- * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * -

▹¿Qué es el amor?

¡Hola chicos! ¿Qué tal?

Siento muchísimo la demora, pero ya me conocéis. La inspiración viene y va cuándo le apetece.

Se que siempre lo hacéis, pero gustaría que en esta ocasión le prestarais mucha más atención a lo que diré al final del capítulo.

Y con esto os dejo que leáis tranquilos.


- * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * -

CAPITULO # 5

E de: "¿Qué es estar enamorado?"

Rebecca abrió la boca dispuesta a contestar las palabras que el muchacho frente a ella había soltado, pero antes de tan siquiera poder tomar aire para hacerlo, sus labios fueron sellados.

Fue tal la agresividad con la que lo hizo, que su cuerpo fue lanzado hacia atrás cayendo de espaldas sobre el colchón.

¿Qué demonios estaba pasando?

Quiso separarse por falta de aire, y para así poder asimilar lo que estaba sucediendo, pero en cuanto lo hizo, el pelinegro volvió a atacarla con más fiereza que antes.

Un pequeño gemido salió de ella al notar como la lengua del muchacho se deslizaba sin permiso dentro de su boca.

¡Eso estaba siendo demasiado! ¡No podía soportarlo!

Lo empujó con algo de fuerza haciendo así que se distanciara unos pocos centímetros de ella.

- S-Shiki… - susurró su nombre. – Espera…

- No te atrevas a detenerme ahora, Rebecca. - gruñó.

Y con una mano, apresó las muñecas de la chica acorralándola del todo bajo su cuerpo.

- ¡¿Q-Qué haces?! - preguntó ella al borde del colapso. - D-Deten…

Y una vez más el muchacho la interrumpió atacando sus labios sin piedad.

La joven intentó luchar durante unos pocos momentos, los cuales por supuesto fueron en vano. La fuerza del chico era superior a la de ella, y aunque no quisiera admitirlo, su cuerpo estaba empezando a calentarse más de lo debido.

Shiki sonrió de medio lado sin separar sus bocas ni un solo centímetro al notar como la chica se había rendido, y por ende decidió volver a introducirle su lengua esta vez con lentitud dejando que su compañera se acostumbrase a ella.

En cuanto la sintió relajarse, comenzó a deslizar su mano sobrante bajo el molesto vestido que la chica portaba, sorprendiéndola de golpe.

- ¿S-Shiki…? - susurró su nombre con duda tras lograr separar sus labios de él.

El chico la ignoró, y viendo como su cabeza estaba levemente inclinada hacia un lado, se lanzó a depositar lentos besos sobre su cuello.

Rebecca soltó un inesperado gemido, y Shiki sintió como sus pantalones comenzaban a apretarle.

- He encontrado tu punto débil, ¿no es cierto? - preguntó en tono seductor.

- S-Solo me has sorprendido. - respondió ella girando la vista hacia él.

Lo vio sonreír, y seguidamente besarla una vez más antes de continuar explorando su cuerpo.

- No te contengas, Rebecca… - susurró cerca de su oído. El calor que su aliento provocaba la hizo estremecer. – Dejate llevar…

Y como si de un hechizo se tratara, la joven obedeció sintiendo como su cuerpo se derretía por cada caricia que el muchacho le daba.

· * · * · * ·

- ¿Rebecca?

La joven abrió los ojos de golpe al mismo tiempo que incorporaba con rapidez su cuerpo hacia adelante.

- ¿Estás bien, Rebecca? – preguntó una voz.

La nombrada giró la vista hacia un lado con el rostro levemente sorprendido.

- Shiki… - susurró el nombre del muchacho.

- ¡Ese soy yo! – contestó él con una gran sonrisa. - ¡Buenos días!

Rebecca parpadeó repetidas veces sin creerse que estuviera allí. Giro la cabeza hacía varios lados examinando el lugar en el que se encontraba. Su habitación. Observó de nuevo a Shiki, y sin quererlo recordó el sueño que había tenido hacía tan solo unos minutos.

Se rostro enrojeció de inmediato, por lo que tuvo que tapárselo con ambas manos para que el muchacho no la viera y así evitarse vergonzosas preguntas.

- "Soy una pervertida…" – pensó para sí misma.

- ¿Rebecca?

