Decir que estaba asustado era una subestimación. Estaba en pánico y con el temor recorriendo cada átomo de su ser.
A su edad de 59 años, Samuel Oak ha experimentado todo tipo de emociones, y el miedo era la que estaba en mayor cantidad, en aquel entonces cuando el salió a explorar el mundo junto a su Squirtle, las cosas eran distintas, muy distintas. Primero porque había 5 décadas de diferencia y la tecnología no era nada comparado con lo que se tiene en este entonces, apenas Slip Co estaba surgiendo como compañía y la creación de la pokeball que todos conocemos era algo muy escaso y costoso.
La única forma de conseguir alguna pokeball era, o gastando una gran cantidad de dinero comprando en las tiendas, o viajar a Jotho, conseguir algún Apricorn de las 7 posibles e ir a pueblo Azalea y esperar que el herrero de aquel entonces Gantetsu te fabricara una pokeball, oficio que ahora es ejercido por su hijo Kurt actualmente. Esta era la única forma de poder conseguir alguna pokeball, e incluso el que te fabricaran una pokeball a base de un Apricorn era muy baja y muy tardío, al ser un trabajo artesanal y a lo complicado de conseguir el fruto en aquel entonces.
Samuel se enfrentó a muchos rivales y gano varias batallas, entre ellas la más importante para su carrera como entrenador y persona, contra el campeón de aquella época proveniente del clan Wataru, Siegfried Wataru abuelo del actual campeón Lance Wataru, y que al igual que todo su clan, especializados en Pokémon draconianos.
En aquel entonces tuvo mucho miedo, se enfrentaba a quien podría ser considerado al entrenador más fuerte del mundo y también al primer campeón de una liga Pokémon. Las demás regiones no empezaron a tener ligas Pokémon después de una década, principalmente por la victoria de Samuel contra el campeón, lo que dio a que el resto de entrenadores de otras regiones pusieran manos a la obra y terminaran como lo es hoy en día.
Pero eso no fue lo que le dio más miedo, quizás el imponente Dragonite de Siegfried era un monstro en todo el significado de la palabra. Lo que más le aterro fue tratar de capturar al trio de aves de Kanto, el trio legendario. La palabra clave tratar. No era secreto para nadie que Samuel era un nerd en todo lo que respecta a Pokémon, y como meta se puso en capturar a todos los Pokémon y crear una gran enciclopedia de estos mismo. La PokéDex fue un invento revolucionario en todo sentido, pero con un gran costo detrás de él.
Para poder registrar a cada uno de los Pokémon existente, primero tenía que encontrarse con ellos, estudiarlos por una temporada, sacar bocetos de ellos, y capturarlos, misión nada fácil para un joven no mayor de 20 años, por buen camino, ya llevaba gran parte de su proyecto terminado y en el camino hizo compañeros y amigos que le o ayudaron con esta importante tarea. Pero quedaba un último desafío y eran los Pokémon legendarios.
Investigando antiguas ruinas, leyendas y mitos de siglos atrás, pudo dar con los preciados legendarios, que el titulo no lo llevaban de adorno.
En nuestra cultura, el término legendario es dado a algo, o un ser de que debido a su participación en la historia, ya sea por su importancia o poder se convertía en modelos dignos de seguir.
Estos Pokémon eran todo eso y más.
Eran la cúspide del poder y de su tipo, solo rivalizando con otro legendario y pseudo legendarios. Generando gran precio con solo su presencia y una sed de muerte a quien ose entrar a dañar su territorio. Ese fue el día en que Samuel experimento el verdadero terror, ese fue el día en el que también aprendió que los nombres tenían poder y no debían ser usados a la ligera.
Nunca espero sentirse de esa forma otra vez, ni siquiera cuando el amo de los mares y el amo de la tierra se enfrentaron en Hoen, haciendo estragos a nivel global. Ni aun cuando el amo y dueño de los cielos bajo a poner orden. Esto no se comparaba con todo lo anterior.
Hace menos de un mes había sido avisado por Bill que le guardián de Kanto estaba rondando las costas de Cerulean City y eso no era nada bueno, los guardines nunca, pero nunca salían y rondaban la zona solo porque si, toda acción que llevaban a cabo era por algo, y eso lo tenía con los pelos de puntas, no sabían que quería, no sabían cuál era su objetivo, y por eso solo podían esperarse lo peor. Pero todo acabo cuando a las 10 de la noche, un fuerte rugido se escuchó por toda la región, levantando cada alerta que tenía la región.
El profesor rápidamente fue a su equipo de trabajo para ver qué era lo que sucedía, y lo que vio le quito el color de la piel. El guardián había aparecido, ese era un problema grande, pero este solo empeoro cuando descubrió donde era el punto de aparición, y si no fuera por todos sus años estando en presencia de poderosas criaturas que pueden fácilmente matarte si no tenías el debido cuidado, juraría que le daría un paro cardiaco.
Esa misma tarde había tenido previamente una charla con Ash, la que termino por burlas de parte de Ash y sus asistentes por el cariñoso apodo de un Pokémon psíquico y la recomendación de ir con Bill y colega suyo. Ahora esto no tendría nada de malo, si es que el punto de aparición no sea la jodida torre de Bill.
Fueron 3 minutos. Solo 3 míseros minutos donde toda la región de Kanto se puso en alerta máxima y la liga Pokémon trabajara rápidamente para que el pánico no se acrecentase en la población, si es que este último podía crecer más. Estaba preocupado por Ash como no se tenía idea, el chico era como su segundo nieto en todo menos en sangre, lo vio crecer, vio como este iba mejorando y aprendiendo con el paso del tiempo, y como si de un Pokémon se tratase, evolucionando para ser en un futuro ser el mejor. Por eso estaba aterrado, pero algo le decía que sobreviviría, pero el medio seguía presente.
Pero su pánico y pavor fue provocado por nada más y nada menos que de parte de su mejor investigadora.
Delia Ketchum era una mujer de temer cuando estaba enojada, pero empalidecía cuando se trata de su hijo. Habiendo criado a Ash en gran parte ella sola, le tenía un gran apego a pequeño, era su mayor orgullo y mayor temor.
Temor que sea igual que su padre.
No la malinterpreten. Ama a su esposo, pero el en su juventud era propenso a meterse en situaciones de peligro extremo, y también tendía a llamar la atención de entidades de gran poder. Y su Ashy se parecía tanto a su marido, aun recordaba cuando en el campamento se perdió, rescato a la hija de una buena amiga, y es casi atacado por un Ursaring salvaje, y que no avise sido que se hizo amigo de sus crías, seguramente su hijo no estaría aquí. Así que el miedo de que le pasara algo era demasiado. Pero tenía la esperanza de que nada de esto ocurriera, llevaba un mes de viaje y no le había pasado nada. Pensó que estaría seguro en su viaje.
No podría estar más equivocada.
Desde que su hijo salió, ahora tenía más tiempo libre, tiempo que dedicaba a su trabajo y ayudar al profesor Oak, por lo general terminando su rondas a eso de 11 de la noche, entonces se enteró de que su hijo estaba con el maniático Bill, que a palabras de ella, el titulo le quedaba como anillo al dedo. ¡Pero es que quien se colocaría el traje de un Pokémon y actuaría como ellos para saber cómo Vivian! Sin duda Bill y Samuel eran quienes lo asían.
Por eso cuando las alarmas sonaron se dirigían junto con Oak para ver lo que ocurría. "¿Sabe lo que está pasando?". No tenía idea de lo que ocurría, pero por la cara del profesor el sí tenía una idea de todo el asunto.
"Es pero estar equivocado con esto, pero estoy 99% seguro que el guardián de Kanto ha hecho aparición, y es cerca". El miedo se apedreo de Delia, quien sabia de las andadas del Pokémon, y eso no auguraba nada bueno.
