Disclaimer: Como ya saber no soy dueña de los personajes de SCC sino el maravilloso grupo de chicas CLAMP y no estoy ganando nada por este y los otros capítulos así que no me demanden por favor.
El amor de una Rosa
Por: Tenshi Akire
Esa noche Tomoyo casi no pudo dormir en toda la noche, la preocupación por como estaría Sabrina la hacía despertar una y otra vez. A las 6 de la mañana ya dándose por vencida de que no iba a dormir esa noche se levantó de la cama y fue a la cocina. Aún no había despertado nadie así que decidió hacer el desayuno. Eriol había sido muy amable al dejarla pasar la noche ahí, eso era lo menos que podía hacer para agradecerle. Empezó por tomar unas cuantas de las naranjas y hacer una jarra de jugo de naranja.
-Ahora, ¿dónde estarán los huevos?- se dijo en voz alta empezando a revisar en los estantes
-¿Violeta?-dijo una voz a sus espaldas. Era Nakuru
-Oh, buenos días Nakuru-dijo Tomoyo tranquilizándose después del susto que le dio Nakuru
-Bue…buenos días. No quiero sonar mal pero, ¿qué haces aquí?-
-Mmmm… pues, es una larga historia-dijo entristecida al recordar los sucesos de la noche anterior
-Ya veo-dijo interpretando el silencio de la chica como algo que no le gustaba contar- Pues bueno, en ese caso déjame hacer el desayuno. El amo Eriol ya no tarda en despertar para irse al trabajo-
-Déjame ayudarte con el desayuno-
-Mmm… de acuerdo. Si quieres ve poniendo la mesa mientras yo lo cocino-
-De acuerdo-
Tomoyo fue al comedor y empezó a preparar la mesa mientras Nakuru preparaba el desayuno en la cocina. Mientras ponía la mesa Tomoyo se puso a pensar en qué debía de trabajar Eriol, bueno, algo era seguro, fuera lo que fuera debía ser muy importante tomando en cuenta la casa y los lujos que tenía.
-¡¡VIOLETA!-gritó una vocecita en la entrada del comedor
-Hola Christine. Te dije que vendría a jugar contigo, ¿recuerdas?-
-¡Si! Pero es que papá no me dijo que ibas a venid hoy-dijo la niña mientras iba corriendo hacia Tomoyo le daba un abrazo-Estoy muy feliz poque ya va a sed mi cumpleaños y entonces vas a pode venid-
-Eso creo pequeña-dijo Tomoyo solo para no hacer que la niña se entristeciera. La verdad era que era muy poco probable que lo que dijo la niña se cumpliera
-Christine, ¿dónde estas?-dijo una voz varonil desde las escaleras
-Dápido escóndeme-dijo Christine mientras se "escondía" detrás de Tomoyo
En eso Eriol entró al comedor ya cambiado con un traje negro y pretendiendo leer el periódico mientras volteaba a ver detrás de Tomoyo.
-Buenos días Violeta. ¿Haz visto a Christine?-dijo bajando un poco el periódico y guiñando un ojo para que ella siguiera el juego
-Mm… pues, creo que conozco a una pequeña niña con ese nombre pero no recuerdo como era -dijo Tomoyo y a sus espaldas se escuchó la risita de la niña
-Pues mira es una niña muy bonita y traviesa. Es así de alta, con cabello rojizo y ojos azules, ¿la haz visto?-dijo Eriol haciendo unas señas con sus manos
-Creo que no la he visto-dijo Tomoyo sonriendo. Este juego en verdad le estaba gustando
-Qué lástima, estaba buscándola para invitarla a la galería pero si no está…-
-¡PAPI AQUÍ ESTOY!-dijo la niña saliendo de detrás de Tomoyo
-Oh con que aquí estabas-dijo mientras se ponía de cuclillas a la altura de la niña- ¿Entonces si quieres ir a la galería hoy?-
-¿Y vas a pasad toda la mañana conmigo en la galería? ¿No vas a idte a tabajad hoy?-
-Esa es la idea pequeña-dijo cargando a la niña y sentándola en la mesa
-¡Ya está el desayuno!-dijo Nakuru saliendo de la cocina con el sartén en las manos-Christine hoy si vas a comerte todo sino no te daré postre en la comida-
-Pedo es que no me gustan los ofelets Nakudu-
-Para empezar son omelettes Christine y Nakuru tiene razón sino desayunas bien tampoco vas a ir a la galería conmigo-dijo Eriol mientras leía el periódico que traía en su mano
-Bueno ya me voy a comer los omfelets-dijo dándole un bocado a su omelette y tomando algo de jugo de naranja
Entonces Nakuru y Tomoyo regresaron a la cocina a desayunar dejando solos a Christine y Eriol desayunando.