- "Soy una sucia pervertida…"

- ¿Rebecca? ¿Estás bien?

- "¡¿Qué demonios pasa conmigo?!"

- ¡Rebecca!

La ojiazul levantó rápidamente la vista ante ese inesperado grito. Quiso reprenderle por esa actitud, pero no pudo hacerlo. El muchacho estaba a escasos centímetros de su rostro mirándola con preocupación.

Su corazón comenzó a latir con fuerza. Agarró la almohada y se la lanzó al muchacho.

- ¡¿Pero qué haces?! – gritó él lanzándoselo de vuelta.

- ¡A-Aléjate!

- ¡¿Eh?!

- ¡Aléjate!

· * · * · * ·

- Jamás llegaremos a entender a las mujeres. – expresó Weisz viendo a su compañero con el rostro rojo.

Él y Rebecca habían terminado por hacer una pelea de almohadas algo agresiva.

- Yo solo quería darle los buenos días, como cada mañana… - pronunció él con un puchero.

- Bueno. Entraste sin permiso en su habitación. – recalcó el rubio.

- Porque estaba tardando mucho en despertar.

- ¿Acaso la echabas de menos? – Se quiso burlar. No esperó ver como el muchacho giraba la cabeza a un lado levemente avergonzado. – La echabas de menos.

- ¿Sí es así qué? – lo retó frunciendo el ceño con las mejillas sonrojadas.

Weisz se carcajeó.

- Que tierno eres. Debes estar muy enamorado.

- ¿Enamorado?

- Sí. Enamorado. – repitió. – Que no te dé vergüenza admitirlo. Es obvio.

- Me gusta. – contestó el pelinegro.

- Pero estas enamorado, ¿no es así? – preguntó con sorpresa al ver su reacción.

- Sí. Supongo.

- ¿Supones? ¿No sabes si estás enamorado?

- Ya te he dicho que me gusta.

Weisz se asombró aun más. Todos estos meses en los que ambos estuvieron saliendo podía haber jurado que ambos estaban enamorados, y ahora Shiki le estaba confirmando que no era así.

- No es suficiente con que te guste. Lo sabes, ¿no?

- ¿Por qué no lo es?

- ¿En serio no lo sabes? – preguntó. - No sirve de nada estar con alguien si los dos no estáis enamorados.

- Pero estoy con ella. – dijo con obviedad. – Me gusta, Rebecca.

- Por dios Shiki. No es suficiente. – exclamó con algo de nervios. – No puedes estar con ella si no estáis enamorados.

- ¿Hablas en serio? – cuestionó con un deje de tristeza.

El rubio suspiró. Creía que eso lo sabía. Pensó que quizás Rebecca se lo habría explicado. Pensó que estaba enamorado.

- Deberías hablar con ella y aclarar el tipo de relación que tenéis. – comentó rascándose la cabeza. Sentía que se estaba metiendo donde no lo llamaban, pero algo en él le decía que eso era lo mejor. – Habla con ella.

Y con la mano alzada se despidió del muchacho.

Estático en el lugar, Shiki comenzó a pensar en lo que el rubio le acababa de decir. ¿Estaba enamorado? Le gustaba Rebecca, la quería, pero no sabía como se sentía estar enamorado.

· * · * · * ·

Habían pasado unas cuantas horas desde esa pequeña conversación, y tras pensarlo detenidamente, Shiki se armó de valor para hacer exactamente lo que Weisz le había dicho: hablar con Rebecca.

Y allí estaban ambos. Sentados en la cama de la muchacha a la espera de que alguno dijera algo. La joven seguía nerviosa por el sueño que la noche anterior había tenido, y que su compañero hace unos minutos le dijera que quería hablar con ella, no hacía las cosas más fáciles.

- Oye Rebecca…

La nombrada pegó un pequeño brinco en su asiento ante la inesperada voz del chico. De un momento a otro sintió su corazón latir con fuerza y sus manos comenzar a sudar.

- D-Dime. – logró articular.

- Tú… ¿Estas enamorada de mí? – preguntó.

Rebecca giró la cabeza hacia él con clara sorpresa, y aunque en un principio quiso levantarse y expresar los nervios que le provocaba esa repentina pregunta, optó por mantenerse en el lugar e intentar calmarse tras ver el serio rostro del muchacho.

- ¿P-Por qué preguntas eso tan de repente?