Entrando en el modo más profesional que la situación le permitía, se colocó a un lado del profesor, quien seguía apretando botones y moviendo palancas a diestra y siniestra. "¿Tienes alguna idea de donde apareció?". Pregunta correcta en el momento correcto. Delia se caracterizaba por hacer preguntas y dar respuestas claves en el momento preciso.
"Aun no es seguro, el radar no funciona correctamente por la fuerte sacudida que el rugido dejo a su paso, pero poco a poco está volviendo a la normalidad". Mirando su reloj, reviso la hora, amontando en una libreta el tiempo en que empezó todo y cuando terminara.
No fue después de 3 minutos que todo volvió a la normalidad y Oak pudo terminar sus apuntes, además de que el radar funcionaba correctamente.
"Bien, con esto operando, no me tomara más que unos segundos saber el origen de su aparición". Y como dijo, después de 10 segundo un punto rojo empezó a parpadear repetidamente en el radar, y que al tocarlo se mostró un mapa de la región, mientras que se iba acercando al punto de inflexión gracias a los satélites puesta por la liga en toda la región. "Esto ocurrió en Cerulean City, por lo visto Bill tenía razón, según esto el punto exacto fue en... oh". No dijo nada más, solo podía ver la pantalla con creciente pavor. El color de su piel lo abandono, y empezó a temblar.
Sin entender que pasaba, o porque el profesor estaba de esa manera, Delia se acercó al monito bajo la atenta mirada de un pálido y tembloroso Oak, quien trataba de moverse pero sin éxito alguno. Esperado a lo peor, solo pudo ver como Delia miraba la pantalla mientras que lentamente llevaba sus manos a su boca, tapando esta misma y el inminente grito que vendría. "¡ASH!".
No podía crearlo, y esperaba que todo lo que estaba viendo fuera solo un error de computadora, pero el profesor no estaría tan pálido por nada, solo podía maldecir internamente a los genes de su esposo, él siempre fue un imán de problemas y resulta que su pequeño bebe era igual que su padre. Entrando en pánico, solo pudo hacer lo que cualquier madre haría en momentos como estos, dar un fuerte y desgarrador grito, que si el laboratorio no estuviera con los vidrios reforzados seguramente estaría cuarteados, y se desmayó, dejando al viejo campeón de la liga, solo, en pánico, pálido y con miedo de lo que le pudiera hacer su investigadora y amigas cuando despertara.
Este sin duda, no era un buen día para ser un profesor Pokémon, y mucho menos en ser Samuel Oak.
[Zona desconocida]
Era extraño.
El sentimiento de estar ahí, saber que estás ahí, pero sin sentirse ahí. Era sumamente extraño para Ash. Lo último que escucho antes de que llegase a esta oscura zona fue... "Fuerte".
Retumbaba en su cabeza, y le daba escalofríos de solo escucharlo, pero también, lo llenaba de una gran emoción y anticipación, pero no tenía idea de que era, y no podía pensar en aquello, mucho menos en la zona donde estaba.
El lugar era oscuro, pero no como la noche o como en una cueva, ni que oscuro total, negro prácticamente hablando, no podía ver ni siquiera sus manos y eso ya lo empezaba a incomodar, no se sentía a gusto. Se podría comparar con el vacío, un lugar donde nada puede salir, y nada sobrevive, pero con la diferencia de que pequeñas imágenes aparecían del junto a varias personas que no podía reconocer, exceptuando por algunos como su madre, Gary, Brock y el profesor Oak, pero el resto no los conocía, había una chica de cabello azul y gorra blanca, otra de piel morena y gran cabellera, una peli naranja, y otra de traje rojo, además de un trio de chicas de pelo azul, verde y rubio, que parecían ser buenas amigas. También era acompañado de dos niños, dos rubios, un peli verde, un chico con una libreta y un chico sin camisa y de pelo rojo.
Pero había otra chica, que le era familiar, pero no sabía de qué. Tenía el pelo castaño largo y ojos azules, además de vestir con una vestido negro y una falda roja, además de zapatillas negras y una gorra magenta. Sentía que la cónica, pero simplemente los puntos en su cabeza no se unían.
Y lo más extraño, es que tenía un Pikachu.
No tenía nada con ellos, de hecho le encantaría tener uno, se podría decir que era su Pokémon eléctrico favorito, quizás sea por su experiencia al jugar con un Pichu en el bosque cuando era niño, pero Froakie no le dejo capturar a ninguno, en un principio pensó que era porque no le agradaban, pero descarto la idea rápidamente de su cabeza, Froakie no era de los que odiasen a alguien sin razón, además de que en cada batalla contra un Pikachu que libraron en el Bosque verde, se la paso analizando cada movimiento de sus contrincante y al debilitarlos solo negaba con la cabeza, como si estuviera decepcionado.
La verdad es que no sabía que se traía en su cabeza su Pokémon, pero confiaba en él, y si su Pikachu idea debía esperar más tiempo que así sea.
Pero rápidamente todo se ilumino, mientras que un ser gran presencia y poder se alzaba más de 20 metros sobre el con la forma de un caballo, el pecho negro y una coraza blanca, un anillo dorado coronaba su espalda, la cual tenía ramificaciones desde el anillo hacia afuera.
La presencia era mayor que la del Dragonite, si tuviera que comparar no podría, la diferencia era inmensa que era simplemente ridículo.
"Veo que viste algo interesante ¿no es así?". Su voz resonaba en el lugar, imponía respeto y miedo, mucho más que la de Musharna, quien también le hablo telepáticamente. "Sé que tienes dudas, demasiadas diría yo, pero tu tiempo aquí es poco, así que responderé las más importante y luego hablaras". Ash sabia una cosa, eso era una orden, no era algo que podía evadir o persuadir, era una orden de alguien que fácilmente puede eliminarte de la existencia, y nadie lloraría tu partida, porque simplemente ya no existirías.
"Primero, no te matare, actualmente eres alguien que no me afecta en nada, pero veo que tendrás importancia en algún momento, segundo, lo que viste era imágenes de uno de los tantos universos posibles, así que no te preocupes por lo que viste, es irrelevante y solo fue un capricho mío". Ash suspiro por eso, realmente aliviado, aunque el saber de los distintos universos lo puso un poco nervioso. "No te preocupes por cosas sin importancia, nada ni nadie puede entrar a este universo a menos que yo así lo quiera, tercero y último, y esto es as una advertencia, ten cuidado, estas en mira de un guardián y eso no se puede tomar a la ligera, debes ser fuerte para poder defenderte de ellos algún día, creo que es todo, puedes hacer un pregunta y seria todo".
"Esto... ¿Por qué me muestras todo esto? es decir, porque a mí, y no a otro, solo tengo un mes de ser entrenador y no creo que sea nada especial ni extraordinario la verdad". No era por despreciar a sus Pokémon, sabían que eran fuerte, pero comparados con otros como Lance no tenía posibilidad, quizás el compare con alguien de ese calibre sea demasiado, pero el chico aspiraba alto.
"Como dije, fue un capricho mío, nada más ni nada menos, eres fuerte para tu tiempo y edad, y además tienes cierta participación en evento importantes como cierto hombre, solo tenías que ser su hijo, siempre metiéndose en problemas". El tono no demostraba nada de emoción, pero sus facciones demostraban una pequeña y diminuta sonrisa.
"¿Conociste a mi papá?". Era un tema delicado, lo veía pocas veces y cuando podía era por poco tiempo, así que su padre era un tema sensible, solo tenía una vieja pokeball que le regalo, cuando era más joven, era su tesoro, y Gary tuvo que arruinarlo partiéndolo a la mitad. No era de odiar, pero Gary se lo ganaba a pulso.
