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▹¿Qué es el amor?

¡Hola chicos! ¿Qué tal?

¡Pido perdón por haber tardado tanto el subir el capítulo! ¡LO SIENTO! Tuve un pequeño parón de escritor. Ya me entendéis uwu.

Pero oye, ya estoy aquí. No hay drama :)

Supongo que ya os habréis dado cuenta, pero me ha costado mucho escribir el capítulo. Empecé super bien, con muchas ideas, sabiendo exactamente lo que iba a escribir, pero hubo un momento donde no supe como continuar y me quebré la cabeza. Lo dejé unos días y quise seguir, pero nada. Mi cabecita no quería trabajar. Hasta hoy.

Me he obligado a mi misma a terminarlo sí o sí hoy porque ya iba tocando que subiera el capítulo. No podía esperar más, mas que nada porque quería empezar a escribir el próximo cuanto antes, el cual le tengo muchas ganas (Ejem, se viene drama y ya sabéis que me encanta).

He de decir que al principio sabía exactamente que palabra iba a aprender Shiki en este capítulo, pero finalmente lo sustituí por "Cita", y el que tenía pensado va para el siguiente capítulo. (EJEM, DRAMA)

En fin.

Espero de todo corazón que os guste este capítulo

¡Nos leemos abajo!


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CAPITULO # 3

C de: "¿Qué es una cita?"

Quedarse encerrada en su habitación había sido la primera opción de entre muchas otras que habían pasado por su mente. Evitar al muchacho pelinegro era su principal tarea desde hacía un par de días, aunque eso por desgracia implicara no volver a ver al resto de sus compañeros. Sabía que ellos no tenían la culpa de nada, al igual que sabía que ninguno de ellos se lo tomaría como algo personal, por lo que en ese aspecto estaba bastante tranquila.

Parecía tarea fácil. Era suficiente con mantenerse entretenida con cualquier cosa que hubiera en el lugar para así no caer en la tentación de salir a buscar algo que hacer. Por suerte para ella había bastantes cosas allí, por lo que la idea de echar de menos hablar con alguien se había esfumado rápidamente de su cabeza.

Era el plan perfecto, sin duda. O al menos lo fue durante el primer día.

No pensó que precisamente aquél del que intentaba huir, tendría la desfachatez de entrar en su habitación sin permiso alguno y gritando a los cuatro vientos el querer estar con ella. No lo entendía.

- "¡Porque eres mi novia!" - recordó sus palabras.

Sí, lo sabía. Ella era su novia, y él era su novio, y el querer verse constantemente formaba parte de la relación, pero a pesar de ello seguía sin poder creérselo.

Dudaba y dudaba, y aun así en tan solo dos días… ¡Se besaron! Mas o menos…

No entraba en sus planes hacerlo, o al menos no de esa manera. Estaba enamorada de Shiki, por tanto era más que obvio que había fantaseado con juntar sus labios con los de él. Lo que nunca esperó fue ser interrumpida por su rubio compañero cuando después de mucho tiempo había podido sacar el valor suficiente para hacerlo.

Ella quería desaparecer, pero por suerte o por desgracia sus deseos por el muchacho no lo hicieron. Y a pesar de en su mente repetirse una y otra vez que no era buena idea hacerlo, corrió hacia él para robarle un corto beso.

¡Su primer beso!

No iba a negar que ese contacto le había gustado porque estaría mintiendo. Lo disfrutó, claro que sí. Pero como cada día desde que su relación comenzó, sus pensamientos no habían hecho más que ponerle trabas al asunto y crear inseguridades que pensó no tener.

¿Qué había sentido el chico? ¿Le había gustado? ¿Lo había sentido?

Siempre se cuestionaba a sí misma cosas sobre Shiki, y que fácilmente podría resolver si tan solo tuviera el valor de ir y preguntar. Pero no. No lo hacía, y tampoco tenía intención.

¿Por qué tenía que ser ella la que se sintiera de esa manera? ¿Por qué simplemente no podía disfrutar de la compañía del chico como pareja y dejarse de tantas dudas al respecto?

Porque a pesar de ser él el que le pidiera salir, parecía que era ella la única enamorada. Y sí, tenía bastante sentido teniendo en cuenta el desconocimiento de Shiki por el amor, pero ya se lo había recriminado el primer día. Se sabe cuándo te interesa una persona. Se sabe cuándo te gusta alguien. Un "No lo sé" no es aceptable en esta situación. Así que por una parte era normal que se sintiera mal.

