras a que el amo venga?-
-Lo siento, ya voy-
Tomoyo se levantó y salió del salón sin antes darle un último vistazo. "Algún día yo tendré un piano así" se prometió a ella misma mientras seguía a Nakuru. Al poco tiempo llegaron a los cuartos de huéspedes.
-Nakuru, ¿puedo preguntarte algo?-dijo tomoyo algo temerosa al entrar en la habitación
-Dime- dijo Nakuru cerrando la puerta
-El joven Hiragisawa siempre ha sido del tipo de hombres que van a lugares como…pues…de donde yo vengo-dijo midiendo sus palabras, no quería que la malinterpretaran pero cuando lo vio en el prostíbulo pudo notar que él estaba incomodo.
-Pues-dijo Nakuru tomando un respiro- si quieres mentiras, sí, el siempre ha vivido de mujer en mujer y nunca le han importado los sentimientos de las personas, pero si quieres la verdad, no él no era así. Siempre fue alguien serio pero era muy amable. No como ahora-dijo con voz triste sin mirar a Tomoyo
-Ya veo. ¿Disculpa, Nakuru, puedo preguntar qué fue lo que le pasó?-
-Lo siento pero no te puedo responder eso. Es de la vida personal de mi amo. Lo quiero mucho porque lo conozco de toda la vida y es por eso que no te puedo decir nada, lo siento-dijo algo seria y Tomoyo pudo notar tristeza en tu voz
-Ya veo-
-Bueno si necesitas algo me llamas, estaré abajo- dijo animada denuedo mientras salía de la habitación
Al salir de la habitación Tomoyo se quedó reflexionando sobre lo que dijo Nakuru. Él no era así, seguramente algo lo había hecho cambiar ya que según entendió él era muy amable con la gente y ahora era muy frío. Parte de Tomoyo sabía que dentro de si que él debió de haber sufrido mucho para cambiar tanto. Ella sabía por experiencia propia que para que alguien cambie su personalidad algo grave debió de haber pasado.
Tratando de alejar esos pensamientos tristes de su pasado Tomoyo empezó a inspeccionar la habitación. Su curiosidad había ganado y ahora estaba viendo todo lo que había alumbrada por la vela que le dejó Nakuru. A pesar de ser la habitación de huéspedes, era enorme. Había un enorme ventanal que daba hacia el jardín con un hermoso balcón, a pesar de la lluvia la vista era hermosa, se podían ver las fuentes rodeadas de rosas y otras flores tan magnificas como si fueran una obra de arte. Algo que también le llamó mucho la atención a Tomoyo fue un enorme librero que ocupaba toda una pared. Había todo tipo de libros y como no tenía nada que hacer se acercó y tomó un libro.
-Romeo y Julieta- leyó lentamente
Tranquilamente se sentó en la orilla de la cama y dejando la vela en el buró de noche empezó a leer. A pesar de la escasa luz y de que no conocía varias de las palabras ella quedó cautivada con la historia. Poco a poco se fue perdiendo dentro de esas paginas que la levaron a otro mundo hasta el punto que ya no escuchaba ni los truenos ni ningún otro ruido a su alrededor. Estaba totalmente metida en el libro. Ya estaba llegando a la parte más interesante cuando una mano la sacó de su lectura.
-¿Se puede saber que haces con ese libro?-dijo una voz varonil por detrás de ella
Lentamente Tomoyo volteo para encontrarse con unos penetrantes ojos azules que la observaban.
-Lo siento mucho señor- dijo mientras volteaba y quedaba frente al dueño de esa mirada.
Sin decir una palabra Eriol tomó el libro de las manos de Tomoyo y se le quedó viendo con una expresión de sorpresa. Tomoyo se quedó helada por un momento observando como Eriol se sentaba y seguía viéndola con esa la misma expresión.
-La…Lamento haberlo tomado sin permiso señor. Yo no pretendía incomodarlo- dijo con algo de temor en su voz- Si me permite regresaré el libro al estante que le corresponde.
-Déjalo así. Eso ya no importa- dijo mirando a Tomoyo- Siéntate por favor. A decir verdad me interesa saber como es que una mujer como tu podría leer. Es decir normalmente una mujer de su "rango" no tiene la educación suficiente como para saber leer. Quiero decir, si de por si las mujeres son obviamente inferiores que los hombres las de su clase están normalmente…como decirlo… pues más abajo que las promedio-
Al oír con el cinismo que le hablaba Eriol a Tomoyo le empezó a hervir la sangre. Si bien ella era una mujer muy calmada y reservada, ella no toleraba a aquel hombre con su actitud de superioridad. Si su simple presencia la molestaba antes, ahora con esto podía sentir como la sangre le hervía por dentro.
