El amor de una Rosa
Por: Tenshi Akire
-Tranquila hermanita. Yo te voy a cuidar no te preocupes-susurró una niña de 9 años aproximadamente abrazando a una niña de 4 años…la misma niña que con la que Tomoyo había estado soñando
Ambas estaban escondidas en una especie de armario. La casa estaba prácticamente en ruinas. Las llamas estaban consumiéndolo todo y las niñas no podían salir a menos de que se arriesgaran a ser atrapadas por los asesinos que rondaban su casa.
-Rosy…-empezó la pequeña niña
-Shh-dijo Rosy-Escucha, voy a salir. Cuando salga tu quédate aquí y hagas lo que hagas no salgas ni hagas ningún ruido ¿de acuerdo?-
-Pero…-
-Escúchame Tomoyo, voy a buscar a mamá y a papá. Tú quédate y cuando venga Martha vete con ella-dijo Rosy. En eso volteó y le dio un beso en la mejilla a la niña mientras la abrazaba-Prométeme que te vas a cuidar mucho-
-Pero Rosy… ¿por qué lloras?-
-Por nada…Tomoyo, recuerda. Hagas lo que hagas, quédate aquí y no dejes que te vean o escuchen-
Mientras Rosy salía del armario que les estaba sirviendo de refugio, dentro Tomoyo no pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas. Abriendo un poco el armario, Tomoyo pudo ver como su hermana desaparecía entre el espeso humo y las grandes llamas. Dentro de si sabía que su hermana no volvería al igual que sus padres. No pasó mucho tiempo y Tomoyo escuchó como alguien entraba a la habitación. La pequeña estaba muerta de miedo, no sabía que estaba pasando, después de todo, qué tanto puede entender una niña de tan solo 4 años.
-¡Tomoyo!-gritó una voz histérica fuera del ropero.
La niña al reconocer la voz abrió las puertas. Era Martha, su niñera.
-¡Martha!-gritó Tomoyo llorando
La mujer al escuchar a la pequeña se internó entre varias cosas en llamas para llegar a la niña que estaba dentro del ropero. En cuanto alcanzó a la pequeña, Martha la tomó entre sus brazos y cubrió con su delantal, aún cuando esto significaba que ella ya no podría protegerse del espeso humo.
-¡Rápido¡La sirvienta está escapando con la otra niña!-gritó una voz de hombre mientras salían de la habitación
Los hombres no podían estar muy lejos, Tomoyo a pesar de estar cubierta por el mandil escuchaba los pasos de estos.
-Mamá…papá…Rosy… ¿Dónde están?-
-Ellos…ellos…-empezó Martha pero no pudo hablar porque se le hizo un nudo en la garganta. Con voz quebradiza continuó-Tranquila pequeña, pronto saldremos-
Martha siguió corriendo entre las llamas y el espeso humo pero sin darse cuenta un hombre le arrebató a su preciado tesoro de los brazos.
-¡MARTHA!-gritó histérica Tomoyo mientras el hombre la cargaba-¡SUELTAME¡MARTHA!-
-¡Cállate niña!-dijo el hombre dándole un golpe a la niña en la boca
-¡Déjala¡Ella es solo una niña!-gritó Martha mientras forcejeaba con el hombre
-¡Quítate de aquí mujer estúpida¡La niña irá a donde su familia está!-dijo el hombre mientras hacía que Martha cayera al suelo
Tomoyo solo veía la escena aterrada mientras trataba de librarse de los brazos de aquel hombre. El hombre empezó a dejar a Martha atrás. Tomoyo estaba sintiendo una gran impotencia, no lograba librarse de los brazos de ese hombre
-¡MARHTA!- gritó Tomoyo inútilmente mientras la figura de si niñera desaparecía entre el humo y las flamas-¡MARTHA!...
……
-¡Tomoyo¡Despierta!-dijo Eriol algo asustado
Tomoyo despertó asustada. Estaba sudando frío…ese sueño…había sido demasiado real. Sin decir nada Tomoyo solo empezó a llorar. Ese sueño la había dejado muy asustada.
-Tomoyo, tranquila-dijo Eriol abrazando a la chica que seguía llorando- Fue solo una pesadilla-
-Tomoio no llores-dijo Christine acercándose a la amatista
-Lo siento-dijo Tomoyo secándose las lágrimas. En ese momento se dio cuenta de que estaba siendo abrazada por Eriol lo cual la hizo sonrojarse un poco mientras se separaba-¿Qué pasó¿Por qué todos están en el cuarto?-
-Vine a despetadte pero vi que estabas gitando y llorando domida y le hablé a papá-
-Sea lo que sea que estabas soñando debió de haber sido muy malo. No parabas de llorar y gritar Martha-
-¿Quién es Madta?-preguntó Christine inocentemente
-Yo…yo no lo se-dijo Tomoyo algo confundida. Esa mujer, ya era al segunda vez que soñaba con ella pero nunca en su vida la había visto-Christine¿qué te parece si salimos a pasear hoy? Conozco un parque muy bello cerca de aquí, claro, si tu papá te da permiso-
-¿Puedo papá¿Si?-
-Hoy no pequeña…-
-¡Pero yo quiedo id al padque!-
-¡Christine! Tú sabes que no me gusta que hagas berrinche. Ve a desayunar por favor, necesito hablar de algo con Tomoyo-
-Pero…pero...mm... bueno, voy a desayunad-dijo Christine de mala gana saliendo del cuarto
-¿Qué sucede? Sé que últimamente he sido mas una carga que una ayuda pero prometo que eso va a cambiar. Por favor no me eche a la calle, mi hermana aún no sale del hospital y yo…-
-Tranquila, tranquila, no es eso de lo que quiero hablar-dijo Eriol tranquilizando a la chica-De lo que quiero hablarte es sobre qué planeas hacer cuando tu hermana salga del hospital. Ayer fui con Sakura a verla y gracias a Dios ya está bien y seguramente la darán de alta pronto. Escucha, sé que aún no te he pagado ya que acabas de comenzar pero si tu hermana va a salir pronto necesitan donde quedarse…Si quieres podría prestarte la cabaña que tenemos a las afueras de la mansión, está algo pequeña y sucia ya que no la hemos usado en mucho tiempo pero creo que estaría bien para las dos…-
-¡No!-dijo Tomoyo decidida- En verdad le agradezco su amabilidad pero no quiero aceptar más favores. Es cierto que aún no tenemos donde quedarnos pero ya hemos estado en esta situación otras ocasiones y seguimos adelante. Yo ya no quiero ser una carga. Además, no tiene que sentirse obligado ni nada por el estilo. Fue más que suficiente que me diera trabajo. Yo se cual es mi lugar y no quiero aprovecharme de su amabilidad-
-Creí que habíamos quedado en que nos tutearemos, y créeme que por mi no hay problema sobre la cabaña. Hace años que no se usa, desde que nació Christine si mal no recuerdo, y creo que a ustedes les servirá-dijo Eriol tranquilamente
-Aún así. No puedo estar viviendo de la caridad por siempre…-
-Vaya que eres orgullosa, otra persona ya había aceptado. Mira, hoy te llevaré a verla y tú me dirás que te parece-
-Pero…mm… que tal si le pago renta. Podría prestarnos la cabaña y entre mi hermana y yo le pagaremos la renta, usted puede poner el precio y prometo que nosotras juntaremos el dinero-
-Vaya que eres necia…pues si es la única forma en que aceptarás-dijo Eriol dándose por vencido- En fin, baja a desayunar pronto y luego te llevaré a verla. Si quieres podemos pasar a ver a tu hermana para que le comentes de al cabaña-
-De acuerdo. En seguida bajo-
En seguida de que Eriol salió de la habitación a Tomoyo le llegó una especie de alivio. Las cosas parecían estar mejorando, si todo salía bien pronto su hermana saldría del hospital y ahora gracias a Eriol ya no estaban en la calle.
Mientras Tomoyo bajaba a la cocina para el desayuno ella escuchó el piano. Se acercó a la puerta y se encontró con Harold tocando. En verdad eran una familia de pianistas. Ambos tocaban hermosamente.