- Solo responde.

La chica pudo notar a través de esas palabras un tono levemente agresivo. Eso claramente la tomó por sorpresa, pero lejos de enfadarse o tan siquiera intentar preguntar el motivo de su enfado, Rebecca entrelazó sus manos con las del chico y sonrió.

- Eres mi pareja, por supuesto que lo estoy. – contestó.

- ¿Solo por eso? – inquirió apartando su mano de la de ella.

Un pequeño pinchazo perforó el corazón de la chica. ¿Estaba siento rechazada?

- ¿Qué ocurre, Shiki? ¿Hay algo que te preocupe? – Quiso saber.

Ese comportamiento no era propio de él.

El pelinegro observó el rostro preocupado de su amiga, y maldijo en voz baja. ¿Qué se supone que debía decir?

- Yo… No sé lo que siento. – respondió con un suspiro.

Aunque sabía que no debía hacerlo, Rebecca empezó a imaginar mil cosas, mil momentos, mil palabras dichas por Shiki y ninguna buena, por lo que sus latidos incrementaron a causa de la angustia.

- ¿A… qué te refieres? – se atrevió a preguntar aun con temor en su voz.

Lo vio abrir y cerrar la boca varias veces como si no supiera exactamente que decir y por ende eso la inquietó aún más.

- A que no se si estoy enamorado… - respondió finalmente.

Y con tan solo esas palabras, Rebecca sintió su mundo venirse abajo.

- ¿Qué…? – pronunció casi sin voz.

¿Qué significaba eso…?

El miedo la invadió, y su mente comenzó a crear momentos dónde el chico no hacía más que alejarse de ella. Sintió sus ojos arder.

- ¿Ya… no te gusto…? – preguntó.

El tono tembloroso en su voz hizo que Shiki levantara la cabeza para mirarla.

- ¿Rebecca?

- Al principio supuse que esto no duraría. – habló, y sin quererlo las lágrimas comenzaron a descender por su angustiado rostro. – No le veía futuro, pero… después de todo lo que hemos vivido… tenía esperanza. – hipó. – Yo… quería seguir más tiempo contigo…

Ahora fue Shiki quien entró en pánico.

- ¡No llores Rebecca! – pidió sin saber bien qué hacer.

- L-Lo siento… - susurró ella intentando detener el llanto que sin quererlo iba en aumento. – Esto debe ser incómodo para ti…

Lo estaba incomodando, y ella se estaba humillando. No quería llorar, no quería que la viera así, pero en cuanto oyó esas palabras no pudo parar ni una sola lágrima. Le quería, lo amaba, estaba enamorada… Y ahora si pecho dolía…

- Lo siento… - repitió levantándose de la cama.

Tenía que salir de allí, tenía que calmarse, recomponerse, y aunque le costara, tenía que seguir.

- ¡Me gustas! – escuchó de repente.

- ¿Eh…?

La joven se giró hacia su compañero, y al hacerlo se vio de inmediato atrapada entre sus brazos.

- S-Shiki…

- Perdóname. – pronunció. – Perdóname Rebecca. No quería hacerte sentir mal…

El calor que el cuerpo del muchacho brindaba logró tranquilizarla un poco. Se aferró a su ropa, y con algo de duda preguntó:

- ¿Te gusto?

- Me gustas.

- ¿Cómo amigos?

- Como novia.

Rebecca parpadeó confundida.

- Entonces, ¿por qué has dicho que no sabías lo que sentías?

- He hablado con Weisz. – contestó sin dudar, y a Rebecca no le hizo falta ningún detalle más.

- Ese idiota… Voy a prohibirle que se acerque a ti… - susurró maldiciendo de mil formas a su rubio compañero.

- Me preguntó si estaba enamorado de ti, y respondí que me gustabas. – continuó explicando. - Dijo que no era suficiente eso. Que nuestra relación solo podía seguir si ambos estábamos enamorados.

- Y te asustaste. – adivinó.

- Sí…

Rebecca sintió como su cuerpo se relajaba del todo, y suspiró soltando toda la angustia que le quedaba. Era eso.

- ¿Esto… tiene que terminar…? – lo oyó preguntar.

Ella apartó un poco el contacto para posar sus ojos sobre los de él.