-Pues verá-dijo pretendiendo estar tranquila aunque por dentro tenía ganas de decirle muchas cosas a ese hombre tan engreído- Si bien es cierto que yo no tuve la educación que usted tuvo debido a mis orígenes eso no le da derecho sacar conclusiones tan…tan… "apresuradas". Es decir, no debería generalizar. Como podrá ver hay quienes sabemos muchas cosas a pesar de nuestro "rango" y le aseguro que no soy la única-
-Como si me importara, a fin de cuentas tú eres solo como cualquier otra mujer, en busca de dinero, placer y si tienen suerte un hombre adinerado a quien engañar para atraparlo-
-Pues para su información no todo el mundo es igual. No todas somos como usted cree-dijo levantando su voz- Si usted cree que yo voy a permitir que me insulte quiero que se quite esa idea de la cabeza. YO NO VINE A QUE ME INSULTARAN. Sé muy bien a que vine y aunque no me guste tener que pasar la noche con un hombre con usted no tengo remedio así que "por favor" deje de insultarme y terminemos con esto de una buena vez-
- Vaya. Por lo visto tu si eres diferente. Toma quédate con el libro, si de verdad sabes leer y no solo estabas mirando los dibujos a lo mejor te sirve de algo. Tengo muchos y me da igual si tengo uno mas o no, a decir verdad eso no me importa- dijo arrojando el libro a los pies de Tomoyo
Tomoyo se agachó y recogió el libro con su mano temblorosa. Si había pasado por su mente que él pudiera ser aunque fuera por dentro un buen hombre, ese pensamiento se había borrado de su mente con solo 3 minutos de oírlo hablar.
-¿Como puede?… ¿como puede ser que alguien que lo tiene todo pueda ser tan vació?-dijo mientras abrazaba el libro con sus ojos llenos de lágrimas- Es cierto lo que dice, cuando uno puede tenerlo todo no le importa nada. Seguramente nadie quiere acercársele. Seguramente lo que le haya pasado lo tenía bien merecido…-
Eriol de había quedado callado escuchando todo lo que Tomoyo estaba gritando pero al oír eso último no pudo contenerse y le dio un golpe en la boca. Sin siquiera darle tiempo de defenderse la tomo por las manos tirando el libro y la acorraló en un rincón. Con un fuerte movimiento la levantó del piso y tomándola fuertemente de las muñecas, sus piernas temblaban hasta el punto de que no se sostenía más que por Eriol que la levantaba de las muñecas. La cara de ambos estaba a pocos centímetros y Tomoyo solo trataba de escapar de esa mirada de ojos azules que mostraba un odio tan profundo que sentía como parecía querer matarla.
-Tú dices que no te juzgue sin conocerte. Pues bien, tú no sabes nada sobre mi y te recomiendo cuides tus comentarios o de lo contrario yo no me hago responsable de mis actos. ¿Entendiste bien?-dijo con voz áspera y llena de odio.
Tomoyo no pudo responder. El miedo que sentía por ese hombre le había quitado la voz. Lentamente Eriol pareció volver en sí y la soltó. Tomoyo quedó en el suelo temblando del miedo. Eriol se acercó a la puerta y empezó a salir.
-Te quedarás en este cuarto durante la noche. SI necesitas algo llama a Nakuru. Buenas noches- dijo duramente mientras salía de su cuarto- Hablaremos mañana por la mañana, duerme hoy no pasará nada-
Tomoyo se quedó temblando en el rincón, esa mirada, esa expresión. Era odio puro. Un odio tan profundo que hizo a Tomoyo hasta temer por su vida. La imagen de su cara no desaparecía de la temblorosa joven que aun no lograba reaccionar. Ese hombre…ese hombre se estaba convirtiendo en su perdición. Lentamente todo se empezó a volver oscuro y solo alcanzó a oír la voz de una mujer gritar antes de caer totalmente inconciente en el suelo.
FLASHBACK
-Tomoyo tenemos que huir- dijo una mujer vestida de mucama tratando de calmar a la pequeña que estaba en sus brazos.
La mujer estaba lastimada pero aún así corría lo más rápido que podía dejando atrás una casa en llamas. La mujer cargaba a una pequeña niña que aún seguía en pijama.