-Buenos días joven Harold-dijo Tomoyo entrando
-Oh, buenos días Tomoyo. ¿Ya bajaste a desayunar?-preguntó Harold sin dejar de tocar
-Aún no. Tocas muy bien-
-Gracias, esta canción es una sencilla, me la enseñaron cuando era pequeño-En seguida cambió de canción a una más complicada pero igualmente hermosa-Esta se llama "Missa Solemnes" es de Beethoven, gran compositor ese hombre, es una lástima lo que pasó-
-¿Qué pasó¿Murió muy joven?-
-Pues, técnicamente sí. Murió a los 57 años, pero yo me refiero a su sordera. El pobre hombre quedó sordo en la cúspide de su carrera. A los 29 años empezó y finalmente quedó totalmente sordo…aunque, no por eso dejó de componer-
-¿Sordo y compuso canciones?-dijo Tomoyo asombrada
-Así es. Mira siéntate y te mostraré un pedazo de sus últimas obras. Esta es su novena sinfonía, "Coral", de sus últimas obras de hecho-
En cuanto el piano empezó a tocar Tomoyo quedó enamorada de la música. Era una melodía hermosa y triste al mismo tiempo. Entre más tocaba Harold más se enamoraba ella del piano. Harold toco solo por unos 2 minutos pero durante ese tiempo Tomoyo entró en una especie de trance donde se dejó llevar por la música.
-Wow…-dijo Tomoyo cuando Harold dejó de tocar
-Si quieres te puedo enseñar. Claro, empezaríamos por lo básico pero quién sabe, tal vez resultes buena música-
-Ja, ja, ja, no, muchas gracias. Para esto hay que empezar desde pequeño y yo no creo poder llegar a tocar nunca melodías así…aunque, no lo niego, la música me encanta. Antes solo podía escucharla en la iglesia y una que otra vez cuando Madame tocaba su piano pero solo en esas ocasiones y eran muy escasas-
-Si mal no recuerdo la primera vez que te vi estabas espiando a Eriol tocar el piano-
-Je, je si, fue algo extraña la manera en que te conocí. ME asustaste mucho cuándo me sujetaste sin avisar-dijo Tomoyo algo sonrojada mientras recordaba
-Ja, ja, ja, mi culpa lo siento…Oye Tomoyo, por casualidad no sabes cantar el Ave María-
-¿Ave María? Pues, me acuerdo de solo un pedazo, me lo aprendí cuando iba a la iglesia-
-Voy a tocar la canción. Cántala cuando estas lista¿de acuerdo?-
-Pero yo no se cantar-
-No te preocupes, yo tampoco así que no habrá problema-
La música empezó a sonar. Tomoyo se sabía toda la canción pero estaba nerviosa, nunca había cantado. Tomando aire Tomoyo empezó a cantar con voz temblorosa. Sin previo aviso Harold dejó de tocar.
-No cantes nerviosa, relájate. Tienes buena voz pero si estas nerviosa no podrás cantar nunca-
-Es que yo no se cantar…-
-Tonterías-interrumpió Harold- Claro que puedes, ahora, inténtalo de nuevo pero ahora no te pongas nerviosa-
-Pides cosas muy difíciles, pero bueno, lo intentaré-
La música empezó a sonar de nuevo. Tomoyo seguía igual de nerviosa que la primera vez. Tomando sus manos para darse confianza la chica volvió a tomar aire y empezó a cantar. Poco a poco la voz fue saliendo y los nervios desapareciendo. La hermosa melodía del piano y la dulce voz de Tomoyo se fueron mezclando en la habitación creando un majestuoso sonido. La música seguía y Tomoyo cada vez se dejaba llevar más y más por ella. Finalmente la canción acabó peor el eco de la música quedo junto con la voz de la chica.
-¿No que no sabías cantar?-dijo Harold en tono de burla levantándose del piano-Bueno, creo que es mejor que ya bajes a desayunar. Ya te entretuve mucho tiempo aquí-
-Así que eran ustedes-dijo Nakuru entrando al cuarto- Tomoyo¿eras tu la que cantaba?-
-Si-dijo algo avergonzada la chica
-Tienes una hermosa voz. En verdad hacía mucho que no escuchaba música tan linda-dijo Nakuru recordando- Antes casi diario Eriol tocaba el piano y Kaho cantaba…-
-¡Nakuru! No digas el nombre de esa mujer-dijo Harold interrumpiendo a Nakuru-Sabes lo que pienso de ella. Sabes que no me gusta recordarla. Lastimó mucho a Eriol-
-Oye Tomoyo, tu avena está en la cocina, baja o se enfriará y créeme que no sabe bien fría-dijo Nakuru viendo fijamente a Harold. La tensión en el aire era mucha.