-Papi, ¿puede venid Vi con nosotos a la galería? Ya acabé mi omfelet-preguntó la niña algo seria
La petición de la pequeña se le hizo algo extraña a Eriol, Christine era una niña muy amigable pero normalmente no se encariñaba mucho con la gente que acababa de conocer y menos con las mujeres excepto por Nakuru y sus "tías" como Sakura.
-Pues… si quieres, no veo porqué no. Pregúntale-dijo Eriol aún extrañado
-¡SI!- dijo la niña alegremente- Le voy a preguntar-
Mientras la niña salía del comedor Eriol empezó a leer el periódico. En cuanto lo abrió se quedó sin aliento, en verdad no estaba preparado para leer lo que decía:
Las Muertes de las Rosas
Anoche a las 2 de la madrugada un grupo de gente fue a la "Casa de las Rosas" como solía llamarse un prostíbulo muy popular y crearon una masacre. Aparentemente este grupo de personas se encargó de perseguir a las mujeres que trabajaban en ese lugar para después asesinar a sangre fría a las que llaman "las pecadoras destruye hogares".La policía está buscando pistas para encontrar a los asesino a pesar de que algunos vecinos se mostraron molestos por ello.
-Es un verdadero alivio poder saber que ahora nuestras hijas podrán salir a la calle sin que las confundan con una de esas mujerzuelas destructoras de hogares- comentó una de las mujeres que vivían cerca del lugar- Yo estoy segura que aún quedan muchas de esas sueltas en las calles. Deberían buscarlas no a quienes nos libraron de ellas-
La policía hasta ahora no ha dado ninguna declaración sobre lo sucedido solo piden que en caso que se encuentren con alguna de estas mujeres llame a la policía para hacerse cargo de la situación y esperan que pronto se encuentren a los responsables a pesar de lo que varios vecinos argumentan.
Eriol terminó de leer el artículo mientras veía las 2 fotos del periódico. En una de ellas aparecía una pequeña taberna con varios cuerpos tendidos y lo que parecía ser sangre por todo el lugar y en la otra lo que alguna vez hubiera sigo la Casa de las Rosas con policías y ambulancias sacando cuerpos del lugar. Eriol no lo podía creer, era por eso que Syaoran le había pedido que dejara a Violeta quedarse con él, pero, ¿ahora que? No tenía a donde volver.
-Papi dile que es cierto que ella puede venir-dijo Christine sacando de sus pensamientos a Eriol quién al oír la voz cerró pronto el periódico. Detrás de Christine estaba Violeta quién al parecer había sido arrastrada por la pequeña.