-¡Martha suéltame! No vez que mamá y papá siguen ahí-dijo la niña de 4 años tratando de soltarse de los brazos de la mujer-¡NO puedo dejarlos Martha tenemos que sacarlos!-
La mujer no la escuchó solo siguió corriendo mientras se adentraban al bosque. La niña había dejado de luchar sabiendo que la mujer no la soltaría. Ya después de mucho tiempo de correr la mujer se detuvo frente a una carreta y subió a la parte trasera junto con la niña, la pequeña era un mar de lágrimas.
-Tomoyo escúchame este hombre es un amigo mío así que estarás bien. Escúchame, irás a vivir con él por un tiempo pero debes prometerme que serás una buena -dijo tratando de calmar a la pequeña
-Pero Martha, ¿qué pasará contigo y mis padres?- dijo la pequeña entre lagrimas a su niñera que había bajado de la carreta
-Tranquila mi pequeña. Todo estará bien, te prometo que cuando pueda iremos tus papis y yo por ti, ¿si?-dijo tratando de sonar tranquila y no preocupar a la niña
- NO voy a ir si no vienes tu o mi mami-dijo tratando de bajarse pero la mujer la detuvo
-¡SI vas a ir y punto!-dijo perdiendo el control. Respiro hondo y un poco más tranquila continuo- Escúchame Tomoyo, existen unos hombres malos que quieren hacerte daño así que será mejor que ellos no sepan donde estás tú. Mira este hombre te cuidará bien él sabe de los hombres malos así que te cuidará bien. Dame un beso mi pequeña violeta-
La niña no había dejado de llorar y no entendía lo que pasaba. Se acercó a su niñera desde bebé y le dio un beso en la mejilla. La mujer se despidió y se acercó al hombre entregándole una pequeña bolsa y diciéndole algo que la pequeña no pudo escuchar. La carreta empezó a andar y poco a poco se alejaba de aquel lugar.
La niña volteó a ver a quien alguna vez fuera como su otra madre, pero no duró mucho. Apenas empezaba a alejarse y la niña vio claramente a un hombre que se le acercaba por su espalda con algo en su mano. La niña trató de gritar para advertirle pero las palabras no salieron. El hombre se acercó aún más y la niña cerró los ojos con fuerza para no ver. Lo último que escuchó fue un disparo y vio a lo lejos el cuerpo de la mujer caer en el suelo.
fin del flash back
-NO. NO. Mamá…papá…-de la nada Tomoyo despertó muy alterada de su sueño. Estaba sudando frío y su cabeza le pesaba al igual que todo el cuerpo.
Lentamente se sentó en la cama. Estaba en un lugar diferente a la mansión Hiragisawa o en su habitación donde Madame pronto alguien entró a la habitación. Era Nakuru.
-¡Violeta, por fin despiertas!-dijo viendo a la joven sentada en la cama-Ya nos tenías muy preocupados-
-Nakuru, disculpa pero, ¿Dónde estoy?-
-¿Pues donde más? En el hospital Saint Renaï. Después del susto que nos diste anoche cuando te desmayaste no te íbamos a dejar ahí-
-Ya veo. Dime, ¿qué pasó después de que me desmayara?-
-Verás yo había escuchado tu discusión con Eriol así que entré para ver como estabas y fue cuando te desmayaste. Llamé a Eriol y entre él y el mayordomo te cargaron hasta el auto y yo vine contigo al hospital-
-¿Estuviste toda la noche?-
-Si. No te preocupes no fue molestia, pero podrías decirme ¿quién es Martha? Estuviste llamando a alguien con ese nombre toda la noche-
-No sé. Tuve un sueño muy raro, más bien era una pesadilla. Era muy real-
-Bueno eso no importa ahora. Según el doctor tu desmayo fue por mucho estrés así que si quieres lo llamaré para que te den de alta y te acompaño a tu casa-
-Muchas gracias-
-No hay de qué-
Al salir de la habitación Tomoyo borró la sonrisa de su rostro. Con el tiempo había aprendido a pretender muy bien y aunque hizo creer a Nakuru que no le importaba ese sueño en realidad ella estaba muy interesada en ello. Había sido tan real y ahora que lo pensaba, ella no recordaba mucho de su pasado antes del abuelo. Pero era imposible, el abuelo le había dicho que el la había encontrado de pequeña. Algo muy extraño estaba pasando. Entonces alguien entró a la habitación sacándola de sus pensamientos.