-Sí, gracias-dijo Tomoyo saliendo de la habitación
En cuanto Tomoyo cerró la puerta detrás de ella pudo escuchar que ambos empezaban a discutir. Al parecer esa mujer, Kaho, era un tabú en esa casa. Por lo que había podido entender, Nakuru aún le tenía respeto y puede que hasta cariño a Kaho pero Harold tenía un sentimiento muy contrario por ella.
Mientras Tomoyo desayunaba, Eriol había sacado a pasear a Puppy junto con Christine. Era una escena algo graciosa. Eriol llevando con una cuerda al enorme perro sin dejar de estornudar mientras este prácticamente arrastraba a Eriol. En cuanto terminó de desayunar, Tomoyo salió a ayudar a Eriol con el perro pero ya era muy tarde. Eriol estaba tirado en el suelo con Puppy y Christine sobre él.
-Tomoyio…achú…ayúdame podfavod…achú…a ti si te hace caso eta bola de pelos…achú-
-Puppy, ven pequeño-lo llamó Tomoyo. Enseguida el perro se levantó y se sentó junto a la chica-Buen chico-
-Achú…Tomoyio, vamos a ver la cabaña…achú…Ya casi es medio día y necesito alejarme de esa cosa-
-Puppy no es una cosa papá-dijo Christine defendiendo a su mascota-Ven Puppy, vamos a jugad con el tío Hadold-
Mientras Christine se alejaba, la alergia de Eriol iba desapareciendo. En cuanto Eriol pudo respirar normalmente, ambos salieron del jardín por la puerta trasera. No caminaron por más de 15 minutos cuando llegaron a una cabaña algo en ruinas por lo vieja.
-Vaya, está peor de lo que imaginé-dijo Eriol mientras sacaba al llave para abrirla-Espero que al menos por adentro esté mejor-
Cuando Eriol pudo abrir la cabaña pudo comprobar que no era así. La cabaña por dentro estaba igual de descuidada que por afuera. Aún así Tomoyo estaba encantada, para ella solo era cuestión de limpiarla un poco y quedaría perfecta. La cabaña era algo pequeña, solo 3 habitaciones chicas, la entrada y una pequeña cocina, pero para Tomoyo era perfecta.
-Qué lindos… ¿Por qué hay tantos cuadros?-preguntó Tomoyo pensando en voz alta mientras levantaba uno de los cuadros
-Mi es…Kaho solía venir aquí a pintar. Era una gran artista-dijo Eriol tratando de no darle importancia-Era muy buena ¿no?-
En cuanto Tomoyo escuchó a Eriol mencionar a su esposa se puso muy nerviosa. Ya había visto una vez como se ponía el cuando se le mencionaba y no quería repetir eso.
-Si-
-Oye Tomoyo, entonces¿qué te pareció la cabaña? Está algo descuidada pero creo que puedo ayudarte a arreglarla-
-Es perfecta. Muchas gracias-
-Entonces¿por qué no vamos al hospital a visitar a Sabrina?-
-Bueno-
Ambos salieron de la cabaña y se dirigieron al hospital. Era extraño, para Eriol era la primera vez que volvía a esa cabaña desde que Kaho se había ido pero hasta cierto punto fue como superar una prueba. En el momento que entro su mente se llenó de recuerdos de momentos que vivió con Kaho, pero, por alguna razón, estos no le dolieron. Antes recordar a Kaho era lo más doloroso para él y ahora…ahora fue solo como recordar a una vieja amiga.
Finalmente ambos llegaron al hospital. Este estaba abarrotado de gente entrando y saliendo. Al parecer habían llegado a la hora en que empezaban las visitas. Tomoyo se quedó en la sala de espera mientras eriol fue a hablar con alguna de las enfermeras para que los dejara pasar.
-Tomoyo, ven, ya podemos pasar-dijo Eriol ayudando a la chica a levantarse
Mientras ambos caminaban por los pasillos ambos vieron a varias enfermeras reunidas alrededor de algo. Aunque sabían que no estaba bien meterse en los asuntos de otros a ambos les llamó la atención ver que estaban mirando así que discretamente se acercaron.