-¿Eh? A si claro que puede venir- dijo Eriol tratando de sonar tranquilo- Christine, ¿por qué no vas con Nakuru a que te cambie?-
-Bueno papá- dijo la niña saliendo del comedor
-Je, je. Muchas gracias por la invitación pero no creo que sea lo más apropiado que yo vaya. Si no le molesta iré a terminar de arreglar los cuartos-
-Espera Violeta, tengo que hablar contigo de algo importante- dijo Eriol deteniendo a la chica de salir de la habitación-Siéntate-
-Claro, ¿de que quiere hablar?-dijo algo nerviosa la chica por la actitud de Eriol
-Creí que habíamos quedado en tutearnos Violeta. Bueno ese no es el punto, escucha, ya me enteré de lo que pasó anoche por el periódico pero quisiera saber tú versión de la historia-
-Ya veo-dijo algo seria Tomoyo. Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas en el momento que volvió a hablar- Pues, lo que pasó es que como cualquier otra noche todas empezamos a trabajar como si nada pasara. Anoche…anoche un hombre fue y me llevo…mientras estaba…mientras él…-
-Lo entiendo no tienes que decir eso si quieres-
-Gracias. Pues en eso se empezaron a sonar disparos de pistolas afuera. Ambos nos asustamos pero logramos escapar. Cuando pude ver que había pasado ya había mucha gente afuera del bar y solo vi la sangre. Me asusté mucho... -La voz de Tomoyo había estado temblorosa desde que empezó a hablar y las lágrimas ya estaban empezando a salir- Entonces fui a la casa y me encontré que ya habían ido ahí. Pude salvarme pero…pero…-
-Tranquila. Aquí estarás segura- dijo Eriol tratando de calmar a la joven-No te preocupes, si quieres puedes quedarte aquí el tiempo que necesites-
-¡No! Yo no podría. No quiero causarles molestias. Además…-
-No es molestia. Mira, ¿que tal si te propongo un trato?-
-En serio. No gracias. Yo me las arreglaré-dijo Tomoyo aún sabiendo a lo que se arriesgaba
-Mira, ahora no estas en posición de rechazarlo. Sabes tan bien como yo que la situación es muy difícil en estos momentos. Mira te propongo algo, Nakuru necesita ayuda en la casa así que tú ayudarás en la casa y cuidando a Christine y a cambio puedes quedarte a vivir aquí y claro que recibirás una paga-dijo Eriol serio pero tratando de sonar lo mas comprensible posible
- Es muy amable pero…-empezó a decir Tomoyo
-Como no dijiste no lo tomaré como un sí. Ahora Violeta…-
-Tomoyo…Mi nombre es Tomoyo-dijo tímidamente mientras interrumpía a Eriol
-Sabes, tienes un lindo nombre, entonces Tomoyo ve a arreglarte para ir a la galería. Míralo como tu primer trabajo de niñera de Christine y no me digas que no irás porque eso pondrá muy triste a la pequeña-
-De acuerdo, pero aún así, no puedo ir. No tengo ni siquiera que ponerme-
-Yo te veo bien. Vamos, si quieres ve a peinarte y en seguida nos iremos-
-De acuerdo-dijo dándose por vencida-Ahora me retiro-dijo levantándose de la mesa pero antes de salir se detuvo por un momento y volteó a ver a Eriol-Muchas gracias-
Mientras Eriol se levantaba de la mesa sintió una mirada sobre él. Al ver por una ventana vio como Nakuru estaba asomándose por ella.
-Entonces ahora ya lo sabes todo-dijo Eriol mientras Nakuru abría la puerta de la cocina
-Si. A decir verdad es una lástima lo que le pasó a esa pequeña y a sus compañeras. Como yo lo veo ellas no eran las que destruían familias sino los hombres que iban aún teniendo una mujer y familia que los esperaban en casa. En París no hay mujerzuelas solo muchas chicas que tuvieron la mala suerte, nadie nace siendo esto, son las circunstancias de la vida las que crean esto-
-Entonces, ¿crees qué estuvo bien lo que hice?-
-Eriol, yo he estado trabajando aquí desde antes que naciera la pequeña Christine, prácticamente desde que saliste de la casa de tus padres, y algo que he aprendido es que tú eres muy bondadoso con la gente y eso hace que la gente cambie. Mírame a mí por ejemplo, yo antes vivía prácticamente en la calle hasta que tú me ofreciste hogar y un trabajo decente. Todos merecemos una segunda oportunidad aún cuando muy pocos las den-dijo seria Nakuru, no le gustaba mucho recordar su pasado
-Sabes Nakuru, a veces me pregunto si tú eres una consejera o una ama de llaves-
-Supongo que un poco de ambos-dijo recuperando su sonrisa alegre- Ahora si me disculpas voy a terminar de cambiar a la pequeña-
Mientras salía del comedor en dirección a la habitación de Christine. Mientras pasaba por el corredor se puso a pensar en la situación de Tomoyo y recordó un poco de su pasado. Ella sabía muy bien lo que era sufrir en las calles. Su familia había estado al servicio de la familia Blain por varias generaciones y a ella le había tocado ver como maltrataban a sus padres y a ella la trataban como un perro convirtiéndola en una niña muy temerosa y solía deprimirse mucho hasta el punto donde ella había intentado matarse mas de una vez. Por fin a los 16 años huyó de ahí. Pasó un mal tiempo viviendo en la calle hasta que un día Eriol la encontró y le ofreció trabajo. Desde entonces todo cambió, desde su personalidad hasta su forma de ver la vida. Ahora tenía un sueño por cumplir y aprendió a sonreír y ser feliz.