- No, claro que no. – contestó con una sonrisa. - Has dicho que te gusto. Es suficiente.

- ¿Aunque no esté enamorado?

Una vez más sintió su corazón retorcerse, aunque esta vez fue menos doloroso al entender el motivo de aquello.

- Todo ha ido demasiado rápido para ti, Shiki. Es normal que a veces tengas dudas. – explicó. - Empezamos a salir nada más descubrir lo qué era el amor. Y estamos aquí para experimentarlo y porque ambos sentimos algo fuerte por el otro…

Aquello pareció no convencer al muchacho, por lo que Rebecca, tomando su mano, lo guio con suavidad hacia su cama. Él no rechistó.

- ¿Recuerdas lo que te dije cuándo preguntaste qué era el amor? ¿Lo que te hacía sentir estar enamorado? – preguntó.

- Un poco. – respondió él. – O eso creo.

- Me preguntaste lo que se sentía, ¿recuerdas?

- Sí.

- Lo que contesté, fue exactamente lo que siento yo por ti.

Shiki la observó dibujar en su rostro una pequeña y tímida sonrisa, mientras su vista se posaba sobre el suelo.

- Estar al lado de esa persona… - Rebecca calló durante unos segundos, y seguidamente negó con la cabeza. – No, no esa persona. Sino tú. – corrigió tiñendo sus mejillas de rojo. – Estar a tu lado hace que mi pecho arda, Shiki, tanto que a veces duele. Aunque sé que eso no es malo, ya que… te quiero demasiado… - El joven sintió un repentino calor surgir desde sus entrañas. – No hay un solo momento en el que no deje de pensar en ti, en tus ojos, en tu pelo, en tus labios…

- Rebecca… - susurró deslizando su vista sobre la boca de su compañera.

- Quiero… quiero estar siempre contigo, a tu lado, y tener la fuerza suficiente para protegerte y cuidarte. – pronunció jugando con el dobladillo de su falda. – Y sé, que cuando nos toque volver a pelear, en algún momento nos separaremos, y tengo miedo. Miedo a que algo malo te pase si no estoy a tu lado…

Hasta ahora todo iba viento en popa. No habían tenido encuentro alguno con el enemigo, y aunque eso era un alivio, no sabían hasta cuando duraría. No lo parecía, pero Shiki temía.

- Tengo fe en que cuando eso ocurra nos volveremos a encontrar, y solo entonces podré volver a respirar con normalidad, a sentir paz, ¿entiendes?

- Sí… - susurró sin apartar su mirada de ella.

- Lo único que quiero es verte feliz, Shiki. Que sonrías, y que tengas un futuro feliz aunque no sea conmigo… - expresó con un deje de tristeza. - Antes de que me preguntaras sobre que era el amor, yo ya estaba enamorada de ti. – declaró. - Quizás no tanto como ahora, pero sí que me gustabas con locura.

- ¿Por qué no me dijiste nada? – preguntó.

- No hubo tiempo, y de cierta manera sabía que tu no sentías lo mismo por mí. No quería arriesgarme. – respondió.

Hubo un breve silencio donde el joven pelinegro se debatía qué decir.

- ¿Y si no llego a enamorarme nunca…? – soltó cabizbajo.

- Te gusto, así que es suficiente.

- ¿Y si llega un punto dónde no lo es? ¿Y si quieres más? – inquirió nervioso.

- Shiki…

- Responde por favor… - rogó.

- Si llega un punto donde gustarnos no es suficiente para estar juntos, entonces… habría que dejarlo…

Esa respuesta fue un choque para ambos, pero sabían que la realidad era esa.

- Entiendo… - murmuró Shiki sin ganas. – Es mi culpa…

- ¿Qué?

- Yo te haré sufrir, ¿no? – Shiki alzó la vista. Su rostro mostraba miedo. – Aunque no quiera hacerlo. Incluso ahora estas triste.

- Shiki…

- Lo siento mucho, Rebecca. Lo siento mucho, yo…

- Hey, Shiki, tranquilo. – La muchacha posó sus manos sobre el rostro del chico obligando a mirarla. – El dolor que pueda llegar a sentir no es culpa tuya.

- Sí lo es. – insistió. – Si nos separamos…

- No lo pienses. – lo interrumpió. – No es necesario hacerlo.