"Veo que nombrarlo te altera un poco, pero si, lo conocí, es parecido a ti, solo que un poco más alto y ya había participado en muchas cosas con seres de gran poder". Pauso recordando cómo conoció al vendito entrenador, que quiera o no, se ganó un diminuto espacio en su corazón, quizás su hijo no sea tan distinto. "Es momento de que te vallas, ese Froakie está preocupado por ti".
"Tienes razón, supongo que gracias por todo". Poco a poco Ash empezó a iluminarse. "Espera nunca me dijiste tu nombre".
"Tengo varios nombres, pero me puedes llamar... Arceus". En un flash, el joven desapareció, dejando a la deidad sola. "Menos mal que selle su memoria de todo esto, no sé cómo su cuerpo astral llego aquí, pero eso no debe pasar, es muy joven para saber esto, y mucho menos para seguir el legado de su padre, jeje, maldito infeliz, sí que estas metido en un lio, solo espero que esto atrase los evento, mientras menos sepa mejor para él". Lentamente empezó a desaparecer, dejando la habitación en total oscuridad, no sin antes dejar salir unas últimas palabras. "Buena suerte Ash, la necesitaras".
[Centro Pokémon de Cerulean City. 8 horas tras el ataque del guardián]
Despertándose, pudo observar su situación actual. Primero, estaba en lo que parecía ser una sala de hospital, segundo, estaba vendado en distintas partes de su cuerpo, el ataque de aquel Dragonite fue devastador, y tercero y más importante, su cuerpo dolía, y mucho, no creía que tuviera algún hueso roto, pero el dolor era grande. Suspirando en frustración trato de moverse, viendo como era en vano y el dolor lo atacaba como una corriente en todo el cuerpo, como si de un Impactrueno de un Pikachu se tratase, se acomodó más en su cama, y cerró los ojos tratando de recordar los eventos pasados.
Sintió una presencia amenazadora en la torre de Bill, luego este mismo lo invito atestiguar un evento poco común y de gran importancia, siendo esto seguido del ataque de uno de 8 guardianes regionales. Dragonite el Pokémon dragón, Pokémon insignia del campeón de la liga Lance, y aquel dragón que se encargaba de proteger la región de Kanto de amenazas inminentes. Siendo también el responsable de su estado actual. El recuerdo era vivido aun en su mente, viendo como el ataque de ese dragón se acercaba, mientras que el solo podía mirar con pura impotencia como se acercaba a la torre, con un porte imponente y con una presión que solo podía comparar con su madre furiosa.
Recordando también como su inicial, el primer Pokémon que tuvo y lo más importante su amigo, se lanzaba hacia ese monstruoso Pokémon, tratando de defenderlo.
Sus ojos se abrieron de par en par, todo el dolor que antes sentía fue opacado por una gran preocupación y angustia por su anfibio compañero celeste, él estaba seguro de que Nidoran y Grubbin se encontraban a salvo, las pokeball tenía un mecanismo que las hacían más duras que el diamante cuando guardaban a un Pokémon, pero siendo fácil de romper cuando estas estaban vacías. Una de las medidas de seguridad para la protección de los Pokémon dentro de estas, para que no tengan ningún daño colateral o peor... La muerte.
Pero Froakie no contaba con el mismo caso, estuvo con él en todo momento, y temía que algo le pasara. Suprimiendo un quejido en su boca, se levantó tratando de ver a su compañero, no encontrándolo para nada. "Froakie...". Entrando el pánico, el joven entrenador azabache empezó a hiperventilase, mientras que su pulso iba en aumento y frecuencia cardiaca igual. Lagrimas se generaban en su ojos mientras que la posibilidad de haber perdido a su amigo del peor modo inundaba su mente. "Froa...kie... por favor...". Con voz quebrada empezó a sollozar, no solo de tristeza y temor, sino también de frustración y amargura.
Una gota empezó a caer por su mejilla, recorriendo sus facciones y cayendo finalmente a la sábana blanca del hospital, antes de que un borrón celeste acompañado de un grito le empujase contra la cama.
No pudo.
No pudo derrotarlo.
No pudo ayudar a su entrenador.
Los Froakies son una especia orgullosa, fuertes, agiles y sobre todo, fieles. Entrenándose a su máximo desde que son jóvenes, y luego pasando a manos de un joven entrenador quien se encarga de sacar su máximo potencial. Siempre fieles a su entrenador, sin ser exigentes con que tipo se encuentran.
Pero el no.
Él era distinto.
Serán 5, 7, 15, o incluso más, nunca supo con exactitud a cuantos entrenadores abandono, pero no le importaba, ninguno de esos humanos era digno de ser su maestro, ni mucho menos su entrenador, no eran fuertes, no tenía el deseo de luchar, eran en simples palabras... débiles.
No sabía porque lo hacía, vio a varios de sus hermanos partir, pero lo que si sabía es que era importante, lo que hacía tenía una razón, su corazón se lo decía, de que algún día se encontraría con ese entrenador que su corazón sentía que era el correcto, el que él necesita.
Un día el humano de vestimenta extraña vino con esa rara esfera roja y blanca, no tenía idea como se llamaba, pero sabía que cuando venía con eso en mano, sería entregado a otro humano lo suficientemente estúpido para creerse digno de ser entrenador, él era un orgulloso Froakie y no se dejaría entrenar por nadie que considerase indigno.
Y así empezó como todas las veces, siendo encerrado en esa cosa, que no era cómoda, pero tampoco lo molestaba, era solo un lugar más. Sabiendo que iba a tardar todo esto, se durmió, preparándose para ser liberado y ver el mismo lugar de siempre. Pero no fue así, cuando despertó se encontró en un lugar totalmente distinto, de un blanco que contrastaba con el rojo de ese lugar, con un sujeto que no reconocía como el humano de ropa extraña y otro humano, más pequeño, con unos ojos marrones que al mirarlos fijamente, algo cambio, no se sentía como los otros humanos, se sentía diferente, se sentía bien.
Desde ahí todo cambio para él, aceptando a Ash como su entrenador y luchando por hacerse más fuerte cada día. Pero eso cambio cuando se enfrentó al guardián. Como todo Pokémon, estaba enterado de su jerarquía, y como esta funcionaba, su padre se encargó de explicárselo.
Primero estaba el padre de todo, creador de ellos y de la vida misma, Arceus, seguidos de sus hijos y nietos, los legendarios, seres de gran poder, casi inconmensurable y casi imposible de derrotar, pero aun así posible. Luego seguían los singulares, seres raros y difíciles de encontrar, pero siendo fuertes al igual que un legendario, y luego vienes los guardianes y pseudo-legendarios. Seres de gran poder, siendo los primeros capaces de luchar a la par de un legendario o singular y salir victorioso, originados de la mano de una batalla espacial, estos Pokémon fueron otorgados de grandes poderes y capacidades, las cuales fueron dadas en menor medida, pero no menos poderoso, a su descendencia los pseudo-legendarios quienes también son capaces de luchar contra los legendarios, pero no a la par como los guardianes.
Y esa noche pudo atestiguar el poder de uno de los guardianes, y sentía que moriría en cualquier momento. Trato de enfrentarlo y perdió, despertando en una blanca habitación, siendo iluminada por la luz de la luna, y estando a un lado de su entrenador, se levantó, miro una vez más a su entrenador antes de que su estómago rugiera de hambre y salió del lugar por la ventana, en busca de algunas bayas para callar su hambre voraz.
Tiempo después, y con el estómago lleno, empezó a entrenar nuevamente, tratando de generar ese gran Hidropulso gigante que hizo en la torre del loco del disfraz, de esta manera paso varias horas hasta que vio que el sol empezaba aparecer, y que su manejo sea el deseado.
Como llego volvió, dando saltos de rama en rama, a la mayor velocidad que podía, pero si era comparado por la de su padre, era simplemente un Shuckle en comparación, además de no tener la experiencia, cayendo varias veces a lo largo del trayecto. Y cuando llego la imagen que veía lo desconcertó, ver a su entrenador aterrado y con agua brotando de sus ojos no fue grato, y mucho menos cuando escucho que el culpable era él. Así que como un borro entro y se éntrelo contra él, dándole un abrazo con todo su cuerpo y botando al paso algunos muebles.