-¿Nakudu poque estás tiste?-dijo una vocecita sacando de sus pensamientos a Nakuru
-No estoy triste solo pensaba en algo. Vamos a cambiarte pronto para que tu papi te lleve pronto a la galería-dijo Nakuru llevando a Christine a su habitación.
Pronto Christine, Erio y Tomoyo estaban saliendo de la casa rumbo a la galería. En el camino a esta Christine se la pasó explicándole sobre todas las cosas que vería en la galería a Tomoyo quien en verdad estaba fascinada y emocionada con la explicación de la pequeña, era la primera vez que iba a alguna galería o algún otro lugar así. Al llegar Eriol se bajó y ayudo a Tomoyo y a Christine a bajar del coche. Al ver el majestuoso lugar en el que estaban Tomoyo quedó boquiabierta. Frente a la galería un enorme jardín lleno de plantas verdes y coloridas flores y al fondo de este estaba un enorme edificio con apariencia imponente.
-¡Vi ven conmigo! Vamos a jugad en los jadines un dato-
-¿Pero que hay de tu papá?-
-Por mi está bien. Venimos a divertirnos después de todo-dijo Eriol sonriéndole a Tomoyo y a su hija- Es mas. ¿Qué te parece que ustedes se escondan y yo las encuentro?-
-Sí. Me encantan las escondidas papi-dijo Christine emocionada
-Bueno entonces empezaré a contar con los ojos cerrados. 100…99-
-Ven Vi acompáñame-dijo Christine jalando a Tomoyo al jardín
Mientras la pequeña llevaba a Tomoyo a su escondite, Tomoyo pudo sentir como varias miradas de reproche se le quedaban fijas. Finalmente llegaron al famoso escondite detrás de unos arbustos altos y junto a una banca de mármol. Mientras Tomoyo y Christine estaban escondidas ahí Tomoyo escuchó a unas mujeres cerca y una de las voces se le hizo conocida. Al voltear a ver quien era se le heló la sangre al encontrarse con Madame. A pesar de seguir portando sus enormes joyas se le notaba algo sucia y descuidada, seguramente ella logró escapar en la confusión de anoche pero no había podido llevarse nada consigo. Por alguna razón al verla Tomoyo la llamo en susurro sin darse cuenta pero fue mas que suficiente para que Madame la escuchara.
-Vaya, vaya. Por lo visto no perdí a todas mis chicas anoche. Ven conmigo-dijo Madame con ironía en su voz mientras tomaba a Tomoyo de su brazo y la obligó a levantarse con un fuerte jalón.
-¡Suélteme!-dijo Tomoyo tratando de soltarse de las manos de Madame pero solo lograba lastimarse mas con las uñas de esta que se encajaban cada vez mas en su piel-¡Suélteme, me duele! ¿Qué quiere?-
-¿¡Y todavía te atreves a preguntar? ¿Recuerdas nuestro contrato? Tú me perteneces, no tengo que darte explicaciones de nada-
-¡Suelte a Vi!-dijo Christine gritándole a Madame al ver como trataba a Tomoyo
-¡Cállate mocosa si sabes lo que te conviene!-
-Si se quiede llevar a Vi me llevadá a mi también-
-No Christine. Vete con tu papi-dijo Tomoyo algo firme a Christine, no quería involucrarla o que ella se enterara de lo que ella en realidad era- Y usted suélteme, no tiene derecho a hacerme esto o tratarme así. Si perdió su "negocio" lo tenía bien merecido por tratarnos como lo hacía-
-¡Cállate perra!-dijo golpeando a Tomoyo en la cara- Tú aún me perteneces. Si no fuera por mí ya estarías muerta en alguna alcantarilla como la basura que eres-
Christine empezó a llorar al ver como esa vieja mujer empezaba a golpear a Tomoyo en la cara mientras Tomoyo le seguía repitiendo que fuera con su papa. Christine asustada por la escena salió corriendo de ahí.
-¿Ahora lo entiendes? A mi no me vas a volver a faltar el respeto así a menos que quieras recibir mas azotes-
Fue hasta que Christine salió corriendo que un hombre se acercó a las mujeres y detuvieron a Madame de seguir golpeando a Tomoyo quien ya estaba en el suelo.
-¡Señora cálmese!-dijo el joven aún agarrando a Madame- ¡Si no deja de forcejear llamaré a la policía!-
En ese momento Madame dejó de forcejear y se alejó de ahí, pero antes de irse volteó a ver a Tomoyo y se prometió venganza de lo que había pasado esa mañana.
-¿Se encuentra bien señorita?-dijo el joven ofreciéndole su mano a Tomoyo para que se levantara
-Si. Muchas gracias por ayudarme- dijo aceptando la mano
-Mi nombre es Julien Leclerc, ¿cuál es el suyo?-dijo el joven
-Mi nombre es Tomoyo-dijo mientras el joven le besaba la mano haciendo que ella se sonrojara. No lo había notado hasta que se presentaron, ese joven era muy bien parecido, era alto, esbelto y tenía cabello castaño claro y ojos color miel.
-Entonces señorita Tomoyo espero nos podamos volver-dijo Julien sonriendo-¿Puedo preguntar donde es que vive? Vengo aquí muy seguido y nunca la había visto antes-
-Pues verá eso es porque nunca había venido. Verá yo ahora mismo me estoy quedando en la mansión…-
-¡TOMOYO!-gritó Eriol mientras se acercaba al lugar-¿Estas bien?-
-Le dije a papi de la señoda mala que te pego-dijo Christine desde los brazos de su padre
-Estoy bien Eriol, gracias. Te presento a quién me ayudo, su nombre es Julien Leclerc, Julien él es Eriol Hiragisawa-
-Mucho gusto-dijo Julien dándole la mano a Eriol. Por alguna razón este se le quedaba viendo a Eriol con un toque de envidia.
-El gusto es mío. Muchas gracias por haber ayudado a… mi prima-dijo Eriol improvisando una excusa- Acaba de llegar al país así de un viaje así que es la primera vez que la traigo aquí-
-Oh ya veo, entonces es su prima. Bueno me retiro, fue un placer conocerlos. Adiós-dijo Julien mientras se alejaba con una sonrisa de triunfo en su cara.
Después de que Julien se hubiera ido Eriol, Christine y Tomoyo se dirigieron a la galería. Al entras Tomoyo se quedó totalmente embobada con lo elegante y hermoso del lugar. Mientras iban pasando por las obras Eriol notó que Tomoyo parecía una niña pequeña. Las veía como un niño en una dulcería esperando poder tomar los dulces entre sus manos. Estuvieron paseando por horas hasta que ya empezaba a anochecer. Al salir de la galería Tomoyo notó de nuevo las miradas de la gente que pasaba junto a ellos.
-¿Tomoio, me cargas?-dijo Christine sacando de sus pensamientos a la amatista
-Si claro. Pero te advierto que dudo poder cargarte todo el camino-dijo levantando a la niña
-¿Te divertiste hoy?-preguntó Eriol a la pequeña
-Si papi. Me divertí mucho. Solo no me gusto cuando la señoda mala le pegó a Tomoio-
-Que bueno que te divertiste amor. ¿Y tu te divertiste Tomoyo?-
-Si, fue muy divertido, gracias por invitarme-
-No fue problema. Parece que Christine ya se está durmiendo, si quieres yo la cargo-dijo Eriol tomando a la pequeña en sus brazos
-Gracias-
Mientras Tomoyo, Eriol y Christine se acercaban al coche alguien a lo lejos observaba la escena y miraba con algo de odio a Eriol.
-Ya está todo listo para irnos-dijo un hombre
-Si-dijo otro hombre mientras subía al coche-Prima, si claro, esto no se quedará así. Tú serás mía-se prometió mientras se alejaban de la galería
-¿Pasa algo Eriol te pusiste muy serio de repente?-dijo Tomoyo preocupada al ver que el joven ponía cara muy seria
-No es nada. Sentí como si alguien me estuviera viendo es todo. Será mejor que ya nos vayamos, esta niña pesa más dormida que despierta-
-De acuerdo-dijo mientras subía al coche seguida por Eriol con Christine en brazos.