- Pero…

- Shiki. – lo llamó al ver como había desviado su vista hacia el suelo. Él volvió a levantarla. – Ojalá ese día no llegue nunca. Ojalá tus sentimientos por mi crezcan cada día más. Ojalá algún día nuestro amor por el otro sea el mismo. Ojalá… te enamores de mi… - expresó con una leve sonrisa. - Pero si eso llegase a no pasar nunca, te prometo que aun así estaré a tu lado.

- Rebecca…

- Antes que ser pareja somos amigos, Shiki. No lo olvides.

Observó como los ojos del muchacho se cristalizaban, y no pudo hacer más que rodear su cuerpo en un abrazo. Él correspondió de inmediato.

- Tengo miedo… - pronunció él.

- Lo sé. El amor da miedo. – contestó con una leve risa. – Pero no por eso hay que privarse de ello.

- Eres una persona muy importante para mí, Rebecca… - declaró el pelinegro. - Quiero estar siempre contigo, como pareja, pero… no sé como lidiar con lo que pueda o no sentir…

- Lo sé, y nadie puede saberlo. – expresó. - Por eso no tienes que preocuparte de nada. Vamos a vivir el presente, día tras día sin pensar en el mañana, ¿de acuerdo? – Se apartó un poco para verle a los ojos y continuar diciendo: - Sigamos como hasta ahora.

Él asintió en silencio, y volvió a abrazar a la muchacha temiendo que se alejara en algún momento.

Rebecca lo supo desde el primer momento. Shiki no estaba enamorado de ella. Claro que la quería, claro que le importaba, pero no estaba enamorado.

Él le pidió que experimentaran juntos esto del amor, y aun con todas las posibilidades de que no saliera bien, ella aceptó. Quiso hacerlo por propia voluntad.

Lo sabía. Lo sabía bien que eso era cuestión de tiempo, pero aunque fuera así, iba a disfrutar de ese tiempo al máximo. Iba a dejarse llevar. Y si algún día eso terminaba, iba a aceptarlo con la cabeza bien alta, y sin separarse de su lado ni un solo momento.

- * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * -

¡FIN del capítulo 5!

Antes de nada quisiera decir que si pensáis que este capítulo es el peor que he escrito en todos los tiempos, os doy la razón. No me sentiría ni herida ni ofendida porque realmente es así.

"¿Y por qué lo subes si crees que no está bien?"

Porque sí que creo que está bien. Realmente todas las conversaciones y escenas que quería añadir a este capítulo están aquí. El problema está en que no he sabido cómo ejecutarlo bien. No he sabido entrelazarlo correctamente. Por eso creo que de alguna manera no esta bien.

Incluso en la conversación inicial del capítulo me pregunto a mi misma qué tiene que ver con la historia. Y realmente no mucho ya que no se vuelve a mencionar en ningún momento, pero sí que es verdad que al terminar de escribir todo el capítulo, he pensado que aunque no tenga mucho que ver, le da cierto tipo de esencia (por así decirlo). Además de que la frase que dice Shiki "Déjate llevar", aunque al principio se refiera de manera sexual, al final le da más sentido a lo que Rebecca quería expresar. No se si me entendéis xd.

También hay que mencionar que este capítulo es bastante corto a comparación de los otros.

Me ha faltado más trabajo. Lo sé.

Por eso os pido perdón. Lleváis todo este tiempo esperando y cuando por fin subo el capítulo no es como esperabais. Lo siento mucho, en serio.

Por suerte, puedo editar el capítulo cuando quiera, por lo que cuando tenga una buena idea para enlazarlo todo lo editaré. Puede que ahora no esté perfecto, pero quizás en un futuro lo esté.

Además quiero añadir que la prisa por subir este capítulo es las ganas que tengo de continuar con "Little Moments", la historia NaLu que llevo sin actualizar meses. Quería subir este capítulo, para subir próximamente la letra F de Little Moments y seguidamente empezar con la F de esta historia.

Las prisas son malas chicos.

En fin. Ha sido más larga esta explicación que el capítulo.

Ya sabéis que si me tenéis que decir algo podéis hacerlo siempre y cuando sea con respeto. Acepto las buenas y las malas opiniones por igual.

¡No tengo nada más que decir salvo que os cuidéis muchísimo!

Un abrazo enorme ~

- * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * · * -