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▹¿Qué es el amor?
¡Hola chicos! ¿Qué tal?
Os pido perdón de antemano por tardar tanto en subir el capítulo 2 de esta historia. Sé que dije que subiría un capítulo a la semana, y esa era la intención, pero un familiar, aunque no muy cercano, pero si querido, falleció hace poco. Es obvio que tras eso no tenía muchas ganas de escribir, pero ya está. Ha pasado una semana y media, ya estoy mejor, y he podido terminar el capítulo tranquilamente.
A pesar de que es martes, sigue en pie lo de actualizar la historia los sábados. Pensé que a pesar de la situación, os debía una compensación por la tardanza, así que esta semana tendréis dos capítulos. El de hoy, y el del sábado.
Dejando un poco el drama atrás... ¿Qué puedo decir de este capítulo?
Un poco lento. A lo mejor a mas de uno os resultará algo tedioso, pero no quería que fuera tan rápido todo. Pero aún así, me ha parecido adorable. ¿Y sabéis lo mejor? ¡He descubierto que Word tiene la opción de leer en voz alta! ¿Qué significa esto? Que todo lo escriba, el ordenador en sí lo lee, y me emociona mucho.
Es cierto, que al ser prácticamente un robot, no hace mucho énfasis a los diálogos ni le da tanta emoción como le daría yo al leerlo, pero en la parte de la narración, lo hace bastante bien, y me gusta.
Por cierto, ¿sabéis lo que he pensado? Es una locura, y tomaría muchísimo tiempo, pero me encantaría hacerlo.
Una especie de audiolibro en youtube con mis historias, es decir, grabar un video (solo audio e imágenes) leyendo algunas historias. Podría hacer tanto la voz femenina como la masculina, ya que tengo la app de Audacity y con eso puedo cambiar el tono de voz a mas agudo o mas grave. Pero solo es una idea que por el momento no descarto.
¿Qué os parecería?
¿Creéis que escucharíais y veríais un video de mis historias relatadas por mí? ¡Contadme cositas!
Espero de todo corazón que os guste este capítulo
Va por vosotros ~
¡Nos leemos abajo!
PD: ¿Habéis leído el último capítulo del manga? ¡Mashima nos está regalando un montón de momentos Shicca! Ya podría hacer lo mismo con el NaLu...
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CAPITULO # 2
▹ B de: "¿Qué son los besos?"
Desde lo sucedido el día anterior con su amigo y compañero de tripulación, Rebecca no había podido sacárselo ni un momento de la cabeza. Si antes le era difícil pensar en cualquier cosa que no fuera él, ahora, tras la propuesta tan repentina que le soltó, le era casi imposible:
- "Se mi novia Rebecca, y enséñame todo lo que sepas sobre el amor."
Sintió su rostro arder de nuevo, y se llevó la almohada a la cara deseando borrar ese bochornoso momento.
Sabía perfectamente que el chico lo había hecho con toda la inocencia del mundo, que no era su intención avergonzarla ni mucho menos. Simplemente quería experimentar sobre el amor y lo que acarreaba tener una relación. Sentía curiosidad, y era normal. Es por esa razón que, aun sabiendo que no era buena idea hacerlo, aceptó…
Ahogó un grito de emoción al recordarlo.
No pensaba que llegaría a ese punto con él. Y no es que no tuviera la confianza suficiente en sí misma para imaginar tener una relación con el chico que le gustaba. Para nada. Ella la tenía. Solo que… No pensaba que fuera a pasar tan de repente. Quería esperar el momento adecuado para poder confesarse, y sobre todo haberse preparado tanto mental como emocionalmente para cualquier tipo de respuesta. Por suerte para ella, no hubo ninguna negativa, ya que de hecho, si lo pensaba, tampoco hubo ninguna confesión, y eso en cierta manera le molestaba…
Si dejaba sus sentimientos a un lado, y lo pensaba fríamente, lo único que había hecho Shiki, era pedirle un favor a una amiga. Así que, aunque a los ojos de él, ambos estuvieran saliendo, ella sabía que realmente no era así. Y sí, por un momento ella se había ilusionado, pero sabiendo que el chico hasta hace prácticamente un día no tenía ni idea de lo que era el amor... ¿Cómo podía tan siquiera pensar en tener una relación real con él? Era absurdo…
Quizás con el tiempo, y con la suficiente madurez que al chico le faltaba, podría llegar a planteárselo, pero ahora… Aún no estaba preparado. O al menos eso creía ella.
