Mientras subía las escaleras un extraño ruido llamó su atención…era el piano. Lentamente se acercó a donde escuchaba la melodía esperado saber quién era quien tocaba el piano tan hermosamente. Tratando de ser lo menos ruidosa posible, ella se acercó a la puerta entreabierta desde donde provenía la música. Al ver dentro Tomoyo no pudo creer lo que veía. Ahí estaba Eriol sentado alumbrado solo por la luz de una vela. Era una imagen muy hermosa y romántica hasta cierto punto.
Lentamente Tomoyo cerró los ojos y se dejó llevar por la música. Sin darse cuenta ella se estaba quedando dormida en el pasillo arrullada por la música pero justo en ese momento la música paró de repente. Tomoyo abrió los ojos para ver que era lo que había pasado y vio a Eriol sentado algo encorvado.
-Kaho…-susurró Eriol lo suficientemente fuerte para que ella lo escuchara. Unas pequeñas lágrimas empezaron a correr por las mejillas del joven mientras el se quedaba estático en esa posición
Detrás de la puerta Tomoyo se quedó estática por un momento al ver al joven llorando pero entonces algo la sacó de sus pensamientos. Una mano varonil se posó en su hombro haciendo que la joven.
-Sh, no hagas ruido-dijo la voz de un joven mientras le tapaba la boca a Tomoyo- Te soltaré pero solo si prometes que no vas a gritar. No soy nadie malo pero no puedo darme el lujo de que Eriol sepa que lo estuve espiando…ahora que lo pienso tu tampoco…a menos que seas su…-
En ese momento la puerta se abrió y Tomoyo sin previo aviso se lanzó a Eriol haciendo que este cayera sentado en el suelo mientras ella lo abrazaba.
-Eriol…ayúdame…ese hombre…-dijo Tomoyo con voz temblorosa aún abrazado a Eriol pero al notar esto ella se separó de él sumamente sonrojada
-Buenas noches Eriol, veo que ya tienes novia nueva-dijo el joven sonriente
-¡Harold que haces aquí?-dijo Eriol con tono de sorpresa
-Pues resulta que decidí venir a pasar unos días con mi hermano favorito y pues como tengo llave de la puerta entré. Por cierto, lo siento señorita, creo que no me he presentado. Mi nombre es Harold Hiragisawa soy el hermano semi-perdido del aquí presente, mucho gusto-
-¿Her…hermano?-dijo Tomoyo sorprendida por ello, ahora que lo veía bien, era cierto que tenían ciertos rasgos parecidos como el color de ojos y cabello sin embargo él tenía la tez mas bronceada que Eriol y con diferentes rasgos en su cara.
-Así es, mucho gusto y usted es…-
-Tomoyo-
-Mucho gusto Tomoyo-dijo educadamente Harold
-Harold, no es que me moleste pero¿qué haces aquí?-
-¡Increíble¡Así tratas a tu hermano después de año y medio de no verlo!-dijo pretendiendo haberse ofendido. Tomoyo al ver las caras que hacía solo pudo sonreír tímidamente- En fin, creo que me voy a dormir…buenas noches hermanito…por cierto, ustedes tórtolos no se queden despiertos tan tardeo sino tendré mas sobrinos pronto…
-¡HAROLD¡En verdad no has cambiado nada, sigues igual de mal pensado que siempre!-dijo eriol algo decepcionado por la actitud de su hermano- La señorita Tomoyo es la niñera de Christine-
-Ooh, ya veo…Entonces no te molestaría si la llevo a cenar conmigo alguna vez o algo así ¿no?-
-¡HAROLD!-dijo Eriol enojado pero pronto cobró una expresión burlona -Además no sabemos que pensaría Nakuru si haces eso¿verdad?-
-Tú sabes que mi Nakuru es la única mujer para mi Eriol. Bueno, ha sido una larga noche, me retiro señorita, fue un placer conocerla. Hasta mañana-dijo Harold besando la mano de Tomoyo-Buenas noches Tomoyo-
-Buenas noches-dijo la joven sumamente sonrojada
-Tomoyo si quieres puedes irte a dormir. Yo llevaré a mi hermano a la otra habitación de huéspedes-
-De acuerdo. Buenas noches-
Mientras Tomoyo se alejaba en el pasillo Eriol y Harold fueron en dirección contraria. Mientras caminaban ambos un silencio algo tenso se creó.
-¿Qué es lo que en verdad quieres Harold? Tú nunca vienes por tu propia cuenta-dijo Eriol deteniéndose frente a su hermano.
Al levantar el rostro Harold vio la frialdad en los ojos de su hermano. La expresión alegre y relajada de hacía unos momentos había cambiado por una expresión seria con mirada fría y calculadora.