"¡Froakie!". Eso fue todo lo que necesito escuchar Ash para que su estado volviera a la normalidad, su respiración volviese a la normalidad y sus lágrimas dejasen de brotar poco a poco. Devolviendo el abrazo con toda la fuerza que podía, tratando de no lastimarse más y de no dañar a su amigo, Ash se mantuvo en esa posición por quien sabe cuánto tiempo.
Todo esto ceso cuando por la puerta entro la enfermera Joy algo apurada, seguida de un Audino igual de agitado. Mirando la escena solo pudo negar con la cabeza, mientras que su suspiro salía de ambas féminas. Viendo que era ignorada, carraspeo un poco su garganta, dando a conocer su presencia al dúo, quienes se avergonzaron por la posición rápidamente se acomodaron, sacando un aligera risa a la enfermera. "Me alegro que te encuentres mejor y en óptimas condiciones". Acercándose con Audino a su espalda.
"Bueno, siempre fui resistente, así que no me preocuparía mucho". Una mirada afila poseyó a la enfermera, quien aplicando el mínimo de fuerza toco la costilla del azabache, generando que su quiero se arqueara y retorciera del dolor. "¡AH! ¿Por qué hizo eso?".
Con una sonrisa de satisfacción la enfermera saco su tabilla y empezó a mencionar lo escrito en esta, sin que la sonrisa abandonara su rostro. "Veamos señor resistente, sufrió daños en las costillas, tiene hematomas en distintas partes del cuerpo además de un golpe en la cabeza que por suerte no fue grave y solo tendrá dolor de cabeza, claro además de todo el dolor que tiene en el cuerpo, si tiene en cuenta que lo encontramos en la orilla de la playa junto al señor Bill y algunos escombros". Bajando la tablilla se enfocó en el joven entrenador, quien se encontraba con un semblante pensativo, mientras que el Froakie picaba repetidamente es haciendo que una ceja respingara en la cara del azabache. "Tuviste suerte de haber caído en la orilla del mar, amortiguo tu caída pero no por completo".
"Supongo que es algo ¿Cuándo seré dado de alta?". Agarrando a Froakie de la cabeza, lo sentó en sus piernas, mientras que sujetaba sus brazos para que no lo picara más.
"Ahora que estas despierto te harán un chequeo, recibirás una dosis de Pulso cura de Audino y estarás como nuevo y listo para retirarte". Asintiendo en aprobación, Ash miro al Pokémon detrás de la enfermera, e instintivamente se llevó su mano al bolsillo, dándose cuenta que no tenía su PokeDex, y más importante, sus demás Pokémon.
"Enfermera, ¿y mis Pokémon?". Asiéndose a un lado, dejo avanzar al rosado Pokémon quien traída consigo un carrito con las cosas de Ash, incluyendo lo más importante, las pokeball de sus amigos.
"Nos encargamos de reguardar tus pertenencias y Pokémon, aunque Froakie fue más radio a dejarte y se quedó contigo en todo momento, pero tus demás Pokémon están sanos y a salvos". Rápidamente cogió sus pokeball, y de inmediato libero a sus amigos, quienes al estar libre saltaron a los brazos de su entrenador. "En unos minutos se te hará el chequeo, así que espero que te comportes".
"Gracias enfermera Joy". Negando con su cabeza, desestimo el agradecimiento del joven.
"No te preocupes, es mi trabajo después de todo". Empezando a caminar a la se detuvo en la puerta, recordando algo importante. "Ah, se me olvido decirte que tienes visitas".
"¿Visitas? ¿Sabes de quienes se trata?". Con duda y un pequeño escalofrió cuestiono a la enfermera, quien se agarró el mentón de manera pensativa.
""Hmmm si no mal recuerdo, era una mujer castaña que gritaba algo de Ashy bebé, y el otro era el profesor Oak, je debes ser importante si él te visita". Sin más que decir, se retiró junto a Audino, dejando a un paralizado Ash quien solo podía pedir a toda deidad que lo salvara de su muerte inminente.
No quería experimentar la sensación muerte. Por lo menos no por segunda vez en menos de 24 horas.
Tras un chequeo y un Pulso cura por parte de Audino, tenía que agradecer que los ataques curativos sean tan efectivos como en los Pokémon, Ash se encontraba sentado en la camilla, junto a Froakie, Grubbin y Nidoran, esperando las visitas que según la enfermera, deberían entrar en breve.
Y como si d una estampida de Tauros se tratase, el piso empezó a temblar ligeramente, mientras que pasos se iban acercando y Ash empezaba a ponerse muy nervioso segundo a segundo. "¿Ashy bebé estas bien?". La puerta fue abierta bruscamente, mostrando a la matriarca Ketchum, quien traía cual saco de papas, al profesor Oak. "Ahí estas Ash, y tú que no te apurabas en caminar Samuel". Girando su vista, diviso al profesor, quien estaba botando espuma de la boca.
"Mamá, creo que es mejor dejarlo en el suelo". Sin contemplaciones dejo caer al pobre anciano de cara al piso, acercándose rápidamente a su hijo, mientras que empezaba a revisar cada aspecto de este. "Estoy bien mamá, ya me trataron y estoy mejor que nunca". Alzando los brazos demostró su punto, mientras que sus Pokémon hacían lo mismo, sacándole una risita a la mujer, quien luego cambio a una seria y rápidamente golpeo a su hijo en la cabeza. "¡Ay! ¿Y eso porque?". Indignado, miro a la fémina a los ojos, y rápidamente se arrepintió.
Con ojos llorosos y labio tembloroso, Delia miro a su hijo por unos segundos más, antes de atraparlo en un abrazo tan fuerte como podía. "Me tenías preocupada *snif*". Devolviendo el abrazo, Ash empezó a mover sus manos de arriba abajo por la espalda de su madre, tratante de confortarla.
Se necesitaron varios minutos y toda la fuerza de Samuel junto a los Pokémon para separar a Delia de un azul Ash, quien trataba de recuperar todo el oxígeno posible. "Cada día me sorprende más la fuerza de Delia". Murmuro para sus adentros, solo siendo escuchado por el Nidoran, quien solo ladeo la cabeza en confusión, mientras que volvía a ayudar a su entrenador. "Démosle un tiempo para que se vista Delia, él se encuentra bien, Pulso cura te deja como nuevo ante cualquier herida que hayas sufrido, además no creo que sea muy cómodo para Ash que estemos dentro mientras se viste". Proponiendo una idea, Oak recibió la mirada algo molesta de la mujer, mientras que del chico recibió una mirada aliviada.
"Pero es mi bebé, le cambien la ropa desde que nació". Como si de comer de una baya tamate se tratase, el joven entrenador rápidamente se coloro de un rojo intenso. Sintiendo pena por el muchacho, Oak suspiro ligeramente, mientras que agarraba a Delia de la ropa y la arrastraba a la salida. "¡¿Qué?! Oye suéltame, ¡Samuel te digo que sueltes ahora mismo!". Ignorando la perorata de la mujer, el profesor le dedico una mirada al azabache.
"No te demores tanto, no sé cuánto podré detenerla, así que por tu seguridad y la mía, será mejor que sea rápido". Cerrando la puerta, la habitación cayó en un silencio, mientras los Pokémon trataban de comprender lo que había pasado.
Soltando el aire que no sabía que tenía guardado, Ash rápidamente tomo su ropa aun lado de su camilla y se empezó a cambiar, remplazando la bata por su ropa que había usado con anterioridad. Olfateando el olor a limpio, se acomodó la gorra mientras que se sentaba en la camilla y miraba el reloj de la pared. "Siete de la mañana". Murmuro mientras que estiraba sus músculos tiesos, miro la puerta por unos segundos. "Mamá, profesor Oak, ya pueden pasar".
Siendo el primero en entrar, Oak pudo ver la nueva vestimenta del chico. Dando un silbido escaneo al chico de arriba abajo. "Veo que decidiste darte un cabio de look". Comento, mientras que al mismo tiempo por detrás entraba Delia, quien observo la nueva ropa con interés.
Ella le había empacado una muda distinta de ropa, para que el trascurso del viaje fuera variando, pero no pensó que lo hubiera ocupado tan pronto. "¿Qué paso con la otra ropa Ash?". Un pequeño escalofrió fue lo que le recorrió a Ash por la espalda, y eso fue todo lo que necesito Delia para saber que algo no estaba bien. "Ok Ash, cuéntame todo". Sin cuestionar nada, el azabache empezó a explicar todo, desde su encuentro con el pequeño Nidoran, la aparición del Team Rocket, como estuvo a punto de ser calcinado por un Envite ígneo, y como fue salvado por Paul. Además de explicar el evento del Meteorito lunar y su encuentro con el guardia.
La habitación queda en silencio por unos minutos, mientras que Oak pensaba la situación actual de Ash, Delia miraba los restos de la ropa de su hijo quemada, mientras que este último estaba jugando con sus Pokémon. "Primero te encuentras con el Team Rocket, y ahora me dices que te enfrentaste al guardián regional de Kanto, y solo llevas un mes de viaje". Con una mirada escéptica miro al joven quine se encogió en su posición.
"Pues si lo dices de esa manera, sí que me han pasado cosas en este mes". Murmuro por lo bajo, pero lo suficientemente audible para que Oak suspirase.
"Eres un caso de los que no tienen final Ash, y en este punto te pediría que dejases tu carrera como entrenador". Comento, dejando paralizado a Ash y a una estupefacta Delia, quien por la impresión dejo caer la ropa.
"P-p-pe-pe-pero que estás diciendo Samuel, también estoy preocupada por todo esto, pero no crees que esto es un poco extremista".
"No entiendes la gravedad del asunto Delia, el Team Rocket es una de las mafias más grande que hay en las regiones, y Ash se ha enfrentado a un recluta, la cabeza de tu hijo puede estar en peligro, y por si fuera poco confronto a un guardián, eso es tan peligroso como un legendario y Ash todavía está vivo, eso es lo que más me trastorna, ¡lo dejo vivir Delia!, cuando un guardián apareces, se encarga de destruir su objetivo y se marcha, si lo dejo vivir es muy probable que se encuentre con el otra vez, o quizás con otro guardián". Termino Oak, viendo como el cabello de Ash estaba ensombrecido su mirar y temblaba. "Maldición, estoy muy viejo para esto". Murmuro con la mano en su cara.
Acercándose al joven, coloco su mano en el hombro asiendo que lo mirase. "Ash... sabes que solo querido lo mejor para ti, al igual que tu madre, eres como un segundo nieto y me preocupas muchacho". Pausó, pensado sus siguientes palabras. "Sé que lo que te dije, fue duro y más teniendo en cuenta que estas ayudando a otros profesores con una investigación importante, pero te recomiendo que dejes esto". Sentencio el profesor Oak, quien lentamente dejaba ver una pequeña sonrisa en su rostro. "O te haces lo suficientemente fuerte para vencer a cada Pokémon, es tu elección".
Con las propuestas en la mesa, Ash miro a su madre, quien con una pequeña sonrisa y un beso en la mejilla le asintió.
Con su resolución hecha, se acomodó su gorra, mientras se paraba y Froakie tomaba posición en su hombro. "Lo que se sabe no se pregunta profesor Oak". Una sonora carcajada fue la respuesta que le dio Oak.
"Si esa es tu elección te ayudare en todo lo que pueda, ¿tienes pensado enfrentar el gimnasio Cerulean no?".
"Esa es la idea profesor". Comento animadamente.
"Pues eso tendrá que esperar, el ahora mismo todas las autoridades están tratando de resolver el incidente de hace unas horas, así que te recomiendo que mejor entrenes y te prepares para mañana". Un asentimiento fue todo lo que respondió el azabache.
Así los adultos se retiraron, dejando a Ash solo con los Pokémon y sus pensamientos. Los cuales no duraron mucho al escuchar el rugir de su estómago. "Creo que me vendría bien comer algo". Así con sus cosas guardadas y los Pokémon en sus pokeball, Ash se dirijo en busca de algo de comer.
Enfrente estaba su siguiente reto, el gimnasio de tipo agua. El sol apenas había salido, y Ash ya se encontraba preparado para ganar el día de hoy. Sin más entro, encontrándose con una gran alberca con algunas plataformas en ella. "¿Hola, hay alguien?". Mirando para todos lados sin encontrar a nadie. "Supongo que no hay nadie...". Suspirando, Ash dio media vuelta con la intención de abandonar el lugar, quizás fue muy temprano y tendría que venir más tarde.
"Argh, que fastidio...". Los pasos resonaban en el pasillo, haciendo que Ash se girase.
"A quien se le ocurre venir a las 7 de la mañana..." los pasos aumentaban de intensidad y cada vez eran más cerca.
"Tenemos que cambiar el horario de apertura, porque si no tengo mis 10 horas de sueño de belleza y reparador, hoy volaran cabezas..." Nervioso por el último comentario, pudo observar como un trió de mujeres aparecía.
Ash solo podía quedar boquiabierto por la belleza que deslumbraban, y no era para menos, las mujeres presentes vestían unos bikinis que no dejaban mucho a la imaginación y acompañado de su gracia natural y cabellera distintiva, era normal que sean una de las mujeres con más fanático de la región de Kanto. Y por qué hacen tantos espectáculos y son tan exitosos.
"¿Quién eres y que quieres?". Sin darse cuenta cuando quedaron frente a frente, Ash se recompuso y pudo observar a la mujer que tenía un cierto tono de fastidio y enojo. De piel clara, ojos marrones, cabello largo de color fucsia llegando un poco más debajo de los hombros, vestía un bikini amarillo con un listón azul en el centro, además de un ceño fruncido que asustaría a cualquiera.
"Soy Ash Ketchum, y vengo por una batalla de gimnasio señorita". Quizás en el pasado, la hubiera tratado de señora, pero Ash descubrió a temprana edad que no es bueno hacerle eso a una mujer. Amenos que quieras sufrir su furia.
"Conque a una batalla ¿eh?". Preguntando serenamente, Ash miro a la mujer a la cara. De piel clara y ojos marrones, tenía una cabellera azul brillante que llegaba a la altura de sus senos, vestía con un bikini verde agua. Ash solo asintió en confirmación.
"Ya veo, y supongo que venir a las 7 de la mañana es un ¡BUENA IDEA ¡¿NO?!". Encogiéndose en su lugar, miro a la mujer que acababa de desatar su furia frente él. De piel clara y a diferencias de las otras, un color de ojos verdes, tiene un cabello rubio largo y ondulado, todo esto era acompañado por un bikini rojo y una flor en su cabello. Suspirando, paso sus dedos por el puente de su nariz. "¿Qué te hizo pensar que esto fue una buena idea... ¿Ash no?".
"Pues mi intención era venir ayer para la batalla, pero me entere de que estaban ayudando con el incidente en la playa... así que preferí no molestarlas ya que supuse que estarían cansadas". Expectante, Ash espero a que dejaras de hablar entre ellas.
Terminando su charla, el trio se giró y encaro al azabache. "Bueno, supongo que no es bueno dejar a las entrenadores esperar más de lo necesario para un encuentro". Con una sonrisa, la rubia hablo, siendo acompañada por un asentimiento de las otras dos. "Pero supongo que debemos presentarnos correctamente, mi nombre es Daisy".
"El mío es Lily". Se presentó la peli roja.
"Y yo soy Violet". Continúo la peli azul.
"Somos las hermanas Waterflower" Termino de presen tentarse el trio de hermanas al azabache.
"Bien Ash, con quien quieres tener tu batalla, ¿con Violet, Lily o conmigo?". Daisy presento, mientras que se acomodaban a los extremos de cada de la alberca.
Pensando sus opciones por unos segundos, recordó a aquel Dragonite. "Me gustaría enfrentarme a las tres". Declaro con una sonrisa, y dejando a las hermanas extrañadas por la dicho. Viendo esto Ash se rasco la mejilla algo avergonzado. "¿Supongo que no se puede verdad?". Pregunto algo desilusionado.
Negando con la cabeza, la peli roja miro al entrenador. "No es que no se pueda Ash, es que nunca nos habían pedido algo como esto la verdad".
"Si, en nuestro tiempo como líderes, nunca tuvimos una solicitud tan... ¿rara?". Secundo la peli azul a su hermana, mientras que la rubia solo se quedaba pensando lo dicho por unos segundos más.
"Ash". La rubia hablo, captando la atención del azabache. "¿Cuántos Pokémon tienes ahora contigo?".
"Solo tengo a 3, ¿Por qué la pregunta?". Una sonrisa se formó en la cara de la rubia, mientras que se giraba y comentaba la idea a sus hermanas.
"Mira Ash, por lo general, el entrenador que desafía este gimnasio, tiene una batalla 2 contra 3 a favor del retador, y tiene el encuentro con alguna de nosotras". Lily comento, mirando al azabache.
"Pero Daisy aquí, se le ocurrió una idea que cree que te va a gustar". Violet hablo, mientras que apoyaba una mano a su cadera.
"tienes tres Pokémon, y nosotras somos tres, así que por ti y solo por ti, haremos una excepción y tendrás un tres contra tres". Una gran sonrisa adorno los rasgos de Ash. "Te explico cómo será todo, tendrás una batalla con cada una de nosotras, pero con la diferencias de que solo usaremos un Pokémon cada una, mientras que tú puedes intercambiarlos en medio del combate, y solo te podrás enfrentar a la otra cuando una de nosotras sea derrotada, y así sucesivamente". Asintiendo con vigor renovado, el trio solo sonrió mientras que Lily sacaba un dispositivo de su pecho y apretaba un botón rojo.
Las plataformas empezaban a moverse, mientras que en unos de los lados salía una plataforma con el réferi del encuentro. La alberca se expandió, mientras que las plataformas se dispersaban más en el agua. Al final el campo se duplico de tamaña, mientras que más plataformas aparecieron en el agua.
"Que te parece, ¿genial no?, este es nuestro campo personalizado para una mejor batalla, y claro, que nuestros Pokémon sean las estrellas del show". Giñando el ojo, Lily explico sobre el nuevo escenario.
"Muy bien, esta será una batalla de gimnasio entre el retador Ash y las hermanas Waterflower por la medalla cascada, será un tres contra tres co intercambios solo para el retador, ¡COMIENCEN!". Dando un paso al frente, Violet cogió una pokeball, mientras que sus hermanas se quedaban atrás de ella.
"Espero que este preparado Ash, porque no tendremos piedad". Besando la pokeball, la lanza a la plataforma más cercana a su posición. "Vamos Poliwhirl". Redondo y de color azul, con guantes en las manos y parado en dos piernas, tiene una espiral negra en el centro de su estómago la cual esta encima de una macha circular blanca además de tener dos ojos redondos y saltones con un iris blanco y esclerótica negra. "Demuestra tu poder Poliwhirl".
"¡POLIIII!". Soltando un fuerte grito, golpeo su estómago como si de un tambor se tratase. Sacando su PokéDex, apunto al Pokémon para su análisis.
[Poliwhirl, el Pokémon renacuajo. Sus músculos altamente desarrollados le permiten moverse eficazmente en tierra pero es mucho más ágil en el agua]
Tomando su pokeball, la activo y lanzo al escenario. "Nidoran yo te elijo".
"Nido nido". Dando un pequeño gruñido, el pequeño hizo acto de aparición.
"EL combate entre el Poliwhirl de Violet y el Nidoran del retador Ash da comienzo".
"Rayo burbujas". Sin esperar un segundo más, dio la orden a su Pokémon, quien de su espiral una ráfaga de burbujas salieron disparadas contra el Nidoran, quien sin esquivo el ataque sin muchos problemas. "Conque con esas, acércate y usa Doble bofetón".
Usando sus fuertes músculos desarrollados, Poliwhirl empezó a correr y saltar plataforma por plataforma, acercándose rápidamente a Nidoran. "Acércate y contrarresta con Doble patada". Asintiendo a su entrenador, Nidoran corrió en dirección del renacuajo, y dando un salto acorto la distancia, mientras que sus respectivas extremidades empezaban a brillar.
Bofetadas y patadas colisionaban entre sí, logrando bloquearse y anularse entre sí, haciendo que ninguno salga dañado, pero Nidoran se empezaría a cansar si esto continuara, la diferencia de altura Asia que Nidoran tuviese que saltar para contrarrestar con patadas, y aunque ocupase las cuatro extremidades, los fuertes brazos de Poliwhirl le asían retumbar por dentro. No por nada una de sus evoluciones finales era de tipo agua y lucha, sacándole un gran provecho a sus fuertes brazos más desarrollados.
"Usa Doble patada una vez más y finalízalo con Cola férrea". Bajo la atenta mirada atónita de una peli azul, pego otro salto, sus patas se iluminaron en un blanco resplandor, aterrizo con sus patas delanteras sobre sus puños, golpeándolas y asiendo que estas se desvíen, aprovechando esto, dio un giro y se concentró en su espalda baja, siento como poco a poco una extremidad plateada iba creciendo, siendo estas dura como el acero, la aterrizo en la cabeza de Poliwhirl, estrellándolo contra el piso generando una cortina de polvo por el impacto.
Disipándose la cortina, se podía ver como el Pokémon renacuajo se encontraba de pie, pero con algunos rasguños notables. "¿Te encuentras bien Poliwhirl?". Preocupada, Violet pregunto, solo para recibir un asentimiento del. "Muy bien, vamos con todo, Tambor".
Golpeando su estómago percusiamente, mientras que un aura rojiza empezaba a rodearlo. Tambor es un ataque de tipo normal, con la caracterízate de dar un gran aumento en su fuerza física, pero con la desventaja de reducir su resistencia a la mitad, siendo más propenso a ser debilitado, pero también teniendo una gran facilidad para debilitar enemigos de unos golpes.
Dando una ligera sonrisa, Violet miro a su Pokémon, era una jugada arriesgada y lo sabía, pero también esto le daba una gran posibilidad de derrotar al Nidoran, quien era más fuerte de lo que dejaba ver. "¡Megapuño!". Como su nombre sugería, era un puñetazo con toda la fuerza posible del Pokémon, un fuerte ataque de tipo normal, que aprendió hace algún tiempo de unos karatecas cerca de la ciudad, esto era lo que necesitaba para derrotar al Nidoran de un golpe, aunque, siempre estaba el plan B.
"POLI WHIRRLL". Con un fuerte y gutural grito, cargo contra el Nidoran con su puño recogido, preparado para acertar un fuerte y contundente golpe que lo dejaría viendo estrellas por el resto del día.
Estaba en un aprieto y él lo sabía, su Pokémon lo sabía, y en respectiva todos en el lugar lo sabían. La combinación de Tambor con Megapuño, aunque arriesgada era un combo que fácilmente podría dejar fuera de combate a varios Pokémon. Nidoran era rápido, no tenía duda de ello, pero a la velocidad que el Poliwhirl de Violet se acercaba, tenía pocas posibilidades. Cornada no haría mucho, aparte de ser un ataque que necesita entrar en contacto, y pasaba lo mismo con Picotazo, Ataque furia y Doble patada, eran buenos ataques, pero tenían que ser conectados cuerpo a cuerpo y la posibilidad de que el Megapuño lo atacara antes era bastante.
Luego estaba Cola férrea y Cola veneno, ataques que hace poco logro dominar, aunque sorprendió ligeramente con Cola férrea, al ser un movimiento huevo no era común que esta especie lo aprendiera debido al trabajo que conlleva hacer cruces entre especies y que estas salgan con lo deseado. Era una práctica no muy bien vista, pero muy útil a la larga, aunque con los criadores Pokémon hacían que esta práctica se ve con mejores ojos, ya que no solo se usan a los Pokémon como máquinas de crías hasta que tengas el desea y el resto se desecha, ahora esto era más monitoreado por varios especialista, tratando que el proceso sea mucho más rápido y menos grotesco, también haciendo que la estadía de los Pokémon sea la más grata posible y haciendo que todo el proceso de crianza sea lo más natural y menos forzado posible, tratando que el pedido del entrenador sea cumplido y los Pokémon no sean pasados a llevar en el proceso. También suelen entregar el resto de crías a jóvenes entrenadores, como ayuda en centro de recuperación, escuelas o enviado con los Rangers para su protección y conservación.
También estaba la posibilidad de que uno crie por cuenta propia, pero corrías el riesgo de estar en la cárcel, pudiendo pasar desde lo más ligero que serían unos 5 años, hasta pasar 30 o 50 años y hasta cadena perpetua. Las autoridades dejaron muy en claro que con la vida de ningún ser vivo se jugaba al condenar un gran grupo de por lo menos 30 personas a cadena perpetua. La única forma de cría es, usar unos de los establecimientos oficiales atravesó de la región o sacar una licencia de criador, la otra forma seria siendo ayudante de alguna entidad prestigiosa en el mundo, como los profesores Pokémon o siendo un pedido de la misma liga, pero todo esto monitoreado por criadores expertos, y si el trabajo fue el óptimo se le permitiría obtener una licencia provisional de criador.
Ahora el Poliwhirl se encontraba a pocos metros de Nidoran y las opciones se acaban, Cola veneno no sería de mucha ayuda, ni para escapar, era de una sustancia viscosa y solo lo suficientemente sólido como para que esta no se desparrame y cause un accidente. Tenía que esquivar, era su única opción de salir bien parado, pero necesitaba algo sólido que le diera el impulso necesario.
Algo que le diera un impulso.
Como si fuera una cola.
Una cola.
Cola.
Sonriendo vio como el Poliwhirl se encontraba preparada para el ataque. "Cola férrea al suelo ¡AHORA!". Sin pensarlo dos veces, y lo más importante sin querer ser estrellado contra el suelo, se concentró y creo un nuevo apéndice que rápidamente azoto contra el suelo, dándole el impulso necesario, que acompañado de un salto, le permitió elevarse sobre su contrincante, mientras veía como el puño se estrellaba contra el suelo, creando un cráter.
"Cola férrea una vez más". Usando su impulso anterior, dio un pequeño giro mientras que se preparaba para conectar su ataque final.
Violet solo podía ver como todo esto pasaba, no era idiota, había sido líder de gimnasio y lo más importante entrenadora por varios año y no necesitaba ser un erudito en el tema como para saber que ese ataque seria el fin de su Pokémon.
Era como una ecuación matemática, impulso, más fuerza, más gravedad, más objeto de metal contundente en la cabeza, más resistencia reducida, más azote contra el suelo, era igual a su Pokémon derrotado y con una visita al centro Pokémon, así que fuera lo que fuera era su derrota.
Pero eso no significaba que no podría darle ventaja a su hermana en la siguiente batalla.
"Danza lluvia". Con una ración rápida, Poliwhirl hizo aparecer nubes en el lugar, mientras que estas se empezaban a juntar, mientras que el ataque de su rival también terminaba por caer en contra suya.
"¡NIDO!". Con un fuerte grito, estrello su cola en el Poliwhirl, quien habiendo cumplido su alta orden se estrelló de cara el piso, debilitado.
"Poliwhirl no puede continuar, Nidoran es el ganador". Un rayo rojo atrajo al debilitado Pokémon de agua. Con una sonrisa y las gotas de lluvia cayendo, Violet se giró antes d dedicarle una última mirada al retador.
"Todo tuyo hermanita". Colocándose a un lado de la rubia, dedico unas palabras a su hermana de pelo fucsia, mientras que ella avanzaba al campo.
"No te preocupes, con este clima nuestro espectáculo será deslumbrante, y más con este amigo". Tomando su pokeball se posiciono frente a su rival, mirándolo fijamente. Se encontraba elogiando a su Pokémon, quien se encontraba jadeando pero aun así, una pequeña sonrisa se formaba en su rostro tras lo elogios de su entrenador.
Estaba orgulloso y mucho, era la primera batalla oficial de su más nuevo integrante y los resultados fueron más que gratos, el día de entrenamiento exhaustivo fue todo un éxito y el día de hoy se mostraron los resultados, aunque Nidoran no se encontraba en las mejores condicione y se veía muy cansado. "Nidoran, ¿quieres continuar?". Con preocupación en su voz, Ash exclamo, conocía bien a sus Pokémon y eran en su mayoría tan testarudos como el, siendo Grubbin la más sensata entre todos, algo con ser una hembra tendrá que ver, pero igualmente ella tiene un gran espíritu y ansias de ser más fuerte cada día. Así que sin querer ser menos, era muy probable que Nidoran se negara y quiera seguir la pelea.
Y tal como lo supuso paso, un solo asentimiento fue necesario para que Nidoran fijara su mirada en al frente y la sonrisa en el rostro de Ash se hiciera más grande. "Entonces cuento contigo Nidoran". El no sería quien le negaría ser más fuerte, su ambición era la suya, ser más fuertes, simple y llano.
Llegando a su posición, el árbitro miro a ambas partes, recibiendo un asentimiento de cada uno. "Bien la segunda rondo por la medalla cascas va a comenzar".
"Espero que este preparado, porque de aquí no me voy sin al menos derrotar a 2 de tus Pokémon Ashy". Sintiendo un escalofrió por el apodo cariñoso que usualmente usa su madre, Ash observo como Lily activaba su pokeball y se preparaba para lanzarla.
Por el clima uno se esperaría a un Pokémon con la habilidad Nado rápido, estando en la región de Kanto sus primeras opciones eran Psyduck, Golduck, Goldeen o Slaking, quizás a Qwilfsh o Mantine por lo cercano de ambas regiones, Jotho y Kanto eran, siendo que también compartían misma meseta para la liga. Así que cuando termino de lanzar la pokeball su reacción fue la esperada por Lily.
Hermoso.
No había otra forma de describirlo, con un atractivo visual deslumbrante y con esas aletas que asemejan a una mariposa, un pez con un patrón concéntrico de colores en aguamarina y azul grisáceo, se complementó perfectamente con unas aletas con forma de alas de mariposa, complementando con un par de delgadas aletas aguamarina en la parte inferior de su cuerpo, y cola de color azul grisáceo coronado con una mancha rosada al igual de sus ojos.
El Pokémon brillaba bajo la lluvia, haciendo que su contorno reflejara una luz neón suavemente luminosa, haciéndole honor a su nombre.
[Lumineon, el Pokémon Neón y la forma evolucionada de Finneon. De tipo agua. Vive en las profundidades marina. Atrae a sus presas con parpadeos del dibujo de sus cuatro aletas. Para que los depredadores no lo detecten, se arrastra por el fondo marino con las aletas del pecho]
Bajando la PokéDex, miro a su nuevo adversario, ahora entendía porque ella llevaba diciendo cosas del espectáculo, ese Pokémon era perfecto para los concursos y las exhibiciones Pokémon, aunque Ash no sabía mucho de esto, ya que no se trataba de batallas en toda regla, estaba informado sobre ellos por lo menos en lo básico, su madre siempre se pasaba viendo estos espectáculos en la tele, y tenía que admitir de las veces que se sentó a observar, que eran pocas, los ataques y combinaciones eran simplemente alucinantes, donde sin importar de donde vinieras y o si fueras hombre o mujer, exceptuando las exhibiciones que eran exclusivamente para chicas en busca de ser la reina de Kalos, aunque esos también aplica para cada región que tenga las exhibiciones, era otra forma de sacarle el máximo potencial a los Pokémon.
Claro, que las batallas siempre serán lo mejor del mundo y nadie le podrá decir lo contrario.
Solo su mamá.
"La batalla entre Lumineon y Nidoran da comienzo".
Con la señal dada, y las ideas planeadas, ocupo el clima a su favor. "Lumineon ocupa Escaldar". Acercándose rápidamente, gracias al aumento en su velocidad, pudo recorrer la alberca en menos tiempo, mientras que se concentraba en lanzar un potente chorro de agua hirviendo a quema ropa, buscando debilitar al Pokémon rival.
"Cola férrea al suelo". Buscando repetir la acción anterior, Nidoran se impulsó en el aire esquivando el ataque por poco. "Déjate caer en pica y usa Cornada". Su cuerno empezó a brillar, mientras que ajustando su trayectoria, empezó a caer en pica buscando acertar un fuerte golpe a su rival.
Aunque su interés siempre fueron más los espectáculos y concurso, Lily no era para nada una entrenadora débil, en su trayectoria como entrenadora y como líder, supo cuando su rival quería aprovecharse de una táctica que derribo al rival anterior, y era comprensible, ¿Por qué ocupar algo más, cuando lo anterior funciona? Eso no tenía sentido, pero en una batalla no es recomendable usar dos veces seguidas la misma táctica, y más cuando tu Pokémon no está en las mismas condiciones para realizarla.
"Usa Tonado y atráelo al agua". Así que decidió usar lo más práctico, Nidoran era ágil, y aunque no fuera un tipo volar ni un Pokémon con alas, tenía un manejo medianamente decente en el aire, pero con Tornado todo se iría al carajo.
Moviendo sus grandes aletas con fuerza y velocidad, género en pocos segundo un fuerte tornado que atrapo a Nidoran sin demora, y fue atraído al agua de la alberca donde empezar la segunda parte de su plan. Torbellino era la versión acuática del Tornado, con la diferencia que este primero podía deshacer los remolinos que el mar tenia, pero en esencia eran lo mismo, asique no fue sorpresa para ninguna de las hermanas ver el creciente torbellino en el agua cuando Nidoran termino en ella.
"Veo que lo tenía planeado desde el principio ¿no?". Violet pregunto a su rubia hermana.
"Se podría decir que si, cuando colocaste el clima la idea se llegó tan rápido como cuando busca las ofertas de ropas". Comento la rubia viendo el resultado de su hermana.
Torbellino, era un ataque que no te dejaba escapatoria y te dañaba a cada momento, tenías pocas formas de librarte de este tipo de ataques, con fuerza bruta o esperando que el ataque termine, y en este acaso Ash no tiene ninguno, Nidoran no tiene la fuerza necesaria ahora mismo como para escapar, y no podía esperar a que el cesase el ataque. Las ideas eran escasas y el tiempo no lo mejoraba para nada.
Sonreír era lo único que podía hacer Lily, tenía atrapado a su contrincante y nada le quitaría la victoria de sus labios, era simplemente asfixiante la sensación. No se lo diría a nadie, aunque tenía la sospechas que sus hermanas lo sabían, ella tenía tendencias medias sádicas, disfrutaba ver a sus rivales retorcerse en la angustia y desesperación del '¿Qué hacer?', varias veces le preguntaron porque no se hacía coordinadora, y la respuesta era simple, no le daba el mismo regocijo ni el éxtasis que una batalla podría. Se mordió el labio ligeramente mientras veía que lo planeaba Ashy.
"Bien Lumineon, termínalo con Cascada".
"Luuuuu miiii NEEONN". Con una gran velocidad, se hundió en las profundidades de la alberca, colocándose debajo de Nidoran, mientras que dejaba que el su anterior ataque terminase.
Vio cómo se hundió en el agua, y también como el torbellino se hacía cada vez más débil, y no necesitaba sumar dos y dos, Lumineon iba a atacar desde abajo y sacar volando a su Nidoran y debilitándolo en el proceso. Así que se arriesgó.
Era algo en lo que era bueno. Su madre decía que ser imprudente venia en su ADN, se lo que significara eso. "Nidoran prepárate, y concéntrate muy bien".
Estaba mareado, las vueltas le hacían sentir que en poco y nada su desayuno y cena saldrían de su sistema en cualquier momento, pero la voz de su entrenador hizo que se recompusiera ligeramente. "Sé que aún no la tienes dominaba, pero es lo único que podes hacer, así que confía en mi". Asintiendo, sintió como sus vueltas fueron cesando y pudo mantenerse a flote en el agua.
A una gran velocidad pudo ver como el Pokémon de agua emergía de las profundidades, así que eso tendría que ser en el momento justo. Espero unos segundo más y exclamo. "¡Cola veneno!". A diferencia de Cola férrea, mantener Cola veneno era más complicado, la viscosidad y la solidificación que tenía que tener era muy distinta, con Cola férrea era solo un apéndice metálico que no fue muy difícil de dominar luego de unos vídeos en la PokéDex y toda la práctica de ayer.
Pero aunque fuera de su tipo, el manejo que se necesitaba sobre su veneno era demasía, necesitaba varios segundos, a veces hasta minutos para generar algo que fuera cómodo para él, haga daño y no se disperse, pero trabajar bajo precio hizo que todo fuera más complicado, pero a la vez más fácil.
Hay veces que bajo presión uno puede trabajar mucho mejor, y esta vez fue la ocasión. De su espalda baja emergió una cola morada, con una membrana que mantenía todo un interior viscoso y sobre todo venenoso. Usando toda la fuerza que le quedaba, dio un pequeño vuelco y con el impulso golpeo un costado de Lumineon justo cuando sintió que su cuerpo se elevaba en el aire, un fuerte dolor adornaba su abdomen, y la oscuridad se apoderaba de su ser.
Dando un salto atrapo a su debilitado Pokémon, y miro con una sonrisa como el pequeño empezaba a roncar ligeramente, sin más saco su pokeball y lo devolvió a la misma, tenía una doble ración merecida de bayas como postre esta noche.
"Nidoran ya no puede continuar, Lumineon gana esta ronda". Aterrizando con gracia, y bajo l atenta mirada de todos, Lumineon agito sus aletas, mientras que la lluvia cesaba y su brillo adornaba una vez más el lugar.
Solo para que segundo después una mueca de dolor apareciera en su rostro, mientras que pequeñas burbujas moradas salían de su cuerpo, síntomas de que estaba envenenada, y que el ataque desesperado de Nidoran resulto. Ahora Ash sonreía, Lumineon resulto ser un fuerte rival, y que estuviera envenenada hacían más fáciles las cosas, solo tenía que saber jugar sus cartas, y tendría dos Pokémon en condiciones decentes para enfrentar a Daysi y hacerse con la medalla cascada.
Tomando su siguiente pokeball, giro su gorra para atrás, ahora esto era enserio. "Grubbin yo te elijo". De un destello apareció la fémina del equipo, dando ligeros golpes con sus tenazas, miro desafiante a su rival, quien envenenada, le devolvió la mirada.
Esto sería una batalla entre hembras, y no será algo bonito ni mucho menos delicado.