¿Acaso Shiki no se ponía nervioso? ¿No sentía mariposas en el estómago?

Quizás estaba adelantando las cosas. Quizás simplemente no lo demostraba como ella, pero eso no significaba que no lo sintiera… ¿no…?

Todo eso, todos esos pensamientos habían ocurrido el día anterior. Estaba exhausta. Necesitaba un descanso. Relajarse, y mantener esos malos pensamientos lejos de ella. Solo un tiempo…

Creyó que con lo que estaba sucediendo el cosmos entero estaba en su contra, pero ese mismo día parecía querer compensárselo de alguna manera.

Encontrar un nuevo planeta era justo lo que necesitaba. Pensar en bajar de la nave y caminar por las calles de ese lugar tan hermosamente rosado y a solas, había hecho que su corazón tuviera un poco de paz.

Aunque claro, el tiempo no fue suficiente.

- Deberíais ir a una cita, ¿no? - comentó Weisz antes de bajar de la nave.

Los nervios volvieron a ella una vez más, y las ganas de machacar al rubio incrementaba por día. Podría meterse en sus propios asuntos.

- ¿Cita? - repitió Shiki ladeando la cabeza a un lado. - ¿Qué es eso?

- ¿Rebecca aun no te ha explicado eso?

- N-No he tenido tiempo… - se excusó ella.

Y tampoco ganas, a decir verdad.

- Claro, estabas demasiado ocupada saboreando los labios de Shiki, ¿no es así? - comentó con picardía.

El resto de la tripulación miró a la chica con sorpresa y un ligero rubor en las mejillas.

- ¡N-No es así! - contestó ella rápidamente con el rostro colorado.

- ¿Qué es una cita? - preguntó de nuevo el muchacho pelinegro.

Weisz soltó una pequeña risa a modo de burla, y observó a Rebecca esperando una respuesta. Molestar a sus dos compañeros había sido su mejor descubrimiento, y era algo que no podía dejar de hacer. Era tan divertido.

La ojiazul sabía que no podía huir de esa situación. Todos la estaban observando con atención, y Shiki, quien había avanzado dos pasos hacia ella, le había puesto un rostro que le era difícil rechazar.

- Una cita… es una quedada entre dos personas para hacer algo divertido… - contestó ella entrelazando las manos tras su espalda con algo de indiferencia.

- ¡Oh! ¡Suena genial! - habló el muchacho pelinegro con gran emoción.

- Pero eso puede hacerlo incluso un grupo de amigos. - interrumpió Weisz. - Has omitido varias partes, Rebecca.

- B-Bueno, realmente una cita es eso… - explicó ella con tono bajo. - No hay mucho más que decir…

¿Verdad…?

- ¡Claro que lo hay! - reprendió el rubio. Se dirigió hacía Shiki y posando ambas manos sobre los hombros del muchacho, comenzó a describir lo que era una cita. Aunque por supuesto, muy a su manera. - ¡Escuchame bien, Shiki! Una cita es mucho más que juntarse para divertirse. Una cita es la ocasión perfecta para que dos personas se junten aún más. Si esas dos personas son amigos pueden llegar a convertirse en pareja, y si son pareja, su relación puede afianzarse más. ¡¿Lo entiendes?!

- Creo que sí. - contestó él ladeando la cabeza a un lado.

- ¡En una cita debe haber un ambiente romántico, Shiki! No debes olvidarlo. Debe haber pura magia.

- ¿Magia?

- Creo que solo lo estás confundiendo más… - dijo Rebecca con una gota resbalándole por la sien. - No es necesario eso. Si las dos personas lo están pasando bien es suficiente.

Ella sonrió con dulzura, y justo en ese momento, el corazón del pelinegro se agitó. La joven tenía la vista posada en el suelo mientras su cuerpo se balanceaba sobre un pie adelante y atrás con las mejillas levemente rosadas.

- Rebecca… - susurró su nombre observándola con detenimiento.

Era hermosa… Podría quedarse viéndola todo el día. De no ser por Weisz, claro.

- ¡No! - gritó el rubio. - Pasárselo bien es genial, pero no es lo que más destaca. ¡El contacto físico sí!

El cuerpo de Rebecca se tensó.

- ¡No digas esas cosas, idiota! - recriminó la muchacha con el rostro incendiado.

- ¿A caso me equivoco? - preguntó el rubio con picardía. - ¡Esa es la base de una cita! ¡Es a eso a lo que se va!

- ¡Te equivocas! - contestó ella. - ¡Todo eso es secundario!

- ¡Pero importante!

- ¡Claro que no!

- No seas tímida Rebecca. Sé que eso es lo que quieres. - dijo. - Al fin y al cabo es lo que una chica desea.

Pillada. No iba a negar que el romanticismo era algo que a las chicas les gustaba. A ella le encantaba. Imaginarse a sí misma con la persona que le gustaba haciendo todo aquello que en una cita se solía hacer, le emocionaba a la vez que avergonzaba, pero también tenía que ser realista. Una cita era exactamente lo que ella había dicho, una quedada con otra persona para hacer algún tipo de plan y divertirse. La clave estaba en eso, en pasárselo bien, en conocerse, en charlar y reír, lo que sucediera entre medias era algo secundario, deseoso pero secundario… Así que por supuesto que no le iba a dar la razón, y mucho menos sabiendo lo que intentaba.

- ¿Qué es lo que quieres, Rebecca? - preguntó Shiki.

- N-No quiero nada. - respondió ella avergonzada.

- Weisz acaba de decir que sabe lo que quieres. Yo también quiero saberlo.

El tono casi autoritario que usó el muchacho sorprendió ligeramente a la ojiazul.

- ¡Está claro que te quiere a ti! - habló Weisz haciendo de sus labios morritos.

- ¿A mí?

- ¡Weisz! - le gritó la chica con regaño.

- ¡Oh, vamos! Es obvio.

¿Lo era?

- Pero a mí ya me tiene… - contestó Shiki con inocencia.

Una vez más, Rebecca quería desaparecer.

- Lo sé, lo sé, pero las chicas son insaciables, ¿sabes? - comentó el rubio. - Aun cuando ya tienen a alguien, lo único que desean es más y más de él.

Aunque era algo que le avergonzaba, tenía que admitir que el rubio tenía algo de razón. ¡Pero muy poca! Era cierto que tener al chico como pareja le hacía querer estar más y más con él, y hacer cosas que no había pensado hacer con nadie más, pero le pasaba a ella y a la gran mayoría de personas, no solo a las chicas. Era algo normal.

- ¿Rebecca me desea?

- Así es, querido amigo.

Y ahora era cuando le tocaba a ella echar a correr. Huir. Algo que tenía que haber hecho desde un principio.

Bajo las atentas miradas de sus compañeros, Rebecca giró el cuerpo sobre sus talones, y comenzó a andar con rapidez hacia la ciudad sin decir ni una sola palabra. No podía soportar más eso…

Cuando estuvo a punto de cruzar la enorme puerta de la ciudad, algo tiró de ella. Giró su vista hacia atrás y vio al muchacho pelinegro sujetar su mano.

- ¿Estás enfadada…? - preguntó con cierta tristeza en su rostro.

A Rebecca se le encogió el corazón al verle de esa manera. No quería herirlo ni nada parecido.

- No, no lo estoy. - admitió. - Y en caso de estarlo no sería contigo.

Estúpido Weisz.

- ¿Entonces qué te pasa? Siento que he hecho algo malo y no se él qué.

- ¡No has hecho nada malo! - respondió de inmediato al ver como agachaba la cabeza en señal de culpa. - Soy yo la que está haciendo las cosas mal… Lo siento, Shiki…

El chico abrió los ojos con sorpresa por tan inesperada disculpa.

- ¿Por qué? No has hecho nada malo.

- Lo he hecho. - contestó.

A causa de la vergüenza que sentía por toda esa situación, había hecho daño al muchacho sin quererlo. Estaba siendo egoísta incluso con él, y no estaba bien…

- Y para que veas que realmente estoy arrepentida, voy a compensártelo. - dijo. - V-Vamos a una cita…

En su mente, el chico se cuestionaba el por qué su novia se había disculpado, el por qué se sentía arrepentida. Quiso preguntarlo justo antes de escuchar aquella invitación, pero no lo hizo. Simplemente sonrió enormemente y asintió con entusiasmo.

Ninguno era experto en este tipo de salidas, mucho menos Shiki, pero ambos tenían la confianza suficiente para dejarse guiar por el momento y no preocuparse por, como bien había dicho Rebecca anteriormente, algo secundario.