-Veo que en estos años no has cambiado nada tu tampoco, sigues con esa mirada tuya de cuando ella se fue-Eriol no se movió de donde estaba y ente él y Harold se formó un silencio muy tenso
-Harold si no viniste a decirme nada importante, entonces vete de una buena vez-
-Vamos, cálmate Eriol. Es verdad, vine aquí porque necesito tu ayuda, pero no es lo que tú crees. No necesito tu dinero ni nada, solo que me permitas quedarme un tiempo aquí y… que me ayudes en un caso-
-Harold, tu sabes que yo ya no trabajo en eso. Yo ya no trabajo con la policía ni nada por el estilo. Ahora soy un escritor y no quiero poner a mi familia en peligro por algún descuido-dijo Eriol tranquilizándose- Christine ahora solo me tiene a mi y tengo que cuidarme o de lo contrario ella quedaría sola-
-Lo entiendo Eriol, en verdad lo hago, pero…-
-Nada de pero, Harold. Si te quieres quedar en esta casa entonces seguirás mis reglas y no hay ninguna a discusión-
-De acuerdo Eriol, cumpliré tus reglas… gracias por dejarme quedarme hermanito-dijo Harold volviendo a sonreír
-Nunca cambiarás, eres el mayor y pareces el menor. Ven vamos por tus maletas-
Esa noche en la casa se sentía un ambiente nuevo en la mansión Hiragisawa. Se sentía en el ambiente que algo importante iba a cambiar…
-¡Tomoio¡Tomoio despieta ya es de día!-dijo una vocecita sacando de sus sueños a la chica amatista
-Awww… ¿Christine, eres tú¿Qué hora es?-dijo Tomoyo empezando a despertarse
-Ya es de día, mira…-dijo la pequeña jalando la corina del cuarto- ¡Vez ya salió el sol¡Mi tío Hadold nos va a llevad a montad!
-Ya voy pequeña-dijo Tomoyo levantándose de la cama y empezando a tenderla-Si quieres sal un momento mientras me arreglo un poco¿si?-
-Bueno. Voy a desperdad a papá-
Unos momentos más tarde Tomoyo bajó al comedor. Al entrar notó que ya no había nadie, no estaban puestos ni siquiera los lugares lo cual se le hizo extraño porque aunque ella se quedó dormida, Nakuru a esas horas normalmente ya tenía todo listo.
-Tomoyo, que bueno que te encuentro-dijo Nakuru saliendo de la cocina
-¿Y todos¿Dónde están?-
-Afuera. Harold está jugando con Christine y Eriol aún no ha bajado. Ven acompáñame-dijo tomando la mano de la chica y saliendo al jardín-Mira allá están, en la terraza-
En ese momento Nakuru se fue a donde estaba la niña jugando. Tomoyo no se había movido ni un centímetro desde que salió, la imagen era hermosa. Había flores por donde quiera y muy bien cuidadas todas y cada una de ellas. En eso Eriol salió al jardín quedando atrás de Tomoyo.
-Wow…el jardín es hermoso. Siempre lo veía por mi ventana pero se ve más bello así-dijo Tomoyo pensando en voz alta
-En verdad que es hermoso, en especial en esta temporada del año. Buenos días-dijo Eriol saludando a Tomoyo-Veo que a ti también te despertó Christine, discúlpala ella no lo hacía con mala intención. No dudes que fue Harold quien le dijo que fuera a despertar a todos-
-No al contrario, yo debí de haberme levantado antes para hacer mis deberes. Perdón no volverá a pasar-
-No te preocupes, anoche todos tuvimos una noche larga-dijo Eriol sonriendo- Ven vamos a desayunar-
Mientras Tomoyo acompañaba a Eriol a la mesa sintió como si la escena frente a ella fuera un sueño. Todo parecía tan perfecto, las flores, el clima, la alegría de todos. Era como un sueño hecho realidad, por un momento, Tomoyo sintió como si estuviera viendo frente a ella a una gran y feliz familia a la cual ella se estaba integrando…Familia…esa palabra solo la conocía a medias y aún así apreciaba mas esa palabra que muchas otras personas.
-¡Tomoio!-grito Christine al ver a su compañera de juegos llegar- ¡Ven te tengo que mostrar algo!-dijo tomando la mano de la chica
-Ya voy Christine, solo espera un momento mientras le sirvo el desayuno a tu papi¿si?-
-Por mi no te preocupes-dijo Eriol sirviéndose jugo-Yo me sirvo, ve con la niña-
-De acuerdo, seguida vuelvo-dijo Tomoyo siguiendo a la niña quien le tomaba la mano
Christine llevó a Tomoyo a una parte del jardín que desde la mesa del desayuno no se podía ver, pero si desde la ventana de la chica. En ese rincón había un pequeño invernadero cubierto de enredaderas en sus paredes. Christine soltó la mano de Tomoyo y abrió la puerta dejando ver lo que escondía.