-Buenas tardes doctor-dijo Tomoyo recibiendo a Tomoyo y al doctor
-Buenos días mas bien. Ha dormido mucho pero no tanto-dijo el doctor sonriendo-Pues por lo visto usted está bien. En un momento la daré de alta y podrá irse a casa-
-Muchas gracias doctor. Pero… ¿Cuánto va a ser por lo del hospital?-
-No se preocupe. Su prometido pagó todo esta mañana antes de irse, sabe, tiene suerte parece una buena persona. Bueno si me deja iré a hacer el papeleo-
-Nakuru, ¿a qué se refiere con prometido?-
-Je, je verás lo que sucede es que cuando entramos Eriol tuvo que fingir que era tu prometido. No nos dejarían internarte a menos que fuéramos familia-
-Ya veo-dijo algo sorprendida por lo que había dicho Nakuru. Tal vez juzgó mal a Eriol y no era del todo malo- Bueno entonces ayúdame a cambiarme para ya irnos por favor-
-Claro-
En unos momentos Tomoyo ya estaba fuera del hospital y a las puertas de la Casa de las Rosas. Se despidió de Nakuru y una vez agradeciendo por su amabilidad se despidió y entro. No quiso despertar a nadie tocando a la puerta así que solo entró por la puerta de servicio. Ya todas las chicas se habían levantado pero al entrar a la cocina se encontró con Sabrina y Agatha quine preparaba la comida.
-¡Tomoyo por fin llegas! Me tenías muy preocupada-
-Mejor dicho NOS tenías muy preocupada. ¿Qué te pasó?-dijo Agatha
-Nada. Es solo que me sentí mal y me llevaron al hospital- dijo sonriendo tratando de calmar a su hermana que parecía muy angustiada- En verdad estoy bien, es que no estoy acostumbrada a estar despierta tan noche-
-Si tú lo dices-dijo dándose por vencida Sabrina- Por cierto, Madame quiere verte. No me preguntes para que solo me dijo que te dijera quería hablar contigo de algo-
Tomoyo se despidió y se dirigió a la alcoba de Madame. Antes de llegar Tomoyo se puso a pensar sobre que querría decirle Madame. Tal vez….tal vez le molestó mucho lo de la noche anterior y seguramente estaba muy molesta con ella. Al llegar tocó a la puerta y entró. En el fondo de la habitación estaba Madame sentada en un sofá tomando su desayuno. Aparentemente estaba tranquila y eso hizo que Tomoyo dejara de preocuparse un poco.
-¿Quería verme Madame?-
-Si Tomoyo. Adelante-dijo tranquila- Toma asiento. Escucha Tomoyo quiero preguntarte, ¿sabes que tipo de lugar es este no?-
-Así es Madame-
-Y también sabes que nuestro futuro depende de los trabajos bien hechos ¿no?- dijo subiendo el tono un poco. Tomoyo solo asintió con la cabeza- En ese caso, ¡Como te atreves a hacer lo que hiciste anoche! ¿¡Tienes alguna idea de lo que esto puede causarnos?-
-Lo siento mucho Madame, en verdad no era mi intensión causarles daño yo solo…-
-¡Cállate! Eres solo una estupida niña que recogí de la calle y también puedo echarte. Recuérdalo muy bien. ¿Qué creías que yo era mujer que le gusta recoger gente de la calle? Si te recogí fue por algo y más te vale apreciarlo-dijo enojada- Sabes, tienes mucha suerte de que haya sido el joven Hiragisawa quien te llevó anoche. Él se ofreció a pagar el hospital y no nos cobró nada, el niño es un tonto como tú, pero aún así saldrá de tu sueldo. Yo no estoy para estarme disculpando con clientes por niñas tontas como tú. Escúchame bien porque solo lo diré una vez. Hoy por la noche volverás a irte a la mansión Hiragisawa y mas te vale hacer ahora un trabajo bueno, de lo contrario tú y tu hermana tendrán que buscar refugió en algún otro lugar. Vete y que no vuelva a suceder-
-Si Madame- dijo Tomoyo entre asustada por la reacción de Madame y sorprendida por lo que le dijo.
Al salir de la habitación Tomoyo se dirigió a su habitación esperando poder dormir tranquila. La noche anterior había tenido suerte pero lo que sucedería con ella esa noche era algo incierto. Al llegar a su cuarto se quitó el vestido de Sakura y se recostó en la cama. Había tenido una larga noche y seguramente esta sería también larga.
Muchas gracias por su espera en verdad lamento mucho la tardanza. Espero que les guste este capitulo ya que me tomo mucho tiempo pudieron notar je,je. Bueno felices vacaciones a quienes ya están en ellas y a los que no…pues felices vacaciones cuando les tengan .'
Besos