-¿Qué sucede?-preguntó Tomoyo a una de las enfermeras
-¿Cómo que qué está pasando? El doctor Julien está tocando su violín-dijo la enfermera sin voltear. Al parecer había creído que Tomoyo también era enfermera-Todas queremos saber quién es la misteriosa chica a la que el doctor le escribe las canciones. Nadie sabe si es del hospital o no pero dicen que hoy va a ir a verla-
-No tenia idea de que Julien fuera tan popular-dijo Tomoyo algo sorprendida- Y toca muy bien el violín-
-Pues niña en que mundo vives…-dijo al enfermera volteando a ver a Tomoyo pero cuando se dio cuenta de que no era enfermera, esta se avergonzó hasta quedar roja-Lo siento señorita-dijo la enfermera avergonzada-Discúlpeme por haberle hablado así. Perdón. Me retiro, con su permiso-
-Jajajajaja-rió Eriol sin poder contenerse
-Eriol, no te rías. La pobre chica no se había dado cuenta-lo regañó Tomoyo mientras se alejaban del grupo de enfermeras
-Lo, lo siento, jaja. Es que, jaja, tienes que admitir que fue algo gracioso-dijo Eriol controlándose
-Si-admitió Tomoyo riendo un poco- Eriol contrólate, la gente se nos está quedando viendo-
De hecho lo que había dicho Tomoyo era cierto. Por las carcajadas de Eriol todas las enfermeras se dispersaron avergonzadas y varias miradas se clavaron en ellos.
-Señorita¿podría recordarle a su novio que estamos en un hospital y necesitamos silencio?-dijo una enfermera mal encarada acercándose a Tomoyo
-Lo siento, no volverá a pasar. No es culpa de Tomoyo-intervino Eriol en defensa de Tomoyo
-¿Tomoyo?-dijo Sabrina apareciendo de detrás de la enfermera
-¡Sabrina¿Pero qué haces levantada¿No deberías descansar?-dijo Tomoyo abrazando a su hermana
-No, ya no. Ya me dieron de alta-dijo Sabrina alegre
-¡Silencio!-dijo la enfermera
-Lo siento-se disculparon las chicas
-Buenas tardes-saludó Eriol amablemente saludando a Sabrina quién no había notado que él estaba ahí- Me alegra que ya te hayas recuperado-
-Hola-dijo Sabrina fríamente mientras se separaba de Tomoyo- Y gracias, supongo-
Tomoyo se quedó algo sorprendida por al actitud de su hermana. Ella nunca era así con al gente que acababa de conocer. Algo había pasado.
-Bueno…pues…las dejo, tengo que ir a recoger algo a casa de Syaoran. Tomoyo, nos vemos más tarde. Pasaré por ustedes con un coche para llevarlas a casa. Adiós-
Mientras Eriol se alejaba Tomoyo aún trataba de comprender la actitud de su hermana hacia él. Ella no lo conocía¿o si?
-Oye Sabrina¿por qué le hablaste así a Eriol?-preguntó Tomoyo
-¿Cómo que por qué? Ese hombre fue el que se aprovecho de ti cuando te convertiste e una de las chicas de Madame-dijo Sabrina enojada
-¡Qué¡Claro que no! Él no me hizo nada Sabrina, además que yo recuerde a ti no te molestó la idea al principio…-
-¡Eso no importa Tomoyo! Me equivoqué y para cuando me di cuenta tu ya estabas saliendo con ese hombre pervertido llevarte a hacerte sabrá Dios que clase de cosas-interrumpió Sabrina
-Estas malinterpretando, Eriol es un buen hombre…-
-Suenas igual que Sakura. Si es tan buen hombre¿qué hacía en el prostíbulo aquella noche?-
-Es una larga historia pero créeme él es una buena persona. Eriol me ofreció trabajo como niñera de su hija y también consiguió una cabaña para nosotras-dijo Tomoyo recordando-Si no fuera por él ahora créeme que ahora estaríamos en la calle-
-Tal vez tengas razón…-
-Cuando venga a recogernos discúlpate con él¿si?-
-De acuerdo lo haré pero solo porque me lo pides-dijo Sabrina resignada- Ahora, pasando a cosas importantes. Tomoyo¿qué está pasando entre Julien y tú?-
-Nada…-dijo Tomoyo sonrojada
-Hablando del rey de Roma-murmuró Sabrina mientras alguien se le acercaba a Tomoyo pro detrás-Hola Julien-
-Hola Sabrina. Hola Tomoyo-dijo Julien saludando-Tomoyo¿tú estabas hace rato entre las enfermeras verdad? Creí verte-
-Si, jeje Eriol y yo estábamos escuchándote tocar el violín-
-Oh, ya veo-dijo Julien-¿Aún vives en su casa?-
-Si, pero pronto me mudaré. Eriol nos prestó a Sabrina y a mí una cabaña cerca de ahí así que podré seguir trabajando cuidando a Christine y ya tendré mi propia casa-
-Ya veo...Oye Tomoyo, crees que ese jefe tuyo te deje la noche libre. Quisiera invitarte a cenar o algo-
-Claro que está libre-intervino Sabrina-No te preocupes Tomoyo, yo le aviso a Eriol. No creo que haya problema, yo te puedo suplir si necesitan a alguien-
-Pues…entonces vamos-dijo Julien ofreciéndole su brazo a Tomoyo
-Pero, no puedo salir a cenar así. No estoy arreglada ni nada. Además, no tendría que ponerme-
-Te ves hermosa aún así-dijo Julien haciendo que Tomoyo se sonrojara-Además si te molesta eso vamos de compras y eliges algo lindo-
-Bueno, ya váyanse o se les hará tarde. No te preocupes Tomoyo yo me encargo de avisarle a Eriol-
Julien se cambió de brazo el estuche del violín y le ofreció su mano a Tomoyo. Tomoyo aceptó y se levantó tomándole la mano. Mientras salían de hospital Tomoyo pudo ver de reojo a la misma enfermera que la había confundido esa mañana viéndola con una cara algo graciosa. Entonces…era ella a quién se referían. Ella era la chica de la cual se había enamorado Julien.
Mientras ellos dos se alejaban del hospital Eriol estaba llegando con Sakura y Syaoran en el coche. Al entrar a buscar a Tomoyo se le hizo extraño ver a Sabrina sola esperando. Sakura que ya se había bajado del coche corrió a abrazarla pero Eriol aún así estaba dudoso de qué había pasado. Dejar a su hermana sola justo el día que sale del hospital no sonaba como Tomoyo
-Oye, Sabrina¿y Tomoyo?-preguntó Eriol acercándose a las chicas
-Salió con Julien-dijo Sabrina sin darle importancia-¿Algún problema?
-No-dijo Eriol serio
-Por cierto, disculpa por haberte hablado mal antes. Hubo un malentendido-
-No hay problema… ¿Tomoyo no te dijo a que hora iba a volver?-
-No dijeron nada pero no creo que llegue muy tarde-
-Oh... –fue lo único que dijo Eriol mientras acompañaba a las chicas al coche
Eriol ayudó a las chicas a subir al coche. En camino a la mansión Hiragisawa, los otros 3 pasajeros del coche estuvieron teniendo una plática muy tranquila pero pro alguna razón Eriol no se sentía cómodo. Tenía que admitirlo, estaba preocupado por la amatista, ella se sabía cuidar y de eso no había duda pero aún así no podía estar tranquilo. Ese doctor no el daba buen espina por alguna razón.
-Eriol, y dime¿cómo se llama tu esposa?-preguntó Sabrina sacando de sus pensamientos a Eriol
Al decir eso tanto Syaoran como Sakura se quedaron helados. Ese era un tema muy delicado pero ella no lo sabía.
-Yo no tengo esposa…tuve pero ya no-respondió Eriol sin inmutarse
-Oh, lo siento. No sabía, pregunté porque Tomoyo mencionó que tenías una hija-
-Así es. Se llama Christine-
-Ya veo. Ya quiero conocerla. Seguramente es una niña encantadora-
-En verdad lo es-respondió Eriol sonriendo
-Y dime Sabrina¿aún no tienes trabajo?-preguntó Syaoran cambiando de tema
-Pues en el hospital me ofrecieron ayudar con los niños. Trabajaría cuidando a los niños cuando las enfermeras estén ocupadas o algo-
-Eso es muy bueno-dijo Sakura alegremente
-Es curioso, pro lo visto tú y tu hermana entienden muy bien a los niños-mencionó Eriol entrando en la conversación
El resto del camino los cuatro estuvieron conversando como viejos amigos. Ahora que las diferencias entre Sabrina y Eriol se habían solucionado Eriol descubrió que Sabrina era hasta cierto punto muy parecida a Tomoyo peor aún así eran muy diferentes. Estas chicas iban a enseñarle mucho a Eriol y eso ni él lo podía negar.
FELICES FIESTAS A TODOS!
ATTE.
TENSHIAKIRE