-¡Mira¡Ahí esta!-dijo Christine corriendo a una bola de pelos. Al abrazarla esta se levantó tomando forma de un enorme perro San Bernardo- Mi tío y yo lo encontamos en la mañana mientas desayunábamos. Se llama Puppy poque mi tío dice que así se dice ingles a los cachodos-
-Christine, no creo que eso se aun cachorro-dijo Tomoyo divertida al ver a la niña prácticamente montando al perro. Entonces el perro se acercó a la chica y empezó a acomodarse junto a ella.
-Padece que le gustas Tomoio. Vamos a mostráselo a papá-
-Je, je. De acuerdo-
Mientras tanto en la mesa del desayuno un par de hermanos disfrutaban de su desayuno…bueno, al menos uno de ellos lo hacía mientras el otro por alguna razón no dejaba de estornudar.
-¿Estás enfermo Eriol?-preguntó Harold tomando otra rebana de pan
-No… es muy raro, achu, yo casi nunca me enfermó así. Ha de ser una de mis alergias-dijo Eriol sonándose la nariz- Pero es muy dado, achu, casi nunca me dan así-
-Je, je lo siento por ti hermano. Mira, ahí vienen Christine y Tomoyo-
-Hola papi… mida te quiero presentar a….a…-dijo Christine buscando algo-Tomoio, donde esta Pu…-
Christine no terminó la frase porque antes de hacerlo Eriol se encontraba en el piso aplastado por una la enorme masa de pelo. Erio solo pudo voltear su cabeza un poco para recibir una lamida en su cara de parte del perro.
-¡HAROLD?-gritó Eriol con el poco aire que tenía en sus pulmones mientras salía de debajo del animal-¡QUÉ HACE ESTE PERRO AQUÍ?-
-Mira papi, él es Puppy. Mi tío y yo lo encontamos afuera del jadín-dijo Christine mientras el perro se iba a donde ella estaba- ¿Verdad que es bonito?
-HAROLD VEN ACA-gritó Eriol impidiendo la huída a su hermano quien estaba saliendo discretamente del lugar- ¡Quieres explicarme por qué trajiste un perro a la casa sabiendo que soy alérgico?-
-¿TÚ¿A poco eres alérgico a los perros?-dijo con un tono de cinismo que se podía notar al instante que sí sabía sobre la alergia
-No te hagas el que no sabes nada. Desde pequeños siempre he sido alérgico a los perros. Tú siempre me molestaban llevando perros a la casa y dejándolos dormir en mi cuarto a propósito-gritó Eriol a Harold enojado- Ese perro se va inmediatamente de esta casa-
-Pero…pero…-empezó Christine a punto de llorar- Yo quiedo a Puppy-
-Christine, no llores por favor. Achu, si quieres vamos al parque hoy pero, achu, ese perro no se puede quedar-dijo Eriol tratando de calmar a la niña
-¡Ya se¿Pronto será tu cumpleaños no pequeña?-dijo Harold mientras Christine asentía con la cabeza-Pues bien, feliz cumpleaños, te regalo a este perrito-
-¡SI! Gacias tío-dijo Christine mientras abrazaba a Harold
-¡Harold! Achu-dijo Eriol enojado-¿Por qué siempre me llevas la, achu, contraria?-
-Para eso son los hermanos¿no? Además note preocupes, el perro se quedaría en el jardín y Christine, Tomoyo, Nakuru y yo lo cuidaremos bien-
-Achu, veo que no me podré librar de este perro, Achu. En fin, supongo que, achu, no queda otra opción. Christine lleva a pasear a tu perro, Tomoyo, achu, acompáñala por favor-
-¡Gacias papi! Dijo Christine abrazando a Eriol-Ven Puppy vamos a pasear-
-En seguida volvemos. Con su permiso- dijo Tomoyo saliendo con la pequeña y el perro.
-Se ve que la quiere mucho - dijo Harold al verlas salir jugando
-Si lo sé, pero……tengo miedo de que se encariñe mucho con Tomoyo – dijo Eriol un poco preocupado-Ella es una buena persona pero, a decir verdad lo que me preocupa es que se encariñe demasiado con Tomoyo. Christine es una niña nunca a tenido una figura materna y puede que…-
-Que piense algo que nunca será-completó Harold entendiendo
A decir verdad le dolía mucho ver a su hermano así, sufriendo aún por la misma mujer. Frente a él estaba una mujer de buen corazón que quería mucho a su hija y era perfecta para el carácter de Eriol y aún así el seguía pensando en esa mujer. La mujer que hacía unos cuantos años atrás había dejado atrás a Eriol y a Christine sin dar explicación alguna. Kaho Mizuki aún seguía muy presente en esa casa y sus habitantes.