Unos suaves golpes hicieron eco en su habitación.
La chica se incorporó un poco dispuesta a dejar entrar a quien estuviera detrás de la puerta. Pensó que quizás se trataba de alguna de las chicas queriendo tranquilizarla sobre lo sucedido ayer, pero una voz nada femenina se escuchó de repente.
- ¿Rebecca?
Se quedó estática durante unos segundos y el pánico la invadió. ¡Era él!
Una vez más, su rostro ardió.
Debía decirle al muchacho lo que pensaba, pero aún no había encontrado las palabras correctas ni el valor suficiente para verle en ese preciso momento. ¡Era muy pronto! No estaba preparada.
- ¿Rebecca? - la llamó de nuevo. - Voy a entrar.
¡¿Qué?! ¡No podía!
- ¡N-No lo hagas! - le pidió, pero como era de esperar, él hizo caso omiso.
Oyó como la puerta se abría de par en par y cerrando fuertemente los ojos, agarró lo primero que su mano pudo alcanzar, y lo lanzó hacia él con fuerza.
Hubo tan solo unos segundos de silencio antes de que los gritos invadieran el lugar.
- ¡¿Pero a ti qué te pasa?! - preguntó el pelinegro con una vena palpitante sobre su frente.
Había estado toda la mañana esperando a que la chica saliera de su habitación para hablar con ella, pero tras ver como las horas pasaban y la tarde se acercaba, Shiki decidió ir a buscarla. Lo último que se esperaba era que le lanzara una almohada a la cara nada más llegar.
- ¡T-Te he dicho que no entres! - contestó ella escondiéndose bajo las sábanas.
No podía verlo. No en ese estado.
- ¡No es motivo para que me agredas de esta manera!
Shiki recogió la almohada, y se la devolvió de la misma forma en que ella lo había hecho.
- ¡Es motivo suficiente! ¡No puedes entrar en la habitación de una chica así como así!
- ¡Pero si he tocado!
Aunque solo una vez.
- ¡Y has entrado sin que te diera permiso!
- ¿Y qué?
- ¿Cómo qué "y qué"? ¡No puedes entrar sin que te diga que entres!
- ¿Qué más da? Ya estoy dentro.
- ¡Pues vete! - gritó.
- ¿Por qué eres tan mala conmigo? - preguntó él haciendo un puchero.
Rebecca sabía que se estaba pasando un poco, que no estaba siendo justa con el chico. Él no tenía la culpa de nada… Salvo lo de entrar sin permiso en su cuarto. En eso sí que la tenía. Aunque de no haber estado nerviosa, no le hubiese importado que lo hiciera, así que en parte también era culpa suya.
- N-No soy mala…- quiso excusarse. - Es qué…
¿Qué podía decirle? ¿Qué no quería verle? Era la verdad, pero una verdad un tanto hiriente, y no quería verle triste. Al fin y al cabo aún eran amigos… ¿no?
Suspiró con tristeza. Tenía que detener eso. Tenía que decirle que esto era un error. Que podía enseñarle lo que quisiera, pero no de esta manera, no cuando ella estaba enamorada de él, y sus sentimientos no eran correspondidos. Porque así era. En ningún momento le había dicho lo que sentía, y dudaba que Shiki entendiera las indirectas… Así que técnicamente, no podían hacer eso.
Le hacía sentir mal. Por él, y por ella.