Aun sin soltar sus manos, ambos jóvenes se adentraron a la ciudad siendo sorprendidos por la belleza de esta.

Arboles de cerezo inundaban las calles, y justo atravesando la ciudad, un rio llevaba consigo los pétalos caídos de estos.

- ¿No vas a grabar? Es un buen sitio para hacer un video. - comentó Shiki.

- Lo es. - admitió ella. - Pero… estamos en una cita.

- A mi no me molesta, si quieres hacerlo…

Rebecca apretó su agarre deteniendo su andar. Shiki se giró hacia ella y en sus ojos pudo observar como el brillo que había adquirido horas antes seguía allí.

- Es nuestro momento, Shiki. - dijo con un ligero rubor en sus mejillas. - Estamos en una cita, y divirtiéndonos. Mañana tendré tiempo para grabar cualquier cosa, pero hoy… nosotros somos la prioridad. Tú y yo… El resto no importa. ¿De acuerdo?

Aquellas palabras, sin saber por qué, habían alegrado un poco más el corazón del chico. Realmente no le importaba si la muchacha se ponía a grabar en algún momento, eso era algo que a ella le hacía feliz, por lo que a él también, pero que dijera eso hizo que se sintiera querido, amado…

- Rebecca…

Sin dejar que el muchacho pudiera reaccionar de alguna manera, continuó su camino con él siguiéndola con el rostro embobado.

Iban de tienda en tienda, de calle en calle observando cada pequeño detalle del lugar. Charlaban y se reían como si no hubiera un mañana. Se estaban divirtiendo como nunca, tanto que en cuanto quisieron darse cuenta ya había caído la noche.

- Me lo he pasado muy bien, Shiki. - comentó Rebecca frente a la puerta de su habitación. - Gracias.

- Yo también me he divertido. Pensaba que sería mucho más complicado con toda la explicación que Weisz quiso darme, pero tú tenías razón. Lo principal era pasarlo bien. - habló él con una gran sonrisa. - ¡Gracias por enseñarme lo que es una cita!

El rostro de la muchacha se incendió. Se lo había pasado tan bien, había estado tan cómoda, que por un momento olvidó que efectivamente eso fue una cita. Una donde ella invitó al pelinegro.

¡Qué vergüenza!

- ¿Nos vemos mañana? - preguntó Shiki captando su atención.

Ambos sabían que hacer esa pregunta quizás era un poco absurda, ya que al fin y al cabo vivían en la misma nave, y a no ser que uno se ocultara del otro como Rebecca había intentado hacer al inicio de la relación, era algo inevitable que no se encontraran en algún momento. Aun así, el querer escuchar directamente que tanto el uno como el otro ya estaban pensando en verse al día siguiente, hacía que esa pregunta no sonara tan innecesaria.

Ella se alegró de escuchar aquello.

- Sí. Nos vemos mañana. - respondió con una tierna sonrisa.

Y él se alegró de su contestación.

Acortó los pocos pasos que los separaban, y rozando los dedos de sus manos con los de ella, acercó su rostro y depositó un suave beso en una de sus mejillas.

- Buenas noches, Rebecca…

- B-Buenas noches, Shiki…

Y con el corazón latiéndole a mil por hora, la ojiazul observó como el muchacho desaparecía tras la esquina de uno de los pasillos mientras en su rostro aun notaba sus cálidos labios.

Esa noche le iba a costar dormirse.

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¡FIN del capítulo 3!

¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado?

Es cierto que quizás podía haber escrito más cosas sobre lo sucedido durante la cita, pero quise dejarlo como algo intimo. No se si he hecho bien.

Pensé mucho en sí poner al fin un beso decente en este capítulo, pero al final lo descarté. Es muy pronto. Habrá tiempo para ello eue.

Pido perdón otra vez por la tardanza. En cuanto publique este capítulo, comenzaré a escribir el próximo (La letra D) e intentaré terminarlo este fin de semana. Si logro hacerlo, el Lunes empezaré con la letra E para así ir al día y poder escribir algo en "Little Moments", la historia NaLu que tengo un poco abandonada XD

De nuevo, espero de todo corazón que os haya gustado, y me digáis que os ha parecido

¡No tengo nada más que decir salvo que os cuidéis muchísimo!

Un abrazo enorme ~

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