-Eriol…yo…yo creo que deberías empezar a pensar un poco más en Christine. Tú has sido un padre maravilloso con ella, de eso no hay duda, pero la niña necesita una madre…-
-Ahora vuelvo-dijo Eriol serio mientras salía del patio
Al salir vio a Christine tomando algunas flores y dándoselas a Tomoyo quien empezó a hacer una corona con ella. Sin que ellas lo vieran Eriol se quedó un momento observándolas. Ambas se veían tan alegres juntas que parecía una escena inclusive mágica. Hasta no hace mucho, Eriol siempre había notado un cierto destello de soledad en los ojos de Christine, como si le faltara algo, pero ésta había desaparecido ahora. La sonrisa de ambas era tan pura, tan real que por un momento Eriol deseó que siempre fuera así.
"Tal vez…tal vez Harold tenga razón. Probablemente ya sea hora de que trate de encontrarle una madre a Christine" se dijo sonriendo
En ese momento algo dentro de Eriol se sacudió. No podía ser¿era posible que él ya estuviera olvidando tan fácilmente a la madre de su hija? Erio se quedó unos momentos pensando, una mezcla de emociones lo invadió. Por un lado se sentía aliviado de que por fin estaba superando el dolor que había tratado de reprimir por tanto tiempo, pero al mismo tiempo, sentía un remordimiento enorme por haber pensado en conseguir a alguien más para jugar el papel de madre de Christine.
-Buenos días-dijo un joven desde la reja de la mansión- ¿Puedo entrar?-
-¿Julien¿Qué haces aquí?-preguntó Tomoyo ago confundida-¡Esta Sabrina bien verdad¡Por favor dime que no vienes a darme una mala noticia!-
-No, tranquila, ella está bien. Vengo des hospital y ya se le ve mucho mejor-dijo el joven calmando a la chica-Mmm…Tomoyo…yo… pues yo-
-¡Tomoyo!-dijo Eriol saliendo de su escondite- ¿Podrías ir un momento a la cocina? Creo que Nakuru necesita ayuda con lo del desayuno-con cierto aire de superioridad, él volteó a ver a Julien
-Oh, lo siento. Él es Julien Leclerc, es el doctor de mi hermana en Saint Renaï. Julien él es Eriol Hiragisawa-
-Ya nos conocíamos, gracias Tomoyo-dijo Eriol fríamente
-Pues..bueno-empezó Julien algo atemorizado por la actitud de Eriol-Bueno, me retiro, Tomoyo toma, son para ti-
Tomoyo se acercó a tomar un ramo de rosas que el joven le pasó por la reja. Mientras tomaba las flores Tomoyo se sonrojó mucho y solo pudo susurrar un ligero gracias antes de que Julien se fuera.
-¿Puedo ved tus flodes Tomoio?-pregunto Christine quién hasta ahora había estado jugando con Puppy sin notar nada- Tu amigo es muy lindo podque te dio flodes muy bonitas-
-Je, je, si, es buena persona. Bueno, voy a ayudar a Nakuru y a poner las flores en agua. Ve al jardín a jugar en seguida vengo-dijo empezando a alejarse pero entonces Eriol la detuvo
-Espera…sabes, creo que es mejor que cuides a Christine un rato. Voy a caminar-
En ese momento Tomoyo miró confusa a Eriol quien ya estaba saliendo. ¿Quién entendía a ese hombre? Un momento está pidiendo que vaya a ayudar y al siguiente cambia de opinión repentinamente.
-Bueno Christine, mientras tu papá a caminar¿por qué no vamos a meter estas flores y luego termino tu corona de flores?-
-Bueno, ven Puppy-
Mientras Eriol salía de la mansión su mente poco a poco se estaba aclarando, o al menos eso creía. ¿Qué le estaba pasando¿Por qué había reaccionado así? Él no era del tipo de personas que era maleducados con alguien sin haberlo conocido, esto era muy extraño. Mientras seguía caminando por las calles trató de despejar su mente. Habían pasado tantas cosas esa mañana que ya no sabía ni en que pensar, fue entonces cuando, sin saber si era un espejismo o un juego de su imaginación, por un momento creyó ver a la mujer de cabellera rojiza por la cual él se había enamorado doblar la esquina.
-¡Kaho?-se preguntó corriendo detrás de la mujer, pero al llegar pudo ver claramente que había sido solo un juego de su mente, su corazón estaba traicionando a su razón-Tengo que olvidarla…Voy a olvidarla, para poder seguir, por Christine-
En ese momento Eriol Hiragisawa se prometió a si mismo olvidar a quien alguna vez hubiera sido el mayor amor de su vida. Un capítulo nuevo en la vida de Eriol Hiragisawa empezaría con esta promesa