Al principio se había ilusionado, era obvio, pero… pensándolo en frío todo cambiaba. ¿Qué era exactamente lo que él sentía?
Sabía que no tenía por qué pensar eso, pero lo hacía. Sentía que esa "relación", aparte de ser una farsa, era una especie de prueba donde ella debía enseñarle todo lo que pudiera al chico, para que él después lo experimentara con otra persona. Y no quería hacerlo. No quería ser "el sujeto de prueba". No quería ser… usada…
- ¿Acaso estás desnuda? - lo escuchó preguntar de repente.
La vergüenza volvió a ella una vez más.
- ¡C-Claro que no! ¡Idiota! - contestó al borde del llanto. - ¡¿Por qué sigues aquí?! ¡Vete!
- ¿Por qué?
- ¡Por qué lo digo yo!
No era justo como lo estaba tratando. No estaba siendo justa, pero él no lo entendía. Solo le estaba pidiendo que se fuera. ¿Por qué demonios seguía allí? ¿Por qué demonios había venido?
- ¡Quiero estar contigo…! - pronunció él de golpe.
Rebecca abrió los ojos sumamente sorprendida. El corazón se le agitó de nuevo, y la respiración se le cortó. No se habría esperado nunca esa respuesta. Y aun así, habiéndolo escuchado con total claridad, todavía no podía creerle.
- ¿P-Por qué motivo? - quiso saber, con algo de miedo.
- Porque eres mi novia.
Y ahora sí que podía morirse tranquilamente.
No tardó en pronunciarlo. No lo pensó, no dudó, ni tampoco titubeó. Lo soltó como si fuese lo más natural del mundo, y eso, aunque no fuera correcto, alegró aún más su corazón.
Lo que ella no vio, por estar todavía escondida y de espaldas a él, es que las mejillas del muchacho se habían teñido levemente de rojo.
Y tras unos segundos pensando en qué decir, Rebecca contestó:
- Q-Quizás no debería serlo…
Sabía que no había sido ella quien había hablado, sino su propia inseguridad, pero al mismo tiempo esa cosa estaba realmente dentro de ella, y tenía que soltarlo de alguna manera.
Aquellas palabras, sin saber por qué, habían molestado a Shiki. Así que, buscando el motivo que impulsó a Rebecca a decir eso, caminó con paso decidido hacia ella.
Podía oírse su andar por todo el lugar, por lo que la ojiazul, a sabiendas que hiciera lo que hiciera no lograría que el muchacho retrocediera, lo único que pudo hacer fue aferrarse con fuerza a aquel pedazo de tela que la cubría, y encogerse más en su sitio.
- Rebecca. - la llamó.
Estaba frente a ella a la espera de que tomara fuerzas para girarse a verle, pero no lo hizo. Hizo una mueca de disgusto, y volvió a intentarlo un poco más alto.
- Rebecca.
- No me veas ahora… - contestó al fin.
Su voz temblaba, y eso hizo que el chico se sintiera mal. ¿Qué le pasaba?
- Rebecca… - pronunció su nombre con suavidad. Ella se mordió el labio inferior con duda. - Mírame, por favor… - le pidió.
No lo hizo.
Él suspiró.
Lo había intentado por las buenas, y no había conseguido nada. Ahora tocaba hacerlo a su manera.
Con rapidez, Shiki agarró una de las manos de la chica haciendo que soltara de inmediato la sábana. La oyó lanzar un pequeño chillido, pero la ignoró. Tiró de ella hacia atrás haciendo que perdiera el equilibrio y cayera de espaldas sobre el colchón, acto que aprovechó para subirse sobre ella y agarrarle la mano sobrante, acorralándola.
- ¡¿Q-Qué estás haciendo?! - le preguntó intentando escapar de su agarre.
Lo escuchó reír y por un momento detuvo su pelea. Quiso encararlo por estar disfrutando de su sufrimiento, pero tras posar sus ojos sobre él, de su boca no pudo salir ni una sola palabra.
- Al fin me miras. - habló él mientras sonreía con dulzura.
Sintió su rostro arder y aun queriendo desviar la vista hacia un lado, no lo hizo. Estaba completamente atrapada por él, por esos profundos ojos, por esa sonrisa perfecta, por esos labios tan deseables…
Shiki sintió el cuerpo de su compañera relajarse, por lo que, aun a riesgo de que escapara, disminuyó la fuerza de su agarre en ella. Pensó que recibiría algún golpe o algún grito por estar haciendo aquello, pero no pasó, y eso le sorprendió.
Posó su vista en ella, y su corazón comenzó a latir con fuerza.
Tenía las mejillas sonrojadas, y sus ojos parecían querer derramar lágrimas. Por eso brillaban… ¿no?
En otro momento quizás hubiera pensado que estaba enferma, o que algo malo le pasaba, y podría considerarlo, pero… Lo único que ahora pasaba por su cabeza era lo hermosa que se encontraba. Parecía… un ángel…
La oyó tragar e inconscientemente sus ojos se deslizaron hacia sus labios. Estaban fuertemente cerrados, como si quisiera impedir que algo saliera de ellos. Parecía dudosa…
- S-Shiki… - pronunció su nombre con cautela.
Su piel se erizó. No era la primera vez que lo hacía. Lo había llamado por su nombre muchas veces, de formas muy diferentes, entonces… ¿Por qué se sentía extraño al oírla de nuevo? ¿Se debía a que estaban demasiado cerca en comparación de las otras veces?
Quiso comprobarlo alejándose un poco, pero algo en él se lo impedía. Y la mirada que ella le estaba dedicando tampoco ayudaba.
- Shiki… - le llamó una vez más. - Querías… que te enseñara sobre el amor… ¿verdad? - El asintió despacio y en silencio. - Hay… algo que demuestra lo mucho que quieres a una persona…
- Los besos… - dijo él.
Quizás no sabía mucho sobre el tema, pero era inteligente, y cuando una persona le explicaba alguna cosa que desconocía, él escuchaba con suma atención y aprendía. Y eso hizo el día anterior.
- Los besos… - repitió Rebecca observando los labios del muchacho. - ¿Sabes lo que son?
- Algo que demuestra lo mucho que quieres a una persona. - repitió lo dicho anteriormente por la chica.
- Sí, pero… ¿Sabes cómo se hace?
Lo sabía. Claro que lo sabía. Lo había visto varias veces en vivo, y parecía sencillo. Lo único que se preguntaba siempre era: "¿Cómo se debe sentir que te besen…?"
Claro estaba que no se refería a los besos familiares o amistosos que el día antes Rebecca le había explicado, no, sino más bien aquellos que solo pueden darse a "esa persona especial", a su pareja, a su novia…
Ellos ahora eran pareja. Así qué… podían hacerlo… ¿no?
- ¿Acaso… quieres enseñármelo? - preguntó mirándola fijamente.
Lo había dicho seriamente, pero la chica estaba convencida de que en esas palabras había un poco de picardía. Aunque siendo Shiki quien las había pronunciado, dudaba de que fuera así. Sin embargo, su corazón ya había comenzado a latir con fuerza tras escucharlo e imaginarlo.
- ¿Estás dispuesto a que lo haga?
Era inteligente, sí, pero Rebecca no sabía hasta qué punto él entendía lo que venía a continuación. ¿Y si le daba asco? Normalmente a los niños les provocaba cierta repugnancia ver eso.
Desechó de inmediato la idea de que Shiki era un niño. ¡No lo era! Simplemente, no sabía que esas cosas, esos actos de amor existían. No era un niño por haber perdido la oportunidad de saberlo por estar encerrado en un planeta sin humanos. Era un chico casi adulto, un hombre…
- ¿No quieres esperar a tener novia para hacerlo? - preguntó aun sabiendo la respuesta.
