Este capitulo se lo dedico a mi amiga Undomiel con la que me pasé toda la tarde hablando de este fics… hablamos de otras cosas también, a eso de debe el nombre de este trozo de fics… Es como la vida ¿no?... es un momento.

Les dejo a su discrecionalidad la calificación… mira que para moralidades no estoy, pero para todo lo demás ¿porqué no? Hagamos un solo pack… :P.

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Si leen este fics, verán que los motivos entre J. K. Rowling y yo son tan distantes como Venus de Marte… Si agregase más planetas podría hacer un crossover de HP con Sailor Moon, pero vamos… es sólo slash… no hay para que exagerar.

Harry Potter es marca registrada.

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Capítulo 3: Masquerade

Exhaló un último gemido y permitió que el peso de su compañero cayese de lleno sobre él.

4.30 de la madrugada

El alcohol estaba dejando su cuerpo; después de tanto sudor le resultó algo predecible.

Era increíble como las cosas podían tornarse a su favor en cuestión de horas.

"Talvez no se trataba de falta de oportunidades, sino de darse la oportunidad."

Su cabeza confundida intentaba hilar ideas, pero no era la situación más apropiada para ello.

Le dolía el cuerpo.

Llevaba muchas horas ocupadas en lo mismo y la verdad estaba del todo agotado. Si había accedido a recibir un poco más de lo mismo se debía sólo al hecho de que todo su esfuerzo se centró en dar hasta que la emoción que revestía el acto se evaporó.

Miró su velador con descuido. Una margarita se marchitaba a pasos agigantados sobre la cubierta del mueble.

Una flor.

Era un detalle delicado, aunque algo repetido. Eso podía significar sólo una cosa: traería otra similar al día siguiente.

Ya conocía los métodos de su amante. No invertía en flores costosas hasta que sintiese la necesidad de disculparse. Hasta ahora sólo llegaban margaritas, lilas y claveles, pero nada demasiado dispendioso.

Se entregó a la agitación de su compañero una vez más. Cerró sus ojos y se transportó a los memorables segundos que había vivido hace, parecían, siglos inmemoriales. Fue allí, en ese rincón de su mente, donde proyectó una escena placentera… la realidad era demasiado patética.

Él pareció cansarse al fin. Aquél volteó y sonrió ampliamente sólo para satisfacer el control de calidad. Podía complacerlo con algo tan escaso… poco a poco se daba cuenta de ello y le resultó irritante no haberlo notado antes.

Esperó a que se acurrucase aferrado a la almohada para fijar la mirada entre la telaraña de cuestionamientos que colgaban del techo.

¿Había roto alguna promesa?

¿Tenía algo de lo cual efectivamente arrepentirse?

¿Existía un motivo real para abandonarse a ese sólo ser y renunciar a todo lo que estaba descubriendo?

"Medítalo"- se dijo- "esto es parte del juego ¿no?"

Pensó en su novio y sintió como el frágil sentimiento que le ataba a él se deshacía en pedazos

"Mañana, a la hora de siempre, mismo lugar"

¿Debía asistir una vez más?

¿Eran sus instintos los que afloraban o era sólo un juguete en manos de otro, de un plan organizado?

"¡Incendia!" – susurró y tras ello apretó los restos de aquél pergamino en su mano.

Repartió las cenizas sobre el cuerpo del durmiente, quien entreabrió los ojos, extrañado.

Con el rostro lleno de cinismo volvió a sonreír.

"Ya no puedes decir que nada sabías"- pensó- "acabo de notificarte"

La ira que dominaba a Remus se transformó en una quieta expectación, como si esperase que Sirius reaccionara ante la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

Nada ocurrió.

Se acomodó entre las sábanas mientras el sollozo le cerraba la garganta. Con los puños apretados presionó su pecho, en un intento por arrancar el dolor que lo consumía. Se suponía que Sirius debía advertir que las cosas ya no eran como antes… al menos allí, donde compartían todo lo que eran.

Una idea chocó con su pupila y lo obligó a cerrar los ojos: talvez era él quién había aprendido a engañarlo.

No estaba seguro que las andanzas que había comenzado aquél día tuviesen algún futuro, las probabilidades eran escasísimas, lo que si le preocupaba era el placer y la facilidad con que había accedido a tal encuentro, a desquitar la rabia con aquél tipo que no significaba absolutamente nada para él. No imaginó antes que los remordimientos no venían siempre en forma de culpa.

Se había divertido ¿qué podía tener de malo? Quizás también estuviese en su naturaleza, tal como decía el muchacho que se acomodaba a su lado.

Era primera vez que se imaginaba sin él, sin tener que soportar su aroma, sus salidas, sus incertezas y dubitaciones.

Ya no tenía que hacerlo si no quería, es más, hasta medito en paralelo hasta llegar a la idea de que jamás tuvo que hacerlo.

¿Que podía atarlo a él ahora? Y ¿estaba seguro que a él le afectaría? Después de todo, Remus Lupin era un nombre más en la larga lista de amoríos de Sirius Black… Hasta su nombre le sonaba extraño, ajeno a sus sentimientos, como un reflejo de algo que detestaba tanto como los días de luna.

Sin embargo…

Miro su cara soñolienta y un dolor agudo atacó en su vientre…

Se acercó y lo besó sutilmente.

¿Qué otra cosa podía hacer? Sabía que si sólo era un minuto de confusión lo perdería y no estaba seguro de que lo soportaría. Nunca lo había estado.

Decidió cerrar los ojos e intentar dormir.

"Mañana, misma hora, mismo lugar"

Sólo había una manera de probarse que ese arranque era un capricho: arruinarse otra vez entre los gemidos y las caricias de ese otro que mandaba pergaminos mientras su novio seguía con las tácticas florales. Más pronto sabría que decaería primero… ahora, a soñar… el cansancio terminó por vencerlo.

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¿Muy corto? ¿Muy inconexo? Tengo miles de cosas en mi cabeza, talvez a eso se deba, pero de todos modos intentaré seguirlo del mejor modo posible. Eso me pasa por no escribirlo todo de una sola vez…

Ya es tarde… nos vemos y ayuden con sus comentarios… siempre son muy útiles… al menos la mayoría.

Onee-Chan te quiero :thanatos:

Bye