El amor de una Rosa
Por: Tenshi Akire
Dentro del coche Tomoyo miraba por la ventana y no podía evitar pensar en su hermana, en como estaría. La preocupación de Tomoyo era muy evidente e hizo que Eriol la notara.
-¿Estás bien Tomoyo, te noto algo preocupada-
-Es que…No, no es nada-mintió la chica fingiendo una sonrisa, Eriol ya había sido muy amable con haberla dejado quedarse, no quería causarle mas molestias
-¿Segura?-dijo Erio aún algo desconfiado de la sonrisa de la amatista- Sabes, no eres buena mintiendo. Dime que pasa-
-Es que ya haz sido muy amable conmigo y la verdad no quiero ser una molestia más grande de la que yo soy. No es nada importante, en verdad-
-Como quieras-dijo Eriol algo enojado
Tomoyo pudo notar el enojo en la voz de Eriol y decidió guardar silencio en el resto del camino. Tal vez mañana ella podría pedirle permiso a Eriol de ir a ver como seguía su hermana y si el aceptaba entonces mañana la iría a ver… ¿pero y si decía que no?
-Tomoio, awww, ¿podqué estas tiste?-dijo una adormilada Christine desde los brazos de su padre
-No es nada pequeña. Vuelve a dormirte ya casi llegamos-dijo Tomoyo a l apequeña quien se volvió a quedar dormida
-Ves, no soy el único que lo nota. Dime, ¿qué tienes?-
-Pues, verás, mi hermana fue herida anoche y me preguntaba como estaría-dijo Tomoyo algo avergonzada, sentía que estaba abusando de la bondad de Eriol
-¿Y tenias pena de preguntar si podrías ir a verla verdad?- dijo Erio a lo que Tomoyo solo asintió con la cabeza-Pues entonces si quieres ve a verla. Escucha, sé lo que es tener un hermano o hermana y honestamente hay que aprovecharlos mientras uno los tenga. Vamos, te llevaré al hospital. ¿Dime en cuál esta?-
-Sa…Saint Renaï-
-De acuerdo-
Eriol abrió una pequeña ventana que el coche tenía y lo comunicaba al chofer. Mientras Eriol le daba las instrucciones al chofer Tomoyo se quedó por unos momentos viendo al hombre que tenía frente a ella. Que equivocada estaba cuando la primera vez que lo vio pensó que era un mal hombre. En ese coche estaba un increíble ser humano. Era un padre el cual daría todo por su hija, un hombre que ya había demostrado de más de una forma que era alguien realmente bondadoso y generoso. Cualquiera se hubiera aprovechado de ella la noche en que se conocieron y probablemente nadie la hubiera dejado quedarse en su hogar tomando en cuenta de donde provenía y aún así él lo había hecho. Le había devuelto un techo y un trabajo decente donde ahora podía aspirar a algo más en la vida a ser solo un objeto de diversión de hombres pervertidos.
-Eriol…muchas gracias-susurro Tomoyo al pensar en que a pesar de haberlo conocido por poco tiempo ella le debía mucho a ese hombre
-¿Dijiste algo Tomoyo? No te escuche-dijo Eriol regresando a su asiento
-Ehmm, no nada-dijo Tomoyo sonriendo
-Si tú lo dices. Por cierto, si quieres quedarte esta noche con tu hermana para que no estés tan nerviosa-
-¿En serio?-dijo Tomoyo sin poder creerlo pero entonces el remordimiento la lleno- No, mira, con el simple hecho de que me dejes ir es mas que suficiente, y no me tienen que esperar, Christine necesita llegar a dormir a su cama. Prometo que no llegaré muy tarde-
-De acuerdo. Mira ya casi llegamos-
Al llegar al hospital Tomoyo bajó del coche se dirigió a la recepción. Mientras entraba Tomoyo creyó escuchar una voz que la llamaba lo cual se le hizo extraño pero al escuchar esa voz por segunda vez volteo, era Agatha la cocinera. Al verla Tomoyo notó que la pobre mujer parecía haber estado llorando mucho
-¿Agatha? ¿Qué haces aquí? ¿Qué pasó?-preguntó Tomoyo angustiada
-Es Cornelia…ella…ella…-empezó a decir con voz entrecortada pero las palabras no salían
-¿¡Qué le pasó a Cornelia?- Tomoyo entonces se sintió muy culpable, había estado tan ocupada pensando en su hermana y en sí misma que no había pensado en las otras chicas
-Señora, ya puede pasar-dijo una enfermera acercándose a Agatha quien seguía llorando
Agatha abrazó a Tomoyo y siguió a la enfermera dejando a Tomoyo sola. Unas enfermeras pasaron frente a Tomoyo hablando y esta pudo escuchar como una de ellas decía.
-Pobre mujer, perdió a su hija y tan joven que la chica era-
-Disculpe-dijo Tomoyo deteniendo a la enfermera-¿Sabe usted qué pasó con Agatha y Cornelia?-
-Oh…Lo siento no puedo darle esa información más que a los familiares…-
-Por favor señorita, es importante. Yo conozco a esas personas-
-Pues… verá, la joven Cornelia acaba de fallecer. Discúlpeme señorita tengo que retirarme-
Tomoyo sintió como si le hubieran echado un balde de agua fría. Imágenes de su tiempo en la Casa de las Rosas llegaron como una película a la mente de Tomoyo. Cornelia había sido una gran amiga suya y de Sabrina, casi como su otra hermana y Agatha había sido como una madre para ellas hasta cierto punto. Entonces Tomoyo recordó cuando conoció a Cornelia y Agatha.
Flash Back
-Hola, ¿cómo se llaman?-dijo una niña de 11 años acercándose a las nuevas
-Mi nombre es Sabrina y ella es mi hermana menor Tomoyo-
-¿Hermanas?-
-Si-dijo Tomoyo tímidamente tomando la mano de Sabrina
-Mucho gusto, mi nombre es Cornelia-dijo la niña sonriéndoles- Vengan las llevaré a donde dormimos. No es muy lujoso pero casi no hay goteras y Agatha es muy buena con nosotras-
-¿Agatha? ¿Es ella la dueña de la mansión?-preguntó Sabrina
-Oh no, ella es la cocinera pero ella es como una madre para nosotras. Verás, yo no tengo mamá o papá u Agatha es quien me ha cuidado desde que llegué. Estoy segura que se alegrará de conocerlas-
-Nosotras tampoco tenemos papá o mamá…y nuestro abuelo…-dijo la pequeña Tomoyo a punto de llorar
-No llores pequeña, sino tu abuelito se pondrá triste-dijo Cornelia poniendo en cuclillas a la estatura de la niña-Te diré un secreto pero no se lo digas pero tienes que prometer que no llorarás… ¿aceptas?-
-¿Cuál?-dijo Tomoyo aún algo llorosa
-Mira, aunque tus papas o seres queridos no estén aquí en la Tierra con uno, eso no quiere decir que ya se fueron y no nos escuchan y cuidan. Una vez yo conocí a una mujer que podía hacer magia buena y me enseñó un hechizo para poder hablar con quienes ya no están aquí-
-¿En serio? ¿Y si funciona?-
-Caro que si, yo lo hago todo el tiempo y sé que mis papas me escuchan en el cielo. Mira cierra lo ojos y nos los abras hasta terminar. Ahora junta tus manos y piensa mucho en esa persona que quieres… ¿lista? Ahora cuéntale lo que quieras y verás que te escucha y si tú también pones atención estoy segura que lo escucharás responderte, sonreír o consolarte. A veces no te lo dicen con palabras pero uno siente muy bonito cuando hace eso porque uno sabe que te escuchan…-
-Mentirosa. Eso no se puede…Mi abuelo ya murió, ¿cómo voy a escucharlo si ya no está vivo?-
-Pues ya te dije que es magia y si no lo intentas no lo escucharás… Mira inténtalo, sino funciona entonces podrás llamarme mentirosa si quieres-
-Esta bien- dijo Tomoyo cerrando sus ojos
-Bien ahora junta tus manos y piensa en los momentos felices con tu abuelito…Ahora dile lo que quieras, si quieres puedes solo pensarlo y él como quiera te va a escuchar-
La pequeña Tomoyo se quedó un momento en silencio con sus manos juntas pensando en su abuelito. Después de unos momentos la niña abrió los ojos y una sonrisa estaba en su rostro. Una sonrisa que Sabrina no había visto en un buen tiempo. Al ver la sonrisa en el rostro de su pequeña hermana unas pequeñas lágrimas se le escaparon a Sabrina.
-¡Es verdad! ¡Pude escuchar la risa de mi abuelito! Tenías razón Cornelia, nuestro abuelito nos está cuidando…Sabrina inténtalo, de verdad se siente muy bonito… ¿Sabrina por qué lloras?-
-No por nada pequeña Tomoyo-dijo abrazando a su hermanita
-No llores por favor, sino abuelito se pondrá triste-dijo Tomoyo abrazando a Sabrina- Además yo te voy a cuidar así como tu me cuidas a mí-
-Tienes razón-dijo Sabrina secándose las lágrimas- Ven, vamos con Cornelia a ver el lugar, ¿si?-
-Claro, síganme-dijo Cornelia alegremente
-¿Y sabes algunos otros trucos de magia Cornelia?-
-Uno que otro más pero si quieres saberlos tendrás que portarte bien y tal vez te los diga
-Prometo que me portaré bien… Cornelia… ¿Tú no extrañas a tus papas?-
-Claro que los extraño pero yo siempre hablo con ellos y como quiera yo tengo no solo 1 sino 2 mamas que me cuidan y quiere-
-¿Tienes dos mamas?-
-Si, vengan se las presentaré. ¡Agatha!...
A partir de ese momento Cornelia se convirtió en la primera y mejor amiga que las hermanas habían tenido jamás. Se volvieron casi inseparables ellas tres y Agatha fue hasta cierto punto como una madre para ellas. Agatha era una mujer muy bondadosa y dulce con ellas pero eso no significaba que como cualquier otra madre, a veces regañaba a las chicas. Todas, en especial Cornelia, empezaron a ver a Agatha hasta cierto punto como a su madre y puesto que ni Tomoyo ni Sabrina habían nunca tenido una figura materna esa fue la primera vez que sintieron, después de la muerte de su abuelo, como que tenían a alguien que las cuidaba y quería como su familia.
-Cornelia ven te tenemos una sorpresa-dijo una Tomoyo de 15 años llamando a su amiga
-¿Qué es? ¿Por qué no puedo ver?-dijo Cornelia siendo llevada por sus amigas a algún lugar
-Porque si vieras ya no sería sorpresa-dijo Sabrina cubriéndole los ojos a su amiga
-¿Y falta mucho?-
-No mucho…Ahora puedes ver-dijo Sabrina descubriéndole los ojos
-¿Pero que…-
-¡FELICIDADES!- gritaron Tomoyo, Sabrina y Agatha al mismo tiempo
-¡Feliz cumpleaños Cornelia! Mira entre todas ahorramos y te compramos un pastel-dijo Tomoyo mostrándole el pastel
-No…no tenían que hacer esto. Les ha de haber costado una fortuna…yo- dijo Cornelia con la voz entrecortada
-Tonterías, el dinero no importa. Además, no todos los días uno cumple 18 años-dijo Agatha sonriéndole a Cornelia
-Gracias-dijo Cornelia secándose las lágrimas
-Bien ahora sopla las velas y pide tu deseo-dijo Tomoyo poniendo el pastel frente a Cornelia
-¿Veamos que pediré?... Mmm… ya sé-dijo Cornelia acercándose al pastel "Deseo…Deseo que algún día Sabrina y Tomoyo tengan un mejor futuro fuera de aquí y pueda pagarle a Agatha y a las chicas el cariño que me han dado"
-¿Ya?-preguntó Tomoyo ansiosa mientras Cornelia asentía con la cabeza- Ahora sopla las velas-
-Listo… ¡A comer pastel!-dijo Cornelia sonriendo
-¡Si!-
Fin del Flash back
-Cornelia-dijo Tomoyo abrazándose mientras caía al suelo de rodillas. Sin darse cuenta unas lágrimas empezaron a salir de sus ojos y correr por sus mejillas. Entonces Tomoyo juntó sus manos y pensó en los momentos felices con su amiga…pensó en la sonrisa en la cara de su amiga que tantas veces había visto pero nunca había apreciado tanto como en ese momento. Pensó en las veces en las que ellas habían sido felices y tal y como le enseñó Cornelia de dijo en su mente -"Amiga…donde quiera que eses ahora, espero que hayas encontrado la paz…yo siempre te llevaré en mi corazón y sé que otras personas también lo harán…espero algún día poder encontrarme de nuevo contigo en el cielo para poder platicar y sonreír como lo hacíamos antes. Por favor…cuídate mucho Cornelia…te extrañaremos pero prometo que no lloraré…te lo prometo"-
Tomoyo se levantó y secó las lágrimas mientras caminaba en dirección al escritorio de información.
-Buenas noches…vengo a ver a una joven, su nombre es Sabrina, la trajeron ayer-dijo Tomoyo aún con la voz algo temblorosa a la enfermera
-¿Está bien señorita?-preguntó la enfermera al notar a Tomoyo llorosa y pálida
-Si, es solo que me enteré de que una amiga acaba de fallecer-
-Oh, lo siento. ¿Usted es familiar de la paciente?- preguntó la enfermera a lo que Tomoyo solo asintió con la cabeza- Mire, el doctor que acaba de pasar es quién está atendiéndola. Es el de cabello castaño, si quiere la acompaño-
-Si no es molestia-
-De acuerdo, sígame-
Tomoyo siguió a la enfermera quién la llevo a una habitación donde había cerca de 4 o 5 camas con gente enferma en cada una de ellas. Al llegar al final encontró a Sabrina recostada en la última cama y a un doctor junto a ella. Tomoyo no le vio la cara ya que estaba dándoles la espalda pero eso no le importó mucho, ella estaba más preocupada en saber como seguía su hermana.
-Doctor, la señorita dice ser familiar de la paciente-dijo la enfermera llamando la atención del doctor
-Oh, perfecto, necesito unos datos de la paciente…-dijo el doctor volteando.
-Bueno, me retiro doctor-dijo la enfermera yéndose de ahí
Al verse la cara el doctor y Tomoyo se quedaron algo sorprendidos. El doctor era nada más y nada menos que Julien Leclerc.
-Hola de nuevo… ¿Tú eres el doctor de mi hermana?-preguntó Tomoyo algo sonrojada al recordad su encuentro de esa tarde
-Eso parece… -dijo Julien un poco sorprendido de ver a Tomoyo tan pronto
-¿Cómo sigue mi hermana? dijo Tomoyo acercándose a la cama de su hermana
-Pues está estable aunque es un milagro que esté así. Perdió mucha sangre pero creo que se recuperará pronto. Ahora no creo que sea un buen momento para hablar con ella a de estar muy cansada-
-Ya veo…Escucha, yo no soy alguien que tenga mucho dinero, pero prometo que pagaré las cuentas-metió la mano a uno de sus bolsillos y sacó unas cuantas monedas que había guardado de la noche anterior- Esto es lo único que tengo por ahora pero prometo que pagaré todo-
-No te preocupes por el dinero. Mira, si no tienes para pagar las cuentas médicas no importa, yo me encargaré y puedes pagar cuando tengas el dinero-
-¿En serio? Muchas gracias-dijo sonriéndole a Julien
-No hay de que…Sabes, te vez mejor con una sonrisa en tu rostro… ¿Estabas llorando hace rato verdad?-preguntó Julien algo preocupado
-Pues… si lo estaba…me acabo de enterar que una amiga muy querida falleció-
-Oh…lo siento…si hay algo que pueda hacer para…-
-No, estoy bien gracias, ya me has ayudado suficiente con lo de mi hermana y en verdad te lo agradezco-
-No hay de que. Si me disculpas tengo que revisar a otros pacientes, con permiso-dijo Julien mientras se alejaba de ahí
Una vez que Julien se había ido Tomoyo se acercó una silla y se sentó junto a su hermana. El ver a Sabrina ahí de indefensa y débil hizo que a Tomoyo le naciera un remordimiento. Solo de imaginas que hubiera pasado de haber llegado un poco mas tarde y la conciencia no la dejaba descansar, pudo haber perdido a su hermana en un instante y sin embargo ahí estaba junto a su ella.