- Tú eres mi novia. - contestó haciendo énfasis al "tú".
Y quizás debería empezar a metérselo en la cabeza. Eran pareja y punto.
Rebecca asintió levemente avergonzada. Prometió enseñarle todo lo que quisiera saber, así que ahora no podía dar marcha atrás. Aunque ciertamente tampoco quería hacerlo.
- Está bien…
Se liberó una de las manos que Shiki aún agarraba, y la guio hacía él posándola sobre su mejilla. Lo sintió estremecerse y sonrió por ello.
- ¿Sabes lo que voy a hacer, Shiki?
Quería asegurarse de no asustarlo por hacer algo que realmente no sabía que iba hacer.
- Besarme. - respondió con simpleza.
Ella rio suavemente a pesar de la vergüenza que sentía en esos momentos.
- Sí, pero ¿cómo?
Él lo sabía.
- Vas a pegar tus labios… con mis labios… - contestó posando sus ojos sobre dicho lugar en la chica.
Rebecca asintió y repitió lo dicho por él.
- Voy a pegar mis labios con tus labios. ¿Estás seguro? - preguntó una última vez.
Ya no sabía si para asegurarse de que él quisiera, o para tomar todo el valor posible para hacerlo. Ella era la que debía dar el paso, así que eso le avergonzaba enormemente.
- Estoy más que seguro.
Y eso terminó de convencerla. Ahora simplemente tocaba hacerlo. No era tan difícil.
- No te muevas, ¿vale?
- Vale… - susurró él.
La vio acercarse a él con lentitud. O quizás era él el que se acercaba. No lo tenía claro. Lo único que sabía, era que no podía quitarle el ojo de encima a la muchacha. Y eso ella lo había notado.
- ¿P-Podrías cerrar los ojos? - pidió tímidamente.
- ¿Por qué?
- Me da… vergüenza. - admitió.
- ¿Es tu primera vez? - preguntó él.
Eso sorprendió a la muchacha, y en vez de actuar como quizás hubiera hecho, de manera agresiva diciéndole que no era de su incumbencia y que eso no debía preguntársele a una chica, simplemente asintió posando su mirada a un lado.
No sabía el por qué, pero el hecho de saber que esos labios no habían sido tocados por alguien más, alegró un poco el corazón del muchacho. Sonrió con ternura e hizo caso a su anterior petición. Cerró los ojos y esperó.
Rebecca tragó con fuerza, e intentando calmar los fuertes latidos de su corazón, comenzó a acercarse a él con lentitud. Iba a pasar… Sintió como sus alientos se entremezclaban y cerró los ojos a punto de acortar la poca distancia que los separaba.
- ¡Hey Rebecca! ¿Has visto a…?
Ambos chicos abrieron los ojos de golpe y giraron su vista hacia la puerta de la habitación donde Weisz estaba parado viéndolos con la mandíbula desencajada.
Shiki no reaccionó, pero a Rebecca estaba a punto de darle un infarto, por lo que empujó con fuerza al pelinegro apartándolo lejos de ella.
- ¡¿Q-Qué estás haciendo aquí?! - le gritó al intruso.
- Quería saber si habías visto a Shiki, pero ya veo que ibas a hacerlo a fondo, ¿no, Rebecca? - contestó él con picardía.
Quería desaparecer. ¡¿Por qué demonios todo el mundo entraba en su habitación sin permiso?! Iba a ponerle un candado a la puerta. O dos. O tres.
- Rebecca iba a enseñarme sobre…
Shiki iba responder exactamente lo que iban a hacer, pero Rebecca no estaba dispuesta a que eso sucediera, así que imitando el gesto del principio, agarró la almohada, y se la lanzó a la cara con fuerza.
Una vez más eso molestó al chico.
- ¡¿Pero qué haces?!
- ¡No digas cosas innecesarias!
- ¡Solo es la verdad! ¿Qué tiene de malo?
- Oh Shiki, eres adorable. - respondió Weisz con burla.
- ¿Lo soy? - preguntó él mirando a la muchacha en busca de una respuesta.
Lo era. ¡Pero ese no era el caso!
- ¡Weisz! - lo llamó. - ¡¿No querías algo de Shiki?! ¡Pues llevátelo!
- Pero aún no hemos terminado. Tienes que besarme. - respondió el pelinegro.
Rebecca chilló de la vergüenza mientras el rubio se carcajeaba.
- Sí Rebecca, tienes que besarlo.
- ¡F-Fuera! - gritó ella empujando al pelinegro afuera de la habitación.
- ¿Pero por qué te pones así? - preguntó Shiki antes de que ella pudiera cerrar la puerta.
- Esta frustrada por no haber podido besarte. - respondió Weisz.
- ¿A sí?
- ¡No! - corrigió ella. - ¡Vete ya!
- Pero quiero estar contigo.
Su rostro enrojeció aún más, si era posible.
- Oh, que romántico. ¿Cómo puedes tratarlo así Rebecca?
- ¡¿De quién crees que es la culpa?!
El rubio suspiró.
- Terminad lo que tengáis que terminar, y luego me lo mandas. - dijo comenzando a andar lejos de allí.
- ¡Solo llévatelo ya!
Vio como desaparecía tras girar por una esquina y suspiró cansada. ¿Por qué le pasaba eso a ella?
Shiki vio el rostro de la chica algo decaída e hizo una mueca de disgusto.
- Siento todo esto, Rebecca… - se disculpó.
No sabía exactamente por qué, pero s
entía que todo eso había sido por su culpa. Quizás se había sentido presionada a enseñarle algo que no quería.
- Shiki…
Pensó que el muchacho insistiría un poco más en quedarse, pero en vez de eso le pidió disculpas por nada. Fue ella quien hizo el ridículo sin ayuda de nadie.
- ¿Nos vemos luego? - preguntó él con una pequeña sonrisa.
Ella asintió de la misma manera levemente conmovida y esperó a que él se alejara antes de encerrarse a llorar en su cuarto.
Se dedicaron una última mirada y Shiki comenzó a andar hacia donde Weisz se había marchado.
Rebecca pudo ver en él un deje de tristeza y se sintió culpable por ello. Se mordió el labio inferior en duda y en un solo momento sacó valor para hacerlo.
- ¡Shiki! - lo llamó.
Corrió hacia donde él estaba y cuando vio que se giraba en su dirección, no esperó más y pegó sus labios a los de él. Fue tan solo un instante, unos segundos…
Estático en el lugar, Shiki vio a la muchacha despegarse de él y correr de nuevo hacia sus aposentos con una pequeña sonrisa.
¿Cómo se debe sentir qué te besen? Ahora lo sabía. Si era esa "persona especial", definitivamente se sentía de maravilla. Y Rebecca no lo sabía, a duras penas lo sabía él, pero estaba 100% seguro, de que ella era esa persona.
Shiki no podía esperar a que la muchacha le enseñara más cosas sobre el amor, y Rebecca… Rebecca solo quería desaparecer.
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¡FIN del capítulo 2!
¡~~AAAAAH~~! ¡Qué emoción!
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado?
Ya sabéis que el tema de los besos en mis historias no me gusta apresurarlo. Y mucho menos cuando son dos personas que aun o no han empezado a salir, o acaban de hacerlo. Aún así tenía que meter alguno sí o sí.
La idea es un poco diferente a la que tenía al principio donde se comían mutuamente la boca con Shiki acorralando a Rebecca sobre su cama (todo de manera inocente, obviamente XD). Pero al final salió esto, y no ha estado mal, ¿no?
De nuevo, espero de todo corazón que os haya gustado, y me digáis que os ha parecido
¡No tengo nada más que decir salvo que os cuidéis muchísimo!
Un abrazo enorme ~
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