-Es verdad lo que dicen… Uno no aprecia lo que tiene hasta que casi lo pierde-susurro Tomoyo mientras tomaba la mano tibia de su hermana
-¿To…Tomoyo…eres tu?-dijo Sabrina despertando
-Si… No te esfuerces demasiado, solo vine a ver como estabas-
-Estoy bien-dijo sonriéndole a su hermana mientras se soltaba de la mano de Tomoyo y acariciaba su rostro- Sabes, lo que dijo el doctor es verdad, te vez mas bonita con una sonrisa…Tomoyo yo…quiero disculparme-
-¿Disculparte?-
-Si, por haberte dicho esas cosas tan horrendas, no se qué me paso…-
-No Sabrina-interrumpió Tomoyo- Yo soy quien debe disculparse…nunca debí decirte lo que dije… Lo siento-
Ambas hermanas se quedaron conversando un rato hasta que una de las enfermeras fue por Tomoyo ya que la hora de vistas había terminado.
-Buenas noches señorita-dijo la enfermera a Tomoyo
-Buenas noches-dijo Tomoyo alejándose de la entrada del hospital
-Hey Tomoyo-gritó una voz varonil llamando la atención de la chica. A pesar de la poca luz que había Tomoyo pudo ver el sonrojo en las mejillas de Julien- Yo…mmm… me, me preguntaba si quisieras, solo si quieres…pues…que si quieras que te acompañe a tu casa-siguió Julien nervioso
-Muchas gracias pero no quisiera ser una molestia-
-¡No! No es molestia en verdad… Insisto, no es seguro para una chica tan linda como tu estas sola en las calles de una cuidad tan peligrosa de noche-
-Je,je pues… bueno… esta bien-aceptó Tomoyo sintiendo como se sonrojaba
Julien a pesar de seguir sonrojado le ofreció el brazo a Tomoyo quien lo acepto algo avergonzada. Mientras caminaban por las calles ambos iban conversando como viejos amigos que se acabaran de reencontrar. Hablaron de lo que les gustaba y Julien le contó a Tomoyo que él venía de una familia de médicos y por eso era doctor y que aunque él en realidad quería ser pianista su sueño no se cumplió por los deseos de sus padres y poco a poco se fueron conociendo. Si cualquiera los hubiera visto hubiera pensado que eran una joven pareja, y de hecho no faltaba quien si pensara eso.
-Señor, ¿quiere una rosa para su novia?-preguntó la anciana acercándose a Julien
-Nosotros no somos…-dijeron los dos al mismo tiempo sonrojándose de nuevo
-Aún así le regalo esta flor…no importa lo que digan usted y su novia hacen una linda pareja-
-Gracias-dijo Julien sonrojado al máximo haciendo que Tomoyo riera-Je,je toma. Después de todo la flor era para ti-
-Gracias-
Tomoyo tomó la flor entre sus manos mientras caminaba. Pronto llegaron a la mansión Hiragisawa, como no quería despertar a nadie Tomoyo decidió entrar por la puerta de servicio de la cocina mientras Julien la seguía.
-Pues…Buenas noches-dijo Julien sonrojado
-Buenas noches-dijo Tomoyo.
Por un momento se quedaron en silencio hasta que Tomoyo se acercó un poco a Julien y parándose en las puntas de sus dedos le dio un beso en la mejilla.
-Gracias por la rosa-susurró Tomoyo avergonzada dándose cuenta de lo que acababa de hacer
-No… no hay de qué-dijo Julien reaccionando mientras se tocaba la mejilla que Tomoyo había besado
-Adiós-dijo Tomoyo mientras entraba rápido por la puerta de servicio. Mientras la puerta se cerraba detrás de ella una extraña sensación la embargó. Era un sentimiento muy extraño y que no había sentido antes nunca… era como si una gran alegría se apoderara de su cuerpo. Tomoyo se quedó viendo a la rosa que estaba en sus manos. Con cuidado de no maltratarla la abrazó mientras la voz de Julien sonaba en su mente de nuevo. Su aroma, su sonrisa, su voz… por alguna razón ella empezaba a extrañar eso y no habían pasado ni 10 minutos de que lo había visto.
-¿Qué te está pasado Tomoyo? No puede ser que te estés enamorando de este hombre que apenas y conoces… ¿o si?- se preguntó Tomoyo mientras iba a su habitación
